La Francia colonial que nunca cambiará

Francia desfile militar
Koldo Durreit | Ibai Trebiño

En medio del caos y la confusión derivado de una crisis mundial sin precedentes en el último siglo, las estructuras político-económico-militares de los viejos estado-nación europeos vuelven a demostrar su carácter más reaccionario frente a los pueblos colonizados y por colonizar. Así, Francia, una de las principales fuerzas coloniales del pasado y el presente, se erige hoy como una las principales figuras coloniales a la que debemos prestar atención; En primer lugar, como potencial agresor de la República Bolivariana en la operación que se desarrolla en el Caribe Sur y en segundo lugar, en nuestra firme denuncia de Francia como fuerza colonialista criminal, no solo contra nuestro pueblo vasco, sino también contra sus colonias en el Caribe. 

Si la reciente declaración de intenciones de los médicos de la metrópoli -que abordaba la posibilidad de usar a personas de sus ex-colonias africanas como “cobayas” en experimentos- ha provocado una ola de indignación en parte de la opinión pública, no debemos olvidar las políticas que Francia esta llevando a cabo en las Antillas menores  -en los territorios de ultramar franceses de Martinica, Guadalupe y Guyana-: desatención médica, desabastecimiento, abandono institucional de la población y un largo etcétera, culminado por la aplicación de medidas excepcionales contra la población criolla de las islas. como la aplicación del “toque de queda”, medida que -avisan los expertos-, podría constituir un experimento social que más tarde podría ser aplicado en el resto territorio continental, incluida nuestra amada Euskal Herria, donde la aplicación de medidas excepcionales podrían suspender eventualmente algunas de las iniciativas construidas en los últimos años en el camino de construcción nacional, como por ejemplo la Mancomunidad de municipios vascos, un paso de gigante de nuestro pueblo en cuanto a territorialidad y en el camino del reconocimiento de la soberanía vasca en nuestras tierras del norte.   .

Volviendo al punto de la desatención de los habitantes de las colonias francesas, cabe destacar que ha sido la propia Cuba quien ha enviado -con autorización del ejecutivo francés- misiones médicas para paliar las consecuencias del Covid 19. Una ayuda que, además de resaltar el compromiso internacionalista de Cuba con los pueblos de la región, nos lleva a la  confirmación del abandono total con sus ciudadanos que rige la política expansionista de la metrópoli, y al mismo tiempo entra en contradicción directa con el repetitivo discurso del presidente Macron, que continuamente apela al “bienestar” francés y a la “ejemplar” sanidad francesa como un patrimonio del que los franceses deberían sentirse orgullosos. Sin duda, una retórica patriótica y jacobina que camufla las numerosas debilidades del régimen francés frente a la pandemia y la también la impopularidad de Emmanuel Macron, posiblemente el más impopular de los presidentes que haya visto la Republique francaise. 

Así, mientras las cifras de afectados por la pandemia de Covid 19 siguen aumentando de manera exponencial, los medios franceses siguen dándole más atención a las consecuencias económicas que se derivan de esta situación excepcional. Se hacen eco así de los estudios que la OMS adelanta sobre una más que probable caída de un tercio en los volúmenes de intercambio comercial mundial y los efectos que ello pudiese tener en la industria francesa. A los ya más de 6 millones de trabajadores que se encuentran en una situación de paro parcial como consecuencia de la pandemia. O se editorializa desde el prestigioso Le Monde sobre la posibilidad de aprovechar la crisis  sanitaria para disminuir la dependencia del petróleo y asegurar una soberanía energética para Europa en base al desarrollo de las energías renovables en unos momentos donde el mercado petrolero mundial se ha contraído como nunca en muchos años. Y también se hacen la pregunta en los medios franceses de cuándo será posible levantar el confinamiento impuesto por la emergencia sanitaria con el fin de volver a poner en marcha los procesos productivos no-esenciales.

Pese a toda esta visión economicista, la pandemia sigue su curso ascendente en el Estado francés a velocidad creciente. Ayer se anunciaba que el número de personas fallecidas sobrepasaba las 10,000, con 80,000 afectados y 30,000 pacientes hospitalizados, de los cuales unos 7,000 están ingresados en salas de reanimación. Unas cifras ya lo suficientemente graves como para aventurarse en este momento a predecir el fin del confinamiento. Hasta el punto que Jean François Delfraissy, presidente del Conseil Scientifique que aconseja a Emmanuel Macron  y  en quien el presidente ha delegado la gestión de la crisis, ha tenido que salir a puntualizar que no habrá fin del confinamiento hasta que los servicios de reanimación de los hospitales estén descongestionados y las medidas de control post pandemia totalmente operativas. Delfraissy  revela que las autoridades sanitarias estiman que existiría hoy entre la población del Estado francés una inmunidad al Covid 19 menor al 15%, lo que significa que existe un alto riesgo de reproducir la pandemia en el caso de que las medidas de levantar la cuarentena social se tomaran demasiado pronto. Con el fin de conocer los índices existentes de contagio, Delfraissy  asegura que se están practicando 30,000 test de diagnóstico diarios y que el objetivo es llegar a los 100,000 o 150,000 en 15 días.

El Estado francés no tomó a tiempo medidas preventivas contra la pandemia y hoy sufre las consecuencias de esa decisión igual que les sucede a todos sus vecinos europeos que además hasta el momento siguen sin ser capaces de ponerse de acuerdo en una política común tanto para enfrentar el reto sanitario como confrontar las consecuencias que se han de derivar. Pese a tener todos los precedentes de sus vecinos directos, Estado español e Italia, el gobierno francés reaccionó  de manera muy tardía (hoy los franceses apenas culminan su tercera semana de confinamiento) y la decisión se tomó también a medias. Se permitió que las personas pasearan en las calles de las grande urbes como Paris, que se hiciera deporte, no se suspendieron las actividades económicas no esenciales hasta que el efecto de la pandemia ya había causado estragos entre la población y  se celebró la primera vuelta de las elecciones municipales en contra de los criterios de los expertos sanitarios. Al decretarse el confinamiento  miles de personas abandonaron París sin que sea posible conocer su número ni su destino en otras partes de la República.  Asimismo, y tal como les ha sucedido a casi todos los países afectados, la escasez de material sanitario ha sido y  es un serio problema. Hasta el punto que el presidente Macron hizo un llamado a los médicos y centros veterinarios para que donaran a los hospitales los respiradores con los que contaran para paliar la escasez que sufrían los hospitales para atender a los enfermos mas graves.

En cuanto a Iparralde -las provincias vascas continentales bajo dominio francés- y siguiendo las políticas asimilacionistas que la metrópoli implementa en sus territorios colonizados, el Estado ha hecho gala una vez más de su jacobinismo y su centralismo y hasta este momento ha sido imposible conocer una cifra exacta o aproximada de los efectos del Covid 19 en la parte norte de Euskal Herria. Las únicas cifras que se conocen y que tienen relación con este territorio son las ofrecidas por las autoridades de la región Aquitania y del departamento de los Pirineos Atlánticos, donde administrativamente se engloba a Iparralde. Cifras que no son significativas por incluirse ahí grandes urbes como Burdeos y nunca se detalla el lugar de origen del afectado o fallecido. El único dato que se conoce y ello gracias a familiares de las víctimas, es que dos ciudadanos de Iparralde han fallecido hasta la fecha a causa del Covid 19.

Mientras, en Iparralde, al igual que ha sucedido a lo largo y ancho del conjunto de Euskal Herria, se han multiplicado las iniciativas solidarias que intentan paliar las consecuencias mas dramáticas en medio de la cuarentena que afecta a toda la población pero en especial a las personas con discapacidades, mayores o con niños a la hora de hacer las compras, surtirse de alimentos o medicinas. Asimismo, y con el objeto de hacer más llevadero el confinamiento numerosos artistas y celebridades de Iparralde están ayudando a amenizar el encierro mediante internet gracias a la aportación de sus saberes y artes. También muchos productores locales se han sumado a las iniciativas y venden sus productos del campo directamente a sus clientes en sus domicilios, contrarrestando así también la prohibición existente de celebrarse mercados populares. 

En contraposición a esta solidaridad, varias enfermeras del Hospital de Baiona han recibido amenazas por parte de algunos de sus vecinos que las han presionado para que no se acerquen a sus domicilios por temor a que portaran el virus. Una muestra de insolidaridad  con las personas que por su trabajo y dedicación más están dando para controlar la pandemia y que fue denunciada en carta pública por el alcalde de la capital labortana y Presidente de la Mancomunidad Única de Iparralde,  Jean René Etchegaray.
 

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