Deprecated: Array and string offset access syntax with curly braces is deprecated in /home/arriaran/public_html/vendor/typo3/phar-stream-wrapper/src/PharStreamWrapper.php on line 479 Iñaki Gil de San Vicente
http://pakitoarriaran.org/index.php/taxonomy/term/12
esGuerras y Fascismos
http://pakitoarriaran.org/index.php/articulos/guerras-y-fascismos
<span class="field field--name-title field--type-string field--label-hidden">Guerras y Fascismos</span>
<div class="field field--name-field-imagen-articulos field--type-image field--label-above">
<div class="field__label">Imagen</div> <div class="field__item"><img src="http://pakitoarriaran.org/sites/default/files/Articulos/I%C3%B1akiGildeS3.jpg" width="550" height="300" alt="Iñaki Gil de San Vicente" typeof="foaf:Image" />
</div> </div><span class="field field--name-uid field--type-entity-reference field--label-hidden"><span lang="" about="http://pakitoarriaran.org/user/37" typeof="schema:Person" property="schema:name" datatype="" xml:lang="">Zamora</span></span>
<span class="field field--name-created field--type-created field--label-hidden">Jue, 13/06/2024 - 11:11</span>
<div class="field field--name-field-autor-articulos field--type-string field--label-above">
<div class="field__label">Autor</div> <div class="field__item">Iñaki Gil de San Vicente</div> </div> <div class="clearfix text-formatted field field--name-body field--type-text-with-summary field--label-hidden field__item"><p><em>Nota: texto elaborado para el programa de <strong>Maestría de Estudios de Conflictos</strong>, de Caracas, Venezuela, desarrollando ideas debatidas en la charla-debate online del pasado 9 de mayo de 2024. </em></p>
<p>1.- <br />
Pensé en titular este artículo <em>Fascismos y guerras</em>, siguiendo el tópico burgués de que es el complejo formado por fascismos y extremas derechas el que provoca las guerras. En realidad, el título correcto debe ser el contrario: <em>Guerras y fascismos</em>. Son las contradicciones del capital las que van preparando y lanzando guerras injustas como última solución a sus crisis, lo que provoca en respuesta las guerras justas y defensivas de las clases y pueblos explotados. A la vez, pero en segundo lugar, esas contradicciones van impulsando ese gélido universo ultra reaccionario como complemento para reforzar las salidas militaristas y belicistas. Existe un continuo entre crisis capitalista, violencias y guerras, y fascismos en sus muchas expresiones, en el que sus tres componentes interactúan pero siempre bajo la dirección subterránea de las contradicciones del capital y de la lucha de clases. </p>
<p>Pero como veremos, este continuo está surcado por cambios significativos en la explotación capitalista: desde la subsunción formal a la subsunción real para terminar, por ahora, en la desregulación y pérdida de influencia de la relación salarial, lo que multiplica las sensaciones de inseguridad vital fácilmente manipulables por las fuerzas que manipulan los miedos y adecúan el irracionalismo. Las tres grandes épocas han condicionado de diversas maneras el desarrollo de las extremas derechas y del fascismo así como propuestas ideológicas para aplastar las luchas por el socialismo. En las tres etapas, las guerras han jugado funciones desencadenantes decisivas, cosa que las burguesías siempre han intentado camuflar o negar con diversas excusas. Les es imprescindible negar esta realidad, sobre todo desde finales del siglo XX cuando empezaron a emerger a la luz los efectos devastadores de los profundos cambios que se estaban dando desde el fracaso del neoliberalismo para asentar definitivamente el poder del imperialismo en el mundo, fracaso que ha exacerbado los efectos del retroceso de la forma-salario y consiguientemente del incremento de las formas de explotación. </p>
<p>Hasta la década de los ’80 del siglo pasado la propaganda burguesa occidental hizo creer a millones de personas que el nazifascismo y el militarismo japonés eran los únicos responsables de la IIGM, del mismo modo que el único responsable de la IGM fue un fanático nacionalista serbio al matar en un atentado en Sarajevo a un archiduque austríaco. Siendo cierto como desencadenante, se impedía el estudio de las causas socioeconómicas que las impulsaban fuera de la mirada inmediata. Negada la responsabilidad histórica del imperialismo en ambos conflictos, y una vez que la burguesía occidental se sintió con fuerzas suficientes para arremeter contra la URSS y contra la clase obrera que se orientaba al socialismo, se inició el llamado «revisionismo histórico», </p>
<p>Desde los ‘50 se comenzó a insistir en que los nazis fueron derrotados por EEUU y Gran Bretaña y no por la URSS que tuvo sólo un papel secundario cuando en realidad el Ejército Rojo había aplastado al 80% de los nazis, entre ellos sus mejores divisiones SS. También silenciaron el decisivo papel de China en la derrota del Japón, destrozando al 60% del ejército nipón. Luego, en la segunda mitad de los ‘80 empezó a decirse que la URSS pensaba invadir Alemania en 1941 obligando a Hitler a atacar primero, en suma, que la invasión de la URSS era defensiva. Desde que los gobiernos de Putin empezaron a distanciarse de Occidente y a mirar a Asia, se inició la guerra mediática, y alrededor de hace cuatro años la propaganda «democrática» recuperó el slogan franquista de que «Rusia es culpable». </p>
<p>Esa prensa, los partidos conservadores y el reformismo impide sistemáticamente que el proletariado tome conciencia de la ideología nazi-fascista y/o ultraconservadora del grueso de las unidades de la OTAN en una Ucrania corrupta hasta la médula, nido de mafias y tráfico de órganos; también impide que conozca cómo ese magma ideológico penetra en los ejércitos y policías de la UE y especialmente en sus estructuras de la frontera con Rusia. No sería raro que se hubiera empezado ya a relativizar la inhumana responsabilidad criminal de Japón en sus ataques a la URSS, Manchuria y China desde 1932 hasta concluir en el llamado «incidente del Puente Marco Polo» de julio de 1937 que fue la gota cualitativa que terminó desatando oficialmente la IIGM en Asia. </p>
<p>Hasta finales del siglo XX era aún rentable aunque cada vez menos el echar la culpa de las violencias y guerras al nazifascismo, a la extrema derecha y al imperialismo japonés; pero dejando aparte a las burguesías italianas, alemanas y japonesas, también a la española y a la portuguesa así como a las fuerzas colaboracionistas con los invasores, a los grandes empresarios, técnicos e intelectuales, a los militares no notoriamente criminales, al grueso de las iglesias cristianas, etc., por no hablar de jueces, fiscales, policías, militares y hasta mafias y criminales. <br />
Pero durante el cambio de siglo cada vez era más necesario buscarse un nuevo responsable de las violencias y guerras que empezaban a proliferar por el mundo. Había al menos cuatro razones que así lo aconsejaban: Una, todo indicaba que el capitalismo occidental encontraba cada vez más dificultades para abrir una nueva fase expansiva tras el claro agotamiento de la estrategia neoliberal. Dos, Rusia no se había rendido, China planeaba una intensa recuperación, la creación del G 20 no lograba reactivar la economía que en 2001 sufrió un bajón financiero impresionante anunciando la gran crisis de 2007, y por no extendernos, en respuesta se creó en 2010 el BRIC: Brasil, Rusia, India y China. Tres, aunque el imperialismo descuartizó Libia, otros muchos países se le resistían con cada vez más decisión. Y cuatro, desde 2013-2015 por poner una fecha, el imperialismo comprendió que difícilmente podía acortar la ventaja que le empezaba a tomar Eurasia, el BRIC y la multipolaridad en recursos básicos, economía, población, espacio, ejército, alianzas políticas y tecnociencia. </p>
<p>En estas nuevas condiciones, los fascismos y extremas derechas clásicas, han pasado de ser chivos expiatorios para lavar la cara a la brutalidad capitalista, echándoles la culpa de muchas cosas, para convertirlas en instrumentos muy importantes de la doctrina político-militar imperialista para contener y revertir su decadencia, tras una intensa adecuación a los tiempos nuevos. Llegados a este punto, tenemos que preguntarnos sobre qué fascismos y fuerzas ultra reaccionarias necesita ahora el poder imperialista, porque es sabido que el término fascismo tiene muchas caras y muchos contenidos, que es un término polémico con muchas acepciones, al igual que el de extrema derecha. Sin embargo, sí podemos reseñar varias constantes que se reiteran incluso desde mediados del siglo XIX por poner una fecha, antes de que se creara el partido fascista en noviembre de 1921 antes de que Mussolini se adhiriera a él. </p>
<p>Teniendo en cuenta la cortedad de este artículo, vamos a enumerar muy sintéticamente los más importantes. Uno y el fundamental, es su odio al movimiento revolucionario al que quieren destruir. Dos, su ataque a derechos democráticos elementales, aunque no sean revolucionarios. Tres, su adoración a un líder dictatorial, a la jerarquía y a la obediencia. Cuatro, su racismo y misoginia. Cinco, su irracionalidad, su negacionismo y desprecio del pensamiento crítico. Seis, su exaltación nacionalista y populista en defensa de sus clases dominantes. Siete, su rechazo de la historia en cuanto tal, no la pseudo historia de sus mitos. </p>
<p>Naturalmente, estas siete constantes y otras menores tienen profundas raíces en la historia de la lucha de clases y en especial en la de las estructuras psíquicas dominantes en las sociedades explotadoras. Si todo está en cambio, en movimiento e interactuando con las realidades circundantes, también sucede lo mismo con las constantes que acabamos de resumir, lo que hace inevitable que adquieran formas más o menos extremas según las circunstancias y también desarrollen o pierdan contenidos propios dependiendo de contextos específicos. Nos resulta extremadamente difícil hacer siquiera un pequeño repaso de este multifacético panorama, aunque pensamos que lo básico está ya expuesto en las siete constantes descritas, pero sí debemos intentar encuadrar las fases del capitalismo que más han determinado internamente la dialéctica entre guerras y fascismos, que no entre fascismos y guerra como hemos dicho al principio. </p>
<p>2.- <br />
La subsunción formal era el mecanismo disciplinario desarrollado por el capitalismo preindustrial y colonial para sojuzgar a la fuerza de trabajo, obligándole dentro de lo posible a que aceptase las formas de explotación asalariada dominantes entonces, entre los siglos XVI y XVIII en Gran Bretaña, cuando empezó a ser desplazada por la subsunción real. Entre los siglos XIII y XVI la forma-salario se fue imponiendo lenta y costosamente debido a las resistencias desesperadas de campesinos, artesanos y gremios, así como de sectores de la nobleza y de la Iglesia. Los primeros se negaban a perder sus medios de vida propia, sus campos y bosques comunales así como sus pagos en especies y en trabajo a los nobles y a la Iglesia, y los segundos a perder su tallercito o sus herramientas para trabajar no dependiendo de nadie. En los pueblos colonizados desde el siglo XV en adelante, las resistencias en defensa de los bienes comunes, etc., también son parte de los efectos generales de la subsunción formal. </p>
<p>Durante esta fase, las clases y pueblos explotados aún tenían la posibilidad de resistir al avance de la explotación asalariada porque, al disponer de recursos de subsistencia propios, desde huertas a talleres, pasando por bosques y tierras comunes y, en especial, con unas costumbres sociales de ayuda mutua, de préstamos con escasos intereses, con formas asistenciales en momento de carestía, etc. Es durante esta fase que surgen las primeras corrientes utópicas sociales, muchas de ellas a partir de las sociedades comunales no europeas, proponiendo alternativas que no tocan el problema crucial, el de la propiedad burguesa que va aplastando a las preburguesas propagando el individualismo metodológico burgués, las primeras versiones de sus DDHH etc. En esta fase, la lucha de clases llega a niveles muy duros en momentos pero es incapaz de elaborar un programa revolucionario. </p>
<p>Durante la subsunción formal la forma-valor no domina totalmente las relaciones sociales ni la lucha de clases porque las masas explotadas tienen todavía suficiente independencia material y moral como para mantener mucha o poca independencia socioeconómica, aunque históricamente decreciente hasta que es anulada por el triunfo irreversible de la forma-valor y del trabajo abstracto. Las máquinas aún no determinan la ley de la plusvalía ni las inversiones, por lo que la dominación capitalista no ha podido imponer definitivamente el fetichismo de la mercancía como piedra angular de dominación. </p>
<p>En los temas que nos interesan, las guerras, los fascismos y las extremas derechas, durante la subsunción formal las capacidades de resistencia de los pueblos, aunque decrecientes, dificultaban pese a todo la aparición definitiva de los ejércitos «nacionales burgueses» en el sentido masivo de las dos guerras mundiales del siglo XX. Las revoluciones burguesas del siglo XVII en los Países Bajos e Inglaterra, sí crearon embriones de «ejército nacional burgués» pero muy débiles aún, del mismo modo que a los ejércitos revolucionarios yanquis y franceses del finales del siglo XVIII les faltaba aún sufrir el impacto cualitativo de la industrialización. Mientras, estas dificultades militares ralentizaron la expansión colonial arrasadora hasta la primera mitad del siglo XIX. En el plano de las ideologías reaccionarias se produjo una contraofensiva dirigida en buena medida por las iglesias contra la «modernidad», el «libre pensamiento», el «enciclopedismo», etc., precisando algunos puntos que más tarde servirían para asentar ciertas bases de las siete características de las extremas derechas en del siglo XIX y de los fascismos desde 1921 en adelante. </p>
<p>3.- <br />
La subsunción real se desarrolla a partir de la industrialización capitalista cuando gracias a violencias tremendas dirigidas por el Estado burgués, las clases trabajadoras son arrancadas de sus entornos sociales, sometidas a la esclavitud asalariada en fábricas con máquinas de vapor. Las nuevas formas de lucha de clases contra la dictadura del salario causan pánico en la burguesía que, grosso modo expuesto, opta por dos vías de solución: la de la represión con el exterminio del ludismo en 1811-1816, y la de la parcial integración reformista con la ley de 1832. Desde entonces la dialéctica represión/reforma será decisiva para el capitalismo y muestra una de las aportaciones de la subsunción real del trabajo en el capital. Un análisis insuperado de este proceso nos lo ofreció Engels en 1845 con su obra <em>La situación de la clase obrera en Inglaterra</em>. </p>
<p>Las dos se dieron en Gran Bretaña porque era allí es donde se inició la fase de subsunción real mediante la marcha arrolladora de la ley del valor gracias a la industrialización. La clase trabajadora se convirtió en un tornillo más de la máquina capitalista, en todos los sentidos, también en el ideológico y moral de aceptar una parte de ella la explotación asalariada como algo inevitable e incluso bueno, que debe defenderse contra los mismos hermanos proletarios aunque aún no sean revolucionarios. Pero la dialéctica de unidad y lucha de contrarios también actúa dentro de la subsunción real, de modo que la revolución de 1848 mostró cómo se desarrollaban organizaciones reaccionarias con algunos contenidos que serían llamados fascistas, sobre todo tras las experiencias de los freikorps protonazis de 1918. Acordémonos del bonapartismo, del cesarismo, de la burocracia… </p>
<p>Una brillante descripción del avance del irracionalismo que cimenta a los fascismos y a las extremas derechas precisamente desde el comienzo de la subsunción real a finales del siglo XVIII hasta la revolución de 1848, la encontramos en el capto II de la imprescindible obra de G. Lukács <em>El asalto a la razón</em>. Pensamos que no es casualidad que componentes básicos del fascismo elemental, como el racismo, el socialdarwinismo, la eugenesia, etc., se desarrollara en EEUU una vez que la guerra civil de 1861-1865, la primera guerra verdaderamente industrial, abriera de par en par las puertas a las feroces ansias del capital yanqui por expandirse por el mundo, por maximizar la explotación de máquinas humanas desechables una vez agotada su rentabilidad productiva, a la vez que se apoderaban sin escrúpulos de territorios pertenecientes a otras naciones. </p>
<p>La primera Gran Depresión de 1873-1892 tuvo efectos decisivos sobre las formas de la subsunción real mantenida hasta entonces, siendo una de ellas el comienzo de la carrera por la posesión de las reservas en general y de las de crudo de petróleo en concreto, en la que no podemos extendernos ahora. Conviene recordar las palabras del 25º Presidente de los EEUU de 1897-1901, William Mac-Kinley: «Las Filipinas, lo mismo que Cuba y Puerto Rico, nos han sido confiadas por la Providencia. ¿Cómo iba a sustraerse el país a semejante deber…? Las Filipinas son nuestras para siempre. Inmediatamente detrás se encuentran los mercados ilimitados de China. Nosotros no renunciaremos ni a lo uno ni a lo otro.». En ese mismo año de 1897, Teodoro Roosevelt, que llegaría a ser el 26º Presidente de EEUU entre 1901-1909, dijo: «En estricta confidencia, agradecería casi cualquier guerra, pues creo que este país necesita una.». Y por no extendernos hasta lo casi infinito, un tercer ejemplo pero de 1899: EEUU y Gran Bretaña trocearon a Venezuela arrancándole la extensa zona del Esequibo. </p>
<p>Los ejemplos que hemos citado de entre los miles disponibles muestran cómo el expansionismo occidental tenía muy claro sus objetivos materiales, las guerras que necesitaba para lograrlos, y la ideología irracionalista que lo justificaría: la Providencia, el Destino, la Civilización, la Raza… Cada burguesía imperialista esclavizó mental y éticamente a su proletariado para que matara y muriera por esos «principios» En lo que nos interesa aquí, las guerras y los fascismos, la primera Gran Depresión tuvo un efecto directo: la IGM como supuesta solución definitiva a los males del mundo. </p>
<p>La alienación patriotera de las masas trabajadoras integradas en la lógica del capital gracias a la subsunción real, hizo que en la IGM se mataran entre sí millones de obreros para beneficio exclusivo de sus burguesías respectivas, como muy bien denunció la izquierda marxista escindida de la II Internacional. Pero para 1916 ya aparecieron los primeros síntomas de cansancio que saltaron en 1917 a una oleada revolucionaria desde finales de ese año: surgió la URSS y la Internacional Comunista que se extendió imparable por el mundo. La guerra industrial total, más abarcadora que la guerra civil yanqui, dio paso a la revolución proletaria dirigida internacionalmente desde 1919. </p>
<p>La devastación de la guerra azuzó la lucha de clases y de liberación antiimperialista de los pueblos, lo que volvió a provocar pánico en las burguesías, sobre todo en las débiles como la italiana, que temblorosa ante la ocupación proletaria de fábricas y de campos, dio el poder al fascismo que se asentó definitivamente en 1923, justo cuando Spengler publicaba su segunda versión de <em>La decadencia de Occidente</em> iniciada en 1918. Con un método reaccionario e idealista, Spengler sostenía que el capitalismo europeo estaba condenado al fracaso. Es por tanto comprensible la admiración del genocida Churchill, líder del «terrible terror inglés» según calificó un célebre historiador a la esencia británica, por el Duce italiano, por Mussolini.</p>
<p>La segunda Gran Depresión iniciada en 1929 llevó esta dinámica a grados extremos. Hitler, admirado por la monarquía británica, tomó el poder en 1933 habiendo avisado desde una década antes que su objetivo era destruir la URSS y germanizar el occidente de Asia, parecido al sueño yanqui de 1901 de americanizar China. Hitler admiraba también los incalificables métodos yanquis en el exterminio de las naciones indias y de control de la emigración. La IIGM fue, antes que nada, efecto de estas contradicciones explosivas internas al imperialismo y no de la locura histriónica nazifascista, como tampoco del suicida ataque nipón a EEUU en diciembre de 1941. </p>
<p>Como hemos dicho, fue el Ejército Rojo, ayudado por las guerrillas y partisanos comunistas, el que aplasto al nazismo, de la misma forma que fue China la que aplastó a Japón, aunque en ambos casos la fama se la quedase EEUU. Lo importante, para lo que nos interesa, es que el imperialismo comprendió que solo tenía tres alternativas desde 1944-1945: destruir la URSS y las revoluciones que surgían, integrar a las burguesías en el nuevo orden mundial keynesiano-militar y Taylor-fordista disciplinado tal cual podía existir entonces, y dominar el resto del mundo. </p>
<p>La dialéctica represión/reforma de principios del siglo XIX en Inglaterra fue adaptada a las condiciones de la mal llamada «guerra fría» desde 1945, que fue un conjunto de guerras «democráticas», «frías», tibias o calientes, dictaduras, contrarrevoluciones, militarismos y fascismos, en las que los Estados obedientes al imperialismo, golpearon en todos los países aún sometidos a la dictadura del capital. El engreído racismo eurocéntrico ha hecho creer a muchos que los llamados «treinta gloriosos», de 1945 a 1975, existieron en todo el mundo, lo cual es otra mentira. De hecho en la Europa occidental y en EEUU los «treinta gloriosos» estuvieron cuarteados por represiones internas y por el impulso de atrocidades externas contra las guerras antiimperialistas: la «democracia occidental» y sus DDHH abstractos no existirían sin esa sangre industrializada. </p>
<p>La dialéctica represión/reforma de la segunda posguerra llevó a la subsunción real a su grado de máxima eficacia para el imperialismo hasta mediados de los ’70, cuando uno a uno empezaron a desplomarse sus puntales, empezando por el de la alienación de masas en Occidente y por la eficacia del fetichismo de la mercancía como pilares irracionales del orden explotador. </p>
<p>4.- <br />
El agotamiento progresivo de la subsunción real había empezado a finales de la década de los ’60 al descender la tasa media de ganancia, aumentar la lucha de clases y de las guerras de liberación antiimperialista, encarecerse en extremo los precios de la energía y aumentar los gastos improductivos causados por la crisis socioecológica. La respuesta burguesa fue contundente: el golpe pinochetista de 1973 contra el Gobierno Popular de Chile, democráticamente elegido, inició la estrategia monetarista y político-militar correspondiente, monetarismo falsamente suavizado con el apodo de neoliberalismo. Uno de sus objetivos prioritarios era y sigue siendo el de imponer la precariedad e inseguridad vital, someter a la indefensión absoluta al proletariado destruyendo en lo posible la forma-salario también en su modalidad indirecta, diferida, social, etc. </p>
<p>La crisis de la subsunción real sólo puede ser resuelta superando sus causas arriba vistas, nunca retrocediendo a la subsunción formal porque, como hemos visto, esta mantenía poca o mucha autonomía social para resistir mal que bien al avance capitalista. Ahora hay que destruir cualquier forma de autonomía, de resistencia. La crisis se supera destruyendo la fuerza sociopolítica del proletariado, desestructurándolo como clase consciente-de-sí y para-sí, creando una masa amorfa, dispersa, incoherente, manipulable a placer por el capital, una masa que asesine y se deje matar en defensa de su burguesía. Si no se combate la precarización existencial, se expande el miedo por el futuro, la incertidumbre, la dependencia del gran líder: rasgos históricos del irracionalismo en su conjunto. </p>
<p>La precarización material y moral golpea a la pequeña burguesía, «clases medias», funcionarios, etc., con efectos más reaccionarios, graves y duraderos que los que causa sobre el proletariado. Expuesto rápidamente, estos sectores viven mucho más atomizados y desunidos por la competencia que le enfrenta a ellos mismos, a unos contra otros tanto en el mercado como en la producción, por lo que necesitan siempre la seguridad del orden estatal y social. Cuando el Estado se vuelca a favor de la gran burguesía en momentos de crisis, se sienten abandonados, traicionados por esa autoridad que antes adoraban y que ahora les echa al mismo fango de empobrecimiento y precarización en el que ya malvive el proletariado, clase a la que desprecian. </p>
<p>En términos generales, el debilitamiento de la forma-salario generalizada y el aumento de las explotaciones sumergidas, precarias, con pocos o nulos derechos e inseguras y con bajos sueldos, todo esto es un caldo de cultivo muy fértil para los diversos rechazos de la racionalidad, para el aumento del negacionismo y de las características básicas que unen en lo esencial a las extremas derechas y a los fascismos. No hace falta decir que el fanatismo militarista se nutre de todo ello, aunque a otros sectores los hunde en la más indiferente pasividad, que no deja de ser un colaboracionismo muy efectivo para el poder. Pero también algunos tienden a tomar conciencia y movilizarse: todo depende de la historia y presente de la lucha de clases y de la fuerza de la izquierda. </p>
<p>La salida a la tercera Gran Depresión iniciada en 2007 y agudizada desde 2018-2020 no es otra que la provocación de múltiples violencias reaccionarias, desde las psicológicas en la cotidianidad, hasta las guerras regionales y locales, pasando por las represiones de las luchas obreras y populares. La militarización directa de la economía o indirecta mediante la compra de armas en otros países aumentando el endeudamiento y la pobreza, necesita de una masiva legitimación reaccionaria que tiene un punto de apoyo muy efectivo en las sub-ideologías belicistas, racistas, patriarcales, etc., que crean un clima social a favor de un «Estado fuerte» que reinstaure el servicio militar obligatorio tanto para una guerra total como para la disciplinarización reaccionaria de la juventud. </p>
<p>La salida a la tercer Gran Depresión agudizada desde 2018-2020 no es otra que la provocación de múltiples violencias reaccionarias, desde las psicológicas en la cotidianidad, hasta las guerras regionales y locales, pasando por las represiones de las luchas obreras y populares. La militarización directa de la economía o indirecta mediante la compra de armas en otros países aumentando el endeudamiento y la pobreza, necesita de una masiva legitimación reaccionaria que tiene un punto de apoyo muy efectivo en las sub-ideologías belicistas, racistas, patriarcales, etc., muchas de las cuales tienen raíces preburguesas. Se genera así un clima social a favor de un «Estado fuerte» que reinstaure el servicio militar obligatorio tanto para una guerra total como para la disciplinarización imperialista de la juventud. </p>
<p>El imperialismo sabe perfectamente que Eurasia, los BRICs, la multipolaridad y otras formas de alianzas estatales, les van ganando terreno en todos los sentidos, sobre todo en el de la productividad del trabajo, el decisivo. Para recuperar la competitividad mundial y abrir una fase expansiva del imperialismo, el capital no tiene otra alternativa que la represión interna y la provocación de guerras externas. Ahora, en 2024, hay más conflictos y guerras locales y regionales simultáneas de diversas intensidades que en el pasado. Salvando las distancias, estamos en una situación casi tan crítica como en 1983 cuando la reina de Inglaterra gravó el discurso anunciando que había estallado la guerra nuclear contra la URSS, por no extendernos en los riesgos muy altos de guerra nuclear permanente contra la URSS desde 1945, o en Corea en 1953, cuando la crisis de los misiles en la Cuba de 1962, o en Oriente Medio en 1973, o en Vietnam en 1974… </p>
<p>En este contexto de «gran crisis» las extremas derechas y los fascismos han dado un paso adelante en su ideología básica. Veamos. Las clases dominantes siempre han usado la más salvaje brutalidad para derrotar y exterminar a las clases dominadas: son conocidas las matanzas practicadas en los antiguos imperios en Sumer, Mesopotamia, Egipto, China, India… Leer el Antiguo Testamento eriza la piel. Las atrocidades de Alejandro Magno rivalizaban con las de Julio César, ambos asesinos en masa. En la Edad Media las crueles «Cruzadas» dejaban ríos de sangre. ¿Y qué decir de las «venas abiertas» de Nuestramérica, África, Asia… bajo el colonialismo? El afamado Churchill, por ejemplo, desconocía la piedad. En la IIGM murieron de hambre centenares de miles de personas porque Alemania y Japón saqueaban toda la comida y los recursos de los países ocupados. Aprendiendo de Gengis Kan, la «pax americana» se asienta sobre montañas de cadáveres. Conocemos los efectos del Consenso de Washington de 1988 contra la felicidad y la salud de las poblaciones que sufren sus imposiciones. </p>
<p>Pues bien, de unos años a esta parte y bajo las presiones de la decadencia imperialista y de la tercera Gran Depresión agravada por el monetarismo y la precariedad vivencial, las extremas derechas y los fascismos han dado un paso adelante llevando al extremo, por ahora, la inhumanidad del maltusianismo y del social darwinismo más frío y metódico. Sabemos que la destrucción de fuerzas productivas es la salida a las crisis del capital. Recordemos cómo Kissinger cuantificó a grandes rasgos la población palestina «sobrante», del mismo modo que una gran corporación transnacional se deshace de miles de trabajadores sobrantes al introducir nuevas tecnologías. Recordemos cómo M. Albright dijo que valió la pena asesinar mediante hambre y enfermedad a 500.000 niños iraquíes, para asentar la «democracia» yanqui sobre las reservas de crudo del país. Recordemos los varios miles de venezolanos y venezolanas muertas por las sanciones internacionales decretadas por EEUU. </p>
<p>Pues bien, un repaso de las declaraciones y actos de Bolsonaro, Milei, Netanyahu, Abascal, Ayuso, y otros representantes del social darwinismo actual, nos muestra que dentro de los fascismos y de las derechas no tan extremas se avanza decididamente al menos en seis sendas: Una, negar en la práctica y en las declaraciones los mismos DDHH burgueses justificando y practicando la ley del más fuerte. Dos, liquidar todo humanismo basado en la ayuda mutua, en la solidaridad comunal y desarraigar definitivamente cualquier avance al socialismo. Tres, militarizar la sociedad lo antes posible para estar en condiciones de ganar las guerras actuales y las que el imperialismo está organizando para el futuro. Cuatro, destruir la cultura en sí, es decir, la forma de crear y administrar horizontalmente los valores de uso, imponiendo la dictadura de la tecnociencia militarizada. Cinco, fortalecer y extender la Internacional Fascista como arma del imperialismo. Y seis, negar la historia e imponer la irracionalidad y el mito. </p>
<p>Las guerras injustas necesitan mentiras que sostengan los fanatismos sumisos al amo, y el amo no es otro que la imagen del capital como un fetiche todopoderoso e impredecible, introyectada en la estructura psíquica. Los fascismos se van adecuando a las necesidades del capital y de sus guerras antihumanas, las refuerzan a golpes y con terror e incertidumbre para que la humanidad postrada adore al dólar, que es la codicia que mueve a Ares y a Marte, dioses grecorromanos de la guerra. </p>
<p class="text-align-right"><strong><em>IÑAKI GIL DE SAN VICENTE <br />
EUSKAL HERRIA 30 de mayo de 2024</em></strong></p>
</div>Thu, 13 Jun 2024 15:11:13 +0000Zamora2942 at http://pakitoarriaran.orgLenin, Estado y Guerra
http://pakitoarriaran.org/index.php/articulos/lenin-estado-y-guerra
<span class="field field--name-title field--type-string field--label-hidden">Lenin, Estado y Guerra</span>
<div class="field field--name-field-imagen-articulos field--type-image field--label-above">
<div class="field__label">Imagen</div> <div class="field__item"><img src="http://pakitoarriaran.org/sites/default/files/Articulos/I%C3%B1akiG.jpg" width="550" height="300" alt="Iñaki Gil de San Vicente" typeof="foaf:Image" />
</div> </div><span class="field field--name-uid field--type-entity-reference field--label-hidden"><span lang="" about="http://pakitoarriaran.org/user/37" typeof="schema:Person" property="schema:name" datatype="" xml:lang="">Zamora</span></span>
<span class="field field--name-created field--type-created field--label-hidden">Sáb, 01/06/2024 - 11:18</span>
<div class="field field--name-field-autor-articulos field--type-string field--label-above">
<div class="field__label">Autor</div> <div class="field__item">Iñaki Gil de San Vicente</div> </div> <div class="clearfix text-formatted field field--name-body field--type-text-with-summary field--label-hidden field__item"><p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><em><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Nota: El texto que aquí se ofrece tiene dos partes. La primera es un largo artículo sobre El Estado y la revolución, de Lenin, publicado en 2015 por la Editorial RED STAR PRESS (Roma), cuya dirección electrónica es (<a href="http://www.redstarpress.it/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">http://www.redstarpress.it/</a>), en colaboración con la red « Noi Saremo Tutto » (<a href="http://www.noisaremotutto.org/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">http://www.noisaremotutto.org/</a>) Para acceder al libro, hay que pasar por la página de la editorial. Fue reeditado por Euskal Herriko Komunistak ese mismo año en: </span></span></span></em></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><em><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="https://www.abertzalekomunista.net/es/biblioteca/marxistas-vascos/gil-de-san-vicente-inaki/1797-2015-lenin-y-estado" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">https://www.abertzalekomunista.net/es/biblioteca/marxistas-vascos/gil-de-san-vicente-inaki/1797-2015-lenin-y-estado</a> </span></span></span></em></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">De 2015 a 2024 la cuestión del Estado ha ido adquiriendo una actualidad muy superior a la de épocas anteriores, porque las contradicciones imperialistas han estallado tan virulentamente que sólo el fortalecimiento autoritario y hasta fascista del Estado burgués puede generar alguna posibilidad de salida de la peor crisis en la historia capitalista. Precisamente fue en los años de 2011 a 2015 cuando se cerró una fase en lo político-militar y se inició otra: de la guerra injusta contra Libia, Siria y otros pueblos en 2011 a la guerra justa de Rusia contra el ISIS en Siria, a petición del gobierno de este país. Sin extendernos en detalles, basta recordar que en ese 2015 Obama, pomposo Premio Nobel de la Paz, declaró a Venezuela un peligro para EEUU. Sin embargo, en las condiciones de la Italia de aquellos tiempos, había que analizar <i>El Estado y la revolución</i> desde y para los debates de entonces en las izquierdas italianas. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Sin embargo nueve años después, con la multiplicación de la brutalidad imperialista y además en el centenario de la muerte de Lenin, varios colectivos antiimperialistas han propuesto publicarlo de nuevo añadiendo al final unas Tesis la guerra. La razón es simple. Como se intenta explicar en el capto sexto del artículo, el marxismo es una «inacabable teoría abierta» que debe autocriticarse y enriquecerse permanentemente a la luz de la lucha de clases. Un marxismo «cerrado» es un marxismo muerto, antimarxista; si abrimos el marxismo de par en par a las contradicciones del capital tal cual se muestran en la actualidad, vemos que se fortalece cada vez la fusión del Estado como forma político-militar con el ascenso del capital financiero-especulativo de alto riesgo. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Si las guerras han acompañado siempre al capitalismo, desde hace unos años sus ejércitos están invadiendo la llamada «vida civil», militarizándola como nunca antes. Si siempre ha existido una conexión práctica entre las fuerzas policiales y las fuerzas militares dirigida por el Estado, ahora se fusionan las represiones policiales con las militares y viceversa. Si la ideología militarista burguesa siempre ha recurrido para justificar su existencia a la necesidad de reducir la incertidumbre que surge de la incontrolable irracionalidad del mercado capitalista, ahora esa justificación se refuerza no sólo por el incremento de esa incertidumbre por la crisis actual, sino también por el aumento de las resistencias antiimperialistas de cada vez más pueblos y Estados. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Es necesario por tanto añadir al final del artículo algunas ideas que provoquen reflexiones políticas sobre el militarismo pero fundamentalmente sobre la guerra imperialista que ahora está más presente que hace nueve años. Las treinta Tesis que se ofrecen después del artículo responden a la necesidad de enlazar las ideas sobre <i>El Estado y la revolución</i> presentadas en 2015 en aquella Italia, con las contradicciones profundas que han surgido abruptamente dirigidas a aplastar toda resistencia. Por ejemplo: entre el 31 de mayo y el 9 de junio van a celebrarse en Italia diversos encuentros sobre la tendencia al estallido de una tercera guerra mundial en el sentido clásico del término. Estos y otros encuentros sobre la imparable militarización del imperialismo deben tener siempre una de sus referencias básicas en Lenin. </span></span></span></p>
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="margin-left:34px; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">1. PRESENTACIÓN</span></span></span></p>
<p style="margin-left:34px; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">2. CUATRO EJEMPLOS SOBRE LA NECESIDAD DEL ESTADO </span></span></span></p>
<p style="margin-left:34px; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">3. EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL DESARME Y LA REPRESION </span></span></span></p>
<p style="margin-left:34px; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">4. FETICHISMO DE LA DEMOCRACIA Y DERECHO A LA REBELIÓN </span></span></span></p>
<p style="margin-left:34px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">5. SEIS FORMAS DE OCULTAR O NEGAR LA ESENCIA DEL ESTADO BURGUÉS</span></span></span></p>
<p style="margin-left:34px; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">6. LA INACABABLE TEORÍA ABIERTA MARXISTA SOBRE EL ESTADO</span></span></span></p>
<p style="margin-left:34px; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">7. DOBLE PODER, SOVIETISMO, BUROCRACIA Y ESTADO</span></span></span></p>
<p style="margin-left:34px; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">8. DIALÉCTICA Y EXTINCIÓN DE LA DEMOCRACIA Y DEL ESTADO</span></span></span></p>
<p style="margin-left:34px; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">9. PRIMERA FASE DEL COMUNISMO Y SEGUNDA FASE DEL COMUNISMO</span></span></span></p>
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">1. PRESENTACIÓN</span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">¿Por qué publicar en 2015 el libro de Lenin <i>El Estado y la revolución</i>, cuando Estados burgueses tan poderosos como el francés y el italiano, por citar sólo dos, han tenido que ceder muchas de sus prerrogativas soberanas a poderes transnacionales y supraestatales, a la burocracia de la Unión Europea, a Bruselas, a la Troika, a los clubs privados del gran capital financiero, a los cuarteles de la OTAN, a la Casa Blanca…? </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">En el Prefacio a la primera edición de <i>El Estado y la revolución</i>, Lenin da cuenta de los tremendos e insufribles costos que la guerra imperialista está causando a los pueblos, y denuncia cómo el oportunismo social-chovinista creció durante los decenios de desarrollo «relativamente pacífico» del capitalismo, aceptando y defendiendo los intereses de «sus» burguesías y de «sus» Estados. Por esto, «la lucha por arrancar a las masas trabajadoras de la influencia de la burguesía en general, y de la burguesía imperialista en particular, es imposible sin combatir los prejuicios oportunistas acerca del “Estado”»<a href="#_ftn1" name="_ftnref1" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref1"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[1]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Por tanto, la lucha teórica contra la ideología reformista y burguesa del Estado aparecía como una necesidad urgente en aquella época de crisis total. En realidad, conforme se desarrollaba el capitalismo en la segunda mitad del siglo XIX, se hacía más necesario estudiar qué era el Estado, y Engels y Marx se volcaron en ello en un esfuerzo común pero diferenciado. Dejando de lado las aportaciones de otros y otras revolucionarias, Lenin se vuelca con especial ahínco en la tarea a partir de 1914, llegando a la certera conclusión de que el mundo transita en esa época por una «cadena de revoluciones proletarias socialistas suscitadas por la guerra imperialista»<a href="#_ftn2" name="_ftnref2" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref2"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[2]</span></span></span></span></span></a>. Es en este contexto mundial en el que la teoría marxista del Estado da un significativo paso adelante que en cuestiones como la extinción de la democracia burguesa, del Estado y del derecho, llega a ser premonitorio, como veremos. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Casi un siglo después de la primera edición de la obra que comentamos ahora, en 2015, <i>El Estado y la revolución, </i>mantiene toda su fuerza teórica revolucionaria a la par que ha aumentado su actualidad en dos problemas cruciales: el del poder en cuanto tal, o sea, la democracia burguesa como envoltura de la dictadura de clase del capital y de su Estado frente al poder obrero y popular; y el del futuro del Estado, es decir, el problema de su autoextinción en la medida en que se avanza al comunismo. Durante muchos años estas cuestiones eran imposibles de plantear, pero la confluencia de crisis parciales desde mediados de la década de 1990 y su estallido sinérgico en una devastadora hecatombe<a href="#_ftn3" name="_ftnref3" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref3"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[3]</span></span></span></span></span></a> desde 2007, además de volver a presentar el marxismo como el único método capaz de explicar qué está ocurriendo, por qué ocurre y qué debemos hacer, también ha «desempolvado» a Lenin entero y en concreto <i>El Estado y la revolución</i> como se explicará. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">2. CUATRO EJEMPLOS SOBRE LA NECESIDAD DEL ESTADO</span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Antes de seguir, es conveniente dar la palabra a cuatro personas que en 1909, 1917, 1984 y 2010, plantean desde sus respectivas vivencias los mismos problemas que Lenin. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">La primera nos la ofrece M. Otto cuando nos informa sobre la hiper concentración del poder en la Europa de 1909, al repetirnos las palabras del todopoderoso empresario alemán W. Rathenau cuando dijo que «Trescientas personas, que se conocen muy bien entre sí, dirigen los destinos económicos del continente»<a href="#_ftn4" name="_ftnref4" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref4"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES-TRAD" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES-TRAD" xml:lang="ES-TRAD"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[4]</span></span></span></span></span></a>. W. Rathenau se refería al poder económico y si bien era cierto que entonces existían numerosas monarquías imperiales en Europa -Gran Bretaña, Alemania, Rusia, Holanda, Dinamarca, Estado español, Italia, Portugal…-, la realidad era que la rápida expansión imperialista de comienzos del siglo XX estaba liderada por dos monarquías y una república europea: Gran Bretaña, Alemania y Estado francés controlaban nada menos que el 44% del mercado mundial<a href="#_ftn5" name="_ftnref5" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref5"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[5]</span></span></span></span></span></a>, lo que nos da una idea bastante exacta de la fusión creciente e imparable del poder económico con el político y el militar, mediante la acción permanente del Estado burgués. Lenin, y los marxistas, llamarán a este gigantesco poder «capital financiero» que, como hemos visto, en 1909, estaba en manos de un grupito de trescientos europeos que se conocían muy bien entre ellos. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">La segunda aparece en la carta de un soldado ruso a su familia campesina escrita a final de verano de 1917: «Querido compadre, seguramente también allí han oído hablar de bolcheviques, de mencheviques, de social-revolucionarios. Bueno, compadre, le explicaré que son los bolcheviques. Los bolcheviques, compadre, somos nosotros, el proletariado más explotado, simplemente nosotros, los obreros y los campesinos más pobres. Éste es su programa: todo el poder hay que dárselo a los diputados obreros, campesinos y soldados; mandar a todos los burgueses al servicio militar; todas las fábricas y las tierras al pueblo. Así es que nosotros, nuestro pelotón, estamos por este programa»<a href="#_ftn6" name="_ftnref6" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref6"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[6]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">La tercera nos la adelantó en 1984 A. Scargill, uno de los principales dirigentes de la huelga de mineros británicos de ese año: «Necesitamos un gobierno tan fiel a los intereses de los trabajadores como el gobierno de M. Thatcher lo es con respecto a los intereses de la clase capitalista»<a href="#_ftn7" name="_ftnref7" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref7"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[7]</span></span></span></span></span></a>. Ahora sabemos que la ofensiva de M. Thatcher no fue el primer ataque neoliberal, porque antes se habían producido otros, aunque con el nombre de monetarismo, pero sí sabemos que fue el punto de no retorno de esta estrategia. Y la cuarta y última nos la da en 2010 R. Alegría, dirigente campesino hondureño, al decir escuetamente que: «Tenemos que tomar el poder para que nos dejen de joder»<a href="#_ftn8" name="_ftnref8" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref8"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[8]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Las cuatro opiniones son formalmente respuestas indirectas a la pregunta de por qué hay que editar <i>El Estado y la revolución</i> ya que en ningún momento hacen referencia a la cuestión del Estado y menos aún a Lenin. Sin embargo, en la realidad socioeconómica y política son directas, van a la esencia del problema porque la cuestión del Estado es la cuestión del poder. M. Lebowitz está en lo cierto cuando insiste en que «Marx comprendía que “la transferencia de las fuerzas organizadas de la sociedad, o sea, el poder estatal, de los capitalistas y los terratenientes a los productores” es necesaria; comprendía que no se puede cambiar el mundo sin tomar el poder»<a href="#_ftn9" name="_ftnref9" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref9"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[9]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Cuando los agricultores hondureños de 2010 y rusos de 1917, y los mineros británicos de 1984, plantean directamente la necesidad imperiosa de que el pueblo trabajador conquiste el poder político para defenderse del poder socioeconómico europeo que en 1909 estaba en manos de 300 grandes capitalistas, simplemente están diciendo con otras palabras que el Estado capitalista les aplasta, que no es posible comprender su situación sin analizar el papel del golpe militar en Honduras en 2009, la opresión del Estado zarista y la represión policial del Estado británico a las órdenes de los conservadores dirigidos por M. Thatcher. Y esto es así porque, como dice A. C. Dinerstein, el Estado es la «forma política del capital»<a href="#_ftn10" name="_ftnref10" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref10"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[10]</span></span></span></span></span></a>. Como sabemos, el capital es una relación social de explotación que sólo vive si explota cada vez más, lo que le exige disponer de instrumentos que agilicen esa explotación y la refuercen con la opresión y la dominación: la «forma política» de esos instrumentos es el Estado, ya que la política es la quintaesencia de la economía. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Poder, política y Estado, y organización, forman un concepto complejo y variable, operativo en el <i>¿Qué hacer? </i>de 1902 cuando Lenin insiste en que la revolución no es «un único acto»<a href="#_ftn11" name="_ftnref11" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref11"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[11]</span></span></span></span></span></a> sino un proceso muy largo en el que se producen acelerones y estancamientos, estallidos violentos y situaciones de calma, represiones y fases democrático-burguesas, durante su largo desarrollo. Más aún, la cuestión del poder y por tanto del Estado recorre todo el <i>¿Qué hacer?<a href="#_ftn12" name="_ftnref12" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref12"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><b><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[12]</span></span></span></b></span></span></a></i>, porque, en la medida en que Lenin aplicaba el método marxista, en esa medida, su pensamiento estaba siempre en movimiento: «…las posiciones de Lenin estaban en continuo movimiento, aunque eran fieles a una rigurosa lógica interna»<a href="#_ftn13" name="_ftnref13" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref13"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES-TRAD" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES-TRAD" xml:lang="ES-TRAD"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[13]</span></span></span></span></span></a>. J. Salem nos explica de manera directa la causa de esta cualidad dialéctica de Lenin: «La revolución es una guerra, y la política es, de manera general, comparable al arte militar»<a href="#_ftn14" name="_ftnref14" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref14"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES-TRAD" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES-TRAD" xml:lang="ES-TRAD"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[14]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Como veremos en su momento, los estudios de Lenin sobre el imperialismo, el Estado, la opresión nacional, la dialéctica materialista, la organización, etcétera, no rompen ni anulan su pensamiento anterior, sino que le fuerzan a dar un salto impresionante, salto que le lleva a analizar todos los problemas citados desde una perspectiva más concreta: la guerra de 1917 demuestra que la nueva y superior fase imperialista de capitalismo determina desde entonces absolutamente toda la realidad porque exacerba las contradicciones capitalistas hasta el extremo: la guerra social y política entre el capital y el trabajo se vuelve ya guerra militar con extrema facilidad, y el Estado burgués es el instrumento decisivo del capital para ganarla. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">3. EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL DESARME Y LA REPRESIÓN</span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Pero antes de continuar es necesario disponer de una suficiente base histórica que asiente la posterior evolución de los Estados y que encuadre la reflexión de Lenin sobre una constante que irá surgiendo una y otra vez: la dialéctica entre economía, política y Estado, es decir, burocracia y ejército como característica distintivas de éste. Ejército y burocracia son aparatos estatales, inaccesibles al control de las masas, pero también incontrolables por el reformismo y por el Parlamento. El monopolio de la violencia, el prohibir al pueblo explotado la tenencia y uso de armamento es una necesidad de todo poder explotador. Durante el larguísimo comunismo primitivo este problema fue desconocido. La división natural del trabajo en el comunismo primitivo entre edades y sexos ha vuelto a quedar demostrada por las más recientes investigaciones sobre las sociedades neandertales<a href="#_ftn15" name="_ftnref15" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref15"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES-TRAD" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES-TRAD" xml:lang="ES-TRAD"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[15]</span></span></span></span></span></a>, durante la formación de los protoestados neolíticos<a href="#_ftn16" name="_ftnref16" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref16"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES-TRAD" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES-TRAD" xml:lang="ES-TRAD"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[16]</span></span></span></span></span></a> la propiedad colectiva o privada del armamento fue adquiriendo importancia. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">La población explotable ha de estar indefensa, ha de carecer de medios de defensa, y debe desconocer cómo se usan las armas defensivas. La sumisión al poder armado de la mujer y de las poblaciones explotables en general, se explica entre otras razones por el hecho de que: </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">«La mayoría de las sociedades enseñan la técnica de las armas sólo a los hijos varones. Es fácil que el monopolio masculino de esas armas y la técnica para emplearlas condujera al dominio masculino sobre las mujeres, ya fuera por medio de la acción, ya por la amenaza de la fuerza. No se conoce ninguna cultura en la que se haya formado a las mujeres para ser tan belicosas y agresivas como los hombres, y en la mayoría de las culturas guerreras sólo se exige a los hombres que sean agresivos. Las mujeres son adiestradas para ser sumisas y obedientes a los varones»<a href="#_ftn17" name="_ftnref17" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref17"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES-TRAD" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES-TRAD" xml:lang="ES-TRAD"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[17]</span></span></span></span></span></a>.</span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">N. Sekunda explica que en la Antigüedad el concepto de pueblo libre iba unido al poder de dar instrucción militar organizada a su juventud, por lo que el ejército persa prohibía el aprendizaje del uso de las armas a los pueblos que sometía<a href="#_ftn18" name="_ftnref18" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref18"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES-TRAD" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES-TRAD" xml:lang="ES-TRAD"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[18]</span></span></span></span></span></a>. Un pueblo sin juventud armada no era un pueblo libre. Impedirle la posesión y aprendizaje del uso de armas a un pueblo oprimido era la mejor forma de mantenerlo en la pasividad acobardada y obediente. El desarme material y moral, psicológico, de las mujeres y de la juventud explotada fue así una de las fundamentales prioridades del Estado opresor. Simultáneamente, otra prioridad desde Sumer<a href="#_ftn19" name="_ftnref19" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref19"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES-TRAD" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES-TRAD" xml:lang="ES-TRAD"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[19]</span></span></span></span></span></a> era manejar estratégicamente la dialéctica entre las políticas económico-militares y diplomáticas; el desarrollo económico y cultural exigió métodos estatales de control, dominación y saqueo, por ejemplo en el Antiguo Egipto donde la extensión de la propiedad privada, la explotación económica y el control de los mercados, la centralización política, las campañas militares, etcétera, no podían hacerse sin una vigilancia coordinada desde el aparato estatal del Faraón que dominase las situaciones de «tensión o crisis de lealtades»<a href="#_ftn20" name="_ftnref20" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref20"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES-TRAD" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES-TRAD" xml:lang="ES-TRAD"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[20]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Según F. J. Presedo cabe pensar que en algún momento de la Dinastía III-VI, c. -2664 a -2181 se produjo «quizá por primera vez en la historia» algo parecido a una guerra civil entre fuerzas reaccionarias y fuerzas progresistas: «se destruyeron los archivos en una oleada de subversión social, que se manifiesta en el asalto de los de abajo a los puestos superiores»<a href="#_ftn21" name="_ftnref21" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref21"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[21]</span></span></span></span></span></a>, conflictividad social que está demostrado que reapareció en la Dinastía VII-VIII entre -2172 y -2160 con la abolición de la monarquía, asaltos y saqueos populares a las casas y propiedades de los ricos, con ejecuciones, etcétera<a href="#_ftn22" name="_ftnref22" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref22"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[22]</span></span></span></span></span></a>. Desde los siglos –VI y –V Pitágoras y Heráclito empezaron a teorizar sobre la necesidad de un poder estatal con la tesis de que el hombre tenía necesidad de un amo<a href="#_ftn23" name="_ftnref23" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref23"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[23]</span></span></span></span></span></a>. Tucídides nos ofrece una viva descripción del funcionamiento del Estado en la Grecia clásica, de la multiplicidad de medios diferentes para lograr un mismo fin, y del papel de lo que ahora se denomina «creación de la hegemonía» mediante la propaganda, pero sobre todo de la importancia decisiva del dinero que sostiene la guerra, en palabras de Pericles<a href="#_ftn24" name="_ftnref24" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref24"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[24]</span></span></span></span></span></a>. A. J. Domínguez resume así los métodos de Alejandro Magno: «La persuasión, el terror y la fuerza»<a href="#_ftn25" name="_ftnref25" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref25"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[25]</span></span></span></span></span></a>, y si a ello le sumamos el valor que daba a los referentes simbólicos como medios políticos, tal como indica A. Pérez<a href="#_ftn26" name="_ftnref26" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref26"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[26]</span></span></span></span></span></a>, disponemos de una práctica política concerniente al Estado en el siglo –IV que no tiene nada que aprender de Maquiavelo: persuasión, manipulación simbólica, fuerza y terror, o sea, el accionar del Estado. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Sobre esta decisiva cuestión del derecho del pueblo oprimido a la autodefensa violenta frente a la explotación, es muy significativo el que un investigador de la talla de M. I. Finley muestre que fueron las clases dominantes greco-romanas las que crearon la represión armada privada, organizada y pagada por ellos y no por el Estado<a href="#_ftn27" name="_ftnref27" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref27"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[27]</span></span></span></span></span></a>: la minoría propietaria de las fuerzas productivas tenía derecho a poseer fuerzas represivas privadas, pero la mayoría explotada tenía prohibido poseer armas. Y es más significativo aún que llegue a esta conclusión cuando analiza nada menos que el origen de la política. La represión durísima del movimiento báquico en el siglo –II confirma las tesis de M. I. Finley y muestra además la especial ferocidad patriarcal contra las mujeres participantes en ese movimiento social subversivo de la juventud trabajadora: «En cuanto a las mujeres implicadas en el asunto, fueron entregadas a sus propios parientes para que ellos mismos las hicieran ejecutar en sus propios domicilios y sin publicidad»<a href="#_ftn28" name="_ftnref28" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref28"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[28]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Como vemos, uno de los atributos del Estado es el monopolio de la violencia de la clase dominante. La inventiva de las clases y naciones explotadas para defenderse y conquistar sus derechos mediante el armamento ilegal, siempre ha sido sorprendente y muestra la capacidad del ingenio humano cuando necesita la libertad. En la Edad Media se mantuvo una dura pugna entre el poder religioso-estatal del feudalismo y el poder ilegal del pueblo: el primero prohibió en el Concilio de Letrán de 1139 que el pueblo usase la ballesta bajo pena de excomunión, y el segundo, el pueblo, además de desobedecer, perfeccionó la ballesta y también el arco largo<a href="#_ftn29" name="_ftnref29" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref29"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[29]</span></span></span></span></span></a> para luchar en sus sublevaciones con visos de victoria. Hay que saber que la ballesta era un «arma democrática», muy efectiva, barata, simple y fácil de construir. El historiador militar P. Young piensa que la bula papal contra la ballesta tenía como objetivo «impedir que se alterase el orden existente en la sociedad»<a href="#_ftn30" name="_ftnref30" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref30"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[30]</span></span></span></span></span></a> dado que las clases explotadas podían con ella derrotar fácilmente a los acorazados caballeros feudales, indefensos frente a la letal ballesta. Sin embargo, sí se permitía su uso a los ejércitos feudales y contra los infieles. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Avanzando en la historia de la interacción entre economía, Estado y guerra hasta llegar al momento en que se recupera definitivamente la economía mercantil, vemos que a finales del siglo XIII algunos Estados realizan grandes «envíos políticos de moneda»<a href="#_ftn31" name="_ftnref31" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref31"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[31]</span></span></span></span></span></a> para asegurar sus intereses económicos, políticos y militares en tierras lejanas. Luego, y: «Respondiendo a los síntomas de la crisis de la época, el Estado ya había comenzado en el siglo XVII a proteger el mercado interno contra la competencia extranjera por medio de altas barreras aduaneras, a apoyar al capital comercial en su lucha por los mercados exteriores y a veces también, sobre todo en el continente, a fomentar las manufacturas»<a href="#_ftn32" name="_ftnref32" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref32"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[32]</span></span></span></span></span></a>. Conforme se expandía el capitalismo, el Estado fue asumiendo deuda pública para ayudar a la burguesía en su tránsito del comercio a la industria: el caso más conocido es el de la industrialización británica apoyada en una ingente deuda estatal legitimada por el Parlamento londinense. La guerra era cada vez más costosa exigiendo al Estado un endeudamiento mayor<a href="#_ftn33" name="_ftnref33" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref33"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[33]</span></span></span></span></span></a>, lo que a su vez exigía una mayor centralización fiscal e impositiva, de modo que «todos los regímenes del siglo XVIII aspiraban a una estructura administrativa centralizada»<a href="#_ftn34" name="_ftnref34" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref34"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[34]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">D. Harvey describe la evolución del Estado burgués desde el siglo XVII en sus sucesivas formas de «Estado militar-fiscal», «Estado-finanzas» y «Estado-corporaciones»; sostiene que en esta evolución interactúan la «lógica territorial» y la «lógica capitalista», pero dominando la segunda sobre la primera, de modo que «el control del espacio, como dije antes, es siempre una forma crucial del poder social. Se puede ejercer por un grupo o clase social sobre otro o en forma imperialista, como poder de un pueblo sobre otro. Este poder es a la vez expansivo (el poder de hacer y de crear) y coercitivo (el poder de negar, impedir y, si es necesario, destruir). Pero su efecto es redistribuir la riqueza y reorientar los flujos de capital en beneficio de la potencia imperialista o hegemónica, a expensas de cualquier otra»<a href="#_ftn35" name="_ftnref35" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref35"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[35]</span></span></span></span></span></a>.</span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Redistribuir la riqueza y el beneficio a favor de la clase dominante es una doble tarea unida a la creciente centralización del Estado, y la represión es consustancial a este proceso. Las ideas económicas, políticas, filosóficas, etcétera, no se libraron nunca del control estatal directo e indirecto. La represión lanzada por la burguesía escocesa e inglesa a finales del siglo XVIII no golpeó sólo a quienes simpatizaban con la revolución francesa de 1789, sino también contra quienes estaban de acuerdo con las tímidas críticas de Smith al capitalismo en su obra <i>La riqueza de las naciones</i>. N. Davidson cita el ataque anónimo aparecido en la revista <i>Glasgow Courier</i> en 1793 contra la libertad de pensamiento, ataque que exigía «una purga de todos los profesores contaminados con opiniones republicanas»<a href="#_ftn36" name="_ftnref36" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref36"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[36]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Sigue explicando cómo el primer profesor del mundo en economía política, D. Stewart nombrado en 1793, fue advertido en 1794 por el Tribunal Supremo de que se retractase en su interpretación de Smith, cosa que el profesor amenazado hizo, quitando carga crítica y radical a la ya en sí muy tibia denuncia del capitalismo por parte de Smith. Stewart tuvo suerte porque su rendición intelectual ante la amenaza de una represión directa le salvó del destierro a Australia, desgracia terrible que sí cayó sobre Th. Muir, economista que no claudicó<a href="#_ftn37" name="_ftnref37" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref37"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[37]</span></span></span></span></span></a>. El miedo a la represión intelectual, que ese esencialmente política, más la ideología conservadora de los economistas oficiales, hizo que desde entonces se amputaran hasta las flojas críticas de Smith al capitalismo de su época. Y es que el Estado colonialista británico de aquella época había endurecido su violencia político-intelectual con respecto al del siglo XVII, cuando Cromwell aplastó al ala radical de su ejército. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">La represión de la corriente reformista de la economía clásica no era casual. Es conveniente saber que la ideología liberal, su individualismo, era y es desde sus orígenes, antes incluso del siglo XVIII, «un conjunto incoherente, ecléctico, de tesis económicas y políticas»<a href="#_ftn38" name="_ftnref38" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref38"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[38]</span></span></span></span></span></a>, lo que debilitaba en extremo su legitimación y aceptación entre las clases explotadas. El Estado debía compensar con su intervención diaria al menos las formas más escandalosas de pobreza, hambre y vagabundeo, en previsión de estallidos sociales y de bandolerismo, lo que le facilitaba avanzar en la imposición de lenguas, culturas y normas ético-morales que reforzasen el poder de una burguesía sobre otros pueblos diferentes, centralizando su Estado y aniquilando los derechos de otros pueblos y clases explotadas<a href="#_ftn39" name="_ftnref39" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref39"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[39]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">A comienzos del siglo XIX el liberalismo como ideología también tenía que ser reforzado por el Estado burgués para garantizar el orden capitalista: «los Estados liberales combinaron la legitimación del papel político de las clases medias (y por lo tanto a su vez recibieron legitimación de las mismas) con la represión interna del descontento de la clase trabajadora ante una <i>entente cordiale</i> entre ellos mismos para asegurar su dominio en el espacio geopolítico. Al principio eso pareció funcionar, pero era frágil, como lo demostraría la revolución europea de 1848»<a href="#_ftn40" name="_ftnref40" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref40"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[40]</span></span></span></span></span></a>. M. Macnair ha publicado un interesante texto sobre este mismo particular: </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">«En 1848-1849 el Estado británico aplastó el Chartismo con la represión, tal como se explica en <i>1848: el Estado británico y el movimiento chartista </i>(Cambridge 1990) de John Saville. Al mismo tiempo o un poco más tarde, las revoluciones de 1848 en Francia, Alemania y otros países, fueron derrotadas. Marx y Engels volvieron al exilio; la Liga Comunista, la organización basada en el <i>Manifiesto comunista</i>, se hundió políticamente. […] La Primera Internacional quebró porque fue perseguida después de la Comuna de París. Los proudhonistas en Francia, que constituían una parte substancial de ella, fueron aplastados con ejecuciones, el exilio y la prisión. Los líderes sindicalistas británicos se asustaron con la Comuna, pero la otra cara de la medalla fue la Ley de Reforma de 1867 y la Ley Sindical de 1871 que permitió a los partidos burgueses hacer ver que ellos podrían “hacer algo para la clase obrera”»<span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> <a href="#_ftn41" name="_ftnref41" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref41"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="color:#00000a">[41]</span></span></span></span></a></span></span>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Durante el siglo XIX «la ley y el orden» fue imponiéndose mediante la acción estatal, y aunque podemos establecer cuatro modelos regionales europeos en lo que toca a las formas diversas con las que los Estados -napoleónica, prusiana y austriaca, británica y zarista<a href="#_ftn42" name="_ftnref42" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref42"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[42]</span></span></span></span></span></a>- intentaban anclar la ley y el orden en lo más profundo de la psique de las poblaciones de sus territorios, siendo cierta esta diversidad, lo esencial es que durante ese siglo XIX a todos los Estados les cohesionaba e identificaba una cosa elemental: el temor a la revolución y la creación de policías políticas capaces de reprimirla y abortarla<a href="#_ftn43" name="_ftnref43" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref43"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[43]</span></span></span></span></span></a>. Sobre el papel de la represión policial, su eficacia y sus métodos entre finales del siglo XIX y 1927, V. Serge nos ha legado una investigación brillante<a href="#_ftn44" name="_ftnref44" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref44"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[44]</span></span></span></span></span></a>. Tras al Gran Crisis de 1929, la Segunda Guerra Mundial, la victoria aparente del keynesianismo sobre la escuela marginalista, y la legitimidad del socialismo, el Estado neoliberal posterior a la década de 1970 actúa para imponer y justificar la sumisa servidumbre humana a «las fuerzas impersonales del mercado» tal como lo explicitó impúdicamente von Hayek en 1944<a href="#_ftn45" name="_ftnref45" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref45"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[45]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">El intervencionismo estatal también se ha orientado, desde el Medievo hasta finales del siglo XX, a domeñar los «instintos violentos» de la juventud masculina, sus violencias cotidianas, sexuales, etcétera, poniéndolas al servicio de los intereses estatales<a href="#_ftn46" name="_ftnref46" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref46"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[46]</span></span></span></span></span></a>, de manera que cobra todo su sentido la tesis de P. P. Portinaro que define al Estado como «la máquina de la obediencia»<a href="#_ftn47" name="_ftnref47" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref47"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[47]</span></span></span></span></span></a>. Especial mención debemos hacer aquí del papel que juega el Estado patriarcal en la explotación de la mujer<a href="#_ftn48" name="_ftnref48" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref48"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[48]</span></span></span></span></span></a>, sobre todo desde que el imperialismo se ha lanzado a expropiar los últimos bienes colectivos, comunes, que siguen todavía en manos de los pueblos. S. Federici tiene razón al insistir que el militarismo capitalista destruye deliberadamente las bases de la vida de las mujeres multiplicando su explotación y miseria<a href="#_ftn49" name="_ftnref49" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref49"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[49]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">La explotación estato-patriarcal se extiende gracias al militarismo imperialista, lo que confirma la unidad entre liberación de la mujer y liberación nacional contra el Estado-racista como lo confirmó el genocidio guatemalteco<a href="#_ftn50" name="_ftnref50" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref50"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[50]</span></span></span></span></span></a>, extensible a todo el mundo. En realidad, la dialéctica entre la opresión nacional y la patriarco-burguesa responde a la misma lógica profunda del imperialismo, por mucho que el neoliberalismo intentara hacernos creer que la «libertad de mercado» resolvería definitivamente esos y otros «problemas». La superficialidad del posmodernismo insistió en que Lenin estaba definitivamente superado, sobre todo en sus conclusiones sobre el imperialismo, el Estado, la opresión nacional, etcétera, pero a finales del siglo XX sus tesis eran más reales y crudas que a comienzos del siglo ya que el capitalismo, «lejos de superar los enfrentamientos étnicos, religiosos o culturales […] los exacerba»<a href="#_ftn51" name="_ftnref51" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref51"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[51]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Teniendo esto en cuenta, podemos comprender que la ofensiva neoliberal no se ha impuesto sólo por la fuerza de la coerción económica inherente a la explotación capitalista, sino que, visto el proceso en su totalidad «son los Estados los que han construido el sistema neoliberal en el que vivimos»<a href="#_ftn52" name="_ftnref52" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref52"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[52]</span></span></span></span></span></a>, y «los Estados son los “autores” de la globalización capitalista»<a href="#_ftn53" name="_ftnref53" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref53"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[53]</span></span></span></span></span></a>. M. Husson sostiene que: </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">«La génesis de la financiarización resulta esclarecedora. Todo comienza en 1979, cuando el Banco de la Reserva Federal estadounidense aumentó brutalmente sus tasas de interés. Este resorte se acciona para modificar las relaciones de fuerzas sociales y mundiales. Uno de los efectos inmediatos fue sumir a gran número de los países del Sur en una crisis de la deuda profunda y duradera: de la noche a la mañana, o casi, las tasas de interés dieron un salto adelante que desequilibró la balanza de pagos en esos países […]. Se trataba, a fin de cuentas, de modificar a largo plazo las relaciones de fuerzas triangular entre empresarios, “rentistas” y asalariados»<a href="#_ftn54" name="_ftnref54" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref54"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[54]</span></span></span></span></span></a>.</span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Ahora bien, siendo fundamental el papel del Estado burgués para imponer el austericidio neoliberal, éste no hubiera sido posible sin el decisivo apoyo subterráneo de la forma más efectiva de dominación que tiene el capital: el fetichismo de la mercancía y su secreto<a href="#_ftn55" name="_ftnref55" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref55"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[55]</span></span></span></span></span></a>, que no podemos exponer aquí.</span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><i>El Estado y la revolución</i> fue escrito cuando la fase imperialista del capitalismo llevaba al paroxismo esa interacción permanente entre economía, guerra y política, convirtiendo al Estado burgués en el sistema que centraliza estratégicamente los múltiples subsistemas de explotación, opresión y dominación del capitalismo. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">4. FETICHISMO DE LA DEMOCRACIA Y DERECHO A LA REBELIÓN</span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">El fundamental logro del fetichismo es ocultar toda evidencia de la explotación asalariada y de la existencia del trabajo abstracto, y con ellas del Estado como máquina dictatorial. Además de invisibilizar la explotación que sufren las propias clases trabajadoras, también actúa para que las facciones burguesas más débiles se crean su propio mito del «Estado neutral»:</span></span></span></p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">«<span lang="ES" style="color:#333333" xml:lang="ES" xml:lang="ES">El Estado es aparentemente “<i>neutral”,</i> no sólo porque no interviene directamente en la extracción de plusvalía, sino además porque tiene que dejar y poner los medios jurídicos para que el modo de producción capitalista efectúe constantemente su proceso de expropiación dentro de las clases de propietarios, de la clase capitalista. La vinculación Estado-clase capitalista en su conjunto no puede darse, porque el Estado tiene como misión específica garantizar el proceso de apropiación-expropiación del capital, que supone la concentración y la tendencia a la monopolización del capital, y que exige necesariamente la liquidación de parte de la clase burguesa. Es por esto por lo que el Estado tiene que ser un ente objetivo, despersonalizado, simple reflejo de las leyes que presiden el desarrollo de la producción capitalista»<a href="#_ftn56" name="_ftnref56" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref56"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#333333">[56]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Un ente despersonalizado y objetivo que por su misma «neutralidad» garantiza el «libre juego de la democracia»: aparentemente, esto es el Estado. El fetichismo de la mercancía<a href="#_ftn57" name="_ftnref57" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref57"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[57]</span></span></span></span></span></a> logra que la esencia dictatorial y policíaco militar del Estado sólo puede ser plenamente perceptible para la gran mayoría de las clases explotadas en los periodos de crisis, cuando más insoportables son los golpes que el Estado burgués les asesta. Durante los períodos de «normalidad social» la democracia burguesa sumerge la esencia dictatorial y violenta del Estado bajo un diluvio de «derechos individuales» relativamente operativos en esa «normalidad social» garantizada por la «neutralidad» del Estado. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Las conexiones prácticas entre fetichismo y alienación refuerzan la invisibilidad del Estado y su apariencia de neutralidad. Dado que la alienación es <i>«el paso universal del valor de uso al valor de cambio</i>»<a href="#_ftn58" name="_ftnref58" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref58"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[58]</span></span></span></span></span></a> ocurre entonces que la alienación y el fetichismo son vitales para entender la «exterioridad» alienada que sufre el «ciudadano» con respecto al Estado, de manera que el primero ve al segundo como un poder externo omnipotente. Las corrientes marxistas, como la althusseriana en boca de N. Poulantzas, han negado o minimizado la necesidad del uso de conceptos como fetichismo y alienación, lo que ha facilitado la efectividad de sojuzgamiento del Estado burgués. En efecto, para este autor el «joven» Marx no desarrolla una teoría científica del Estado sino una interpretación filosófica basada en la alienación del hombre genérico mientras que la teoría surgirá en su fase «madura» cuando desarrolla los conceptos de modo de producción, clase social, lucha de clases, base y superestructura<a href="#_ftn59" name="_ftnref59" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref59"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[59]</span></span></span></span></span></a>.</span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Es significativo que N. Poulantzas rechace el concepto de alienación precisamente cuando intenta resolver el problema de la hegemonía burguesa, que arremeta contra el «voluntarismo de tipo lukacsiano»<a href="#_ftn60" name="_ftnref60" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref60"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[60]</span></span></span></span></span></a> cuando pretende resolver la cuestión de la dominación del Estado sobre las clases explotadas, y que enfrente totalmente el «subjetivismo» a la «ciencia» según el más estricto positivismo al hablar del choque entre «la perspectiva subjetivista del joven Marx […] y […] la perspectiva marxista científica, la problemática subjetivista es abandonada en beneficio de un sistema de relaciones objetivas entre estructuras y prácticas objetivas»<a href="#_ftn61" name="_ftnref61" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref61"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[61]</span></span></span></span></span></a>. El desprecio de la «subjetividad» y la sobrevaloración de la «ciencia» rompe la dialéctica de la totalidad concreta del Estado, lo que facilita la visión reformista teñida de izquierdismo verbal sobre la ineluctabilidad del socialismo, a la vez que impide ver el enorme poder sojuzgador del Estado, como lo demuestra R. Miliband en la eficacia de la multifacética máquina de legitimación capitalista y de su Estado<a href="#_ftn62" name="_ftnref62" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref62"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[62]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">A lo largo de su evolución Poulantzas va moviéndose hacia la tendencia reformista del «socialismo democrático», que requiere tiempo, paciencia y fe para creer que la burguesía cederá su propiedad y su Estado sin resistencia violenta, pacíficamente; y va alejándose de la tendencia revolucionaria, que acepta la necesidad de las reformas radicales y rupturistas pero advierte de que tarde o temprano llegará un momento en el que surja abiertamente la cuestión del poder armado de clase, lección histórica que muestra la necesidad de prepararse con antelación. García Linera sostiene que Lenin tenía razón sobre esta problemática crucial<a href="#_ftn63" name="_ftnref63" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref63"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[63]</span></span></span></span></span></a>, definiéndola erróneamente como «momento robesperiano» cuando es algo cualitativamente diferente. Dicho a grandes rasgos, la evolución de Poulantzas es coherente con la deriva general de una corriente política occidental atrapada conceptualmente en el universo cerrado de la II Internacional y del «marxismo ruso». </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">La destructiva crítica marxista de la democracia burguesa, se basa, en su dimensión cuantitativa, en la inhumana disparidad de poder entre la pequeña minoría de esas 300 personas de 1909, y una abrumadora mayoría, y, en la dimensión cualitativa, en la invisibilización del poder político-represivo real, cotidiano y diario mediante la sola presencia de la supuesta «libertad económica» del «ciudadano libre» que vota conscientemente, sin coacción ni manipulación alguna. Se basa sobre todo en el hecho de que en muchos casos el voto supuestamente libre no es la expresión consciente de relaciones de lucha social antagónica, sino que es la expresión fetichizada en papel de la relación costo-beneficio de la industria político-mediática, fetichizada en el voto, e hiper excitada y teledirigida mediante el marketing político-comercial que crea y manipula miedos, ansiedades, temores, frustraciones y deseos imposibles<a href="#_ftn64" name="_ftnref64" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref64"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[64]</span></span></span></span></span></a>, porque «cuanto más intenso sea el nivel de ansiedad de la audiencia, más absurda podrá ser la solución que se proponga al público»<a href="#_ftn65" name="_ftnref65" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref65"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[65]</span></span></span></span></span></a>.</span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Lenin es un crítico implacable de la democracia burguesa y de sus límites objetivos de clase desde el comienzo de su vida política, y en <i>El Estado y la revolución </i>insiste con nuevos argumentos de una actualidad pasmosa: «Pero esta democracia está siempre comprimida en el estrecho marco de la explotación capitalista y, por eso, es siempre, en esencia, democracia para la minoría, sólo para las clases poseedoras, sólo para los ricos»<a href="#_ftn66" name="_ftnref66" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref66"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[66]</span></span></span></span></span></a>. En las condiciones burguesas, las masas explotadas malviven en situaciones tales de agobio que pierden todo interés por «la política», por «la democracia», por lo que Lenin insiste en que «…en el curso corriente y pacífico de los acontecimientos, la mayoría de la población es alejada de toda participación en la vida político-social»<a href="#_ftn67" name="_ftnref67" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref67"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[67]</span></span></span></span></span></a>.</span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Esta crítica de Lenin, ya existente con anterioridad en el marxismo aunque con otras palabras, ha sido siempre confirmada. Conforme se ha acumulado la experiencia y se ha enriquecido la teoría revolucionaria que ha acuñado el muy potente concepto de la subordinación apática: «Cansancio, enfermedad y pérdida de la propia fuerza de decisión se suman, dando lugar a una condición de subordinación apática»<a href="#_ftn68" name="_ftnref68" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref68"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[68]</span></span></span></span></span></a>. Son innegables las responsabilidades del Estado en la multiplicación de las enfermedades, los cansancios, las apatías y las indiferencias personales hacia la política burguesa: debilitar la «fuerza de decisión» de la clase explotada, o sea, su conciencia política de clase es una necesidad para el buen funcionamiento de la democracia burguesa. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">En <i>El Estado y la revolución</i>, Lenin asume plenamente las tesis de Engels sobre cómo la democracia burguesa asegura de manera indirecta e invisible su dominación con dos métodos: la corrupción y la alianza entre el gobierno y la banca, de modo que «en la actualidad, el imperialismo y la dominación de los bancos “han desarrollado”, convirtiéndolos en un arte extraordinario, estos dos métodos de defender y hacer efectiva la omnipotencia de la riqueza en las repúblicas democráticas, sean cuales fueren»<a href="#_ftn69" name="_ftnref69" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref69"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[69]</span></span></span></span></span></a>. Y poco después: </span></span></span></p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">«La omnipotencia de la “riqueza” <i>es más segura</i> en las repúblicas democráticas también porque no depende de unos u otros defectos del mecanismo político ni de la mala envoltura política del capitalismo. La república democrática es la mejor envoltura política posible del capitalismo; y por eso el capital, al apoderarse […] de esa envoltura, la mejor de todas, cimienta su poder con tanta seguridad y firmeza que no le conmueve <i>ningún</i> cambio de personas, ni de instituciones ni de partidos dentro de la república democrática burguesa»<a href="#_ftn70" name="_ftnref70" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref70"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[70]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Porque la democracia burguesa logra ocultar el proceso real de la explotación, opresión y dominación, y porque absolutiza al máximo la abstracción de los derechos humanos burgueses para volverlos como armas contra los concretos derechos humanos socialistas, por esto mismo la minoría dominante debe impedir que el pueblo explotado conozca el decisivo papel del Estado capitalista en el drástico empeoramiento de su vida cotidiana. Los gobiernos pasan, las instituciones parlamentarias se reforman para debilitarlas, y los Estados son adaptados a las necesidades cada vez más duras de la cada día más difícil acumulación ampliada de capital, pero Lenin ya nos advirtió que pese a esos cambios «las formas de los Estados burgueses son extraordinariamente diversas, pero su esencia es la misma: todos esos Estados son, de una manera o de otra, pero, en última instancia, necesariamente, <i>una dictadura de la burguesía</i>»<a href="#_ftn71" name="_ftnref71" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref71"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[71]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Justo un año después del Mayo 68 francés, y cuando la oleada de protestas obreras y populares se expandía por casi todo el mundo, escribiendo sobre las relaciones entre reforma y represión, R. Miliband escribió que ante el aumento de las reivindicaciones radicales del pueblo, de sus presiones para conquistar más derechos: </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="margin-left:38px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">«…quienes manejan las palancas del poder se ven cada vez más en la necesidad de ir limando esos rasgos de la “democracia burguesa”, a través de los cuales se ejerce la presión popular. Es necesario reducir todavía más el poder de las instituciones representativas y aislar más efectivamente aun al ejecutivo respecto de ellas. Hay que suprimir la independencia de los sindicatos, y a los derechos sindicales, especialmente al derecho de huelga, se les debe rodear de inhibiciones nuevas y más constringentes. El Estado tiene que armarse con medios represivos más amplios y eficaces, debe procurar definir con mayor estrechez la esfera de la disensión y de la oposición “legítima” y meter miedo a quienes pretendan salirse de ella»<a href="#_ftn72" name="_ftnref72" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref72"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[72]</span></span></span></span></span></a>.</span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Estas palabras fueron escritas hace cuarenta y cinco años y parece que son de hoy mismo. ¿Cómo y para qué se aplica ahora la dictadura de la burguesía? Para imponer bien por el engaño y la mentira, bien por la alienación colaboracionista y pasiva, o bien por el miedo a la represión, varias medidas que no podemos explicar ahora en detalle, por lo que las resumimos en siete tareas que sintetizaremos al final con una brillante frase de Engels, para luego detenernos un instante en las posibles «contradicciones internas» de las fuerzas represivas. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"> La primera y fundamental se expresa en esta impactante pregunta de Lenin que va directa al núcleo de la democracia burguesa y de su Estado: «¿<i>Tiene armas la clase oprimida?</i>»<a href="#_ftn73" name="_ftnref73" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref73"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[73]</span></span></span></span></span></a>. Aquí debemos recordar lo visto al comienzo de esta presentación: la obsesión histórica de todo poder explotador por desarmar física y psicológicamente a las mujeres, a los pueblos y a las clases explotadas, a la juventud oprimida…, esta obsesión nace de un hecho, la historia muestra de que si bien son muy sofisticados y eficaces los métodos globales de control de masas que explican por qué no arden las calles<a href="#_ftn74" name="_ftnref74" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref74"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[74]</span></span></span></span></span></a>, aun así la realidad objetiva de la lucha de clases en cuento pequeñas reivindicaciones y grandes crisis<a href="#_ftn75" name="_ftnref75" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref75"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[75]</span></span></span></span></span></a>, tarde o temprano termina por actualizar la pregunta de Lenin. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Así, la segunda es la aceleración en el tiempo y en el espacio de la transformación de todo en simple mercancía, o sea la imposición absoluta y definitiva del valor de cambio de la vida y de la naturaleza. En realidad, la mercantilización de las necesidades vitales no sólo destruye los derechos sino también la democracia, y viceversa<a href="#_ftn76" name="_ftnref76" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref76"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[76]</span></span></span></span></span></a>.</span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"> La tercera es un requisito necesario para la anterior: </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">«la división interna de la clase obrera entre su población activa y su superpoblación es uno de los factores principales –e incluso el vector más importante- de la interiorización por parte de la clase obrera del poder del Estado tanto en sus formas represivas como en sus formas reguladoras, que lo que interioriza así más profundamente es la disyunción misma entre esas dos modalidades de ejercicio del poder por parte del Estado; que en todos esos aspectos, por último, la cuestión del ejército industrial de reserva o de las poblaciones “superfluas” toca el meollo de la dialéctica entre heteronomía y autonomía de la política de clase de las masas excluidas del control de los medios de producción, frente a la sociedad capitalista y su Estado»<a href="#_ftn77" name="_ftnref77" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref77"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[77]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">La cuarta, relacionada estrechamente con las anteriores pero que merece ser explicitada es una muy dura y masiva restricción de derechos sociales concretos y materiales que los pueblos han conquistado mediante la lucha de clases, o dicho más directamente, para imponer la total mercantilización: </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">«Desreglamentación, privatización, retroceso del intervencionismo y reducción de los programas sociales son las consignas en nombre de las cuales el capital ha emprendido su lucha para acabar con las conquistas sociales y democráticas de las organizaciones sindicales y populares (derechos democráticos a la salud, a la seguridad social, a la educación, etcétera) de las que se beneficia el conjunto de la población trabajadora, es decir, la aplastante mayoría de la población»<a href="#_ftn78" name="_ftnref78" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref78"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[78]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">La quinta, es una medida represiva que las burguesías han intentado siempre restablecer tras cada lucha obrera victoriosa, porque se trata de destruir el derecho de huelga: </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">«Este derecho democrático a la huelga concentra toda la carga conflictiva propia de la sociedad capitalista. Como otros derechos, la valoración que hacen de él los trabajadores y los capitalistas es antagónica. Para una parte, para los trabajadores, es un elemento de presión al que pueden recurrir en su lucha para mejorar sus condiciones laborales. Por otra parte, para los capitalistas, es una amenaza a su posición privilegiada que exige una ganancia suficiente. Pero hay algo más: la huelga muestra de la forma más clara que sin los trabajadores no hay nada, no hay vida. Por tanto, supone también una dimensión política e ideológica crucial al impulsar la concienciación de los trabajadores de su poder»<a href="#_ftn79" name="_ftnref79" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref79"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[79]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">La sexta, ha quedado definitivamente al descubierto desde que el neoliberalismo desplegó su poder antidemocrático e imperialista: «disminuir el rol del Estado y suprimir todo proyecto nacional autosustentado»<a href="#_ftn80" name="_ftnref80" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref80"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[80]</span></span></span></span></span></a>. Por disminuir el rol del Estado hemos de entender no sólo lo hasta aquí expuesto sino también reducir o acabar con su capacidad para sostener la cultura e identidad específica que sustenta ideológica, moral e históricamente al Estado que de algún modo se resiste al neoliberalismo, y la liquidación de esta capacidad es requisito necesario para suprimir todo proyecto nacional autocentrado que, por pretender serlo, choca de manera frontal con el neoliberalismo. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Y la séptima y última tarea, o incluso mejor decir la primera y tal vez la única porque integra a las restantes y las explica, nos la resume Engels cuando, tras estudiar a los junkers prusianos, constata que: «desde hace doscientos años, esas gentes no viven más que de las ayudas del Estado, que les han permitido sobrevivir a todas las crisis»<a href="#_ftn81" name="_ftnref81" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref81"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[81]</span></span></span></span></span></a>. Desde finales del siglo XVII una de las prioridades del Estado prusiano fue la de mantener con vida a la clase reaccionaria y cada vez más obsoleta de los terratenientes junkers precisamente cuando el sistema de producción feudal-militar cedía el poder socioeconómico y estatal al sistema capitalista de la Alemania de 1893. Desde entonces ahora, 2015, la forma-Estado ha tenido muchos cambios pero ha mantenido su naturaleza interna porque es la «matriz espacio-temporal» en la que se desenvuelve la contradicción expansivo-constrictiva inherente a la definición simple de capital, de modo que el Estado impide y controla, en la medida de lo posible, que las tendencias centrífugas de los capitales, desborden y superen a las fuerzas centrípetas, que surgen de la necesidad ciega de disponer de un espacio seguro en el que acumular los beneficios, mantener una base de explotación social, y disponer de un poder militar que le proteja interna y externamente: «a partir de la intervención estatal se abre la posibilidad para el libre juego de la ley del valor»<a href="#_ftn82" name="_ftnref82" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref82"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[82]</span></span></span></span></span></a>. Y sobre esta base: </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">«El Estado se convierte en instrumento para imponer los dictados de los mercados financieros, las privatizaciones, la flexibilización del trabajo superexplotado, etcétera […]. Si alguna de las funciones del Estado nacional se desplazan y se subordinan a centros de decisión “supranacionales” (en realidad de centros controlados por los capitalismos <i>nacionales</i> más fuertes y por la relación de fuerzas dominante en Europa), y en este caso el Estado nacional “se debilita”, por otra parte hay funciones del Estado que se consolidan y endurecen, sobre todo su papel <i>opresor</i> y de control de las masas. Resumiendo: el Estado y el problema del poder clase no se pueden superar efectivamente sin abolir las condiciones materiales históricas que hicieron surgir uno y otro, y los sostienen»<a href="#_ftn83" name="_ftnref83" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref83"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[83]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Estas palabras de S. Michale-Matsas son de 2001 y muestran, por un lado, la continuidad y el desarrollo de la teoría marxista del Estado desde Marx y Engels hasta ahora, pasando por Lenin y otros muchos y muchas revolucionarias; y, por otro lado, han sido confirmadas en estos últimos catorce años de manera magistral. De la misma forma que el Estado prusiano de finales del siglo XVII fue adaptándose más o menos brusca o solapadamente a las necesidades de supervivencia adaptativa de los junkers, para asegurar su perpetuidad como clase, desde el último tercio del siglo XX el Estado burgués ha ido cambiando para salvar a las burguesías más esencialmente incrustadas en el capital financiero transnacional absorbiendo para ellas parte de la soberanía socioeconómica de burguesías más débiles a las que, sin embargo, las han fortalecido en los contenidos represivos y policiales, sin olvidar con ello sus tareas legitimadoras<a href="#_ftn84" name="_ftnref84" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref84"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[84]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="tab-stops:0cm"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">La intervención permanente del Estado en la sociedad capitalista y por tanto en contra de las clases trabajadoras se realiza mediante una política global diversificada en varias áreas socioeconómicas y policíaco-militares, según A. Piqueras. Esta intervención sistemática ha sido decisiva para la instauración del neoliberalismo, como demuestra el autor citado, que expone dos bloques de medidas estatales, entre las socioeconómicas, este autor destaca especialmente las políticas fiscales, las financieras, las laborales, la públicas, y las de seguridad social<a href="#_ftn85" name="_ftnref85" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref85"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[85]</span></span></span></span></span></a>, y las policíaco-militares a escala internacional, que buscaban no sólo expandir los territorios bajo dominación imperialista sino a la vez destrozar a las organizaciones obreras, populares, sindicales, sociopolíticas de las clases trabajadoras, especialmente a las organizaciones «político-armadas del Trabajo, principalmente»<a href="#_ftn86" name="_ftnref86" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref86"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[86]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Aun así, pese a esos cambios, el Estado no es un «aparato neutral» sino una verdadera «fuerza viva» que también sufre internamente la lucha de clases porque muchas de sus burocracias especializadas en tareas sociales, públicas, pero no represivas en cuanto tales, sufre tantos o más golpes socioeconómicos que otras y otros trabajadores de empresas privadas en esas tareas: </span></span></span></p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">«… el Estado no es un aparato neutral. Ni es un aparato, ni es neutral. No es como un electrodoméstico que se puede encender y apagar cuando nos convenga, sino que es una institución de dominación y reproducción del capital, atravesado de arriba abajo por las contradicciones de clase de la sociedad burguesa. Es una fuerza viva en este sentido. Su dirección, ejecutivos públicos, altos burócratas (secretarías generales, direcciones generales, consejeros y consejeras, etcétera), representa y es parte de la clase económicamente dominante, es decir, la burguesía. Al mismo tiempo, sin embargo, hay toda una franja de gente trabajadora que cumple las directivas del Estado capitalista (personal de sanidad, educación, transporte, etcétera) y la lucha de clases se da también en el seno mismo del Estado y la administración pública como resultado de los intereses contrapuestos»<a href="#_ftn87" name="_ftnref87" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref87"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[87]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Las contradicciones sociales internas a los aparatos de Estado, que en situaciones críticas pueden llegar incluso a debilitar niveles bajos y no determinantes de las fuerzas represivas armadas y judiciales, expresan la objetividad de la lucha de clases al margen de las creencias subjetivas de los colectivos y de las personas. El debate sobre la «fiabilidad democrática» de las fuerzas represivas renace una y otra vez impulsado por el reformismo, a pesar de que la experiencia histórica confirma que las fuerzas policiales son instrumentos fieles del capitalismo<a href="#_ftn88" name="_ftnref88" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref88"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[88]</span></span></span></span></span></a>, y a pesar de que en ciertos momentos algunas pocas unidades policiales protesten contra las malas condiciones en las que deben realizar su «trabajo». ¿Cómo debe responder la izquierda revolucionaria y el pueblo oprimido ante esto? La experiencia práctica acumulada sobre la autodefensa colectiva, comunitaria, es incuestionable<a href="#_ftn89" name="_ftnref89" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref89"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[89]</span></span></span></span></span></a>, lo que reafirma la actualidad ética, política y filosófica sobre el derecho a la autodefensa<a href="#_ftn90" name="_ftnref90" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref90"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[90]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Aun admitiendo que son realmente muy limitadas las reivindicaciones verdaderamente democráticas de muy pocos policías, lo decisivo es: </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">«Uno de los dignos ejemplos de la superación de la policía capitalista, es sin duda, el caso de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias–Policía Comunitaria (CRAC-PC). Fundada el 15 de octubre de 1995 a partir de la unión de distintas organizaciones campesinas e indígenas, la CRAC-PC hoy cuenta con más de 700 hombres armados que defienden aproximadamente setenta comunidades. Bajo la autoridad que dimana de las asambleas populares, la Policía Comunitaria ha logrado disminuir el problema de la seguridad en más de un 90%, ya que la justicia de los pueblos no se rige por las leyes y las cárceles de los explotadores, sino que, basada en las tradiciones indígenas, la asamblea decide qué castigo se le aplicará al que se sorprenda cometiendo algún delito. Las sanciones, en la mayoría de los casos, consisten en resarcir el daño por medio del trabajo comunitario y en la reeducación del “delincuente” para su reincorporación a la sociedad. Los policías comunitarios, que son elegidos democráticamente por su honestidad y su amor al pueblo, no reciben ningún salario y las necesidades de ellos mismos y de sus familiares son solventadas por el trabajo colectivo. Inspirados en Lucio Cabañas y en Genaro Vázquez, la CRAC-PC se nos presenta como una de las soluciones más radicales para hacerle frente al estado policiaco-militar»<a href="#_ftn91" name="_ftnref91" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref91"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[91]</span></span></span></span></span></a>.</span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">La burguesía es muy consciente de que ni incluso su Estado permanece libre de la lucha de clases, y por eso, históricamente, nunca ha tenido problemas para potenciar unidades armadas privadas -las «organizaciones militares voluntarias de las clases dominantes»<a href="#_ftn92" name="_ftnref92" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref92"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[92]</span></span></span></span></span></a>- directamente a sueldo de empresas capitalistas con el beneplácito no confesado del Estado, sobre todo en los casos fascistas y similares<a href="#_ftn93" name="_ftnref93" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref93"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[93]</span></span></span></span></span></a>. Tampoco tiene problemas de «ética democrática» para crear unidades represivas especializadas incondicionalmente fieles a la clase dominante que actúan en el total secretismo estatal, incluso contra movimientos pacifistas como <i>Greenpeace<a href="#_ftn94" name="_ftnref94" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref94"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><b><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[94]</span></span></span></b></span></span></a></i>, secretismo que se materializa en decisiones prácticas tomadas por colectivos oscuros y tenebrosos como el Club de Bilderberg<a href="#_ftn95" name="_ftnref95" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref95"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[95]</span></span></span></span></span></a> entre otros varios, que se aplican contra la humanidad trabajadora mediante el intervencionismo planificado de los Estados. Además tampoco tenemos que olvidar que la burguesía siempre busca nuevas ramas productivas que rindan sobrebeneficios especiales<a href="#_ftn96" name="_ftnref96" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref96"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[96]</span></span></span></span></span></a>, negocios que ya se han extendido a las empresas de seguridad<a href="#_ftn97" name="_ftnref97" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref97"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[97]</span></span></span></span></span></a> y a las cárceles, además de a tareas precisas dentro de los ejércitos. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">5. SEIS FORMAS DE OCULTAR O NEGAR LA ESENCIA DEL ESTADO BURGUÉS</span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Es obvio que al capital no le interesa que las clases explotadas debatan sobre qué es el Estado, cómo funciona, qué decisivo papel cumple en la «pequeña» y en la «gran» política, etc. Por esto la sociedad burguesa dispone de una panoplia de, al menos, seis armas o métodos destinados a mantener la ignorancia social sobre el Estado. El primer método es consustancial a las llamadas «ciencias sociales», a la industria de fabricación en serie de mercancía ideológica burguesa: la supuesta «ciencia política» no quiere enfrentarse a la terrible realidad de los golpes de Estado, de las periódicas intervenciones terroristas de los Estados burgueses planificadas minuciosamente por sus aparatos especializados apoyados por el imperialismo, y como no quieren hacer frente a esa realidad frecuente, simplemente la ocultan o la niegan, la invisibilizan<a href="#_ftn98" name="_ftnref98" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref98"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[98]</span></span></span></span></span></a>, hacen como si no existiera. Pero negar o invisibilizar en lo teórico la recurrencia de golpes de Estado es amputar lo esencial de cualquier «teoría» del Estado, porque éste se muestra en su definitivo poder en esos momentos de aplicación masiva del terror más brutal, y también se muestra permanentemente con la aplicación de la tortura<a href="#_ftn99" name="_ftnref99" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref99"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[99]</span></span></span></span></span></a> y de los llamados «malos tratos». </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">El segundo método es intentar construir una «teoría» que teniendo visos de veracidad sobre la complejidad socioeconómica, política, cultural, militar, etcétera, del Estado, sin embargo se enfrenta al marxismo en el núcleo del problema en su doble vertiente unida de, por un lado, el rechazo de la dialéctica materialista como único método adecuado, tema fundamental al que volveremos más adelante al estudiar el proceso de extinción del Estado. Y, por otro lado, el rechazo del materialismo histórico, buscando contradicciones irresolubles en el propio Marx<a href="#_ftn100" name="_ftnref100" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref100"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[100]</span></span></span></span></span></a>, o también simplificando al máximo la teoría marxista reduciéndola a un mecánico determinismo economicista que niega la influencia de la cultura, la resistencia al cambio, la inercia social, las tensiones sociales, etcétera<a href="#_ftn101" name="_ftnref101" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref101"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[101]</span></span></span></span></span></a>, en la formación del Estado, o haciendo desaparecer casi a las clases explotadas en el feudalismo y en el capitalismo mientras sí se cita a las clases feudales y burguesas en la aparición del Estado de manera que éste apenas guarda relación con la lucha de clases en su realidad antagónica, o no guarda ninguna<a href="#_ftn102" name="_ftnref102" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref102"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[102]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">El tercer método es directo y mentiroso ya que consiste en desprestigiar las tareas sociales, asistenciales, públicas y benefactoras que realiza mal que bien el supuesto «Estado del bienestar» ocultando que el Estado sigue operativo e incluso reforzado en el apoyo al capital. B. Kliksberg<a href="#_ftn103" name="_ftnref103" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref103"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[103]</span></span></span></span></span></a> ha sintetizado en seis los mitos neoliberales sobre y contra el Estado asistencialista: 1) se puede prescindir de él; 2) es corrupto congénitamente; 3) es ineficiente; 4) el enemigo es el funcionario público; 5) el Estado del bienestar es el culpable; y 6) el Estado conviene sólo a quienes viven de sus ayudas. Semejante propaganda es masiva y permanentemente difundida. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Éstas y otras falsedades, mentiras y tópicos reaccionarios que hunden sus raíces en el siglo XIX, han actuado abierta o disimuladamente en el interior del debate colectivo sobre los cambios del Estado en China Popular, URSS, Europa Occidental, Estados Unidos, y Latinoamérica, celebrado en verano de 1989 en Quito. Un resumen del debate realizado por O. Hurtado viene a decir que «esta redefinición se orienta a disminuir su rol, a reducir las regulaciones y los controles y a confinar, más que antes, en formas de propiedad no estatales»<a href="#_ftn104" name="_ftnref104" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref104"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[104]</span></span></span></span></span></a>, aunque por otra parte esta liquidación de lo público no impide sino que refuerza que los Estados interpongan «fórmulas de proteccionismo que implican de hecho el establecimiento de cortapisas para el juego de las fuerzas libres del mercado en el orden internacional»<a href="#_ftn105" name="_ftnref105" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref105"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[105]</span></span></span></span></span></a>. Tras esta loa del neoliberalismo más maltusiano se propone desarrollar una «utopía […] en el sentido de una meta o de una cosmovisión […] adquirir conciencia de que hoy, más que nunca, lo fundamental es centrarnos en el esfuerzo, el trabajo y el sacrificio de los latinoamericanos»<a href="#_ftn106" name="_ftnref106" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref106"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[106]</span></span></span></span></span></a>. O sea, según esto, hay que dejar de echar la culpa del empobrecimiento, la explotación y la injusticia a la alianza entre el imperialismo y la burguesía, y centrarse exclusivamente en el trabajo sacrificado y en el esfuerzo agotador. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">El cuarto es indirecto pero más devastador a la larga porque no busca negar directa y totalmente la necesidad del Estado, porque es imposible, sino que quiere crear tantas definiciones y funciones diferentes, pero aisladas entre sí, del Estado como sea posible, confundiendo la realidad y generalizando la creencia de que el Estado es tan extenso, complejo y diversificado que es imposible descubrir su unidad clasista interna. L. Gallino es autor de uno de los mejores compendios de sociología hechos hasta el presente, y él mismo nos sirve de ejemplo de la invertebración e incoherencia del método sociológico a la hora de emborronar el problema del Estado, El autor resume en densa letra las diez tareas del Estado en la «sociedad moderna»: 1) integración política y cultural; 2) defensa ante agresiones externas; 3) defensa de la propiedad, vida y derechos de los «ciudadanos»; 4) elaboración e imposición de normas y leyes; 5) control de las transacciones económicas y de los conflictos entre los «sujetos»; 6) ayudar a las regiones menos desarrolladas y de un «estrato social a otro»; 7) unidad de mercado, peso y medida; 8) «favorecer» la educación gratuita y obligatoria «más allá de la adolescencia»; 9) control de la ciencia; y 10) «regular la economía»<a href="#_ftn107" name="_ftnref107" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref107"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[107]</span></span></span></span></span></a>. Según esto, cada cual puede quedarse con la «función» que desee negando o relativizando las demás. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">El quinto también corresponde a la forma burguesa de crear «teorías» diferentes no contradictorias dentro de su unidad ideológica básica. P. Marrone explica los debates dentro del neoliberalismo por el irresoluble problema del «déficit ético» que mina a sus tesis contra el supuesto «Estado del bienestar», y también expone las diversas «teorías» burguesas actuales sobre el Estado: el doble significado del constructivismo, el utilitarismo, la teoría de la justicia de J. Rawls, la teoría de los derechos de E. Dworki, la teoría del Estado mínimo de R. Nozick, la teoría dialógica de B. Ackerman, el liberalismo irónico de Rorty, y el comunitarismo»<a href="#_ftn108" name="_ftnref108" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref108"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[108]</span></span></span></span></span></a>. No hace falta decir que muchos «científicos sociales» elaboran sus propias tesis sobre el Estado mezclando dosis diferentes de estas y otras «teorías» más conocidas. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Y el sexto método es más contundente: hay que hablar del poder sin citar al Estado. No vamos a perder tiempo en la justas críticas a las limitaciones de Foucault<a href="#_ftn109" name="_ftnref109" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref109"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[109]</span></span></span></span></span></a> sobre poder y Estado, sino que vamos a referirnos sólo a dos ejemplos por excelencia de esta corriente, uno es el debate sobre la sociedad posmoderna y el poder, en el que cincuenta y un participantes realizan el milagro de debatir sobre los poderes mediático, social, cultural, militar, económico, sexual, científico-tecnológico, moral, político, religioso, Nietzsche, y las máscaras del poder, sin citar al poder del Estado, concepto que apenas aparece a lo largo del libro<a href="#_ftn110" name="_ftnref110" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref110"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[110]</span></span></span></span></span></a> que recoge unas jornadas organizadas por la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales. En el otro caso el milagro es más milagroso porque B. Barnes logra escribir muchas más páginas sobre el poder que cada uno de los cincuenta y un intelectuales anteriores, sin analizar tampoco la dialéctica entre Estado y poder, ni incluso cuando el mismo autor afirma que las tesis de Marx están cercanas a las suyas (sic)<a href="#_ftn111" name="_ftnref111" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref111"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[111]</span></span></span></span></span></a>. Naturalmente, ni para los cincuenta y un autores ni para B. Barnes, existe Lenin. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">El orden expositivo de los seis grandes bloques anula cualquier intento de elaborar una teoría global, sistémica, que refleje la evolución de las contradicciones sociales de las que nace y surge históricamente el Estado. Ni el reformismo ni la burguesía pueden crear una teoría del Estado porque no pueden aceptar la exigencia basal de la explotación asalariada; sí pueden aceptar a regañadientes y cada vez menos la existencia de las clases sociales «diferenciadas» y hasta la «lucha» entre ellas, pero nunca la teoría marxista de la plusvalía y del trabajo abstracto, sustentos últimos de una teoría del Estado que vaya más allá que la visión estrictamente politicista. Precisamente sobre la cuestión del poder y del Estado, E. Mandel aporta una decisiva reflexión que muestra la impotencia de los seis bloques arriba expuestos, ya que, al introducir «el dinero» y la burocracia en su esquema, Mandel avanza en propuestas para crear las «precondiciones políticas de la extinción del Estado», rompiendo en la medida de lo posible dentro del capitalismo el cordón umbilical que une al Estado y su burocracia, con el sistema democrático-burgués y con el poder represivo en su sentido amplio, hasta generar las condiciones para la destrucción revolucionaria del poder estatal y el avance hacia la extinción del Estado sustituido por la autoadministración de del pueblo<a href="#_ftn112" name="_ftnref112" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref112"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[112]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">6. LA INACABABLE TEORÍA ABIERTA MARXISTA SOBRE EL ESTADO </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Hemos visto hasta aquí la evolución del Estado desde sus iniciales bases represivas y burocrático-administrativas, hasta las múltiples tareas que realiza en el presente, pasando por las diversas interpretaciones que hacen los ideólogos reformistas y burgueses para legitimar este instrumento de la clase dominante. La teoría marxista del Estado, y en concreto las aportaciones realizadas por Lenin, se ha ido formando mediante la crítica práctica y teórica de esta realidad, siempre al calor de la lucha de clases y proponiendo en cada período alternativas populares antagónicas pero inscritas en los límites espacio-temporales objetivos, insalvables. Ahora, partiendo de lo anterior, vamos a analizar parte de la metodología dialéctica que le facilitó a Lenin escribir <i>El Estado y la revolución. </i></span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">La teoría marxista del Estado presta la misma atención a su proceso de nacimiento que a su proceso de autoextinción, ya que es una teoría del cambio histórico y de lo mutable dentro de lo permanente. Pero en este proceso ha ido dando más importancia a la autoextinción que al nacimiento a medida que la lucha de clases descubría la importancia creciente del Estado burgués, y la creciente importancia de avanzar hacia un Estado obrero. A la fuerza, este incremento de la experiencia de las masas debía sintetizarse en contenidos teóricos por la sencilla razón de que «la doctrina de Marx es un <i>resumen de la experiencia</i> alumbrado por una profunda concepción filosófica del mundo y por un rico conocimiento de la historia»<a href="#_ftn113" name="_ftnref113" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref113"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[113]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">La experiencia acumulada sintetizada en forma de teoría va facilitando poco a poco, siempre dependiendo de la lucha revolucionaria mundial, un conocimiento más preciso del proceso de autoextinción del Estado, aunque tanto en 1917 como ahora, «está claro que no puede hablarse siquiera de determinar el momento de la “extinción” <i>futura</i>, tanto más que se trata a ciencia cierta de un proceso largo […] Marx no intenta, ni por lo más remoto, fabricar utopías, hacer conjeturas vanas acerca de cosas que es imposible conocer»<a href="#_ftn114" name="_ftnref114" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref114"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[114]</span></span></span></span></span></a>. En 2015 tenemos más saber acumulado que en 1917 y que en 1871, lo que nos permite y nos exige profundizar en lo nuevo, pero siempre debemos guiarnos por la prudencia metodológica del marxismo, inherente a su teoría del conocimiento. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Dicho de otro modo: «No fue el razonamiento lógico, sino el desarrollo efectivo de los acontecimientos, la experiencia viva de los años de 1848 a 1851, lo que condujo a este planteamiento del problema. Una prueba de la rigurosidad con la que Marx se atiene a los hechos de la experiencia histórica es que en 1852 no plantea aún el problema concreto de <i>con qué </i>sustituir la máquina del Estado. La experiencia no había proporcionado todavía materiales para esta cuestión, que la historia puso al orden del día más tarde, en 1871»<a href="#_ftn115" name="_ftnref115" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref115"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[115]</span></span></span></span></span></a>, y por este mismo rigor, Marx limita el alcance del estudio de la Comuna de 1871 sólo al continente y no a Gran Bretaña, debido a las diferentes evoluciones sociales de cada lucha de clases<a href="#_ftn116" name="_ftnref116" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref116"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[116]</span></span></span></span></span></a>.</span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Lenin vuelve a insistir más adelante sobre el rigor metodológico de Marx en el estudio del problema del Estado insistiendo en que «Marx no se propuso <i>descubrir las formas </i>políticas» futuras del Estado, sino que se limitó al estudio minucioso de la experiencia francesa advirtiendo ya en 1851 que «se avecina <i>la destrucción</i> de la máquina estatal burguesa»<a href="#_ftn117" name="_ftnref117" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref117"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[117]</span></span></span></span></span></a>, como realmente ocurrió durante la Comuna de 1871. El carácter móvil y flexible del método marxista se desenvuelve abiertamente en el tratamiento concreto que Marx da al Estado en <i>El Capital</i> como hemos visto arriba. La capacidad de aprender de las luchas y revoluciones es de nuevo reivindicada al recordarnos la fundamental carta de Engels a Bebel del 3 de mayo de 1875, en la que escribiendo también en nombre de Marx, propone al Partido Obrero Alemán «<i>borrar del programa </i>la palabra “Estado” y sustituirla por la palabra “<i>comunidad</i>”»<a href="#_ftn118" name="_ftnref118" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref118"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[118]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Fueron las experiencias de las masas las que enseñaron a Marx y Engels los avances teóricos que debían realizar. Ese mismo año de 1875 Marx escribe una carta-borrador decisiva para la teoría del Estado: <i>Crítica del Programa de Gotha </i>a la que luego volveremos; y en 1877 Engels escribió el <i>Anti-Dühring</i> en donde la «<i>extinción</i>» del Estado es analizada al detalle dentro de los límites de la evolución práctica y teórica alcanzada entonces, indicando cómo el viejo ideal de la socialización de las fuerzas productivas era utópico hasta que se creasen las condiciones materiales que convertían la utopía en necesidad<a href="#_ftn119" name="_ftnref119" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref119"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[119]</span></span></span></span></span></a>. Si nos fijamos, una constante que recorre internamente a todos estos textos es que responden a las necesidades prácticas y teóricas del movimiento revolucionario por la sencilla razón de que el marxismo «es un pensamiento <i>en curso de desarrollo</i>»<a href="#_ftn120" name="_ftnref120" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref120"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[120]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Precisamente es esta acumulación práctica y teórica del saber revolucionario la que permite a Lenin criticar acremente a Kautsky en el decisivo asunto de que no basta con tomar el poder sino que esta conquista fundamental es un medio para un fin más importante aún: destruir el Estado burgués<a href="#_ftn121" name="_ftnref121" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref121"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[121]</span></span></span></span></span></a> mediante las fuerzas quintuplicadas que otorga el poder obrero conquistado. Dicho de otro modo, no basta con «llegar al gobierno» sino que hay que tomar el Estado y destruirlo, y junto con él hay que destruir también «las omnipotentes asociaciones de los capitalistas» en los países más adelantados, asociaciones burguesas que son verdaderos poderes en la sombra<a href="#_ftn122" name="_ftnref122" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref122"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[122]</span></span></span></span></span></a> protegidos por el Estado y sus «presidios militares para los obreros»<a href="#_ftn123" name="_ftnref123" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref123"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[123]</span></span></span></span></span></a>. Si el Estado del capital no es sustituido por el Estado obrero, la burguesía derrotada se recuperará y contraatacará con el apoyo internacional. Hay que saber que la época imperialista es «…la época del capital bancario, la época de los gigantescos monopolios capitalistas, la época de la transformación del capitalismo monopolista en capitalismo monopolista de Estado, patentiza un fortalecimiento extraordinario de la “máquina estatal”, un desarrollo inaudito de su aparato burocrático y militar, con motivo de haber aumentado las represalias contra el proletariado, tanto en los países monárquicos como en los países republicanos más libres»<a href="#_ftn124" name="_ftnref124" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref124"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[124]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">En esta época, «tanto en el sentido de la dominación completa de los truts como en el sentido de la omnipotencia de los grandes bancos, de una grandiosa política colonial, etcétera»<a href="#_ftn125" name="_ftnref125" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref125"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[125]</span></span></span></span></span></a>, que se sostiene gracias a «la burocracia y el ejército permanente»<a href="#_ftn126" name="_ftnref126" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref126"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[126]</span></span></span></span></span></a> como las dos instituciones más típicas del Estado, el capital financiero internacional no tolerará ni permanecerá pasivo ante las victorias de los pueblos emancipados. Para 1914 dichas lecciones eran aplastantes y desde 1917 se endurecerían todavía más. Es en este contexto en el que Lenin releyó la teoría marxista sobre el Estado que existía hasta entonces añadiendo nuevos argumentos que confirman que la forma-Estado es la mediación entre arte político y arte bélico. No es casualidad que fuera a raíz del estallido de la guerra de 1914 que Lenin profundizara desesperadamente en Hegel, en el imperialismo, el Estado, la opresión nacional y la organización, incluyendo las obras decisivas que forman su llamado <i>Testamento</i>, como muestra R. Dunayevskaya<a href="#_ftn127" name="_ftnref127" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref127"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[127]</span></span></span></span></span></a>, y que se basara en la <i>Crítica del Programa de Götha<a href="#_ftn128" name="_ftnref128" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref128"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><b><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[128]</span></span></span></b></span></span></a></i> como el pilar central de la teoría de la extinción del Estado.</span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Por tanto, Lenin no escribe <i>El Estado y la revolución</i> debido a una especie de capricho o narcisismo intelectual, sino porque es consciente de que la agudización de las contradicciones del capitalismo en su fase imperialista ha puesto en primer orden la cuestión del Estado, del poder y de la política, y no para la coyuntura del corto período de esos años, sino para todo un proceso histórico de revoluciones proletarias socialistas que sacudirán el imperialismo desde entonces en adelante, como está ocurriendo. En sentido estratégico, la cuestión del Estado es inseparable de la naturaleza imperialista del capitalismo. En sus minuciosas, extensas y densas notas preparatorias de su <i>El imperialismo, fase superior del capitalismo</i>, de 1916, y como resumen adelantado de toda su aportación a la posterior teoría del Estado, Lenin escribe: «Para empezar debemos tomar <i>nosotros mismos el poder</i> y no hablar en vano del “poder”»<a href="#_ftn129" name="_ftnref129" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref129"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[129]</span></span></span></span></span></a>. Bajo el capitalismo, hay que tomar el poder, pero en su fase imperialista este avance exige precisar qué es el Estado burgués, cómo destruirlo mediante el poder antagónico del Estado proletario, y cómo, a la vez, avanzar en la autoextinción de este segundo Estado. Las tremendas experiencias acumuladas desde 1917 hasta 2015 agudizan esta necesidad. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Como método en desarrollo, la teoría del Estado aparece ya en los primeros textos de Marx de cierta consideración como <i>Crítica de la filosofía del Estado de Hegel</i> de 1843, avanzando él y Engels desde entonces con diversos ritmos y hasta en diversas direcciones por ambos amigos según las necesidades coyunturales, pero desde una perspectiva y para unos fines muy diferentes a los que entonces se planteaban las diferentes corrientes del socialismo y del comunismo utópico. Hay que insistir en que el Estado «es un concepto de importancia fundamental en el pensamiento marxista […] el tema ocupa un lugar importante en muchas de sus obras, especialmente en sus escritos históricos»<a href="#_ftn130" name="_ftnref130" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref130"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[130]</span></span></span></span></span></a>, sabiéndose que Marx tenía proyectado dedicar un Libro entero de <i>El Capital</i> al Estado, objetivo que no pudo realizar. En este libro específico quería estudiar el Estado no en su faceta directamente política, sino en su contenido económico: «los impuestos, la deudas públicas, la intervención en los procesos productivos, el proteccionismo o los monopolios, la construcción de la infraestructura […]. De todas maneras, aun políticamente, el Estado es un momento esencial en la <i>reproducción del capital</i>»<a href="#_ftn131" name="_ftnref131" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref131"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[131]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Marx no pudo realizar esa investigación como tampoco pudo hacer otra decisiva: la de las clases sociales en el capitalismo y su lucha permanente, esencialmente unida al problema del Estado. Por cuanto momento esencial en la reproducción del capital, el Estado es a la vez momento decisivo en la lucha de clases, y por ello mismo no es una «superestructura» del sistema capitalista sino la totalidad que articula las relaciones sociales, es decir y en palabras del propio Marx: «síntesis de la sociedad burguesa»<a href="#_ftn132" name="_ftnref132" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref132"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[132]</span></span></span></span></span></a>. Lo sintético, lo esencial se presenta siempre con múltiples formas exteriores que nos remiten a la esencia y la exponen y reflejan a la luz pública. Por tanto, muchas de las diferencias en la interpretación de lo externo no tienen por qué significar diferencias insuperables en la apreciación de lo básico, de la síntesis esencial, sino matices complementarios en el estudio de la totalidad. Las fútiles tesis que sostienen la hipotética existencia de «contradicciones insuperables» nunca encontradas en la extensa obra mutua<a href="#_ftn133" name="_ftnref133" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref133"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[133]</span></span></span></span></span></a> de Marx y Engels, desconocen u olvidan estos principios del método dialéctico, sin los cuales no se entiende, por ejemplo, la influencia de Engels en la elaboración de <i>El Capital<a href="#_ftn134" name="_ftnref134" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref134"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><b><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[134]</span></span></span></b></span></span></a>. </i></span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Comentando sobre diferencias complementarias entre Marx y Engels en lo que respecta al futuro del Estado, Lenin sostiene que «Está claro que no puede hablarse siquiera de determinar el momento de la “extinción” <i>futura</i>, tanto más que se trata a ciencia cierta de un proceso largo. La aparente disparidad entre Marx y Engels se explica por la diferencia de los temas que abordaban y de los objetivos que perseguían. Engels se propuso mostrar a Bebel de un modo palmario y tajante, a grandes rasgos, todo lo absurdo de los prejuicios en boga (compartidos en grado considerable con Lassalle) acerca del Estado. Marx sólo toca de pasada <i>esta</i> cuestión interesándose por otro tema: <i>el desarrollo </i>de la sociedad comunista»<a href="#_ftn135" name="_ftnref135" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref135"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[135]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Del mismo modo en el que entre ambos amigos existen objetivos y prioridades teóricas puntuales, ritmos e intensidades variadas a pesar de la estrecha unión de su trabajo común especialmente en la metodología dialéctica<a href="#_ftn136" name="_ftnref136" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref136"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[136]</span></span></span></span></span></a>, también estas diferencias complementarias se aprecian lógica y necesariamente entre ellos y otras y otros marxistas. Tiene razón Ch. Gilbert cuando habla de la brillantez de <i>El Estado y la revolución</i>, pero es impreciso cuando sostiene que Lenin no capta lo más específico de la sociedad burguesa: la separación entre lo económico y lo político, añadiendo que «la teoría marxista más correcta del Estado capitalista no es la de Lenin (teoría que no presta suficiente atención a <em style="font-family:"Times New Roman",serif">la forma </em>en que la burguesía ejerce su dominación) sino que se encuentra esbozada en textos del joven Marx como <em style="font-family:"Times New Roman",serif">Sobre la cuestión judía </em>(1844) y <em style="font-family:"Times New Roman",serif">La Sagrada Familia </em>(1844)»<a href="#_ftn137" name="_ftnref137" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref137"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[137]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">En el conjunto de su obra y teniendo en cuenta los textos marxistas disponibles en su entorno, Lenin sí captó lo básico de esa especificidad y en <i>El Estado y la revolución </i>sí se refirió rápidamente a ella, pero su objetivo prioritario y fundamental era entonces otro más urgente y del que podía depender en cierta medida la suerte de algunas o de todas las revoluciones proletarias socialistas que se estaban intensificando desde 1914: demostrar la necesidad inexcusable de tomar el poder, destruir el Estado capitalista, crear un Estado obrero en vías de autoextinción consciente, simultánea al avance al comunismo. Estas tesis estaban enunciadas en el <i>Manifiesto comunista<a href="#_ftn138" name="_ftnref138" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref138"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><b><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[138]</span></span></span></b></span></span></a></i> con la suficiente lucidez teórica disponible en 1848, pero se hicieron imperiosas en 1917. Antes de 1848, como correctamente indica Ch. Gilbert, Marx y Engels habían adelantado otras tesis teóricas muy valiosas y permanentes sobre el Estado, pero que debían ser reforzadas en las crisis revolucionarias por otras que, en esos contextos, sacaran a primer plano la urgencia de la toma del poder.</span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Con cierta cautela, podemos recurrir al símil del libro que va completando capítulos nunca cerrados en sí mismos, que va abriendo otros, y que va relacionándolos conforme, al escribirlo, se exponen más novedades de la realidad siempre en movimiento que ese libro pretende expresar teóricamente. Debemos ser cautelosos con este paralelismo porque la teoría marxista del Estado y de la revolución es concreta y dialéctica, no es formalista y abstracta<a href="#_ftn139" name="_ftnref139" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref139"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[139]</span></span></span></span></span></a>. Más correctamente expresado, tendríamos que decir que la dialéctica de la realidad del Estado exige el permanente enriquecimiento de la teoría dialéctica del Estado, teoría que analiza el Estado como un todo en acción, no estático, y contradictorio en sí mismo. Se trata del movimiento de la praxis, o como pregunta R. Dunayevskaya: «¿Qué es la dialéctica sino el movimiento tanto de las ideas como de las masas en movimiento para lograr la transformación de la sociedad?»<a href="#_ftn140" name="_ftnref140" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref140"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[140]</span></span></span></span></span></a>. Aplicado al Estado, el movimiento de las masas se puso en marcha con sus primeras luchas contra el capitalismo industrial a finales del siglo XVIII, pero tuvo que esperarse hasta 1844 para que el movimiento de las ideas diera un salto significativo sobre lo alcanzando por el socialismo utópico; luego, el movimiento de las masas y de las ideas ha seguido enriqueciéndose. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Romper esta dialéctica implica caer en el teoricismo abstracto y descontextualizado como hace Ch. Wright cuando critica <i>El Estado y la revolución </i>de Lenin oponiéndole frontalmente a Marx es cuestiones decisivas<a href="#_ftn141" name="_ftnref141" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref141"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[141]</span></span></span></span></span></a>. Así el marxismo es reducido al choque de tesis opuestas sin referencia alguna a los complejos movimientos de la lucha de clases mundial y a sus impactos sobre las necesidades prácticas y teóricas concretas de las clases y pueblos explotados que deben responder concretamente a las medidas burguesas. Teoricismo abstracto que recorre a la nefasta utopía anti-Estado de quienes creen que puede hacerse la revolución sin tomar el poder. Recordemos lo dicho sobre las clases trabajadoras rusa, hondureña y británica al comienzo de este escrito sobre la necesidad del poder trabajador, de un Estado obrero y popular. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">La matriz teórica<a href="#_ftn142" name="_ftnref142" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref142"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[142]</span></span></span></span></span></a> marxista es la clave que explica la aportación cualitativa de Lenin a la teoría particular del Estado precisamente en el momento histórico en el que el capitalismo entra en la fase imperialista, en la que Estado y militarismo llegan a ser consustanciales, partiendo de la base de que el capitalismo ha recurrido al militarismo desde su mismo nacimiento<a href="#_ftn143" name="_ftnref143" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref143"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[143]</span></span></span></span></span></a>, como demostró R. Luxemburg a finales de 1912, antes que Lenin, tal unión político-militar no anula la «separación» entre economía y política, sino que indica la creciente complejidad de las interacciones entre los diversos niveles de la explotación capitalista. Dentro de esta complejización, el militarismo relaciona más estrechamente lo económico y político, por un lado, con lo estatal y represivo por otro, todo ello bajo la presión directriz de la contradicción entre las fuerzas productivas y las relaciones sociales de producción. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">7. DOBLE PODER, SOVIETISMO, BUROCRACIA Y ESTADO </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">La tendencia histórica innegable orientada a crear conglomerados supraestatales regionales dirigidos por la alianza entre el capital financiero y los grandes Estados hegemónicos en esas amplias regiones mundiales, agudiza dos de las cuestiones elementales analizadas por Lenin en <i>El Estado y la revolución</i>: la democracia y la extinción del Estado. La militarización del capitalismo no hace sino llevar al extremo más radical ambas cuestiones: ¿qué democracia cabe en una sociedad esencialmente militarizada? y ¿cómo combatir el militarismo desde una estrategia comunista del pueblo en armas? Muy brevemente hay que decir que el militarismo ya es una forma de vida<a href="#_ftn144" name="_ftnref144" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref144"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[144]</span></span></span></span></span></a> que ha penetrado en la totalidad cotidiana de la «sociedad imperial». </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Sobre el primer interrogante, la democracia socialista ejercida masivamente por el pueblo trabajador, Lenin es tan concreto y dialéctico como en toda su obra, no cayendo en grandes demagogias abstractas sino yendo al núcleo del problema en aquellos años: la capacidad del proletariado para integrar a otros sectores en la democracia consejista, soviética, porque es consciente de que sólo el proletariado puede dirigir a «<i>todas</i> las masas trabajadoras y explotadas… <i>dirigir</i> a una gigantesca masa de la población, a los campesinos, a la pequeña burguesía y a los semiproletarios, en la obra de “poner a punto” la economía socialista…y <i>conducir a todo el pueblo</i> al socialismo»<a href="#_ftn145" name="_ftnref145" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref145"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[145]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Sin esta fuerza consciente y autoorganizada de masas trabajadoras en general, sin su ejemplo directo permanente, la pequeña burguesía girará rápidamente hacia la contrarrevolución: «En particular, precisamente la pequeña burguesía es atraída por la gran burguesía y sometida a ella en grado considerable gracias a esta máquina, que proporciona a los sectores superiores de los campesinos, de los pequeños artesanos, de los comerciantes, etcétera, puestos relativamente cómodos, tranquilos y honorables, los cuales colocan a sus poseedores <i>por encima</i> del pueblo»<a href="#_ftn146" name="_ftnref146" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref146"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[146]</span></span></span></span></span></a>. La máquina a la que refiere es precisamente el Estado y sus distintas burocracias, que subsisten incluso inmediatamente después de la revolución y que tienen una enorme capacidad camaleónica de adaptarse y reproducirse dentro del mismo Estado obrero en proceso de construcción, como Lenin mismo constato muy crítica y duramente al denunciar la imparable infiltración de advenedizos y arribistas provenientes del menchevismo y de otras corrientes reformistas<a href="#_ftn147" name="_ftnref147" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref147"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[147]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Lenin recurre a las lecciones de la Comuna de París de 1871, sintetizadas por Engels, para explicar cómo debe ser la democracia socialista: instaurar el sufragio universal para designar a los cargos administrativos, judiciales y de enseñanza del Estado, así como su revocación inmediata por el pueblo; el salario de los funcionarios debe ser como el de los obreros<a href="#_ftn148" name="_ftnref148" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref148"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[148]</span></span></span></span></span></a>. Y junto a esto: «se puede y se debe comenzar inmediatamente, de hoy a mañana, a sustituir el “mando jerárquico” específico de los funcionarios públicos por las simples funciones de los “capataces y contables”, funciones que ya hoy son accesibles por completo al nivel de desarrollo de los habitantes de las ciudades en general y que pueden ser desempeñadas perfectamente por “el salario de un obrero”»<a href="#_ftn149" name="_ftnref149" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref149"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[149]</span></span></span></span></span></a>. La Comuna y otras muchas experiencias revolucionarias han demostrado lo relativamente fácil que resulta simplificar el funcionamiento del Estado si realmente existe una democracia socialista que ejerza el poder, tema en el que no podemos extendernos ahora. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Los avances en las nuevas tecnologías de la comunicación, etcétera, pueden acelerar, acortar y masificar horizontalmente y a tiempo real la participación directa y vigilante del pueblo sobre la vida social, si existe un poder político dotado de un Estado obrero que así lo facilite, acelerando la destrucción del viejo sistema estatal, pero también para acelerar la extinción consciente del Estado obrero: </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">«Para destruir el Estado es necesario convertir las funciones de la administración pública en operaciones de control y contabilidad tan sencillas que sean accesibles a la inmensa mayoría de la población, primero, y a toda ella, después. Y la supresión completa del arribismo requiere que los cargos “honoríficos” del Estado, incluso los que no proporcionan ingresos, <i>no</i> puedan servir de trampolín para saltar a puestos altamente retribuidos en los bancos y en las sociedades anónimas, como ocurre <i>constantemente</i> en todos los países capitalistas más libres»<a href="#_ftn150" name="_ftnref150" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref150"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[150]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">No admite discusión la actualidad de estas medidas, y su antagonismo irreconciliable con la práctica política actual, corrupta, que muestra qué rápida y eficaz es la «puerta giratoria» que une a las burocracias estatales con las grandes empresas. Lenin hablaba de «trampolín» para saltar de la burocracia del Estado a la de las grandes empresas, y noventa años después N. Klein habla de las «puertas giratorias»<a href="#_ftn151" name="_ftnref151" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref151"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[151]</span></span></span></span></span></a> en el capitalismo neoliberal pero sin la profundidad del revolucionario bolchevique. Pero la lucha contra ese trampolín debe ser reforzada por otra serie de medidas. En efecto, si la democracia socialista se sustenta en la supresión de las burocracias y gastos representativos así como de toda clase de privilegios, «la reducción de los sueldos de <i>todos</i> los funcionarios públicos al nivel del “<i>salario de un obrero</i>”, etcétera, de tal forma que se instaure un «gobierno “barato”»<span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> <a href="#_ftn152" name="_ftnref152" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref152"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="color:#00000a">[152]</span></span></span></span></a></span></span>, si esto es así durante un tiempo puede que siga existiendo una distancia entre los sueldos de la tecnocracia de las grandes empresas y el de la clase obrera y los funcionarios estatales. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Las medidas sociales, públicas y estatales que compensen con creces esa diferencia, son vitales para combatir los riesgos de corrupción, indiferencia, apatía, trampolines y puertas giratorias, por no decir, de creciente apoyo a la contrarrevolución. Hay una plomiza inercia en sectores de la izquierda a evitar lo concreto y a abusar de lo abstracto, aunque sea bajo una parte de razón. Por ejemplo en el tema de las nuevas leyes sociales que debe implementar el poder popular, soviético, y su Estado obrero. Analizando las derrotas y las victorias del movimiento revolucionario desde la época de Marx en lo que toca a la hegemonía del poder social, P. Campanario insiste con otros términos algo abstractos en lo que Lenin definía más concretamente como «poder soviético», el del pueblo organizado en soviets y en otras formas sociales que mediante la revolución cultural desplazasen el poder de la ideología burguesa; se trata del poder social de masas, lo que con su terminología abstracta P. Campanario define como poderes sociales difusos<a href="#_ftn153" name="_ftnref153" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref153"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[153]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">La experiencia histórica del doble poder, de la democracia socialista aplicada por la clase trabajadora y el pueblo explotado, había estructurado la aportación de Lenin a la teoría del Estado<a href="#_ftn154" name="_ftnref154" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref154"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[154]</span></span></span></span></span></a>, lo que le facilitó moverse siempre en la dialéctica de lo concreto, de las medidas sociales concretas, materiales. Lenin cita explícitamente la reducción de la jornada de trabajo y la creación de una «vida nueva» como conquista socialista básica para mejorar la vida del pueblo y para hacer que «<i>todos</i> sin excepción» ejerzan las “funciones del Estado” lo que «conducirá a <i>la extinción completa</i> de todo Estado en general»<a href="#_ftn155" name="_ftnref155" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref155"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[155]</span></span></span></span></span></a>. Reducir drásticamente el tiempo de trabajo es una necesidad concreta que impacta en el poder concreto, es infinitamente más que una demanda abstracta de la hegemonía ideológica del poder social difuso. Otra reivindicación concreta y nada difusa es la política de vivienda: «Desde el punto de vista formal, también el Estado proletario “ordenará” requisar viviendas y expropiar edificios. Pero es evidente que el antiguo aparato ejecutivo, la burocracia vinculada a la burguesía, sería sencillamente inservible para llevar a la práctica las órdenes del Estado proletario»<a href="#_ftn156" name="_ftnref156" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref156"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[156]</span></span></span></span></span></a>. Como vemos, no plantea un poder difuso, órdenes sociales muy concretas. ¿Qué órdenes? </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Como siempre, Lenin vuelve a los clásicos marxistas y en este caso a Engels, quien afirma que durante la transición al comunismo y a la autoextinción del Estado, «es poco probable» que el Estado proletario conceda gratis las viviendas, aunque sí, y lo que sigue son palabras de Lenin: «La entrega en arriendo de las viviendas, propiedad de todo el pueblo, a las distintas familias supone el cobro de alquiler, un cierto control y una determinada regulación del reparto de los apartamentos. Todo ello requiere de una cierta forma de Estado, pero no exige en modo algunos una máquina militar y burocrática especial con funcionarios que disfruten de una situación privilegiada. Y el tránsito a una situación que permite asignar gratis las viviendas la haya vinculada a la “extinción” completa del Estado»<a href="#_ftn157" name="_ftnref157" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref157"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[157]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Hay que recordar aquí que hablamos de la fase de transición del capitalismo al comunismo o sea, de «dictadura revolucionaria del proletariado»<a href="#_ftn158" name="_ftnref158" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref158"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[158]</span></span></span></span></span></a> que impone a la burguesía restricciones crecientes a su propiedad privada de viviendas que son imprescindibles para el pueblo, medidas que el propietario burgués califica como «dictatoriales» e injustas, pero el pueblos las vive como esencialmente justas y democráticas. ¿Qué fuerza organizada «impone la dictadura del proletariado» y/o desarrolla la democracia socialista, según qué clase social la sufra o la disfrute? Lenin responde que el concepto de «fuerzas represivas», «policía», etcétera, debe ser sustituido por el de «organización de las masas armadas»<a href="#_ftn159" name="_ftnref159" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref159"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[159]</span></span></span></span></span></a> que intervendrán no con los parámetros represivos burgueses sino con otros cualitativamente opuestos, basados en el convencimiento y la pedagogía del ejemplo aplicados en una sociedad en la que ya no exista ni explotación, ni opresión ni dominación, y en esa sociedad las personas «<i>se habituarán </i>poco a poco a observar las reglas elementales de convivencia […] sin violencia, sin coerción, sin subordinación, <i>sin esa máquina especial</i> de coerción que se llama Estado», y será en este entorno durante el que «comenzará a <i>extinguirse </i>la democracia»<a href="#_ftn160" name="_ftnref160" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref160"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[160]</span></span></span></span></span></a> como forma de dominación. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Pero el pueblo en armas es una entelequia si no se explica qué es el pueblo. Lenin, tras aclarar el ambiguo concepto de «revolución popular» empleado por Marx, demostrando que la revolución popular es la realizada por «la masa del pueblo, su mayoría, los sectores “más bajos” de la sociedad, aplastados por el yugo y la explotación se levantaron por propia iniciativa, marcaron todo el curso de la revolución con el sello de <i>sus </i>reivindicaciones, de <i>sus</i> intentos de construir a su modo una sociedad nueva en lugar de la sociedad vieja que querían destruir»<a href="#_ftn161" name="_ftnref161" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref161"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[161]</span></span></span></span></span></a>, pasa a analizar con qué puede la revolución popular sustituir el Estado burgués una vez destruido, y en este momento retoma la definición marxista del Estado como «la máquina nacional de guerra del capital contra el trabajo»<a href="#_ftn162" name="_ftnref162" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref162"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[162]</span></span></span></span></span></a>, con lo que reabre en 1917 el debate sobre la dialéctica de lo nacional que tiene una unidad de contrarios irreconciliables: la nación popular, la que hace las «revoluciones populares», y la nación burguesa, la que tiene el monopolio de su «máquina nacional de guerra» contra la nación trabajadora, como también la definió Marx, o «nación revolucionaria»<a href="#_ftn163" name="_ftnref163" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref163"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[163]</span></span></span></span></span></a> como el concepto que Lenin considera necesario emplear en determinadas situaciones históricas, pero no en otras.</span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">La nación revolucionaria, trabajadora, se apoya en lo que plantea E. Molina: «La realización efectiva de la propiedad socialista, exige la participación cada vez más consciente de todos los miembros de la sociedad en todos los niveles del trabajo social»<a href="#_ftn164" name="_ftnref164" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref164"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[164]</span></span></span></span></span></a>. Lenin era muy consciente de esta exigencia objetiva y conforme aumentaba la burocracia distanciándose del pueblo cada vez más apático, redobló sus duras advertencias contra la creciente corrupción burocrática del partido y del Estado precisamente en lo que concierne a las normas de admisión de nueva militancia<a href="#_ftn165" name="_ftnref165" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref165"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[165]</span></span></span></span></span></a>; normas suavizadas en extremo por la corriente liderada por Stalin y que facilitaban la entrada de oportunistas poco o nada formados pero obedientes a la burocracia en ascenso, trepadores sin conciencia comunista a los que despreció con el calificativo de «granujas»<a href="#_ftn166" name="_ftnref166" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref166"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[166]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Yerra estratégicamente quien crea que la lucha desesperada de Lenin contra la burocratización no tiene nada que ver, o apenas nada, con su aportación a la teoría marxista del Estado. Construir un «gobierno barato», como el de la Comuna, requiere de la acción sistemática del pueblo lo suficientemente educado y preparado para la autoadministración transparente: la ignorancia basada en la división y escisión total entre el trabajo intelectual y el manual encarece al máximo la función gubernativa y acelera la corrupción burocrática estatal. Recordemos que en aquellos cortos años se decidió pasar del período de «comunismo de guerra», de pura subsistencia, al de la Nueva Política Económica consistente en tolerar cierta producción capitalista sometida al control socialista para detener el retroceso socioeconómico y recuperar las fuerzas revolucionarias<a href="#_ftn167" name="_ftnref167" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref167"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[167]</span></span></span></span></span></a>. La mayoría de los bolcheviques aceptaban los riesgos de este desesperado giro, pero de entre ellos Lenin era el más preocupado porque la creciente burocratización impidiera controlar la tendencia restauracionista del capitalismo inherente a la NEP, o sea, el auge de lo que se ha llamado «la segunda economía»<a href="#_ftn168" name="_ftnref168" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref168"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[168]</span></span></span></span></span></a> que minaba la planificación socialista facilitando la reinstauración del capitalismo, como realmente sucedió<a href="#_ftn169" name="_ftnref169" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref169"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[169]</span></span></span></span></span></a>, sin mayores explicaciones ahora. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Acuciado por estos temores, un Lenin enfermo y agotado lo sabe e inicia una titánica lucha con varios objetivos, todos ellos relacionados directamente con la esencia y operatividad del Estado obrero. Sobre el objetivo nacional de reconocer el derecho a la independencia de los pueblos no rusos, no nos extendemos ahora pese a su crítica importancia porque modula la entera estructura del Estado internamente y en sus relaciones externas, cuestión que le llevó a chocar frontalmente con Stalin<a href="#_ftn170" name="_ftnref170" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref170"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[170]</span></span></span></span></span></a>; tampoco lo hacemos sobre el asunto del monopolio del comercio exterior, una de las señas de identidad del Estado soviético que la fracción encabezada por Stalin quería debilitar en contra de la expresa opinión de Lenin<a href="#_ftn171" name="_ftnref171" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref171"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[171]</span></span></span></span></span></a>; sólo nos remitimos a la necesidad de la formación teórica y filosófica, con especial hincapié en el dominio de la dialéctica<a href="#_ftn172" name="_ftnref172" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref172"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[172]</span></span></span></span></span></a>, y a la necesidad de la revolución cultural del pueblo<a href="#_ftn173" name="_ftnref173" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref173"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[173]</span></span></span></span></span></a>.</span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Las tesis de Lenin sobre el Estado son inseparables de sus tesis sobre la calidad política y ética de las mujeres y hombres bolcheviques, sobre la opresión nacional, sobre la centralización económica y el monopolio estatal del comercio exterior, sobre la democracia socialista y en contra del burocratismo, sobre la pedagogía del ejemplo socialista en vez de la represión policial autoritaria, sobre la revolución cultural y la emancipación práctica del pueblo y de las mujeres: </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">«Sólo el comunismo suprime en absoluto la necesidad del Estado, pues <i>no hay nadie </i>a quien reprimir, “nadie” en el sentido de <i>clase</i>, en el sentido de una lucha sistemática contra cierta parte de la población. No somos utopistas y no negamos lo más mínimo que sea posible e inevitable que <i>algunos individuos</i> cometan excesos, como tampoco negamos la necesidad de reprimir <i>tales</i> excesos. Pero, en primer lugar, para ello no hace falta una máquina especial, un aparato especial de represión; eso lo hará el propio pueblo armado, con la misma sencillez y facilidad con que un grupo cualquiera de personas civilizadas, incluso en la sociedad actual, separa a quienes se están peleando o impide que se maltrate a una mujer»<a href="#_ftn174" name="_ftnref174" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref174"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[174]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="tab-stops:162.0pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">No es oportunista la referencia de Lenin a los maltratos a las mujeres. Desde sus primeros escritos a finales del siglo XIX, la lucha contra todas las opresiones y contra la explotación de la mujer aparece sistemáticamente, y siempre con esa virtud dialéctica de lo concreto. Sus aportaciones a la teoría marxista del Estado permitieron que el atrasado y feroz patriarcado zarista sufriera un golpe demoledor en sus cimientos subterráneos, cotidianos e invisibles a primera vista. En un texto escrito cuando había iniciado su postrera lucha contra la degeneración burocrática del Estado y del partido, Lenin demostró que ninguna de las muchas revoluciones burguesas y ninguna de las luchas democrático-burguesas habían conseguido tantos y tan cualitativos derechos concretos para las mujeres<a href="#_ftn175" name="_ftnref175" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref175"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[175]</span></span></span></span></span></a>, la infancia y las personas más necesitadas. </span></span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="tab-stops:162.0pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">El feminismo bolchevique enseñó que la teoría marxista del Estado<a href="#_ftn176" name="_ftnref176" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref176"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[176]</span></span></span></span></span></a> es básica para la emancipación de la mujer en todos los sentidos<a href="#_ftn177" name="_ftnref177" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref177"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[177]</span></span></span></span></span></a> porque la lucha contra el sistema patriarco-burgués requiere de leyes de obligado cumplimiento para los hombres, o de lo contrario redoblarán la explotación de las mujeres: la dictadura contra la burguesía también es dictadura contra el patriarcado en su generalidad. El feminismo marxista se basa en la objetividad de las contradicciones imperialistas y en la urgencia de los pueblos oprimidos, de las «naciones revolucionarias», los «pueblos militantes»<a href="#_ftn178" name="_ftnref178" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref178"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[178]</span></span></span></span></span></a>, para construir sus Estados independientes e internacionalistas, lucha en la que las mujeres armadas<a href="#_ftn179" name="_ftnref179" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref179"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[179]</span></span></span></span></span></a> participan asumiendo todos los riegos. </span></span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="tab-stops:162.0pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">8. DIALÉCTICA Y EXTINCIÓN DE LA DEMOCRACIA Y DEL ESTADO</span></span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="tab-stops:162.0pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Uno de los orígenes del protoestado fue la opresión de las mujeres por el hombre y la simultánea «construcción del guerrero»<a href="#_ftn180" name="_ftnref180" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref180"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[180]</span></span></span></span></span></a> que se transformará en «nobleza militar» propietaria de mujeres como botín de guerra e instrumento de producción sexo-económica<a href="#_ftn181" name="_ftnref181" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref181"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[181]</span></span></span></span></span></a>, equipo de guerra compleja y bienes suntuosos. Así, aparecerá una clase social propietaria de las fuerzas productivas mediante la sinergia entre guerra, prestigio y sistema político<a href="#_ftn182" name="_ftnref182" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref182"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[182]</span></span></span></span></span></a> sobre la base de la explotación campesina. Una de las definitivas muestras de la extinción del Estado será la desaparición de las guerras y la emancipación de las mujeres, junto al desarrollo de la propiedad comunista, lo que significa ni más ni menos que «el Estado burgués sólo puede ser “destruido” por la revolución. El Estado en general, es decir, la más completa democracia sólo puede “extinguirse”»<a href="#_ftn183" name="_ftnref183" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref183"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[183]</span></span></span></span></span></a>. ¿Cómo explicar esta aparente contradicción entre una democracia completa que sin embargo debe extinguirse a sí misma, algo inconcebible por la lógica formal y la ideología burguesa? </span></span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Una primera y fundamental parte de la respuesta es la histórica: recordemos que la democracia no es eterna, que surgió como uno de los métodos de mantenimiento del orden explotador en la sociedad esclavista griega<a href="#_ftn184" name="_ftnref184" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref184"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[184]</span></span></span></span></span></a>, siendo en su contexto de brutalidad esclavista, un relativo avance histórico. Y todo lo que nace termina pereciendo. El Estado burgués es concreto y se sostiene sobre la dictadura del capital, mientras que el Estado en general es la democracia más completa porque ya no hay colectivo alguno al que dominar, por lo que al apagarse la causa histórica de la democracia como sistema de dominación, desaparecerá ella misma subsumida en la autogestión social generalizada de los productores asociados, o sea, en el comunismo. Llegamos así a la segunda y también fundamental parte de la respuesta: la dialéctica. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Hemos avisado al comienzo que nos detendríamos en la cuestión de la dialéctica, como ahora hacemos. La negación de la negación<a href="#_ftn185" name="_ftnref185" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref185"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[185]</span></span></span></span></span></a> explica el proceso interno por el que, en la historia humana, puede ascenderse del comunismo primitivo, en el que no había democracia alguna, al comunismo futuro en el que la democracia haya desaparecido, junto al Estado y a la propiedad privada, incluida la patriarcal. Un ascenso cualitativo, novedoso, deliberadamente guiado por la conciencia política. Hemos dicho que puede ascender a otra fase cualitativa superior porque la negación de la negación lleva implícita la acción humana cuando nos enfrenta a la «frontera», al «limite»<a href="#_ftn186" name="_ftnref186" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref186"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[186]</span></span></span></span></span></a> a partir del cual un proceso viejo salta a otro nuevo. Por esto mismo, la dialéctica de la negación, o de la «negatividad absoluta»<a href="#_ftn187" name="_ftnref187" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref187"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[187]</span></span></span></span></span></a> es irreconciliable con toda burocracia, entre otras razones porque la dialéctica en sí misma es inadmisible para la ideología burguesa: es así como se comprende que un libro tan conservador en el fondo como el de A. de Jay<a href="#_ftn188" name="_ftnref188" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref188"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[188]</span></span></span></span></span></a>, pero “progre” en su forma, intente denigrar de la manera más burda e ignorante a la dialéctica en general y en concreto a su valía para demostrar que el Estado es el «instrumento de la clase dirigente», cosa que el autor niega. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">La dialéctica de Lenin aparece una vez más en la crítica al concepto de «democracia»: «… se olvida constantemente que la destrucción del Estado es también la destrucción de la democracia, que la extinción del Estado implica la extinción de la democracia […] La democracia <i>no</i> es idéntica a la subordinación de la minoría a la mayoría. Democracia es <i>el Estado</i> que reconoce la subordinación de la minoría a la mayoría, es decir, una organización llamada a ejercer <i>la violencia</i> sistemática de una clase contra otra, de una parte de la población contra otra»<a href="#_ftn189" name="_ftnref189" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref189"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[189]</span></span></span></span></span></a>. La base sobre la que se apoya Lenin es que con el advenimiento del comunismo desaparecerá «toda necesidad de <i>subordinación</i> de unos hombres a otros, de una parte de la población a otra, pues los hombres <i>se acostumbrarán</i> a observar las reglas elementales de la convivencia social <i>sin violencia </i>y <i>sin subordinación</i>»<a href="#_ftn190" name="_ftnref190" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref190"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[190]</span></span></span></span></span></a>, es decir, ya no serán necesarios ni el Estado ni la democracia porque se habrá extinguido la escisión social que rompe la sociedad en dos bandos, entre los propietarios de las fuerzas productivas y los y las explotadas por esos propietarios. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Fijémonos en que aquí Lenin recurre a la palabra «<i>subordinación</i>» en vez de a las de opresión y explotación, precisamente para indicar que la sociedad ya ha dado un paso de gigante en la libertad al suprimir el poder dictatorial de la burguesía. Esclarecido este matiz fundamental, Lenin vuelve más adelante sobre la democracia como instrumento de dominación, como «forma de Estado, una de las variedades del Estado. Y, por consiguiente, representa, como todo Estado, el empleo organizado y sistemático de la violencia contra los individuos»<a href="#_ftn191" name="_ftnref191" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref191"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[191]</span></span></span></span></span></a>. No puede haber una definición de democracia tan concreta y tan antagónica con la demagogia abstracta de la ideología burguesa sobre su democracia de clase. Pero Lenin va más allá y empleando el método dialéctico afirma que:</span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">«Al alcanzar cierto grado de desarrollo, la democracia, en primer lugar, cohesiona contra el capitalismo a la clase revolucionaria -el proletariado- y le da la posibilidad de destruir, hacer añicos y barrer de la faz de la tierra la máquina del Estado burgués […] y de sustituirlos por una máquina <i>más</i> democrática, pero todavía estatal, cuya forma son las masas obreras armadas, como paso hacia la participación de todo el pueblo en las milicias. </span></span></span></p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">»Aquí “la cantidad se transforma en calidad”: <i>este</i> grado de democracia rebasa ya el marco de la sociedad burguesa, es el comienzo de su reestructuración socialista. Si, verdaderamente, <i>todos</i> toman parte en la dirección del Estado, el capitalismo no podrá ya sostenerse. Y, a su vez, el desarrollo del capitalismo crea <i>las premisas</i> para que realmente “todos” <i>puedan</i> participar en la gobernación del Estado.</span></span></span></p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"> </span></span></span></p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">»Con estas premisas <i>económicas, </i>es plenamente posible, después de derrocar a los capitalistas y a los burócratas, pasar enseguida, de la noche a la mañana, a sustituirlos por los obreros armados, por todo el pueblo armado, en <i>el control </i>de la producción y la distribución, en <i>la contabilidad </i>del trabajo y de los productos»<a href="#_ftn192" name="_ftnref192" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref192"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[192]</span></span></span></span></span></a>.</span></span></span></p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">La ley de la negación de la negación, anteriormente vista, se desarrolla e interactúa a partir de y con la ley del aumento cuantitativo y del salto cualitativo, a la que ahora mismo se refiere Lenin. Mientras que sí hemos hablado sobre lo elemental de la negación, pensamos que es tan obvia la existencia de la ley del salto dialéctico a lo nuevo a partir del aumento cuantitativo de lo viejo<a href="#_ftn193" name="_ftnref193" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref193"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[193]</span></span></span></span></span></a>, o del “orden” que surge del “caos”<a href="#_ftn194" name="_ftnref194" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref194"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[194]</span></span></span></span></span></a><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span style="vertical-align:baseline">,</span></span> que no vamos a explayarnos en ella. Lo dicho por Lenin es suficiente: el aumento de la lucha de clases hace que la democracia burguesa ceda ante la democracia socialista, que el Estado burgués sea destruido por el Estado obrero, «<i>más»</i> democrático que el burgués, y en ese momento se produce un salto cualitativo con la aparición del Estado obrero que permite que el pueblo trabajador armado aplique inmediatamente medidas socioeconómicas mediante «una especie de parlamento» no burgués y no burocratizado: </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">«Los obreros después de conquistar el poder político, destruirán el viejo aparato burocrático, lo demolerán hasta los cimientos, no dejarán de él piedra sobre piedra, lo sustituirán por otro nuevo, formado por los mismos obreros y empleados, <i>contra </i>cuya transformación en burócratas se tomarán sin dilación las medidas analizadas con todo detalle por Marx y Engels: 1) no sólo elegibilidad, sino movilidad en cualquier momento; 2) sueldo no superior al salario de un obrero; 3) paso inmediato a un sistema en el que <i>todos</i> desempeñen funciones de control y de inspección y <i>todos</i> sean “burócratas” durante algún tiempo, para que, de este modo, <i>nadie</i> pueda convertirse en “burócrata”»<a href="#_ftn195" name="_ftnref195" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref195"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[195]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Lenin no habla de que la clase obrera accede al gobierno dentro del sistema político burgués, sino de que destruye el Estado capitalista y por tanto toda forma de gobierno encorsetado, atado, por el poder de clase de la burguesía: aquí está el salto cualitativo que explica el salto de calidad en la democracia, que pasa de ser burguesa a ser socialista. La diferencia entre «gobierno democrático» y «Estado burgués» es clara: los ministros pasan, la policía permanece. Los bolcheviques conocían muy bien las lecciones históricas sobre la resistencia de las fuerzas represivas a los avances democráticos del pueblo. Lenin se enfrenta aquí de forma radical a Kautsky y a la socialdemocracia que olvidaba por completo el problema del Estado al analizar la «revolución <i>política</i>»<a href="#_ftn196" name="_ftnref196" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref196"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[196]</span></span></span></span></span></a>, que a lo sumo que llega es a cambiar ministros y funcionarios con una orientación menos conservadora, “radical” sólo en lo político pero no en lo que atañe a la propiedad privada y a las relaciones de producción. Sobre los límites del reformismo que se limita a cambiar ministros, Lenin pregunta: </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">« ¿Por qué estos ministerios no pueden ser reemplazados, supongamos, por comisiones de especialistas adjuntas a los Soviets soberanos y omnipotentes de Diputados Obreros y Soldados?</span></span></span></p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">»La esencia de la cuestión no radica, ni mucho menos, en si seguirán existiendo los “ministerios”, o habrá “comisiones de especialistas” u otras instituciones; esto no tiene importancia alguna. La esencia de la cuestión radica en saber si se conserva la vieja máquina estatal (enlazada por miles de hilos a la burguesía y empapada hasta la médula de rutina e inercia) o si se la <i>destruye</i>, sustituyéndola por otra<i> nueva.</i> La revolución no debe consistir en que la nueva clase mande y gobierne con ayuda de la <i>vieja</i> máquina del Estado, sino en que <i>destruya </i>esta máquina y mande y gobierne con ayuda de otra <i>nueva</i>. Kautsky escamotea, o no ha comprendido en absoluto, esta idea <i>fundamental</i> del marxismo»<a href="#_ftn197" name="_ftnref197" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref197"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[197]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Lenin escribió <i>El Estado y la revolución </i>antes de octubre de 1917, y la experiencia posterior de la URSS y de todos los procesos revolucionarios que llegaron a ese momento crucial de dar el salto cualitativo al poder obrero armado, o no darlo por razones reformistas varias, es concluyente: más temprano que tarde el poder armado del pueblo ha de proceder contra la propiedad burguesa y contra el Estado capitalista, o se lanzará a la contrarrevolución. Ahora bien, la experiencia ha mostrado que las direcciones revolucionarias miden con precisión y objetividad política cuándo y cómo, con qué intensidad y extensión socializar las fuerzas productivas. Limitándonos a la revolución bolchevique, Lenin calibró mucho cada una de las expropiaciones, buscando atraerse en la medida de lo posible a los capitalistas, y sobre todo neutralizarles<a href="#_ftn198" name="_ftnref198" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref198"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[198]</span></span></span></span></span></a> para que no sabotearan la ya muy débil economía, como ha demostrado, entre otros, D. Rafuls en su rigurosa investigación histórica. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Pero a pesar de estas sabias precauciones, que sólo el infantilismo denuncia, tarde o temprano los pueblos emancipados se ven en la necesidad de responder a la contrarrevolución que ataca desde dentro y desde fuera. Hasta finales de la década de 1970 las lecciones históricas a este respecto eran incuestionables: «El aparato del Estado burgués <i>deja de respetar </i>“la voluntad y el voto de la mayoría” a partir del momento en el que éstos entran en un conflicto irreconciliable con los intereses de clase fundamentales de la burguesía. Esta es la lección de la historia en la que se basa la teoría marxista del Estado burgués»<a href="#_ftn199" name="_ftnref199" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref199"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[199]</span></span></span></span></span></a>, y lo sigue siendo aún</span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">más en este último tercio de siglo cuando ya es una realidad<a href="#_ftn200" name="_ftnref200" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref200"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[200]</span></span></span></span></span></a> la militarización de la policía<a href="#_ftn201" name="_ftnref201" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref201"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[201]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">9. PRIMERA FASE DEL COMUNISMO Y SEGUNDA FASE DEL COMUNISMO </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Lenin recurre a la <i>Crítica del Programa de Götha </i>de Marx,<i> </i>que entonces era prácticamente desconocido en las izquierdas, para argumentar cómo será el proceso de extinción del Estado. Comienza recordando que, hablando de la primera fase del comunismo, Marx criticó la tesis de Lassalle de que en el socialismo el obrero recibirá el producto completo, íntegro, de su trabajo. Marx mostró que del trabajo social realizado colectivamente habría que descontar tres fondos: uno de reserva, otro para reponer lo gastado y ampliar la producción, y otro para gastos sociales y de consumo. Marx insiste en que esta primera fase del comunismo no es aún el comunismo pleno, creativo en todo su potencia ahora mismo inimaginable, sino «una sociedad que acaba de <i>salir </i>precisamente de la sociedad capitalista y que, por tanto, presenta todavía en todos sus aspectos, en el económico, el moral y el intelectual, el sello de la vieja sociedad de cuyas entrañas procede»<a href="#_ftn202" name="_ftnref202" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref202"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[202]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Semejante advertencia de Marx es imprescindible para entender todo lo que sigue, y ha sido muy frecuentemente desoída por la izquierda, que erróneamente cree que el comunismo puede desarrollarse inmediatamente, sin mácula ni adherencias perniciosas del capitalismo. No es así, advierte Marx. Todavía en ese momento la sociedad no será plenamente comunista, sino que se encontrará en un período de transición, en su primera fase, en la socialista en la que «los medios de producción han dejado ya de ser propiedad privada de los distintos individuos para pertenecer a toda la sociedad. Cada miembro de ésta, al efectuar cierta parte del trabajo socialmente necesario, obtiene de la sociedad un certificado acreditativo de haber realizado tal o cual cantidad de trabajo. Por este certificado recibe de los almacenes sociales de artículos de consumo la cantidad correspondiente de productos. Deducida la cantidad de trabajo que pasa al fondo social, cada obrero recibe, pues, de la sociedad tanto como le entrega»<a href="#_ftn203" name="_ftnref203" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref203"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[203]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Todo indica, al parecer y según Lassalle, que hemos encontrado el reino de la «igualdad» basado en el «derecho igual de cada uno al producto igual del trabajo». Pero se trata de un error, y Lenin recurre a Marx: «Aquí –dice Marx- nos encontramos, en efecto, ante un “derecho igual”, pero es <i>todavía</i> “un derecho burgués”, que, como todo derecho, <i>presupone la desigualdad. </i>Todo derecho significa aplicar un rasero <i>igual</i> a hombres <i>distintos</i>, que de hecho no son idénticos, no son iguales entre sí; y por eso, “el derecho igual” es una infracción de la igualdad y una injusticia», y Lenin cita directamente a Marx: «Con igual trabajo –concluye Marx- y, por consiguiente, con igual participación en el fondo social de consumo, unos reciben de hecho más que otros, unos son más ricos que otros, etc. Para evitar todos estos inconvenientes, el derecho no tendría que ser igual, sino desigual…»<a href="#_ftn204" name="_ftnref204" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref204"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[204]</span></span></span></span></span></a>. Lenin lo expresa así: </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">«Por consiguiente, la primera fase del comunismo no podrá proporcionar ni justicia ni igualdad: subsistirán las diferencias de riqueza, que son injustas; pero no podrá existir <i>la explotación</i> del hombre por el hombre, pues será imposible apoderarse, a título de propiedad privada, de <i>los medios de producción</i>, las fábricas, las máquinas, las tierras, etc. Al pulverizar la frase de Lassalle, confusa al estilo pequeñoburgués, acerca de la “igualdad” y la “justicia” <i>en general</i>, Marx señala <i>el curso de desarrollo </i>de la sociedad comunista, <i>se verá obligada </i>a destruir primero <i>solamente</i> la “injusticia” que representa la usurpación de los medios de producción por individuos aislados, pero <i>no estará en condiciones </i>de suprimir de golpe la otra injusticia, consistente en distribuir los artículos de consumo “según el trabajo” (y no según las necesidades)»<a href="#_ftn205" name="_ftnref205" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref205"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[205]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">La teoría general marxista, no sólo la específica sobre el Estado, sostiene que la conciencia revolucionaria es imprescindible para el avance al comunismo. Ahora, al darnos cuenta de las dificultades que debe superar el socialismo o primera fase del comunismo, comprendemos la verdad profunda de ese principio: «…en la primera fase de la sociedad comunista (a la que suele darse el nombre de socialismo), “el derecho burgués” <i>no</i> se suprime por completo, sino sólo en parte, sólo en la medida de la transformación económica ya alcanzada, es decir, sólo en lo que atañe a los medios de producción. “El derecho burgués” los considera propiedad privada de los individuos. El socialismo los convierte en propiedad <i>común</i>. <i>En este sentido</i> –y sólo en este sentido- desaparece “el derecho burgués”»<a href="#_ftn206" name="_ftnref206" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref206"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[206]</span></span></span></span></span></a>. Pese a este avance histórico subsistirán y tenderán a reproducirse comportamientos e ideologías del pasado debido a la supervivencia del “derecho burgués”, por muy debilitado que esté al haber perdido la burguesía su propiedad privada y su poder estatal. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">La conciencia comunista es fundamental porque el “derecho burgués” «… persiste en otro de sus aspectos: como regulador de la distribución de los productos y de la distribución del trabajo entre los miembros de las sociedad. “El que no trabaja, no come”: este principio socialista<i> ya</i> es una realidad; “a igual cantidad de trabajo, igual cantidad de productos”: también este principio socialista es <i>ya </i>una realidad. Pero eso no es todavía el comunismo, no suprime aún “el derecho burgués”, que por una cantidad desigual (desigual en la práctica) de trabajo da una cantidad igual de productos a hombres que no son iguales»<a href="#_ftn207" name="_ftnref207" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref207"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[207]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Hay que huir de toda utopía voluntarista en el sentido de creer que los hombres y mujeres aprenderán inmediatamente a comportarse como comunistas en una sociedad que aún no puede llegar al comunismo pleno porque todavía no se han desarrollado las condiciones sociales que lo exigen, lo permiten y lo generan. Lenin insiste en esta dificultad objetiva, dificultad que Marx define como «un defecto inevitable en la primera fase del comunismo», en la fase socialista, que solamente puede ser controlado y superado mediante la acción del Estado que «velando por la propiedad común de los medios de producción, vele por la igualdad del trabajo y por la igualdad en la distribución de los productos […] el Estado no se ha extinguido todavía del todo, pues sigue existiendo la protección del “derecho burgués”, que santifica la desigualdad de hecho. Para que el Estado se extinga por completo hace falta el comunismo completo»<a href="#_ftn208" name="_ftnref208" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref208"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[208]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Antes de esto, hay que transitar por la que «Marx denominó “primera” fase o fase inferior de la sociedad comunista, a la que se llama habitualmente socialismo. Por cuanto los medios de producción se convierten en propiedad <i>común, </i>puede aplicarse también a esta fase la palabra “comunismo”, más sin olvidar que esto <i>no</i> es el comunismo completo. La gran importancia de las explicaciones de Marx reside en que también aquí aplica de manera consecuente la dialéctica materialista, la teoría del desarrollo, considerando el comunismo como algo que se desarrolla <i>del </i>capitalismo […] Como es natural, el derecho burgués respecto a la distribución de los artículos <i>de consumo</i> presupone también inevitablemente <i>un Estado burgués,</i> pues el derecho no es nada sin un aparato capaz de <i>obligar </i>a observar las normas de derecho. Resulta, pues, que en el comunismo no sólo subsiste durante cierto tiempo el derecho burgués, sino que subsiste incluso el Estado burgués ¡sin burguesía! […] Marx no introdujo por capricho en el comunismo un trocito de derecho “burgués”, sino que tomó lo que es económica y políticamente inevitable en una sociedad que brota <i>de las entrañas </i>del capitalismo»<a href="#_ftn209" name="_ftnref209" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref209"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[209]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Si los bolcheviques eran muy conscientes de los riesgos de que la NEP facilitase la recuperación del capitalismo, como hemos visto, los comunistas somos muy conscientes de que la pervivencia del «Estado burgués sin burguesía» durante la primera fase del comunista, es decir, durante el tránsito socialista al comunismo pleno, puede facilitar le recuperación del capitalismo que aunque económica y políticamente vencido, aún mantiene restos de poder e influencia ideológica y costumbrista. Para luchar contra este peligro objetivo y cierto hay sólo dos medios: la autoorganización del pueblo mediante su democracia socialista y el control estatal. Lenin no se cansa nunca de remarcar el primero, y en este momento de su aportación a la teoría marxista del Estado también recalca el segundo: </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">«Contabilidad y control: eso es <i>lo principal</i> que se necesita para “poner a punto” y hacer que funcione bien <i>la primera fase</i> de la sociedad comunista. En ella, <i>todos</i> los ciudadanos se convierten en empleados a sueldo del Estado, que no es otra cosa que los obreros armados. <i>Todos</i> los ciudadanos pasan a ser empleados y obreros de <i>un solo </i>“consorcio” del Estado, de todo el pueblo. El quid de la cuestión está que trabajen por igual, observando bien la medida del trabajo, y reciban por igual. El capitalismo <i>ha simplificado </i>en extremo la contabilidad y el control de esto, reduciéndolos a operaciones extraordinariamente simples de inspección y anotación […] Cuando <i>la mayoría </i>del pueblo comience a llevar por su cuenta y en todas partes esa contabilidad, ese control sobre los capitalistas (que entonces se convertirán en empleados) […] aprendan a gobernar <i>por sí mismos </i>el Estado […] desde ese momento empezará a desaparecer la necesidad de toda gobernación en general. Cuanto más completa sea la democracia, más cercano estará el momento en que deje de ser necesaria. Cuanto más democrático sea el “Estado”, compuesto de obreros armados, y que “no será ya un Estado en el verdadero sentido de la palabra”, con tanta mayor rapidez comenzará a extinguirse <i>todo</i> Estado»<a href="#_ftn210" name="_ftnref210" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref210"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[210]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Para que pueda avanzarse de la fase primera del comunismo, o fase socialista al comunismo pleno, completo, es necesario un desarrollo superlativo de las fuerzas productivas y un cambio definitivo en las relaciones de producción. El objetivo es lograr una reducción máxima posible y racional del tiempo de trabajo necesario, ya que para entonces se habrá extinguido el trabajo asalariado, explotado. El dominio científico de la ley de la productividad del trabajo social, la ley del mínimo esfuerzo o la ley del ahorro de tiempo y energía, que vienen a decir lo mismo, acelera el desarrollo de la segunda fase del comunismo. Sobre estas cuestiones centrales rozamos un debate en el que no podemos extendernos: la reintegración de la especie humana en la naturaleza, o la recuperación del «intercambio metabólico con la naturaleza»<a href="#_ftn211" name="_ftnref211" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref211"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[211]</span></span></span></span></span></a>, que será tan rápida o lenta según sea el avance al eco-socialismo y después al eco-comunismo. Todo dependerá de la conciencia del pueblo, de sus medios democrático-socialistas para aplicar medidas tajantes contra el acelerado deterioro socioecológico<a href="#_ftn212" name="_ftnref212" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref212"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[212]</span></span></span></span></span></a>, y de la fuerza pedagógica de su Estado para avanzar en esta dirección: la crisis socioecológica no destruirá al capitalismo<a href="#_ftn213" name="_ftnref213" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref213"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[213]</span></span></span></span></span></a>, sólo la revolución socialista lo hará.</span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">La reunificación del trabajo intelectual con el trabajo manual es una prioridad que Lenin plantea para asegurar y acelerar la extinción del Estado ya que así «deja de existir una de las fuentes más importantes de la desigualdad <i>social</i> contemporánea, una fuente que en modo alguno puede ser suprimida de golpe por el solo hecho de que los medios de producción pasen a ser propiedad social, por la sola expropiación de los capitalistas»<a href="#_ftn214" name="_ftnref214" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref214"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[214]</span></span></span></span></span></a>. Quiere esto decir que la escisión mente/mano tiene causas históricas anteriores a la explotación capitalista, al igual que sucede con el patriarcado y con la opresión de un pueblo por otro, que hunden sus raíces en los orígenes de la propiedad privada. Ahora entendemos mejor la insistencia de Lenin en la revolución cultural antiburocrática arriba defendida, inserta en otra serie de medidas como la lucha contra la opresión de la mujer y la opresión nacional, etcétera. Y Lenin precisa aún más: </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">«Esta expropiación dará <i>la posibilidad</i> de desarrollar las fuerzas productivas en proporciones gigantescas. Y al ver cómo <i>retrasa</i> el capitalismo ya hoy, de modo increíble, este desarrollo y cuánto podríamos avanzar sobre la base de la técnica moderna ya lograda, tenemos derecho a decir con la mayor certidumbre que la expropiación de los capitalistas originará inevitablemente un desarrollo gigantesco de las fuerzas productivas de la sociedad humana. Lo que no sabemos<i> ni</i> <i>podemos</i> saber es la rapidez con que avanzará ese desarrollo, la rapidez con la que llegará a romper con la división del trabajo, a suprimir el contraste entre el trabajo intelectual y el manual, a convertir el trabajo en “la primera necesidad vital”»<a href="#_ftn215" name="_ftnref215" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref215"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[215]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Lenin no es determinista, siempre piensa en la unidad y lucha de contrarios, en la acción consciente guiada por una teoría revolucionaria que puede vencer o ser vencida: por tanto insiste en «<i>la posibilidad</i>» de un incremento gigantesco de las fuerzas productivas si se interviene según un plan coherente. Y siempre compara es<i> posibilidad</i> con la realidad capitalista para disponer así de una visión lo más objetiva posible de la dinámica social. Tiene toda la razón cuando afirma que el capitalismo retrasa de modo increíble el desarrollo de la ciencia natural y social<a href="#_ftn216" name="_ftnref216" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref216"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[216]</span></span></span></span></span></a>, como se está demostrando en la actual crisis en la que la burocracia y la falta de inversiones estatales paralizan la investigación científica<a href="#_ftn217" name="_ftnref217" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref217"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[217]</span></span></span></span></span></a>, y sobre todo en que son las necesidades ciegas del beneficio burgués las que imponen qué y para qué se investiga, condenando al olvido proyectos que pueden beneficiar a los pueblos una vez que la praxis científico-crítica se libere del patrón<a href="#_ftn218" name="_ftnref218" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref218"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[218]</span></span></span></span></span></a> imperialista. Ahora comprendemos también el porqué de su insistencia en la formación en el método dialéctico cada día más necesario para recuperar el poder revolucionario de la ciencia, cuando la crisis socioecológica confirma que existen «puntos de vuelco» que pueden originar «cambios bruscos en muy poco tiempo»<a href="#_ftn219" name="_ftnref219" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref219"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[219]</span></span></span></span></span></a> haciéndola incontrolable. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Sobre la base material y cultural de un gigantesco desarrollo de la productividad del trabajo y de otras relaciones sociales de producción basadas en «personas nuevas», sobre esta realidad se podrá avanzar de la posibilidad a la probabilidad de que: </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">«El Estado podrá extinguirse por completo cuando la sociedad aplique la regla: “De cada cual, según sus capacidad; a cada cual, según sus necesidades”; es decir, cuando los hombres estén ya tan habituados a observar las normas fundamentales de convivencia y cuando su trabajo sea tan productivo que trabajen voluntariamente <i>según su capacidad</i>. “El estrecho horizonte del derecho burgués”, que obliga a calcular con la insensibilidad de un Shylock para no trabajar ni media hora más que otro ni percibir menos salario que otro, este estrecho horizonte será entonces rebasado. La distribución de los productos no requerirá entonces que la sociedad regule la cantidad de ellos que habrá de de recibir cada uno; todo individuo podrá tomarlos libremente “según sus necesidades”»<a href="#_ftn220" name="_ftnref220" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref220"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[220]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Lenin se adelanta a las befas y mofas ridiculizantes de la burguesía contra este proyecto nada utópico, y les responde con argumentos que sorprender por su actualidad: </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">«A ningún socialista se le ha ocurrido “prometer” la llegada de la fase superior de desarrollo del comunismo; y <i>la previsión </i>de los grandes socialistas de que esta fase ha de advenir presupone una productividad del trabajo que no es la actual y hombres <i>que no son los actuales </i>filisteos, capaces -como los seminaristas de Pomialovski- de dilapidar “a tontas y a locas” los depósitos de la riqueza social y pedir lo imposible. </span></span></span></p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">»Mientras llega la fase “superior” del comunismo, los socialistas exigen <i>el más riguroso </i>control por parte de la sociedad y <i>por parte del Estado</i> sobre la medida de trabajo y la medida de consumo. Pero este control ha de <i>comenzar </i>por la expropiación de los capitalistas, por el control de los obreros sobre los capitalistas, y no debe efectuarlo un Estado de burócratas, sino el Estado <i>de los obreros armados</i>»<a href="#_ftn221" name="_ftnref221" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref221"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[221]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">El consumismo compulsivo es una necesidad del sistema capitalista para incrementar las ventas y los beneficios<a href="#_ftn222" name="_ftnref222" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref222"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[222]</span></span></span></span></span></a>, pero en el socialismo se hará una pedagogía sistemática para no dilapidar a tontas y a locas los recursos sociales y naturales. Mucho antes de que el primer informe del Club de Roma en 1972 sobre los límites del crecimiento advirtiera oficialmente de la necesidad de vigilar el consumo global, el planteamiento comunista era tajante al respecto. Mientras que el capitalismo necesita el aturdimiento consumista<a href="#_ftn223" name="_ftnref223" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref223"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[223]</span></span></span></span></span></a>, al socialismo le urge además de actualizar las aportaciones del Che sobre el «hombre nuevo», también la crítica de la «conciencia infeliz» y de la «desublimación represiva» realizada por Marcuse<a href="#_ftn224" name="_ftnref224" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref224"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[224]</span></span></span></span></span></a>, además de otras investigaciones, pero sobre todo debe atender la decisiva cuestión de las «necesidades»<a href="#_ftn225" name="_ftnref225" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref225"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[225]</span></span></span></span></span></a>, del «ser humano rico en necesidades», en plural. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Decimos que las necesidades son plurales porque además de surgir del metabolismo socionatural, también aumentan con el desarrollo colectivo, siempre sobre una base de necesidad biológica y natural objetiva que nunca ha negado el marxismo y que ha sido malinterpretada por ciertos analistas que le acusan de «cínica mirada determinista»<a href="#_ftn226" name="_ftnref226" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref226"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[226]</span></span></span></span></span></a>. Las «necesidades burguesas» son creadas por el capital, pero las necesidades humanas que siempre son colectivas, son parte del proceso social de trabajo creativo y libre en respuesta a la necesidad objetiva. La primera fase del comunismo, la socialista, ha de agilizar la interacción entre la producción de necesidades y las necesidades de la producción<a href="#_ftn227" name="_ftnref227" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref227"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[227]</span></span></span></span></span></a>, en una sociedad en la que ya se ha expropiado al capitalismo y por tanto se estrecha la relación consciente entre necesidades y valor de uso. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">De todas las acepciones del concepto de «necesidad», en las duras condiciones de verano de 1917 Lenin da más importancia a la que hace hincapié en el proceso por el cual los sectores sociales menos concienciados, los más reaccionarios y egoístas, los capitalistas, truhanes y señoritos, serán convencidos de la necesidad de observar las nuevas reglas socialistas: </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">«Porque cuanto<i> todos</i> hayan aprendido a dirigir y dirijan en realidad por su cuenta la producción social; cuando hayan aprendido a efectuar la contabilidad y el control de los haraganes, de los señoritos, de los truhanes y demás “depositarios de las tradiciones del capitalismo”, escapar a esta contabilidad y control, realizados por la totalidad del pueblo, será sin remisión algo tan inaudito y difícil, una excepción tan rara, y suscitará seguramente una sanción tan rápida y severa (pues los obreros armados son gente práctica y no intelectualillos sentimentales, y será poco probable que permitan a nadie jugar con ellos), que <i>la necesidad</i> de observar las reglas fundamentales, nada complicadas, de toda convivencia humana se convertirá muy pronto en <i>una costumbre.</i></span></span></span></p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">»Y entonces se abrirán de par en par las puertas para pasar de la primera fase de la sociedad comunista a su fase superior, a la extinción completa del Estado»<a href="#_ftn228" name="_ftnref228" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref228"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[228]</span></span></span></span></span></a><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span style="vertical-align:baseline">.</span></span></span></span></span></p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Iñaki Gil de San Vicente</span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Euskal Herria, 19 de febrero de 2015 </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">2.- </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"> TREINTA TESIS SOBRE GUERRA IMPERIALISTA </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Tesis 1. Existen leyes naturales objetivas insalvables para la especie humana que determinan en última instancia los límites de los modos de producción e imponen fronteras de existencia que deben ir siendo superadas en la medida de lo posible, para que en el mismo momento de su superación toparse en ese instante con otra u otras fronteras anteriormente desconocidas y tal vez más inalcanzables. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Tesis 2. La dialéctica de lo que llamamos «guerra» es parte de este devenir y su contradicción interna, es decir, guerra justa/guerra injusta, es la expresión máxima alcanzable en todo régimen explotador del problema existencial del control de la economía del tiempo, de uso irracional de los recursos energéticos o, por el contrario, de la planificación y de la racionalidad del ahorro de energía. Es decir, de la planificación socialista que antecede al comunismo. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Tesis 3. La «guerra» no ha existido siempre. Ciñéndonos a la antropogenia, nuestra especie ya traía por la evolución anterior una capacidad de autodefensa y ataque que, muy en síntesis, se suele definir como capacidad de control colectivo e individual de la agresividad. Los actos de agresividad, conflicto y hasta violencia constatados por la arqueología no eran ni podían ser «guerras». </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Tesis 4. No existe el «gen asesino» como dicen los reaccionarios fascistas y militaristas negando toda evidencia científica. En el comunismo primitivo no había ni podía haber «guerras» porque no existían aún contradicciones suficientes como para que surgiera un poder capaz de organizar estructuras especializadas en sostener conflictos de alta letalidad y larga duración para las condiciones productivo-reproductivas de la época. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Tesis 5. La «guerra» surge con el avance del modo de producción tributario, es decir conforme surge la agricultura y ganadería estabulada, etc., en forma de propiedad privada. La «guerra» es inseparable de la explotación patriarcal. Las ciudades-Estados y los imperios tributarios necesitaban de burocracias para varias tareas: asegurar y controlar la producción y el mercado; concentrar el excedente en una minoría; llevar la contabilidad y administrar las reservas; potenciar el comercio; garantizar el orden interno y la explotación de mujeres y esclavos, e imponerse en el orden externo para ampliar las riquezas mediante el saqueo y la obtención de esclavas y esclavos. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Tesis 6. Los ejércitos van surgiendo en esta fase que podemos dar por definitiva alrededor de hace +/- 6000, según las zonas. Las guerras de la antigua Sumer, Mesopotamia, Egipto, India, China, llamadas «guerras tributarias», podían causar devastaciones y crímenes atroces. Las guerras son, como se ve, inseparables de la propiedad y del Estado que la protege e impulsa. La aparición de las guerras va exigiendo la formación paralela primero de una casta cada vez más dedicada a ello, a organizar el ejército y sus equipos imprescindibles, y después, siglos más tarde, de una clase social dominante que usa a esa casta transformada en militares de oficio, para dominar interna y externamente. También van surgiendo las primeras doctrinas militares que a la vez son decisiones políticas funcionales a las necesidades económicas. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Tesis 7. Insistimos en que, de todos modos, pese al impacto cualitativo de la propiedad privada, del dinero y del mercado, del Estado y de la violencia organizada en forma de guerra, pese a esto, existen leyes naturales objetivas que enlazan inevitablemente las violencias a lo largo de la antropogenia hasta el presente, siendo la decisiva el siempre crucial problema del ahorro de energía y de la obtención de recursos básicos, como hemos dicho. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Tesis 8. Las determinaciones naturales objetivas, como la energía, el tiempo, el espacio, el clima, los recursos naturales incluida la población amiga o enemiga, etc., pueden ser más o menos controladas y reducidas por las fuerzas productivo-reproductivas generadas por los modos de producción y por sus formaciones económico-sociales, pero a pesar de ello siempre estarán ahí porque forman la materialidad del mundo. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Tesis 9. Peor aún, al aumentar las tensiones múltiples provocadas por la propiedad privada, aumentan las determinaciones sociales que se unen a las naturales ya vistas. La práctica de tierra quemada, de envenenamiento de pozos y de comida, el desvío de cauces de agua, provocación de traiciones y revueltas en la retaguardia del enemigo, el corte de sus vías de comunicación y comercio, etc., además del permanente incremento de la letalidad de las armas y de su modo de empleo como en el capitalismo contemporáneo, capaces de aniquilar la vida en el planeta. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Tesis 10. La Tierra y la biodiversidad tienen una «capacidad de carga», de absorción y reciclaje de los desastres provocados por las contradicciones sociales de los modos de producción explotadores: hambrunas, saqueos, incendios, migraciones, matanzas, desertizaciones, propagación de plagas y enfermedades llevadas por los invasores, exterminios de culturas y pueblos, imperialismo ecológico, etc. Como veremos, el capitalismo y la guerra imperialista han llevado esta capacidad de carga al filo del desastre. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Tesis 11. Por tanto, a partir de la propiedad privada, esta necesidad objetiva insoslayable es transitoriamente resuelta con la explotación interna, o sea, mediante la guerra social, con la ley de la productividad del trabajo dirigida por la clase dominante con el apoyo de su Estado, y con el ejército en su doble tarea: represión en la guerra social interna, y guerra externa defensiva u ofensiva. La dialéctica entre guerra social y guerra bélica ha de ser analizada en cada fase de la lucha de clases y de las contradicciones interestatales. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Tesis 12. La economía tributaria y su forma de guerra se sostenían sobre la brutal guerra social interna del campesinado empobrecido, sobre todo de la mujer y de la esclavitud, así como en los tributos impuestos a los Estados vencidos o débiles que pagaban para no ser esclavizados. Ello le permitió crear grandes imperios con Estados centralizados, con ejércitos muy efectivos basados sobre todo en las armas de bronce, en la colaboración de armas incluidas las de asedio, en la marina, en redes logísticas muy efectivas, en almacenes, en correos rápidos, en sobornos, espionaje y diplomacia. Era una civilización guerrera, como toda civilización basada en la explotación aunque su violencia no podía aún desarrollar la sofisticada brutalidad imperialista. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Tesis 13. La mayoría de los imperios tributarios se hundieron, en resumen, porque su economía y su ejército no pudieron contener las luchas de clases internas, las sublevaciones de los pueblos oprimidos y la aparición de ejércitos enemigos más poderosos. Algunos porque también habían desertizado la tierra. Además, los ejércitos atacantes tenían ventajas decisivas: empleaban más armas de hierro que de bronce, usaban mejor los caballos y los arcos, no dependían tanto de la logística y por lo general eran más «democráticos» para la época que los tributarios. Como en la economía, la ventaja tecnológica puede ser decisiva al menos mientras no se ha generalizado entre los bandos enemigos. Por eso los Estados protegían y protegen sus tecnologías secretas para mantener esa superioridad.</span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Tesis 14. Pero el modo de producción tributario y su forma de guerra tenían una debilidad estructural que daría la victoria al modo de producción esclavista grecolatino, más pequeño geográficamente, que en condiciones excepcionales pudo dar un salto cualitativo integrando en una totalidad nueva muchos de los avances anteriores, dando vida a la «democracia esclavista» en la que la mujer era simple paridora de soldados. Lo decisivo era que, salvando todas las distancias, surgió una especie de «clase mercantil», de campesinos y artesanos con mucha más iniciativa y libertad esclavista que en los autoritarios imperios tributarios. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Tesis 15. Esa libertad se sostenía en una economía mercantil expansiva, con una cultura política abierta a las presiones incluso revolucionarias del pueblo libre patriarcal y esclavista, con una la buena artesanía para copar mercados, con una escritura alfabética y, lo que es decisivo, con una política financiera y monetaria no atada a los caprichos del rey tributario sino a la expansión primero económica y luego militar. La civilización grecorromana se expandió sobre la explotación económica y la guerra llevada a niveles de atrocidad. Las dos formaban una. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Tesis 16. La guerra esclavista es un resultado de todo ello y uno de sus sostenes durante siglos. Necesitó tiempo para crearse porque a la vez se tenía que crear un Estado muy diferente al tributario capaz de organizar la compleja estructura necesaria para ese ejército, y no era fácil crearlo, pero incluso no siendo óptimo, era superior al tributario. Eso hizo que por debajo de la falange griega y macedónica, y de la legión romana, existiera una lógica común: el soldado voluntario o a sueldo procedente del campesinado y artesanado libres, que luchan conscientemente en defensa de su pequeña propiedad y de su cultura, a pesar de las diferencias clasistas en el ejército en beneficio casi siempre de las clases más ricas. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Tesis 17. Comparada con los ejércitos tributarios, la población libre esclavista tenía intereses propios que defender, y a veces hasta se permitían el lujo de armar a los esclavos para que lucharan con ellos contra el enemigo del amo. La población libre aceptaba la dura disciplina militar y a veces participaba en asambleas para defender sus intereses propios, porque sabía que así obtendría más beneficios que con la obediencia basada en tener más miedo al propio mando que al enemigo.</span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Tesis 18. Cuando las bases socioeconómicas grecorromanas se fueron debilitando, era tan grande la ventaja administrativa y militar lograda que por sí misma mantuvo una estructura que compensaba la imparable caída socioeconómica. Una cualidad suya era aprender de las derrotas e integrar en su doctrina muchas de las ventajas técnicas de los ejércitos a los que terminaba venciendo. Sufrió derrotas, desde luego, pero esas mejoras retrasaron su hundimiento durante muchos siglos. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Tesis 19. La casi total desaparición de la economía dineraria y del mercado en Europa occidental, así como la irrupción de pueblos en armas germánicos y de Asia Central supuso una vivificación de las libertades, la creación de poderes militares y comunas autodefendidas. La irrupción del estribo en el siglo IX incrementó la superioridad de las clases dominantes porque se multiplicó la letalidad de la caballería contra la infantería. La Iglesia apoyó todo lo que pudo al feudalismo, como la prohibición de la ballesta en 1139, arma democrática por excelencia y por eso mortal para el feudalismo. Los señores podían usarla, los campesinos eran excomulgados sin la usaban.</span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Tesis 20. La economía mercantil creció mucho en el siglo XIII aumentando la explotación social agravada por una crisis alimentaria, de modo que para el s. XIV se multiplicaron las resistencias, conflictos y sublevaciones campesinas y urbanas. Es poco lo que se conoce de esta fase de guerra social compleja porque el feudalismo silenciaba y falsificaba todo lo posible las luchas de los y las explotadas. Los señores feudales no tenían tropas especializadas en la represión de la lucha de clases, por lo que las masacres eran directas y sin tapujos, como en las pocas batallas campales que se libraron desde el siglo VIII en adelante. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Tesis 21. Las tensiones creadas por la crisis azuzaron la modernización de los ejércitos feudales también para guerras exteriores mejorando los barcos, cañones y armas de pólvora desde el siglo XIII. Los costos aumentaban por lo que la guerra medieval buscaba ocupar las mejores tierras y ciudades del enemigo para arruinarlo, desarrollando los asedios. Los señores feudales acudían al llamado del rey con sus tropas. Según el sueldo, los mercenarios eran más o menos confiables. Más tarde aparecieron los batallones que obedecían sólo al rey. El débil «nacionalismo medieval» no podía crear ejércitos nacionales burgueses, cosa que empezaría a suceder lentamente desde el siglo XVII. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Tesis 22. Los primeros intentos revolucionarios burgueses fracasaron en el norte de Italia a finales del siglo XIV pero aumentaron hasta triunfar en los Países Bajos e Inglaterra en el siglo XVII, seguidas a finales del siglo XVIII por EEUU y Francia. La guerra medieval servía para exterminar a los pueblos que resistían al colonialismo desde finales del siglo XV, pero fracasó al final contra esas cuatro burguesías porque eran más fuertes en lo económico, político, militar e ideológico. La guerra medieval y su forma absolutista no pudieron aplastarlas, iniciándose así el desarrollo capitalista tras tomar el poder político-militar, lo que le permitió impulsar la cultura burguesa y la tecnociencia. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Tesis 23. . Desde las guerras coloniales protocapitalistas iniciadas a finales del siglo XV hasta las múltiples guerras imperialistas actuales, pasando por las contrarrevoluciones sanguinarias internas, la lógica militar burguesa es la misma en lo esencial: ejércitos que sean la materialización del fetichismo de la mercancía, es decir, que se vean a sí mismos como una prolongación física e ideológica de la ética del dinero, de la civilización del capital ubicado en su Estado-cuna colonialista o imperialista. Esta ética inhumana justifica todo salvajismo realizado en nombre de la propiedad burguesa, y a la vez todo gasto militar a costa de las clases y pueblos explotados. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Tesis 24. Marx dijo que el capitalismo vino al mundo chorreando sangre por todos sus poros, imponiendo la esclavitud asalariada mediante el hambre, saqueando y exterminando pueblos. Su fuerza decisiva era y es la simbiosis entre plusvalía, Estado, guerra y tecnociencia, en la que el factor decisivo es siempre la búsqueda desesperada del máximo beneficio empresarial en el mínimo tiempo posible sin reparar en los efectos negativos. El Estado y su ejército, así como la tecnociencia, tienen una autonomía relativa muy restringida y sólo en cuestiones menores con respecto a la lógica del capital, que es la que dirige abierta o disimuladamente la totalidad del capitalismo como relación social de explotación. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Tesis 25. La «industria de la matanza de hombres» es la denominación empleada por Marx y Engels para entender la dialéctica entre Estado, guerra y tecnociencia bajo la dirección del capital para maximizar la ganancia. Es una industria de la muerte que, en primera instancia, produce beneficios a una facción burguesa, pero a medio y largo plazo debilita la economía porque vuelve destructivas e improductivas las industrias que fabrican bienes de producción, las que producen valor y ganancia. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Tesis 26. La burguesía recurre a la industria de la muerte cuando ya ha agotado las soluciones menos violentas para salir de las crisis cada vez más duras que le pudren internamente. Esta dinámica se va intensificando desde la segunda mitad del siglo XIX subiendo escalas de destrucción que le permitan reiniciar una fase expansiva de producción de valor. Ideólogos burgueses hablan de «destrucción creativa» para no tener que dar la razón al marxismo y a la dialéctica de fuerzas productiva/destructivas. Lo básico de la teoría de la crisis y del papel de la violencia en ella, aparece en los primeros textos marxistas, perfeccionándose conforme se agudiza la lucha de clases y las guerras de liberación anticolonialista y antiimperialista. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Tesis 27. La guerra burguesa demostró con el aplastamiento de la Comuna de París en 1871 que las diferencias interestatales y nacionales desaparecen cuando hay que aterrorizar a clase obrera y al campesinado para que no avancen al socialismo. Los imperialismos que se mataron mutuamente en la IGM, se unieron como hermanos para liquidar la revolución bolchevique desde 1917 hasta su implosión en 1991, lo cual no trajo la paz porque aún había y hay Estados que avanzan al socialismo y/o reafirman su independencia de Occidente. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Tesis 28. Ahora el imperialismo lanza sus violencias, desde sanciones hasta guerras externas y represiones internas, porque no encuentra salida a la tercera Gran Depresión iniciada en 2007 que tiene contenidos y contradicciones nuevas en comparación con las de 1873 y 1929. Recordemos que estas dos grandes crisis propiciaron las dos primeras guerras mundiales. Las muy peligrosas novedades de esta tercera aceleran la decadencia imperialista y fortalecen los rechazos, resistencias y proyectos internacionales con objetivos opuestos o contrarios a los imperialistas, emancipación que Occidente no tolera. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Tesis 29. Como en crisis anteriores, ahora Occidente pone a máxima presión la industria de la matanza humana, y amplía sus objetivos contra toda la humanidad explotada, lo que nunca había hecho antes. Endurece la guerra social contra su propia clase trabajadora y contra la de los Estados vasallos y sumisos; endurece las guerras bélicas abiertas y en proceso de abrirse contra los pueblos dignos, y prepara a grandes voces un irracional camino a la muerte al exigir la rendición incondicional de muchos Estados, sobre todo de Rusia, China Popular, Irán, Venezuela, Cuba… </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Tesis 30. El deliberado impulso del fascismo por decisivos sectores burgueses busca ampliar las bases de masas alienadas al irracional militarista. Ningún reformismo podrá detener el camino a otra guerra mundial con una letalidad inimaginable. Solamente lo logrará la lucha revolucionaria organizada en pos del socialismo y del comunismo. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">IÑAKI GIL DE SAN VICENTE </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">EUSKAL HERRIA 20 de mayo de 2024 </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p class="MsoFooter" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<div>
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<div id="ftn1">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref1" name="_ftn1" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn1"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[1]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú, 1986, tomo 33, p. 4. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn2">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref2" name="_ftn2" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn2"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[2]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 4<i>.</i></span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn3">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref3" name="_ftn3" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn3"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[3]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> J. Beinstein: <i>Cambios decisivos en el sistema global. Entre ilusiones y guerras desesperadas contra el tiempo, </i>31 de octubre de 2014 (<a href="http://www.lahaine.org/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.lahaine.org</a>). </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn4">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref4" name="_ftn4" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn4"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[4]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> M. Otte: <i>El crash de la información</i>, Ariel, Barcelona 2010, p.139. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn5">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref5" name="_ftn5" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn5"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[5]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> X. Arrizabalo Montoro: <i>Capitalismo y economía mundial</i>, IME, Madrid 2014, p. 192. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn6">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref6" name="_ftn6" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn6"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[6]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> G. Boffa: <i>La revolución rusa,</i> Era, 1976, volumen 2, p. 28.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn7">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref7" name="_ftn7" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn7"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[7]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> E. Toussaint: <i>Una </i><i>salida a favor de los pueblos</i>, 10 de octubre de 2011 (<span class="MsoHyperlink" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:blue"><span style="text-decoration:underline">www.cadtm.org</span></span></span>). </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn8">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref8" name="_ftn8" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn8"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[8]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> S. Levalle y L. Levin: <i>Entrevista a Rafael Alegría</i>, 30 de diciembre de 2010 (<a href="http://www.kaosenlared.net/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.kaosenlared.net</a>).</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn9">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref9" name="_ftn9" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn9"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[9]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> M. Lebowitz: «Construyendo el socialismo para el siglo XXI: la lógica del Estado», <i>Marx Ahora</i>, La Habana, nº 31/2011, p. 60. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn10">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref10" name="_ftn10" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn10"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[10]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="Caractresdenotedebasdepage" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"DejaVu Serif Condensed"" xml:lang="ES" xml:lang="ES"> ?</span></span></span>A. C. Dinerstein: «Recobrando la materialidad: el desempleo y la subjetividad invisible del trabajo», <i>El trabajo en debate,</i> Herramienta, Buenos Aires 2009, pp. 243-268.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn11">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref11" name="_ftn11" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn11"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[11]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"> ?</span> V. I. Lenin: <i>¿Qué hacer?, </i>Obras completas, Progreso, Moscú 1981, tomo 6, p.187. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn12">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref12" name="_ftn12" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn12"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[12]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> Iñaki Gil de San Vicente: «¿Por qué editar el <i>¿Qué hacer? </i>en Euskal Herria?», <i>¿Qué Hacer? Problemas fundamentales de nuestro movimiento,</i> Boltxe Liburuak, Bilbo 2014, pp. III-CIV</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn13">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref13" name="_ftn13" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn13"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[13]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"> ?</span> V. Strada: «La polémica entre bolcheviques y mencheviques sobre la revolución de 1905», <i>Historia del marxismo, </i>Bruguera, 1979, tomo 5, p. 170.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn14">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref14" name="_ftn14" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn14"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[14]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"> ?</span> J. Salem: <i>Lenin y la revolución</i>, Península, Barcelona 2009, pp. 39-52. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn15">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref15" name="_ftn15" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn15"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[15]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> N. Domínguez: <i>Los neandertales dividían el trabajo por sexos</i>, 18 de febrero de 2015 (<a href="http://www.elpais.com/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.elpais.com</a>). </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn16">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref16" name="_ftn16" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn16"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[16]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> C. Tupac: <i>Terrorismo y civilización,</i> Boltxe Liburuak, Bilbo 2012, pp. 165-258. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn17">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref17" name="_ftn17" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn17"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[17]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> B. S. Anderson y J. P. Zinsser: <i>Historia de las mujeres: una historia propia</i>, Crítica, Barcelona 1991, tomo I, p. 37. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn18">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref18" name="_ftn18" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn18"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[18]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> N. Sekunda: <i>El ejército persa 560-330 A. C.,</i> Osprey, Madrid 1994, p. 23.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn19">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref19" name="_ftn19" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn19"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[19]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> S. N. Kramer: <i>La historia empieza en Sumer,</i> Orbis, Biblioteca de la Historia, Barcelona 1985, pp. 53-61.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn20">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref20" name="_ftn20" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn20"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[20]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> Barry J, Kemp: «El Imperio Antiguo, el Imperio Medio y el Segundo Período Intermedio (c. 2686-1552 a. C.)», <i>Historia del Egipto Antiguo,</i> Crítica, Barcelona 1997, p. 113. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn21">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref21" name="_ftn21" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn21"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[21]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> F. J. Presedo: «El imperio antiguo»,<i> Gran Historia Universal,</i> Madrid 1986, tomo 3, pp. 166-168.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn22">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref22" name="_ftn22" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn22"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[22]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> B. G. Trigger: «Los comienzos de la civilización egipcia», <i>Historia del Egipto Antiguo,</i> Crítica, Barcelona 1997, pp. 170-172. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn23">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref23" name="_ftn23" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn23"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[23]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> D. Rafuls Pineda: <i>El Estado desde la edad antigua hasta la moderna, </i>mayo 2013 (<a href="http://www.nodo50.org/cubasigloxxi" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.nodo50.org/cubasigloxxi</a>). </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn24">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref24" name="_ftn24" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn24"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[24]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> Tucídides: <i>Historia de la guerra del Peloponeso, </i>Akal, Madrid 1989, pp. 124 y ss. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn25">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref25" name="_ftn25" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn25"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[25]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> A. J. Domínguez Monedero: «Los inicios del reinado de Alejandro III de Macedonia», <i>Desperta Ferro, </i>Madrid 2014, nº 27, pp. 6-12. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn26">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref26" name="_ftn26" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn26"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[26]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> A. Pérez Rubio: «La batalla del Gránico», <i>Desperta Ferro, </i>Madrid 2014, nº 27, pp. 14-20. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn27">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref27" name="_ftn27" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn27"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[27]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> M. I. Finley: <i>El nacimiento de la política,</i> Crítica, Barcelona 1986, p. 35.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn28">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref28" name="_ftn28" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn28"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[28]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> J. L. Murga: <i>Rebeldes a la república,</i> Ariel, Barcelona 1979, p. 118. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn29">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref29" name="_ftn29" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn29"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[29]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. Segrelles: <i>Armas que conmovieron el mundo,</i> AFHA, Barcelona 1973, tomo I, p. 40.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn30">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref30" name="_ftn30" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn30"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[30]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> P. Young: <i>Máquinas de guerra,</i> Grijalbo, Barcelona 1975, p. 32</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn31">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref31" name="_ftn31" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn31"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[31]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> P. Spufford: <i>Dinero y moneda en la Europa medieval</i>, Crítica, Barcelona 1991, pp. 502-502. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn32">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref32" name="_ftn32" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn32"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[32]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> P. Kriedte: <i>Feudalismo tardío y capitalismo mercantil</i>, Crítica, Barcelona 1991, p. 152. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn33">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref33" name="_ftn33" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn33"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[33]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> P. Kriedte: <i>Feudalismo tardío y capitalismo mercantil</i>, Crítica, Barcelona 1991, p. 170. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn34">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref34" name="_ftn34" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn34"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[34]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> S. Woolf: <i>La Europa napoleónica,</i> Crítica, Barcelona 1992, p. 139. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn35">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref35" name="_ftn35" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn35"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[35]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> D. Harvey: <i>El enigma del capital y las crisis del capitalismo,</i> Akal, Madrid 2012, pp. 170-172. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn36">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref36" name="_ftn36" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn36"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[36]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> N. Davidson: <i>Transformar el mundo</i>, Pasado&Presente, Barcelona 2013, p. 144. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn37">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref37" name="_ftn37" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn37"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[37]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> N. Davidson: <i>Transformar el mundo</i>, Pasado&Presente, Barcelona 2013, pp. 145-146. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn38">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref38" name="_ftn38" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn38"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[38]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> E. Toussaint: <i>La bolsa o la vida, </i>Ciencias Sociales, La Habana 2003, p. 212. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn39">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref39" name="_ftn39" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn39"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[39]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> A. de Swaan: <i>A cargo del Estado, </i>Pomare-Corredor, Barcelona 1992, pp. 68-140.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn40">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref40" name="_ftn40" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn40"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[40]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> I. Wallerstein: <i>El moderno sistema mundial. El triunfo del liberalismo centrista, 1789-1914</i>, tomo IV,<i> </i>Siglo XXI, México 2014, p. 132. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn41">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref41" name="_ftn41" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn41"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[41]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> M. Macnair: «Las lecciones de Erfurt: la Segunda Internacional ¿se basó en “partidos de toda la clase”?», 13 de octubre de 2013 (<a href="http://www.sinpermiso.info/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.sinpermiso.info</a><span class="MsoHyperlink" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:blue"><span style="text-decoration:underline"><span style="text-decoration:none"><span style="text-underline:none">).</span></span></span></span></span> </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn42">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref42" name="_ftn42" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn42"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[42]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> L. Raphael: <i>Ley y orden. Dominación mediante la administración en el siglo XIX, </i>Siglo XXI, Madrid 2008, pp. 31-64. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn43">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref43" name="_ftn43" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn43"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[43]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> L. Raphael: <i>Ley y orden. Dominación mediante la administración en el siglo XIX, </i>Siglo XXI, Madrid 2008, pp. 135-139.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn44">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref44" name="_ftn44" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn44"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[44]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. Serge: <i>Lo que todo revolucionario debe saber sobre la represión, </i>Boltxe Liburuak, Bilbo 2011. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn45">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref45" name="_ftn45" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn45"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[45]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> E. Toussaint: <i>La bolsa o la vida, </i>Ciencias Sociales, La Habana 2003, p. 222.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn46">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref46" name="_ftn46" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn46"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[46]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> R. Muchembled: <i>Una historia de la violencia,</i> Paidós, Madrid 2010, pp. 367-373. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn47">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref47" name="_ftn47" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn47"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[47]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> P. P. Portinaro: <i>Estado, </i>Nueva Visión, Buenos Aires 2003, pp. 86-90. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn48">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref48" name="_ftn48" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn48"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[48]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> C. A. MacKinnon: <i>Hacia una teoría feminista del Estado</i>, Feminismos, Madrid 1995, pp. 288 y ss. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn49">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref49" name="_ftn49" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn49"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[49]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> S. Federici: <i>La inacabada revolución feminista. Mujeres, reproducción social y lucha por lo común,</i> Desde Abajo, Bogotá 2014, pp. 17-20. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn50">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref50" name="_ftn50" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn50"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[50]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> F. Gargallo Celentani: <i>Feminismo desde Abya Yala, </i>Desde Abajo, Bogotá 2012, pp. 95-100.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn51">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref51" name="_ftn51" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn51"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[51]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> A. Cristóbal: «El estado-nación, la globalización y el imperialismo contemporáneo», <i>Marx Ahora,</i> La Habana, nº 4-5/1997/98, p. 250. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn52">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref52" name="_ftn52" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn52"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[52]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> Ch. Laval: 12 de marzo de 2013 (<a href="http://www.vientosur.info/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.vientosur.info</a>).</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn53">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref53" name="_ftn53" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn53"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[53]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> L. Panitch: 9 de febrero de 2015 (<a href="http://www.lahaine.org/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.lahaine.org</a>). </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn54">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref54" name="_ftn54" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn54"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[54]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> M. Husson: <i>El capitalismo en 10 lecciones</i>, Viento Sur, Madrid 2013, p. 243.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn55">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref55" name="_ftn55" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn55"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[55]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> K. Marx, <i>El Capital, </i>FCE, México, 1973, libro I, pp. 36-47. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn56">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref56" name="_ftn56" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn56"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[56]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> J. Pérez Royo: <i>Notas para una teoría materialista del Estado</i>, 21 de diciembre de 2013 (<a href="http://www.kmarx.wordpress.com/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.kmarx.wordpress.com</a>).</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn57">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref57" name="_ftn57" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn57"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[57]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> N. Kohan: <i>El fetichismo de la mercancía y su secreto, </i>4 de febrero de 2015 (<a href="http://www.lahaine.org/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.lahaine.org</a>). </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn58">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref58" name="_ftn58" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn58"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[58]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> L. Silva: <i>La alienación como sistema</i>, Alfdil Ediciones, Caracas, 1983, p. 323. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn59">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref59" name="_ftn59" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn59"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[59]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> N. Poulantzas: <i>Hegemonía y dominación en el Estado moderno</i>, PYP, nº 48, Argentina 1975, p. 49. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn60">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref60" name="_ftn60" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn60"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[60]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> N. Poulantzas: <i>Hegemonía y dominación en el Estado moderno</i>, PYP, nº 48, Argentina 1975, p. 51.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn61">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref61" name="_ftn61" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn61"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[61]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> N. Poulantzas: <i>Hegemonía y dominación en el Estado moderno</i>, PYP, nº 48, Argentina 1975, p. 52. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn62">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref62" name="_ftn62" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn62"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[62]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> R. Miliband: <i>El estado en la sociedad capitalista,</i> Siglo XXI, Madrid 1980, pp. 173-254.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn63">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref63" name="_ftn63" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn63"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[63]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> A. García Linera: <i>Estado, democracia y socialismo,</i> 19 de febrero de 2015 (<a href="http://www.rebelion.org/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.rebelion.org</a>). </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn64">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref64" name="_ftn64" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn64"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[64]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> F. Neumann: «Ansiedad y política», <i>Miedo y sociedad, </i>Edit. Escuela, Buenos Aires 1976, pp. 43-78.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn65">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref65" name="_ftn65" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn65"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[65]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> D. Rushkoff: <i>Coerción</i>, La libre de marzo, Barcelona 2001, p. 209. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn66">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref66" name="_ftn66" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn66"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[66]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 89.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn67">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref67" name="_ftn67" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn67"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[67]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 89.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn68">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref68" name="_ftn68" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn68"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[68]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> F. Gargallo Celentani, <i>Feminismo desde Abya Yala, </i>Desde Abajo, Bogotá 2012, p. 213. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn69">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref69" name="_ftn69" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn69"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[69]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú, 1986, tomo 33, p. 13. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn70">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref70" name="_ftn70" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn70"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[70]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 14. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn71">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref71" name="_ftn71" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn71"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[71]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 36. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn72">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref72" name="_ftn72" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn72"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[72]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> R. Miliband: <i>El estado en la sociedad capitalista,</i> Siglo XXI, Madrid 1980, p. 261.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn73">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref73" name="_ftn73" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn73"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[73]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 77. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn74">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref74" name="_ftn74" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn74"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[74]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> C. Santos Blázquez: «¿Por qué no arden las calles con una sociedad tan quemada? Movilizaciones en el Estado español en una época de recortes», <i>Intersticios,</i> vol. 7 (1) 2013, pp. 375-396. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn75">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref75" name="_ftn75" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn75"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[75]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> D. Losurdo: <i>La lucha de clases, </i>Viejo Topo, Barcelona 2014, p. 399. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn76">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref76" name="_ftn76" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn76"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[76]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> E. Sader: <i>Democratizar es desmercantilizar, </i>12 de septiembre 2013 (<a href="http://www.jornada.unam-mx/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.jornada.unam-mx</a><span class="MsoHyperlink" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:blue"><span style="text-decoration:underline"><span style="text-decoration:none"><span style="text-underline:none">).</span></span></span></span></span></span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn77">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref77" name="_ftn77" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn77"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[77]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> G. Sibertin-Blanc: «Ley de la población del capital, biopolítica de Estado, heteronomía de la política de clase», <i>Marx. Releer el Capital</i>, Akal, 2012, p.80.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn78">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref78" name="_ftn78" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn78"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[78]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> L. Gill: <i>Fundamentos y límites del capitalismo</i>, Trotta, Madrid 2002, p. 644. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn79">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref79" name="_ftn79" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn79"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[79]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> X. Arrizabalo: <i>Capitalismo y economía mundial</i>, IME, Madrid 2014, p. 479. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn80">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref80" name="_ftn80" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn80"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[80]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> E. Toussaint: <i>La bolsa o la vida, </i>Ciencias Sociales, La Habana 2003, pp. 204-208.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn81">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref81" name="_ftn81" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn81"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[81]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="Caractresdenotedebasdepage" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"DejaVu Serif Condensed"" xml:lang="ES" xml:lang="ES"> ? </span></span></span><span class="Caractresdenotedebasdepage" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"DejaVu Serif Condensed"" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="vertical-align:baseline">K. M</span></span></span></span>arx y F. Engels: «Carta a R. Meyer 19 de julio de 1893», <i>Cartas sobre El Capital,</i> Laia, 1974, p. 306.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn82">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref82" name="_ftn82" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn82"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[82]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="Caractresdenotedebasdepage" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"DejaVu Serif Condensed"" xml:lang="ES" xml:lang="ES"> ?</span></span></span> L. Mármora: <i>El concepto socialista de nación,</i> PYP, nº 96, Argentina 1986, pp. 98-116.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn83">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref83" name="_ftn83" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn83"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[83]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> S. Michale-Matsas: «El Estado, las reformas y la revolución en la época de la mundialización», <i>Marx Ahora</i>, La Habana, nº 11/2001, p. 60. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn84">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref84" name="_ftn84" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn84"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[84]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> A. Guerra Cabrera: <i>Estado, monopolio de la violencia y legitimidad, </i>27 de noviembre de 2014 (<a href="http://www.boltxe.info/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.boltxe.info</a>). </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn85">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref85" name="_ftn85" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn85"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[85]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> A. Piqueras: «Desafíos del trabajo como sujeto histórico en el capitalismo tardío declinante», <i>El colapso de la globalización,</i> El Viejo Topo, Barcelona 2011, pp. 237-238. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn86">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref86" name="_ftn86" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn86"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[86]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> A. Piqueras: «Desafíos del trabajo como sujeto histórico en el capitalismo tardío declinante», <i>El colapso de la globalización,</i> El Viejo Topo, Barcelona 2011, pp. 239-245. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn87">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref87" name="_ftn87" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn87"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[87]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> A. Portillo: <i>El papel del Estado, un muro para el cambio, </i>14 de enero de 2014 (<a href="http://www.rebelion.org/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.rebelion.org</a>). </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn88">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref88" name="_ftn88" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn88"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[88]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> M. Maiello y M. Romano: <i>Las fuerzas policiales y las ilusiones pacifistas en la izquierda,</i> 28 de diciembre de 2013 (<a href="http://www.ips.org.ar/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.ips.org.ar</a>). </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn89">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref89" name="_ftn89" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn89"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[89]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> Carmela Domage y L. Allúe: <i>La Autodefensa Comunitaria, </i>22 de mayo de 2014 (<a href="http://www.lahaine.org/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.lahaine.org</a>).</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn90">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref90" name="_ftn90" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn90"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[90]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> MUS e IS: <i>En defensa del derecho del Pueblo a la autodefensa</i>, 13 de febrero de 2014 (<a href="http://www.rebelion.org/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.rebelion.org</a>).</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn91">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref91" name="_ftn91" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn91"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[91]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> L. Rivera: <i>Los policías. ¿Trabajadores uniformados o perros de ataque de la burguesía?,</i> 12 de enero de 2012 (<a href="http://www.lahaine.org/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.lahaine.org</a>). </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn92">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref92" name="_ftn92" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn92"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[92]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> A. Neuberg: <i>La insurrección armada</i>, Boltxe Liburuak Bilbo, 2013, pp. 221-222. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn93">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref93" name="_ftn93" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn93"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[93]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> D. Guerin: <i>Fascismo y Gran Capital, </i>Fundamentos, Madrid 1973, pp. 61-94. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn94">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref94" name="_ftn94" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn94"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[94]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> Ch, Ockrent: <i>Secretos de Estado, </i>Planeta, Barcelona 1987, pp. 197 y ss. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn95">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref95" name="_ftn95" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn95"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[95]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> Th. Meyssan: <i>Sociedades secretas: lo que usted ignora sobre el Grupo de Bilderberg</i>, 17 de enero de 2012, (<a href="http://www.kaosenlared.net/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.kaosenlared.net</a>).</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn96">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref96" name="_ftn96" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn96"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[96]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> R. Herrera: «Sector de la defensa, sociedades militares privadas y poder de las altas finanzas», <i>El colapso de la globalización, </i>El Viejo Topo, Barcelona 2011, pp. 47-70. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn97">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref97" name="_ftn97" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn97"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[97]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> L. Pingeot-D. Torres: <i>La privatización de la seguridad</i>, 7 de diciembre de 2014 (<a href="http://www.sinpermiso.info/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.sinpermiso.info</a>). </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn98">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref98" name="_ftn98" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn98"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[98]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> A. Boron: <i>Invisibilizando golpes de Estado, </i>4 de enero de 2010 (<a href="http://www.rebelion.org/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.rebelion.org</a>). </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn99">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref99" name="_ftn99" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn99"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[99]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> C. Tupac: <i>Terrorismo y civilización, </i>Boltxe Liburuak, Bilbo 2012, pp. 405-430. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn100">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref100" name="_ftn100" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn100"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[100]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> I. M. Beobide Ezpeleta, L. I. Gordillo Pérez: <i>La naturaleza del Estado, </i>Tecnos, Madrid 2012, p. 113.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn101">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref101" name="_ftn101" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn101"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[101]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> I. M. Beobide Ezpeleta, L. I. Gordillo Pérez, <i>La naturaleza del Estado, </i>Tecnos, Madrid 2012, p. 124.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn102">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref102" name="_ftn102" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn102"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[102]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> I. M. Beobide Ezpeleta, L. I. Gordillo Pérez, <i>La naturaleza del Estado, </i>Tecnos, Madrid 2012, pp. 132-143. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn103">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref103" name="_ftn103" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn103"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[103]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> B. Kliksberg: <i>Seis falacias sobre el Estado, </i>4 de octubre de 2013 (<a href="http://www.rebelion.org/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.rebelion.org</a>). </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn104">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref104" name="_ftn104" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn104"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[104]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> O. Hurtado: <i>Los nuevos límites del Estado</i>, CORDES, Quito, Ecuador 1990, p. 374.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn105">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref105" name="_ftn105" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn105"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[105]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> O. Hurtado: <i>Los nuevos límites del Estado</i>, CORDES, Quito, Ecuador 1990, p. 375.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn106">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref106" name="_ftn106" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn106"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[106]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> O. Hurtado: <i>Los nuevos límites del Estado</i>, CORDES, Quito, Ecuador 1990, p. 377.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn107">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref107" name="_ftn107" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn107"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[107]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> L. Gallino: «Sociología del Estado», <i>Diccionario de sociología, </i>Siglo XXI, Madrid 1995, pp. 389-400.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn108">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref108" name="_ftn108" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn108"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[108]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> P. Marrone: «Los intentos de una nueva fundación: neoliberalismo, neoconstructivismo, comunitarismo», <i>El Poder. Para una historia de la filosofía política moderna</i>, Siglo XXI, Madrid 2007, pp. 387-401. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn109">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref109" name="_ftn109" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn109"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[109]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> C. Tupac: <i>Terrorismo y civilización, </i>Boltxe Liburuak, Bilbo 2012, pp. 430-439. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn110">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref110" name="_ftn110" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn110"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[110]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> S. J. Maresca (Coord.): <i>El Poder en la Sociedad Posmoderna, </i>Prometeo Libros, Buenos Aires 2011. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn111">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref111" name="_ftn111" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn111"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[111]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> B. Barnes: <i>La naturaleza del poder</i>, Edic. Pomares-Corredor, Barcelona 1990, pp. 186-193. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn112">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref112" name="_ftn112" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn112"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[112]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> E. Mandel: <i>El poder y el dinero, </i>Siglo XXI, México 1994, pp. 280-302. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn113">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref113" name="_ftn113" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn113"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[113]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 29. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn114">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref114" name="_ftn114" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn114"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[114]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, pp. 86-87.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn115">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref115" name="_ftn115" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn115"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[115]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 32. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn116">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref116" name="_ftn116" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn116"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[116]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 39. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn117">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref117" name="_ftn117" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn117"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[117]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 57. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn118">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref118" name="_ftn118" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn118"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[118]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 67. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn119">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref119" name="_ftn119" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn119"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[119]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> F. Engels: <i>Anti-Dühring</i>, Grijalbo, México 1968, p. 278. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn120">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref120" name="_ftn120" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn120"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[120]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> S. Garroni: «Marx, Estado y dimensión política», <i>Marx Ahora</i>, La Habana, nº 25/2008, p. 50. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn121">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref121" name="_ftn121" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn121"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[121]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 110. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn122">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref122" name="_ftn122" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn122"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[122]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 3.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn123">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref123" name="_ftn123" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn123"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[123]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 3.<i> </i></span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn124">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref124" name="_ftn124" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn124"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[124]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, pp. 33-34. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn125">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref125" name="_ftn125" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn125"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[125]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 11. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn126">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref126" name="_ftn126" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn126"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[126]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 30. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn127">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref127" name="_ftn127" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn127"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[127]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> R. Dunayevskaya: <i>Filosofía y revolución. De Hegel a Sartre y de Marx a Mao,</i> Siglo XXI, 2009, pp. 105-111. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn128">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref128" name="_ftn128" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn128"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[128]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> G. Labica: <i>A propósito de la problemática del Estado en «El Capital»</i>, 24 de marzo de 2014 (<a href="http://www.kmarx.wordpress.com/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.kmarx.wordpress.com</a>). </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn129">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref129" name="_ftn129" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn129"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[129]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>Cuadernos sobre el imperialismo. </i>Obras Completas, Progreso. Moscú 1985, tomo 28, p. 647. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn130">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref130" name="_ftn130" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn130"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[130]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> R. Miliband: «Estado», <i>Diccionario del pensamiento marxista</i>, Tecnos, Madrid 1984, p. 283. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn131">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref131" name="_ftn131" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn131"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[131]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> E. Dussel: <i>El último Marx (1863-1882) y la liberación latinoamericana</i>, Siglo XXI, Madrid 1990, pp.16-17. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn132">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref132" name="_ftn132" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn132"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[132]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> E. Dussel: <i>El último Marx (1863-1882) y la liberación latinoamericana</i>, Siglo XXI, Madrid 1990, p. 16. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn133">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref133" name="_ftn133" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn133"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[133]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> B. Ollman: «Algunas preguntas a los críticos de la edición de <i>El Capital de Engels</i>», <i>Marx Ahora</i>, nº 3/1997, pp. 193-194.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn134">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref134" name="_ftn134" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn134"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[134]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> I. Sáenz de Ugarte: <i>Entrevista con Tristram Hunt: «Marx entendió el capitalismo gracias a Engels»</i>, 15 de marzo de 2011 (<a href="http://www.lahaine.org/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.lahaine.org</a><span lang="ES" style="color:black" xml:lang="ES" xml:lang="ES">).</span></span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn135">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref135" name="_ftn135" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn135"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[135]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 86. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn136">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref136" name="_ftn136" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn136"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[136]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> J. Ferraro: <i>¿Traicionó Engels la dialéctica de Marx?,</i> Ítaca, México, 1998, pp. 177-282.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn137">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref137" name="_ftn137" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn137"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[137]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> Ch. Gilbert: <i>Dos años de “guerra económica”: una mirada retrospectiva al Estado venezolano</i>, 20 de diciembre de 2014 (<a href="http://www.boltxe.info/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.boltxe.info</a>). </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn138">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref138" name="_ftn138" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn138"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[138]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> K. Marx y F. Engels, <i>Manifiesto del Partido Comunista</i>, Obras Escogidas, Progreso, Moscú 197, tomo I, pp. 129-139.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn139">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref139" name="_ftn139" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn139"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[139]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> A. Woods: <i>El marxismo y el Estado, </i>25 de octubre de 2010 (<a href="http://www.luchadeclases.org/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.luchadeclases.org</a>). </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn140">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref140" name="_ftn140" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn140"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[140]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"> ?</span> R. Dunayevskaya: <i>El poder de la negatividad,</i> <i>Escritos sobre la dialéctica en Hegel y Marx,</i> Biblos, Buenos Aires 2010, p. 241. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn141">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref141" name="_ftn141" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn141"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[141]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> Ch, Wright: «Crítica a El Estado y la Revolución»,<i> Herramienta</i>, Buenos Aires, nº 21 primavera/verano de 2002-2003, pp. 97-110. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn142">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref142" name="_ftn142" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn142"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[142]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> Iñaki Gil de San Vicente: <i>El marxismo como teoría matriz, </i>Trinchera, Caracas 2011. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn143">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref143" name="_ftn143" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn143"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[143]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> R. Luxemburg: <i>La acumulación del capital, </i>Orbis, nº 18, Barcelona 1985, tomo II, pp. 114-125.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn144">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref144" name="_ftn144" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn144"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[144]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> Silvina Mª Romano: <i>La guerra como modo de vida (americano)</i>, 16 de febrero de 2015 (<a href="http://www.rebelion.org/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.rebelion.org</a>).</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn145">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref145" name="_ftn145" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn145"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[145]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, pp. 26-27. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn146">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref146" name="_ftn146" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn146"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[146]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, pp. 30-31. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn147">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref147" name="_ftn147" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn147"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[147]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>Acerca de la depuración del partido,</i> Obras Completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 44, pp. 125-126.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn148">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref148" name="_ftn148" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn148"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[148]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, pp. 79-80.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn149">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref149" name="_ftn149" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn149"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[149]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, pp. 50-51. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn150">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref150" name="_ftn150" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn150"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[150]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 80. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn151">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref151" name="_ftn151" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn151"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[151]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> N. Klein: <i>La doctrina del shock, </i>Paidós, Barcelona 2007, pp. 411 y ss. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn152">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref152" name="_ftn152" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn152"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[152]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, pp. 41-46. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn153">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref153" name="_ftn153" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn153"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[153]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> P. Campanario: «Hegemonía del poder social difuso», <i>El colapso de la globalización</i>. El Viejo Topo, Barcelona 2011, p. 357.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn154">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref154" name="_ftn154" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn154"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[154]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> E. Castilla: <i>Un debate sobre el Estado en los gobiernos posneoliberales</i>, 29 de noviembre de 2011 (<a href="http://www.ips.org.ar/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.ips.org.ar</a>).</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn155">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref155" name="_ftn155" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn155"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[155]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 120. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn156">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref156" name="_ftn156" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn156"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[156]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 59. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn157">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref157" name="_ftn157" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn157"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[157]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú, 1986, tomo 33, p. 60. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn158">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref158" name="_ftn158" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn158"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[158]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú, 1986, tomo 33, p. 88</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn159">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref159" name="_ftn159" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn159"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[159]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 93. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn160">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref160" name="_ftn160" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn160"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[160]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 91.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn161">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref161" name="_ftn161" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn161"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[161]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 40. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn162">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref162" name="_ftn162" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn162"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[162]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 42. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn163">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref163" name="_ftn163" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn163"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[163]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>Cuadernos sobre el imperialismo. </i>Obras Completas, Progreso, Moscú 1985, tomo 28, p. 668.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn164">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref164" name="_ftn164" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn164"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[164]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> E. Molina, «Estado, violencia y socialismo: una aproximación», <i>Marx Ahora</i>, La Habana, nº 33/2012, p. 90. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn165">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref165" name="_ftn165" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn165"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[165]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>Sobre las condiciones de admisión de nuevos militantes en el Partido,</i> Obras Completas, Progreso. Moscú, 1987, tomo 45, pp. 17-21.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn166">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref166" name="_ftn166" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn166"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[166]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>Más vale poco y bueno,</i> Obras Completas, Progreso. Moscú 1987, tomo 45, pp. 405-422. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn167">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref167" name="_ftn167" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn167"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[167]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> E. H. Carr: <i>La revolución bolchevique (1917-1923), </i>Alianza Universal, Madrid 1974, tomo 2, pp. 281-291. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn168">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref168" name="_ftn168" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn168"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[168]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> R. Keeran/Th. Kenny: <i>El socialismo traicionado,</i> El Viejo Topo, Barcelona 2014, pp. 73-97.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn169">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref169" name="_ftn169" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn169"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[169]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> J. Fontana: <i>Por el bien del imperio, </i>Pasado&Presente, Barcelona 2013, pp. 659-705. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn170">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref170" name="_ftn170" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn170"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[170]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>Contribución al problema de las naciones o sobre la «autonomización»</i>, Obras completas, Progreso, Moscú, 1987, tomo 45, pp. 372-378. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn171">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref171" name="_ftn171" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn171"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[171]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>Carta a Stalin, Obras completas, Progreso, </i>Moscú, 1987, tomo 45, pp. 355-356. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn172">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref172" name="_ftn172" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn172"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[172]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El significado del materialismo militante, </i>Obras completas, Progreso, Moscú 1987, tomo 45, pp. 24-34.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn173">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref173" name="_ftn173" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn173"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[173]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>Sobre las cooperativas de consumo y producción,</i> Obras completas, Progreso. Moscú 1987, tomo 45, pp. 392-393.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn174">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref174" name="_ftn174" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn174"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[174]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú, 1986, tomo 33, p. 93. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn175">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref175" name="_ftn175" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn175"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[175]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El significado del materialismo militante, </i>Obras completas, Progreso. Moscú 1987, tomo 45, p. 34.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn176">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref176" name="_ftn176" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn176"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[176]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> H. Sabel: <i>Lenin y la emancipación de la mujer: una revisión marxista y feminista</i>, 17 de enero de 2015 (<a href="http://www.boltxe.info/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.boltxe.info</a>). </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn177">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref177" name="_ftn177" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn177"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[177]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> Elisa: <i>Feminismo de clase, para la clase y en la clase, </i>11 de noviembre de 2014 (<a href="http://www.redroja.net/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.redroja.net</a>). </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn178">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref178" name="_ftn178" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn178"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[178]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> K. Nkrumah: <i>Neocolonialismo, última etapa del imperialismo</i>, Siglo XXI, 1966. p. 204.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn179">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref179" name="_ftn179" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn179"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[179]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> F. Claramunt: <i>La guerrilla feminista que combate al Estado Islámico</i>, 21 de octubre de 2014 (<a href="http://www.kaosenlared.net/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.kaosenlared.net</a>). </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn180">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref180" name="_ftn180" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn180"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[180]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> J. Guilaine-J. Zammit: <i>El camino de la guerra. La violencia en la prehistoria, </i>Ariel, Barcelona 2002, pp. 175-210.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn181">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref181" name="_ftn181" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn181"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[181]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> Diana Grajales: <i>Feminismo marxista y revolucionario: «Nosotras las guerrilleras ¿Trofeos de guerra?»</i>, 14 de enero de 2014 (<a href="http://www.rosa-blindada.info/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.rosa-blindada.info</a>). </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn182">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref182" name="_ftn182" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn182"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[182]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> F. Gracia Alonso: <i>La guerra en la Protohistoria. Héroes, nobles, mercenarios y campesinos,</i> Ariel, Barcelona 2003, pp. 95-161. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn183">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref183" name="_ftn183" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn183"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[183]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 19.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn184">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref184" name="_ftn184" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn184"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[184]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> G. Novack: <i>Democracia y revolución</i>, Fontamara, Barcelona 1977, pp. 23-40. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn185">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref185" name="_ftn185" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn185"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[185]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> I. Mészáros: «Negación», <i>Diccionario del pensamiento marxista, </i>Tecnos, Madrid 1984, pp. 569-570. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn186">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref186" name="_ftn186" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn186"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[186]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> A. G. Spirkin: <i>Materialismo dialéctico y lógica dialéctica</i>, Grijalbo, México 1969, pp. 153-158.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn187">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref187" name="_ftn187" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn187"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[187]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> R. Dunayevskaya: «Diálogos sobre la dialéctica», <i>El poder de la negatividad</i>, Biblos, Buenos Aires 2010, p. 172. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn188">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref188" name="_ftn188" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn188"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[188]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> A. de Jay: <i>El Estado, </i>Alianza Universal, Madrid 1993, pp. 63-76.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn189">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref189" name="_ftn189" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn189"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[189]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 84. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn190">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref190" name="_ftn190" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn190"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[190]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 85.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn191">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref191" name="_ftn191" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn191"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[191]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 102. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn192">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref192" name="_ftn192" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn192"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[192]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, pp. 102-103. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn193">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref193" name="_ftn193" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn193"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[193]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> G. Foladori: <i>Entre la complejidad y la dialéctica de la naturaleza. Volviendo sobre los pasos de Engels,</i> Cuadernos del Caum, Madrid 1997, p. 8.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn194">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref194" name="_ftn194" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn194"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[194]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> J. Briggs y F. D. Peat: <i>Espejo y reflejo: del caos al orden</i>, Gedisa, 2001, p. 177.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn195">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref195" name="_ftn195" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn195"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[195]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 112. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn196">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref196" name="_ftn196" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn196"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[196]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 113.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn197">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref197" name="_ftn197" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn197"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[197]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, pp. 117-118. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn198">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref198" name="_ftn198" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn198"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[198]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> D. Rafuls Pineda: <i>Algunas apreciaciones de Lenin (1917-1918) acerca de los fundamentos económicos de la transición al socialismo</i>, enero 2007 (<a href="http://www.nodo50.org/cubasigloxxi" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.nodo50.org/cubasigloxxi</a>).</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn199">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref199" name="_ftn199" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn199"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[199]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> E. Mandel: <i>Crítica del eurocomunismo, </i>Fontamara, Barcelona 1978, p. 213.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn200">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref200" name="_ftn200" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn200"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[200]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> P. Craig Roberts: <i>El Estado policial es real, </i>13 de febrero de 2013 (<a href="http://www.rebelion.org/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.rebelion.org</a>). </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn201">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref201" name="_ftn201" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn201"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[201]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> Télam: <i>La represión en Ferguson y la militarización policial en Estados Unidos, </i>18 de noviembre de 2014 (<a href="http://www.rebelion.org/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.rebelion.org</a>). </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn202">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref202" name="_ftn202" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn202"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[202]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 94.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn203">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref203" name="_ftn203" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn203"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[203]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, pp. 94-95. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn204">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref204" name="_ftn204" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn204"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[204]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 95.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn205">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref205" name="_ftn205" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn205"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[205]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, pp. 95-96. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn206">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref206" name="_ftn206" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn206"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[206]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 96.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn207">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref207" name="_ftn207" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn207"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[207]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, pp. 96-97.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn208">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref208" name="_ftn208" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn208"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[208]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 97.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn209">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref209" name="_ftn209" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn209"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[209]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 101.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn210">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref210" name="_ftn210" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn210"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[210]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, pp. 103-104. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn211">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref211" name="_ftn211" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn211"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[211]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> J. Bellamy Foster: <i>Marx y la fractura en el metabolismo universal de la naturaleza</i>, 23 de diciembre de 2014 (<a href="http://www.marxismocritico.com/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.marxismocritico.com</a>). </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn212">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref212" name="_ftn212" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn212"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[212]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> D. Tanuro: <i>El GIEC lanza la voz de alarma, </i>12 de noviembre de 2014 (<a href="http://www.vientosur.info/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.vientosur.info</a>). </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn213">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref213" name="_ftn213" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn213"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[213]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> R. Keucheyan: <i>La revolución y no el cambio climático acabará con el capitalismo</i>, 20 de junio de 2014 (<a href="http://www.vientosur.info/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.vientosur.info</a>). </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn214">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref214" name="_ftn214" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn214"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[214]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 98. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn215">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref215" name="_ftn215" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn215"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[215]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 98.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn216">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref216" name="_ftn216" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn216"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[216]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> N. Mossadeq: <i>El Pentágono invierte en las ciencias sociales</i>, 17 de julio de 2014 (<a href="http://www.voltairenet.org/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.voltairenet.org</a>).</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn217">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref217" name="_ftn217" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn217"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[217]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> 4 de diciembre de 2014 (<a href="http://www.elpais.com/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.elpais.com</a>). </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn218">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref218" name="_ftn218" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn218"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[218]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> D. Aranda: <i>Ciencia sin patrón, </i>31 de julio de 2014 (<a href="http://www.rebelion.org/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.rebelion.org</a>). </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn219">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref219" name="_ftn219" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn219"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[219]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> E. Llopis: <i>La cuenta atrás hacia el desastre ambiental, </i>2 de febrero de 2015 (<a href="http://www.rebelion.org/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.rebelion.org</a>). </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn220">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref220" name="_ftn220" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn220"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[220]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 99. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn221">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref221" name="_ftn221" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn221"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[221]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 99.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn222">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref222" name="_ftn222" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn222"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[222]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> E. Logiudice: <i>El marxismo y el consumo,</i> 16 de octubre de 2013 (<a href="http://www.karlmarx.wordpress.com/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.karlmarx.wordpress.com</a>). </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn223">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref223" name="_ftn223" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn223"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[223]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> J. L. Berterretche: <i>El consumismo aturdido</i>, 25 de julio de 2013 (<a href="http://www.lahaine.org/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.lahaine.org</a>). </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn224">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref224" name="_ftn224" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn224"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[224]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> Marcuse: <i>El hombre unidimensional, </i>México 1968, pp. 77-103.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn225">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref225" name="_ftn225" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn225"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[225]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> I. Mészáros: «Naturaleza humana», <i>Diccionario del pensamiento marxista, </i>Tecnos, Madrid 1984, pp. 564-568. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn226">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref226" name="_ftn226" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn226"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[226]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> L. Doyal-I. Gough: <i>Teoría de las necesidades humanas, </i>Icaria, Madrid 1994, pp. 54-57. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn227">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref227" name="_ftn227" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn227"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[227]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> L. Ballester: <i>Las necesidades sociales, </i>Síntesis, Madrid 1999, pp. 249-280. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn228">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref228" name="_ftn228" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn228"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[228]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 105. </span></span></span></span></p>
</div>
</div>
</div>Sat, 01 Jun 2024 15:18:50 +0000Zamora2943 at http://pakitoarriaran.orgDerechos inhumanos contra cuba y palestina
http://pakitoarriaran.org/index.php/articulos/derechos-inhumanos-contra-cuba-y-palestina
<span class="field field--name-title field--type-string field--label-hidden">Derechos inhumanos contra cuba y palestina </span>
<div class="field field--name-field-imagen-articulos field--type-image field--label-above">
<div class="field__label">Imagen</div> <div class="field__item"><img src="http://pakitoarriaran.org/sites/default/files/2024-02/Cuba%20y%20palestina.jpg" width="550" height="300" alt="Banderas de Cuba y Palestina" typeof="foaf:Image" />
</div> </div><span class="field field--name-uid field--type-entity-reference field--label-hidden"><span lang="" about="http://pakitoarriaran.org/user/37" typeof="schema:Person" property="schema:name" datatype="" xml:lang="">Zamora</span></span>
<span class="field field--name-created field--type-created field--label-hidden">Jue, 08/02/2024 - 10:51</span>
<div class="field field--name-field-autor-articulos field--type-string field--label-above">
<div class="field__label">Autor</div> <div class="field__item">Iñaki Gil</div> </div> <div class="clearfix text-formatted field field--name-body field--type-text-with-summary field--label-hidden field__item"><p>Durante las charlas y debates mantenidos a finales de este enero en Elx, València y Sagunto contra el genocidio sionista en Palestina, y en Bilbo contra la intensificación de las agresiones sistemáticas a Cuba que lleva a cabo el imperialismo yanqui, nos hemos enterado de varias noticias muy inquietantes, de entre las que destacamos estas cuatro:</p>
<p>Una, la cobardía salomónica de la Corte Internacional de Justicia que da una de cal y otra de arena, pero no corta de raíz el genocidio sionista, no defiende el derecho de Palestina a la resistencia armada al invasor, no convoca al mundo a la solidaridad práctica inmediata con el pueblo palestino, no avanza en el enjuiciamiento de las autoridades sionistas, etc., con la excusa de que su fallo apunta hacia el reconocimiento del genocidio pero que es provisional, a la espera del definitivo que tardará bastante tiempo, dando así un respiro al imperialismo. Dos y relacionada con la anterior: Estados imperialistas han suspendido sus aportaciones a la UNRWA, multiplicando así el sufrimiento de Palestina. Tres, el Reglamento 2024/386 del Consejo de la UE, de 19 de enero de 2024, por el que se establecen medidas restrictivas contra quienes apoyan, facilitan o permiten acciones violentas de Hamas y la Yihad Islámica Palestina. Y cuatro, aumenta la implacable agresión global a Cuba, que en los últimos años ha sido atacada con casi 300 sanciones más, y como es el caso ahora mismo del intento de encarcelar al colectivo Euskadi-Cuba, solidario con la red Cuba Información. </p>
<p>Durante los debates han estado directa o indirectamente presentes las ideas de George Ibrahaim Abdallah, el prisionero político que más años lleva encarcelado -cuarenta- en el Estado francés por su militancia antiimperialista, comunista, antisionista e internacionalista como se define así mismo en el libro Manual de militancia dentro y fuera de la cárcel, publicado por Boltxe Liburuak en 2023, texto que explica entre otras muchas características del capitalismo actual también el avance de la fascistización, en la que se insertan tanto la nueva persecución de derechos elementales como la salomónica decisión del CIJ que beneficia objetivamente al imperialismo. Por no extendernos, Abdallah nos muestra también que el genocidio de Palestina, así como los ataques que sufre lo que se llama Sur Global --especialmente Cuba para nuestro caso-- sólo es comprensible desde las contradicciones del capitalismo.</p>
<p>Primero: la tercera Gran Depresión iniciada en 2007 no es sólo una crisis estrictamente económica, sino algo cualitativamente superior y potencialmente mucho más letal: es una crisis genético-estructural, es decir, que afecta a la esencia misma del capital a escala mundial, a la estructura de su «código genético» lo que explica la proliferación de esas 190 de guerras y conflictos actuales, el número más alto desde la implosión de la URSS y la pírrica victoria aparente de EEUU hace un tercio de siglo. En las crisis genético-estructurales todas las contradicciones del sistema, además de estar tensionadas al máximo, se refuerzan sinérgicamente con nuevos problemas y dificultades que han ido surgiendo desde la anterior crisis genético-estructural, multiplicando la irracionalidad global del modo de producción capitalista. En esta tercera, los nuevos problemas que dificultan aún más que antes la realización de la ganancia capitalista son una magnitud desconocida en las anteriores, por poner un solo ejemplo: la catástrofe socioecológica a punto de explotar.</p>
<p>El informe del Foro Económico Mundial reunido en Davos a finales de 2023 es claro al respecto al analizar el estancamiento y retroceso del capitalismo mundial en ese año, y es muy pesimista con respecto a 2024. También lo es el último informe del Banco Mundial es alarmante al afirmar que la economía mundial sufrirá la peor segunda media década en el último tercio de siglo, reconociendo que la razón no es otra que la caída en las inversiones en producción de valor en las potencias dominantes. Sin extendernos en más análisis burgueses, aquí, en el Estado español crece el debate sobre el «estancamiento secular» de la producción de valor en su economía a pesar de los brutales recortes en derechos sindicales y sociales, en condiciones de vida, del aumento vertiginoso de la explotación asalariada y del enriquecimiento de la burguesía.</p>
<p>Las razones de las crisis genético-estructurales están teorizadas en la sistemática crítica marxista del capitalismo, y no vamos a repetirlas aquí; sí debemos hacer referencia a una de sus decisivas e incuestionables síntesis que ahora vuelven a confirmarse desde su enunciación en 1859: el antagonismo entre el desarrollo de las fuerzas productivas y las relaciones burguesas de propiedad. Es sabido que hoy mismo podría reducirse drástica o incluso totalmente el hambre en el mundo, y las enfermedades e incultura en un tiempo corto, si hubiera una decisión política de hacerlo forzando al capital a ello: por ejemplo el debate sobre el «leninismo ecológico» para llegar lo más pronto posible al ecocomunismo.</p>
<p>Bajo una dirección socialista, el potencial liberador de las fuerzas productivas sería de una belleza ética tremenda y unos logros sociales inimaginables desde la miseria horrorosa e irracional del capitalismo. Sin tener que ir al llamado Sur Global --eufemismo que oculta la brutalidad imperialista--, y ciñéndonos al criminal Estado británico vemos que según cálculos fiables, no oficiales, en 2022 la pobreza aumentó en un millón de personas, llegando a 14,4 millones de una población de 65,12 millones, sin contar los que deben apretarse el cinturón todos los fines de mes. En EEUU uno de cada ocho hogares padeció «inseguridad alimentaria» en 2022, 44,2 millones de personas, 10,3 millones más que en 2021, sin contar a los que rozan el llamado «umbral de pobreza». Ambos Estados son las «democracias» dirigentes del imperialismo, y sus burguesías no quieren reducir esos millones de personas empobrecidas que aumentan, se estancan o se reducen según los vaivenes de la lucha de clases y del saqueo del mundo.</p>
<p>El empobrecimiento creciente de la humanidad --5000 millones de personas son hoy más pobres que ayer según OXFAM--, no es la única ni la decisiva causa de la tercera Gran Depresión, aunque sí la tenemos que tener en cuenta ya que facilita la radicalización de las clases y naciones explotadas si las izquierdas saben incidir dentro de ellas. A la vez y junto a otras contradicciones más esenciales --las dificultades para la acumulación y la tendencia a la caída de la tasa de ganancia, sobre todo--, las relaciones burguesas de propiedad fuerzan la expansión imperialista para reactivar su economía o al frenar su debilidad y su retroceso frente a otras potencias emergentes incrementando también las violencias contra ellas</p>
<p>En última instancia las crisis se resuelven transitoriamente con destrucciones más o menos violentas de fuerzas productivas y con guerras cada vez más atroces según las crisis son más extensas e intensas hasta llegar a las grandes depresiones, como la actual. Ahora nos encontramos en un contexto así en el que, como en las dos anteriores depresiones, se integran las dinámicas irracionales en una senda hacia la guerra mundial para la que la industria de la alienación de masas ya está poniendo fechas aproximadas. Si estallará y cómo y cuándo lo hará depende de las interacciones del desarrollo desigual y combinado de la lucha de clases a escala mundial. De lo que se trata, por tanto, es de comprender la dialéctica entre lo universal de la crisis, lo particular de su expresión en Oriente Medio y en el Caribe, y lo singular de la resistencia palestina y cubana.</p>
<p>Segundo, Oriente Medio es uno de los «reñideros» históricos, o sea, porque ocupa un lugar en la Tierra cuyo control es imprescindible para las grandes potencias desde que estas surgieron hace casi seis mil años, como el imperio egipcio que tenía dos grandes zonas que dominar: Palestina y el Sudán. Roma fue muy consciente de la importancia de Oriente Medio para asegurar la explotación del Mediterráneo y para frenar los ataques provenientes de Asia y de la siempre peligrosa Persia. El primer capitalismo mercantil del norte de Italia, Génova, Venecia, etc., ansiaba asentarse en Oriente Medio y de ahí la versión mentirosa de que las Cruzadas desde el siglo XI sólo tenían fines religiosos, cuando lo que realmente buscaban era oro. Lo mismo buscaba Napoleón en Egipto y Siria además de debilitar el comercio británico. Luego el colonialismo europeo, la Declaración Balfour de 1917, la imposición del ente sionista en 1948 y el apoyo imperialista total a los crímenes sionistas hasta hoy mismo.</p>
<p>Oriente Medio es la conexión terrestre por la que la antropogenia cruzó de África a Eurasia, y por la que ahora mismo está pensado que pasaran grandes ejes de desarrollo no controlados por el imperialismo: autopistas, trenes, aeropuertos, puertos...; si como se espera, Oriente Medio se organizara fuera del imperialismo, se facilitaría sobremanera el desarrollo de un bloque gigantesco formado por la conexión rápida, fácil y segura de Eurasia con África, bloque de poder global sin parangón con el del imperialismo teniendo en cuenta que también en Nuestramérica hay Estados que se sumarían comercial, científica y hasta militarmente a él mediante el BRICS y otras alianzas: la participación de BRICS en el PIB mundial de 2023 ha subido del 31% al 35% superando a la del G7.</p>
<p>Además, Oriente Medio domina grandes recursos energéticos, como ya es sabido, y controla cinco zonas vitales para la logística de los flujos de valor: canal de Suez, estrechos de Ormuz y Adén, conexión con la zona occidental del Indo-Pacífico, y conexión con el Este de Europa y Turquía, por lo que es decisiva su importancia para el imperialismo. Si se llegase a elaborar una decidida estrategia de confrontación económica con el imperialismo, al margen ahora de la militar y otras forma de pugna mundial, el control de Oriente Medio sería crítico porque asfixiaría a la Unión Europea en primera instancia y luego a EEUU: por esto y por más, para el imperialismo es vital la pervivencia del ente sionista llamado «Israel».</p>
<p>También, Oriente Medio tiene una importancia creciente en la «guerra cultural» que está endureciendo el imperialismo contra los pueblos del mundo, «guerra cultural» que busca justificar al menos tres grandes líneas no contradictorias sino complementarias: una, el autoritarismo creciente para «salvar la democracia»; dos, la potenciación de la varias formas de neofascismo y nazismo bruto adecuadas a cada contexto, en el que el sionazismo, el siocristianismo y el extremismo islámico juegan un papel de cimentación ideológica en la estrategia del caos mundial dirigida por el imperialismo; y tres, mantener la industria de la matanza humana más tecnologizada, la «cultura del terror», probando sus armas físicas y psicológicas contra los pueblos de Oriente Medio.</p>
<p>Si nos trasladamos ahora al Caribe, vemos que ocupación y saqueo de Cuba era una necesidad para el colonialismo británico ya a mediados del siglo XVIII que culminó tras la batalla de La Habana en 1748 en su conquista y ocupación en 1762, aunque luego sería canjeada por otros territorios volviendo los invasores españoles. Ya en sus primeros días, EEUU saboreó el sueño de apoderarse de la Isla Heroica, pero sabedor de su irrenunciable conciencia nacional demostrada con su resistencia a los españoles, decidió que lo mejor era a que «cayera como fruta madura», hasta que creyó que podría invadirla victoriosamente en 1961, fracasando estrepitosamente.</p>
<p>Cuba es importante en el control imperialista del Caribe por el lugar geoestratégico que ocupa ya que es una brecha muy peligrosa en su muralla de protección atlántica como se vio durante la crisis de los misiles de 1962. La tecnología militar posterior, hasta hoy, no ha anulado esa importancia sino que la ha acrecentado por la clara superioridad rusa en guerra electrónica especialmente. En el caso de guerra imperialista contra Eurasia, dominar Cuba y el Caribe exigirá a EEUU una carga militar porque las marinas chino-rusas están mejorando mucho la guerra submarina. En la medida en que resista Cuba, el resto de Estados del Caribe, también imprescindibles para la protección de EEUU, estarán debilitados internamente por las simpatías procubanas de sus clases trabajadoras, lo que inquieta al Pentágono. Lo mismo ocurre con toda Nuestramérica.</p>
<p>Tercero, el ente sionista llamado «Israel» es el portaviones nuclear terrestre y la fábrica de armas de guerra convencional, contrainsugencia, espionaje e inteligencia de alta tecnología, que el imperialismo ha desarrollado en la zona para controlar militar y económicamente Oriente Medio. Se habla de más de 200 bombas nucleares incluidas las entregadas por Sudáfrica antes de hundirse la dictadura blanca, de la mejor aviación y arma blindada de la zona, y sobre todo del incondicional apoyo militar y económico del imperialismo a «Israel». Además, su industria de la matanza humana le prevé de armas suficientes para sostener guerras destructoras pero de corta duración y en un único frente, debilidad profunda impuesta por su limitada población y confirmada ahora mismo tras la humillante derrota sufrida ante Palestina en Octubre de 2023.</p>
<p>Por otra parte, «Israel» presiona con todos medios disponibles para atar en corto mediante amenazas, ataques y sobornos a las burguesías árabes; reprimir las luchas de liberación de sus pueblos; y suprimir o mermar las influencias en el área de otras potencias competidoras con el imperialismo, sobre todo la de China y de Rusia. Simultáneamente, es una de las sedes más eficaces de la industria imperialista de alienación de masas llamada eufemísticamente «medios de comunicación», industria que ha ido controlando con los años y que es uno de los medios más eficientes para entender el autoritarismo y sus expresiones más extremas al alza en eso que llaman Occidente. Según encuestas y sondeos realizados recientemente en el ente sionista, la población que todavía no se ha marchado aprueba mayoritariamente el genocidio contra Palestina. La industria sionista de la matanza humana, de la contrainsurgencia, etc., también golpea a Nuestramérica y amenaza a Cuba de múltiples formas porque las relaciones de «Israel» con el Pentágono son múltiples.</p>
<p>Cuatro, Palestina está siendo abiertamente desde 1948 el bastión defensivo inmediato en este frente de guerra mundial, que se está sacrificando desesperada y heroicamente para impedir la victoria definitiva e irreversible del proyecto del Gran Israel. Con el apoyo total y directo del imperialismo, el ente sionista está aniquilando genocidamente al pueblo palestino, como paso imprescindible para poseer material y moralmente Oriente Medio teniendo en cuanta su importancia expuesta en el Punto 2. Pero después del exterminio del Palestina, el imperialismo atacará sin piedad a Irán y exigirá la obediencia ciega a Turquía e Irak, y destruirá Siria; a la vez aplastará los derechos de los pueblos árabes circundantes para asegurar su control del Este de África; conquistado y sobreexplotado Oriente Medio, tendrá más fácil lanzarse a la guerra contra Eurasia, tal como están reconociendo los banqueros, los políticos y los militares de eso que llaman Occidente.</p>
<p>Tanto Palestina como Cuba son bastiones de libertad para todo el mundo, que no sólo en sus áreas circundantes. La agresión imperialista contra Cuba, aun no siendo tan salvaje como el genocidio de Palestina, sí tiene una identidad de fondo: EEUU, con el apoyo activo o pasivo de la UE y de otros Estados, quiere rendir por hambre y enfermedad a la Isla Heroica. El Pentágono no se atreve, por ahora, a invadirla por lo que recurre a otros métodos que podemos denominar como «guerra biológica» porque todas las sanciones impuestas desde 1960 y especialmente desde 1962, buscan destruir su agricultura, su industria, sus reservas energéticas, su sanidad, su turismo, las remesas de los emigrantes, etc., para asfixiarla en lo esencial, en la salud y la comida. El objetivo es azuzar el malestar social como ariete antisocialista, reforzarlo con la «guerra cultural», con casos de corrupción y con grupos de pequeños propietarios nacidos al calor de las reformas, para dar el salto a la implosión o a la contrarrevolución.</p>
<p>Quinto, visto esto, el expolio y saqueo de los recursos económicos de Palestina, de sus tierras, su agua potable, su gas, y muy especialmente de su fuerza de trabajo, aun siendo importante es sólo una parte de objetivo histórico: impedir la creación de bloque terrestre afro-euroasiático que derrote al imperialismo occidental dirigido por EEUU; al igual que la invasión de Cuba va más allá que el expolio de sus bienes y de su fuerza de trabajo muy preparada, porque se trata de además de la seguridad militar imperialista también y en muchos casos sobre todo, de acabar con el ejemplo revolucionario de la Isla. En ambos casos, el imperialismo necesita destruir hasta sus raíces el ejemplo de dignidad de estos pueblos, y muy en especial la demostración que están dando al mundo de que es posible crear poderes emancipadores a pesar de las extremas condiciones agresivas, violentas, en las que viven a diario. El imperialismo necesita destruir esas lecciones permanentes para que no germinen y no crezcan en otras clases y pueblos oprimidos.</p>
<p>La cobardía salomónica del CIJ que prolonga el genocidio, la inhumanidad de los Estados que abandonan el UNRWA condenando al hambre a Palestina, las nuevas leyes represivas europeas que destrozan derechos elementales, y la persecución de la Asociación Euskadi-Cuba y de Cuba Información extendiendo la represión de un continente a otro, son cuatro ejemplos de los muchos disponibles que muestran que el capital está decidido a todo con tal de salir de la tercera Gran Depresión descargando sus costos sobre las vidas de la humanidad explotada.</p>
<p>Pero también muestran que las izquierdas de verdad, las revolucionarias, han de entrar decididamente al combate por los derechos humanos socialistas. Aunque el CIJ ha dado una de cal y otra de arena, en realidad su salomónica cobardía beneficia al sionazismo, lo que nos lleva a la necesidad de luchar por otro sistema de justicia internacional que defienda a los y las explotadas, una justicia no burguesa sino socialista en la medida de lo posible ahora mismo, pero que debemos popularizarla y explicar su necesidad en todo segundo, sin descanso. Otro tanto tenemos que hacer con el UNRWA, que tiene todas las limitaciones de la caridad neutralista dependiente del poder y del dinero del capital, cuando lo que necesita ahora mismo la humanidad aplastada es el internacionalismo proletario, sus brigadas y el Socorro Rojo. ¿Y qué decir de las represiones múltiples en aumento, del genocidio a Palestina y de la soga al cuello para asfixiar a Cuba? ¿Cómo ayudar a la asociación de solidaridad Euskadi-Cuba y a Cuba Información?</p>
<p>Son muchas las tareas que tenemos por delante, una de ellas y no la menor es la denuncia sistemática de los DDHH burgueses --derechos inhumanos-- que tienen la doble función de lavar la sangre que cubre al imperialismo y engañar y adormecer a los y las explotadas. Por ejemplo, en los cuatro casos --CIJ, UNRWA, represión europea, y asfixia a Cuba—se ha producido una clara división entre dos bloques: el imperialista eurocéntrico con sus DDHH gravados en las bombas que lanza, ayudado por burguesías colaboracionistas; y el de Estados y pueblos trabajadores que de un modo u otro buscan nuevas relaciones internacionales, tienen culturas no eurocéntricas, se abren a debates sobre el socialismo e incluso algunos de ellos se declaran socialistas.</p>
<p>Dentro del bloque imperialista, sectores de las clases proletarias vuelven a dudar de la irracionalidad en la que malviven, y contra ellos cae la represión por lo que se agudiza el debate sobre ‘libertad’, ‘derecho’, ‘justicia’, etcétera, pero en abstracto, sin contenido sociohistórico. Pero el imperialismo no quiere que esas abstracciones tan útiles para la burguesía se llenen de contenido concreto ya que debatir y practicar la ‘libertad’, el ‘derecho’, la ‘justicia’, etcétera, exige criticar las actuales relaciones capitalistas de propiedad de las fuerzas productivo/reproductivas, con lo que de inmediato entramos al debate sobre la necesidad del comunismo, ¿o no? Pues debatamos sobre comunismo.</p>
<p><span lang="ES-TRAD" style="font-size:12.0pt;line-height:107%;font-family:"Times New Roman",serif" xml:lang="ES-TRAD" xml:lang="ES-TRAD"><p></p></span></p>
</div>Thu, 08 Feb 2024 14:51:03 +0000Zamora2911 at http://pakitoarriaran.org20 tesis sobre la independencia de Catalunya y el problema español
http://pakitoarriaran.org/index.php/articulos/20-tesis-sobre-la-independencia-de-catalunya-y-el-problema-espanol
<span class="field field--name-title field--type-string field--label-hidden">20 tesis sobre la independencia de Catalunya y el problema español</span>
<div class="field field--name-field-imagen-articulos field--type-image field--label-above">
<div class="field__label">Imagen</div> <div class="field__item"><img src="http://pakitoarriaran.org/sites/default/files/Articulos/I%C3%B1akiGildeS3.jpg" width="550" height="300" alt="Iñaki Gil de San Vicente" typeof="foaf:Image" />
</div> </div><span class="field field--name-uid field--type-entity-reference field--label-hidden"><span lang="" about="http://pakitoarriaran.org/user/37" typeof="schema:Person" property="schema:name" datatype="" xml:lang="">Zamora</span></span>
<span class="field field--name-created field--type-created field--label-hidden">Vie, 05/01/2024 - 17:34</span>
<div class="field field--name-field-autor-articulos field--type-string field--label-above">
<div class="field__label">Autor</div> <div class="field__item">Iñaki Gil de San Vicente</div> </div> <div class="clearfix text-formatted field field--name-body field--type-text-with-summary field--label-hidden field__item"><p><em>Nota: Texto base para la charla-debate organizada por Endavant y Arran a celebrar el 21 de diciembre en la Universidad de Filosofía de Barcelona.</em></p>
<p class="text-align-right">«Los tiempos trágicos son tiempos de elecciones radicales […] El paralelismo que podemos establecer con lo que escribió Lenin en 1917, poco antes de la revolución de Octubre, no es tan sorprendente porque sabemos que los rasgos del capitalismo que él analizó hace un siglo aún siguen presentes, pero ampliados. Las condiciones que conducen a la guerra son similares y, a la vez, diferentes»[1].</p>
<p>1.- Es un dicho que se atribuye al Lenin más dialéctico el que debemos ser tan radicales como radicales son las contradicciones capitalistas. El mismo Lenin que demostró que el imperialismo que entonces empezaba a arrasar el planeta con una letalidad superior a la del colonialismo, abría la fase de guerras, revoluciones y luchas de liberación nacional, una fase de agudización de la mortal lucha de clases entre el capital y el trabajo que se demuestra día a día. Ahora mismo se libran en el mundo casi 190 conflictos y guerras, la cifra más alta en el último tercio de siglo[2]. </p>
<p>2.- Directa o indirectamente, todos ellos tienen que ver con el imperialismo y las luchas de las naciones y pueblos que sufren diversos grados de opresión nacional o de merma de su soberanía formalmente reconocida, lo que explica la innegable vigencia del derecho de la autodeterminación y en especial de la necesidad de la independencia de los pueblos frente al poder omnívoro del capital financiero y del imperialismo. El pueblo obrero de los Països Catalans no se enfrentan únicamente al imperialismo español y francés sino que, como veremos, también al imperialismo y al capital financiero.</p>
<p>3.- Una vez más se ha cumplido la lógica de las contradicciones que hace confluir en una sola crisis global de gravedad superior a las subcrisis que se han ido agudizando con sus ritmos particulares siempre dentro de la totalidad del sistema. Malvivimos en una crisis genético-estructural del capitalismo nunca antes sufrida por su letalidad que surge de la sinergia cuasi incontrolable de sus diversos componentes[3]. El Manifiesto Comunista ya nos advirtió que la burguesía es como el brujo que no puede dominar las fuerzas infernales que ha desatado con sus conjuros. La independencia socialista de los pueblos, unida al internacionalismo proletario entre ellos es la única arma para reconducir el devenir humano.</p>
<p>4.- Una mezcla de estancamiento y retroceso caracteriza al Estado español por debajo del triunfalismo del Gobierno: desde la hecatombe de 2007-2008 lleva tres lustros estancado mientras otras potencias ascienden en la competitividad mundial[4]; si miramos la RNB vemos que en 2021 ocupaba el puesto 27 de 173 países, pero seguía por debajo de la prepandemia[5], y aunque el PIB ya ha superado en este 2023 el de 2019, la economía está estructuralmente lastrada por la baja productividad y la alta desigualdad[6]. En el tercer trimestre de 2023 ha crecido el 0,3 el peor dato desde 2022; la exportación ha retrocedido un 4% y la importación 3,1%, siendo el último trimestre el peor[7]. Aunque la depresión económica europea es mayor por ahora, sin embargo el atraso de la productividad, que es lo decisivo, determina que la española sea una economía con pilares débiles: «España no es un país especialmente productivo, si comparamos con otros países del entorno. Esto quiere decir que una hora de trabajo española produce menos valor económico que la de Francia, Italia o Alemania.»[8].</p>
<p>5.- La baja productividad del trabajo determina en buena medida que la burguesía recurra más al palo de la sobreexplotación laboral y social para compensar el menor rendimiento de su industria, que a la zanahoria de las reformas. Dentro de unos límites, la alta productividad permite reformas integradoras y de cohesión, acuerdos entre sectores capitalistas y, en lo que nos concierne, pactos entre las burguesías nacionales dentro de un único Estado. Una mayor productividad facilita la cohesión nacional-burguesa en un Estado. En 1997 se publicó El problema español que explica por qué el Estado no se libra de la tendencia al afloramiento de las reivindicaciones de naciones oprimidas, ya que: «Existe todo un mundo oculto de nacionalidades, pueblos y culturas que afloran en los momentos de crisis de las superestructuras estatales o imperiales bajo las cuales gimen»[9]. </p>
<p>6.- Hoy este problema está más tenso que en 1997 porque no es sólo la superestructura del Estado la que está en crisis sino su totalidad como forma político-militar de la economía burguesa capaz de asegurar la reproducción ampliada de su capital. El Centro de Investigaciones Sociológicas ha publicado los resultados del barómetro de noviembre de 2023 sobre la «afinidad identitaria» de los súbditos de la monarquía española. Se vuelve a confirmar el bajo nivel de identidad española en sentido estricto: sólo en 27,5% de los súbditos se «identifica con España»; también se confirma la profundidad y diversidad de la «morriña al terruño» de muchas autonomías[10].</p>
<p>7.- Sin hacer aquí una valoración crítica de la sociología burguesa[11] --el CIS como instrumento de construcción de españolidad--, tenemos que relativizar los datos que nos ofrece en el sentido de que es muy probable que los hayan «cocinado» para integrar en ella lo más armónicamente posible las diferencias apreciables de entre las «regiones» de modo que se refuerce la «unidad y diversidad de la tierras de España», amenazador lema franquista retomado por el reformismo sin cambios sustanciales: el Gobierno en pleno y su sector ‘progre’[12], niega el derecho al referéndum en Catalunya.</p>
<p>8.- El CIS justifica la estrategia del Gobierno para «integrar mediante el diálogo» tantas diferencias. Promete una reforma más o menos profunda del «Estado de las autonomías» para abrir una larga fase de «consolidación de la democracia» que permita terminar la tarea que la famosa «transición» dejó inconclusa. Yendo al nudo gordiano, en 2019 C. Arenas Posadas se preguntó si estaba «¿Atado y bien atado?» el futuro de «un país fabricado a golpe de guerras y de soldados»[13]. No es casualidad que el vocero oficioso del actual Gobierno publique un artículo en el que se reconoce que el «debate territorial» es un «rompecabezas de nunca acabar»[14]. Por su parte, otros sostienen que la «polarización» en el Estado responde más a razones ideológicas de «identidad» que a las contrarias «políticas sociales»[15], como si pudieran separarse unas de otras.</p>
<p>9.- El Gobierno intenta superar el atraso histórico reforzando la política neoliberal[16] para obtener el apoyo de las burguesías del Estado[17] y como única vía para pagar el gasto militar y la deuda estatal[18], gastos que frenarán las promesas sobre el incremento de las ayudas sociales, etcétera. La diplomacia española presiona junto a otros países también atrapados en el retroceso en la jerarquía económica mundial, para que el «club de los ricos» suavice[19] un poco las duras exigencias fiscales que han impuesto a la UE, presión exterior que se une a las muy tibias medidas para combatir la gran pobreza social en el interior del Estado, con un salario medio casi 21% inferior[20] al europeo. Sin embargo, lo decisivo en todos los sentidos es la descarada política del Gobierno en beneficio del capital financiero[21] y en detrimento de las clases y naciones explotadas.</p>
<p>10.- Pero debemos preguntarnos: ¿Acaso un Ejército mayoritariamente conservador con «restos franquistas»[22] en su seno va a permitir que se rompa la «unidad nacional» que nunca ha sido completada pese a sus métodos sangrientos que han matado a centenares de miles de personas y arruinado la vida a millones? Este Ejército sabe que su futuro depende de las decisiones de la OTAN y de la sumisión española al imperialismo, por lo que aplaude con las orejas el espeluznante sobregasto de un 147,58% de lo presupuestado oficialmente, dentro de un plan de pasar del 1,5% de gasto militar actual al 2% en 2029[23], gasto oficial que se desbordará ampliamente al amparo del silencio reformista porque la OTAN va a imponer un gran aumento de gastos.</p>
<p>11.- ¿Qué decir del nacionalcatolicismo españolista consustancial a la Iglesia, que ahora mismo rompe su disciplina episcopal para atacar la falsa «amnistía» y con esa excusa abrir una batalla reaccionaria en todos los sentidos?[24] El CIS ofrece datos alarmantes para cualquier persona libre y crítica, atea marxista, sobre la raigambre del opio religioso en las poblaciones del Estado, especialmente en la derechona que vuelve al rosario y al irracionalismo mariano para «salvar a España». ¿Qué voluntad democrática cabe esperar del llamado «poder judicial» agarrado a la poltrona como un pulpo a su roca, que volvió a demostrar desde 2018 su naturaleza «reaccionaria, misógina y racista»?[25].</p>
<p>12.- Es irreal y desastroso creerse las promesas españolas sobre que por fin y tras casi medio siglo, se va a cumplir todo lo acordado anteriormente, pero aún es peor hacer creer a las clases y naciones explotadas que a partir de ahora se conseguirán mejoras sustantivas exclusivamente con la «democracia parlamentaria». Es irreal y suicida porque aparte del fanatismo españolista, también y sobre todo la burguesía se está preparando para reprimir rápida y eficazmente cualquier conato de lucha popular, como lo hizo desde octubre de 2017 contra Catalunya: ¿Si no para qué 156.000 policías con un incremento salarial del 38% de media desde 2018, la mayor y mejor pagada fuerza represiva en la historia estatal?[26]. No olvidemos que la Ley Mordaza de 2015 sigue operativa endurecida desde 2017 a costa del pueblo catalán, y que el Estado español sigue recibiendo condenas internacionales por la persistente práctica de torturas. Recordemos que la policía podrá de ahora en adelante allanar los domicilios sin tener un delito flagrante que investigar[27].</p>
<p>13.- En la nota 1 hemos visto a Lazzarato aplicar la dialéctica al explicar que las contradicciones del capitalismo actual siendo las mismas están más intensificadas y son diferentes a las del de 1917. En efecto, a diferencia de 1917, el «problema español» es ya un «problema» para el imperialismo dirigido por EEUU por la vital ubicación geoestratégica que ocupa la Península en la crisis genético-estructural que hace tambalearse al capitalismo actual. Es esto lo que explica que The Economist y Finalcial Times, armas político-culturales de la alta dirección del capital financiero, hayan salido en defensa del Gobierno español frente a los ataques de la «furia de la derecha», justificando incluso la falsa «amnistía»[28] con la que el PSOE-SUMAR pretende sobornar a la burguesía catalana.</p>
<p>14.- No ha sido este un posicionamiento nuevo forzado por la urgencia de apoyar a un sector del imperialismo, el superficialmente llamado «globalista» frente al supuestamente «nacionalista», sino que se trata de una línea de intervención que ya venía de antes, y que también se expresó en esas mismas fechas: el FMI presenta al capitalismo español como «motor de las potencias industrializadas» en un escenario « teñido de pesimismo, con nubarrones geopolíticos y financieros en el horizonte»[29]. ¿Por qué y para qué? Por dos motivos: por las relaciones entre el Estado y muchas burguesías de Nuestramérica, y para controlar la decisiva península ibérica que ocupa uno de los puntos irrenunciables del imperialismo. Particular valor tienen aquí las relaciones estrechas entre Marruecos y el Estado español aplastando al pueblo saharaui y presionando militarmente a Argelia, riquísimo enemigo que el ente sionista llamado «Israel» y la OTAN quieren ver destruido hasta sus cimientos.</p>
<p>15.- Además de la fundamental acumulación ampliada de capital en el interior del Estado, en la UE y en otros mercados internacionales, la ubicación geoestratégica de la península en uno de los dos pasos naturales que conectan Eurasia con África, siendo el otro nada menos que Oriente Medio, hace de Canarias, Andalucía y Portugal punto vitales para el imperialismo en su eje desde la costa atlántica de EEUU hasta el Indopacífico, pasan do por Gibraltar, el Mediterráneo y Suez. La burguesía española busca beneficiarse de ello incumpliendo todas las promesas hechas a pueblo saharaui, y también para no sufrir los castigos económicos yanquis si desobedeciera su orden. Si para ello hay que sacrificar al pueblo saharaui, se le sacrifica en el «altar del dólar»[30]. La traición española al Sahara debe recordar al resto de naciones oprimidas que nunca hay que confiar en las promesas del Estado español, sea cual fuere el partido en el Gobierno.</p>
<p>16.- Para obedecer al imperialismo, el Estado ha de asegurar la fidelidad de las burguesías «periféricas» y la sumisión de las clases y naciones explotadas. La burguesía andaluza y galega es incondicional; la vasca también aunque lloriquee un poco y para aparentar diálogo el Gobierno le ha prometido todo, aunque sabe que justo le concederá muy poco. Lo que ahora nos interesa es que la burguesía catalana –y por su boca el capital mismo-- le ha exigido garantías[31] de que no tolerará ninguna «vía unilateral». Ninguna burguesía «periférica» quiere «romper España», todas ellas la necesitan vitalmente. La catalana ocupa un eje logístico importante, aunque no tanto como Andalucía, en el control del Mediterráneo, sobre todo si la OTAN endurece sus agresiones a Rusia como puerta occidental de Eurasia, lo que es seguro si el mundo sigue empeorando según el estudio de la ONU: perspectivas «muy inciertas y pesimistas»[32].</p>
<p>17.- Cuando Lazzareto hace referencia a los momentos trágicos que se están viviendo nos propone una reflexión crítica sobre qué debemos hacer ahora mismo para cortar la marcha al caos incontrolable, a la tragedia consistente en que la humanidad oprimida no pueda hacerse cargo de las fuerzas productivas, socializándolas y dirigiéndolas hacia la solución de los agudos problemas que se multiplican exponencialmente. A lo incierto del futuro, hay que sumarle las múltiples incertidumbres[33] que muestran el agotamiento de la capacidad de dirección del imperialismo, lo que le deja la guerra como única alternativa.</p>
<p>18.- Contra esto, pueblos trabajadores intentan conquistar o reforzar su independencia, como se ha visto en los debates celebrados en Johannesburgo, Sudáfrica, el mes de Octubre donde se ha propuesto, entre otras prioridades que los pueblos controlen el territorio nacional, sus recursos, el comercio exterior, la política económica, las fuerzas militares, la política sanitaria, alimentaria, educativa, de vivienda, tecnológica, comunicacional…; en síntesis: « Pero para construir soberanía nacional debemos necesariamente asumir que no existe la democracia burguesa […] Fortalecer las experiencias de poder popular […] profundizar el trabajo de base sobre todo con jóvenes y mujeres […] Fortalecer la Batalla ideológica que es el centro hoy de la lucha de clases»[34].</p>
<p>19.- Es imposible solucionar «el problema español» dentro de la democracia burguesa y su paz ficticia que es la envoltura externa de la dictadura del capital y sus violencias[35] de clase. Solamente la revolución socialista puede enterrar definitivamente esta máquina de opresión, profundizando la solidaridad internacionalista basada en el desenvolvimiento consciente de la ley del desarrollo desigual y combinado inherente a todo proceso revolucionario. La independencia práctica de las naciones trabajadoras oprimidas, es el primer requisito para que el socialismo y luego el comunismo barran los fantasmas legados por el imperialismo franco-español que ahora oprime a los Països Catalans y a Euskal Herria.</p>
<p>20.- La juventud obrera catalana, sus mujeres jóvenes, ha de ser la vanguardia organizada que impulse hacia la independencia socialista las múltiples reivindicaciones concretas, y simultáneamente las haga confluir en una única liberación nacional de clase trabajadora. Ahora que nos prometen de todo con tal que aceptemos su paz, su orden y sus exigencias, ahora que divagan sobre «completar la democracia» y sobre una «segunda transición», ahora es más importante que nunca antes no volver a cometer el error de credulidad en las promesas del capital. Es imprescindible fortalecer la independencia política y teórica, también ética, sin la cual se termina más temprano que tarde degenerando en peleles del reformismo.</p>
<p class="text-align-right">IÑAKI GIL DE SAN VICENTE</p>
<p class="text-align-right">EUSKAL HERRIA 19 de diciembre de 2023</p>
<p style="margin-bottom:11px"> </p>
<div>
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<div id="ftn1">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:10pt"><span style="font-family:Calibri,sans-serif"><a href="#_ftnref1" name="_ftn1" style="color:#0563c1; text-decoration:underline" title="" id="_ftn1"><span lang="ES-TRAD" style="font-size:10.0pt" xml:lang="ES-TRAD" xml:lang="ES-TRAD"><span style="line-height:107%"><span style="font-family:"Calibri",sans-serif">[1]</span></span></span></a> Maurizio Lazzarato: <i>El imperialismo del dólar. </i>Tinta Limón. Buenos Aires, 2023, pp. 214-216. </span></span></p>
</div>
<div id="ftn2">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:10pt"><span style="font-family:Calibri,sans-serif"><a href="#_ftnref2" name="_ftn2" style="color:#0563c1; text-decoration:underline" title="" id="_ftn2"><span lang="ES-TRAD" style="font-size:10.0pt" xml:lang="ES-TRAD" xml:lang="ES-TRAD"><span style="line-height:107%"><span style="font-family:"Calibri",sans-serif">[2]</span></span></span></a> RT: <i>Se registra una cantidad récord de conflictos en el mundo en 30 años. </i>11 de diciembre de 2023 <a href="https://actualidad.rt.com/actualidad/491939-cantidad-record-conflictos-30-anos" style="color:#0563c1; text-decoration:underline">https://actualidad.rt.com/actualidad/491939-cantidad-record-conflictos-30-anos</a></span></span></p>
</div>
<div id="ftn3">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:10pt"><span style="font-family:Calibri,sans-serif"><a href="#_ftnref3" name="_ftn3" style="color:#0563c1; text-decoration:underline" title="" id="_ftn3"><span lang="ES-TRAD" style="font-size:10.0pt" xml:lang="ES-TRAD" xml:lang="ES-TRAD"><span style="line-height:107%"><span style="font-family:"Calibri",sans-serif">[3]</span></span></span></a> <span lang="ES-TRAD" style="background:white" xml:lang="ES-TRAD" xml:lang="ES-TRAD"><span style="color:#121212"><span style="letter-spacing:-.15pt">E. Ahmet Tonak - </span></span></span><span lang="ES-TRAD" style="background:white" xml:lang="ES-TRAD" xml:lang="ES-TRAD"><span style="color:#121212"><span style="letter-spacing:-.15pt">Sungur Savran: <i>En mundo en depresión económica: un análisis marxista de la crisis. </i>11 de octubre de 2023 </span></span></span><a href="https://thetricontinental.org/dossier-notebook-4-economic-crisis/" style="color:#0563c1; text-decoration:underline"><span style="background:white"><span style="letter-spacing:-.15pt">https://thetricontinental.org/dossier-notebook-4-economic-crisis/</span></span></a> </span></span></p>
</div>
<div id="ftn4">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:10pt"><span style="font-family:Calibri,sans-serif"><a href="#_ftnref4" name="_ftn4" style="color:#0563c1; text-decoration:underline" title="" id="_ftn4"><span lang="ES-TRAD" style="font-size:10.0pt" xml:lang="ES-TRAD" xml:lang="ES-TRAD"><span style="line-height:107%"><span style="font-family:"Calibri",sans-serif">[4]</span></span></span></a> Javier Jorrín: <i>España saldrá del ‘top 15’ de mayores economías del mundo en 2027. </i>28 de noviembre de 2023 <a href="https://www.elconfidencial.com/economia/2023-10-28/espana-saldra-top-15-mayores-economias-mundo_3762616/#:~:text=Españ" style="color:#0563c1; text-decoration:underline">https://www.elconfidencial.com/economia/2023-10-28/espana-saldra-top-15-mayores-economias-mundo_3762616/#:~:text=Espa%C3%B1</a> </span></span></p>
</div>
<div id="ftn5">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:10pt"><span style="font-family:Calibri,sans-serif"><a href="#_ftnref5" name="_ftn5" style="color:#0563c1; text-decoration:underline" title="" id="_ftn5"><span lang="ES-TRAD" style="font-size:10.0pt" xml:lang="ES-TRAD" xml:lang="ES-TRAD"><span style="line-height:107%"><span style="font-family:"Calibri",sans-serif">[5]</span></span></span></a> Cristina Alonso Pascual: <i>España ocupa el puesto 27 de 173 en el ‘ranking’ mundial de países con mejores ingresos. </i>3 de julio de 2022 <a href="https://www.newtral.es/paises-ingresos-ranking/20220703/" style="color:#0563c1; text-decoration:underline">https://www.newtral.es/paises-ingresos-ranking/20220703/</a> </span></span></p>
</div>
<div id="ftn6">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:10pt"><span style="font-family:Calibri,sans-serif"><a href="#_ftnref6" name="_ftn6" style="color:#0563c1; text-decoration:underline" title="" id="_ftn6"><span lang="ES-TRAD" style="font-size:10.0pt" xml:lang="ES-TRAD" xml:lang="ES-TRAD"><span style="line-height:107%"><span style="font-family:"Calibri",sans-serif">[6]</span></span></span></a> Toni Roldán: <i>Productividad y desigualdad: deberes para los nuevos gobiernos. </i>8 de diciembre de 2023 <a href="https://cincodias.elpais.com/economia/2023-12-08/productividad-y-desigualdad-deberes-para-los-nuevos-gobiernos.html" style="color:#0563c1; text-decoration:underline">https://cincodias.elpais.com/economia/2023-12-08/productividad-y-desigualdad-deberes-para-los-nuevos-gobiernos.html</a> </span></span></p>
</div>
<div id="ftn7">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:10pt"><span style="font-family:Calibri,sans-serif"><a href="#_ftnref7" name="_ftn7" style="color:#0563c1; text-decoration:underline" title="" id="_ftn7"><span lang="ES-TRAD" style="font-size:10.0pt" xml:lang="ES-TRAD" xml:lang="ES-TRAD"><span style="line-height:107%"><span style="font-family:"Calibri",sans-serif">[7]</span></span></span></a> Francisco Vilches: <i>El PIB del Estado español roza el crecimiento 0 en el tercer trimestre. </i>30 de noviembre de 2023 <a href="https://laotraandalucia.org/el-pib-del-estado-espanol-roza-el-crecimiento-0-en-el-tercer-trimestre/" style="color:#0563c1; text-decoration:underline">https://laotraandalucia.org/el-pib-del-estado-espanol-roza-el-crecimiento-0-en-el-tercer-trimestre/</a> </span></span></p>
</div>
<div id="ftn8">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:10pt"><span style="font-family:Calibri,sans-serif"><a href="#_ftnref8" name="_ftn8" style="color:#0563c1; text-decoration:underline" title="" id="_ftn8"><span lang="ES-TRAD" style="font-size:10.0pt" xml:lang="ES-TRAD" xml:lang="ES-TRAD"><span style="line-height:107%"><span style="font-family:"Calibri",sans-serif">[8]</span></span></span></a> Emilio Sánchez Hidalgo: <i>La baja productividad española, el gran reto de la reducción de la jornada de trabajo. </i>29 de octubre de 2023 <a href="https://elpais.com/economia/2023-10-29/la-baja-productividad-espanola-el-gran-reto-de-la-reduccion-de-la-jornada-laboral.html" style="color:#0563c1; text-decoration:underline">https://elpais.com/economia/2023-10-29/la-baja-productividad-espanola-el-gran-reto-de-la-reduccion-de-la-jornada-laboral.html</a> </span></span></p>
</div>
<div id="ftn9">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:10pt"><span style="font-family:Calibri,sans-serif"><a href="#_ftnref9" name="_ftn9" style="color:#0563c1; text-decoration:underline" title="" id="_ftn9"><span lang="ES-TRAD" style="font-size:10.0pt" xml:lang="ES-TRAD" xml:lang="ES-TRAD"><span style="line-height:107%"><span style="font-family:"Calibri",sans-serif">[9]</span></span></span></a> Alberto Arana Gallardo: <i>El problema español. </i>Hiru Argitaletxea, Hondarribia 1997, p. 143. </span></span></p>
</div>
<div id="ftn10">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:10pt"><span style="font-family:Calibri,sans-serif"><a href="#_ftnref10" name="_ftn10" style="color:#0563c1; text-decoration:underline" title="" id="_ftn10"><span lang="ES-TRAD" style="font-size:10.0pt" xml:lang="ES-TRAD" xml:lang="ES-TRAD"><span style="line-height:107%"><span style="font-family:"Calibri",sans-serif">[10]</span></span></span></a> CIS: <a href="https://www.noticiasdenavarra.com/actualidad/2019/01/06/navarra-comunidad-menor-sentimiento-espanolidad-2446212.html" style="color:#0563c1; text-decoration:underline">https://www.noticiasdenavarra.com/actualidad/2019/01/06/navarra-comunidad-menor-sentimiento-espanolidad-2446212.html</a> </span></span></p>
</div>
<div id="ftn11">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:10pt"><span style="font-family:Calibri,sans-serif"><a href="#_ftnref11" name="_ftn11" style="color:#0563c1; text-decoration:underline" title="" id="_ftn11"><span lang="ES-TRAD" style="font-size:10.0pt" xml:lang="ES-TRAD" xml:lang="ES-TRAD"><span style="line-height:107%"><span style="font-family:"Calibri",sans-serif">[11]</span></span></span></a> Para profundizar, léase del autor: <i>Marxismo vs sociología. Las ‘ciencias sociales’ como instrumentos del imperialismo. </i>Boltxe Liburuak, Bilbo, 2011; Editorial Trinchera, Caracas 2012, disponible en la red. </span></span></p>
</div>
<div id="ftn12">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:10pt"><span style="font-family:Calibri,sans-serif"><a href="#_ftnref12" name="_ftn12" style="color:#0563c1; text-decoration:underline" title="" id="_ftn12"><span lang="ES-TRAD" style="font-size:10.0pt" xml:lang="ES-TRAD" xml:lang="ES-TRAD"><span style="line-height:107%"><span style="font-family:"Calibri",sans-serif">[12]</span></span></span></a> Mireia Esteve: <i>El programa de Sumar: sin referéndum pero con consulta sobre la mesa de diálogo. </i>13 de julio de 2023 <a href="https://es.ara.cat/politica/elecciones-generales/programa-sumar-referendum-consulta-mesa-dialogo_1_4754782.html" style="color:#0563c1; text-decoration:underline">https://es.ara.cat/politica/elecciones-generales/programa-sumar-referendum-consulta-mesa-dialogo_1_4754782.html</a> </span></span></p>
</div>
<div id="ftn13">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:10pt"><span style="font-family:Calibri,sans-serif"><a href="#_ftnref13" name="_ftn13" style="color:#0563c1; text-decoration:underline" title="" id="_ftn13"><span lang="ES-TRAD" style="font-size:10.0pt" xml:lang="ES-TRAD" xml:lang="ES-TRAD"><span style="line-height:107%"><span style="font-family:"Calibri",sans-serif">[13]</span></span></span></a> Carlos Arenas Posadas: <i>Por el bien de la patria. Guerras y ejércitos en la construcción de España. </i>Pasado & Presente, Barcelona, 2019, p. 400. </span></span></p>
</div>
<div id="ftn14">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:10pt"><span style="font-family:Calibri,sans-serif"><a href="#_ftnref14" name="_ftn14" style="color:#0563c1; text-decoration:underline" title="" id="_ftn14"><span lang="ES-TRAD" style="font-size:10.0pt" xml:lang="ES-TRAD" xml:lang="ES-TRAD"><span style="line-height:107%"><span style="font-family:"Calibri",sans-serif">[14]</span></span></span></a> Xosé Hermida:<i> Es debate territorial en España, un rompecabezas de nunca acabar. </i>17 de diciembre de 2023 <a href="https://elpais.com/eps/2023-12-17/el-debate-territorial-en-espana-un-rompecabezas-de-nunca-acabar.html" style="color:#0563c1; text-decoration:underline">https://elpais.com/eps/2023-12-17/el-debate-territorial-en-espana-un-rompecabezas-de-nunca-acabar.html</a> </span></span></p>
</div>
<div id="ftn15">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:10pt"><span style="font-family:Calibri,sans-serif"><a href="#_ftnref15" name="_ftn15" style="color:#0563c1; text-decoration:underline" title="" id="_ftn15"><span lang="ES-TRAD" style="font-size:10.0pt" xml:lang="ES-TRAD" xml:lang="ES-TRAD"><span style="line-height:107%"><span style="font-family:"Calibri",sans-serif">[15]</span></span></span></a> Cándido Marquesán Millám: <i>Polarización en España: más divididos por ideología e identidad que por políticas públicas. </i>10 de diciembre de 2023 <a href="https://www.nuevatribuna.es/articulo/actualidad/polarizacion-espana-mas-divididos-ideologia-identidad-que-politicas-publicas/2023121016241722061" style="color:#0563c1; text-decoration:underline">https://www.nuevatribuna.es/articulo/actualidad/polarizacion-espana-mas-divididos-ideologia-identidad-que-politicas-publicas/2023121016241722061</a> </span></span></p>
</div>
<div id="ftn16">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:10pt"><span style="font-family:Calibri,sans-serif"><a href="#_ftnref16" name="_ftn16" style="color:#0563c1; text-decoration:underline" title="" id="_ftn16"><span lang="ES-TRAD" style="font-size:10.0pt" xml:lang="ES-TRAD" xml:lang="ES-TRAD"><span style="line-height:107%"><span style="font-family:"Calibri",sans-serif">[16]</span></span></span></a> Juan Carlos Arias: <i>Sánchez fortalece el núcleo neoliberal del Gobierno “progresista” en las carteras económicas. </i>22 de noviembre de 2023 <a href="https://www.izquierdadiario.es/Sanchez-fortalece-el-nucleo-neoliberal-del-Gobierno-progresista-en-las-carteras-economicas" style="color:#0563c1; text-decoration:underline">https://www.izquierdadiario.es/Sanchez-fortalece-el-nucleo-neoliberal-del-Gobierno-progresista-en-las-carteras-economicas</a> </span></span></p>
</div>
<div id="ftn17">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:10pt"><span style="font-family:Calibri,sans-serif"><a href="#_ftnref17" name="_ftn17" style="color:#0563c1; text-decoration:underline" title="" id="_ftn17"><span lang="ES-TRAD" style="font-size:10.0pt" xml:lang="ES-TRAD" xml:lang="ES-TRAD"><span style="line-height:107%"><span style="font-family:"Calibri",sans-serif">[17]</span></span></span></a> Daniel Yebra; <i>Sánchez busca normalizar las relaciones con los grandes empresarios con reuniones cara a cara. </i>18 de diciembre de 2023 <a href="https://www.eldiario.es/economia/sanchez-busca-normalizar-relaciones-grandes-empresarios-reuniones-cara-cara_1_10776660.htm" style="color:#0563c1; text-decoration:underline">https://www.eldiario.es/economia/sanchez-busca-normalizar-relaciones-grandes-empresarios-reuniones-cara-cara_1_10776660.htm</a> </span></span></p>
</div>
<div id="ftn18">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:10pt"><span style="font-family:Calibri,sans-serif"><a href="#_ftnref18" name="_ftn18" style="color:#0563c1; text-decoration:underline" title="" id="_ftn18"><span lang="ES-TRAD" style="font-size:10.0pt" xml:lang="ES-TRAD" xml:lang="ES-TRAD"><span style="line-height:107%"><span style="font-family:"Calibri",sans-serif">[18]</span></span></span></a> Pilar García y Eloy Navarro: <i>El pago de la deuda y los gastos militares al servicio del capital y contra el pueblo. </i>13 de noviembre de 2023 <a href="https://www.lahaine.org/est_espanol.php/el-pago-de-la-deuda" style="color:#0563c1; text-decoration:underline">https://www.lahaine.org/est_espanol.php/el-pago-de-la-deuda</a> </span></span></p>
</div>
<div id="ftn19">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:10pt"><span style="font-family:Calibri,sans-serif"><a href="#_ftnref19" name="_ftn19" style="color:#0563c1; text-decoration:underline" title="" id="_ftn19"><span lang="ES-TRAD" style="font-size:10.0pt" xml:lang="ES-TRAD" xml:lang="ES-TRAD"><span style="line-height:107%"><span style="font-family:"Calibri",sans-serif">[19]</span></span></span></a> Diego Herranz: <i>Calviño busca cerrar un pacto sobre las reglas fiscales…</i> 17 de diciembre de 2023 <a href="https://www.publico.es/economia/calvino-buscar-cerrar-pacto-reglas-fiscales-ue-suavice-futuros-ajustes-presupuestos.html#m" style="color:#0563c1; text-decoration:underline">https://www.publico.es/economia/calvino-buscar-cerrar-pacto-reglas-fiscales-ue-suavice-futuros-ajustes-presupuestos.html#m</a> </span></span></p>
</div>
<div id="ftn20">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:10pt"><span style="font-family:Calibri,sans-serif"><a href="#_ftnref20" name="_ftn20" style="color:#0563c1; text-decoration:underline" title="" id="_ftn20"><span lang="ES-TRAD" style="font-size:10.0pt" xml:lang="ES-TRAD" xml:lang="ES-TRAD"><span style="line-height:107%"><span style="font-family:"Calibri",sans-serif">[20]</span></span></span></a> Juan Ignacio Álvarez: <i>El salario medio español es un 20,9% inferior al de la UE… </i>21 de agosto de 2023 <a href="https://www.eleconomista.es/economia/noticias/12413136/08/23/el-salario-medio-espanol-es-un-209-inferior-al-de-la-ue-480-euros-mensuales-segun-adecco.html" style="color:#0563c1; text-decoration:underline">https://www.eleconomista.es/economia/noticias/12413136/08/23/el-salario-medio-espanol-es-un-209-inferior-al-de-la-ue-480-euros-mensuales-segun-adecco.html</a> </span></span></p>
</div>
<div id="ftn21">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:10pt"><span style="font-family:Calibri,sans-serif"><a href="#_ftnref21" name="_ftn21" style="color:#0563c1; text-decoration:underline" title="" id="_ftn21"><span lang="ES-TRAD" style="font-size:10.0pt" xml:lang="ES-TRAD" xml:lang="ES-TRAD"><span style="line-height:107%"><span style="font-family:"Calibri",sans-serif">[21]</span></span></span></a> Isidro Esnaola: <i>Más privilegios para el capital financiero. </i>20 de octubre de 2023 <a href="https://www.naiz.eus/eu/info/noticia/20231022/mas-privilegios-para-el-capital-financiero" style="color:#0563c1; text-decoration:underline">https://www.naiz.eus/eu/info/noticia/20231022/mas-privilegios-para-el-capital-financiero</a> </span></span></p>
</div>
<div id="ftn22">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:10pt"><span style="font-family:Calibri,sans-serif"><a href="#_ftnref22" name="_ftn22" style="color:#0563c1; text-decoration:underline" title="" id="_ftn22"><span lang="ES-TRAD" style="font-size:10.0pt" xml:lang="ES-TRAD" xml:lang="ES-TRAD"><span style="line-height:107%"><span style="font-family:"Calibri",sans-serif">[22]</span></span></span></a> Raque Ejerique: <i>La ideología de los militares: algunos restos franquistas en una tropa de mayoría conservadora. </i>26 de noviembre de 2023 <a href="https://www.eldiario.es/politica/ideologia-militares-restos-franquistas-tropa-mayoria-conservadora_1_10712728.html" style="color:#0563c1; text-decoration:underline">https://www.eldiario.es/politica/ideologia-militares-restos-franquistas-tropa-mayoria-conservadora_1_10712728.html</a> </span></span></p>
</div>
<div id="ftn23">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:10pt"><span style="font-family:Calibri,sans-serif"><a href="#_ftnref23" name="_ftn23" style="color:#0563c1; text-decoration:underline" title="" id="_ftn23"><span lang="ES-TRAD" style="font-size:10.0pt" xml:lang="ES-TRAD" xml:lang="ES-TRAD"><span style="line-height:107%"><span style="font-family:"Calibri",sans-serif">[23]</span></span></span></a> Ernesto Gutierrez: <i>El Gobierno español sumiso a los EE.UU.: La escalada militarista de la que casi nadie habla. </i>19 de octubre de 2023 <a href="https://canarias-semanal.org/art/35125/el-gobierno-espanol-sumiso-a-los-eeuu-la-escalada-militarista-de-la-que-casi-nadie-habla" style="color:#0563c1; text-decoration:underline">https://canarias-semanal.org/art/35125/el-gobierno-espanol-sumiso-a-los-eeuu-la-escalada-militarista-de-la-que-casi-nadie-habla</a> </span></span></p>
</div>
<div id="ftn24">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:10pt"><span style="font-family:Calibri,sans-serif"><a href="#_ftnref24" name="_ftn24" style="color:#0563c1; text-decoration:underline" title="" id="_ftn24"><span lang="ES-TRAD" style="font-size:10.0pt" xml:lang="ES-TRAD" xml:lang="ES-TRAD"><span style="line-height:107%"><span style="font-family:"Calibri",sans-serif">[24]</span></span></span></a> Jesús Bastante: <i>La división de los obispos frente a la amnistía anticipa la pelea por controlar la Conferencia Episcopal. </i>13 de noviembre de 2023 <a href="https://laicismo.org/la-division-de-los-obispos-frente-a-la-amnistia-anticipa-la-pelea-por-controlar-la-conferencia-episcopal/287263" style="color:#0563c1; text-decoration:underline">https://laicismo.org/la-division-de-los-obispos-frente-a-la-amnistia-anticipa-la-pelea-por-controlar-la-conferencia-episcopal/287263</a> </span></span></p>
</div>
<div id="ftn25">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:10pt"><span style="font-family:Calibri,sans-serif"><a href="#_ftnref25" name="_ftn25" style="color:#0563c1; text-decoration:underline" title="" id="_ftn25"><span lang="ES-TRAD" style="font-size:10.0pt" xml:lang="ES-TRAD" xml:lang="ES-TRAD"><span style="line-height:107%"><span style="font-family:"Calibri",sans-serif">[25]</span></span></span></a> Luís Suárez: <i>2018 y el fin de la justicia. </i>5 de enero de 2019 <a href="https://blogs.publico.es/verdad-justicia-reparacion/2019/01/05/2018-y-el-fin-de-la-justicia/?doing_wp_cron=1702891465.0569078922271728515625" style="color:#0563c1; text-decoration:underline">https://blogs.publico.es/verdad-justicia-reparacion/2019/01/05/2018-y-el-fin-de-la-justicia/?doing_wp_cron=1702891465.0569078922271728515625</a> </span></span></p>
</div>
<div id="ftn26">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:10pt"><span style="font-family:Calibri,sans-serif"><a href="#_ftnref26" name="_ftn26" style="color:#0563c1; text-decoration:underline" title="" id="_ftn26"><span lang="ES-TRAD" style="font-size:10.0pt" xml:lang="ES-TRAD" xml:lang="ES-TRAD"><span style="line-height:107%"><span style="font-family:"Calibri",sans-serif">[26]</span></span></span></a> EPE.ES: <i>El Estado español llegará al máximo histórico de policías y guardias civiles en 2023. </i>2 de septiembre de 2023 <a href="https://www.lahaine.org/est_espanol.php/el-estado-espanol-llegara-al" style="color:#0563c1; text-decoration:underline">https://www.lahaine.org/est_espanol.php/el-estado-espanol-llegara-al</a> </span></span></p>
</div>
<div id="ftn27">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:10pt"><span style="font-family:Calibri,sans-serif"><a href="#_ftnref27" name="_ftn27" style="color:#0563c1; text-decoration:underline" title="" id="_ftn27"><span lang="ES-TRAD" style="font-size:10.0pt" xml:lang="ES-TRAD" xml:lang="ES-TRAD"><span style="line-height:107%"><span style="font-family:"Calibri",sans-serif">[27]</span></span></span></a> Marina Olmo Sastre: <i>La policía ya no necesitará orden judicial… </i>10 de diciembre de 2023 <a href="https://www.elsaltodiario.com/analisis/policia-no-necesitara-orden-judicial-entrar-una-morada-aun-delito-flagrante" style="color:#0563c1; text-decoration:underline">https://www.elsaltodiario.com/analisis/policia-no-necesitara-orden-judicial-entrar-una-morada-aun-delito-flagrante</a> </span></span></p>
</div>
<div id="ftn28">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:10pt"><span style="font-family:Calibri,sans-serif"><a href="#_ftnref28" name="_ftn28" style="color:#0563c1; text-decoration:underline" title="" id="_ftn28"><span lang="ES-TRAD" style="font-size:10.0pt" xml:lang="ES-TRAD" xml:lang="ES-TRAD"><span style="line-height:107%"><span style="font-family:"Calibri",sans-serif">[28]</span></span></span></a> El Rastreador: <i>El liberal ‘The Economist’ defiende a Sánchez… </i>10 de noviembre de 2023 <a href="https://www.eldiario.es/rastreador/liberal-the-economist-defiende-sanchez-no-estafador-amoral-avido-describen-oponentes_132_10675150.html" style="color:#0563c1; text-decoration:underline">https://www.eldiario.es/rastreador/liberal-the-economist-defiende-sanchez-no-estafador-amoral-avido-describen-oponentes_132_10675150.html</a> </span></span></p>
</div>
<div id="ftn29">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:10pt"><span style="font-family:Calibri,sans-serif"><a href="#_ftnref29" name="_ftn29" style="color:#0563c1; text-decoration:underline" title="" id="_ftn29"><span lang="ES-TRAD" style="font-size:10.0pt" xml:lang="ES-TRAD" xml:lang="ES-TRAD"><span style="line-height:107%"><span style="font-family:"Calibri",sans-serif">[29]</span></span></span></a> Diego Herranz: <i>El FMI redobla su apuesta por España…..</i> 10 de noviembre de 2023 <a href="https://www.publico.es/economia/fmi-redobla-apuesta-espana-motor-potencias-industrializadas.html#:~:text=El FMI redobla su apuesta por España como motor de las potencias industrializadas,-Las previsiones del" style="color:#0563c1; text-decoration:underline">https://www.publico.es/economia/fmi-redobla-apuesta-espana-motor-potencias-industrializadas.html#:~:text=El%20FMI%20redobla%20su%20apuesta%20por%20Espa%C3%B1a%20como%20motor%20de%20las%20potencias%20industrializadas,-Las%20previsiones%20del</a> </span></span></p>
</div>
<div id="ftn30">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:10pt"><span style="font-family:Calibri,sans-serif"><a href="#_ftnref30" name="_ftn30" style="color:#0563c1; text-decoration:underline" title="" id="_ftn30"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align:super"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align:super"><span lang="ES-TRAD" style="font-size:10.0pt" xml:lang="ES-TRAD" xml:lang="ES-TRAD"><span style="line-height:107%"><span style="font-family:"Calibri",sans-serif">[30]</span></span></span></span></span></a> Juan Soroeta Luceras: <i>Los recursos naturales saharauis y el Tribunal de Justicia de la Unión Europea. </i>5 de octubre de 2021. <a href="https://blogs.publico.es/otrasmiradas/52454/los-recursos-naturales-saharauis-y-el-tribunal-de-justicia-de-la-union-europea/" style="color:#0563c1; text-decoration:underline">https://blogs.publico.es/otrasmiradas/52454/los-recursos-naturales-saharauis-y-el-tribunal-de-justicia-de-la-union-europea/</a></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:10pt"><span style="font-family:Calibri,sans-serif"> </span></span></p>
</div>
<div id="ftn31">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:10pt"><span style="font-family:Calibri,sans-serif"><a href="#_ftnref31" name="_ftn31" style="color:#0563c1; text-decoration:underline" title="" id="_ftn31"><span lang="ES-TRAD" style="font-size:10.0pt" xml:lang="ES-TRAD" xml:lang="ES-TRAD"><span style="line-height:107%"><span style="font-family:"Calibri",sans-serif">[31]</span></span></span></a> Cinco Días: <i>Los mercados pedirán garantías sobre Cataluña. </i>10 de noviembre de 2023 <a href="https://cincodias.elpais.com/opinion/editoriales/2023-11-10/los-mercados-pediran-garantias-sobre-cataluna.html" style="color:#0563c1; text-decoration:underline">https://cincodias.elpais.com/opinion/editoriales/2023-11-10/los-mercados-pediran-garantias-sobre-cataluna.html</a> </span></span></p>
</div>
<div id="ftn32">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:10pt"><span style="font-family:Calibri,sans-serif"><a href="#_ftnref32" name="_ftn32" style="color:#0563c1; text-decoration:underline" title="" id="_ftn32"><span lang="ES-TRAD" style="font-size:10.0pt" xml:lang="ES-TRAD" xml:lang="ES-TRAD"><span style="line-height:107%"><span style="font-family:"Calibri",sans-serif">[32]</span></span></span></a> Correo del Orinoco: <i>ONU: El comercio mundial se contrae y las perspectivas para 2024 son “muy inciertas y pesimistas”. </i>14 de diciembre de 2024 <a href="http://www.correodelorinoco.gob.ve/onu-comercio-mundial-se-contrae-perspectivas-para-2024-son-muy-inciertas-y-pesimistas/" style="color:#0563c1; text-decoration:underline">http://www.correodelorinoco.gob.ve/onu-comercio-mundial-se-contrae-perspectivas-para-2024-son-muy-inciertas-y-pesimistas/</a> </span></span></p>
</div>
<div id="ftn33">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:10pt"><span style="font-family:Calibri,sans-serif"><a href="#_ftnref33" name="_ftn33" style="color:#0563c1; text-decoration:underline" title="" id="_ftn33"><span lang="ES-TRAD" style="font-size:10.0pt" xml:lang="ES-TRAD" xml:lang="ES-TRAD"><span style="line-height:107%"><span style="font-family:"Calibri",sans-serif">[33]</span></span></span></a> Nick Vigas: <i>Incertidumbre sobre el rumbo de la política monetaria de los bancos centrales. </i>7 de diciembre de 2023 <a href="https://www.wsws.org/es/articles/2023/12/07/382c-d07.html" style="color:#0563c1; text-decoration:underline">https://www.wsws.org/es/articles/2023/12/07/382c-d07.html</a> </span></span></p>
</div>
<div id="ftn34">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:10pt"><span style="font-family:Calibri,sans-serif"><a href="#_ftnref34" name="_ftn34" style="color:#0563c1; text-decoration:underline" title="" id="_ftn34"><span lang="ES-TRAD" style="font-size:10.0pt" xml:lang="ES-TRAD" xml:lang="ES-TRAD"><span style="line-height:107%"><span style="font-family:"Calibri",sans-serif">[34]</span></span></span></a> Manuel Bertoldi: <i>Imperialismo y soberanía nacional. </i>21 de octubre de 2023 <a href="https://www.resumenlatinoamericano.org/2023/10/21/pensamiento-critico-imperialismo-y-soberania-nacional/" style="color:#0563c1; text-decoration:underline">https://www.resumenlatinoamericano.org/2023/10/21/pensamiento-critico-imperialismo-y-soberania-nacional/</a> </span></span></p>
</div>
<div id="ftn35">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="font-size:10pt"><span style="font-family:Calibri,sans-serif"><a href="#_ftnref35" name="_ftn35" style="color:#0563c1; text-decoration:underline" title="" id="_ftn35"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align:super"><span class="MsoFootnoteReference" style="vertical-align:super"><span lang="ES-TRAD" style="font-size:10.0pt" xml:lang="ES-TRAD" xml:lang="ES-TRAD"><span style="line-height:107%"><span style="font-family:"Calibri",sans-serif">[35]</span></span></span></span></span></a> Andrés Piqueras: <i>Democracia y violencia. </i>18 de diciembre de 2023 <a href="https://elsudamericano.wordpress.com/2023/12/18/democracia-y-violencia-por-andres-piqueras/" style="color:#0563c1; text-decoration:underline">https://elsudamericano.wordpress.com/2023/12/18/democracia-y-violencia-por-andres-piqueras/</a> </span></span></p>
</div>
</div>
</div>Fri, 05 Jan 2024 21:34:24 +0000Zamora2885 at http://pakitoarriaran.orgDerechos inhumanos contra Palestina
http://pakitoarriaran.org/index.php/articulos/derechos-inhumanos-contra-palestina
<span class="field field--name-title field--type-string field--label-hidden">Derechos inhumanos contra Palestina</span>
<div class="field field--name-field-imagen-articulos field--type-image field--label-above">
<div class="field__label">Imagen</div> <div class="field__item"><img src="http://pakitoarriaran.org/sites/default/files/Articulos/Inaki-gil-de-san-vicente.jpg" width="550" height="300" alt="Iñaki Gil de San Vicente" typeof="foaf:Image" />
</div> </div><span class="field field--name-uid field--type-entity-reference field--label-hidden"><span lang="" about="http://pakitoarriaran.org/index.php/user/37" typeof="schema:Person" property="schema:name" datatype="" xml:lang="">Zamora</span></span>
<span class="field field--name-created field--type-created field--label-hidden">Dom, 17/12/2023 - 19:38</span>
<div class="field field--name-field-autor-articulos field--type-string field--label-above">
<div class="field__label">Autor</div> <div class="field__item">Iñaki Gil de San Vicente</div> </div> <div class="clearfix text-formatted field field--name-body field--type-text-with-summary field--label-hidden field__item"><p class="text-align-right">«Querido compadre, seguramente también allí han oído hablar de bolcheviques, de mencheviques, de social-revolucionarios. Bueno, compadre, le explicaré qué son los bolcheviques. Los bolcheviques, compadre, somos nosotros, el proletariado más explotado, simplemente nosotros, los obreros y los campesinos más pobres. Este es su programa: todo el poder hay que dárselo a los diputados obreros, campesinos y soldados; mandar a todos los burgueses al servicio militar; todas las fábricas y las tierras al pueblo. Así es que nosotros, nuestro pelotón, estamos por este programa» .(1) </p>
<p>1. UN SOLDADO BOLCHEVIQUE EN 1917<br />
2. SIONAZISMO Y ARMAGEDÓN<br />
3. LUCHA DE CLASES EN PALESTINA<br />
4. CRITICA DE LOS DDHH BURGUESES<br />
5. DERECHOS SOCIALISTAS VS DERECHOS INHUMANOS</p>
<p>1.- UN SOLDADO BOLCHEVIQUE EN 1917</p>
<p>¿Qué relación guardan estas palabras con el día internacional de los Derechos Humanos celebrado el pasado 10 de diciembre de 2023, año en el que se registran no menos de 183 guerras y conflictos locales, la cifra más alta en este último tercio de siglo (2), destacando por su inhumanidad la agresión salvaje del sionazismo al pueblo palestino? ¿Qué DDHH concretos, prácticos, pueden existir en un capitalismo que desperdicia 570 millones de toneladas de alimentos anualmente mientras que crecen las hambrunas, con una medida de 735 millones (3) de personas que pasan hambre? ¿Qué DDHH pueden existir cuando la educación es una fábrica de creciente desigualdad social (4), y cuando los ricos tienen seis años más de esperanza de vida que los pobres (5)? </p>
<p>La cita procede de una carta enviada por un soldado ruso a su familia campesina en el verano de 1917, desde el frente de guerra contra los alemanes meses antes de que estallara la revolución bolchevique en Octubre de ese año. Nos ha venido a la memoria al leer que, según ciertos sondeos, un 57% de la población del ente sionista llamado “Israel” aprueba el terror desencadenado contra el pueblo palestino, mientras que sólo el 1,8% cree que es excesivo (6). ¿Qué relación antagónica puede existir entre el derecho/necesidad del pueblo trabajador ruso en 1917 a hacer la revolución para destruir el capitalismo, y el de ese 57% de la población israelí que se cree en el derecho de poder asesinar impunemente por ahora a más de 18.000 personas, de las cuales el 70% son mujeres y niños, con casi 50.000 heridos, y que se siente protegido y legitimado por el imperialismo que proclama su «derecho y la obligación de defenderse» (7)? </p>
<p>El soldado bolchevique sintetizó maravillosamente lo esencial de la teoría socialista (8) de los DDHH nada menos que 31 años antes de que, tras un sinfín de crisis y guerras, en 1948 se firmase la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en cuyo Preámbulo se reconoce el derecho a la rebelión contra la injusticia y la opresión. Obviamente, el ente sionista no sufre ninguna opresión e injusticia, sino al contrario: él mismo es una especie de portaviones nuclear terrestre cuya función es asegurar la posesión imperialista de Oriente Medio y la exportación de instrumentos represivos de alta tecnología. Un análisis más detenido sobre el sionismo lo realizamos en «Sionazismo» (9) del 21 de julio de 2022 disponible en la red. </p>
<p>El campesino armado bolchevique no pudo leer al Marx defensor del derecho consuetudinario preburgués sobre los bienes comunales (10), justificando el «robo» por el pueblo de los recursos de los bosques privatizados violentamente por la burguesía; ni tampoco pudo leer al Engels que calificaba de «inmoral» (11) la mercantilización de la tierra, de la naturaleza. No pudo leer estos y otros textos imprescindibles porque se publicaron después de 1917, pero es posible que leyera al Marx que en <em>El Capital</em> demostró que es la «fuerza» (12) la que decide el resultado de la lucha entre derechos iguales e inconciliables: el burgués y el proletario, por citar algunas posibilidades. Y es algo más probable que hubiera leído y debatido el <em>Qué Hacer</em> de Lenin, obra de 1902, en la que loan las lecciones aprendidas por el pueblo explotado en su «larga historia» (13) de resistencia al zarismo. Sin duda, esta tenaz lucha de clases enseñó al campesino bolchevique que cualquier «derecho» se sustenta en el poder armado, sobre todo el derecho/necesidad de la humanidad oprimida. </p>
<p>2.- SIONAZISMO Y ARMAGEDÓN </p>
<p>En 1917 Tvi Yehuda Kook (1891-1982), líder del grupo fundamentalista Gush Emunim (<em>Bloque de los fieles</em>) tenía 26 años, es decir, estaba dando forma programática al sionismo de su grupo, llegando a reconocer que «Torah, guerra y colonización son tres cosas en una» (14). Disponemos de otras muchas declaraciones por el estilo, igualmente bárbaras pero no tenemos espacio para extendernos en ellas. El sionismo supo desde sus inicios que su triunfo dependía de la consolidación de una teocracia basada en la ferocidad de la Biblia obsesivamente ofuscada en silenciar que la «sangría primigenia» (15) sostiene su dogma, uno de cuyos fines prioritarios es negar toda validez científica a quienes demuestran que «Israel» es una reciente (16) construcción económica, sociopolítica, religiosa y sobre todo militar. </p>
<p>La solidez de la teocracia depende, además de en la profundidad de las raíces irracionales que anclan el opio religioso en el inconsciente humano desde la primera infancia, también en las medidas de toda índole que el poder teocrático desarrolla para fortalecer esas raíces y adaptarles a las necesidades de la clase dominante. Por esto, en la medida en el que ente sionista veía aumentar las dificultades de toda índole, intentaba agilizar la interacción entre las tres prácticas exigía ya en abril de 2004 que: «1. La resistencia Palestina debe ser aplastada. 2. El apoyo público debe ser asegurado y se debe contar con la participación activa de al menos un sector de la sociedad israelí en forma operativa. 3. La crítica internacional debe ser silenciada.» (17). Estas y otras prácticas represivas se sustentan en una mixtura ideológica basada en gran medida en las innegables relaciones históricas entre el fascismo y el sionismo (18), y también en aportaciones posteriores sobre el sionismo cristiano que analizaremos a continuación. </p>
<p>Vemos cómo interactúan diferentes sub-causas parciales hasta confluir en una única razón del genocidio palestino. Así comprendemos mejor ese apoyo del 57% de la población invasora a la inhumana masacre y la represión metódica del derecho de libre expresión en los países imperialistas y prosionistas. Pero se equivoca quien reduzca sus causas a la necesidad sioyanqui de apoderarse de los grandes recursos gasísticos descubiertos en 2015 en Gaza, o quien añade también el expolio de las fértiles tierras y abundante pesca de la costa gazatí. Todo esto es cierto pero insuficiente. Para el sionazismo la deportación total (19) de la población de Gaza es uno de los objetivos tácticos imprescindibles para el objetivo histórico de lograr esa utopía reaccionaria del Gran Israel, que pretende basarse en la Biblia, ese libro que rezuma falsedades como explicamos en «Sionazismo». </p>
<p>Esta mezcla explosiva de las corrientes más reaccionarias ha ido confluyendo en el los fanáticos imperialistas del mito del Armagedón , la batalla última y definitiva de la guerra eterna entre el Bien, dios y la propiedad privada, y el Mal, la humanidad y el comunismo. El Gran Israel, el Armagedón (20), la salvación de Occidente, la Última Cruzada… son excusas que justifican que los sionistas --«armados y peligrosos» (21)-- sean una potencia nuclear incontrolada e incontrolable excepto por EEUU. Esto último es lo decisivo: sin EEUU el ejército sionista no sobreviviría un mes, como se confirma ahora mismo ya que los sionazis son reforzados por el Pentágono, por la OTAN y por sus empresas militares privadas. Más aún, EEUU y el ente sionista son una simbiosis sin la cual el Senado norteamericano hubiera tenido muchas más dificultades para declarar oficialmente que no se retirarán de Siria (22), país que invadieron, que ocupan y saquean. </p>
<p>3.- LUCHA DE CLASES EN PALESTINA </p>
<p>La alianza estratégica entre casi la totalidad de las burguesías musulmanas y Occidente es una de las dos razones que explican la poca ayuda solidaria que está recibiendo Palestina para defenderse del terrorismo sionazi, siendo la otra razón el interés de EEUU y la OTAN por la supervivencia del «Israel». Esta alianza es la que ha creado e impuesto la triple mentira de que, primero, se trata de una simple guerra entre el «terrorismo» de Hamás y el «Estado democrático de Israel»; segundo, que solamente están combatiendo los «terroristas» de Hamás, sin el apoyo del resto de organizaciones armadas palestinas; y tercero, que el pueblo palestino no apoya a Hamás. Sin embargo, es muy fácil demostrar que el imperialismo ha creado un imagen falsa, mixtificada (23) de Hamas que en modo alguno es «una organización terrorista», sino que en la Franja de Gaza ha llegado a ser la fuerza mayoritaria refrendada en elecciones verdaderamente democráticas, con una política de ayuda social y de integración de sectores diferentes así como una admirable apertura a la participación de la mujer trabajadora que ridiculiza la demagogia hueca del feminismo burgués (24). </p>
<p>Es la alianza entre el imperialismo y buena parte de las burguesías musulmanas la más interesada en que se hunda la resistencia popular gazatí, pero quedándose su burguesía local como la colaboradora del ocupante sioyanqui. Parecido a lo que sucede en Cisjordania en donde la llamada «Autoridad Nacional Palestina» --corrupta burguesía colaboracionista que ejerce de «la policía municipal» (25) sionista-- aparenta tener el poder real aunque «Israel» sólo le permite una pequeña autonomía vigilada. Jaldía Abubakra está en lo cierto al afirmar que: «Mientras la gente vive en los guetos, algunas empresas cisjordanas siguen vendiendo, comprando, ganando… además, muchas de ellas hacen negocio ¿Y con quién? con el ocupante» (26). </p>
<p>Pero el imperialismo sioyanqui quiere quedarse con todo si se lo permitidos las y los oprimidos, destruyendo Gaza primero y luego Cisjordania, es decir aniquilar Palestina hasta su raíz material y simbólica de modo que, al final, el ente sionista se enfrentará al mismo dilema que tuvieron los criminales que exterminaron la Comuna de París de 1871, expresado así por Marx: «¡Gloriosa civilización esta, cuyo gran problema estriba en saber cómo desprenderse de los montones de cadáveres hechos por ella después de haber cesado la batalla!» (27). Sobre esta tierra palestina devastada se lanzarán como piratas, como aves de rapiña, los tiburones del capital financiero internacional para “ayudar” a la recuperación del ente sionista. La destrucción planificada de la sanidad en Gaza, con sus estremecedores efectos sobre el pueblo palestino, abre un mercado más el hambre insaciable de carne humana de los fondos buitre (28) que devoran ya medio mundo. </p>
<p>Hemos llegado así a la lucha de clases dentro de Palestina, porque la burguesía cisjordana hará lo imposible para abortar toda movilización popular peligrosa para el sionazismo, toda práctica del derecho/necesidad de solidaridad con Gaza y de resistencia nacional de clase que «Israel» utilice como excusa para destrozar Cisjordania. Y dentro de la lucha de clases descubrimos al instante la lucha entre «derechos de clase antagónicos», en especial el de la unificación nacional palestina con un solo Estado «del río al mar» sólo alcanzable con la desaparición del ente sionista, y es que no existe independencia nacional abstracta alguna, libre de la lucha de clases: «nación trabajadora» (29) contra nación burguesa: pura dialéctica de unidad y lucha de contrarios. </p>
<p>Los derechos de clase antagónicos son, por tanto y a la vez, derechos de nación de clase antagónicos. Referirnos a la opresión nacional, al colonialismo y al imperialismo en sus fases, es aquí imprescindible porque hablar de DDHH exige partir de la interacción entre lo genético-estructural del capitalismo, de lo universal, y de las expresiones particulares y singulares de lo histórico-genético del imperialismo en el siglo XXI. Este método es el que vertebra el enriquecimiento del pensamiento de Marx (30) y del marxismo como praxis de la revolución comunista en la liberación de los pueblos, y en lo que concierne a Palestina como liberación del pueblo árabe (31). Insistimos, todo debate sobre los DDHH debe realizarse siempre dentro del horizonte conceptual marxista, o será una divagación vacía y fútil, borrosa, abstrusa, en beneficio del crimen imperialista. </p>
<p>4.- CRITICA DE LOS DDHH BURGUESES </p>
<p>La crítica marxista de los DDHH burgueses parte de la falsedad del fetiche de la «libertad individual» que iguala en la superficie de la circulación de mercancías los derechos abstractos de la explotada y del explotador, mientras que en el sótano ardiente, en los hornos insufribles de la producción de plusvalor, la igualdad se funde con el horror ígneo de la explotación para transformarse en beneficio capitalista. Moverse únicamente en la superficie de la circulación de mercancías –democracia del «carro de compras» (32)-- nos encadena al fetichismo de la democracia parlamentaria, laberinto represor del que no se sale ni con el mejor Hilo de Ariadna; mientras que si luchamos contra el horno incandescente de la dictadura del salario quedamos liberados de toda cadena parlamentarista y pasamos a organizar la toma del poder obrero y popular a la vez que avanzamos en los derechos socialistas. </p>
<p>La «libertad individual» burguesa es falsa en el sentido marxista de libertad/necesidad. El derecho burgués hace de la libertad la obligación de sufrir tanto la dictadura salarial como la dictadura del consumo, ambas imprescindibles para la reproducción del capital. La «libertad» burguesa es así una parte del desenvolvimiento del capital (33), sobre todo cuando las clases y naciones oprimidas creen que es su «derecho», es decir el «derecho» a la esclavización asalariada mientras que, por el contrario, el derecho marxista consiste en la libertad/necesidad de destruir la esclavización asalariada. Mientras la humanidad oprimida acepta las cadenas del «derecho» imperialista reina la paz del amo, pero si se rebela e intenta destruirlas sufre el horror de Palestina. </p>
<p>5.- DERECHOS SOCIALISTAS VS DERECHOS INHUMANOS </p>
<p>Según transcurra la lucha de clases en Oriente Medio y en el mundo, el pueblo heroico de Palestina tal vez llegue al mismo dilema al que se enfrentó la muy joven URSS al inicio de 1918, justo al comenzar la invasión realizada por catorce ejércitos imperialistas para desgarrarla en protectorados fácilmente explotables. Fue en ese momento de peligro mortal cuando se aprobó la <em>Declaración de los derechos del pueblo trabajador y explotado</em>: </p>
<blockquote><p>«1) Queda abolida la propiedad privada de la tierra. Se declara patrimonio de todo el pueblo trabajador toda la tierra, con todos los edificios, ganado de labor, aperos de labranza y demás accesorios agrícolas. <br />
2) Se ratifica la ley soviética acerca del control obrero y del Consejo Superior de Economía Nacional, con objeto de asegurar el poder del pueblo trabajador sobre los explotadores y como primera medida para que las fábricas, talleres, minas, ferrocarriles y demás medios de producción y de transporte pasen por entero a ser propiedad del Estado obrero y campesino. <br />
3) Se ratifica el paso de todos los bancos a propiedad del Estado obrero y campesino, como una de las condiciones de la emancipación de las masas trabajadoras del yugo del capital. <br />
4) Queda establecido el trabajo general obligatorio, con el fin de suprimir los sectores parasitarios de la sociedad. <br />
5) Se decreta el armamento de los trabajadores, la formación de un Ejército Rojo socialista de obreros y campesinos y el desarme completo de las clases poseedoras, con objeto de asegurar la plenitud del poder de las masas trabajadoras y eliminar toda posibilidad de restauración del poder de los explotadores» (34). </p>
</blockquote>
<p>En un momento especialmente crítico de la guerra revolucionaria contra catorce ejércitos imperialistas más el llamado «ejército blanco» de contrarrevolución zarista, Trotsky, artífice del Ejército Rojo, arengó así a las tropas en septiembre de 1918: «Se trata de saber a quién pertenecerán las casas, los palacios, las ciudades, el sol, el cielo: si pertenecerán a las gentes del trabajo, a los obreros, los campesinos, los pobres, o a la burguesía y a los terratenientes, los cuales han intentado de nuevo, dominando el Volga y el Ural, dominar al pueblo obrero» (35). </p>
<p>Los derechos socialistas surgen de y se practican para satisfacer las necesidades vitales de las clases y naciones oprimidas: ¿de quién es el cielo y el sol? Desde luego que de los y las palestinas, especialmente de su infancia, pero se los han robado los sionazis que con sus bombas yanquis destruyen hospitales y escuelas, parques y bibliotecas, ocultando el sol y el cielo con el humo, el polvo, el llanto y la sangre, pero también las estrellas y la luna. El derecho socialista exige que el cosmos, su belleza infinita, sea propiedad colectiva de la especie humana y no propiedad del imperialismo. </p>
<p>En 1945, algo más de tres años antes de la Declaración Universal de los DDHH, Ho Chi Minh daba dos brillantes respuestas prácticas a la pregunta sobre qué son y cómo se practican esos derechos. La primera versaba sobre las medidas urgentes a tomar para acabar con la hambruna impuesta por los ocupantes franceses que había causado ya más de dos millones de muertos: se redujo mucho la cantidad de arroz malgastado en licor y dulces por la industria burguesa, dedicando la gran cantidad el arroz recuperado en alimentar al pueblo hambriento (36). Se limitó drásticamente el derecho burgués a enriquecerse con la venta de productos nocivos, para satisfacer el derecho/necesidad del pueblo a la alimentación de calidad y abundante. Además, para acabar con el analfabetismo inmenso se obligó a los ricos a convertir en escuelas públicas las mejores habitaciones de sus palacetes, «haciendo especial hincapié en la alfabetización de las mujeres» (37). </p>
<p>En la primavera de 1948, poco antes de la Declaración Universal, Mao elaboró un decálogo de tareas para avanzar en la reforma agraria que no podemos exponer ahora en extenso, excepto en las imprescindibles condiciones previas: a) derrotar al ejército sostenido por EEUU y a las guerrillas contrarrevolucionarias; b) distribuir la tierra entre la «abrumadora mayoría de las masas básicas»; y c) preparar técnica y políticamente al partido para dirigir el reparto de la tierra, por lo que hay que «enseñar a los cuadros cómo analizar las situaciones concretas» (38). </p>
<p>Propiedad socialista de la tierra, planificación económica y sociopolítica, ejército popular de liberación y formación teórica y política, he aquí las medidas esenciales para realizar una conquista insustituible sin la cual no existe DDHH alguno: la reforma agraria que devuelva la tierra al pueblo. Pero Mao insiste en un componente interno de la formación teórico-política: el método dialéctico para «analizar las situaciones concretas». Los DDHH burgueses son abstractos porque así se libran de las críticas radicales del pueblo oprimido que sufre la naturaleza capitalista de esos DDHH, pero los derechos socialistas son concretos porque resuelven opresiones concretas. </p>
<p>Por eso, y sin extendernos, en 1941 Mao volvía insistir en la mejora permanente del método de estudio (39) militante. Más aún, los derechos socialistas van unidos a la nueva función que cumple el ejército popular en el avance al socialismo: es un ejército que trabaja en la producción social unido al pueblo, como insistía Mao en 1949, lo que de nuevo obligaba a la militancia al enriquecer el estudio concreto de la realidad concreta, en este caso la realidad urbana (40) e industrial tan diferente a la campesina. Salvando todas las distancias, la función social del ejército chino y de Hamás, por volver a Palestina, es básicamente la misma ya que ambos son fuerza militares defensivas insertas en la tarea colectiva de mejorar la calidad de vida de manera cualitativamente superior a la burguesa. Hemos visto en uno de los textos que ofrecemos arriba sobre Hamás (41) la misma filosofía. Los DDHH burgueses se asientan sobre la brutalidad represiva de la OTAN; los DDHH socialistas sobre el pueblo en armas. </p>
<p>Fidel Castro nos legó una de las mejores descripciones del derecho socialista y antiimperialista en su faceta de defensa armada de la independencia cubana para derrotar la invasión contrarrevolucionaria de Playa Girón en 1961: </p>
<blockquote><p>«¡Adelante cubanos! A contestar con hierro y fuego a los bárbaros que nos desprecian y que pretenden hacernos regresar a la esclavitud. Ellos vienen a quitarnos la tierra que la revolución entregó a los campesinos y cooperativistas; nosotros combatimos para defender la tierra de los campesinos y cooperativistas. Ellos vienen a quitarnos de nuevo las fábricas del pueblo, los centrales del pueblo, las minas del pueblo; nosotros combatimos por defender nuestras fábricas, nuestras centrales, nuestras minas. Ellos vienen a quitarles a nuestros hijos, a nuestras muchachas campesinas las escuelas que la revolución les ha abierto en todas partes; nosotros defendemos las escuelas de la niñez y del campesinado. Ellos vienen a quitarles al hombre y a la mujer negros la dignidad que la revolución les ha devuelto; nosotros luchamos por mantener para todo el pueblo esa dignidad suprema de la persona humana. Ellos vienen a quitarles a los obreros sus nuevos empleos; nosotros combatimos por una Cuba liberada con empleo para cada hombre y mujer trabajadores. Ellos vienen a destruir la patria y nosotros defendemos la patria» . <br />
Por su parte, el Che siguió esta misma filosofía en 1963 al explicarle a Ernesto Sábato una de las tareas de la militancia: «Ir explicando nosotros, los dirigentes, a los campesinos indefensos, cómo podían tomar un fusil y demostrar a esos soldados que un campesino armado valía tanto como el mejor de ellos; e ir también aprendiendo cómo la fuerza de uno no vale nada si no está rodeada de la fuerza de todos; e ir aprendiendo, así mismo, cómo las consignas revolucionarias tienen que responder a palpitantes anhelos del pueblo; e ir aprendiendo a conocer del pueblo sus anhelos más hondos y convertirlos en banderas de agitación política. Eso lo fuimos haciendo todos nosotros y comprendimos que el ansia del campesinado por la tierra era el más fuerte estímulo de lucha que se podía encontrar en Cuba» (42). </p>
</blockquote>
<p>Los anhelos del pueblo tratan sobre la necesidad de justicia, de libertad y de satisfacción de sus necesidades, y por eso el pueblo oprimido se enfrenta más temprano que tarde a la opción de la resistencia armada. Pareciera que el «humanismo revolucionario, acendrado amor hacia el hombre y hacia la humanidad» (44) del Che pensaba en Palestina cuando respondía a Ernesto Sábato. Los campesinos luchan por la recuperación de sus tierras, los obreros por la recuperación de sus fábricas, el pueblo trabajador en su conjunto y muy claramente la mujer trabajadora, lucha por la socialización de los medios de producción y reproducción. Palestina, al igual que Cuba en 1961, combate por su independencia y reunificación nacional en un solo Estado «desde el río hasta la mar». </p>
<p>La crisis capitalista desde finales de la década de 1960 y en extrema agudeza en 1973 iba unida a una denuncia crítica práctica y teórica del imperialismo, lo que se plasmaba en esfuerzos por radicalizar y adaptar a las contradicciones del momento la Declaración Universal de 1948 que daba inequívocas muestras de estar superada. Un ejemplo claro lo tenemos en la Carta de Derechos y Deberes Económicos de los Estados aprobada por la ONU en 1974. Era una declaración democrático-progresista, no radical ni revolucionaria, que pese a no afectar en absoluto a los fundamentos del capitalismo fue «rechazada de raíz» por el imperialismo que la combatió «por todos los medios necesarios, incluidos el desprecio abierto» (45). Otro ejemplo fue la Declaración de Argel (46) de 1976 que tiene el siguiente articulado: Derecho a la existencia; Derecho a la autodeterminación política; Derechos económicos de los pueblos; Derecho a la cultura; Derecho al medio ambiente y a los recursos comunes; Derechos de las minorías; y Garantías y sanciones.</p>
<p>Además de este contexto de creciente oposición antiimperialista, el agotamiento económico de EEUU admitido por la Casa Blanca en 1971, la cuasi derrota del ente sionista en la guerra del Yom Kipur en 1973, la derrota yanqui en Vietnam en 1975 fueron tres de los muchos acontecimientos que llevaron al imperialismo a contraatacar con el ambiguamente denominado «neoliberalismo», verdadera contrarrevolución que tenía en la reactualización de los DDHH burgueses a las necesidades del momento del capital uno de sus objetivos prioritarios, inseparable de la aplicación del terror allí donde sus DDHH no idiotizaban a las clases explotadas. </p>
<p>Fidel Castro fue una de las primeras personas que comprendió la importancia de la nueva propaganda capitalista de sus DDHH. En marzo de 1977, confrontando los derechos humanos burgueses con los derechos humanos socialistas explicó que: «Al imperialismo le ha dado ahora por la manía de hablar de los derechos humanos, para los imperialistas los derechos humanos equivalen al derecho a la discriminación racial, el derecho a la opresión de la mujer, el derecho a saquear los recursos naturales de los pueblos; para los imperialistas los derechos humanos son el vicio, la miseria, la pobreza, la ignorancia. Solo los países revolucionarios luchamos verdaderamente por derechos humanos, por la dignidad del hombre, por la libertad de los pueblos» (47). </p>
<p>Mientras que las izquierdas del llamado entonces Tercer Mundo y hoy Sur Global se pusieron en guardia contra el cinismo hipócrita de la casta intelectual eurocéntrica que se tragó el anzuelo de los DDHH burgueses, las izquierdas tradicionales europeas aceleraban su descomposición reformista. Simultáneamente, tomaba forma el ataque contra los derechos y libertades concretas en casi todos los países de modo que para cuando se desplomó la URSS y el imperialismo vivió la euforia de 1991-2007, los pomposos Derechos Humanos abstractos habían perdido su falsa envoltura externa apareciendo como lo que han sido siempre: Derechos Inhumanos del capital, los que ahora mismo asesinan en masa el heroico pueblo de Palestina. </p>
<p class="text-align-right"><em>IÑAKI GIL DE SAN VICENTE <br />
EUSKAL HERRIA 13 de diciembre de 2023</em></p>
<p class="text-align-right"> </p>
<p class="text-align-right"> </p>
<p><em>1 G. Boffa: La revolución rusa, ERA, México 1976, tomo II, p. 28.<br />
2 RT: Se registra una cantidad récord de conflictos en el mundo en 30 años. 11 de diciembre de 2023 https://actualidad.rt.com/actualidad/491939-cantidad-record-conflictos-30-anos <br />
3 ONU: Mientras crece la hambruna, se desperdician 570 millones de toneladas de alimentos al año. 10 de agosto de 2023 https://news.un.org/es/story/2023/08/1523342 <br />
4 Ignacio Zafra: Un alumno pobre con el mismo nivel en matemáticas y ciencias que otro rico repite curso cuatro veces más. 12 de diciembre de 2023 https://elpais.com/educacion/2023-12-11/un-alumno-pobre-con-el-mismo-nivel-en-matematicas-y-ciencias-que-otro-rico-repite-curso-cuatro-veces-mas.html <br />
5 Alejandra Olcese: Seis años de diferencia en la esperanza de vida entre los municipios más ricos y los más pobres de España. 23 de mayo de 2023 https://www.elmundo.es/economia/2023/05/23/646b8542e4d4d8f83d8b4599.html <br />
6 Antonio Pita: Todos con la guerra en Israel. 10 de diciembre de 2023 https://elpais.com/internacional/2023-12-10/todos-con-la-guerra-en-israel.html<br />
7 PL: EEUU justifica ataques de Israel sobre Gaza con el derecho a la defensa. 24 de octubre de 2023 https://www.prensa-latina.cu/2023/10/24/eeuu-justifica-ataques-de-israel-sobre-gaza-con-derecho-a-la-defensa <br />
8 Una exposición más detallada puede encontrarse en: Derechos Humanos, como arma de destrucción masiva. Concepción Cruz Rojo e Iñaki Gil de San Vicente. Boltxe Libuak, Bilbo. 2016, Segunda edición. 2023. <br />
9 Iñaki Gil de San Vicente: Sionazismo. https://www.boltxe.eus/2022/07/sionazismo/ <br />
10 Marx: «Los Debates sobre la Ley acerca del Robo de Leña», Defensa de la libertad, Los artículos de la Gaceta Renana 1842-1843, Fernando Torres Editor, Valencia 1983, pp. 215-216.<br />
11 Engels: «Esbozo de crítica de la economía política», Los anales franco-alemanes, Martínez-Roca, Barcelona 1973, p. 131.<br />
12 Marx: El Capital, FCE, México 1973, libro I, p. 180.<br />
13 Lenin: Qué hacer. Obras Completas. Progreso. Moscú, 1981. Tomo 6. p. 149.<br />
14 Antonio Basallote Marín: Sobre el auge del fundamentalismo sionista. 7 de junio de 2022 https://www.elsaltodiario.com/ocupacion-israeli/sobre-el-auge-del-sionismo-fundamentalista<br />
15 Christopher Hitchens: Dios no es bueno. Debate, Caracas 2008, p. 149. <br />
16 Shlomo Sand: La invención del pueblo judío. Akal Madrid 2009, pp. 132-146. <br />
17 Ur Sholonsky: Ideología sionista, no judíos y Estado de Israel. El estado de negación. 4 de junio de 2021 https://antroposmoderno.com/antro-articulo.php?id_articulo=662 <br />
18 MPR21: Fascistas y sionistas son las dos caras de la misma moneda. 20 de octubre de 2023 https://mpr21.info/fascistas-y-sionistas-son-las-dos-caras-de-la-misma-moneda/ <br />
19 Marc Vandepitte: Israel y Estados Unidos planean la deportación total de Gaza. 9 de diciembre de 2023 https://rebelion.org/israel-y-estados-unidos-planean-la-deportacion-total-de-gaza/ <br />
20 Leonid Savin: Los «partidarios del Armagedón»: la influencia del sionismo cristiano en la política de Estados Unidos. 22 de noviembre de 2023 https://rebelion.org/los-partidarios-del-armagedon-la-influencia-del-sionismo-cristiano-en-la-politica-de-estados-unidos/ <br />
21 Pablo Elorduy: Armados y peligrosos: cómo Israel se ha convertido en una potencia militar sin control. 26 de noviembre de 2023 https://www.elsaltodiario.com/industria-armamentistica/israel-se-ha-convertido-una-potencia-militar-control<br />
22 MPR 21: El Senado de Estados Unidos rechaza retirar las tropas estadounidenses de Siria. 11 de septiembre de 2023 https://mpr21.info/el-senado-de-estados-unidos-rechaza-retirar-las-tropas-estadounidenses-de-siria/ <br />
23 MPR21: Hamas y los yihadistas: una mistificación occidental. 23 de noviembre de 2023 https://mpr21.info/hamas-y-los-yihadistas-una-mistificacion-occidental/ <br />
24 Musa Ardem: ¿Por qué Hamas debe ser considerada «fuerza beligerante» en vez de «organización terrorista» 23 de octubre de 2023 https://elporteno.cl/por-que-hamas-debe-ser-considerada-fuerza-beligerante-en-vez-de-organizacion-terrorista/ <br />
25 MPR 21: La ‘autoridad nacional palestina’: la policía municipal de Israel en Cisjordania. 1 de noviembre de 2023 https://mpr21.info/la-autoridad-nacional-palestina-la-policia-municipal-de-israel-en-cisjordania/ <br />
26 Jaldía Abubakra: No es aceptable pedir a los palestinos que no participen en la lucha armada. 7 de diciembre de 2023 https://kaosenlared.net/entrevista-a-jaldia-abubakra-activista-palestina-no-es-aceptable-pedir-a-los-palestinos-que-no-participen-en-la-lucha-armada-a-no-es-aceptable-pedir-a-los-palestinos-que-no-partici/ <br />
27 Marx: La guerra civil en Francia. Obras Escogidas. Progreso, Moscú 1984, T. II, pp. 249-250.<br />
28 Concepción Cruz Rojo: Fondos buitres en servicios sanitarios y públicos y política internacional. 27 de enero de 2023 https://www.boltxe.eus/2023/01/fondos-buitres-en-servicios-sanitarios-publicos-y-politica-internacional/ <br />
29 Marx: El dieciocho Brumario de Luís Bonaparte, Obras Escogidas, Progreso, 1979. T. I. p.453.<br />
30 Néstor Kohan: «El taller de investigación de Karl Marx». Comunidad, nacionalismos y capital. Textos inéditos. Bellaterra, Barcelona, 2021, pp. XI-LXI. <br />
31 Marcello Musto: Marx fue un defensor de la liberación del pueblo árabe. 4 de diciembre de 2023 https://jacobinlat.com/2023/12/04/marx-fue-un-defensor-de-la-liberacion-del-pueblo-arabe/ <br />
32 Maurizio Lazzarato: El imperialismo del dólar. Tinta Limón. Buenos Aires 2023. P. 116.<br />
33 Jesús Rodríguez Rojo: Cuestión de clase. Bellaterra. Barcelona 2023, pp. 29-56. <br />
34 Lenin: Declaración de los derechos del pueblo trabajador y explotado. Obras Completas, Progreso, Moscú 1984, tomo 35, pp. 231-232.<br />
35 . L. Trotsky: «La significación de la toma de Kazán en el curso de la guerra civil», Escritos Militares, Ruedo Ibérico, París 1976, tomo 1, p. 253.<br />
36 Ho Chi Minh: «Llamamiento a la lucha contra el hambre», Escritos políticos, Instituto Cubano del Libro, La Habana 1973, pp. 119-120.<br />
37 Ho Chi Minh: «Contra el analfabetismo», Escritos políticos, Instituto Cubano del Libro, La Habana 1973, p. 121.<br />
38 Mao: «El trabajo de reforma agraria y de consolidación del Partido para 1948» Obras escogidas, Fundamento, Madrid 1974, T. 4, pp. 261-268.<br />
39 Mao: «Reformemos nuestro estudio». Obras escogidas, Fundamento, Madrid 1974, T. 3, pp. 13-22. <br />
40 Mao: «Hacer del ejército un destacamento de trabajo». Obras escogidas, Fundamento, Madrid 1974, T. 4, pp. 351-354. <br />
41 Véase nota 24 <br />
42 F. Castro: La Revolución Cubana 1953/1962, ERA, México 1975, p. 331.<br />
43 Che Guevara: «Carta a Ernesto Sábato» Escritos y Discursos, Ciencias Sociales, La Habana 1985, tomo 9, pp. 377-378.<br />
44 Luís Suárez Salazar: «Che: artista de la lucha revolucionaria». Pensar al Che. Editorial José Martí. La Habana, 1989, p. 142. <br />
45 V. Prashad: Las naciones oscuras, Península, Barcelona 2012, p. 317.<br />
46 https://permanentpeoplestribunal.org/wp-content/uploads/2016/06/CARTA-DE-ARGEL-ES.pdf<br />
47 F. Castro: Discurso en el estadio Bernadio Somalia, 13 de marzo de 1977, Edic. OR, La Habana 1977, pp. 24-25</em></p>
</div>Sun, 17 Dec 2023 23:38:39 +0000Zamora2882 at http://pakitoarriaran.orgGazas, guerras y revoluciones
http://pakitoarriaran.org/index.php/articulos/gazas-guerras-y-revoluciones
<span class="field field--name-title field--type-string field--label-hidden">Gazas, guerras y revoluciones</span>
<div class="field field--name-field-imagen-articulos field--type-image field--label-above">
<div class="field__label">Imagen</div> <div class="field__item"><img src="http://pakitoarriaran.org/sites/default/files/Articulos/I%C3%B1akiGildeS3.jpg" width="550" height="300" alt="Iñaki Gil de San Vicente" typeof="foaf:Image" />
</div> </div><span class="field field--name-uid field--type-entity-reference field--label-hidden"><span lang="" about="http://pakitoarriaran.org/user/37" typeof="schema:Person" property="schema:name" datatype="" xml:lang="">Zamora</span></span>
<span class="field field--name-created field--type-created field--label-hidden">Mié, 18/10/2023 - 19:36</span>
<div class="field field--name-field-autor-articulos field--type-string field--label-above">
<div class="field__label">Autor</div> <div class="field__item">Iñaki Gil de San Vicente</div> </div> <div class="clearfix text-formatted field field--name-body field--type-text-with-summary field--label-hidden field__item"><p class="text-align-right">La vergüenza es una forma de ira, ira contenida. Y si una nación entera se avergonzara realmente, sería como un león replegándose para saltar.<br />
</p>
<p class="text-align-right">Marx: <em>Anuarios francoalemanes</em>. OME-5. Critica. Barcelona 1978. pp. 165-166.</p>
<p class="text-align-right">Pero en las revoluciones, lo mismo que en las guerras, es necesario librar siempre una lucha enérgica contra el enemigo, y el que ataca es siempre el que lleva la ventaja; en la revolución, como en la guerra, es incondicionalmente necesario jugarse el todo por el todo en el momento decisivo, cuales quiera que sean las probabilidades. No ha habido una sola revolución triunfante en la historia que no corrobore la exactitud de estas verdades […] En toda revolución, el que ocupa una posición decisiva y la abandona en lugar de obligar al enemigo a probar sus fuerzas en el asalto merece ser tratado como traidor. <br />
</p>
<p class="text-align-right">Engels: <em>Temas militares</em>. Equipo Editorial. San Sebastián 1968, pp. 61-62. </p>
<p>La resistencia desesperada del pueblo palestino sobre todo ahora en Gaza, es la primera condición para derrotar el avance del Gran Israel, objetivo histórico irrenunciable del sionismo y desde hace casi ochenta años del bloque imperialista dirigido por EEUU, cuando inició su larga guerra de conquista y extermino de Palestina aún en curso. Esta guerra injusta se vio reforzada en la zona de Gaza cuando en el 2000 se descubrieron grandes de reservas de gas en las costas gazatíes, el 60% de las cuales pertenecen a Palestina. La burguesía sionista tiene así un aliciente más para expulsar a sus habitantes y ocupar de la totalidad del País, mientras se apropia de más y más tierras, intensifica la explotación de su fuerza de trabajo, hace negocio redondo con los medicamentos y otros bienes vitales, reduce casi a la nada sus hospitales y escuelas o los destruye como en Gaza, limita o prohíbe la pesca a sus habitantes, roba el agua del Golán que pertenece a Siria… </p>
<p>Para el fin de este artículo --la dialéctica entre guerra y revolución—es importante saber que el sangriento plan del Gran Israel en su forma actual nos remite al Génesis 15: 18-21 cuando un tal Yahvé dictó las fronteras del «pueblo elegido» que abarcaría un gran territorio que en la actualidad sería Palestina entera y la totalidad o amplias zonas de lo que ahora son Siria, Irak, Kuwait, Jordania, Líbano, Arabia Saudita, Estados Árabes Unidos, Yemen, Omán e incluso algunas de Turquía y Egipto. </p>
<p>Un simple mapa nos muestra la decisiva importancia económica, militar y cultural que tendría el Gran Israel para el imperialismo si triunfase, porque es el nudo gordiano que une África y Eurasia, sobre un subsuelo repleto de hidrocarburos y otros recursos, y que por ello mismo cierra o abre los grifos de alrededor de un cuarto del flujo de la logística mundial. Ese triunfo sólo podría lograrse por medio de guerras mortíferas y masacres inenarrables, como las que sufre Palestina desde 1948. </p>
<p>¿Qué importancia tiene para este artículo sobre guerra y revolución partir de la confluencia material del proyecto sionista del Gran Israel con el del imperialismo de aplastar a Eurasia para recuperar su poder mundial? La respuesta es muy sencilla y no hace falta retroceder mucho en la historia incluso aunque vayamos alrededor de dos mil años más atrás del Génesis, a Sumer, por ejemplo, sabemos que allí reinaba una explotación social tremenda y que la guerra de saqueo y esclavización era el otro método de enriquecimiento. Luego la Biblia nos enseña la feroz crueldad de Yahvé que ordenaba exterminar pueblos para quedarse con sus mujeres, esclavos, ganado, tierras y bienes. </p>
<p>Tucídides narra el debate entre Nicias y Alcibíades alrededor de -414 sobre por qué invadir Sicilia: las ganancias que esperaban obtener de por vida al esclavizar una isla tan rica. Hacia la misma época el reaccionario Sun Tzu mejoraba la letalidad del ejército imperial experto también en asesinar en masa al campesinado rebelde. El genocida Alejandro Magno infundía tanto pavor en su avance que ciudades enteras se despoblaban y sobre todo se suicidaban mujeres con sus hijas e hijos, como sucedería en Cartago durante el cerco mortal por Roma en -148/-146. Una constante: morir matando y suicidarse antes que caer esclavizada en Alesia en -52, Tenochtitlan en 1521, Haarlem en 1572, Viena en1683, la Comuna de París en 1871, Leningrado en 1941/1944, Stalingrado en 1942/1943, Varsovia en 1944, el sitio de Beirut en 1982 o la Gaza actual. </p>
<p>¿Y si de las resistencias de las ciudades nos extendemos a las guerras y revoluciones de liberación protoburguesa como la husita en el siglo XV o las guerras campesinas del siglo XVI; o avanzamos a las anticoloniales como la de Túpac Amaru y las comuneras de la cordillera andina, la vietnamita de finales del siglo XVIII, de Haití, la Zulú, la de los Cipayos indios, la heroica resistencia argelina, la de las inacabables «guerras indias» de las praderas americanas, las de Sudán y otras regiones africanas del momento, las desesperadas maoríes en Nueva Zelanda y las patagonas, guaraníes y mapuches en el sur de las Américas; o las de una China sometida a todas las vejaciones posibles desde el siglo XIX, la revolución mexicana, y un cuasi infinito etcétera…? Una fecha actual: el 22 de septiembre de 2023 Laura Richardson jefa del Comando Sur, explicó que los enormes recursos de Nuestramérica eran vitales para EEUU.</p>
<p>Sin precisar las diferencias, oposiciones y contradicciones entre estas y otras guerras, sus luchas sociales internas, etcétera, sí debemos recordar la permanencia general de las palabras de Marx escritas en 1844 arriba citadas sobre las fuerzas materiales que se pueden desatar cuando una nación, especialmente su pueblo trabajador, se avergüenza por su cobardía ante la explotación que sufre: «un león replegándose para saltar». Sin mayores precisiones, aquí vemos cómo el sentimiento nacional reducido a pobre subjetividad pasiva salta en determinadas condiciones a ser fuerza objetiva capaz de increíbles hazañas liberadoras. Cuatro años más tarde, en la revolución de 1848, muchos pueblos saltaron como leones enfurecidos contra la opresión que sufrían. ¿Quién sino alguien inhumano podía exigirles que siguieran genuflexos padeciendo lo inaguantable?</p>
<p>En ese mismo año, Engels, al que cada día se le reconocen sus grandes méritos intelectuales entre ellos el de la teoría de la guerra, resumió en el párrafo también citado arriba la dialéctica entre guerra y revolución tal cual se daba en el capitalismo de entonces: la ofensiva es la clave de la victoria tanto en la revolución como en la guerra, sobre todo en los momentos críticos en los que se decide el futuro de la «guerra social» en cualquiera de sus formas; más aún, en esos momentos decisivos abandonar una posición conquistada, un logro social cualitativo que multiplica la fuerza obrera y popular en el caso de la lucha de clases, es una traición, y sin embargo el reformismo no sólo no mantiene la ofensiva sino que siempre cede posiciones decisivas ante la exigencia burguesa. </p>
<p>Las luchas luditas y las revoluciones de 1830 y 1848 en Europa fueron la base material que, junto al desarrollo capitalista, forzaron el avance cualitativo del comunismo utópico al comunismo marxista que, en 1859, tomó forma teórico-estratégica en la tesis de que el capitalismo mundial estaba entrando en una larga fase de «revolución social» generada por el antagonismo entre el desarrollo de las fuerzas productivas y las relaciones sociales de propiedad, o para decirlo en su meollo revolucionario, entre el potencial emancipador inherente a las fuerzas productivas y el obstáculo reaccionario a ese desarrollo libertador impuesto por la propiedad burguesa. Lo básico de esta concepción ya aparecía en 1845 y sobre todo desde 1848 en el Manifiesto Comunista, pero es desde 1859 cuando empieza a demostrar su cualitativa superioridad de perspectiva histórica en comparación a la frívola irracionalidad burguesa. </p>
<p>Saber que vivimos en una época de revolución social desde finales del siglo XIX, poniendo a la Comuna de 1871 como el inicio del punto de giro asegurado definitivamente en 1917, es imprescindible para comprender por qué debemos apoyar incondicionalmente al pueblo palestino y a Gaza en su violencia defensiva contra la violencia injusta del imperialismo. Que estemos en una fase de revolución social, como lo estamos, no significa que triunfen automáticamente todas las luchas prerrevolucionarias con sus limitaciones objetivas históricamente condicionadas, de modo que salten con facilidad automática a victoriosas construcciones de masas en tránsito al socialismo, no. Creer esto es ilusionismo mecánico y cegato que rechaza la dialéctica de la historia. Muchas Gazas éticamente bellas y necesarias pese al dolor que nos causa el salvajismo deshumanizado de la guerra injusta del capital contra ellas, han sido ahogadas en sangres y otras lo serán también si no aprendemos esa cruda dialéctica en cada lucha concreta y aplicamos las lecciones extraías al resto de combates heroicos. </p>
<p>Al poco de demostrar que se había entrado en una fase de revolución social en la que las derrotas se pagarían con dolores insufribles, Marx y Engels pasaron a descubrir el papel de la industria de la matanza de hombres, textual, en el capitalismo a raíz de sistemáticos estudios del origen del salario en las legiones romanas. Esta investigación es permanente por que bucea en el secreto de la ley general de la acumulación de capital y más concretamente en las medidas que contrarrestan la ley de caída tendencial de la tasa media de ganancia, o sea, en el núcleo de la praxis comunista. Decir que es un estudio permanente e inacabable mientras exista el capital contradice la dogmática positivista y la docta ignorancia postmoderna que, en su soberbia académica, creen que las Gazas y Palestinas actuales no tienen nada que ver con el pasado y son tan incomprensibles y condenables como las rebeliones sociales del Egipto de hace más de cuatro mil años, por no hablar de la vuelta a la guerra de liberación antiimperialista del pueblo saharaui ahora mismo. </p>
<p>Para estos y otros pesebreros la historia, es decir la lucha de clases, no existe, solo existe el corto intervalo de sus sueldos y de sus fotografías con presidentes de gobiernos imperialistas, como el español. Las rebeliones enfurecidas y desesperadas de las leonas y leones heridos en su orgullo contra el imperialismo seguirán multiplicándose a pesar de las derrotas porque responden al malestar objetivo generado por los antagonismos inconciliables entre, por un lado, el potencial emancipador que contienen las fuerzas productivas si fueran propiedad comunista de esos pueblos, y por el lado contrario, a los intereses dictatoriales de la minoría capitalista propietaria de esas fuerzas productivas tal cual son constreñidas ahora mismo. Miremos por donde miremos, la advertencia marxista escrita en 1848 de que la burguesía se asemeja al brujo que ya no puede dominar los monstruos infernales que ha desatado con sus conjuros, es más dramáticamente cierta hoy que entones. </p>
<p>Gaza, su heroísmo y su justo y necesario empleo de la violencia defensiva contra ese brujo, aúna la resistencia contra el imperialismo del Génesis y contra el imperialismo del dólar, a pesar de los aproximadamente tres milenios entre uno y otro. El secreto de esa resistencia no es otro que el orgullo que ya ha superado la fase de la vergüenza inherente a la pasividad arrodillada, lo que genera un efecto empático de solidaridad creciente con otros pueblos oprimidos o que saben que su independencia está en peligro si no salen en defensa de Palestina. Del mismo modo que el Che demostró que, si queríamos ser libres, deberíamos hacer uno, dos, tres Vietnam, ahora también sabemos que nuestra necesidad de ser libres pasa por expandir uno, dos, tres Gazas. ¿Quién sino alguien inhumano podía exigirles que siguieran genuflexos padeciendo lo inaguantable? ¿Quién sino alguien inhumano se atreve a exigirnos que sigamos genuflexos padeciendo lo inaguantable y abandonemos a Gaza a las ansias de sangre del Gran Israel?</p>
<p class="text-align-right"><em>IÑAKI GIL DE SAN VICENTE <br />
EUSKAL HERRIA 15 de octubre de 2023</em></p>
<p>
</p>
</div>Wed, 18 Oct 2023 23:36:22 +0000Zamora2851 at http://pakitoarriaran.org Guerra y libertad: Vigencia de la doctrina de Simón Bolivar
http://pakitoarriaran.org/index.php/articulos/guerra-y-libertad-vigencia-de-la-doctrina-de-simon-bolivar
<span class="field field--name-title field--type-string field--label-hidden"> Guerra y libertad: Vigencia de la doctrina de Simón Bolivar</span>
<div class="field field--name-field-imagen-articulos field--type-image field--label-above">
<div class="field__label">Imagen</div> <div class="field__item"><img src="http://pakitoarriaran.org/sites/default/files/2023-08/bolivar.jpg" width="550" height="300" alt="Bolivar" typeof="foaf:Image" />
</div> </div><span class="field field--name-uid field--type-entity-reference field--label-hidden"><span lang="" about="http://pakitoarriaran.org/user/37" typeof="schema:Person" property="schema:name" datatype="" xml:lang="">Zamora</span></span>
<span class="field field--name-created field--type-created field--label-hidden">Mié, 23/08/2023 - 08:38</span>
<div class="field field--name-field-autor-articulos field--type-string field--label-above">
<div class="field__label">Autor</div> <div class="field__item">Iñaki Gil</div> </div> <div class="clearfix text-formatted field field--name-body field--type-text-with-summary field--label-hidden field__item"><p class="text-align-right">Cuando fue ya evidente la victoria de los siracusanos […] los atenienses estaban en el más completo desánimo y sentían un gran desengaño y un arrepentimiento aún mayor de la expedición1.</p>
<p class="text-align-right">Si quieres la paz, prepárate para la guerra2.</p>
<p class="text-align-right">Los suizos son muy libres porque disponen de armas propias3.</p>
<p class="text-align-right">Un gobierno socialista no puede encabezar un país, si no existen suficientes condiciones para poder tomar enseguida las medidas requeridas, y para espantar a la burguesía, con el fin de conseguir las condiciones primarias de una política consecuente4.</p>
<p> LEYES DE LA GUERRA</p>
<p> CRISIS Y GUERRAS</p>
<p> NACION EN ARMAS</p>
<p> TESIS PARA EL DEBATE</p>
<p>1.- LEYES DE LA GUERRA</p>
<p>Para entender en su actualidad la doctrina político-militar y social de Bolívar y del bolivarianismo, debemos estudiarla a la luz de las experiencias históricas y de las constantes –o leyes de la guerra– que de ellas se deducen. Por ejemplo, el reaccionario5 Sun Tzu (+/- siglo –VI) trataba a los soldados como ignorantes que debían obedecer y machacar sin piedad a las sublevaciones campesinas. Sun Tzu emplea el término de “armonizar” las relaciones entre el pueblo explotado y el Estado para fortalecer políticamente al ejército opresor. Para Sun Tzu: «La guerra es un tema de vital importancia para el Estado, un asunto de vida o muerte, el camino a la supervivencia o a la ruina. Por tanto, el imperioso estudiarla detenidamente […] La política es aquello que armoniza al pueblo con su gobernante, de tal manera que lo siga, con desprecio de su propia vida y sin temer ningún peligro »6.</p>
<p>Sun Tzu dejó constancia de lo que era una certidumbre empírica desde hacía siglos, al menos desde que las sociedades comunales se rompieron entre una amplísima masa trabajadora superexplotada por un lado, y una minoría explotadora por el contrario. Ya desde el dinástico antiguo mesopotámico (c. 2850-2340 a.C.) se conoce la explotación social, sobre todo de la mujer en los textiles7. En las primeras ciudades-Estado de Sumer:</p>
<p>«La masa de campesinos y trabajadores sin cualificar, que sumaban probablemente el 90% de la población, vivían como siervos, si no como esclavos, careciendo de derecho alguno, ni siquiera el de propiedad. La tierra pertenecía al templo (o a su deidad) y la administraban los representantes de ésta, es decir, los sacerdotes. En una fecha algo posterior –pero no más tarde del principio del tercer milenio- una clase guerrera cuyo mando ostentaban reyes o jefes impuso su autoridad junto a la de los sacerdotes o por encima de la de éstos»8.</p>
<p>A la vez, la guerra injusta desarrollaba la inhumanidad en su forma más cruda: aparte del exterminio y/o el saqueo practicado desde hacía milenio, incluido el canibalismo, desde hace aproximadamente 5000 años se generalizó también la esclavización humana en cuanto fuerza de trabajo explotable en todos los sentidos, también el reproductor y el sexual; y por fin surgió la importancia creciente de la captura de «los mejores artesanos o artesanas»9. La Roma republicana ordenó que en la toma de Siracusa en el año -212 se apresase vivo al sabio Arquímedes, para que trabajase como esclavo creando máquinas de guerra para las legiones, pero fue asesinado por un soldado romano.</p>
<p>Tenemos aquí un ejemplo brillante de las vicisitudes de las leyes de la guerra, porque la orden de mantenerlo vivo no fue cumplida por los avatares del combate. Pero también tenemos ejemplos extremos de esas lecciones que siguen dándose casi 2.200 años después: la terrible batalla de arrasamiento de Cartago10 en el año -146 por Roma, que adelantaba premonitoriamente masacres similares hasta hoy mismo: pueblos que luchaban hasta el final sabiendo que no tenían ninguna esperanza de victoria, simplemente por el orgullo de morir libres. Es importante aceptar que pese a todas sus dificultades, estas leyes de la guerra existen y se repiten en contextos muy diferentes, porque así no caemos en el relativismo absoluto, tan dañino como reaccionario.</p>
<p>Otro ejemplo de la existencia de constantes básicas en la guerra desde que se impuso la propiedad privada y la explotación a ella inherente es que todas las minorías explotadoras han buscado siempre “armonizar”, en el lenguaje de Sun Tzu, las relaciones entre el pueblo explotado y la minoría propietaria de las fuerzas productivas, obsesión desesperada de las clases dominantes, de sus Estados y ejércitos, como se confirma leyendo el Poema de Gilgamesh11 de hace +/- 4.400 años.</p>
<p>Que es una obsesión actual vuelve a quedar claro siguiendo los varios debates que está realizando el Pentágono para ver de salir del agujero en el que se está hundiendo, destaca el que se libra desde 2019 sobre los nuevos métodos de expolio de los pueblos, en base al desarrollo del concepto de «marco de condiciones explotables»: todos los imperios se han creado y sostenido extrayendo ganancias múltiples de los pueblos y clases oprimidas. El Pentágono ha elaborado un sistema de estudio de los problemas, debilidades y contradicciones de esos pueblos para utilizarlos en su beneficio: la «explotación» se define no en el sentido marxista, sino en su antagónico, en el de ganancia empresarial y político-militar, etc., obtenible. Es el conjunto de tácticas, métodos y estrategias que EEUU emplea para obtener beneficios y ganancias de toda índole “explotando” las debilidades de los pueblos que expolia y quiere saquear12.</p>
<p>Y que seguirá siendo una obsesión enfermiza del imperialismo para mantener su poder en el mundo, se desprende de los esfuerzos de toda índole redoblados para ampliar la inagotable gama de pulsiones conscientes e inconscientes que van de la ansiedad al terror pánico pasando por el miedo13, unida esta excitación de la «reserva de reacción» a las exhortaciones tanto “democráticas” como filo fascistas y fascistas de llamamiento «al deber, al sacrificio y a la devoción»14, cada una en sus áreas respectivas. Sin ir muy lejos, la llamada «guerra cognitiva»15 está ideada para masacrar las resistencias futuras simultáneamente desde su exterior e interior, porque es una guerra de largo plazo.</p>
<p>2.- CRISIS Y GUERRAS</p>
<p>El nuevo método de estudio yanqui para asegurar su poder empezó a ser desarrollado en 2019, cuando le era urgente ampliar las «condiciones explotables» porque, sin ser exhaustivos, en 2017 su antigua estrategia había sido derrotada en Venezuela pese a la brutalidad inhumana de la guarimba. ¿Por qué fue internacionalmente tan importante esta derrota? Porque se sumaba a la que ya se estaba dando en Siria, Afganistán, Irak…; porque a cada instante se incrementaba la tendencia a la «multipolaridad», a la aceptación de las propuestas de China Popular, etc.; porque ya se empezaba a ralentizar la tímida recuperación posterior a la debacle de 2007-2008, hasta tal punto que en 2019 casi el 40% de los beneficios de las transnacionales huyeron a los paraísos fiscales16 en vez de potenciar la economía productiva, la rama de producción de bienes de producción.</p>
<p>Esta huida gigantesca hacia la «economía de casino», alrededor del 40% de las ganancias, muestra la debilidad profunda del capitalismo y, por ello, el reforzamiento del militarismo y del autoritarismo. Se comprende así que, entre otras medidas, en 2018 EEUU rompiera unilateralmente el Tratado sobre armas nucleares de corto y medio alcance para compensar con el aumento de esas armas terroríficas la pérdida del inmenso botín venezolano, que daba por seguro. También explica el avance de la OTAN hacia las fronteras rusas incrementando en asesinato sistemático de miles de habitantes de las repúblicas populares del Donbass por el nazismo ucraniano, así como el endurecimiento de las presiones contra China Popular, Irán, Siria, Venezuela, Cuba… Las leyes de la guerra, tendenciales en sí mismas, se confirman otra vez ahora porque todo indica que en la medida en que se agudicen las contradicciones del imperialismo, lo más probable es que el Pentágono desencadene otro ataque contra Venezuela mediante una guarimba más terrorífica que la de 2017.</p>
<p>Apoderarse de Venezuela en 2017 hubiese dado un impulso brutal a la ofensiva mundial de EEUU en unos años en los que el imperialismo estaba preparándose para vencer definitivamente en la larga época de «guerras largas»17 que estaba diseñando. ¿A qué fue debida la derrota del Pentágono? Dicho muy sintéticamente, a que Venezuela había desarrollado una doctrina militar, con sus correspondientes sistemas, estrategias y tácticas, basada en las ideas de políticos y militares entre los que estaba Simón Bolívar, como veremos. Más aún, sabedores del peligro, a partir de ese 2017, por centrarnos en una fecha significativa, se produjo un impresionante enriquecimiento de la doctrina político-militar bolivariana. Vamos a ver algunas de sus aportaciones centrales.</p>
<p>Sólo dos años después, en 2019, el General Menry Fernández Pereira publicaba un imprescindible libro que es, en la praxis, el contrario inconciliable de lo que en ese mismo año se empezaba en EEUU a cavilar sobre lo que al poco sería el método del «marco de condiciones explotables». El General dijo: «La participación popular en la tarea de defensa nacional ha de tener como eje fundamental desmontar el aparato ideológico del sistema neocolonialista que, a su vez, permita ir preparándonos para asumir las delicadas tareas de la defensa de la patria […] en la preparación para la defensa, la tarea de primer orden de cada ciudadano y ciudadana es conocer qué le corresponde hace en caso de ser agredidos por una potencia militar extranjera»18.</p>
<p>El General Menry sostiene esta tesis sobre un riguroso estudio de muchas guerras populares contra invasores: desde las resistencias contra Napoleón, hasta Irak, pasando por Afganistán, Mogadiscio, Argelia, Vietnam, Indochina, China, URSS, y la Europa ocupada contra el nazismo19. Simultáneamente, la doctrina bolivariana de la guerra se sustenta, como no podría ser menos, en un impresionante papel de teóricos, filósofos, economistas, militares, etcétera ya estudiados minuciosamente por Bolívar20 y luego ampliada por los desarrollos de la doctrina bolivariana. Las experiencias históricas que la sustentan llevan en su interior muchas luchas válidas hoy mismo sobre la dialéctica de las rebeliones e insurrecciones dentro de guerras prolongadas en países con mayoría social campesina. Es muy ilustrativo a este respecto que ya en 1928 la siempre actual obra colectiva La insurrección armada, publicada por la Internacional Comunista, incluyera un artículo sobre «el trabajo militar del partido entre los campesinos»21.</p>
<p>Son muchas las lecciones que el General extrae de estas guerras populares libradas desde el siglo XIX, de las que ahora nos interesan dos: Una y muy importante, la Guerra Popular Prolongada ya fue analizada por Clausewitz22, lo que significa que ya era una forma de guerra de liberación asentada para su época. Yván Salgado Uzcátegui sostiene la misma idea esta aportación de Clausewitz pero con otro nombre: «La nación en armas»23. Engels ya había analizado al detalle qué es una «nación en armas», especialmente en su artículo sobre los guerrilleros prusianos24 contra la invasión napoleónica. Conceptos claves que nos guiarán durante todo el texto.</p>
<p>Y dos, «La experiencia ha demostrado, a lo largo de la historia, la guerra imperial nunca ha sido un instrumento para conseguir cambios sociales progresivos; los términos de “democracia y modernidad” no vienen impuestos por la fuerza, además, la soberanía no se transfiere. […] la historia de la resistencia ha hecho reflexionar acerca de que los “imperios” pueden ser derrotados, y Estados Unidos […] ya ha probado “el germen de la derrota” en más de un escenario»25. Pero derrotar a los imperios exige antes que nada «la organización del pueblo rebelde»26.</p>
<p>Si algo tiene un «pueblo rebelde» es moral de combate, de lucha y sacrificio. Clausewitz insiste mucho en la importancia de estos «factores morales»27, entre los que destacan la intrepidez y la perseverancia, cualidades morales especialmente cultivadas por Bolívar en concreto, y también por los ejércitos populares de liberación, sean guerrillas o ejércitos más organizados. Clausewitz insiste más adelante en este factor decisivo: «el corazón y el espíritu de una nación forman un factor importantísimo en los productos que representan la fuerza nacional, guerrera y de combate»28. Por esto, la gravedad de una derrota depende mucho del impacto que el revés haya tenido en la moral de lucha: «Como en una derrota la fuerza moral del vencido queda deshecha en alto grado, resulta a menudo una incapacidad completa para resistir, y toda la acción se limita a ceder, es decir, se cambia en derrota, en huida»29. Clausewitz actualizaba así en las condiciones de inicios del siglo XIX, una constante histórica ya descrita por Tucídides.</p>
<p>La importancia de la moral es incuestionable, aunque debiéramos profundizar un poco en el antagonismo entre la moral de las clases y naciones oprimidas, y la de la minoría opresora. No existe una ética y una moral únicas, por lo que fortalecer la oprimida y debilitar la opresora es decisivo. Aquí entramos de lleno en la dialéctica entre guerra y política, más concretamente entre propiedad privada y luchas sociales.</p>
<p>Clausewitz tampoco profundiza hasta estas contradicciones de fondo, condicionado por su origen de clase y por el muy débil desarrollo del utopismo crítico en la Alemania de aquellos años, por no hablar aún del socialismo utópico. Sin embargo, ello no anula la gran contribución a la teoría de la guerra: «La guerra es un instrumento de la política»30, tal como lo escribe en el comienzo del Capítulo VI (B), aunque su frase más conocida es que la guerra es la continuación de la política por otros medios.</p>
<p>La fuerza interna de esta contribución radica en que Clausewitz entendía la guerra de tal modo que, sin reconocerlo explícitamente, admitía que lo esencial de las leyes de la guerra convencional también se aplican a la llamada «guerra social» en sus dos formas básicas: la lucha de clases en un Estado no oprimido nacionalmente, y la lucha de liberación nacional de un pueblo oprimido. Yván Salcedo Uzcátegui sintetiza en tres principios la idea del militar alemán: uno, la guerra consiste en vencer al enemigo; dos, mientras no se le haya derrotado del todo, siempre podrá recuperarse y contraatacar; y tres, se puede regular la dureza de la guerra para obtener una victoria suficiente, según los recursos disponibles31. Son tres principios que se deducen de las leyes tendenciales de la guerra en cualquiera de sus formas.</p>
<p>No hace falta ningún esfuerzo mental para comprender que cualquier conflicto, al margen de su ubicación, extensión e intensidad, transita total o parcialmente por este proceso, un tránsito que puede ser derrotado según cómo vaya la lucha. Un poco más adelante Yván Salcedo Uzcátegui realiza un magnífico resumen de las ideas clausewitzianas de la dialéctica entre los fines y los medios en la guerra, en la que explica cómo pueden evolucionar cada uno de esos tres principios según interactúan fines y medios de la guerra, resumen que puede aplicarse con escasas adaptaciones a la guerra social, de clases, y a la guerra de liberación de los pueblos32, porque, en última instancia, se mueven marcados por las mismas leyes tendenciales.</p>
<p>Las leyes sociales son tendenciales, sobre todo las que expresan conflictos que pueden llegar a ser de supervivencia, de vida o muerte, porque siempre llevan en sí determinantes objetivos, materiales, insalvable como la base productiva y energética, los recursos vitales, etc. Bolívar leyó con atención al conde de Montecuccoli que insistía en esta cuestión decisiva33, la de asegurar los recursos materiales necesarios para sostener una guerra. El hambre y las carencias derrotan a los ejércitos, a las huelgas y a las revoluciones. Las leyes del ahorro energético y de la planificación racional de su consumo, son objetivas en su esencia biosocial, variando en sus formas. Por esto, la lucha de clases y de liberación nacional tiene un fondo de planificación político-militar incuestionable, sin el cual va a la derrota.</p>
<p>Yván Salcedo Uzcátegui muestra cómo el Manifiesto de Cartagena escrito por Bolívar el 15 de diciembre de 1812 coincide plenamente con el pensamiento de Clausewitz y que, sobre todo y seguramente por eso mismo, acertó de pleno «como si Bolívar hubiese consultado un oráculo»34, lo que se confirmó entre otras muchas cosas al acertar en el papel alienador y explotador que iba a jugar la Iglesia española. El autor se detiene con especial énfasis en la importancia crítica del «objetivo político» de la guerra de liberación anticolonial. Bolívar también coincide con Clausewitz, y con otros grandes militares y políticos añadimos nosotros, en la eficacia de la guerra psicológica y de derrota moral del invasor español inserta en el Decreto de Guerra a Muerte del 15 de junio de 1813 que demostró su efectividad al desmoralizar al cada vez más agotado ejército español, temido inicialmente por su brutalidad represiva35, terror que fue siendo superado por el pueblo venezolano en la medida en que este iba derrotando a los invasores.</p>
<p>3.- NACION EN ARMAS</p>
<p>En las condiciones de aquellos años, el concepto clave de «nación en armas» o «pueblo en armas», o «guerra popular prolongada», etcétera, ya anunciaba las tremendas virtudes político-militares que tiene en la actualidad no sólo en su forma extrema y definitiva de materialización para derrotar a un ejército invasor sino también, y como veremos, como doctrina general con sus sistemas, estrategias y tácticas adecuadas a cada momento y fase de la lucha de liberación nacional de clase. Pero empecemos por esto: «Un pueblo en armas, o que toma partido por un bando, facilita la destrucción de la base material y moral del ejército enemigo, no mediante un enfrentamiento directo, sino más bien a través de acciones que obliguen al enemigo a desalojar el territorio ocupado o invadido, antes de que ese enemigo –pueblo en armas– lo destruya definitivamente»36.</p>
<p>La doctrina de la «nación en armas» o de la «guerra popular prolongada» para decirlo de una forma más adecuada al tema que vamos a analizar ahora, posee múltiples niveles de plasmación, niveles que no tienen que llegar exclusivamente al «máximo» de la desesperada guerra defensiva contra el invasor, porque también se materializa en los «mínimos» tácticos integrados en la estrategia a largo plazo de destrucción del poder estatal burgués para instaurar el Estado obrero. Una de las razones de la incapacidad o ceguera absoluta de la “izquierda” eurocéntrica para asumir el potencial revolucionario y heurístico de la «guerra popular prolongada», es precisamente rechazo de la dialéctica de entre lo popular y lo proletario, mediada por el concepto de pueblo trabajador.</p>
<p>Pero, se quiera o no aceptarlo, toda estrategia está inserta en alguno o en todos de los sistemas mediante los que se aplica la doctrina comunista. Es desde esta perspectiva desde la que debemos entender el concepto de «guerra social permanente» entre la burguesía y el proletariado, o de «guerra antiimperialista permanente» para la liberación nacional de clase de los pueblos oprimidos. El concepto marxista elaborado en 1850 de «revolución permanente»37 es la síntesis dialéctica de todas estas formas. Aquí nos encontramos de nuevo con la imprescindible mediación del concepto de pueblo trabajador explotado38.</p>
<p>Pues bien, el General Menry Fernández Pereira enlaza directamente la «guerra popular prolongada» con el imprescindible texto de Lenin sobre el socialismo y la guerra39, insistiendo en que «existe un lazo inevitable que une las guerras con la lucha de clases en el interior del país»40. Un ministro prusiano ya dijo a finales del siglo XIX que en toda huelga se escondía la revolución: el contenido político-militar de cualquier resistencia popular y obrera es comprendido más rápida y fácilmente por la burguesía que por el proletariado y aún más tardíamente por la izquierda revolucionaria. El General Menry tiene razón una vez más cuando sostiene que el principio del «pueblo en armas» es una «parte de la teoría social del Marxismo Leninismo»41. El autor describe las grandes luchas populares, campesinas y obreras, sus relaciones con la dirección política siempre dentro de los sus contextos particulares y singulares, pero manteniendo la presencia de lo universal en todas ellas, hasta centrarse en Venezuela.</p>
<p>Por imperativos del espacio y en aras del objetivo de este artículo, nos centramos en la importancia capital que el autor da a la educación del pueblo, que no sólo del ejército popular: «El objeto de la educación, por parte de las fuerzas de resistencia, va dirigido a obtener la mayor voluntad de lucha por parte del pueblo, y profundizar la unión cívico-militar»42. La unión cívico-militar es un avance enriquecedor de la efectiva línea de trabajo dentro de los ejércitos elaborada por la Internacional Comunista43 expuesta en el texto de 1928 arriba citado. Esta intervención dentro de las fuerzas represivas fue tan eficaz en determinados momentos, que, además de por otras razones, la burguesía empezó a impulsar el fascismo en grupos de «vigilancia y seguridad» como denunció Dimitrov44 en ese mismo año de 1928. Desde entonces la fascistización de las policías privadas no ha hecho sino aumentar. Además, profesionaliza ejércitos, fanatiza a sus unidades especiales y potencia «las putas del imperialismo»45, o mercenariado.</p>
<p>Estas medidas van especialmente dirigidas contra el avance del socialismo y, sobre todo, cuando ese socialismo dirige la lucha de liberación nacional de un pueblo oprimido, al que se le reprime violentamente el derecho al Estado y a la autodefensa propia. Por tanto, la «educación» y la autodefensa de una nación oprimida ha de desarrollar una pedagogía revolucionaria en la que, de algún modo u otro, aparezcan los contenidos básicos de una estrategia nacional que abarque, como indica Menry Fernández, modelos económicos, sociales, políticos, culturales, geográficos, ambientales y militares46. Por la puerta de estos modelos entramos a un espacio decisivo para las doctrinas político-militares, socioeconómicas, culturales, etcétera, de todas las naciones antiimperialistas para luchar contra el capitalismo actual que depende cada vez más de la «industria de la matanza de hombres»47.</p>
<p>Dicha «industria» ya era crucial en la mitad del siglo XIX, pero ahora es imprescindible, es vital para el imperialismo, como se aprecia con la guerra injusta contra Rusia del régimen ucronazi sostenido por la OTAN que es abiertamente un «negocio»48. O también: «Para el capitalismo, la guerra no es más que la continuación del mercado por otros medios»49. Las doctrinas político-militares antiimperialistas, como la bolivariana, saben que desde ahora y para lo que se avecina, la independencia nacional y el internacionalismo sólo pueden ampliarse si se aplica la «Defensa Integral»50. Más concretamente:</p>
<p>«La concepción estratégica de la Guerra Popular Prolongada deviene de la concepción estratégica de la Defensa Integral y abarca todos los campos del poder nacional, porque la guerra moderna es un fenómeno global que envuelve a todos los sectores de la Nación. Es de mayor jerarquía que la Doctrina Militar Bolivariana, porque ésta representa sólo un ámbito particular»51.</p>
<p>La elaboración de esta doctrina, a partir de las ideas de Bolívar, ha sido impulsada también por la necesidad de Venezuela y de toda Nuestramérica de resistir primero y luego vencer al imperialismo allí donde era posible. En un artículo brillante, Christian Arias Barona describe el avance del peor capitalismo reprimiendo a los pueblos rebeldes con planes de contrainsurgencia, con el militarismo asesino: «La humanidad y la tierra, que en modo más abstracto podemos llamar el trabajo y los bienes comunes, están en la mira del sistema-mundo capitalista ante una fase de agudización de la superexplotación»52.</p>
<p>La explotación salvaje del trabajo y de los bienes comunales exige de un Estado fuerte, militarizado e implacable cuando la burguesía lo necesite: «“Un Estado corporativo de la burguesía monopólica y las Fuerzas Armadas”»53 tal como lo definió R. M. Marini. La historia militar muestra que un pueblo desarmado está indefenso, y también muestra que la dependencia militar conlleva dependencia nacional. Todas las grandes potencias han buscado siempre desarmar a los pueblos o, al menos, mantenerlos en la dependencia en lo relativo a su armamento: «La dependencia tecnológica y técnica militar puede ser considerada como una herramienta de dominación»54.</p>
<p>Llegados a este punto y antes de finalizar con el debate sobre las Tesis, debemos volver de nuevo la mirada a la historia militar, a las leyes de la guerra para apreciar la profunda razón objetiva de la doctrina bolivariana de la «nación en armas» que practica la «defensa integral» y la «guerra popular prolongada». N. Sekunda escribe algo siempre decisivo aprendido de su rigurosa investigación sobre el ejército persa:</p>
<p>«La mayoría de las naciones del imperio hacía tiempo que habían dejado de proporcionar instrucción militar a sus jóvenes, de acuerdo con la política persa. Tras la conquista de Lidia, por ejemplo, se anuló cualquier tipo de instrucción militar, y en muy poco tiempo los lidios perdieron todo espíritu de revuelta. Incluso en el caso de querer resistir al imperio no hubieran sabido cómo hacerlo. Así pues, la mayoría de los mercenarios tendían a reclutarse de naciones que todavía permanecían “libres”. En la antigüedad esta palabra se podía usar casi como sinónimo de cualquier sociedad que proporcionara alguna forma de instrucción militar organizada a su juventud»55.</p>
<p>La Venezuela bolivariana es libre porque está armada, no tiene dependencia militar, tiene unidad cívico-militar y educa a su pueblo en la guerra popular prolongada, la única doctrina que amedrenta y asusta al imperialismo, por ahora ya que, volviendo al principio, el Pentágono estudia sus puntos flacos mediante «El marco de condiciones explotables. Estrategias de investigación y análisis sociocultural», para abrir brecha por ellos. La libertad exige vigilancia y lucha permanentes.</p>
<p>4.- TESIS PARA EL DEBATE</p>
<p>4.1. La casi totalidad de la izquierda occidental ha sido derrotada teórica, política y éticamente en la crucial visión de la unidad entre guerra y política, unidad que se diversifica con variadas intensidades y extensiones en todas y cada una de las formas de lucha de clases. Pero esa derrota no se ha dado o se ha dado en mucha menor medida en otros continentes, en aquellos en los que el multifacético reformismo no ha podido realizar su doble tarea: una, convencer al capital de la necesidad de reformas superficiales que disimulasen la explotación asalariada; y otra, dividir y debilitar a la izquierda revolucionaria, facilitando así la represión de la izquierda irreductible y la pervivencia del capitalismo.</p>
<p>4.2.- Las razones del fracaso absoluto o relativo del bloque reformista en su totalidad o en sus expresiones más fuertes, han de ser analizadas en cada situación concreta pero hay una especie de constante más o menos visible que les recorre: tanto la resistencia popular como la debilidad de la burguesía en esos contextos impidieron que se asentasen sólidamente sistemas de cooptación, integración y división eficaces, quedando casi siempre la brutalidad represiva como el único o más efectivo método de supervivencia del capitalismo. La represión es legitimada por sectas religiosas reaccionarias, además de por la industria cultural imperialista y otros medios conocidos readecuados periódicamente a las necesidades explotadoras.</p>
<p>4.3.- Lo político-militar, y en sí la «guerra» en general, es un componente ineludible en la praxis marxista que se sostiene en la objetividad de la dialéctica de la unidad y lucha de contrarios. Si se le amputa esto, el marxismo es destruido en su esencia, dejándolo en vulgar reformismo pacifista, electoralista, que acepta incondicionalmente el horizonte de tolerancia del capital. Por el contrario, la definición del Estado burgués como la forma político-militar del capital se basa, además de en la experiencia histórica, también en la cotidianidad de todas las formas de lucha de clases y de liberación nacional, así como en el contenido violento de todas las medidas burguesas para intentar recuperar la tasa media de ganancia. Cada vez más directa y públicamente, el Estado es la garantía última del capital para sobrevivir. Destruir ese Estado es, así, decisivo para la libertar humana mediante la extinción de todo Estado.</p>
<p>4.4.- Las leyes de la guerra social, de la lucha de clases, como encuadre objetivo de las guerras convencionales, imponen a la izquierda revolucionaria obligaciones ineludibles cuyo incumplimiento acarrea la derrota, acelerada por la adoración irracional y contra toda evidencia del fetiche parlamentarista y pacifista. La lucha de clases y de liberación nacional, existen al margen y en contra de fantasías reformistas porque la explotación es una realidad objetiva que ninguna subjetividad delirante puede ocultar por mucho tiempo. De la misma forma que un dedo no tapa ni el sol ni la luna, el fanatismo fascista no puede negar la objetividad de la Ley general de la acumulación del capital y de la Ley tendencial de caída de la tasa de ganancia.</p>
<p>4.5.- La subjetividad es parte de las contradicciones objetivas que hacen estallar crisis y guerras. La subjetividad revolucionaria organizada como fuerza político-militar material puede hacer que esas guerras y crisis se vuelvan contra el capital impulsando la libertad. Bolívar, como toda persona revolucionaria, era muy consciente del potencial liberador de la conciencia en esos momentos decisivos y por ello insistía en la educación histórica, ético-moral y política del pueblo para que actuase decisoriamente antes, durante y después de esas guerras y crisis.</p>
<p>4.6.- La ex izquierda occidental desprecia estas lecciones, y loa ese engrudo insípido que es la ideología burguesa. Derrotar al reformismo es una exigencia sin la cual no hay libertad concreta, puede haber una ficción de libertad abstracta en una existencia mísera, nada más, pero bajo las presiones de una esquizofrenia social galopante. La derrota del reformismo solamente es posible en las luchas concretas, mediante su creciente coordinación e integración en una praxis emancipatoria superior.</p>
<p>4.7.- Se ha de ser consciente de que cada uno de los avances específicos en esa praxis, sufre más temprano que tarde dosis represivas siempre un poco más duras que lo que correspondería según el mito de la justicia burguesa. Toda coerción siempre es más dura que el peligro real que esa lucha popular reprimida contiene para la burguesía: esto también es una ley de la guerra injusta. Y el terror fascista desencadenado contra la revolución siempre es cualitativa e inconmensurablemente superior a la justa violencia defensiva ejercida por la nación trabajadora en armas: esta también es una ley de la guerra reaccionaria.</p>
<p>4.8.- La doctrina político-militar es adaptable a la lucha de clases en Estados imperialistas o sumisos al imperialismo. Hay que preparar sistemáticamente los objetivos, fines y medios del comunismo. La dialéctica entre partido, independencia de clase y espacios de contrapoder es imprescindible, orientada hacia la extensión y defensa a ultranza de esos contrapoderes conquistados. La «cuestión del poder» debe dirigir todas las luchas por menores que sean, y debe buscar tanto la neutralización y disolución de las fuerzas represivas oficiales y privadas, como el trabajo militante en el interior del ejército convencional, cuando fuera posible.</p>
<p>4.9.- En las naciones trabajadoras oprimidas esto requiere un debate más preciso porque todo, absolutamente todo el aparato material y simbólico, “democrático” o abiertamente dictatorial, que sustenta el imperialismo está en función de desnacionalizar al pueblo oprimido. Bajo la explotación, opresión y dominación nacional de clase, no puede existir ni existe instancia política alguna que sea mínimamente neutral: todas son pro imperialistas, y las decisivas llegan a serlo brutalmente. Esta realidad lo condiciona todo.</p>
<p>4.10.- Recordemos a Maquiavelo: «Los suizos son muy libres porque disponen de armas propias». Armas morales y materiales para quebrantar o asustar, según otra traducción de esta sabia advertencia de Marx, a la burguesía propia y al imperialismo, añadimos nosotros.</p>
<p>IÑAKI GIL DE SAN VICENTE</p>
<p>EUSKAL HERRIA 21 de agosto de 2023</p>
</div>Wed, 23 Aug 2023 12:38:23 +0000Zamora2826 at http://pakitoarriaran.orgLa nación mapuche y el papel de Baltasar Garzón
http://pakitoarriaran.org/index.php/articulos/la-nacion-mapuche-y-el-papel-de-baltasar-garzon
<span class="field field--name-title field--type-string field--label-hidden">La nación mapuche y el papel de Baltasar Garzón</span>
<div class="field field--name-field-imagen-articulos field--type-image field--label-above">
<div class="field__label">Imagen</div> <div class="field__item"><img src="http://pakitoarriaran.org/sites/default/files/Articulos/Mapuches.jpg" width="550" height="300" alt="Mapuches" typeof="foaf:Image" />
</div> </div><span class="field field--name-uid field--type-entity-reference field--label-hidden"><span lang="" about="http://pakitoarriaran.org/user/37" typeof="schema:Person" property="schema:name" datatype="" xml:lang="">Zamora</span></span>
<span class="field field--name-created field--type-created field--label-hidden">Mié, 05/04/2023 - 11:30</span>
<div class="field field--name-field-autor-articulos field--type-string field--label-above">
<div class="field__label">Autor</div> <div class="field__item">Iñaki Gil de San Vicente</div> </div> <div class="clearfix text-formatted field field--name-body field--type-text-with-summary field--label-hidden field__item"><p>El 7 de marzo de 2023 Baltasar Garzón colgó un vídeo y un escrito en su página web (1) explicando por qué aceptaba la petición de organizaciones mapuche para que interviniera en la Corte Permanente de Arbitraje de La Haya para resolver el mal llamado «problema mapuche». Respetando la decisión de las organizaciones mapuche que han dado el paso a la vía de La Haya, y en respuesta a la petición que nos han hecho, sí queremos analizarla constructivamente a la luz de otras experiencias y en especial de la nuestra, la vasca. </p>
<p>Fueron colectivos (2) mapuche los que primero advirtieron, en un comunicado de finales de 2021, que no se dejarían embaucar por las promesas de Gabriel Boric, «dirigente político» artificial y rápidamente creado por la propaganda oficial para empantanar y pudrir las reivindicaciones sociales que alentaron la bella rebelión de masas mantenida durante meses a pesar de la represión con decenas de muertos. En el comunicado, la Coordinadora Arauco Mallco se reafirmaba en la necesidad de luchar además de por los derechos y la justicia, también por la recuperación de las tierras mapuche expropiadas por la burguesía, siguiendo la senda abierta por el I Tantachawi / Congreso Fundacional de la Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas, celebrado entre el 15 y 17 de julio de 2006, en el que se decidió declarar la intangibilidad de los territorios de los Pueblos Indígenas; oponerse a la privatización y mercantilización del agua y de la madre tierra, y, expulsar a las transnacionales de sus territorios, además de reivindicar el derecho a la autodeterminación, etc., bajo el lema de <em>«No es que los Estados nos den una mano, sino que nos quiten sus manos de encima» (3)</em>. </p>
<p>La Declaración de Cusco enfureció al imperialismo y a las burguesías locales porque atacaba directamente los pilares de la civilización del capital: el saqueo y el expolio de los pueblos, la mercantilización absoluta de la vida y la explotación de las clases trabajadoras. Le enfureció además porque daba coherencia estratégica y teórica a una resistencia tenaz a toda opresión que se remontaba a antes de la invasión española: muchos de estos pueblos ya se habían enfrentado al Inca. Por ejemplo, recientemente la Comunidad mapuche Huenante Gilitraro (4) ha reivindicado su derecho legítimo a recuperar las tierras comunales que le habían sido arrancadas. Es decir, a la nación mapuche se le debe atribuir lo que un historiador dijo de los aymara, que son conscientes haber sido «oprimidos, pero no vencidos» (5). También se les debe incluir en la constatación de que «el indio es capaz de todo sacrificio cuando se trata de la recuperación de sus tierras» realizada nada menos que en 1929.</p>
<p>Al igual que la aymara, la nación mapuche también se moviliza en defensa de la propiedad comunal que aún conserva, y mantiene vivo el apego simbólico a la tierra que le han arrebatado (7). Una de las razones que explican la supervivencia mapuche hasta hoy es su forma de guerra: «El sistema de guerra de guerrillas junto a unos factores climatológicos adversos, ayudó a los indígenas a oponer una férrea resistencia. A ello se sumó también el sistema de organización en la guerra. Las tribus no mostraban cabezas visibles a las que controlar como jefes máximos. Cuando había una guerra se nombraba un toqui, responsable de la dirección del ejército. Si éste moría o era capturado se elegía a un nuevo jefe, elección que realizaban los loncos o caciques» (8).</p>
<p>Algunos de ellos son recordados por sus innegables méritos de modo que, un pueblo de cultura oral dispuso de brillantes jefes militares entre los que destacó Lautaro, que dirigió la batalla en el río Biobío en 1553 contra los españoles y algunos indios aliados, derrotándolos y apresando a Pedro de Valdivia, gobernador de Chile. Antes de ejecutarlo: «le echaron tierra mezclada con polvo de oro en la boca y lo baquetearon como a un arcabuz, para que se hartara de aquello que con tanta inmisericordia buscaban los llegados desde allende los mares» (9). </p>
<p>Lautaro dio nombre a una Logia clandestina en la que militaba el Libertador Bolívar. La pervivencia de la memoria de Lautaro es debida a la defensa de la identidad colectiva a pesar de la forzada cristianización: «La extirpación de este culto en sus niveles populares fue mucho más difícil. La persecución refinó también las técnicas clandestinas de los perseguidos, tanto más si el volumen y dispersión de la población aborigen hacía que su forzada cristianización fuera un proceso de avances y retrocesos intermitentes. Pero, además, las comunidades indígenas defendieron a sus mallquis porque la naturaleza de su participación en la vida cotidiana hacía que fueran percibidos como la referencia ideológica en que se articulaban todas las acciones comunitarias» (10).</p>
<p>Estos métodos de resistencia nacional preburguesa fueron muy efectivos, ya que sólo con «las armas de ánima rayada, los navíos de casco metálico y grandes carros de llanta de acero» (11) los invasores empezaron a derrotar a la nación mapuche. Hemos visto cómo habían resistido militarmente antes del acero, pero no habíamos dicho nada del muy importante papel de la mujer mapuche (12) en esa supervivencia, en su autoorganización, en su permanente (re)construcción simbólica y lingüístico-cultural y por tanto defensiva. Para hacer frente al aumento de la represión chilena y argentina, las mapuche (13) refuerzan su presencia en la vida comunitaria, irguiéndose frente al imperialismo cuando las presas afirman que el genocidio «nunca terminó» (14). Como efecto de lo anterior, no sólo perviven sino que se refuerzan las «autoridades ancestrales» (15) y la forma autónoma de resistencia, adaptadas ambas a la ferocidad del capitalismo actual. </p>
<p>Ahora, incapaz de vencer definitivamente a las clases y pueblos resistentes, y por tanto a los y las mapuche, Boric ha impuesto la «ley del gatillo fácil» (16), adaptación a la «democracia» del impune terror pinochetista, permitiendo que las fuerzas represivas abusen de sus armas sin apenas o con muy débiles posibilidades de control y castigo judicial posterior. Las tres condiciones que facilitan los «asesinatos legales» han sido rigurosamente criticadas por colectivos mapuche (17), porque este pueblo sabe por experiencia que el «gatillo fácil» apunta a quienes reivindican incluso el derecho a la comida. La nación mapuche sufre en sus carnes la agresión chilena que le «roba hasta el alimento» (18) y el «gatillo fácil» se legitima tras «una ley cuyo propósito principal, más que enfrentar la delincuencia, sea darle carta blanca a la policía para limitar y reprimir indiscriminadamente la protesta social, permitiendo, incluso, sin mayores consecuencias penales para sus autores, asesinar y mutilar a manifestantes, como ya ocurrió durante octubre de 2019» (19).</p>
<p>Nos hemos detenido un instante en el imparable endurecimiento represivo en Chile para tener presente esa dura tendencia al alza que contextualiza y determina los límites de la trampa tendida a la nación mapuche consistente en empantanar y pudrir sus derechos en los órganos internacionales del imperialismo, como es el Tribunal de La Haya. Los y las presas mapuche son un ejemplo incuestionable de la represión creciente (20). ¿Qué pinta en este contexto Baltasar Garzón? Dicen que fue él quien, hace aproximadamente dos años, se ofreció por iniciativa propia a organizaciones mapuche para «resolver» sus derechos mediante el arbitraje del Tribunal de La Haya. Puede ser, conociendo su personalismo, pero la realidad es infinitamente más compleja.</p>
<p>Garzón es un ególatra liberticida que siempre ha intentado nadar en las muy turbulentas, oscuras, traidoras y gélidas aguas de la política burguesa buscando gloria y poder. Pero su egocentrismo es impulsado por la dinámica ciega e irracional, objetiva, de la ferocidad chileno-argentina contra la nación mapuche, es funcional a ella, la refuerza y consolida. Es un choque entre el afán de notoriedad individual y la utilización que el poder hace de ese egotismo desbocado. No debe sorprendernos esta siniestra dialéctica entre ambición personal e intereses del poder, dialéctica que siempre golpea a los pueblos y clases oprimidas. Garzón es uno de tantos que se han creído capaces de engañar al poder en beneficio propio, terminando casi siempre en comparsas abandonadas luego. </p>
<p>En el Estado español eso quedó claro: en sus inicios en 1990 cobró fama por la operación Nécora contra el narcotráfico, pero bien pronto quedaron al descubierto las irregularidades, errores y precipitaciones de Garzón, criticados incluso por el Tribunal Europeo de DDHH. Se ganó otra sonora reprimenda cuando fue acusado de parcialidad y enemistad personal en su investigación sobre el terrorismo de Estado de los GAL en la segunda mitad de la década de los ’90. Otro escándalo muy criticado fue su intervención en el caso SOGECABLE en la segunda mitad de la década de los ’90, que afectaba a influyentes facciones del poder mediático del Estado español, y una vez más Garzón levantó fuertes sospechas de manipulación de la Ley en beneficio propio. </p>
<p>Pero en esta época el ataque más feroz de Garzón contra los DDHH y la democracia en su sentido más general fue a principios del siglo XXI creando la figura absolutamente ambigua, polisémica y manipulable a conveniencia de que «todo es ETA»: las organizaciones políticas, sindicales, populares, culturales, sociales, mediáticas, etcétera, que supusieran algún peligro para la dominación española, podían ser acusadas de «terrorismo», ilegalizadas, detenidos sus miembros, enjuiciados y encarcelados, recibiendo frecuentemente malos tratos y hasta torturas. La figura penal creada de la nada por Garzón multiplicó la impunidad en los interrogatorios, malos tratos y torturas, algo que era y es característico de la cultura represiva española desde la Inquisición en el siglo XV hasta ahora. Sólo desde 1985 más de 2300 (21) vascos y vascas habían sufrido tortura de una población que no llega a tres millones de habitantes.</p>
<p>No importaba que las organizaciones, partidos, medios de prensa, etcétera, fueran estrictamente pacíficas, que fueran legales, que no hubiera pruebas, porque se inventaban con los «hábiles interrogatorios». El «todo es ETA», en cuanto concreción española del aberrante «derecho penal del enemigo» (22), justificaba cualquier barbaridad represiva. Garzón abría así el acceso a un universo represivo que no para de expandirse con la Ley Mordaza de 2015, llamada de «seguridad ciudadana» (23), hasta llegar por ahora a la represión de los derechos nacionales de los Països Catalans (24) a raíz del estallido independentista de 2015-2017. Este arsenal represivo se aplica sin contemplaciones ahora, y ha sido endurecido con el trámite de la Ley de Seguridad Nacional de junio de 2021 en proceso de aprobación. En marzo de 2023, dos jóvenes catalanes denunciaron torturas a manos de seis policías: «Os podríamos matar aquí y no se enteraría nadie» (25). </p>
<p>No vamos a perder más tiempo con Garzón, que no es sino exponente fiel de las luchas internas, limitaciones y contradicciones de la «justicia española», tema en el que ahora no podemos entrar porque lo que nos interesa es terminar ofreciendo, con respeto sumo a la nación mapuche, nuestra opinión sobre las peligrosas esperanzas que pueden surgir al sobrevalorar el poder arbitral de La Haya, que en la práctica es nulo. El imperialismo necesita controlar Chile y Argentina, en especial el Centro-Sur mapuche, por cuanto llave del Antártico, zona geoestratégica por múltiples razones. Ni EEUU y su OTAN –recordemos Las Malvinas británicas--, ni ambas burguesías autóctonas van a permitir un debilitamiento de su poder si la nación mapuche avanza en su independencia más allá de lo tolerado. La Haya podrá aconsejar lo que quiera pero no tiene poder alguno para hacer cumplir sus propuestas porque supondría una merma de los beneficios capitalistas, incluidos los de las transnacionales europeas (26) y así volvemos a la OTAN.</p>
<p>Recordemos que Boric ha reforzado la militarización del país mapuche; que la Corte Suprema argentina suspende la entrega de tierras –devolución-- al pueblo mapuche por las presiones del Ejército argentino que afirma que esas tierras le pertenecen (27); y que Argentina impulsa el racismo anti mapuche negando «científicamente» (28) su existencia como nación, para asegurar así la expoliación extractivista (29). Solamente hemos citado unas pocas de las agresiones más recientes. La Haya puede decir lo que quiera pero el capital es el capital, además tiene ejércitos, y el imperialismo hará lo que necesite para seguir dominando sino el mundo porque está el claro retroceso, sí al menos Nuestramérica y, dentro de ella, a la nación mapuche. Nunca es bueno a medio y largo plazo generar esperanzas imposibles. </p>
<p class="text-align-right">IÑAKI GIL DE SAN VICENTE </p>
<p class="text-align-right">EUSKAL HERRIA 4 de abril de 2023</p>
<p> </p>
<p><em>1. Baltasar Garzón, 7 de marzo de 2023, <a href="https://baltasargarzon.org/baltasar-garzon-propuesto-como-arbitro-internacional-en-representacion-del-pueblo-mapuche/">https://baltasargarzon.org/baltasar-garzon-propuesto-como-arbitro-internacional-en-representacion-del-pueblo-mapuche/</a> </em></p>
<p><em>2. Cristián Torres: Movimiento radical mapuche rechaza a Gabriel Boric… 29 de diciembre de 2021 <a href="https://www.infobae.com/america/america-latina/2021/12/29/movimiento-radical-mapuche-descalifica-a-gabriel-boric-como-hippie-progre-buena-onda-y-llama-a-resistir-y-reivindicar-la-violencia-politica/">https://www.infobae.com/america/america-latina/2021/12/29/movimiento-radical-mapuche-descalifica-a-gabriel-boric-como-hippie-progre-buena-onda-y-llama-a-resistir-y-reivindicar-la-violencia-politica/</a> </em></p>
<p><em>3. Declaración del Cusco: <a href="https://www.wiphala.org/cusco1.htm">https://www.wiphala.org/cusco1.htm</a> </em></p>
<p><em>4. Comunidad Huinante Guilitraro, 31 de marzo de 2023 <a href="https://www.resumenlatinoamericano.org/2023/03/31/nacion-mapuche-comunidad-huenante-guilitraro-entregada-documentacion-por-legitimo-derecho-de-ocupacion-de-nuestras-tierras/">https://www.resumenlatinoamericano.org/2023/03/31/nacion-mapuche-comunidad-huenante-guilitraro-entregada-documentacion-por-legitimo-derecho-de-ocupacion-de-nuestras-tierras/</a> </em></p>
<p><em>5. Víctor Hugo Cárdenas: «La lucha de un pueblo». Raíces de América: el mundo Aymara. Alianza América, Madrid 1988, pp. 495-534. </em></p>
<p><em>6. «Informe sobre la situación en Bolivia 1929». Marxismo militante. Edit. Europa. La Paz. Bolivia. Nº 35 Abril 2005, pp. 102-107.</em></p>
<p><em>7. Mauricio Mamani: «Agricultura a los 4.000 metros». El mundo Aymara. Alianza. Madrid 1988. Pp. 84-86.</em></p>
<p><em>8. Leoncio Cabrero Fernández: «Las culturas de la América austral». Historia de la Humanidad. Arlanza Ediciones. Madrid 2000. Tomo 21, P.55</em></p>
<p><em>9. Pacho O’Donnell: El Rey Blanco. La historia argentina que no nos contaron. Edit. Bolsillo. Buenos Aires 1999, pp. 118-119. </em></p>
<p><em>10. Luis Millones: Historia y poder en los Andes Centrales. Alianza América. Madrid 1987, p. 155. </em></p>
<p><em>11. AA.VV.: «Conquista de América». Historia Universal. Salvat. Madrid 2004. Tomo 14., pp. 239-242.</em></p>
<p><em>12. Llanca Marín: La Matria Mapuche y el patriarcado occidental. 1 de noviembre de 2004 <a href="https://rebelion.org/la-matria-mapuche-y-el-patriarcado-occidental/">https://rebelion.org/la-matria-mapuche-y-el-patriarcado-occidental/</a> </em></p>
<p><em>13. Tercer Encuentro de Mujeres Mapuche del Consejo Zonal Xawvn Ko: 27 de marzo de 2023 <a href="https://www.resumenlatinoamericano.org/2023/03/27/nacion-mapuche-kula-xawvn-ni-pu-zomo-kinel-mapu-xawvnko-tercer-encuentro-de-mujeres-mapuche-del-consejo-zonal-xawvn-ko/">https://www.resumenlatinoamericano.org/2023/03/27/nacion-mapuche-kula-xawvn-ni-pu-zomo-kinel-mapu-xawvnko-tercer-encuentro-de-mujeres-mapuche-del-consejo-zonal-xawvn-ko/</a></em></p>
<p><em>14. Verónica Moyano: Para nuestro pueblo, el genocidio nunca terminó. 6 de marzo de 2023 <a href="https://www.resumenlatinoamericano.org/2023/03/26/nacion-mapuche-presas-mapuche-para-nuestro-pueblo-el-genocidio-nunca-termino/">https://www.resumenlatinoamericano.org/2023/03/26/nacion-mapuche-presas-mapuche-para-nuestro-pueblo-el-genocidio-nunca-termino/</a> </em></p>
<p><em>15. Ngulumapu. IX Encuentro de las Autoridades Ancestrales Mapuche: continuar la organización autónoma. 27 de marzo de 2023 <a href="https://www.resumenlatinoamericano.org/2023/03/27/nacion-mapuche-ngulumapu-ix-encuentro-de-autoridades-ancestrales-mapuche-continuar-la-organizacion-autonoma/">https://www.resumenlatinoamericano.org/2023/03/27/nacion-mapuche-ngulumapu-ix-encuentro-de-autoridades-ancestrales-mapuche-continuar-la-organizacion-autonoma/</a> </em></p>
<p><em>16. Gustavo Burgos: Boric impulsa en Chile la “ley de gatillo fácil”, una legislación propia de Pinochet. 30 de marzo de 2023 <a href="https://canarias-semanal.org/art/34153/boric-impulsa-en-chile-la-ley-de-gatillo-facil-una-legislacion-propia-de-pinochet">https://canarias-semanal.org/art/34153/boric-impulsa-en-chile-la-ley-de-gatillo-facil-una-legislacion-propia-de-pinochet</a> </em></p>
<p><em>17. Werken Noticias: 30 de marzo de 2023 <a href="https://www.resumenlatinoamericano.org/2023/03/30/nacion-mapuche-dd-hh-en-riesgo-oficialismo-cede-y-permite-avance-de-legislacion-que-otorga-defensa-legitima-privilegiada-a-carabineros/">https://www.resumenlatinoamericano.org/2023/03/30/nacion-mapuche-dd-hh-en-riesgo-oficialismo-cede-y-permite-avance-de-legislacion-que-otorga-defensa-legitima-privilegiada-a-carabineros/</a> </em></p>
<p><em>18. Andrés Figueroa Cornejo: El Estado chileno nos roba hasta el alimento. 6 de marzo de 2023 <a href="https://rebelion.org/rodrigo-huenchullan-werken-de-temucuicui-el-estado-chileno-nos-roba-hasta-el-alimento/">https://rebelion.org/rodrigo-huenchullan-werken-de-temucuicui-el-estado-chileno-nos-roba-hasta-el-alimento/</a> </em></p>
<p><em>19. Declaración de No+AFP: 30 de marzo de 2023 <a href="https://liberacion.cl/2023/03/31/chile-declaracion-de-no-afp-la-ley-de-gatillo-facil/">https://liberacion.cl/2023/03/31/chile-declaracion-de-no-afp-la-ley-de-gatillo-facil/</a> </em></p>
<p><em>20. Sergio Grez Toso: Carta en defensa de los presos políticos mapuche. 5 de enero de 2023. <a href="https://elporteno.cl/carta-de-sergio-grez-en-defensa-de-los-presos-politicos-mapuche/">https://elporteno.cl/carta-de-sergio-grez-en-defensa-de-los-presos-politicos-mapuche/</a></em></p>
<p><em>21. Xabier Makazaga: Torturadores y compañía: miles de casos negados en el Estado español. 1 de agosto de 2022 <a href="https://canarias-semanal.org/art/33058/torturadores-y-compania-miles-de-casos-negados-en-el-estado-espanol">https://canarias-semanal.org/art/33058/torturadores-y-compania-miles-de-casos-negados-en-el-estado-espanol</a> </em></p>
<p><em>22. Roberto: ¿Conoces de algo El Derecho Penal del Enemigo? 21 de abril de 2014 <a href="https://nosomosdelito.net/article/2014/04/21/conoces-de-algo-el-derecho-penal-del-enemigo-informate-aqui">https://nosomosdelito.net/article/2014/04/21/conoces-de-algo-el-derecho-penal-del-enemigo-informate-aqui</a> </em></p>
<p><em>23. Cándido Marquesán Millán: La ‘ley de seguridad ciudadana’ paradigma del ‘derecho penal del enemigo’. 1 de diciembre de 2021. <a href="https://www.nuevatribuna.es/articulo/actualidad/ley-mordaza-paradigma-derecho-penal-enemigo/20211201182741193170.html">https://www.nuevatribuna.es/articulo/actualidad/ley-mordaza-paradigma-derecho-penal-enemigo/20211201182741193170.html</a> </em></p>
<p><em>24. Iker Bizkarguenaga: Del “todo es ETA” a “todo es procés”, el Derecho como arma. 14 de septiembre de 2019. <a href="https://www.naiz.eus/eu/hemeroteca/gara/editions/2019-09-14/hemeroteca_articles/del-todo-es-eta-al-todo-es-proces-el-derecho-como-arma">https://www.naiz.eus/eu/hemeroteca/gara/editions/2019-09-14/hemeroteca_articles/del-todo-es-eta-al-todo-es-proces-el-derecho-como-arma</a></em></p>
<p><em>25. Oriol Solé Altamira: 23 de marzo de 2023 <a href="https://www.eldiario.es/catalunya/torturas-seis-mossos-jovenes-matar-no-enteraria-nadie_1_10060869.html">https://www.eldiario.es/catalunya/torturas-seis-mossos-jovenes-matar-no-enteraria-nadie_1_10060869.html</a> </em></p>
<p><em>26. Miguel Arismendi: Alerta: Denuncian a transnacionales europeas. 21 de marzo de 2023 <a href="https://www.resumenlatinoamericano.org/2023/03/21/nacion-mapuche-alerta-denuncian-a-transnacionales-europeas/">https://www.resumenlatinoamericano.org/2023/03/21/nacion-mapuche-alerta-denuncian-a-transnacionales-europeas/</a> </em></p>
<p><em>27. El Extremo Sur de la Patagonia: 2 de abril de 2023 <a href="https://www.resumenlatinoamericano.org/2023/04/02/nacion-mapuche-la-corte-suprema-suspende-la-entrega-de-tierras/">https://www.resumenlatinoamericano.org/2023/04/02/nacion-mapuche-la-corte-suprema-suspende-la-entrega-de-tierras/</a> </em></p>
<p><em>28. MDZ: Autoridades de universidades compararon el proyecto mendocino sobre los mapuche con el nazismo. 2 de abril de 2023 <a href="https://www.resumenlatinoamericano.org/2023/04/02/nacion-mapuche-autoridades-de-universidades-compararon-el-proyecto-mendocino-sobre-los-mapuches-con-el-nazismo/">https://www.resumenlatinoamericano.org/2023/04/02/nacion-mapuche-autoridades-de-universidades-compararon-el-proyecto-mendocino-sobre-los-mapuches-con-el-nazismo/</a> </em></p>
<p><em>29. Federico Soria: de abril de 2023: <a href="https://www.resumenlatinoamericano.org/2023/04/04/chile-va-contra-la-democracia-diputada-del-biobio-clara-sagardia-en-rechazo-a-la-ley-gatillo-facil/">https://www.resumenlatinoamericano.org/2023/04/04/chile-va-contra-la-democracia-diputada-del-biobio-clara-sagardia-en-rechazo-a-la-ley-gatillo-facil/</a></em><br />
</p>
<p class="MsoFootnoteText"> </p>
</div>Wed, 05 Apr 2023 15:30:12 +0000Zamora2754 at http://pakitoarriaran.orgVencer en la guerra cognitiva
http://pakitoarriaran.org/index.php/articulos/vencer-en-la-guerra-cognitiva
<span class="field field--name-title field--type-string field--label-hidden">Vencer en la guerra cognitiva</span>
<div class="field field--name-field-imagen-articulos field--type-image field--label-above">
<div class="field__label">Imagen</div> <div class="field__item"><img src="http://pakitoarriaran.org/sites/default/files/2023-03/guerra.jpg" width="550" height="300" alt="Guerra cognitiva" typeof="foaf:Image" />
</div> </div><span class="field field--name-uid field--type-entity-reference field--label-hidden"><span lang="" about="http://pakitoarriaran.org/user/37" typeof="schema:Person" property="schema:name" datatype="" xml:lang="">Zamora</span></span>
<span class="field field--name-created field--type-created field--label-hidden">Lun, 20/03/2023 - 09:23</span>
<div class="field field--name-field-autor-articulos field--type-string field--label-above">
<div class="field__label">Autor</div> <div class="field__item">Iñaki Gil de San Vicente</div> </div> <div class="clearfix text-formatted field field--name-body field--type-text-with-summary field--label-hidden field__item"><p>Nota: Texto elaborado a partir de la conferencia dada en La Universidad Internacional de las Comunicaciones, ciudad de Caracas, el pasado 7 de marzo de 2023, dentro del evento Gran Encuentro Mundial por la Vigencia del Pensamiento Bolivariano del Comandante Hugo Chávez en el Siglo XXI.</p>
<p>«La guerra cognitiva es un sádico experimento con humanos desplegado y comandado por el imperialismo capitalista/ psicópata en todo el mundo. Ha sido geopolíticamente concebido para afectar, de forma grave o irreversible nuestras capacidades cognitivas normales, incluyendo las operaciones complejas que nos permiten percibir, atender, memorizar y procesar de forma inteligente, sensible, humana, política y geopolítica nuestra realidad. La guerra cognitiva asimismo busca degradar nuestras capacidades humanas normales para expresar nuestra afectividad, para desarrollar praxis éticas, sociales y político comunales hasta para afectar o anular incluso nuestra voluntad a fin de imponer la dictadura de una nueva subjetividad líquida, fundamentalmente egoísta, egocéntrica y ególatra que se expresa como naturalización y hasta como celebración de los comportamientos típicos de las personalidades parasitarias/ oportunistas, narcisistas, maquiavélicas y psicopáticas.»1.</p>
<p>1.- Los seres inhumanos, es decir la forma corporal del capital como relación social de explotación, necesitan hacernos creer que esa inmoralidad suma que es el pacifismo a ultranza2 es la única vía para la «democracia» abstracta, hueca, que empero sirve para ocultar la miseria y legitimar la opresión durante un tiempo. Para alargar esa paz del cementerio, el imperialismo está adaptando su doctrina de dominación, el sistema en el que se plasma, la estrategia que exige para aplicarse y las tácticas adecuadas a cada situación. Lo está haciendo también mediante el «nuevo» campo de batalla en la guerra social mundial entre el capital y el trabajo, que denominan «guerra cognitiva».</p>
<p>Al entrecomillar «nuevo» queremos decir dos cosas: una, que efectivamente es nuevo porque aplica por primera vez en la historia del dolor humano las realmente nuevas técnicas de toda índole que la tecnociencia burguesa, sobre todo la militar3, está desarrollando en los últimos tiempos para descargar los costos de la crisis sobre la humanidad explotada; y otra, porque como veremos se trata de multiplicar el poder alienador y represor en esencia tan «viejo» como la propiedad privada de las fuerzas productivas y reproductivas cuestión decisiva –la lucha contra la propiedad privada– que está presente en todo el texto para escarnio del reformismo en cualquiera de sus expresiones.</p>
<p>Como se ve, utilizamos la categoría dialéctica de esencia y fenómeno, permanente, viejo y nuevo, categoría siempre necesaria para que nuestra praxis no esté encadenada por la lógica formal y por el sentido común, incapaces de saltar de la cantidad a la cualidad, o en palabras de Corsino Vela tanto más apropiadas para nuestro tema:</p>
<p>«El conflicto social es un proceso histórico que evoluciona con la relación social que es el capital. Por eso, acumulación de capital y acumulación de la experiencia histórica de la conflictividad van unidas en un mismo proceso, aunque formalmente se expresen con formas y ritmos diferentes. Mientras que la acumulación de capital se cifra en términos contables (amortización de inversiones y beneficios), la acumulación de la conflictividad se expresa en términos sociales, igualmente tangibles –aunque no meramente estadísticos: desempleo y empobrecimiento– y en la tradición política de resistencia al capital»4.</p>
<p>Los análisis reformistas de la guerra cognitiva se limitan a lo cuantitativo, negándose a entrar hasta la raíz de este «nuevo» frente de batalla de la guerra social que el imperialismo está extendiendo mundialmente. La crítica revolucionaria profundiza hasta lo cualitativo, que en nuestro tema se extiende más allá del modo de producción capitalista hasta llegar a la destrucción violenta de los restos de los modos comunales de producción, que siempre nos remiten al comunismo primitivo. Sólo escarbando hasta ahí podemos comprender la inhumanidad de la guerra cognitiva.</p>
<p>2.-</p>
<p>Conforme avanzaba la década de 2010 el imperialismo iba comprendiendo que la humanidad estaba derrotando su entera doctrina de guerra, es decir, esa totalidad productiva y reproductiva, material y simbólica, inseparable del Estado como forma político-militar del capital, que es la industria de la matanza humana sin la cual el poder burgués es incapaz de salir de sus crisis. El reformismo en su totalidad y buena parte de las izquierdas se han tragado el anzuelo conceptual oculto en el término «complejo industrial-militar» creado por la oficina de propaganda electoral del general Eisenhower durante su campaña en las presidenciales para la Casa Blanca en 1953.</p>
<p>Había que ocultar o negar la inhumanidad del capitalismo, del Pentágono y la OTAN, y del descarado pro-imperialismo de la ONU, creando un término «neutral» compatible con la ideología desarrollista y consumista de las llamadas «clases medias» que defendían el «modo de vida norteamericano», para que votasen al general, y a la vez había que legitimar el reforzamiento intensivo del criminal keynesianismo militar yanqui muy mal parado tras su impotencia en la guerra contra Corea de 1950-1953, como se vio cuando Eisenhower amenazó con el holocausto nuclear5 para salir de la guerra sin reconocer públicamente la derrota imperialista. Era necesario, por tanto, manipular el lenguaje para manipular las conciencias y obtener votos, empleando los «delicados eufemismos culturales de las agencias de inteligencia»6 que se manejaban desde el final de la IIGM, cuyo objetivo no era otro que perfeccionar el control manipulador de una «sociedad enferma de alienación»7 para enfermarla aún más, hasta lo irracional.</p>
<p>Los «delicados eufemismos» de la CIA y otros servicios para aumentar la alienación social eran uno de los primeros indicios de que la OTAN empezaba a ver la necesidad de mejorar su terrorismo múltiple, y uno de sus objetivos inmediatos era ganar la «guerra por el sentido» para lo que tenía que, entre otras urgencias, desprestigiar el marxismo, derrotar al antiimperialismo creciente y pulverizar a los pueblos que avanzaban al socialismo. En el primer paso había que ocultar el imparable efecto concienciador que tenía la bomba heurística del concepto marxista de «industria de la matanza de hombre», infinitamente más potente incluso en la ontología del capitalismo que el anzuelo venenoso de «complejo industrial-militar». Marx escribió a Engels en 1866 que:</p>
<p>«No cabe duda de que nuestra teoría de la determinación de la organización del trabajo mediante la producción no puede encontrar mejor refrendo del que ofrece la industria de la matanza de hombres. Realmente merecería la pena que tú escribieras algo acerca de este tema –a mí me faltan los conocimientos necesarios–, algo que yo pudiese incorporar a mi libro como apéndice y que apareciera con tu nombre. Piensa en ello. Si te decides, ha de ser para el primer volumen, en el que toco expresamente este tema. ¡No puedes imaginarte lo que me alegraría que tu nombre figurara en mi obra fundamental (lo que he hecho hasta ahora no son más que pequeñeces) como colaborador y no sólo en las citas!»8.</p>
<p>Basta comparar el potencial científico-crítico de los dos términos para comprender que el concepto marxista es inaceptable por la burguesía pero que, a la vez, es el que mejor nos explica por qué la OTAN ha tenido que desarrollar la nueva táctica llamada «guerra cognitiva»: dado que es una industria de bienes de destrucción, de mercancías de la muerte, le interesa potenciar todo conflicto que exija un aumento de la violencia y con ello del gasto militar en cualquiera de sus formas. La guerra cognitiva, bien planteada, puede convencer a un Estado para que se lance a una guerra muy costosa para su población pero muy rentable para en un primer momento para la burguesía: este es el caso de guerra psicopolítica y propagandística que EEUU está aplicando en Australia9 para que su pueblo acepte ser carne de cañón en la guerra que el imperialismo organiza contra China Popular.</p>
<p>Antes de la industria de la matanza humana, el desarrollo de los reinos, Estados e imperios exigía el desarrollo paralelo de aparatos militares cada vez más complejos con creciente impacto en sus sociedades. En el plano de la abstracción del concepto de modo de producción, cada uno de ellos ha tenido su correspondiente método de manipulación de masas que utilizaba planificadamente todos los recursos disponibles en su época al estilo de la actual guerra cognitiva. Desde su origen en el –III milenio y con altibajos, Asiria construyó una doctrina, un sistema, una estrategia y unas tácticas sobre este tema: «Asiria se distinguió como la primera sociedad militar en el mundo. La organización jerárquica de la sociedad era el ejército. En efecto, las propias cargas administrativas fueron designadas en términos militares»10.</p>
<p>La religión asiria cumplía el papel de muchos de los componentes de la actual guerra cognitiva: «en todas las guerras en las que luchó Asiria desde el siglo XIII AC en adelante, es posible apreciar este imperativo teológico reforzando el impulso expansionista.»11, con un muy efectivo sistema de espionaje12 o Inteligencia, que es una clave de la guerra cognitiva actual. Siglos después, Roma practicaba una forma de lo que se hoy denomina guerra cultural, inserta en la guerra cognitiva: «toleraba las religiones ajenas mientras no supusieran una amenaza para su dominio, pero no vacilaba en aplastar las costumbres religiosas que fortalecían la identidad local de sus súbditos más revoltosos»13. La Biblia y en especial el cristianismo, jugaron el mismo papel:</p>
<p>«Hasta finales del siglo II ni siquiera se planteó la cuestión de si un cristiano podía ser soldado. En el siglo IV era ya algo incuestionable. Mientras que en el siglo tres los cristianos hacían sólo excepcionalmente el servicio militar, en el siglo IV eso se convirtió en norma para ellos. Si hasta el año 313, los obispos excluían del seno de la Iglesia a los soldados que no desertaban en caso de guerra, con posterioridad a esa fecha los excomulgados eran los desertores. Si anteriormente hubo objetores de conciencia que sufrieron el martirio, ahora sus nombres fueron rápidamente tachados de martirologio. Había pasado la era de los soldados mártires y llegaba la de los obispos castrenses. Viviendo aún Constantino salían ya en campaña con entusiasmo»14.</p>
<p>Aceptar, propagar e imponer el militarismo imperial demuestra el giro de ciento ochenta grados del cristianismo de la época no solo en el mantenimiento del esclavismo como veremos más adelante, sino su apoyo práctico a la opresión nacional-esclavista. Aunque sea hacer un salto espacio-temporal de la Roma del siglo IV al México precolombino del siglo XV, aquí descubrimos en el mismo método: la intervención directa del poder manipulando a las clases explotadas al borrar de un plumazo la anterior historia colectiva y escribir otra nueva en beneficio de la clase dominante.</p>
<p>Según A. Cruz García: «Ciertamente, resulta muy difícil establecer una historia rigurosa desde sus orígenes hasta el reinado de Itzcoatl en 1427, pues los mismos mexicas se encargaron de quemar sus propios archivos y de reelaborar su historia»15, tras la conquista de la independencia, cuando se asentaron las separaciones sociales internas entre ‘pipiltin’ o señores y los ‘macehualtin’ o gente del común. Fue en este contexto cuando fueron destruidas todas las referencias pasadas sobre episodios que podían resultar vergonzosos, o sobre el origen humilde de la nación azteca, etc., a la vez que también se buscaba «reinventar la tradición para justificar la división de la sociedad en señores y vasallos»16. Además, los jóvenes ricos iban a escuelas selectas donde aprendían a escribir y la lengua culta; los pobres iban a las escuelas comunes o ‘telpochcalli’17. La nueva historia sancionaba la explotación interna y la opresión externa, y su ferocidad en la guerra.</p>
<p>Al poco, la expansión del colonialismo y del mercantilismo europeo forzó una especie de «revolución militar» impulsada desde la alianza empresarial y el Estado, que hizo que se creara una mentalidad militar obediente, mecánica y hasta suicida, en defensa de la clase dominante. Los militares europeos estudiaron con rigor a los militares grecorromanos y aprendieron de ellos la utilidad de la disciplina mental y psicológica antes incluso que la física: «la aceptación de las reglas establecidas desde arriba se hizo normal, no sólo porque los hombres temían los duros castigos por las infracciones de la disciplina, sino también porque los soldados rasos encontraban una satisfacción psicológica real en una obediencia ciega e irreflexiva, así como con los rituales de la rutina militar […] La creación de semejante Nuevo Leviatán –quizás casi inadvertida– fue ciertamente uno de los mayores logros del siglo XVII, tan notable como el nacimiento de la ciencia moderna o cualquiera de los grandes avances de la época»18.</p>
<p>Desde finales del siglo XVIII se sentaban las bases para el desarrollo imparable de la industria de la matanza humana, desarrollo acelerado desde la segunda mitad del siglo XIX, en un contexto de «temor a la revolución»19, y definitivo con la IGM. Se trataba de una estrecha colaboración entre ciencia, técnica, plusvalía y guerra, todo ello unido a la disciplinarización cuasi-militar del trabajo explotado sometido al dictado del reloj y de la jerarquía de mando estratégicamente centralizado para ganar la «batalla de la producción». La «obediencia ciega e irreflexiva» surgida en el siglo XVII ayudó al avance de la disciplina cuasi-militar, que es inherente a la explotación capitalista que empezó siendo «disciplina de la miseria»20 para ser ahora disciplina de la degradación humana. En el orden del capital, el adoctrinamiento infantil, la mala educación pública y la educación privada, la disciplina militar y laboral, más la permanente fetichización, sostienen la castración mental sin la cual se hundiría la industria de la matanza humana.</p>
<p>En 1878 Engels profundizó aún más en el contenido de esta la industria inhumana al mostrar que «La moderna nave de combate no es sólo un producto de la gran industria moderna, sino hasta una muestra de la misma; es una fábrica flotante –aunque, ciertamente, una fábrica destinada sobre todo a dilapidar dinero»21. La fábrica flotante de muerte rinde al máximo cuando su disciplina militar es la adecuación de la disciplina laboral de industria civil al contexto de guerra. Sin ambas disciplinas, aquellos barcos no hubieran podido bombardear Alejandría en 1882, por ejemplo, engordando así las rentas de la industria de la matanza. Pero Engels hace muy bien al advertir que la fábrica flotante queda obsoleta muy rápidamente porque enseguida se crean otros barcos mejores que el anterior: dinero desperdiciado a la larga que frena o dificulta la acumulación ampliada.</p>
<p>Engels y Marx sabían que la obsolescencia de la industria de la matanza humana venía impulsada, además, por las victoriosas y tenaces resistencias de las clases y pueblos explotados, lo que dificultaba la obtención de plusvalía media y retrasaba la salida de la crisis si la burguesía no intensificaba la guerra social contra ellos. La historia ha confirmado esta unidad y lucha de contrarios entre la industria de la matanza humana y la humanidad explotada. De este modo, la fusión entre lo «civil» y lo «militar» se fue haciendo total abarcando todas las áreas en las que podía haber lucha de clases que frenara la ganancia: la «pacificación del cerebro»22 de los y las explotadas para reprimir sus resistencias ya se estaba aplicando en el otoño de 1967 «marcado por estallidos de violencia y desorden en los ghettos de muchas ciudades» yanquis. Para 1973 la «represión suave»23 investigada por la OTAN manipulaba los deseos, miedos, frustraciones y ansias en el comportamiento «agresivo en los niños, los adolescentes y los adultos».</p>
<p>Debemos insistir en que tamaño esfuerzo venía exigido por las enormes dificultades que el imperialismo, cuando no derrotas aplastantes, que el imperialismo encontraba en los pueblos a los que pretendía expoliar. D. Rushkoff escribió a inicios del siglo XXI que:</p>
<p>«En la década de los ochenta, todas estas técnicas de guerra psicológica fueron reunidas en un volumen de la CIA bajo el nombre de Counter Intelligence Study Manual, utilizado principalmente en los conflictos de América Central […] Para reunir información sobre una determinada población, los agentes se mezclan entre la gente y asisten a “actividades pastorales, fiestas, cumpleaños e incluso velatorios y entierros” con el fin de estudiar sus creencias y aspiraciones. También organizan grupos de discusión para medir el apoyo local a las acciones planeadas. El proceso de manipulación se pone en marcha y los agentes identifican y reclutan a “ciudadanos bien situados” para que sirvan como modelo de cooperación, ofreciéndoles trabajos inocuos aparentemente importantes. A continuación, transmiten conceptos difíciles o irracionales a través de eslóganes simples […] En los casos en que los intereses de la CIA se oponen de modo irreconciliable a los de la población, el manual sugiere la creación de una organización que actúe como tapadera, con una serie de objetivos muy diferentes a sus verdaderas intenciones. Finalmente, todos los esfuerzos por garantizar la conversión deben adaptarse a las tendencias preexistentes de la población seleccionada: “Debemos inculcar a la gente toda esta información de forma sutil, para que esos sentimientos parezcan haber nacido por sí mismos, espontáneamente”»24.</p>
<p>3.-</p>
<p>Desde aquí, y de más atrás como veremos, hasta la actual guerra cognitiva solo faltaba que el imperialismo sufriera derrotas y descalabros profundos para que no tuviera más remedio que ir innovando partes o la totalidad de sus doctrinas, sistemas, estrategias y tácticas de guerra social contra el proletariado, a la vez que impulsaba una nueva revolución tecnocientífica aplicable a la «pacificación del cerebro», a la «represión suave», a la planificada manipulación imperceptible en el interior de la vida colectiva e individual, afectiva e inconsciente de las clases y pueblos explotados. Según D. Rushkoff:</p>
<p>«El fundamento histórico de la comunicación de masas se encuentra en siglos de coerción cultural imperialista. Financiados principalmente por sus gobiernos, antropólogos bien intencionados –y unos cuantos no tan bienintencionados—desarrollaron métodos de análisis y dirección mientras estudiaban pueblos primitivos con culturas extrañas. Conscientes o no de las intenciones de sus patrocinadores, estos antropólogos prepararon el terreno a las posteriores invasiones militares […] Invariablemente, el proceso de dominación cultural seguía los tres mismos pasos que hoy utilizan los especialistas en relaciones públicas: primero, descubrir los mitos dominantes de la población y, durante el proceso, conseguir su confianza; segundo, encontrar supersticiones o lagunas en sus creencias; y tercero, reemplazar la supersticiones o incrementarlas con hechos que modifiquen las percepciones o lealtad del grupo»25.</p>
<p>Desde inicios del siglo XXI, acompañando estos métodos e impulsados por ellos, se creaban ejércitos «privados»26 tan importantes en la contrainsurgencia y en el momento crítico de las «revoluciones naranjas», cuando el terror fascista intenta quemar sindicatos, parlamentos, periódicos y hasta personas. Un salto decisivo fue la militarización27 de grandes corporaciones que intervendrán activamente en la guerra cognitiva, destacando la factoría Disney por su omnipresente industria de la manipulación de masas. A la vez se intensificó la guerra cultural con la interacción entre servicios de inteligencia y presión cultural es innegable, como ha demostrado J. Petras en su estudio sobre las estrechas conexiones entre la CIA y la Fundación Ford28, que como es sabido tiene una especial incidencia en la evolución de las modas culturales burguesas. Según E. Acosta Matos, debe ser entendida de forma amplia, a escala mundial, y no meramente restringida a escala estatal, entre diversos componentes de la »cultura” de un país, porque es el conjunto de presiones ideológicas, culturales, artísticas, científicas, etcétera, que el imperialismo realiza contra los pueblos que se niegan a plegarse a sus exigencias:</p>
<p>«Las guerras culturales forman y formarán parte destacada en las estrategias mundiales de dominación y expansión imperialistas en el Siglo XXI, de hecho su originalidad radica, precisamente, en que son las que mejor expresan, y de manera más concentrada, los cambios sufridos por los mecanismos de penetración, dominación y reconquista del imperialismo en nuestros días, que a su vez reflejan, a fin de cuentas, los cambios experimentados en la profundidad de su sistema productivo y reproductivo. No son las fronteras terrestres, aéreas o marítimas las que deberán ser vulneradas para implantar el dominio universal del capital; no son ejércitos enemigos a los que hay que derrotar en el campo de batalla para izar sobre territorio ocupado las banderas de las metrópolis ni obligar a las naciones vencidas a abrirse a su insaciable sed de mercados y ganancias. Hoy los arrolladores avances en las ciencias, las telecomunicaciones y las tecnologías hacen de la esfera cultural y de la mente de los hombres el campo de batalla definitivo, la última frontera a conquistar, el último reducto enemigo a asaltar»29.</p>
<p>Desde 2014, mientras la OTAN perfilaba en secreto lo que sería la guerra cognitiva, ya funcionaba al máximo «la ciencia de la contrainsurgencia»30 que golpeaba duramente a las izquierdas revolucionarias. Hemos insistido siempre que la «izquierda del capital», o «de su majestad» ni quiere, ni sabe ni puede plantar cara a estos ataques. Sí lo hace la praxis revolucionaria: en agosto de 2018 Aram Aharonian advertía que: «Una inmensa gama de organismos gubernamentales y partidos políticos, sobre todo en Occidente, explotan las plataformas y redes sociales para difundir desinformación»31. El autor presta especial atención a Apple, Google, Microsoft, Amazon y Facebook como empresas muy especializadas en crear y divulgar mentiras, versiones ambiguas y rumores con finalidad sociopolítica y socioeconómica. Poco antes, en febrero de ese 2018, Cuba divulgó un muy riguroso informe sobre cómo el Pentágono había creado una «Fuerza de tarea en Internet»32 para desestabilizar y hundir la Isla Heroica y agredir a los pueblos del mundo.</p>
<p>En junio de 2020, J. Gómez Sánchez resumió así la esencia de la nueva táctica de guerra cognitiva recién diseñada por la OTAN: «Las acciones mediáticas que despiertan la emotividad e inhiben la racionalidad de cada segmento se modifican y amplifican desde espacios comunes o diferentes. La acción de páginas webs y youtubers orientados a la población más amplia, se combina con espacios digitales «alternativos» pensados para un sector con desenvolvimiento social y profesional en las artes, las universidades y el propio mundo periodístico o del sistema de la cultura. […] Secuestrar causas sociales y temas como el racismo, los derechos sexuales y los roles de género, cuyos logros educativos y legislativos han sido llevados adelante precisamente por su integración con las instituciones como parte de la agenda gubernamental y de la transformación que la Revolución ha producido, es otro de los objetivos. Trastocar la sensibilidad en fanatismos irracionales, para lograr que aquellos que antes fueron discriminados ahora se muestren tan o más intolerantes, en contra de las propias instituciones que defienden tales derechos»33</p>
<p>En octubre de 2021 Ben Norton avisó de la «batalla por tu cerebro» que estaba iniciando la OTAN como nueva táctica de control y teledirección psicopolítica de masas que se suma a la guerra híbrida, informativa, propagandística, cibernética, de cuarta y hasta de quinta generación, etc. Según el autor: «La OTAN está desarrollando un tipo de combate completamente nuevo que ha calificado como «guerra cognitiva». Descrita como «armarse con las ciencias del cerebro», el nuevo método implica «piratear al individuo» explotando «las vulnerabilidades del cerebro humano»</p>
<p>[principalmente sesgos, filias y fobias]</p>
<p>para implementar una «ingeniería social» [aún] más sofisticada»34.</p>
<p>En noviembre de 2021 Leonid Savin denunció cómo la OTAN utilizaba como cobayas humanas a los pueblos de Canadá explotando esa vulnerabilidad del cerebro humano. El autor resume el proyecto Innovation for Defence Excellence and Security (IDEaS), también conocido como Innovation Hub. Para el objetivo de este texto –cómo vencer a esta nueva táctica militar– lo más importante es saber que la OTAN manipula fríamente la estructura psicosomática de nuestra especie en base a las debilidades de nuestro cerebro: Incapacidad de determinar si una información concreta es correcta o incorrecta; imposibilidad para verificar rápidamente la validez de los mensajes en caso de que se produzca una sobrecarga de información; tendencia a creer que ciertas afirmaciones o mensajes anteriores son verdaderos, aunque sean falsos, y aceptar afirmaciones como verdaderas en caso de que estén respaldadas con pruebas, sin tener en cuenta tampoco la autenticidad de las mismas35.</p>
<p>En febrero de 2022 Ricardo Chang se preguntaba en una revista online con nombre muy apropiado para nuestro tema de reflexión –www.puebloenarmas.com– si una de las más recientes tácticas de guerra, llamada «guerra cognitiva», sería una «nueva amenaza para Venezuela»36. Pensamos que sí es una amenaza nueva que se suma a la larga guerra que el imperialismo y sus lacayos internos hacen al pueblo venezolano. Para vencer a esta nueva modalidad de guerra imperialista debemos estudiar críticamente las lecciones que aporta la historia de la lucha de clases y en especial en su forma de lucha por la independencia socialista de las naciones trabajadoras.</p>
<p>En agosto de 2022 Alejandro Kirk investigó cómo la OTAN adaptaba los puntos básicos de la guerra cognitiva contra el pueblo de la republicas populares del Donbass y contra Rusia, explicando así esos puntos básicos: «La «guerra cognitiva» consiste en desarticular el raciocinio cartesiano y reemplazarlo por uno que «parece» lógico, pero en realidad es una representación manipulada de la realidad. Se planta una idea matriz en el colectivo, asimilada en cada persona, que pasa a ser la premisa desde donde se juzga todo lo que ocurre. Esto hace que personas con educación formal y un elevado nivel intelectual comiencen a aceptar incondicionalmente información dirigida y arbitraria de múltiples fuentes -formales e informales-, para elaborar conclusiones que en su mente aparecen como reflexión propia»37.</p>
<p>En diciembre de 2022 Jonás Tögel desarrolló los principales puntos de la guerra «por la mente de la gente» que practicaba la OTAN, terminando su aportación refiriéndose a la guerra cognitiva que desarrolla la OTAN en Ucrania y mostrando la urgencia de estudiar esta nueva agresión, y combatirla:</p>
<p>«Para salir victorioso en la guerra, hay que ganar también la batalla por la opinión pública. Esto se viene haciendo desde hace más de 100 años con herramientas cada vez más modernas, las llamadas técnicas de poder blando. […] La desconfianza en los gobiernos y los militares va en aumento, mientras que la OTAN intensifica sus esfuerzos para utilizar una guerra psicológica cada vez más sofisticada en la batalla por las mentes y los corazones de la población. […] las técnicas convencionales de poder blando ya no son suficientes, lo que se necesita es una guerra cognitiva, es decir, relacionada con la mente, una «propaganda participativa» en la que «todos tomen parte». […] la neurociencia como arma […] Los estrategas rara vez admiten abiertamente que estas técnicas pueden utilizarse no sólo en poblaciones enemigas sino también dentro de los países de la OTAN. Las declaraciones al respecto suelen ser vagas. Sin embargo, hay indicios de que la OTAN también tiene como objetivo a su propia población. […] Teniendo en cuenta que la guerra cognitiva ya está en marcha y que las últimas técnicas de manipulación se están utilizando actualmente en la guerra de Ucrania para dirigir los pensamientos y sentimientos de las poblaciones de todas las naciones implicadas en la guerra, la aclaración sobre las técnicas de poder blando de la guerra cognitiva sería apreciada y debería ser más urgente que nunca»38.</p>
<p>«Son incapaces de razonar con evidencias (de hecho las excluyen o las tergiversan). Son incapaces (literalmente) de pensar de manera «compleja», considerando la integración dinámica de cinco o más variables, cada una de ellas portadora de vectores de clase en pugna, de historia, de matices y de identidades no subordinadas a la estrechez de la ideología mercantil, lineal y rígida como los intereses de la acumulación del capital. Sus razonamientos más humanos son refritos del vocabulario filantrópico más banal, difundido en seminarios de autoayuda o coaching empresarial.»39.</p>
<p>En enero de 2023 Fernando Buen Abad expuso así los efectos destructores que causa la manipulación cognitiva en sus víctima, en las personas que se resisten al imperialismo: «Son incapaces de razonar con evidencias (de hecho las excluyen o las tergiversan). Son incapaces (literalmente) de pensar de manera «compleja», considerando la integración dinámica de cinco o más variables, cada una de ellas portadora de vectores de clase en pugna, de historia, de matices y de identidades no subordinadas a la estrechez de la ideología mercantil, lineal y rígida como los intereses de la acumulación del capital. Sus razonamientos más humanos son refritos del vocabulario filantrópico más banal, difundido en seminarios de autoayuda o coaching empresarial.»40.</p>
<p>En marzo de 2023 Southfront destripa con estilete la que probablemente sea ahora mismo la experimentación más sofisticada de las revoluciones naranjas y de la guerra cognitiva en sus plasmación práctica: «la derecha dirigida por EEUU busca el derrocamiento del gobierno legítimo en Georgia. Se inspira en los beneficios personales que les ofrecen en caso de derrota de Rusia en su lucha contra la OTAN, supuestamente factible tras el estallido de una nueva ola de hostilidades en sus fronteras del sur»41. Los «beneficios personales» siempre han sido anzuelos de cooptación, colaboración con el invasor y traición al propio pueblo. Las agresiones a Venezuela, Nicaragua, Cuba y una infinidad de naciones también han intentado sostenerse en los traidores comprados con dólares, libras, francos, ducados…, en definitiva por aquél «oro persa» con el que tantos griegos fueron sobornados para destrozar desde dentro a su país hace 2500 años, por no retroceder más en el tiempo.</p>
<p>4.-</p>
<p>¿Cuál es el secreto de la efectividad que tiene el «oro persa» para corromper ideales y comprar voluntades? De la respuesta a esta pregunta depende en buena medida la praxis contra la guerra cognitiva, y para entender mejor lo que sigue nos adelantamos un poco leyendo esto: «La política actual se encadena a los vicios electorales puestos en práctica por griegos y romanos: el soborno del voto, no sólo en dinero, sino en especie. Alimentos, despensas familiares, vales de mercancías diversas, ropa, plumas, herramientas de trabajo, rifas. El merchandising es arma política que funciona en una gran variedad de artículos gratificantes, que se entregan en convenciones y concentraciones; en actos y juntas, incluso en visitas domiciliarias. El ciudadano tratado como consumidor, el consumidor atraído como votante; el votante, subsidiado y su voluntad objeto de canje»42.</p>
<p>Llegamos así el punto crítico de la guerra cognitiva como parte de la guerra imperialista: la mercantilización de la política, la ley del valor aplicada al precio del voto electoral, el trabajo abstracto y el valor como las relaciones sociales imperceptibles a simple vista que sin embargo dirigen las estrategias y tácticas de manipulación de la estructura psíquica para generar revoluciones naranjas mediante la excitación de la irracionalidad con las tecnologías más recientes que crean traidores prometiéndoles todas las formas materiales e ideales, posibles e imposibles del «oro persa», sobre todo de las inaccesibles en sí mismas para que creen frustración, rabia y odio, fuerzas reaccionarias que sostienen las violencias fascistas que cohesionan las «democráticas» revoluciones naranjas y las guarimbas.</p>
<p>Hemos visto y veremos a lo largo del texto la omnipresencia de la corrupción, del soborno y de la traición colaboracionista por dinero o por prebendas de cualquier tipo. No hay duda alguna que la guerra cognitiva también se basa en y a la vez propaga la venta del «alma», o mejor de la dignidad, al opresor por las inhumanas treinta monedas. Siempre debemos insistir en que la conciencia sociopolítica es central en la lucha contra el «oro persa», pero también lo es la coherencia ética, especialmente en la praxis comunicacional ya que es central para que el pueblo venza en la permanente guerra cognitiva. Carlos Sierra tiene toda la razón cuando insiste en la ética comunicacional como vacuna contra la manipulación reaccionaria inserta en las redes del capital:</p>
<p>«Las redes sociales digitales no sobreviven sin el chisme, las mentiras, la rapidez que no da lugar a la verificación de la información, la inmediatez que reclama la adhesión ipso facto, la repetición o viralización que integra a millones de personas en la falsedad. En estas redes lo más importante no es la calidad o verdad del contenido, sino la rapidez con que es transmitido […] se viola la privacidad e intimidad de las personas, se montan videos que comprometen reputación, se estafa, se amenaza, y se acosa. Es muy difícil controlar estas prácticas antiéticas. Algunos Estados han avanzado en disposiciones jurídicas al respecto, pero falta mucho por hacer»43.</p>
<p>Vemos la importancia crítica que tiene la cuestión del poder del Estado en manos del pueblo obrero para controlar las redes sociales reaccionarias que son parte de la guerra cognitiva. Uno de entre los millones de ejemplos lo tenemos ahora mismo en Georgia: en marzo de 2023 Fabricio Cesari informa que « Al fin y al cabo, la indisoluble cadena que une a USAID, NED y las ONG golpistas ubicadas en países “hostiles” a EEUU está sobradamente probada y documentada. Y no hace falta ningún talento especial para el periodismo de investigación, ya que los desembolsos de sus fondos a los golpistas en sus respectivos países son públicos, dada la exigencia de rendición de cuentas debida a la recepción de fondos públicos. En cualquier caso, como dijo su vicepresidente, “USAID hace el trabajo que la CIA ya no puede hacer” […] Los disturbios callejeros fueron organizados y dirigidos por miembros de ONG financiadas por Estados Unidos y la UE. El objetivo es la caída del gobierno»44.</p>
<p>Exacto: la caída de los gobiernos que no obedecen al imperialismo, su derrocamiento si es posible desde dentro o mediante una combinación de «presión democrática» interna reforzada con presiones externas de las «comunidad internacional». En caso de fallar estas vías, que pueden ser apoyas por golpes judiciales o «golpes blandos» en los que la manipulación psicopolítica en todos sus niveles juega un papel central45 desde hace al menos una década, puede lanzarse una invasión si el imperialismo tiene superioridad militar. Pero, como hemos visto, la guerra cognitiva también se aplica contra la propia clase trabajadora para mantenerla atada e inmóvil con las invisibles cadenas mentales:</p>
<p>«Teniendo en cuenta que la tecnología de los medios audiovisuales modernos crea un desfase en la capacidad de análisis consciente del ser humano, gran parte del mensaje se percibe directamente desde un plano subconsciente (el hábito cotidiano de su contemplación, modifica nuestros estados perceptivos y por tanto nuestra relación con la realidad). McLuhan, Eco, estudiosos del fenómeno comunicativo lo calificaron como narcótico o hipnótico, genera respuestas de las que ni siquiera nos damos cuenta. Nos encontramos pues, ante una relación de sumisión con los medios que nos absorben y dominan, imponiéndonos una dictadura que exige la obediencia ante los parámetros creados por la realidad mediática teledirigida desde los centros manipuladores del poder»46.</p>
<p>La aceptación acrítica de «verdad» creada por los medios del capital se sostiene en varios pilares irracionales, entre los que destacamos el miedo según veremos, pero sobre todo en el efecto de inseguridad ante lo desconocido que es una de las consecuencias del fetichismo de la mercancías. Tampoco debemos olvidar la plomiza dependencia que nos han hecho tener del miope sentido común y del vuelo corto de la lógica formal. El dogma se chulea prepotente y autoritario allí donde el la dialéctica no puede desplegar su potencia crítica devastadora:</p>
<p>«El pensamiento dialéctico se distingue por la noción de que el análisis y la exposición teóricos no son extrínsecos al objeto de conocimiento. Frente a la «cognición externa», que impone un método predeterminado a aquello que busca comprender, la dialéctica procede a través de una crítica inmanente y aspira a dibujar el movimiento y la estructura interna de su objeto de estudio. Más que atraer el fenómeno a sus propias exigencias, las investigaciones dialécticas adquieren su forma a partir de las características del objeto que está siendo explorado. Esto hace de los análisis dialécticos ejercicios que son literalmente fenomenológicos a la hora de explicar la lógica interna de los fenómenos»47.</p>
<p>Descubrir la lógica interna de la guerra cognitiva es la precondición inexcusable para vencer en ese frente concreto de la guerra social entre el capital y el trabajo, y sobre todo en esa guerra misma en su total extensión mundializada, como veremos al final.</p>
<p>5.-</p>
<p>La guerra cognitiva también golpea a las clases trabajadoras de los Estados miembros de la OTAN. J. Tögel nos remite al comienzo del siglo XX como el momento en el que se inventan los rudimentos de esta nueva forma de guerra, aunque veremos que en realidad son mucho más antiguos. El impacto de la IGM fue decisivo en este sentido porque inauguró la fase de la «destrucción absoluta» que caracteriza desde entonces a la guerra como recurso último para salir de las crisis del capital que entonces era la segunda Gran Depresión, mediante la «gran aceleración»48 de la identidad producción/destrucción capitalista, La velocidad acelerada de la unidad productivo/destructiva del Estado-capital es la que explica cómo y por qué se ha llegado a la guerra cognitiva pocos años después de estallar la tercera Gran Depresión.</p>
<p>Es incuestionable que el Estado como forma político-militar del capital juega un papel clave en crear las condiciones necesarias para el triunfo de la guerra cognitiva tanto contra sus explotados como contra los pueblos que pretende oprimir. Volviendo a la IGM como momento de salto de una fase a otra, en 1915 Freud impactado por su brutalidad, escribió: «El Estado exige a sus ciudadanos un máximo de obediencia y de abnegación, pero les incapacita con un exceso de ocultación de la verdad y una censura de la intercomunicación y de la libre expresión de sus opiniones, que dejan indefenso el ánimo de los individuos así sometidos intelectualmente, frente a toda situación desfavorable y todo rumor desastroso»49. Es cierto que, entre otras carencias, Freud no prestó la atención debida al papel del Estado, de la lucha de clases, de la represión burguesa, etc.,50 y es por estas limitaciones que tiene tanto valor el texto de él que estamos analizando.</p>
<p>Debemos profundizar un poco más en esta tesis cierta porque es una de las puertas de entrada a la fase de modernización capitalista de lo que ahora se llama guerra cognitiva. En efecto, Freud había reconocido en una página anterior su sorpresa y «terrible decepción»51 por la IGM, como le sucedió también a Lenin. Pero desde 1916 la moral de combate de los ejércitos enfrentados empezó a debilitarse surgiendo negativas, desobediencias, motines y hasta sublevaciones52. Aprendiendo de aquella y de otras idénticas posteriores, un objetivo de la actual guerra cognitiva en el propio Estado es preparar mentalmente a su población explotada para que no se decepcione por la guerra que inicia su burguesía, sino para que la apoye con fanatismo hasta el final.</p>
<p>Freud comprendió que la «indefensión de ánimo» creada por el Estado incapacita a los ciudadanos a reaccionar frente a las situaciones desfavorables. Precisamente es en esas cuando se constata el peso reaccionario de la obediencia individual y colectiva, y la extrema debilidad de las personas obedientes ante la manipulación estatal, que les impide desarrollar una crítica que analice cuantitativamente y sintetice cualitativamente los problemas a los que se enfrentan. Freud sostuvo que nunca ceja la presión coercitiva global sobre la persona, contra ella y dentro de ella, asegurando que: «durante la vida individual se produce una transformación constante de esta coerción exterior en coerción interior»53.</p>
<p>Freud constató que: «La aparición de estos productos de la reacción es favorecida por las circunstancias de que algunos impulsos instintivos surgen casi desde el principio, formando parejas de elementos antitéticos, circunstancia singularísima y poco conocida, a la que se ha dado el nombre de ambivalencia de los sentimientos […] la frecuente coexistencia de un intenso amor y un odio intenso en la misma persona […] el carácter de un hombre […] sólo muy insuficientemente puede ser clasificado con el criterio de bueno o malo. El hombre es raras veces completamente bueno o malo; por lo general, es bueno en unas circunstancias y malo en otras, o bueno en unas condiciones exteriores y decididamente malo en otras”54.</p>
<p>Manipular la ambivalencia de los sentimientos es una prioridad de las clases explotadoras para introyectar en las masas oprimidas la creencia de que lo bueno es la obediencia y la sumisión, y lo malo es la libertad y la subversión. Es una guerra por el sentido, que ha sido desde siempre una de las tareas centrales de la guerra ideológica, pedagógica, psicológica, propagandística… o cognitiva desde su origen. Es cierto que hay diferencias entre estas formas específicas de guerra; es cierto que la cognitiva tiene, como veremos, letalidades nuevas inherentes a los avances de la tecnociencia burguesa y a su industria de la matanza de seres humanos, para utilizar la terminología de Marx y Engels, pero primero debemos tener una perspectiva histórica que precisamente empieza en la fase imperialista del capitalismo.</p>
<p>Freud escribió lo que acabamos de leer en 1915. Para 1921 existía el Instituto Tavistock que investigaba cómo utilizar la estructura psíquica deteriorada de los ex soldados que habían sufrido las conmociones de la guerra de 1914-18 para producir «generaciones de idiotas» obedientes al imperialismo, Instituto que recibió fuertes apoyos económicos de grandes capitalistas y Estados burgueses55. Otro estudioso de esta problemática descubrió en sus buceos en la historia lo que sigue: “Más allá del parecido entre las líneas ideológicas de la «guerra psicológica» y las del Congreso por la Libertad de la Cultura que muestran la coherencia relativa del plan concebido por Wisner y los dirigentes de la CIA, se puede notar que los especialistas de la «manipulación de masas» son frecuentemente marxistas arrepentidos. Un ejemplo de ello es la carrera de Paul Lazarsfeld. A fines de los años 20, el que será uno de los principales ideólogos de la «comunicación de masas» es un socialista activo. En Francia, tiene relaciones con la SFIO y con Leo Lagrange. En 1932, la Fundación Rockefeller le ofrece una beca de dos años para estudiar en Estados Unidos. Considerando que existe «una correspondencia metodológica entre la compra de jabón y el voto socialista», se da a conocer escribiendo artículos de marketing”56.</p>
<p>Al fin y al cabo: «Fue un sobrino estadounidense del propio Freud, Edward Bernays, el primero en percatarse del incalculable potencial que las teorías de su tío ofrecían al capitalismo y su visión del mundo, de la economía y del papel que el individuo debe jugar en la nueva sociedad consumista-capitalista que estaba emergiendo. El razonamiento propuesto por este hombre, aunque con efectos devastadores para la libertad humana, fue sencillo: si es verdad eso de que el hombre está sometido por una serie de fuerzas, pulsiones, deseos y necesidades inconscientes que ni si quiera él mismo conoce, y que operando desde un oscuro lugar de la mente tienen capacidad para influir en la conducta del hombre, también lo será que, manipulando convenientemente estas pulsiones, deseos y necesidades ocultas, quien sea capaz de realizar tal manipulación será capaz también de influir directamente, sin que ellos lo sepan, en la conducta, el pensamiento y el comportamiento de estos sujetos, y todo ello, además, mientras que por la vía de los mecanismos conscientes habituales se les está diciendo que se hace justamente lo contrario»57.</p>
<p>Edward Bernays tuvo una larga vida, entre 1891 y 1995, años dorados de la expansión yanqui, pese a sus muchas derrotas y problemas. Además de sus pioneras investigaciones sobre la utilización de algunos principios del psicoanálisis para manipular los deseos inconscientes de los consumidores, creando la llamada ciencia del márquetin, también volcó sus conocimientos en mejorar las relaciones empresariales y políticas del capitalismo. Fue consejero de varios presidentes estadounidenses pudiéndose decir que la Casa Blanca era casi su segunda vivienda. De este modo, se fue fusionando el márquetin comercial y las relaciones empresariales y políticas del imperialismo en una sola metodología que al fusionarse cada vez más desde finales de la IGM con los intereses militares, fue mejorando los métodos de la manipulación de masas hasta llegar, como veremos, a la actual guerra cognitiva.</p>
<p>Si la IGM abrió la fase de la aceleración bélica imperialista y con ella la aceleración de la lucha de clases y de liberación nacional, con la IIGM se dio otro salto que, para nuestro objetivo en este texto, es muy importante saber cómo su ferocidad racista, su irracionalidad violenta y fanática en extremo, sus genocidios, etc., dieron pie a serias investigaciones sobre la «personalidad autoritaria»58, sobre la manipulación de la agresividad59 orientándola hacia el terror planificado, sin poder extendernos más. Aunque más adelante la guerra cognitiva explorará otros campos de batalla más individualizados, buscando que las frustraciones consumistas previamente creadas mediante el bombardeo «inmaterial» a personas y grupos seleccionados, se transformen además de en actos violentos contrarrevolucionarios, también en movilizaciones «democráticas» de las revoluciones naranjas organizadas por el imperialismo, siendo esto cierto, no lo es menos que por debajo de semejante «pacifismo» presiona en nuestro inconsciente lo que se llama la «función de Führer»60 o dicho en otros términos: la «figura del Amo»61.</p>
<p>Tiene razón M. Brinton cuando explica cómo en los momentos angustiosos, quienes no han desarrollado suficiente independencia psicológica, afectiva y emocional, crítica y autocrítica, teórica y política, ética y moral, tienden a adoptar «actitudes infantiles cuando se ponen frente a frente con los que simbolizan la autoridad, con los que representan en la escala de la sociedad la imagen de sus padres (es decir, los dirigentes del Estado, los jefes de las fábricas, los curas, los políticos consagrados, etc.)»62.</p>
<p>Como ha afirmado D. Rushkoff al estudiar los mecanismos de coerción y de obediencia en la sociedad y en las sectas, grupos y colectivos: «La CIA recomienda utilizar las recompensas y los castigos al azar, de forma ilógica, para que los sujetos regresen a un estado de dependencia infantil. De esta manera, el confundido adepto acaba experimentando un estado de regresión y transfiere la autoridad paterna al líder. Por esta razón, muchos líderes insisten en ser llamados padre o madre»63. Pero esta producción de miedo social no se limita a espacios concretos y relativamente reducidos, sino que busca plasmarse en toda la sociedad siguiendo un modelo ya activado y minuciosamente investigado en el marketing de ventas y en el diseño de los grandes hipermercados: la aplicación de la “coerción pasiva” estudiada al detalle por especialistas que llegaron a la conclusión de que “el truco consiste en crear la sensación de que no existe –ni hace falta– ninguna alternativa. La atmósfera coercitiva definitiva es aquella que no se parece a una atmósfera porque recrea un mundo entero: el mundo real»64.</p>
<p>La guerra cognitiva incrementa su efectividad cuando previamente el Estado de la clase explotadora fabrica una estructura psíquica de masas sumisa e indefensa ante los posteriores desarrollos de la psicopolítica militarizada. Se trata, en suma, de lograr lo que R. Osborn expresó así estudiando el proceso educativo: «Hacer de la obediencia una virtud es socavar la autonomía individual»65. Sin embargo, la autonomía individual es una de las precondiciones para vencer a la guerra cognitiva, aunque nosotros preferimos decir independencia personal antagónica a la «máquina de la obediencia» estatal, definida así por Portinaro:</p>
<p>«Para un análisis de la trayectoria de los Estados, es ineludible considerar las técnicas, las prácticas y las ideologías en acción a los efectos de producir obediencia. Los Estados son aparatos para producir obediencia o para persuadir a la obediencia […] Miedo, interés, honor son los resortes que en cada coyuntura histórica resultan activados para conseguir un comportamiento adecuado: a través del monopolio de la coerción, el Estado atemoriza; recurriendo a los discursos a su disposición, dispensa ventajas materiales y honorabilidad social (ya para Bodin, como se ha visto, un imprescindible requisito de la soberanía). Pero el temor, el interés material, la consideración social no bastan para garantizar la estabilidad del poder. Existe un factor ulterior: la creencia en su legitimidad, entendida como cualidad peculiar, de carácter personal, del poseedor del poder, o bien como validez de un ordenamiento impersonal […] Una vez más, el modelo de esta evolución está constituido por la Iglesia, que durante siglos había dado pruebas de su capacidad disciplinadora y de su virtuosismo para conjugar el elemento activo del mando con el pasivo de la obediencia, educando para el autocontrol a los pastores y para la obediencia a la grey»66.</p>
<p>6.-</p>
<p>Efectivamente, la Iglesia y en general las burocracias religiosas han sido muy efectivos medios de guerra cognitiva aunque entonces no se la calificase así. Luego volveremos al importante papel de la mayoría inmensa de las iglesias en lo que ha sido la historia de la teledirección del pensamiento desde la primera infancia, pero ahora preguntémonos desde cuándo y por qué es tan efectivo ese «oro persa».</p>
<p>En el neolítico, antesala del modo tributario de producción, sucedió algo que va más allá del desarrollo agrícola, textil, cerámico, armamentístico, de domesticación de animales, etc., para avanzar en una nueva forma de orden social inherente a la propiedad privada: la obediencia disciplinada y mansa a las órdenes de la jefatura. Entre el -10.000 y el -2.500 se domesticó el perro, la oveja, la cabra, el cerdo, la vaca, el caballo, el asno, el búfalo acuático, la llama y la alpaca, el camello y el dromedario67. Los animales gregarios tienen una estructura social que ha permitido su domesticación y su explotación por la especie humana. No faltan estudios que sugieren que las minorías sociales que se iban enriqueciendo porque eran propietarias de ganado domesticado aprendieron a manipular, «domesticar» y mandar a otros congéneres adaptando las lecciones aprendidas en la domesticación de esos animales:</p>
<p>«Esta estructura social es ideal para la domesticación, porque en realidad los humanos asumen la jerarquía de dominación. Los caballos domésticos de una recua siguen al líder humano como seguirían normalmente a la yegua que ocupa el primer lugar. Las manadas o rebaños de ovejas, cabras, vacas y perros ancestrales (lobos) tienen una jerarquía semejante. A medida que los animales jóvenes crecen en un grupo de esas características, aprenden de los animales que habitualmente ven cerca de ellos. En condiciones naturales, se trata de miembros de su misma especie, pero los animales jóvenes de manadas que están en cautividad también ven a los humanos cerca y también los siguen.</p>
<p>Estos animales sociales se prestan a ir en manada. Dado que son tolerantes con los otros miembros del grupo, pueden ser agrupados, dado que instintivamente siguen a un líder dominante y toman a los humanos como líderes, pueden ser conducidos fácilmente por un pastor o un perro pastor. Los animales gregarios se comportan bien cuando están encerrados en condiciones de hacinamiento, porque están acostumbrados a vivir en grupos densamente atestados en la naturaleza»68.</p>
<p>La especie humana es social, pero hay seres humanos que por la educación que han sufrido han sido reducidos a gregarios necesitados de la protección del rebaño dirigido por una autoridad y por sus perros; personas sin conciencia crítica devenidas en objetos pasivos y no en sujetos activos. La aparición de cacicazgos, castas y clases dominantes fue simultánea a la domesticación animal siendo muy probable que esas minorías propietarias de los rebaños, también aprendieran a «domesticar» humanos contando con la ayuda de las primeras religiones burocráticas que ya para el -285069 eran capaces de alienar a personas para que se dejasen matar con el fin acompañar a reyes en su vida de ultratumba, creyendo que en ella serían felices.</p>
<p>La primera obra escrita conocida hasta ahora y destinada a la idiotización de los y las esclavas para reprimir el malestar social creciente, reforzando la dominación de la minoría sobre la mayoría, es el Poema de Gilgamesh de aproximadamente el -2100. Es la primera referencia escrita disponible sobre la lucha de clases y contra la explotación patriarcal en su forma más salvaje previa al asesinato, la violación sexual. Se trata de la escrituración de un mito religioso transmitido oralmente durante siglos antes, cuya figura principal, Gilgamesh, tenía dos tercios de dios y un tercio de humano. Era soberbio, vanidoso, autoritario, explotador y violaba a todas las mujeres… Todo ello provocó la reacción de los hombres que piden al dios Aruru que cree a Enkidu, parecido a Gilgamesh para que lo destruya70.</p>
<p>En la Tablilla XII del Poema se cita dos veces a Lilith la mujer mítica símbolo de la libertad, de la rebeldía…, peligrosa referencia que el patriarcado ha perseguido siempre: «En la edición católica de la Biblia la palabra Lilith está escamoteada […] Cuando las mujeres cayeron en la esclavitud del varón y se las obligó a parir en beneficio de aquél, es probable que algunas se resistieran bien a entregar los hijos, bien a tenerlos para perderlos después. Todo indica que Lilith estaría entre esta clase de mujeres»71.</p>
<p>El Poema cuenta que, antes de los humanos, existían los semidioses agigi explotados por los dioses anunakis: Los agigis se rebelan, son derrotados y uno de sus dirigentes, We, es apresado y descuartizado. Los anunakis comprenden que tienen que conceder alguna reforma para aplacar la lucha de clases, y crean a los humanos como lumpen proletarios para que hagan los peores trabajos, pero también se sublevan. La astuta diosa Ea72 dice a los humanos que hagan un barco gigantesco –el Arca– para salvarse de la muerte porque los dioses quieren destruirlos con un Diluvio Universal. La astuta Ea se pregunta: ¿Quién trabajará para nosotros si exterminamos a los humanos?: hay que salvar a unos pocos y a algunos animales en un gran barco para reproducir el lumpemproletariado.</p>
<p>Aunque Gilgamesh sea un mito, es innegable el trasfondo de explotación social generalizada, de resistencias, rebeliones y masacres, así como de tácticas divisionistas y hasta de promesas de solución –crear el Arca salvadora- por parte de facciones de las clases dominantes. Debajo de todo mito cargado socialmente, subyace una realidad que el poder quería negar, ocultar o tergiversar en su beneficio, más aún cuando ese mito, como el de Gilgamesh, fue tomando cuerpo en medio de la incipiente rotura de la unidad colectiva bajo las presiones sísmicas de la incipiente propiedad privada en la fase de tránsito del comunismo primitivo al modo tributario de producción.</p>
<p>De hecho el Poema fue escrito en la misma época en la que el rey del Estado de Lagash llamado Uruinimgina –«un hombre del pueblo»73— realizó importantes «reformas sociales»74 para aplacar el malestar de los «grupos sociales intermedios», proteger a viudas y huérfanos, suprimir impuestos, controlar la usura, reprimir el robo, atraerse a la casta sacerdotal, etc. Fue durante esta larga fase cuando, según ciertas investigaciones, se produjo la «derrota de la diosa», su expulsión del panteón politeísta, o su degradación a un segundo nivel, por no hablar de su desaparición. Esta «derrota» de produjo tras una «guerra» larga: entre el -3000 y el -1000 en Medio Oriente cuando vencieron definitivamente los dioses guerreros y crueles, que dominaban sobre diosas reducidas a la obediencia o esclavizadas75.</p>
<p>No hace falta decir que lo esencial y permanente, el núcleo, de las técnicas de manipulación y represión se creó en estos decisivos milenios en los que el poder de una minoría domesticó animales no humanos y humanos, explotó a la mujer, oprimió o exterminó pueblos, e impuso su propiedad privada destruyendo o reduciendo al máximo los modos comunales de producción. Así que avancemos un poco: En la China de -720 el mandarín Fuh-Tsien fundó la doctrina de la manipulación propagandística al sostener que «La repetición es la base del conocimiento, incluso si éste es falso»76. Goebbels no inventó nada nuevo, excepto la utilización sistemática de la radio, el cine, la imprenta, el teléfono, el telégrafo, el avión, etcétera, para controlar a mucho más millones de personas tecnologizando el método de Fuh-Tsien, del mismo modo que la guerra cognitiva actual recurre a nuevas tecnologías desconocidas por los nazis y mandarines para evitar el hundimiento del imperialismo.</p>
<p>En el siglo –IV Sun Tzu escribió en el Arte de la guerra: « Todo el arte de la guerra está basado en el engaño […] Ofrece un señuelo a tu enemigo para hacerle caer en una trampa […] Ponle en aprietos y acósale […] Si está unido, divídele […] Atácale donde no esté preparado»77, o también «Impalpable e inmaterial, el experto no deja huellas; misterioso como una divinidad, es inaudible. Así pone al enemigo a su merced»78. Pero leamos esto que sigue porque nos da una idea exacta de cómo permanece lo esencial de las técnicas de control de masas, aprendiendo de las lecciones extraídas por el ejército opresor en su trato a los soldados de las clases explotadas:</p>
<p>«Si las tropas son castigadas antes de tener la seguridad de que son leales, serán desobedientes. Si no obedecen, resulta difícil emplearlas. Si las tropas han quedado ligadas con usted, pero no se puede imponer la disciplina, no pueden ser empleadas. Por ende, deles órdenes con cortesía pero manténgalas bajo control con una disciplina de hierro, y se puede decir que la victoria es segura. Si se cumplen firmemente las órdenes de instruir las tropas, obedecerán. Si no se cumplen en forma consecuente, desobedecerán […] Un general considera a sus hombres como infantes que marcharán con él por los valles más hondos. Los trata como hijos queridos, y ellos estarán a su lado hasta la muerte. Si un general tiene indulgencia con sus hombres pero es incapaz de utilizarlos, si los ama pero no puede imponer sus órdenes, si son desordenados y es incapaz de controlarlos, se pueden comparar con los hijos consentidos, que resultan inútiles»79.</p>
<p>Trasladamos estas lecciones a la forma de control de las clases trabajadoras y vemos cómo la lógica militar no se diferencia en nada sustantivo de la lógica de control sociopolítico incluso de la burguesía «democrática». Pero lo que nos interesa es saber que la lucha de clases redujo tanto la efectividad del sistema de orden basado en la aplicación parcial del control militar al control sociopolítico que, desde final del siglo III, el budismo mahayana fue impulsado por la burocracia china como «instrumento de cohesión social»80, pasando de tener ciento ochenta centros y más de tres mil quinientos monjes a comienzos del siglo IV a tres mil monasterios y dos millones de monjes a comienzos del siglo VI. De este modo, la dureza militar más o menos subterránea o notoria según los momentos, tuvo que ser reforzada por el pacifismo colaboracionista con el poder del budismo mahayana. Recordemos que esta creencia religiosa surgió en el mismo país, India, en el que en -273 en los Nueve Desconocidos se lee: «De todas las ciencias la más peligrosa es la del control del pensamiento de las multitudes, pues es la que permite gobernar el mundo entero»81.</p>
<p>Vamos a saltarnos varios siglos y detengámonos en Gengis Khan, uno de los maestros de la manipulación en todas sus formas y muy probablemente el mejor militar de la historia. Redactó la famosa Yassa82 o código de leyes del que no tenemos una versión completa. La hizo gravar en piedras que colocó en todas las vías y cruces de caminos, y en las puertas de ciudades y pueblos. Este implacable conquistador conocía los efectos de la propaganda en cualquiera de sus formas sobre todo la que azuzaba el egoísmo disolvente, de la guerra psicológica aplicada contra los pueblos que iba a invadir y del terror controlado que los paralizaba. Sabía que la corrupción y el debilitamiento de las costumbres podían hundir a su pueblo, y por eso hizo que el penúltimo artículo de la Yassa, el No 21, condenase a muerte a los espías, a los falsos testigos, a los hechiceros y a todos los hombres con «vicios infames»83.</p>
<p>Si nos fijamos, hay tres cosas en común que recorren a estas categorías de seres: Una, obtener información importante sobre el pueblo al que van a atacar para conocer sus debilidades; dos, propagar falsa información y creencias infundadas para romper su unidad, infundir terror, reforzar a la oposición para que se subleve a favor de los atacantes; y tres, propiciar la corrupción de las costumbres para aumentar los colaboradores, corruptos y saboteadores internos a sueldo del invasor. Las tres mantienen hoy, en el capitalismo, la misma o más importancia que hace casi 800 años pero en otra sociedad precapitalista. Además, para mantener la firme unidad y conciencia colectiva interna, los soldados mongoles que retrocedían o abandonaban su unidad podían ser ejecutados por sus compañeros. Gengis Khan «favoreció el ascenso de jefes guerreros capacitados, de origen humilde y que, en consecuencia, estaban en deuda con él»84, con lo que reforzaba la unidad basada en lazos de agradecimiento personal.</p>
<p>Gengis Khan conocía el poder disolvente y desmoralizador de estas tácticas y métodos que hoy denominaríamos de guerra cognitiva y de represión atroz, y los usaba sin piedad contra los pueblos que iba a invadir, para debilitarlos y dividirlos, o que ya dominaba para mantenerlos impotentes, si es que les había le perdonado la vida, Por eso mismo, fue tajante en la represión de tales métodos cuando se descubrían contra los mongoles o entre ellos. Por ejemplo, «Los mongoles instituyeron, pues, en China una estricta compartimentación social prohibiendo los matrimonios entre los grupos étnicos definidos por ellos. Pero esta compartimentación es general: sirve tanto para la aristocracia mongola, cuyas funciones son hereditarias, como para las clases inferiores a las que se mantiene por fuerza en su condición»85. La efectividad normativa de la Yassa era tal que las clases «inferiores» tenían asumido el destino impuesto por la clase dominante que no se conocen por ahora revueltas ni sublevaciones contra él.</p>
<p>7.-</p>
<p>Habiendo visto rápidamente algunos métodos de manipulación que adelantaban componentes significativos de la presente guerra cognitiva, vamos ahora a ver un poco la importancia del cristianismo en expresión nuclear resumida así Pablo en su carta A los colonenses, 3.22-4: «Esclavos, obedeced en todo a vuestros amos según la carne, no con obediencia externa, como para complacer a los hombres, sino con sencillez de corazón y temor a Dios… sabiendo que recibiréis del Señor la herencia por galardón: a Cristo Señor servís»86. Aunque Pablo se dirigía aquí a los esclavos en la Roma del siglo I, es cierto que el mandato divino es aplicable por siempre a todos los cristianos y cristianas.</p>
<p>Pero lo que nos interesa es la mezcla de sumisión obediente y temerosa de dios, con la promesa de una buena vida eterna por el haber aceptado con sencillez de corazón la explotación esclavista. Como no era posible gozar de una vida libre según el concepto de libertad en la Roma de entonces –ni siquiera en el sentido marxista de libertad como emancipación87–, el amo esclavista por boca de Pablo y recurriendo a todos los métodos disponibles en la época, hacía creer al esclavo que, si aceptaba su dolor, sería recompensado tras la muerte. La guerra cognitiva se basa en la misma promesa de salir de un mundo pobre, oscuro y helado, creando con todas las tecnologías actuales una realidad que no existe excepto en la irrealidad introyectada en la mente atemorizada, necesitada de la figura del Amo, sea dios, el Führer o Guaidó.</p>
<p>Pablo y el Pentágono hacen creer que la esperanza es factible si se reinstauran los valores del capital aunque sea por la violencia más atroz, la esclavista de entonces y la fascista de ahora, como muy bien advierte Luís Delgado Arría: « La guerra cognitiva es un sádico experimento con humanos desplegado y comandado por el imperialismo capitalista/ psicópata en todo el mundo. […] En un nivel geopolítico, la guerra cognitiva necesita naturalizar e imponer a nivel global la ética y la política nazi/ fascista, funcional a la reconfiguración del imperialismo financiero y la contracultura de la modernidad. Para lograrlo necesita suprimir las soberanías nacionales, la historia y las culturas endógenas nacionales, éticas y locales.»88.</p>
<p>Tiene plena razón L. Delgado Arria, tanta que nos abre el camino a la crítica de las relaciones entre fascismo y cristianismo –«cristofascismo»89— que tanto explota ahora la contrainsurgencia imperialista y su guerra cognitiva, pero que viene de mucho antes: las relaciones de Roma con Hitler premonitoriamente denunciadas por Henry Laconte en 1933, en un texto demoledor en el que, además, bucea hasta algunas prácticas extremadamente crueles y asesinas de la política interna del Estado Vaticano:</p>
<p>Por ejemplo: Constantino I (siglo VIII) hizo clavar cuchillos candentes en los ojos del arzobispo de Rávena por desobediencia. Gregorio V (s. X) hizo cortar los pies, las manos, la nariz, la lengua y las orejas al cónsul Crescentius y su compañero Juan por no complacerle, y después los llevó en procesión por Roma antes de ahorcarlos. Inocencio III (s. XIII) mando quemar, saquear e incendiar la ciudad de Béziers asesinando a 60.000 personas, y un día ordenó arrojar por las ventanas del palacio papal a 11 personas que discrepaban de sus opiniones. Sixto VI (s. XV) ordenó acuchillar a Laurent y Julien de Medici en una misa, durante la consagración de la hostia. Alejandro Borgia o Alejandro VI (s. XV, inicio del XVI) incestuoso, fratricida, asesino, usurero, experto en venenos, obseso sexual y padre de bastardos. Gregorio XIII (s. XVI) exultaba de gozo al recibir en un lujoso cofre la cabeza decapitada del almirante francés Coligny, regalo de Catalina de Médicis, asesinado con otros miles de hugonotes durante la Matanza de San Bartolomé en verano-otoño de 1572 en el reino de Francia…90.</p>
<p>En 1980 Juan Pablo II canonizó al Padre Anchieta, jesuita que dirigió la cristianización de zonas de Brasil en la segunda mitad del siglo XVI asegurando que «La espada y la vara de hierro son los mejores predicadores»91. Si a esta violencia descarnada le sumamos las buenas promesas de la Biblia sobre un mundo mejor si se obedece a dios, tenemos una prefiguración de la actual guerra cognitiva perfeccionada con las «revoluciones naranjas» que unen las manifestaciones fascistas más sanguinarias y las promesas de una arcadia capitalista.</p>
<p>Partiendo del hecho de que «La conquista de México fue una cruzada religiosa»92, como así lo demuestra Rosaura Hernández, lo que explica la práctica inquisitorial de quemar vivos a quienes se resistieran a la cristianización, hasta 1540, salvajismo que no logró destrozar la tenaz resistencia religioso-identitaria de los invadidos. Para lograrlo, la Iglesia optó por intentar subsumir parte de la identidad étnico-religiosa mexicana en la nueva identidad de los invasores, recurriendo a tácticas que anunciaba de algún modo lo que sería más adelante guerra cognitiva: los clásicos métodos europeos de construir basílicas e iglesias sobre templos paganos, integrar dioses y diosas mexicas en el catolicismo, etc., y crear milagros y apariciones de santos y vírgenes, como la de Guadalupe93.</p>
<p>La «cruzada» para destruir México era parte del expolio español de Nuestramérica, extremadamente violenta, tuvo en el cristianismo una efectiva fuerza integradora porque –releamos a Pablo– prometía la vida eterna y a la vez la participación subsidiaria en una parte del tributo, pero sin poder ni economía del ocupante en esta vida terrenal. ¿Qué mayor ejemplo de las excelencias de aquella guerra cognitiva en Nuestramérica que lo que nos explica R. E. Wolf?:</p>
<p>«A la alta nobleza india se le asimiló formalmente dentro de la nobleza española y se le confirmaron sus pretensiones a tributos, propiedades y pensiones, pero se le privó de todo al mando y al poder. Su conversión al cristianismo aseguró su rompimiento con las fuentes de influencia ideológica anteriores a la Conquista, y las integró a las actividades en curso en la Iglesia […] Al igual que los jefes africanos que tres siglos después los ingleses pusieron a mandar sobre las poblaciones africanas en “gobierno indirecto”, esta nobleza acabó mediando entre conquistadores y conquistados». Además, en la medida en que las exigencias económicas españolas permitían un aumento relativo de las riquezas de los miembros del “gobierno indirecto” mediador entre conquistados y conquistadores: «muchos se inclinaron a bajar el nivel de su celo como defensor del pueblo». Simultáneamente, esta dinámica se veía reforzada por la expansión de la lengua y cultura extranjera ya que «cuando lo que hablaba era el dinero, hablaba en español, no en náhuatl o quechua»94.</p>
<p>L. Ugalde ha prestado especial importancia a la política educativa española como eficaz método de desnacionalización india y de imposición de una nueva identidad mediante un proceso educativo que, como mínimo, reunía tres características básicas: se ocultaban sus objetivos últimos, o sea, borrar la identidad propia e imponer la extranjera; se buscaba obtener el apoyo e implicación de los caciques como garantía del proceso, pues los indios desconfiaban inmediatamente de todos los españoles y de sus promesas; y, se recurría a regalos, premios, dinero y otras ganancias inmediatas para mostrar cuantas cosas se podían obtener aceptando la cultura española95.</p>
<p>Reaparece el «oro persa» que hemos visto arriba pero ahora en forma del dinero de los invasores europeos del primer capitalismo de los siglos XVI-XVIII, y en forma de regalos, prebendas, baratijas…. Entramos en la fase de definitiva expansión del fetichismo de la mercancía bajo la fuerza imparable del capitalismo, que es una de las bases de la guerra cognitiva actual. Pero llegados a este punto, tenemos que hacer referencia al Concilio de Trento que supuso en varias cuestiones un salto cualitativo en el tema que tratamos, sobre todo para derrotar el avance de la Reforma Protestante que era el cemento ideológico de la burguesía ascendente de aquellos siglos.</p>
<p>La reacción católica pasó a la ofensiva con la Contrarreforma y con el Concilio de Trento (1545-1563). Fueron los luteranos96 quienes primero hablaron de Contrarreforma como simple reacción, pero, con la visión que da el tiempo, este Concilio fue todo un intento de una solución global y nueva a la crisis de Roma de los siglos XV-XVI, aunque terminó fracasando porque la monarquía medieval que la dirigía iba contra el avance capitalista sin tener un modelo de explotación social generalizado alternativo y superior al burgués. Realmente, en vez de una Contrarreforma fue una contrarrevolución97 internacional cuyo objetivo era derrotar el contenido interno de las revoluciones burguesas que se estaban librando bajo la forma religiosa externa. Fue la reacción desesperada del dios feudal ante el avance del dios burgués.</p>
<p>Además del empleo sistemático de la guerra, la contrarrevolución aplicó una estrategia global que combinaba además de la nueva tarea de los papas, también la de las órdenes religiosas, muy en especial la Compañía de Jesús: «Los Ejercicios espirituales, de San Ignacio, fueron uno de los más eficaces instrumentos de educación de la fe y el compromiso católico. Su atención especial a las élites, a las personalidades más fuertes y a las jóvenes generaciones les garantizaron una eficacia en su cuenta de resultados incomparable a lo logrado por otras instituciones»98.</p>
<p>Además, desarrollaron cuatro medios de acción que la actual guerra cognitiva ha perfeccionado con la tecnociencia: nuevas formas de seducción propagandística; sistemática educación reaccionaria; potenciar el asociacionismo en forma de cofradías, hermandades, etc., para llegar a todos los rincones de la sociedad; y control social sobre todo en su forma individualizada mediante la confesión y masiva con la Inquisición99. La información así obtenida mediante sacerdotes, la Inquisición y «La terrible “Compañía de Jesús”»100 era puesta a disposición de las clases dominantes, de sus Estados y fuerzas militares. Guerra secreta realizada por especialistas a cargo de los aparatos de Estado, y que siempre se sostuvo –y sostiene- sobre la base de la lucha entre fracciones de las clases propietarias.</p>
<p>Recordemos que «En el siglo XVI la Compañía de Jesús proporciona un estilo de obediencia insólito hasta entonces en comunidad alguna, porque exige nada menos que el asentimiento del intelecto a cuanto a uno se le ordena hacer. Los miembros de la orden han de convertirse, mediante una violenta y costosa ascesis, en autómatas; las Constituciones de la Compañía equiparan literalmente a los jesuitas a muertos que caminan bajo la voz del superior, o a bastones en manos del anciano que hace con ellos lo que quiere. Nace así una obediencia que suprime la conciencia personal del bien y del mal ya que la salvación depende del ciego cumplimiento de las órdenes del Superior: el que obedece a éste jamás de equivoca, por cuanto sirve a la voluntad de Cristo encarnado en él»101. Dicho en otros términos, quien sirve a la voluntad del capital jamás se equivoca.</p>
<p>Nada más empezamos a leer la impresionante investigación de E. Paris sobre los jesuitas, nos encontramos con estas palabras: «Loyola escribió: «Estemos convencidos de que todo es bueno y correcto cuando lo ordena el superior». También declaró: «Incluso si Dios les diera un animal sin raciocinio como señor, no vacilarán en obedecerle como amo y guía, porque Dios ordenó que así fuera». Hay algo aún mejor: el jesuita debe ver en su superior, no a un hombre falible, sino a Cristo mismo. J, Huber, profesor de teología católica en Múnich y autor de una de las obras más importantes acerca de los jesuitas, escribió: «He aquí un hecho comprobado: las Constituciones repiten 500 veces que uno debe ver a Cristo en la persona del General».»102.</p>
<p>La unidad Estado-capital, tiene un contenido de guerra y disciplina militar innegable, y ese contenido fue adelantado por la Compañía de Jesús, como quedó confirmado por las Encomiendas en Nuestramérica: Los jesuitas llegaron al Río de la Plata en 1585 con la orden de reducir a pueblos indígenas aún rebeldes como, entre otros, guaraníes, guaycurúes, matacos y pampas. Fracasaron en la mayoría de los casos porque eran pueblos nómadas e irreductibles que escapaban de un lugar a otro cuando se veían en inferioridad de condiciones. Antes de la invasión española, grupos de guaraníes atacaron incluso al imperio Inca en el altiplano, y algunos lograron establecerse en su interior resistiendo todos los ataques incas para expulsarlos. En un principio se llevaron bien con los españoles porque eran enemigos de sus enemigos, pero «las nuevas formas de vida trajeron la dominación, la explotación y el régimen de encomienda» debido a lo cual se sublevaron algunas tribus guaraníes103.</p>
<p>En 1609 el cacique guaraní Arapisandú pidió ayuda a los jesuitas para cristianizar y reducir mediante la guerra a su propio pueblo104. Uno de los secretos de la efectividad jesuita fue la integración en el credo católico de partes de la religión guaraní. Bien pronto la efectividad jesuita hizo económicamente muy rentable la planificación del trabajo en las “encomiendas” guaraníes, lo que suscitó la envidia de portugueses y españoles, y de los traficantes de esclavos, quienes entre 1612 y 1638 esclavizaron unos 300.000 indígenas105.</p>
<p>Vamos a concluir haciendo una especie de resumen de la relación interna entre esclavitud, servidumbre y aparición de la explotación asalariada en el desarrollo del capitalismo europeo, gracias a Y. Moulier-Boutang especialmente en lo que define como «formas deformes» refiriéndose a la «segunda servidumbre» en Europa central y oriental106. Las identidades aparecen también en este caso de la «segunda servidumbre» en las prácticas de los métodos de terror y de terrorismo cotidiano para maximizar los beneficios de la explotación. Por su parte, Zs. P. Pach detalla las torturas más salvajes para destrozar las resistencias de las masas campesinas reducidas a la servidumbre, mostrando la interacción entre las diferentes violencias opresoras: «Al margen de la violencia física había otro medio de presión extra-económica de gran importancia: la violencia moral, la doctrina de la fe, la resignación, el abandono y la obediencia incondicional al señor». Este autor hace especial hincapié en el papel de la Iglesia como instrumento de la clase propietaria de las fuerzas productivas y reproductivas107.</p>
<p>8.-</p>
<p>La victoria obrera y popular en la guerra cognitiva nunca será definitiva mientras exista la dictadura del capital porque su férrea lógica de acumulación le exige sacrificar, vampirizar cada día más trabajo vivo para transformarlo en trabajo muerto, en mercancía y en ganancia burguesa. Es una lógica de muerte y fetichismo ante la que, tarde o temprano, se termina rebelando la humanidad explotada. Ahora mismo, por ejemplo, la lucha de clases que ha renacido en el interior de los Estados imperialistas empieza a superar el límite de la simple presión económico-salarial vehiculizada por el sindicalismo integrado en el orden del capital, para empezar a plantear reivindicaciones políticas. Lo que explica por qué la guerra cognitiva también empieza a golpear al proletariado de los países imperialistas: hay que alienar al proletariado antes de que se ponga en pie, o hay que aplastarlo con violencia extrema, lo cual exige una castración mental, cognitiva, previa que desmoralice y corrompa a sus sectores menos concienciados.</p>
<p>Decimos esto para mostrar que la guerra cognitiva no es invencible, de hecho encuentra muchas resistencias en los pueblos trabajadores y Estados a lo que ataca. No debemos subestimarla porque de vencer, su victoria sería arrasadora, pero sí debemos conocer sus debilidades para atacar por ellas hasta vencerla. Tras lo aquí expuesto, proponemos a debate estos puntos:</p>
<p>La principal causa de derrota de la guerra cognitiva, que es la misma que la de la civilización del capital pero a escala menor, es la propia naturaleza social, colectiva, solidaria y comunal de la especie humana como «especie genérica». La antropogenia es comunista por esencia y la propiedad privada es individualista, es decir, inhumana. Por tanto, la lucha contra esta «nueva» forma de guerra debe partir de y volver siempre a este choque antagónico en todas las facetas de la vida.</p>
<p>Crear e impulsar organizaciones que luchen por la recuperación de lo comunal y colectivo en la vida social, en el trabajo, en las necesidades económicas y políticas, en la lucha cultural y mediática…, es prioritario, y más aún lo es plantear la necesidad de la toma del poder, de la creación de un Estado obrero que, con el apoyo de la democracia socialista, implemente leyes que faciliten la intercomunicación concienciadora horizontal, y a la vez regulen, controlen o prohíban la impunidad depredadora de las redes sociales burguesas.</p>
<p>Naturalmente, esta dinámica de liberación sólo puede sostenerse si se ha acabado con la propiedad privada de la industria de la alienación, de las redes reaccionarias, y se han socializado los medios de pensamiento, creación intelectual y debate colectivo dentro del país propio y en alianza internacionalista con otros pueblos para una lucha mundial contra la mundial guerra cognitiva. Ello implica prohibir totalmente o restringir al máximo el llamado «libre mercado», que no es sino la libertad de mentira para el imperialismo.</p>
<p>A la vez la ética comunal y solidaria ha de estar presente en el interior de todos y cada uno de estos espacios críticos de liberación. La ética no es un «factor externo» que ayuda desde fuera, sino el cemento cohesionador en y desde las mismas entrañas de las mil facetas de la libertad como emancipación, como superación consciente de las necesidades impuestas tanto por el aún limitado desarrollo cualitativo de las fuerzas productivas y reproductivas, como por las relaciones sociales de explotación que son inherentes a la propiedad privada que, por serlo, es inconciliable con la ética humana.</p>
<p>Además, la emancipación será imposible y la guerra cognitiva se recuperará temprano o tarde de sus derrotas parciales si no se impulsa materialmente la derrota del machismo, de la esclavitud patriarcal, del racismo y de la xenofobia, de las dependencias de todas las lacras que conlleva la dictadura del mercado, del consumismo y de la envidia, del culto a Baal, al «oro persa». Aquí es vital otra pedagogía desde la primera infancia, que empiece en la familia y que se extienda y se mantenga durante toda la vida social. La pedagogía socialista es imprescindible.</p>
<p>Por último, la guerra cognitiva tiene un arma secreta que le ayuda a triunfar y que ya fue descubierta por Marx pero olvidada por las izquierdas: el mundo ideal, ilusorio, creado por el fetichismo de la mercancía. Malvivimos en un dimensión ficticia de relaciones sociales inexistentes pero que creemos que existen, lo que nos hace actuar como si existieran de hecho, aceptando sumisamente sus exigencias. Las tecnologías actuales, el márquetin global, conocen casi todas nuestras miserias, frustraciones y temores. A partir de esos datos masivos analizados con detalle elabora programas de manipulación para cada «segmento de consumo» en el templo de la adoración fetichista del mercado del deseo teledirigido.</p>
<p>Son deseos falsos, artificiales, creados por la industria de la fascinada subyugación consumista compulsiva y por ello insaciables, que nunca podrán ser plenamente satisfechos, que siempre exigen y exigirán más y más sacrificios y renuncias, más colaboracionismo y más traiciones, más egoísmo e indiferencia ante el dolor ajeno. El capital nos ha vampirizado y nos ha convertido en vampiros de los demás para convertirlos en esclavos de él, para engrandecerlo. Las redes sociales reaccionarias, las nuevas tecnologías de la manipulación inconsciente, los esfuerzos por controlar la vida cerebral, afectiva e intelectiva, la privatización de la vida en suma se sostienen en la adoración irracional al fetichismo de la mercancía. La derrota de la guerra cognitiva será irreversible cuando el trabajo abstracto y el valor, la propiedad de las fuerzas productivas y reproductivas hayan sido arrojadas al basurero de la historia.</p>
<hr />
<p>Notas:</p>
<p>1 Luís Delgado Arria: Para una definición provisoria de la guerra cognitiva. 9 de marzo de 2023 https://redsocialcodi.com/para-una-definicion-provisoria-de-la-guerra-cognitiva/</p>
<p>2 Terry Eagleton: Por qué Marx tenía razón. Península. Barcelona 2011, p. 177.</p>
<p>3 Javier Echeverría: La revolución tecnocientífica. FCE. Madrid 2003, pp. 72-77.</p>
<p>4 Corsino Vela: Capitalismo terminal. Traficantes de Sueños. Mapas. Madrid 2018, p. 219.</p>
<p>5 Josep Fontana: Por el bien del imperio. Pasado & Presente, Barcelona, 2013, pp.156-167.</p>
<p>6 Elíades Costa Matos: Imperialismo del siglo XXI: las guerras culturales. Casa Editorial Abril. La Habana, 2009, pp. 69 y ss.</p>
<p>7 Fernando Buen Abad: Filosofía de la comunicación. Amanecí de bala. Caracas, 2007, pp. 195-197.</p>
<p>8 Marx: «Carta a Engels, 7 de julio de 1866». Cartas sobre El Capital. Ediciones Bolsillo. Barcelona, 1974, p. 119.</p>
<p>9 Pablo Heraklio: Infiltración estadounidense en Australia y la formación Acelerada del Frente Pacífico contra China. 15 de marzo de 2023 https://kaosenlared.net/infiltracion-estadounidense-en-australia-y-la-formacion-acelerada-del-frente-pacifico-contra-china/</p>
<p>10 Gerard Chaliand: Guerras y civilizaciones. Paidós, Barcelona 2006, pp. 69-70</p>
<p>11 Mark Healey: Los antiguos asirios. Ediciones del Prado, Madrid 1996, pp. 4-5.</p>
<p>12 F. Espejel y Cristina López Regueiro: «Dajjâlu: los servicios de inteligencia asirios». Desperta Ferro. El Imperio asirio. Madrid Nº 10, pp. 37-39.</p>
<p>13 Roger Osborne: Civilización. Una historia critica del mundo. Critica, Barcelona, 2007, p. 131.</p>
<p>14 Karlheinz Deschner: Opus Diaboli. Yalde. Zaragoza. 1990, p. 89.</p>
<p>15 Álvaro Cruz García: Los Aztecas. Edimat Madrid 6, pp. 23-24.</p>
<p>16 Álvaro Cruz García: Los Aztecas. Edimat Madrid 6, pp. 39-40.</p>
<p>17 Manuel Lucena: Así vivían los aztecas. Anaya. Madrid 1992, p. 42 y ss.</p>
<p>18 W. H. McNeill: La búsqueda del poder. Siglo XXI. Madrid 1988, pp. 146-147.</p>
<p>19 Lutz Raphael: Ley y orden. Siglo XXI, Madrid 2008, pp. 135-139.</p>
<p>20 Lewis Mumford: Técnica y civilización. Altaya. Barcelona, 1998, T. 1, pp. 191 y ss.</p>
<p>21 Engels: Anti-Dúhring, Grijalbo, México, 1968, p, 166.</p>
<p>22 Stephan L. Chorover: Del Génesis al genocidio. MUY. ORBIS. Barcelona 1986, pp. 179 y ss.</p>
<p>23 George Menahem: La ciencia y la institución militar. Icaria, Barcelona. 1977, p. 261.</p>
<p>24 Douglas Rushkoff: “Coerción. Por qué hacemos caso a lo que nos dicen”. Ops. Cit. Págs.: 164-165.</p>
<p>25 Douglas Rushkoff: “Coerción. Por qué hacemos caso a lo que nos dicen”. La Liebre de Marzo. Barcelona 2001. Pág.: 160</p>
<p>26 José María Pérez Gay: Los nuevos mercenarios. 21 de septiembre de 2007 https://www.jornada.com.mx/2007/09/21/index.php?section=opinion&article=024a1pol</p>
<p>27 Jeremy Scahill: Disney, Chevron y Monsanto han contratado los servicios de inteligencia, entrenamiento y seguridad de Blackwater, de septiembre de 2010, https://rebelion.org/disney-chevron-y-monsanto-han-contratado-los-servicios-de-inteligencia-entrenamiento-y-seguridad-de-blackwater/</p>
<p>28 James Petras: Imperio vs resistencia. Casa Editora Abril La Habana 2004, pp. 38-42.</p>
<p>29 Eliades Acosta Matos: “Las guerras culturales: intimando con la historia”. www.rebelion.org 27/12/2008</p>
<p>30 Redacción: La ciencia de la contrainsurgencia. 18 de octubre de 2014 https://borrokagaraia.wordpress.com/2014/10/18/la-ciencia-de-la-contra-insurgencia/</p>
<p>31 Aram Aharonian: ¿Enfrentar la guerra de quinta generación con arcos y flechas? 25 de agosto de 2018. https://www.lahaine.org/mundo.php/ienfrentar-la-guerra-de-quinta</p>
<p>32 Elsudamericano: La «Nueva Fuerza de Tarea en Internet» y la estrategia de guerra contra Cuba. 1 de febrero de 2018 https://elsudamericano.wordpress.com/2018/02/01/la-nueva-fuerza-de-tarea-en-internet-y-la-estrategia-de-guerra-contra-cuba-y-los-pueblos-del-mundo-en-video/</p>
<p>33 Javier Gómez Sánchez: Guerra mediática: de la racionalidad a la emotividad. 28 de junio de 2020. https://www.granma.cu/pensamiento/2020-07-28/guerra-mediatica-de-la-racionalidad-a-la-creatividad-28-07-2020-22-07-24</p>
<p>34 Ben Norton: Detrás de la «Guerra Cognitiva» de la OTAN: La «Batalla por tu cerebro» de los militares occidentales. 27 de octubre de 2021 https://www.tercerainformacion.es/opinion/27/10/2021/detras-de-la-guerra-cognitiva-de-la-otan-la-batalla-por-tu-cerebro-de-los-militares-occidentales/</p>
<p>35 Leonid Savin: La OTAN desarrolla nuevos métodos de guerra cognitiva. 2 de noviembre de 2021 https://rebelion.org/la-otan-desarrolla-nuevos-metodos-de-guerra-cognitiva/</p>
<p>36 Ricardo Chang: El advenimiento de la guerra cognitiva anunciada por la OTAN ¿Será una nueva amenaza para Venezuela? (I)) 25 de febrero de 2022 https://puebloenarmas.com/el-advenimiento-de-la-guerra-cognitiva-anunciada-por-la-otan-sera-una-nueva-amenaza-para-venezuela-i/</p>
<p>37 Alejandro Kirk: Ucrania y guerra cognitiva. 8 de agosto de 2022 https://www.telesurtv.net/opinion/Ucrania-y-la-guerra-cognitiva-20220808-0008.html</p>
<p>38 Jonas Tögel: ‘Guerra cognitiva’: La OTAN planea una guerra por la mente de la gente. 26 de diciembre de 2022. https://www.geopolitika.ru/es/article/guerra-cognitiva-la-otan-planea-una-guerra-por-la-mente-de-la-gente</p>
<p>39 Fernando Buen Abad: Guerrilla semiótica contra modos burgueses de manipular conciencias. 5 de enero de 2023. https://www.granma.cu/pensamiento/2021-01-05/guerrilla-semiotica-contra-modos-burgueses-para-manipular-conciencias</p>
<p>40 Fernando Buen Abad: Guerrilla semiótica contra modos burgueses de manipular conciencias. 5 de enero de 2023. https://www.granma.cu/pensamiento/2021-01-05/guerrilla-semiotica-contra-modos-burgueses-para-manipular-conciencias</p>
<p>41 Southefront; Las protestas en Georgia revelaron sus verdaderos objetivos. 13 de marzo de 2023 https://www.lahaine.org/mundo.php/las-protestas-en-georgia-revelaron</p>
<p>42 E. Ferrer Rodríguez: De la lucha de clases a la lucha de frases, Taurus, México 1995, p. 387.</p>
<p>43 Carlos Sierra: ¿Con qué moral? Vadell Hermanos. Caracas 2022, p. 102.</p>
<p>44 Fabrizio Casari: Georgia, Occidente intenta otro golpe. 14 de marzo de 2023 https://rebelion.org/georgia-occidente-intenta-otro-golpe/</p>
<p>45 Maurice Lemoine: La era de los golpes de Estado suaves en América Latina. Agosto de 2014 https://mondiplo.com/la-era-de-los-golpes-de-estado-suaves-en-america</p>
<p>46 Juan López Páez: La guerra cognitiva. 16 de febrero de 2023 https://elcomun.es/2023/02/16/la-guerra-cognitiva/</p>
<p>47 David McNally: Monstruos del mercado. Levanta Fuego. Madrid 2022, pp. 188-189.</p>
<p>48 Maurizio Lazzarato: Guerra o revolución. Porque la paz no es una alternativa. Tinta Limón. Buenos Aires, 2022, pp. 42 y ss.</p>
<p>49 Sigmund Freud: Consideraciones de actualidad sobre la guerra y la muerte. Obras Completas. RBA. Barcelona 2006. Volumen III, pp. 2104 y ss.</p>
<p>50 Fritz Sternberg: «Marxismo y represión». Marxismo, psicoanálisis y represión. Gránica Editor. Buenos Aires 1972, Tomo I, pp. 95-111. También en https://elsudamericano.wordpress.com/2023/03/18/marxismo-y-represion-por-fritz-sternberg/</p>
<p>51 Sigmund Freud: Consideraciones de actualidad sobre la guerra y la muerte. Obras Completas. RBA. Barcelona 2006. Volumen III, p. 2103.</p>
<p>52 J. M. Winter: La Primera Guerra Mundial. Aguilar. Barcelona 1991, pp. 155 y ss.</p>
<p>53 Sigmund Freud: Consideraciones de actualidad sobre la guerra y la muerte. Opus. Cit. p. 2106.</p>
<p>54 Sigmund Freud: Consideraciones de actualidad sobre la guerra y la muerte. Opus. Cit. p. 2105.</p>
<p>55 Andrés Solíz Rada: Generaciones de idiotas. 04/09/2007 https://dial-infos.org/spip.php?article1595</p>
<p>56 Denis Boneau: Las ciencias de la dominación mundial. 7/03/2005 https://www.voltairenet.org/article124110.html</p>
<p>57 Pedro Antonio Honrubia Hurtado: La ilusión de la libertad en el Consumismo-Capitalismo: Libre de derecho, esclavo de hecho. 11-06-2008 https://rebelion.org/la-ilusion-de-la-libertad-en-el-consumismo-capitalismo-libres-de-derecho-esclavos-de-hecho/</p>
<p>58 José Antonio Rodríguez Ibáñez: La personalidad autoritaria. Revista de Metodología de Ciencias Sociales. N.º 12, julio-diciembre, 2006, pp. 155-200. ISSN: 1139-5737. https://www.redalyc.org/pdf/2971/297124008008.pdf</p>
<p>59 Juan L. Linares: Agresividad e ideología. Fontamara, Barcelona, pp. 73 y ss.</p>
<p>60 AA.VV.: Reich ante Marx y Freud. AKAL, Madrid, pp. 6 y ss.</p>
<p>61 Daniel Sibony: «De la indiferencia en materia de política». Locura y sociedad segregativa. Anagrama. Barcelona 1976, p. 108.</p>
<p>62 Maurice Brinton: Lo irracional en política. Aguilera. Madrid 1977, p. 81.</p>
<p>63 Douglas Rushkoff: Coerción. Por qué hacemos caso a lo que nos dicen. La Liebre de Marzo. Barcelona 2001, p. 248.</p>
<p>64 Douglas Rushkoff: Coerción. Por qué hacemos caso a lo que nos dicen. La Liebre de Marzo. Barcelona 2001, p. 117.</p>
<p>65 Reuben Osborn: Marxismo y psicoanálisis Ediciones de Bolsillo. Barcelona 1969, p. 177.</p>
<p>66 Pier Paolo Portinaro: Estado. Claves. Buenos Aires. Argentina 2003, p. 87.</p>
<p>67 Jared Diamond: Armas, gérmenes y acero. Debolsillo, Barcelona 2010, p. 193.</p>
<p>68 Jared Diamond: Armas, gérmenes y acero. Debolsillo, Barcelona 2010, p. 201.</p>
<p>69 Pepe Rodríguez: Dios nació mujer. Punto de Lectura. Madrid 2000, p. 177.</p>
<p>70 Juana Gamero de Coca: Los príncipes nubios y el mito perdido de la historia de la prostitución. Septiembre de 2011, https://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2007-81102011000100009</p>
<p>71 Victoria Sau: Diccionario ideológico feminista. Icaria, Barcelona 1990, pp. 168-170.</p>
<p>72 Abel Rebollo: «Una historia de rebelión y diluvio». Días rebeldes. Octaedro, Barcelona 2009, pp. 10-12.</p>
<p>73 Josep Pedró: «La época arcaica de Sumer y de Akkad». GHU.CIL. Madrid 1986, Vol. IV, p. 74.</p>
<p>74 Gonzalo Bravo: Historia del mundo antiguo. Alianza Editorial. Madrid 2000, p. 100.</p>
<p>75 Pepe Rodríguez: Dios nació mujer. Ediciones B. Barcelona 1999, pp. 307 y ss.</p>
<p>76 E. Ferrer Rodríguez: De la lucha de clases a la lucha de frases, Taurus, México 1995, p. 26.</p>
<p>77 Sun Tzu: El arte de la guerra, Fundamentos, Madrid 1974, pp. 49-53.</p>
<p>78 Sun Tzu: El arte de la guerra, Fundamentos, Madrid 1974, p. 90.</p>
<p>79 Tao Hanzhang: El Arte de la Guerra de Sun Tzu. Una interpretación china moderna. Distal. Buenos Aires. 1997, pp. 107-110.</p>
<p>80 Isabel Cervera: «China», Historia de la humanidad, Arlanza, Madrid 2000, Tomo 14, p. 42.</p>
<p>81 E. Ferrer Rodríguez: De la lucha de clases a la lucha de frases, Taurus, México 1995, p. 27.</p>
<p>82 Harold Lamb: Genghis Khan, emperador de todos los hombres, Altaya Madrid 1998, pp. 186-189.</p>
<p>83 Harold Lamb: Genghis Khan, emperador de todos los hombres, Altaya, Madrid 1998, p. 188</p>
<p>84 Gérard Chaliand: Guerras y civilizaciones. Paidós. Barcelona 2007, p. 197.</p>
<p>85 Jacques Gernet: El mundo chino. Crítica. Barcelona, 1991, p. 323.</p>
<p>86 K. Hopkins: Conquistadores y esclavos, Península, Barcelona 1981, p. 151.</p>
<p>87 Stevens Lukes: «Emancipación». Diccionario del pensamiento marxista. Tecnos, Madrid 1984, pp. 263-264.</p>
<p>88 Luís Delgado Arria: Para una definición provisoria de la guerra cognitiva. 9 de marzo de 2023 https://redsocialcodi.com/para-una-definicion-provisoria-de-la-guerra-cognitiva/</p>
<p>89 Lu Sudré: Brasil vive un escenario de «cristofascismo», dice evangélica exiliada por amenazas. 27 de junio de 2019. http://www.resumenlatinoamericano.org/2019/06/27/brasil-vive-escenario-de-cristofascismo-dice-evangelica-exiliada-por-amenazas/</p>
<p>90 Henry Leconte: «El Papa ha bendecido a Hitler». La tragedia del proletariado alemán. Colección Socialismo y Libertad. El Latinoamericano, Nº 153. Marzo 2019, pp. 94-99 https://elsudamericano.files.wordpress.com/2019/03/153.del-proletariado-aleman.juan-rustico.pdf</p>
<p>91 Karlheinz Deschner: Opus Diaboli. Yalde. Zaragoza, 1990, p. 243.</p>
<p>92 Rosaura Hernández: «Rasgos de identidad nacional en la conciencia novohispana», Identidades y nacionalismos, Universidad Autónoma Metropolitana Azcapotzalco, México, 1993, p.93</p>
<p>93 Rosaura Hernández: «Rasgos de identidad nacional en la conciencia novohispana», Identidades y nacionalismos, Universidad Autónoma Metropolitana Azcapotzalco, México, 1993, pp. 95-98.</p>
<p>94 E. R. Wolf: Europa y la gente sin historia. FCE, México 1994, pp. 181-185.</p>
<p>95 Luis Ugalde: El tesoro de los indios ¿Cómo hacerlos más útiles a la economía española? UCAB. Caracas 2000, p. 49 y ss.</p>
<p>96 Miguel Avilés: «La Contrarreforma». GHI. CIL. Madrid 1986, Tomo 15, pp. 63-64.</p>
<p>97 Neil Faulkner: De los neandertales a los neoliberales. Pasado & Presente, Barcelona 2013, p. 153.</p>
<p>98 Miguel Avilés: «La Contrarreforma». GHI. CIL. Madrid 1986, Tomo 15, p. 91.</p>
<p>99 Miguel Avilés: «La Contrarreforma». GHI. CIL. Madrid 1986, Tomo 15, pp. 92-97.</p>
<p>100 E. Cherniak: Cinco siglos de guerra secreta, Arte y Literatura, La Habana, 1979, Vol. I. pp. 73-82.</p>
<p>101 Antonio Castro Zafra: Los círculos del poder. Editorial Popular, Madrid 1987, p. 335.</p>
<p>102 Edmond Paris: La historia secreta de los jesuitas. Chick Publivations. Ontario. USA, 2007, p. 28.</p>
<p>103 L. Cabrero Fernández: «Las culturas de la América austral». Historia de la Humanidad. Arlanza Ediciones. Madrid 2000. Tomo 21., p. 49.</p>
<p>104 P. O’Donnell: El Rey Blanco. La historia argentina que no nos contaron. Debolsillo. Buenos Aires 2004. pp. 125-127.</p>
<p>105 P. O’Donnell: El Rey Blanco. La historia argentina que no nos contaron. Debolsillo. Buenos Aires 2004. pp. 156-158.</p>
<p>106 Yann Moulier-Boutang: De la esclavitud al trabajo asalariado. Akal. Madrid 2006, p. 127 y ss.</p>
<p>107 Zs. P. Pach: «El desarrollo agrario de Hungría durante los siglos XVI y XVII». La segunda servidumbre en Europa central y oriental. Akal. Madrid 1980, pp. 230-232.</p>
<p>EUSKAL HERRIA, 19 de marzo de 2023</p>
</div>Mon, 20 Mar 2023 13:23:03 +0000Zamora2739 at http://pakitoarriaran.orgChávez como clave
http://pakitoarriaran.org/index.php/articulos/chavez-como-clave
<span class="field field--name-title field--type-string field--label-hidden">Chávez como clave</span>
<div class="field field--name-field-imagen-articulos field--type-image field--label-above">
<div class="field__label">Imagen</div> <div class="field__item"><img src="http://pakitoarriaran.org/sites/default/files/Articulos/ChavezMural_0.jpg" width="550" height="300" alt="Chávez Mural" typeof="foaf:Image" />
</div> </div><span class="field field--name-uid field--type-entity-reference field--label-hidden"><span lang="" about="http://pakitoarriaran.org/user/37" typeof="schema:Person" property="schema:name" datatype="" xml:lang="">Zamora</span></span>
<span class="field field--name-created field--type-created field--label-hidden">Sáb, 04/03/2023 - 08:22</span>
<div class="field field--name-field-autor-articulos field--type-string field--label-above">
<div class="field__label">Autor</div> <div class="field__item">Iñaki Gil de San Vicente</div> </div> <div class="clearfix text-formatted field field--name-body field--type-text-with-summary field--label-hidden field__item"><p><em>«China no atropella a nadie, no invade a nadie, pero es una gran potencia. Estos Unidos nació lamentablemente con vocación violenta, agresora y Bolívar lo presintió, más bien lo sintió y lo previó y dijo: “los Estados Unidos de Norteamérica parecen destinados por la providencia, para plagar la América de miserias en nombre de la libertad”»</em></p>
<p class="text-align-right">Comandante Chávez: Pensamiento Petrolero. PDVSA. 2013, p. 277. </p>
<p>Nota: Texto para el evento Gran Encuentro Mundial por la Vigencia del Pensamiento Bolivariano del Comandante Hugo Chávez en el Siglo XXI. </p>
<p>Una de las acepciones del término «clave» hace referencia a lo fundamental, a lo básico de algo, de un proceso, idea o cosa. Otra hace referencia a los signos, indicaciones, noticias o datos que permiten acceder al conocimiento y solución de un problema, obstáculo o dificultad insuperable, diríamos que es la clave del código de acceso. Hay momentos puntuales en la historia en los que una persona, mejor decir un grupo reducido de personas, concentran en sí los aspectos centrales, decisivos del antagonismo entre opresores y oprimidos. En esos momentos, son una de las claves decisivas que, por su lucidez, muestra cómo desentrañar el nudo gordiano que ata todas las cadenas opresoras sujetando férreamente la explotación social. </p>
<p>Se dice que en Frigia el nudo creado por Gordio era tan complejo que simbolizaba la inexpugnabilidad absoluta de Persia y Oriente excepto para quien pudiera soltarlo. Todos los intentos resultaban baldíos, pero Alejandro Magno no se entretuvo en querer soltar el nudo gordiano con los dedos, sino que lo rompió de un tajo con su espada. Hay varias interpretaciones de este mito, pero la más plausible es la que hace referencia al papel clave que juega la acción directa sobre el problema a resolver una vez estudiada su dificultad, en vez de la larga e inútil manipulación exterior, superficial. Según esto, la clave de la solución fue golpear con toda la fuerza posible en el punto débil del nudo, lo que Lenin definiría como el eslabón débil de la cadena. </p>
<p>Ninguna clave se crea de la nada, al estilo de una inspiración trascendente, sino que resulta de un proceso mental complejo, analítico y sintético, depurador y creativo, de modo que al final, elaborada ya la clave, debe ser sometida al criterio de la práctica para saber si es efectiva o no. Hugo Chávez había leído minuciosamente el pensamiento de Bolívar, de los Libertadores y de muchas corrientes emancipadoras, revolucionarias, y siempre las siguió estudiando a la luz de las nuevas contradicciones, lo que demostró en 1982 con la formación del MRB 200. Su formación intelectual juvenil gracias a su origen de clase, la base teórica, filosófica y ética, más su formación militar, le dotaron de pensamiento agudo, rápido, dialéctico por excelencia lo que le permitió comprender qué fuerzas invisibles estaban debajo de la muy visible matanza del Caracazo. </p>
<p>Si exceptuamos a los seres inhumanos, es admitido que la rebelión del Caracazo de febrero de 1989 es una «clave» que ayuda sobremanera a entender las profundas fuerzas liberadoras que irrumpieron desordenada y heroicamente en contra de tanta brutalidad. Millones de personas quedamos ilusionadamente impactadas por aquella masiva reaparición de la lucha de clases en un momento de euforia neoliberal, en el mismo año en el que empezó a golpear el látigo del Consenso de Washington. Fue el primer estallido de masas contra el neoliberalismo. La sangre de los más de tres mil muertos oficiales y de los heridos incalculables regó el suelo en el que florecería la Venezuela insurgente. </p>
<p>La masacre asesina demostró que el llamado «factor subjetivo», la conciencia organizada como fuerza material objetiva dirigida a la toma del poder, era aún débil. Y aquí aparece en escena el proceso autocrítico de formación de la clave bolivariana: era urgente lograr que esa subjetividad de masas se organizase políticamente. Soy de los que pienso que un paso decisivo en esta dirección fue el movimiento político-militar dirigido por Chávez en 1992, a pesar de su aparente fracaso inicial. Las lecciones extraídas por Chávez le llevaron a volcarse en la acción política de masas tras haber demostrado la creciente debilidad del régimen. La aceleración y extensión de las movilizaciones populares, que culminaron en la victoria electoral de 1999, hubiera sido más lenta y tardía, o seguramente destrozada, de no haber sido por la creación simultánea de esa clave bolivariana desde antes incluso de 1992, 1989, 1982… hasta llegar, ¿por qué no?, a las primeras rebeliones populares contra la invasión española allá por el siglo XVI. </p>
<p>Y aquí llegamos a otra acepción del término «clave»: se dice así a la piedra que cierra el arco o la bóveda, evitando que se derrumbe: ¿se puede “cerrar” un proceso revolucionario? El colectivo nucleado por Chávez fue la piedra que completó la bóveda bolivariana, que sin embargo es inacabable por su misma grandeza y objetivo, la libertad. Fue y es un trabajo colectivo permanente en el que Chávez tuvo un papel material incuestionable, y tiene y tendrá un papel central en lo simbólico y como referente insustituible. Su ausencia física no ha debilitado la flexible resistencia de la bella pero insegura arquitectura bolivariana sostenida sobre las profundas raíces populares que, como esos edificios antisísmicos, resiste hasta ahora los ataques y deberá resistirlos. </p>
<p>Tal vez esta sea la acepción del término que más rigor dialéctico exige: nada está acabado y menos en un mundo en el que el imperialismo pretende explotarlo todo. Leyendo los textos de Chávez sobre la política petrolera de la Venezuela bolivariana, queda claro que la lucha no tendrá fin mientras perviva el imperialismo. Por tanto, esa piedra clave, esa construcción armoniosa pero imperfecta en sí misma, siempre deberá expandirse, porque su estancamiento por no hablar de su retroceso, será el inicio de su derrumbe. Recordemos al último y esencial Chávez: «¡Comuna o nada!». </p>
<p>Para ir terminando: «clave» también es el nombre de un instrumento musical creado por el sincretismo afro-cubano que marca el ritmo de un movimiento, de un baile de esos con los que las gentes explotadas, esclavos, indios, blancos empobrecidos, mestizos y criollos despreciados…, mujeres rebeldes e insumisas, combatían sus sufrimientos, se unían en sus alegrías y confraternizaciones, lo que explica su rápida expansión en Nuestramérica, además de sus cualidades sonoras. </p>
<p>Hugo Chávez es, incuestionablemente, una de las personas claves para conocer la realidad del mundo en todas las acepciones del término «clave», también en la de la música rebelde y subversiva de los pueblos, el arte como creatividad de las cualidades humanas. El Comandante insistió muchas veces en la importancia de la creatividad del folclore, del arte y de la cultura populares no solamente en la emancipación de las clases y de los pueblos sino a la vez en respuesta a la guerra cultural imperialista, uniformadora por cuanto reduce la policromía crítica de la cultura humana a gris mercancía. Puede decirse que el ritmo de la revolución bolivariana nos transporta a la rebeldía de los cimarrones y asilvestrados, de las comunas liberadas y esparcidas en las tierras aún no arrasadas por la peste blanca, en donde el clave, ese instrumento sencillo y simple pero excelso, reforzaba la alegría de la libertad. </p>
<p>El llamado de Chávez a la liberación cultural y artística de los pueblos trabajadores ha impactado decisivamente llegando hasta nuestro presente. No puedo concluir este breve texto sin citar un ejemplo de ello: en 2017 Elías Jaua Milano denunció la amenaza que entonces recorría el mundo en un artículo que la editorial Trinchera recogió en el libro titulado <em>Despojando el horizonte. Por el camino de Chávez</em>. (Trinchera, Caracas 2018, pp. 227-228). Elías escribió entonces, siguiendo la vereda de Chávez: «Lo mismo es en Ucrania que en Siria, lo mismo es Charlottesville, USA, que, en Altamira, Venezuela. Una amenaza recorre el mundo, las élites mundiales han decidido batallar, ya no sólo por los recursos materiales de todos los países, otra vez deliran por imposición totalitaria de su cosmovisión cultural». </p>
<p>La senda abierta por Chávez nos permite comprender en este 2023 las causas de la guerra imperialista para imponer su cosmovisión cultural, que no sólo su expoliación económica y energética, se agrava e intensifica a diario. Si en 2017 era una verdad amenazadora y alarmante que esa guerra aplastaba a la Ucrania del Donbass, a Siria, a Venezuela y a los barrios empobrecidos de los USA, ahora esa amenaza que recorre el mundo pretende llevar la guerra total más allá de lo meramente físico, para hacerla también cultural y estética, es decir, para imponernos la horrible fealdad inmoral y material del dólar, con ese hedor que repugnaba a Bolívar y bajo el que quieren descomponer a Nuestramérica y al entero mundo. La historia está confirmando la valía de las claves develadas por Chávez. </p>
<p class="text-align-right">IÑAKI GIL DE SAN VICENTE <br />
<em>EUSKAL HERRIA 3 de marzo de 2023</em> <br />
</p>
</div>Sat, 04 Mar 2023 12:22:31 +0000Zamora2712 at http://pakitoarriaran.org