Deprecated: Array and string offset access syntax with curly braces is deprecated in /home/arriaran/public_html/vendor/typo3/phar-stream-wrapper/src/PharStreamWrapper.php on line 479 Iñaki Gil
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esEspañolismo de nueva planta
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<span class="field field--name-title field--type-string field--label-hidden">Españolismo de nueva planta</span>
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<div class="field__label">Imagen</div> <div class="field__item"><img src="http://pakitoarriaran.org/sites/default/files/2023-07/espa%C3%B1ita.jpg" width="550" height="300" alt="Españolismo" typeof="foaf:Image" />
</div> </div><span class="field field--name-uid field--type-entity-reference field--label-hidden"><span lang="" about="http://pakitoarriaran.org/index.php/user/37" typeof="schema:Person" property="schema:name" datatype="" xml:lang="">Zamora</span></span>
<span class="field field--name-created field--type-created field--label-hidden">Mar, 11/07/2023 - 11:58</span>
<div class="field field--name-field-autor-articulos field--type-string field--label-above">
<div class="field__label">Autor</div> <div class="field__item">Iñaki Gil</div> </div> <div class="clearfix text-formatted field field--name-body field--type-text-with-summary field--label-hidden field__item"><p> «Estamos ante un imaginario mundo de gloria que nunca existió dado que, como señalábamos más arriba, el imperio fundado por Carlos V fue siempre un heterogéneo conjunto de territorios heredados por una familia, tampoco existía un reino de España (la Península estaba en la periferia del subcontinente y del propio imperio) sino un conjunto de ellos y ni siquiera hubo proyecto deliberado alguno de conquista en Europa para ponerla bajo el dominio de un solo emperador católico; al contrario, el imperio, que no era sino una vasta empresa multinacional encabezada por comerciantes italianos, banqueros alemanes e intermediarios varios, no se amplió jamás, porque de hecho sus ejércitos se limitaron a proteger esa herencia desproporcionada con guerras defensivas. Carlos V pasó la mayor parte de su vida fuera de la península Ibérica, se veía a sí mismo como un extranjero en ella y muy raramente se expresaba en castellano (más allá de chascarrillos pseudohistóricos inventados, atribuidos igualmente a otros personajes)»</p>
<p>Manuel Rodríguez Illana. Mensajes de Nueva Planta. Hojas Monfíes. Granada 2023, p. 218.</p>
<p>Este impresionante libro, del que hemos extraído la cita de arriba, tiene como subtítulo: La ofensiva del españolismo mediático a raíz del ‘Procés’. Su oportunidad es innegable. Una editorial andaluza –Hojas Monfíes–, heredera de las resistencias de este pueblo a la invasión española –«cruzada de reconquista»–, edita un libro tremendamente serio sobre la guerra mediática del españolismo contra el pueblo catalán desde, sobre todo, el verano-otoño de 2017. Y ahora, esta investigación es recomendada desde Euskal Herria, de entrada, pero muy seguramente lo será también desde otras naciones oprimidas por el Estado español.</p>
<p>La actualidad del libro se confirma por, al menos, tres razones: Una, muestra cómo la industria político-mediática es un instrumento decisivo para mantener la ficción de que existe la nación española y para justificar la represión de los derechos de los pueblos no españoles. Otra, muestra cómo el españolismo mediático aplica las más modernas técnicas de manipulación de masas de la guerra psicológica, e incluso algunas de la actual doctrina de la guerra cognitiva. Y tres, muestra que no sólo el españolismo fascista niega los derechos de los pueblos no españoles sino que también lo hace la progresía española, y con más astucia porque oculta la opresión con demagogia democraticista aunque en la práctica moderniza y amplía los métodos de opresión nacional.</p>
<p>La industria político mediática españolista dio un salto tremendo en su beligerancia para cortar de cuajo la hermosa reafirmación de voluntad democrática masivamente dada por el pueblo catalán en el otoño de 2017, que venía organizándose y creciendo desde hacía varios años. Existían antecedentes anteriores del proceder sistemático del españolismo mediático, siendo uno de los más conocidos el sufrido por el pueblo vasco desde, al menos, aquél tétrico Plan ZEN –Zona Especial Norte– elaborado por el PSOE a finales de 1982 con la ayuda de la contrainsurgencia imperialista.</p>
<p>Antes del Plan ZEN hubo otros del tardo franquismo y del primer gobierno de UCD, pero no llegaron a nivel por entonces alcanzable de sistematicidad e integración de todos los instrumentos de represión, manipulación y engaño del PSOE. Después, se idearon algunos más en los que no podemos extendernos, pero todos ellos insistían en el creciente papel del españolismo mediático como arma de guerra psicológica para, entre otros objetivos integrados en un plan estratégico, buscan también el de desnacionalizar a los pueblos no españoles e intentar españolizarlos en la medida de la posible. Basta ver la incidencia diaria sobre y contra los sentimientos nacionales de los pueblos de las sucesivas doctrinas de contrainsurgencia y del españolismo mediático, para comprender que lo que aquí definimos como «desnacionalización» y españolización es una de las más efectivas armas de apaciguamiento de la lucha de clases en cualquiera de sus formas.</p>
<p>Llegados a este punto y antes de seguir hay que reconocer el acierto de Rodríguez Illana al remitirnos a los Decretos de Nueva Planta impuestos por la Casa de Borbón entre 1707 y 1716, reforzados en 1718 por las Reales Células. La Corona de Aragón, Valencia, las Illes y Catalunya, vieron sus derechos destruidos por las armas internacionales de la Casa de los Borbones en una guerra mundial por la reestructuración del poder absolutista en ascenso para desplazar a caducos sistemas como el de los Austrias. Estos Decretos destruyeron la Corona de Aragón, redujeron sus territorios a lo que serían «provincias» y «autonomías»; militarizaron estatalmente su vida institucional: el Capitán General borbónico suplantó al Virrey austracista; prohibieron su derecho inalienable de defensa, el somatén, aunque aún no se impuso totalmente el servicio militar español; aumentaron los impuestos estatales, e impuso el español como lengua oficial.</p>
<p>El bloque de clases dominante en el Estado impuso la centralización nacional-española máxima posible en aquellas condiciones: estamos ante una más de las experiencias históricas que confirman la relación entre las contradicciones nacionales y la dialéctica expansivo-constrictiva inherente al concepto simple de capital. Esta dialéctica hace que la doctrina básica de los Decretos sea consustancial al españolismo al margen de los cambios en los sistemas, estrategias y tácticas mediante las que se aplica en cada momento y contra cada pueblo no español. Un ejemplo entre los millares disponibles lo tenemos en la muy reciente represión de los derechos lingüísticos vascos nada menos que por el Tribunal Constitucional español. Es desde esta base desde la que descubrimos el gran potencial crítico y por tanto liberador de la obra de Rodríguez Illana. La dialéctica expansivo-constrictiva explica el que los capitales se expanden para acumular pero a la vez necesitan espacios seguros para guardar sus ganancias ante la competencia internacional y de cara a la siguiente fase expansiva, y así sucesivamente.</p>
<p>Esa seguridad se la da su Estado que, además, le surte de vitales instrumentos expansivos y defensivos, como ejércitos, burocracia, diplomacia y relaciones internacionales, banca estatal, servicios sociales, etc. La opresión nacional es una de las barbaridades que más beneficios generan a la burguesía opresora, y entre esos beneficios destaca también la alienación irracional de la población que se identifica y asume como propio el nacionalismo imperialista de su burguesía. El momento expansivo del capital es reforzado y hasta exigido con gritos histéricos y racistas por esas masas nacionalistas opresoras, conscientes de que, tal vez, llegue a sus mesas parte de las sobreganancias obtenidas con la explotación imperialistas. El momento constrictivo se produce cuando la crisis golpea con tal dureza al Estado que sus masas iracundas exigen mayor represión contra los pueblos para asegurar así la continuidad de su Estado, puesta en riesgo por las reivindicaciones democráticas de las naciones oprimidas.</p>
<p>Rodríguez Illana nos aporta un ejemplo brillante del momento constrictivo del nacionalismo español: a comienzos de 2018 Ágata Ruíz de la Prada y Marta Sánchez, entre otras muchas personas autodenominadas «creadoras», hicieron loas «artísticas» del imperialismo español en un momento en el que la represión caía sobre Catalunya (pp. 19-20). Este ejemplo es valioso porque muestra cómo el nacionalismo español movilizaba su cultura mercantilizada –la moda y la música– para reafirmar su imperialismo en un contexto de crisis del capitalismo occidental y de retroceso del Estado español a escala mundial. Además, esa cultura reaccionaria estaba impulsada por el aullido de ferocidad antidemocrática emitido por Victoria Prego –«a por ellos»– años antes durante la respuesta reaccionaria del Estado a la situación en Hego Euskal Herria, y que el autor del libro nos recuerda convenientemente (p.20).</p>
<p>El momento constrictivo de la reacción españolista, es decir, cuando el capital sabe que debe cerrar filas alrededor de su dictadura para evitar en lo posible que siga retrocediendo su Estado-nación imperialista, tiene otra confirmación despiadada en todo lo relacionado con los atentados terroristas en Catalunya en agosto de 2017, atribuidos a grupos islámicos sin conexión alguna con los aparatos del Estados español. A lo largo de intensas y rigurosas páginas (pp. 23-119) Rodríguez Illana disipa las densas neblinas e ilumina las oscuridades creadas por las cloacas del Estado sobre aquellas provocaciones que buscaban legitimar una intervención político militar: «las cloacas policiales del Estado español, dirigidas por sus altas instancias institucionales y con el concurso incluido de una vertiente mediática, han maniobrado ilegal, delictiva y subrepticiamente para influir en el terreno de lo propiamente político contra la autodeterminación del pueblo de Cataluña» (p. 97). Más crudamente, Rodríguez Illana cita a otro investigador, concluye: «…“la Audiencia Nacional decidió que no se juzgaban los atentados de Cambrils y de Las Ramblas”. Así de simple y así de grave» (p. 119).</p>
<p>La Audiencia Nacional es una pieza clave en el entramado de poder que se sostiene sobre y a la vez produce/reproduce el nacionalismo español, uno de cuyos instrumentos es la industria político-mediática analizada por Rodríguez Illana. La Audiencia Nacional tiene una autonomía relativa en su funcionamiento porque de lo contrario perdería del todo la muy poca legitimidad que le queda. El poder real está fuera de la Audiencia Nacional, por ejemplo y en lo que nos concierne, en la reunión de finales de octubre de 2017 entre grandes empresas estatales, incluidas catalanas, y Carmen Martínez de Castro, entonces secretaria de Estado de Comunicación, para relanzar el nacionalismo español a nivel internacional (p. 124).</p>
<p>La reunión buscaba antes que nada recuperar el prestigio del Estado para garantizar el orden social imprescindible para la buena marcha de los negocios de las grandes empresas. Volvemos así a la dialéctica expansivo-constrictiva inherente al concepto simple de capital: la burguesía española ni podía ni puede tolerar que el mundo conozca las profundas grietas históricas que resquebrajan desde lo más profundo la falsa imagen de solidez estatal en la cada día más dura competencia mundial por los mercados. De triunfar la secesión catalana en 2017, unida a la vasca por ejemplo, supondría un golpe devastador del que el capital español apenas podría recuperarse. Por eso, las grandes empresas catalanas vitalmente necesitadas de la protección del Estado español, como las vascas, se opusieron frontalmente a los derechos de su pueblo. Rodríguez Illana nos explica detenidamente el papel jugado por la empresa Campofrío (pp. 129 y ss.) entre otras muchas.</p>
<p>Pero las grandes imposiciones autoritarias del Estado eran ocultadas cobardemente por una casta intelectual –«artistas»– convenientemente pagados, recompensados, premiados y ensalzados hasta el delirio hipócrita de la industria cultural españolista. Rodríguez Illana (pp. 137-140) hace un seguimiento muy detenido de la ceremonia de los Goya en 2018. La represión llevaba meses golpeando a miles de catalanas y catalanes, las imágenes de la brutalidad policial se habían gravado en la memoria de las naciones oprimidas, en este momento los premios Goya desviaron la atención hacia el feminismo reformista español, silenciando la violencia múltiple estatal contra las catalanas, dentro de una campaña orquestada por el Grupo Prisa de potenciación del «cine feminista» representado por Isabel Coixet, nominada a los Goya.</p>
<p>El feminismo reformista español no dijo ni palabra sobre todo ello, sobre la ocupación militar, sobre la suspensión de la autonomía catalana al aplicarse en artº 155 de la Constitución española: en definitiva, sobre los nuevos Decretos de Nueva Planta 300 años más tarde. Si en la Guerra de Sucesión el rey Borbón Felipe V había exterminado a cañonazos –batalla de Almansa en 1707, asalto y toma de Barcelona en 1714, etc.–, con la represión subsiguiente, los derechos nacionales catalanes tal cual existían entonces, el nuevo Borbón Felipe VI tuvo en 2017 una intervención televisada al más puro estilo castrense reafirmando la indisoluble unidad de España en contra de los derechos de las naciones por ella ocupadas, especialmente Catalunya en ese momento. Rodríguez Illana destripa quirúrgicamente (pp. 141-153) la campaña de legitimación de Felipe VI por el españolismo mediático, remitiéndose incluso a 2014, tarea en la que destacan personas como Joan Manuel Serrat, Dani Mateo, Wyoming, etc.</p>
<p>Una serie de quiebras estructurales del Estado español al menos desde el siglo XVI –atraso económico y tecnocientífico, debilidad de fondo de la burguesía estato-nacional española, fuerza relativa de burguesías y pueblos llamados «periféricos» oprimidos nacionalmente, poder de la casta militar-religiosa monárquica, corrupción y clientelismo, etcétera–, explican que la dialéctica expansivo-constrictiva inherente al concepto simple de capital se escore cada vez más al momento constrictivo, de recentralización españolista autoritaria, aunque intente camuflarse con demagogia falsamente democraticista.</p>
<p>Rodríguez Illana muestra que: «el nacionalismo español mediático asocia semánticamente el independentismo en Cataluña con el nazi-fascismo (Isabel Coixet y Félix de Azúa en El País. Carmen Iglesias en TVE, Alfonso Guerra en la SER» (p. 155). Cualquier referencia a la prehistoria catalana es inmediatamente ridiculizada y acusada como etnicismo excluyente intentando romper la unidad histórica de los Països Catalans, término que por cierto ya se utilizaba en el País Valenciano nada menos que en 1876 por Benvingut Oliver lo que indica que su uso popular era anterior a ese año y generalizado en Valencia a finales del siglo XIX (p. 157).</p>
<p>De la misma forma que el nacionalismo español tiene que negar la existencia de los Països Catalans y del importante papel jugado por la intelectualidad valenciana para asentar y extender este término, también hace esfuerzos titánicos para enfrentar a Andalucía con los Països Catalans en general y con el Principat en concreto: «la utilización por parte del nacionalismo de Estado español en plena reacción, de Andalucía como ariete contra el proceso soberanista de Cataluña; dos países unidos por el vínculo de la migración de la población del primero hacia el segundo durante décadas» (p. 161) En esta línea, produciría vergüenza ajena a cualquiera si se rebajara a la manipulación descarada hecha en 2014 por Jordi Évole intentando entrampar a Oriol Junqueras en Sevilla, como lo expone brillantemente Rodríguez Illana (pp. 162-163).</p>
<p>Especial importancia en la estrategia de enfrentar al pueblo andaluz con el catalán lo tuvo el programa de 2016 «Visca Andalucía» que Rodríguez Illana dinamita en su totalidad (pp. 176-187) Visca Andalucía pretendía, entre otras lindezas, presentar a un «catalán malvado antiandaluz» aplicando fielmente «la regla de la propaganda de la simplificación y enemigo único» junto a otras técnicas del periodismo como «la selección y omisión de información», así como «el recurso a hablar a través de otras fuentes […] que consiste en escoger los testimonios que interesan para que verbalicen la idea que se pretende transmitir, lo cual resulta mucho más eficaz que si lo expresa quien elabora el mensaje». Fijémonos que este programa fue emitido un año antes de las movilizaciones masivas de 2017</p>
<p>Enfrentar al pueblo trabajador andaluz con el catalán exige de una falsificación histórica y teórico-política imprescindible a la par que imposible: negar el comunismo antiimperialista de Blas Infante, su internacionalismo radical, reduciéndolo a una «figura inocua, una suerte de santón cuyo principal valor queda limitado básicamente a la creación de los símbolos andaluces (himno, bandera y escudo) y a quien resulta útil apelar en los mensajes institucionales pero siempre despojado de su dimensión soberanista y/o revolucionaria» (p. 191). Rodríguez Illana nos recuerda que: «De hecho, en toda su trayectoria Infante jamás otorgó entidad nacional alguna al Estado español, al que reconoció simplemente como institución existente, al tiempo que cuando se refería a “España” lo hacía como mera realidad geográfica. Segundo, la utilización de España por Blas Infante fue un elemento táctico, que buscaba ocultar y evitar la persecución política de la que su andalucismo revolucionario fue objeto, escondiendo la profundidad de su pensamiento, como ponen de manifiesto algunos de sus enunciados» (p, 193).</p>
<p>Recordemos que Blas Infante fue fusilado por el fascismo el 10 de agosto de 1936 a las afueras de Sevilla, no había transcurrido un mes desde el criminal 18 de julio de ese año. Todavía hoy se ignora dónde están sus restos. Fue uno más de tantos miles de andaluces asesinados por la Santa Cruzada, pero uno que tenía y tiene un valor cualitativo innegable por su decisiva aportación a la libertad comunista, o sea al independentismo del pueblo trabajador andaluz. Decimos esto para comparar su heroísmo y el trato deleznable que le ha dado y le sigue dando la progresía, enfrentándolo a la miseria moral muy bien remunerada económicamente de los camaleones: «La capacidad de Sabina de jugar a todas las bandas» (p. 195), camaleón propietario de una empresa que en 2014 fue embargada y luego multada por incumplir las leyes fiscales.</p>
<p>Rodríguez Illana añade: «El camaleonismo del artista pop-rock vuelve a evidenciarse, en concreto, cuando examinamos su posicionamiento sobre la independencia de Cataluña» (pp. 198-199). Parece que a Sabina no le gusta nombrar a Andalucía prefiriendo hablar del «país del sur […] En el nacionalismo español de Sabina tampoco falta la vertiente lingüística: “con lo que va apreciándose y creciendo por todo el ancho mundo el español, ¿qué coño hace ese shosho malvendiendo su ingles barato en Eurovisión”?» (p. 203). Como mínimo, podemos decir que Sabina es chauvinista lingüístico españolista y machista en su lenguaje: « ¿qué coño…?».</p>
<p>Leamos al autor: «El humor es un terreno cuya dimensión propagandística es a menudo olvidada. En el caso del españolismo, esta herramienta se ha venido uniendo en diversas propuestas audiovisuales a una serie de coordenadas ideológicas enfocadas a dar apariencia de existencia de “España” como supuesta cultura o nación, a pesar de que, por poner un ejemplo sencillo y obvio, la música del folklore gallego comparte más con la escocesa que con la andaluza, y esta última, más con otras situadas a miles de kilómetros en la cuenca mediterránea que con aquella. Así, la historia intelectual de lo que es realmente una entidad jurídico-política, el reino de España, se encuentra jalonada por el constante desprecio a las diferentes identidades de las naciones oprimidas, para ocultar su histórico chauvinismo y progresiva transformación en racismo, al tiempo que intentar reducir la creciente conciencia nacional de dichos pueblos» (p. 221).</p>
<p>Ya hace tiempo, al menos desde 2015, se criticaron desde múltiples perspectivas y de manera rigurosa los diversos objetivos españolistas, sociopolíticos, culturales y normativos, alienantes en suma, de películas y series como Ocho apellidos vascos, Ocho apellidos catalanes, Allí abajo, sin olvidarnos de aquella chabacanería burda Vaya semanita emitida por una EITB totalmente volcada contra el independentismo socialista. En síntesis, y al margen de diferencias secundarías y menores entre estas series y películas: «Lo primero que salta a la vista es que lo vasco, de acuerdo con los tópicos difundidos por el españolismo, se asocia con lo violento, el conflicto y las maneras rudas. Los momentos en los que se escuchan conversaciones (por breves que sean) en euskera transcurren en lo que parece ser una herriko taberna y en medio de una manifestación que acaba con una carga policial […] El españolismo trata siempre de dar altavoz a la andalofobia vasquista y catalanista […] pero negando cuidadosamente la propia andalofobia inherente a la ideología españolista» (p. 222).</p>
<p>Son muy pertinentes y valiosas las aclaraciones de Rodríguez Illana sobre el racismo definido unilateral y tramposamente por la ideología españolista para atacar a los pueblos no españoles con la excusa, sobre todo, de algunos textos de Sabino Arana. Sin embargo: «El propio Arana rehusó tomar en consideración los variados estudios sobre el caso vasco que habían desarrollado desde 1850 arqueólogos de toda Europa (franceses, ingleses, italianos, nórdicos, etc.) midiendo cerebros (e incluso profanando cementerios como el de Zarautz), como los investigadores Broca, Virchow o Prum-Bey. Arana usaba la palabras raza como sinónimo de “pueblo”, “etnia” o “nación”, tal y como se hacía en su época […] el discurso de Arana de la preocupación por los apellidos para diferenciar a los naturales de los emigrantes no difiere de la tradición implantada por los monarcas de Aragón y Castilla (y luego heredada por España) de la “pureza de la sangre”, lema protorracista». (pp. 224-225).</p>
<p>Rodríguez Illana explica que, por el contrario, el españolismo mediático no diga nada sobre el Cánovas del Castillo que fue presidente del gobierno español en seis ocasiones, ejecutado por el anarquista Angiolillo en 1897 en Arrasate, Gipuzkoa. «Cánovas, político corrupto y golpista, era defensor de la superioridad de unas razas sobre otras, partidario de la esclavitud, contrario a la democracia y al sufragio universal» (p. 225). Un caso de libro del momento constrictivo de la dialéctica expansivo-constrictiva inherente al concepto simple de capital, lo tenemos en la adaptación por Cánovas de la doctrina de los Decretos de principios del siglo XVIII a la crisis de muerte del imperio español a finales del siglo XIX para instaurar una dictadura españolista de facto que permitiera «regenerar» “España” mediante las violencias aplicadas por el Estado.</p>
<p>Pero no puede «regenerarse» lo que no existe previamente: una nación burguesa capaz de mantener su imperio en el exterior, integrar o aniquilar a las naciones no españolas en su interior, y a la vez, apaciguar o derrotar estratégicamente al proletariado y al campesinado también en su interior. En el último tercio de aquél siglo, estas y otras subcrisis confluyeron sinérgicamente en la peor crisis total hasta el momento. El «regeneracionismo» era una ilusión que creía posible «regenerar» lo que ya había muerto. Pero en realidad se trataba de «crear España», o sea, imponer violentamente un nuevo marco geoproductivo material y simbólico que facilitase la acumulación ampliada de capital dentro del Estado, en “España”, capaz de resistir el imparable avance de la fase imperialista del capitalismo. Para ello había que acabar con el último resto del sistema austracista definitivamente superado para fines del siglo XVII por la fase colonialista del capitalismo: había que acabar con el Sistema Foral vasco como se había liquidado el catalano-aragonés, por no extendernos a los anteriores.</p>
<p>La ideología ultrarreaccionaria de Cánovas era la más adecuada para ello porque centralizaba férreamente las brutalidades del Estado dándoles una justificación nacionalista, dictatorial y racista acorde con los intereses del bloque de clases dominante. Es por esto que la intelectualidad progre apenas habla de Cánovas, para no mancharse en el océano de sangre que él ayudó a imponer. Del mismo modo, y como también nos recuerda Rodríguez Illana, intelectuales de renombre como Menéndez Pidal, Ortega y Gasset, Unamuno y otros muchos más, también caían en el mismo agujero negro racista que entonces se estaba formando.</p>
<p>“España” está ahora en una crisis cualitativamente más grave que las de comienzos del s. XVIII y finales del XIX. El libro de Rodríguez Illana nos advierte del enorme poder alienante y explotador del españolismo mediático. Tenemos, como mínimo, tres tareas: desarrollar medios de comunicación popular, concienciación política y formación teórico-filosófica; avanzar en los derechos socialistas inconciliables con los derechos burgueses; y avanzar en el antiimperialismo e internacionalismo como base de la independencia de clase de los pueblos.</p>
</div>Tue, 11 Jul 2023 15:58:46 +0000Zamora2809 at http://pakitoarriaran.orgSumisión, OTAN y Guerra. Conversando con el Sindicato Unitario y Nación Andaluza
http://pakitoarriaran.org/index.php/articulos/sumision-otan-y-guerra-conversando-con-el-sindicato-unitario-y-nacion-andaluza
<span class="field field--name-title field--type-string field--label-hidden">Sumisión, OTAN y Guerra. Conversando con el Sindicato Unitario y Nación Andaluza</span>
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<span class="field field--name-created field--type-created field--label-hidden">Lun, 21/02/2022 - 13:28</span>
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<div class="field__label">Autor</div> <div class="field__item">Iñaki Gil</div> </div> <div class="clearfix text-formatted field field--name-body field--type-text-with-summary field--label-hidden field__item"><p class="text-align-right">«Las relaciones burguesas de producción y de cambio, las relaciones burguesas de propiedad, toda esta sociedad burguesa moderna, que ha hecho surgir como por encanto tan potentes medios de producción y de cambio, se asemeja al mago que ya no es capaz de dominar las potencias infernales que ha desencadenado con sus conjuros […] Las relaciones burguesas resultan demasiado estrechas para contener las riquezas creadas en su seno. ¿Cómo vence esta crisis la burguesía? De una parte, por la destrucción obligada de una masa de fuerzas productivas; de otra, por la conquista de nuevos mercados y la explotación más intensa de los antiguos. ¿De qué modo lo hace, pues? Preparando crisis más extensas y más violentas y disminuyendo los medios de prevenirlas».</p>
<p class="text-align-right">Marx y Engels: Manifiesto del Partido Comunista. Obras Escogidas. Progreso. Moscú 1978. T. I. p. 116 </p>
<p>En el capítulo XXIII de El Capital sobre La ley general de la acumulación del capital, Marx enfatiza en cursivas «el estado de sumisión» en el que malvive el proletariado. La ley, que es el fusil hecho papel, es otra de las fuerzas de terror material y simbólico que refuerza la definición de sumiso que ofrece el Diccionario: «obediente, subordinado, rendido, subyugado». El servilismo es la sumisión auto-humillante. Recuperemos la antigua acepción republicana de servil: quien pasiva o activamente se somete al rey o a la reina, como el caso del Sinn Fèin que ha felicitado a la reina británica por su cumpleaños. Desnudemos a la monarquía y al imperialismo, y descubramos su esencia, el capital como relación social de explotación, y veremos que la «democracia» es la zanahoria para sumisos y serviles, siendo el fusil, la OTAN, el palo que golpea al proletariado, a los pueblos insumisos, no serviles.</p>
<p>Del mismo modo en que el Estado es la forma política del capital, la OTAN es la forma militar del imperialismo, lo que le confiere un poder político y científico-cultural enorme. La OTAN ocupa Andalucía, nudo geoestratégico de los ejes oeste-este y norte-sur comerciales y militares en el Atlántico de África y Eurasia, junto a Canarias, Marruecos y Portugal. Dentro de jerarquía imperialista, el Estado español conserva oficialmente la dominación de Andalucía, pero como parte subsidiaria del imperialismo y la OTAN. Esta jerarquía de dominaciones es importante para comprender en su pleno alcance el potencial liberador de la independencia de Andalucía, porque, visto lo visto, solamente puede ser socialista o no lo será precisamente por su valor geoestratégico para el imperialismo.</p>
<p>Para el Estado español la pérdida de Andalucía es insoportable porque además del agujero económico está el hundimiento de una parte sustantiva, junto a la castellana, de la identidad españolista construida sobre la explotación negadora de esos pueblos. Pero en el nivel jerárquico superior, el imperialista, esa independencia destruiría una de sus bases y vías logísticas con una importancia próxima a las de Ormuz, Adén, Suez, Panamá, Malaca, etc. El que por ahora se crea lejana o imposible esa situación, a buen seguro que la OTAN, Londres por ejemplo, además de Washington y Madrid, no la olvidan porque entre otras cosas fundamentales para el imperialismo es el control de África.</p>
<p>Andalucía es importante para aislar al pueblo amazigh que resiste al corrupto Marruecos, y sobre todo para, destruida Libia, «reconquistar» la rica y céntrica Argelia, llave de la región, condenando a muerte al heroico pueblo saharaui y a los tuareg. La inaceptable alianza de Mali con Rusia amenaza el eje sur-norte destinado a facilitar el saqueo de los infinitos recursos del Sahara, del Sahel, de la cuenca del caudaloso y vital río Níger, de Centro África, etc. El imperialismo observa con creciente inquietud cómo los pueblos de África van perdiendo el miedo inoculado por el salvaje terror colonialista y por el terror más astuto de la descolonización de la década de 1960. La OTAN sabe que Rusia, China y en menor medida Irán y hasta Cuba con su nunca suficientemente valorada ayuda médica, van ganando prestigio en la martirizada África, y eso es mortal para el dios-dólar.</p>
<p>Por todo esto, la presión permanente del imperialismo contra la identidad andaluza tiene también la función de desarraigar cualquier brote independentista que ponga en peligro el poder de la OTAN sobre Andalucía como paso obligado del eje sur-norte. Cuando decíamos que la OTAN como forma militar del imperialismo tiene por ello mismo poder científico-cultural e ideológico nos referíamos también a que la OTAN necesita aplicar al menos tres estrategias en Andalucía: una, borrar su larga historia afro-andalusí es decisivo para que el pueblo asuma ser una pieza clave en las atrocidades imperialistas en África. Dos, imponer el españolismo nacional-católico, monárquico y a la vez progre que vea normal la andaluzofobia incluso dentro de mismo pueblo avergonzado de su lengua. Y tres, reforzar el centralismo español, como se logró desde finales de los ’70 cuando la creciente marea andalucista fue adormecida y dividida en el laberinto parlamentario español con el inestimable apoyo de los serviles de su Majestad.</p>
<p>Desde hace un tiempo, sin embargo, resurgen brotes de un soberanismo andaluz que más temprano que tarde se planteará el salto al independentismo. Esta tendencia al alza debe superar los nuevos cantos de sirena sobre las oportunidades abiertas por el Gobierno «progresista»: «¡No os preocupéis, Madrid siempre nos ha engañado, pero todo va a cambiar para bien con el nuevo Gobierno ‘progresista’, basta con votarnos!».</p>
<p>El anzuelo centralista está oculto con palabrería sobre el contexto, la crisis, el fascismo, el supuesto «imperialismo ruso» contra Ucrania que induce a Andalucía a apoyar aún más a la OTAN. Frente a las posibles próximas elecciones autonómicas, el reformismo multiplica su españolidad, la izquierda suave vuelve a sentir el vértigo de tener que hacer honor a su soberanismo oficial o volver a su tradicional estatalismo «crítico», y el soberanismo independentista se vuelca en su nación. Así, en Andalucía surge el eterno debate pre-electoral entre el mal menor reformista y el mal menor revolucionario que recorre Nuestramérica, que ya suena en el Estado español ante 2023 y que se recrudecerá tras el espectacular ascenso de la extrema derecha en Castilla-León en 2022.</p>
<p>Para no tragarnos el anzuelo ni obnubilarnos por los cantos de sirena debemos recurrir a la experiencia histórica sintetizada en la teoría. El debate entre reformismo o revolución, aunque sea simplificado a su límite electoralista y parlamentarista, nos remite siempre al momento crítico en el que la ideología reformista adquiere cuerpo a finales del siglo XIX, sin enriquecerse nunca más después, mientras que la teoría marxista estará en permanente enriquecimiento. Esta diferencia abismal se debe al carácter ideológico –que no teórico-- del reformismo, y al carácter teórico --que no ideológico-- del marxismo, lo que le dota de una calidad intelectual y potencial cognoscitivo imposible para la ideología burguesa.</p>
<p>La teoría nos explica que para finales del siglo XIX ya se habían constituido las cuatro grandes contradicciones inconciliables entre la praxis revolucionaria y el reformismo: Una: la crítica de la economía política burguesa partía y parte de la ley del valor, del trabajo abstracto, de la plusvalía, etc., demostrando que el capitalismo sólo puede sobrevivir explotando al ser humano y a la naturaleza. El reformismo rechaza esta crítica, o en todo caso sostiene que puede anularse lo «malo» del capitalismo quedándose con lo «bueno», o sea, arrancar dientes y garras al león para usarlo como mulo.</p>
<p>Dos: la crítica del Estado como forma política del capital, como centralizador estratégico de sus instrumentos de explotación, opresión y dominación, como la pieza interna que garantiza que la democracia burguesa sea en realidad la dictadura del capital. El reformismo rechaza esta crítica sosteniendo que el Estado o bien es neutral e interclasista, o aun siendo burgués, sí puede impulsar el socialismo.</p>
<p>Tres: la crítica del idealismo y mecanicismo histórico burgués que niega o minusvalora que la lucha de clases sea el motor de la historia, que interpreta la historia desde el individualismo metodológico que tiende tarde o temprano al consenso y los acuerdos entre los «líderes» negando el papel central de las clases explotadas, de las mujeres trabajadoras y de los pueblos oprimidos.</p>
<p>Cuatro: la crítica del dogmatismo, de lo estático y aislado, de la trascendencia y del rechazo de la inmanencia y del ateísmo, de toda interpretación de lo real que niegue que su movimiento está determinado por la unidad y lucha de sus contrarios, sus oposiciones y sus diferencias internas, siendo influenciada por las presiones externas a ese proceso que, a su vez, es parte de una totalidad superior que lo envuelve y que nunca está quieta. El reformismo odia la dialéctica del pensamiento, de la sociedad y de la naturaleza porque muestra que es la lucha de los contrarios inconciliables la que decide el futuro.</p>
<p>El desarrollo posterior de la teoría marxista ha sido enriquecido por las nuevas formas y contenidos de las contradicciones esenciales del capitalismo, evolución en la que no podemos entrar ahora a pesar de que es el único método que explica lo que ocurre, viendo la bazofia ideológica fabricada por la casta intelectual asalariada. Tenemos el ejemplo presente de la supuesta invasión rusa de Ucrania, que incluso sin producirse ya determina por lo bajo parte del futuro de Andalucía porque es un gigantesco cuartel de la OTAN.</p>
<p>Llegados a este punto debemos releer la cita del Manifiesto Comunista que encabeza este texto porque es la base sobre la que se yergue el enriquecimiento teórico posterior que ahora destroza las mentiras sobre la OTAN. En 1848 aún no estaban desarrollados conceptos centrales del marxismo, pero sí el de que el capital es un brujo destrozado por su irracionalismo, una especie de Uróboros que sobrevive devorándose a sí mismo pero con el agravante que con ello devora la naturaleza.</p>
<p>Sobre todo, la ley general de la acumulación capitalista, la ley tendencial de la caída de la tasa media de ganancia, y la teoría del imperialismo explican por qué la burguesía busca a cualquier precio la máxima ganancia en el mínimo tiempo posible sobreexplotando al proletariado; invadiendo pueblos para saquear sus recursos; devorando a las burguesías débiles; esquilmando la naturaleza; impulsando la tecnociencia para aumentar los beneficios y la industria de la matanza humana para masacrar con el terror la posibilidad de la revolución comunista por improbable o imposible que aparente ser. Sabemos así porqué y para qué EEUU tiene más de 750 bases militares en el mundo, en cuatro de cada diez países; y no contamos las bases de otras potencias imperialistas. Ignorar o negar estas leyes tendenciales, es decir, dialécticamente unidas a la lucha de clases, hunde a la humanidad en el abismo irracional que puede llevarle al exterminio.</p>
<p>Desde al menos la revolución industrial Eurasia ha sido codiciada. No tenemos espacio para ver las atrocidades contra India, China, Cochinchina, Japón, etc., intensificadas desde comienzos del siglo XIX. Con respecto a Rusia, recordemos a Napoleón y sobre todo a Gran Bretaña y su Gran Juego con la guerra de Crimea, su pacto de 1904 con Japón contra Rusia, sus intrigas con EEUU en1914-18 para balcanizarla en una docena de Estados-títeres reduciendo Rusia a Siberia; el cerco económico hasta el presente; la entrevista de Hitler con los yanquis en 1922; los planes japoneses de 1923, 1931 y su ataque a la URSS de 1939. Las simpatías filonazis de la burguesía imperialista y sus acuerdos económicos con Hitler en plena guerra. F. Halder, jefe del Alto Estado Mayor, pasó a EEUU el plan contra la URSS medio año antes de la invasión en junio de 1941. En 1943 los aliados idearon dos vías: una para destruir Alemania, y otra para negociar con ella la guerra contra la URSS, llevando a Dinamarca en 1945 las diez mejores divisiones nazis rendidas.</p>
<p>Creada la OTAN en 1948 se idearon planes de guerra nuclear con la URSS. En 1954-55 se pensó en atacar con bombas atómicas Corea, zonas de China y unidades rusas; en 1957 se ideó otro ataque masivo contra la URSS y años más tarde lo mismo contra Vietnam. Todos serían precedidos por la provocación de protestas y actos terroristas para debilitar esos países y justificar su invasión. Fracasaron porque la URSS advirtió que respondería con la estrategia de «destrucción mutua asegurada», los objetivos a invadir eran inmensos, el apoyo popular al proceso de transición al socialismo era enorme, y porque se provocaría una tercera oleada revolucionaria como en sucedió con la I y IIGM<br />
En 1962, la OTAN instaló misiles nucleares en Turquía, la URSS respondió llevando misiles a Cuba. Tras la negociación, la URSS los retiró de Cuba pero la OTAN los mantuvo en Turquía. En 1973 Israel quiso lanzar bombas atómicas contra países árabes porque estaba perdiendo la guerra del Yon Kippur, pero la URSS lo impidió haciendo volar un MIG 25 sobre Tel Aviv ante la impotencia de los mejores aviones yanquis. En 1977, Brzezinski, consejero áulico, propuso la destrucción de 25.000 centros urbanos e industriales soviéticos aunque murieran 110 millones de personas, así como arrancar Ucrania de la URSS por su importante papel en la Unión. En 1983 la reina Isabel de Inglaterra gravó un discurso televisado anunciando el ataque nuclear a la URSS.</p>
<p>No hizo falta emitirlo porque la burocracia exsoviética aceleró su salto atrás, a la muy rentable para ella barbarie capitalista, que culminaría en 1991 cuando la «nomenklatura» decidió por fin privatizar lo que había robado al pueblo, acelerando su conversión en nueva burguesía. El triunfalismo yanqui propuso en 1992 comprar Siberia a lo que quedaba de Rusia, para explotarla en beneficio del dólar. Pero una minoría imperialista comprendió que no podía amenazar a Rusia porque ello provocaría la recuperación de su orgullo herido, siendo intocables Ucrania y Crimea. A mediados de los ’90 la OTAN prometió varias veces a Rusia que no avanzaría hacia el Este.<br />
Pero era otra mentira porque la OTAN destrozó Yugoslavia y en mayo de 1999 un sofisticado cohete yanqui destruyó la embajada de China en Belgrado: un aviso de lo que se avecinaba. Ese año, el presidente Clinton dijo que tras balcanizar Yugoslavia había que romper Rusia. En 2002 EEUU abandonó el acuerdo de control de armas, y desde 2004-05 intensificó penetración en el Este. Desde Yeltsin hasta Putin, Rusia advirtió al menos cinco veces al imperialismo de que no siguiera provocando, pero en vano porque la irracionalidad del capital hace que toda crisis sólo se resuelva con más explotación y más agresiones, o posponiendo para un futuro estallidos aún más exterminadores.</p>
<p>El secreto no es otro que al imperialismo le urge apropiarse de los inmensos recursos de Eurasia. Un ejemplo sangrante: sólo Ucrania y Rusia exportan el 28% del trigo mundial, cantidad que asciende si le sumamos Bielorrusia. Ocurre que las tierras cultivables del planeta pierden productividad, además la alimentación es una mercancía cada vez más valiosa por las hambrunas crecientes y por ello es un arma de dominación, y apropiarse de las aún fértiles tierras de Eurasia es un negocio redondo para la poderosa agroindustria occidental, además de otros muchos tesoros de una Siberia en deshielo.</p>
<p>Entre 2011 y 2014 el grueso de la burguesía rusa comprende por fin que Occidente es el mismo enemigo de siempre, incluso más engreído, pero el sector reducido, más neoliberal y occidentalizado pretende pactar una rentable «descentralización» de Rusia bajo control de EEUU y Europa. La mayoría burguesa, nacionalista, sabe que, sin romper del todo con la UE, su futuro está en Asia por lo que desde 2014 impulsa reformas económicas, militares, culturales e internacionales destinadas a vencer en una guerra defensiva contra el imperialismo que ha aniquilado Libia tras fracasar en Argelia años antes pero a la que volverá a atacar, que intenta destruir Siria, Líbano, Irak, Palestina, Yemen ¿y Etiopía? … como antesala para acabar de un modo u otro con Irán, y tras su derrota en Afganistán y Kazajistán, controlar Pakistán de modo que con la ayuda de India, Turquía y Azerbaiyán amenazar la frontera caucásica de Rusia, ya presionada desde el Este, por Ucrania y la OTAN europea, y también a China, rodeada desde allí hasta el Pacífico Norte.</p>
<p>Ucrania cumple al menos seis objetivos: Uno, instalar misiles nucleares que en 300 segundos desintegren Moscú, Minsk y otras ciudades. Dos, calibrar la resistencia de la burguesía rusa y de China, la verdadera enemiga. Tres, demostrar a la UE quien manda realmente, sobre todo en lo decisivo: energía, finanzas, armas, tecnociencia… Cuatro, fortalecer a reaccionarios y fascistas fieles a Washington porque pueden ser decisivos según se agudice la crisis mundial. Cinco, experimentar las nuevas armas de la industria del terror y la muerte. Y seis, recuperar algo la popularidad del senil Biden en EEUU.</p>
<p>La burguesía resuelve sus crisis con diversos grados de destrucción, explotación y saqueo, según sea la gravedad e interacción. Las grandes las resuelve con grandes guerras y las mundiales con guerras mundiales. ¿Cómo provoca el imperialismo su estallido militar? La «crisis de Agadir» de 1911 provocada por el Estado francés casi inició la guerra con Alemania que habría sido la chispa de la IGM, conflagración que se retrasó sólo tres años hasta la «crisis de Sarajevo» de 1914. Japón justifico su genocida guerra contra China entre 1937-45 tras provocar el «incidente» del puente Marco Polo. Alemania multiplicó su genocidio en 1939 después de que las SS provocaran el «incidente» de Gleiwitz acusando a Polonia.</p>
<p>Y para no extendernos: la destrucción de Irak en 2003 se justificó con mentiras sobre armas de destrucción masiva, nunca encontradas.<br />
Rusia advierte que la OTAN puede provocar otro «incidente» en Ucrania que de paso a una escalada de guerras contra ella y Bielorrusia. Bajo una implacable campaña de manipulación psicopolítica basada en el miedo para imponer la sumisión a EEUU, surgen diferencias entre las fracciones de la burguesía europea, pero su sumisión a Washington facilita que la OTAN inicie una espiral de choques armados locales que tal vez salten a una guerra regional de tanteo y desgaste que, si se descontrolase, pudiera abrir una letal guerra centroeuropea sin armas de masiva destrucción nuclear, aunque luego… EEUU quiere esa espiral de muerte no golpee su territorio, como en las dos guerras anteriores: que sólo se mate Europa entre sí en beneficio de su Estatua de la Libertad. </p>
<p>Si la guerra se extendiera en Europa, su proletariado sería la carne de cañón en el matadero. La OTAN, forma militar del imperialismo, es también su fuerza represiva fundamental contra su proletariado interno. La OTAN no quiere que otra guerra provoque una tercera oleada revolucionaria así que lleva tiempo multiplicando los medios represivos que la impidan y los endurecerá según lo necesite. Utiliza la pandemia para desarrollar sofisticados medios de control, delación, vigilancia masiva y represión selecta, además de masificar el miedo individualista, pero no ha logrado aún el total «estado de sumisión» imprescindible para mantener una guerra de alta letalidad. Toda guerra imperialista lleva un severo recorte de los derechos burgueses en su seno, llegando a la dictadura contra el proletariado si fuera necesario.</p>
<p>En tanto que base de la OTAN, el Estado es parte de sus agresiones y guerras: Yugoslavia, Irak, Afganistán, Libia, Siria…, expansión al Este y al Sahel, sede de su Cumbre en junio de 2022, etc. La lucha contra la guerra es la lucha contra la OTAN y por ello contra la existencia misma del Estado, que no existiría sin ese poder militar. Partiendo de aquí, debemos aprender del pasado. La II Internacional pretendió organizar una huelga general con llamados blandos, descoordinados e imprecisos en caso de estallase el conflicto, pero no hizo nada más; peor aún intentó acallar la crítica del militarismo boicoteando el decisivo libro de Rosa Luxemburg La acumulación capitalista publicado a finales de 1912, marginaba a la corriente crítica, toleraba el ascenso del colonialismo y apoyaba a las burguesías. Desde antes de la I Internacional de 1864, se exigía el desmantelamiento de los ejércitos como reivindicación vital, pero desde el primer segundo de la IGM casi la totalidad de la II Internacional se puso servilmente a las órdenes de sus burguesías.</p>
<p>Con respecto a 1911-14, el reformismo ha retrocedido más allá de la II Internacional como se comprueba en el Manifiesto por la paz y para evitar una nueva guerra en <a href="https://www.sinpermiso.info/autores/podemos-iu-en-comu-podem-alianza-verde-eh-bildu-bng-compromis-mas-pais-verdes-equo-cup">Europa, firmado por Podemos, IU, En Comú Podem, Alianza Verde, EH Bildu, BNG, Compromís, Más País, Verdes Equo y CUP</a>: no se lanza la idea de preparar una huelga general en el Estado; no se exige desmantelar la OTAN; no se moviliza contra la Cumbre; no aparecen conceptos imprescindibles como imperialismo, capitalismo, militarismo; se propaga un pacifismo suicida e inmoral… Preferimos que los y las lectoras comparen este texto con el Manifiesto por la paz.</p>
<p>Si bien 2022 es muy diferente a 1933-39 conviene recordar que la III Internacional erró en el análisis del fascismo no pudiendo movilizar una poderosa resistencia trabajadora. Cuando en 1938 Gran Bretaña y el Estado francés claudicaron frente a Hitler en Múnich, que ya tenía un acuerdo con Polonia, la URSS comprendió que esas burguesías anhelaban que los nazis la destruyeran hasta sus cimientos, como era su objetivo. El despliegue de la Werhmacht para invadir la URSS adelantó el de la OTAN para pulverizar la Federación Rusa en poco tiempo. Esta es una de las razones por las que la Federación advierte que declarará la guerra defensiva si la OTAN se instala en Ucrania porque es cuestión de supervivencia viendo la historia y la extrema gravedad de las contradicciones mundiales.</p>
<p>Para las clases y naciones oprimidas, especialmente para Andalucía, romper las cadenas de la OTAN es romper las cadenas españolas y viceversa. Como Estado dependiente del imperialismo su dependencia de la OTAN es absoluta. Se conocen los objetivos que la URSS iba a bombardear nuclearmente en el Estado en caso de guerra, y si estallase otra conflagración ahora serían más que entonces los puntos a destruir porque ha aumentado la otanización española. Es ceguera suicida no combatir radicalmente a la OTAN y al Estado: su desmantelamiento mediante la revolución socialista.</p>
</div>Mon, 21 Feb 2022 17:28:11 +0000Zamora2269 at http://pakitoarriaran.orgBreve historia del internacionalismo: (IV de X). De 1914 a 1951, y al presente: la II Internacional.
http://pakitoarriaran.org/index.php/articulos/breve-historia-del-internacionalismo-iv-de-x-de-1914-1951-y-al-presente-la-ii
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<span class="field field--name-created field--type-created field--label-hidden">Vie, 16/04/2021 - 12:58</span>
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<div class="field__label">Autor</div> <div class="field__item">Iñaki Gil</div> </div> <div class="clearfix text-formatted field field--name-body field--type-text-with-summary field--label-hidden field__item"><p>Si se repasa el orden de aparición de las diez entregas, se verá que la II Internacional ocupa dos de ellas, la III y la IV, porque su historia concentra las complejas condiciones en las que se desarrolla la lucha de clases mundial: la II Internacional sigue actuando como la principal careta «progresista» del imperialismo. No fue así en su origen, como vimos anteriormente, porque a pesar de las corrientes reformistas que ya existían desde el inicio, también había corrientes revolucionarias que se mantuvieron en la II Internacional hasta la creación de la III Internacional, también llamada Internacional Comunista. Pero la deriva reformista se intensificó con la revolución de 1905, tomando fuerza en 1910 y siendo irreversible desde 1914-18.</p>
<p>A partir de aquí se impondran al menos tres constantes que definen a la II Internacional como uno de los mejores salvavidas del capitalismo: Una, su rechazo a la revolución. Dos, su política socioeconómica, laboral y cultural de integración de la clase obrera en el orden del capital. Y tres, su defensa del eurocentrismo. Carecemos de espacio para analizar cada una de las constantes en extenso: por ejemplo, el eurocentrismo ha ayudado y ayuda mucho a la pasividad y a la derrota de las clases y naciones explotadas en el mal llamado “tercer mundo” y, sobre todo, a imponer dictaduras militares y fascistas amparadas en versiones del eurocentrismo. En realidad, tanto la política de integración como el eurocentrismo son parte de la estrategia contrarrevolucionaria de la II Internacional, es decir, en la estrategia orientada a impedir el avance revolucionario incluso antes de que surja, y a facilitar su derrota cuando ya es fuerte. Dicha estrategia no era deliberada ni consciente en la mayoría de las bases militantes de la II Internacional, pero era imparable porque hundía sus raíces en ideologías reformistas y utopistas desde, al menos, la década de 1830, y en muchas formas de rechazo creciente del marxismo desde 1860 y total desde finales de 1890.</p>
<p>El estudio de la II Internacional debe basarse en los momentos decisivos de victoria o derrota de los procesos revolucionarios en los que se ha visto envuelta, casi siempre en contra de su voluntad, muy especialmente en los que esa derrota abrió largos y sangrientos períodos de terror fascista y luego de estabilidad burguesa en la gran mayoría de los casos. Vamos a resumir algunos de ellos: Finlandia, España, Austria, Hungría, Alemania, Italia y Chile. Preguntémonos ¿Cómo hubiera sido la historia posterior no sólo de esos Estados sino del mundo, dada su importancia? Por último, tengamos en cuenta otros procesos en los que el capital no tuvo ni tiene por ahora necesidad de imponer dictaduras porque la II Internacional mantiene el orden de explotación e integración.</p>
<p>Mientras la II Internacional seguía apoyando la guerra de 1914-18, y en Rusia los mencheviques intentaban contener el avance obrero, en el Estado español la situación crítica estalló en la Huelga General de agosto de 1917 pese a que el PSOE y el sindicato UGT, fuerzas mayoritarias, intentaron evitarla, pero las masas les desbordaron. En este momento se repitió un error sobre el que ya habían advertido los bolcheviques, y también Marx y Engels: las organizaciones no están preparadas en absoluto, no están a la altura de las necesidades y menos aún para prevenirlas, adelantarse a ellas e impulsarlas. Tal impotencia organizativa ayudó a que las poderosas resistencias sociales no pudieran impedir el golpe militar de 1923.</p>
<p>Lo mismo sucederá en noviembre de 1917 en Finlandia, donde los socialistas paralizaron la victoriosa ola huelguista, lo que permitió a la burguesía preparar su contrarrevolución. En Austria, en noviembre de 1918 se proclamó la República Democrática, la socialdemocracia obtuvo mayoría relativa en las elecciones de febrero de 1919. Desde el inicio se esforzó en arrinconar al bloque de izquierdas que existía dentro del partido y fuera de él. Se constituyó un gobierno de centro-reformista que no tomó ninguna medida radical contra la burguesía. Víctor Adler justificó en su libro Democracia o sistema de los consejos la supremacía de la democracia burguesa sobre la democracia consejista. Las mejoras sociales en Viena la Roja fueron espectaculares, pero desde 1923 el llamado «austro-fascismo» pasó al ataque ante la pasividad de la socialdemocracia. El movimiento obrero se fue integrado en el orden «democrático» del capital minusvalorando el peligro creciente del fascismo. La crisis de 1929 destrozó las ilusiones reformistas. La socialdemocracia estaba desbordada ante la crisis y ante el ascenso de la radicalidad obrera pero también de la contrarrevolución que, en 1934, aplastó la heroica pero inexperta sublevación roja: el nazi fascismo también triunfó en Austria.</p>
<p>Las especiales condiciones históricas de Hungría impusieron diferencias particulares en la revolución de los consejos: la extrema importancia de los sentimientos y opresiones nacionales, el peso social de un campesinado no tan radicalizado como el ruso, las limitaciones políticas y teóricas de la facción comunista dirigida por Bela Kun, y sobre todo la división, desbordamiento y obstruccionismo de la socialdemocracia, cuya facción dominante apoyó al capital: la invasión imperialista apoyada desde dentro estableció al dictador Horthy en marzo de 1920, que prestó un enorme apoyo al nazismo.</p>
<p>En Alemania se desarrollaba desde otoño de 1918 una crisis idéntica en la que la izquierda de la II Internacional, apenas preparada, fue exterminada casi hasta sus raíces como hemos visto en la entrega anterior. La necesidad de la formación marxista se hacía más imperiosa en la medida en la que la burguesía ampliaba sus tácticas para integrar al proletariado: en 1919 uno de los amos de Alemania, Walter Rathenau, publicó La nueva sociedad, en el que tendía la mano a la II Internacional para crear algunas de las características de lo que sería el llamado «Estado del bienestar» Proponía un «socialismo a la alemana». No era el único, la corriente del «socialismo de cátedra» planteaba algo parecido desde antes de la guerra, y E. Weber proponía algo similar al Alto Mando y al gran capital alemán en 1918. La socialdemocracia respondió no combatiendo radicalmente el recorte de los derechos de los consejos obreros impuesto en febrero de 1920 así como la dura represión de las protestas obreras. Tampoco aprovechó la enorme Huelga General que hizo fracasar el intento de golpe militar de marzo de ese año. Tantas cesiones y tanta pasividad en momentos críticos fueron la causa de su desastroso retroceso en las elecciones de junio de 1920, en beneficio del centro-izquierda.</p>
<p>Aun así, se intensificó su reformismo y en 1921 el programa de Görlitz rechazó lo básico del marxismo, la lucha de clases, al declararse «partido de todo el pueblo», dinámica que se reforzó poco después con textos como el de F. Naphtalí sobre La democracia económica que auguraba que los grandes monopolios capitalistas eran el inicio pacífico del socialismo. Como en Austria y en otros países, semejante nulidad teórica y política también le impidió comprender por qué estalló la crisis de 1929, qué efectos tenía y cómo había que combatirla, facilitando así la victoria del nazismo en 1933 que también se aprovechó de los errores de la III Internacional, como veremos.</p>
<p>En Italia la impotencia burguesa fortaleció al socialismo en 1919, cuya dirección decidió entrar en la III Internacional por 10 votos contra 3 en marzo de ese año. Pero una de las debilidades del partido era que, como el resto de la II Internacional, tampoco conocía bien la crítica marxista del capital lo que le incapacitaba para entender la crisis económica endurecida desde mediados de ese año con alta inflación y subida de precios, impotencia que la extrema derecha aprovecharía con exigencias que impulsarían al poco tiempo al fascismo. Para verano de 1920 la crisis se agravaba, se extendían las huelgas obreras y luchas campesinas, ocupaciones de fábricas, creación de consejos obreros y su autoorganización, etc. El socialismo se dividió en varias tendencias: la más fuerte proponía una negociación con la patronal mientras apenas organizaba la lucha contra el avance fascista.</p>
<p>La burguesía no desaprovechó la oportunidad. Concedió algunas reformas que aparentaban ser una gran victoria cuando era sólo una tregua para que el capital se reorganizase. Para finales de 1920 la combatividad obrera y popular cayó mucho entre otras cosas por la propaganda sobre la efectividad del consenso y normalidad parlamentaria. El PCI, fundado en enero de 1921, no tenía aún ni fuerza ni experiencia para revertir el retroceso bajo la ferocidad fascista contra la izquierda en las elecciones de mayo de 1921. A finales de ese año, el fascismo tenía ya 250.000 militantes fanáticos, con muchos excombatientes envalentonados por la pasividad socialista y los grandes apoyos de la burguesía y su ejército, y de la Iglesia en voz baja: su impunidad les permitió disolver a golpes la Huelga General de julio de 1922. Eufórico, Mussolini organizó la «Marcha sobre Roma» el 25 de octubre de 1922, sabiendo que el ejército no se opondría y apoyaría al rey para que le encargase un nuevo gobierno.</p>
<p>Durante 1923 la represión debilitó a los comunistas, dividió más a los socialistas, atemorizó a franjas obreras y campesinas, y la propaganda fascista y aquiescencia católica, hizo el resto: las elecciones de abril de 1924 debilitaron más a las izquierdas incapaces de organizar y dirigir la súbita reacción popular frente a la extrema dureza fascista, cuya chispa fue el asesinato del histórico y respetado socialista Matteotti en junio de ese año. Pese a que los comunistas aumentaron su militancia gracias al malestar popular, no lograban movilizar a las fuerzas socialistas y democrático-radicales para echar al fascismo. El III Congreso del PCI tuvo que hacerse en Lyon en enero de 1926 por el exilio de muchos dirigentes y en noviembre de ese año fue detenido Gramsci.</p>
<p>Llegados a este momento, tenemos que volver a donde nos habíamos quedado antes, en el socialismo español de 1923 año la dictadura militar. Los militares y el rey español fueron astutos y ofrecieron un pacto al PSOE-UGT que se convirtió en un alcahuete para no ser perseguido como lo fueron los anarquistas, comunistas, nacionalistas no españoles, demócratas-radicales, etc. Pero el alcahuete se dio cuenta ya en 1928 que se estaba desgastando mucho por su traición a la clase obrera, y aun así siguió fiel al capital hasta verano de 1929: ocurría que la dictadura se estaba descomponiendo y que su intento de imponer una especie de constitución autoritaria hundiría al PSOE-UGT si seguía de mamporrero. En 1930 la crisis empezó a ser devastadora al fusionarse la hecatombe mundial de 1929 con la corrupción de la monarquía. Sólo la nobleza, grandes empresarios y terratenientes, altos militares, Iglesia… defendían al rey; un amplio sector burgués, sobre todo los nacionalistas no españoles, las clases y naciones explotadas, y las izquierdas se enfrentaron al intento de prolongar la dictadura en forma de dictablanda del general Berenguer.</p>
<p>El Pacto de San Sebastián de agosto de 1930 definió los objetivos elementales del republicanismo, pero hasta entonces el PSOE permaneció pasivo, activándose a favor de la II República en ese otoño. Sin embargo, sí se convirtió en un puntal del primer gobierno republicano de 1931 que modernizó áreas importantes de la sociedad, retrasó sistemáticamente los derechos de las naciones oprimidas, reprimió las luchas sociales radicales y no depuró las fuerzas contrarrevolucionarias que intentaron golpes militares casi desde el mismo inicio republicano. La derecha se reorganizó gracias a esta permisividad gubernativa ganando las elecciones de finales de 1933. De nuevo en el gobierno, la derecha fue tan dura que el sector más reformista del PSOE tuvo que ceder a la presión de las masas y lanzarse al intento revolucionario de octubre de 1934, machacado por el ejército que ya se preparaba para un futuro golpe de Estado definitivo.</p>
<p>La dictadura nazi desde 1933 y el fascismo italiano empezaron a ayudar a la contrarrevolución, lo que unido al empeoramiento de la crisis socioeconómica reactivó a la izquierda republicana que ganó las elecciones de febrero de 1936. Los servicios de inteligencia avisaron de la avanzada preparación de otro golpe militar, pero el nuevo gobierno no tomó medidas definitivas para abortarlo, ni organizó un plan de movilización popular masiva. La lenta reacción del gobierno y su negativa de armar al pueblo, fue compensada con la radical iniciativa de las clases y naciones explotadas, pero se echó en falta la poca preparación militar anterior de las izquierdas revolucionarias aun cuando era vox populi que el golpe sería ese verano: fue en julio. La II Internacional rechazaba y rechaza esta imprescindible preparación, los comunistas se estaban adaptando a las nuevas directrices del VII Congreso de la III Internacional de verano de 1935 sobre el Frente Popular y la alianza con la «burguesía democrática» y el anarquismo confirmó su debilidad teórica y político-organizativa congénita.</p>
<p>La respuesta del PSOE fue más lenta que la comunista y anarquista, pero más rápida que la mediana burguesía vasca y catalana que dudó y se rompió entre pro-republicanos y pro-militares. Así, el golpe dispuso de un tiempo vital para afianzarse. Una de las puntillas que remató a la Republica fue abortar la revolución para salvar la alianza con la «burguesía democrática», esencialmente reaccionaria. Excepto la URSS y el internacionalismo proletario, la II Internacional y la «democracia occidental» boicotearon a la Republica: desde 1975-78 son pilares de la monarquía reinstaurada por Franco.</p>
<p>Chile confirma la supeditación de la II Internacional a los EEUU. La burguesía chilena contaba con el explícito apoyo del presidente Kennedy (1960-63) para aplastar cualquier gobierno de izquierda. Nixon ordenó preparar un golpe militar en 1969, un año antes de la presidencia de Allende a finales de 1970, con la ayuda de las grandes empresas yanquis, además del ejército, la burguesía y la Iglesia de Chile. El reformismo había creado el mito de la «tradición democrática» chilena, de su ejército y de su derecha y la «vía pacífica» se amparaba en ese mito. La victoria popular sorprendió a la derecha, pero como los EEUU ya habían ideado un plan de terror, la «tradición democrática» duro el primer año de gobierno, durante el que se conquistaron importantes derechos sociales, recuperaciones de fábricas y tierra, estatalizaciones, comités obreros y vecinales, etc.</p>
<p>Sobre esta ola, la Unidad Popular ganó las elecciones municipales de abril de 1971 creyendo que esa victoria demostraba la corrección de su estrategia. Pero la derecha sí aprende de su derrota, agrupa sus filas, prepara a su ejército, refuerza sus lazos con la CIA… y pasa al ataque: prensa y educación, desabastecimiento de productos elementales en todos los sentidos, cortes del transporte, movilización de mujeres reaccionarias y de grupos de «derechos humanos», impunidad creciente del fascismo, cierre empresarial, fuga de capitales, desinversión y el boicot internacional, inflación, etc. Toda la vida social es objeto de ataque. En octubre de 1972, la burguesía lanza su primer intento de ahogo generalizado del país. Sin embargo, el movimiento obrero no se amilana y mantiene la ofensiva, pero el reformismo, la dirección de la Unidad Popular y el gobierno de Allende duda, da marcha atrás devolviendo empresas al capital y comienza a requisar armas a los comités obreros y populares.</p>
<p>Pese a esto, vuelve a ganar las elecciones de marzo de 1973 gracias a la conciencia obrera, y el gobierno vuelve a equivocarse creyendo que ha ganado porque ha frenado su ímpetu reformador. La burguesía ataca por la creciente brecha que se abre entre el pueblo obrero y el reformismo. El gobierno no reprime al fascismo, pero aumenta el desarme del proletariado Para julio de ese año, el ejército entra ya con alguna facilidad en los barrios obreros y en las empresas recuperadas. Todo indica que se aproxima el golpe, pero la fe ciega en el parlamentarismo y la credulidad ingenua en las mentiras burguesas abren la puerta al definitivo golpe del 11 de septiembre de 1973.</p>
<p>¿Cómo hubiera sido la historia si la II Internacional no hubiese ayudado a la victoria del fascismo y del militarismo en estos y otros países? ¿O si no hubiese ayudado decisivamente a integrar al proletariado en el capital con su idolatría fetichista del parlamentarismo? ¿O si no hubiera propagado el eurocentrismo facilitando así la explotación imperialista? Estas preguntas no pueden tener respuestas exactas, pero sí actualizan críticas que se hicieron en su momento y que la III Internacional resolvió positivamente en parte. En la tercera entrega expusimos los puntos centrales de la “teoría” de la II Internacional; en esta hemos visto los catastróficos efectos que nacen de la indiferencia de la izquierda al no criticar a la II Internacional en la práctica diaria. La III Internacional demostró que el marxismo es una praxis contra la ley del valor sustentada en una estrategia político-militar y en una ética y una cultura basadas en el valor de uso. Justo lo antagónico de la “teoría” de la II Internacional.</p>
</div>Fri, 16 Apr 2021 16:58:14 +0000Zamora1780 at http://pakitoarriaran.orgIñaki Gil: "Vox es la careta pública de unas fuerzas ocultas mucho más peligrosas que este partido"
http://pakitoarriaran.org/index.php/entrevistas/inaki-gil-vox-es-la-careta-publica-de-unas-fuerzas-ocultas-mucho-mas-peligrosas-que
<span class="field field--name-title field--type-string field--label-hidden">Iñaki Gil: "Vox es la careta pública de unas fuerzas ocultas mucho más peligrosas que este partido" </span>
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<span class="field field--name-created field--type-created field--label-hidden">Lun, 12/04/2021 - 11:39</span>
<div class="field field--name-field-autor-entrevistas field--type-string field--label-hidden field__item">Lorena Serantes</div> <div class="field field--name-field-entrevista-entrevistas field--type-string field--label-inline">
<div class="field__label">Entrevista a</div> <div class="field__item">Iñaki Gil</div> </div> <div class="clearfix text-formatted field field--name-body field--type-text-with-summary field--label-hidden field__item"><p>Lorena Serantes, la jóven politicolaga galega, que está haciendo un estudio sobre el fascismo para plasmarlo en un libre, entrevista esta vez a Iñaki Gil de San Vicente. Este presentación es una trascripción de una entrevista mucho mas larga, realizada en video</p>
<p><strong>-¿Cuál es el diagnóstico que realizas de la situación actual de lo que es la ultraderecha española?</strong></p>
<p>El diagnóstico que presento es que aparentemente la ultraderecha española está desunida, porque formalmente tiene tres grandes bloques (Partido Popular, Vox y Ciudadanos), pero sin embargo en su ideario profundo constituyen un bloque único. Debido a circunstancias de intereses de poltronas, de vivir de la política o intereses de facciones se presentan en tres grandes bloques. Cada uno de ellos tiene internamente sus propios partidos, por ejemplo: alrededor de Vox hay un montón de partidos fascistas y neonazis, que funcionan con una ideología ultraconservadora y reaccionaria, una ideología nacional-católica española, etc. Pero también dentro del PP existe lo que en sociología se conoce como un voto flotante, un voto inseguro; que se va moviendo y que tiene un ideario profundamente conservador y profundamente reaccionario. Esto sucede también en partes de Ciudadanos. El PP pretende integrar a ex miembros de Ciudadanos en el partido para quitarle votos al anterior. Esto son batallas cainitas que se dan dentro de la ultraderecha española. Esta derecha se presenta en varias formas pero comparte unos denominadores comunes: uno de ellos es la unidad del sub-imperialismo español (que no llega a ser imperialismo al nivel del que se da en Norteamérica); otro de ellos es la aceptación de lo fundamental y lo básico del capitalismo (defensa de la propiedad privada de las fuerzas productivas, que ellos identifican con la propiedad de los pueblos a los que oprimen, rechazo a los servicios públicos), aunque un sector del PP y Ciudadanos admite que es necesario que haya servicios públicos (como también lo reconocía el franquismo y el fascismo), pero esto es simplemente un miedo permanente a la fuerza obrera y popular; otra de las características comunes es la asunción del individualismo burgués llevado al extremo; a diferencia del nazismo y del fascismo italiano, la ultraderecha española es profundamente católica. Al margen de sus diferencias formales, toda la ultraderecha asume estos principios comunes.</p>
<p>Además de sus vínculos con la Iglesia católica, tienen un componente contra la mujer que se ve muy potenciado en Vox, mientras que Ciudadanos intenta esconder su ideario machista. Este machismo profundo que anega los derechos salariales, pero también sexuales de la mujer, se deriva de una incapacidad de la burguesía española de elaborar una cultura que integre parcialmente a la mujer. Existen otros componentes como el militarismo, relacionado con el culto al ejército, algo que recuerda al fascismo; pero en el caso español precedido por el culto a la mítica de la religión cristiana y los grupos armados y órdenes militares del medievo. La cultura militar y machista española se basa también en la tortura y el componente más violento del cristianismo (tortura, sacrificio, crucifixión, etc.). Esto se puede ver en la Semana Santa o en los toros. Estos componentes se encuentran no solo en la ultraderecha, sino también en sectores votantes del PSOE y del autonomismo vasco. He guardado para el final otro componente como es el racismo, que no solamente se muestra hacia los pueblos que exterminaron en Nuestra América o en África; sino que también se vive dentro de la península, contra el pueblo galego, contra la cultura galego-portuguesa, contra el pueblo vasco, contra el pueblo andaluz o contra el pueblo catalán. Esta es la cultura de derechas española, que desprecia todo lo que desconoce.</p>
<p>Los anteriores componentes no solo son comunes al PP, Vox y Ciudadanos, sino que penetran en el conjunto de amplios sectores sociales del Estado Español y que uno ve en un momento concreto votando al PSOE, o dentro de partidos que aparentemente se llaman de izquierdas y que no se atreven a ir en contra de las fiestas de la Semana Santa o contra la tauromaquia. Hay sectores de la izquierda que asumen estos componentes por justificaciones electorales. Esto explica que la sociedad española sea tan profundamente conservadora incluso en estos sectores. Un ejemplo es la debilidad de un verdadero sentimiento republicano laico en la izquierda.</p>
<p><strong>-¿Cómo se organiza la ultraderecha en Euskal Herria en la actualidad?:</strong></p>
<p>La ultraderecha en Euskal Herria tiene tres niveles. Primero, en la Euskal Herria bajo dominación francesa (Iparralde), la ultraderecha ha existido siempre por razones históricas, y es una ultraderecha que negoció con los nazis y que ha apostado por enviar a sus miembros a las guerras de atrocidad colonial francesa contra Argelia y Vietnam del Sur. Es una ultraderecha que vota a Le Pen. Hay un sector de la población que sintiéndose vasquista es de ideología muy derechista, y fue este sector el que se opuso a un independentista radical como era Agustín Chaho en el siglo XIX, tratando de evitar que se conocieran sus ideas en Iparralde. Luego, en contraste, también hay un componente democrático y obrero muy fuerte que va creciendo, un componente abertzale que tiene una identidad muy fuerte con Hego Alde (la parte dominada por el Estado Español). Siempre ha habido lazos de solidaridad entre el norte y el sur de Euskal Herria, por encima de las diferencias políticas y sociales, desde las sublevaciones del siglo VI. En Hego Alde ha existido ya desde el siglo XIX una ultraderecha española, relacionada en sus inicios con la burguesía vasca de la industria naviera, de la industria minera a finales del siglo XIX; una burguesía muy españolista que apoyó incondicionalmente al mercado español, presionó para la creación de España en el siglo XIX, apoyó el golpe militar fascista de 1936 y financió a Franco en contra de la propia población vasca y finalmente presionó para que el PNV se rompiera y una parte apoyase el franquismo. Una parte de esta derecha vasco-española intentó romper el País Vasco, con Nafarroa a un lado y Euskadi al otro. Incluso intentaron romper Araba y Gipuzkoa, creando movimientos de ruptura con el fin de evitar que hubiese un movimiento de unificación nacional vasco como en su momento se estuvo a punto de lograr. Hay además grupos fascistas en Nafarroa y Euskadi, que se mueven con bastante impunidad, bien por sus relaciones con el ejército español o con fuerzas regionalistas (esto sobre todo en Nafarroa). Estos grupos fascistas tienen sus órganos de prensa. En el PNV hay un componente que está latente y que es puramente anti-socialista y neoliberal, de derecha burguesa, que se puede ver en sus políticas. En los partidos estatales afincados en Euskal Herria, principalmente el PP Vasco, Ciudadanos País Vasco, Vox Vasco, PSE-EE y PSN-PSOE se pueden ver todos los componentes del españolismo que he descrito anteriormente; y estos crean un caldo de cultivo que a pesar de tener Vox muy poco voto es propicio a que cuando el fascismo español llama a salir a las calles y a movilizarse, aparezcan sectores que apoyan este rebrote aun votando al PSOE. Esta es la fuerza del nacionalismo y el sub-imperialismo español.</p>
<p><strong>-¿Es Vox el mayor de los peligros dentro de la ultraderecha o existe algún actor que no se menciona y al que deberíamos tener en cuenta?</strong></p>
<p>En el Estado Español, Vox es la careta pública de unas fuerzas ocultas mucho más peligrosas que este partido, las cuales se mueven en el IBEX35, en los obispados y sacristías, en los cuarteles y comisarías, en el Palacio Real, en la política internacional, en las bases norteamericanas que se encuentran en el territorio del Estado Español, en las asociaciones culturales, en revistas y periódicos (medios de comunicación), en novelas y películas que tratan de ir en contra de la resistencia vasca y de romper la solidarida entre los pueblos vasco y catalán con el andaluz (Ocho apellidos vascos y Ocho apellidos catalanes). Eso forma parte de todo un movimiento subyacente, en el que la Corona y la Iglesia tienen papeles fundamentales. En los Países Catalanes existe una ultraderecha criminal, en Andalucía la vemos cada año en la Semana Santa. La impunidad de los grupos fascistas en Catalunya desde 2017 es total, y cuentan con el apoyo de los medios de prensa y de la burguesía franquista que continúa viviendo allí. Esta ultraderecha subyacente se encuentra en todas las naciones oprimidas debido a que tenemos sectores sociales que, por razones económicas e ideológicas, se identifican con esa estructura de poder. Este movimiento no solo se da en el Estado Español, sino que tiene su ramificación internacional en Europa, con esa dinámica que tienen de unificar las derechas (las ultraderechas fascistas han firmado un pacto en Hungría, ratificado por Orban y Salvini). Ahí se encuentra la ultraderecha trumpista, que tiene al PP de Madrid con Ayuso a s máximo expositor en el Estado Español.</p>
<p>Todo esto es lo que está debajo de Vox, por eso no podemos ceñir el análisis exclusivamente en torno a este partido. Vox es la parte externa, “la gota de cianuro de esta máquina de morte que está debajo”.</p>
<p><strong>-¿Cómo podemos combatir a la ultraderecha?:</strong></p>
<p>Haciendo este programa y divulgándolo es un medio, eso es incuestionable, en este sentido estoy muy agradecido por tu entrevista. La experiencia muestra que frente a la extrema derecha y frente a las múltiples corrientes del fascismo, sobre todo con las que se ocultan detrás de velos, explicar con paciencia y argumentos es vital. Esto ya se sabe desde el cesarismo y el imperialismo propagados por autores como Max Weber en la Alemania de 1918, también desde el crecimiento del fascismo en Italia; y como eso no se criticó a tiempo. Estas son lecciones que hay que tomar para explicar pacientemente lo que está sucediendo. Pero hay tres niveles que quiero tocar para concluir, sobre la lucha contra el fascismo. Un primer nivel es el que va precisamente a esa estructura autoritaria, psicológica, psicopolítica, a esa reserva de irracionalidad que hay en la izquierda. Como ejemplo está el debate que hubo en el Partido Comunista Alemán en 1932, en el que había una corriente que planteaba que al fascismo se le combatía en la calle, potenciando el movimiento juvenil. Para potenciar la rebeldía innata en la juventud antes de que sea adoctrinada y atemorizada, la militancia comunista tiene una tarea importantísima, sobre todo por parte de las madres y los padres comunistas. Esta parte de la izquierda marxista anti-nazi derivaría después en el movimiento antifascista, y se centraron en realizar reuniones para ver como se debía combatir al nazismo en la vida “privada”. Esta es una lección que se olvidado en buena parte de las izquierdas: que en la vida “privada” se debe empezar a luchar inmediatamente contra las reservas de irracionalidad que tiene el poder adulto en la izquierda. Este es un campo esencial que se ha visto en la experiencia histórica. Otra cuestión que es poco conocida tiene que ver con como se ha combatido el fascismo en Grecia, a Amanecer Dorado. Ahí hubo una lucha muy impactante e importante que terminó en victoria y que la gente desconoce, y que se produjo en la isla de Creta. Lo que se hizo fue llevar la lucha a los barrios, y lo llevaron familiares que habían sufrido la represión nazi durante la ocupación de la isla. Se llevó todo esto a los colegios, a los barrios obreros, a los bares populares. Esto también lo hizo en sus inicios el Partido Comunista Italiano, aunque luego todo fue barrido por el eurocomunismo. En la Creta de 2014-15, antes de la traición de Syriza, Amanecer Dorado fue vencido por la iniciativa popular y la iniciativa de las izquierdas de llevar la denuncia del fascismo a todos los rincones de la vida “privada” y la vida pública (en la educación y la cultura, en el deporte, en la familia, en la vida laboral, etc.). Esta experiencia de Creta se olvida, se menosprecia y se abandona. El fascismo ha sido vencido y debilitado, o al menos contenido, en las naciones oprimidas, porque una de las bazas del fascismo es su nacionalismo imperialista de desprecio a su propio pueblo. Un fascista vasco desprecia lo vasco. Un fascista galego no habla en galego, sino en español cervantino. Frente a Catalunya, Euskal Herria, Galiza, Aragón, etc., ellos defienden el Día de la Raza y la Hispanidad.</p>
<p>Una gran responsable del ascenso del fascismo en Europa fue la izquierda. El Partido Comunista de España defendió en un primer momento los derechos nacionales de las naciones del Estado. Pidió la autodeterminación basándose en los principios de la Internacional Comunista. Esto fue asumido con el liderazgo de José Díaz y se mantuvo durante la República. Llegó la Guerra Contrarrevolucionaria (mal llamada Guerra Civil), y a partir de mayo de 1937, el nacionalismo español triunfó definitivamente en el partido. A partir de ahí se ha llegado a la terrible situación de aceptar la monarquía, la bandera monárquica, el ejército, las bases norteamericanas en el Estado Español; de no cuestionar el sistema educativo y de abandonar toda defensa del derecho de autodeterminación de los pueblos, e incluso de negar el carácter de nación de Euskal Herria o Galiza. Si vamos a Alemania, Francia o Italia veremos que las izquierdas se negaron a presentar un modelo de una nación obrera y popular frente a la nación burguesa. Esto ha permitido que el fascismo se apropie de la psicología profunda de todo el peso reaccionario de la burguesía. No ha existido, tal como decía Marx, una lucha entre la nación burguesa y la nación trabajadora. La izquierda ha aceptado la nación burguesa y la defiende. Esto explica porque en el Estado Francés ha habido tanto voto del Partido Comunista que se ha ido a Le Pen, y en el Estado Español ha habido voto obrero que se ha ido a Vox. Allí donde el pueblo se reivindica como pueblo, que no tiene nada que ver con el nacionalismo burgués ni con el nacionalismo del Estado opresor, el fascismo tiene muchas dificultades para penetrar.</p>
<p>Para vencer al fascismo, y concluyo ya, además de estas cuestiones que ya he mencionado: conocimiento histórico, pedagogía sistemática, lucha cotidiana y permanente contra lo irracional y llevar la lucha a todos los ámbitos sociales cotidianos diarios. Es necesario reivindicar un ideario nacional obrero y popular antagónico con el nacionalismo, con el racismo y con el patriarcado. El fascismo se envalentona cuando no ve resistencia en la calle. La pasividad en política hace que surja la figura del “amo” que todos llevamos dentro. Mientras que esa figura esté en nuestra cabeza, estará también en la calle, en los parlamentos, en la universidad, en los medios de difusión. Menos mal que lo hemos expulsado de este debate, por eso debemos divulgarlo y promocionar el debate lo máximo posible.</p>
<p>Bueno, dejo ya de dar esta chapa y esperemos que más adelante este programa sirva para algo, haya discusión sobre todo esto y expulsemos a todos los amos de nuestras cabezas.</p>
<p>Lorena: Pues esperemos que sí, ¡muchísimas gracias por responder a mis preguntas!</p>
<p>Iñaki: ¡No hay de qué!</p>
</div>Mon, 12 Apr 2021 15:39:41 +0000Zamora1765 at http://pakitoarriaran.orgBreve historia del Internacionalismo (III de X)
http://pakitoarriaran.org/index.php/articulos/breve-historia-del-internacionalismo-iii-de-x
<span class="field field--name-title field--type-string field--label-hidden">Breve historia del Internacionalismo (III de X) </span>
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<div class="field__label">Imagen</div> <div class="field__item"><img src="http://pakitoarriaran.org/sites/default/files/2021-03/tercera%20internacional.jpg" width="550" height="300" alt="Afiche de la tercera internacional" typeof="foaf:Image" />
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<span class="field field--name-created field--type-created field--label-hidden">Mar, 23/03/2021 - 11:53</span>
<div class="field field--name-field-autor-articulos field--type-string field--label-above">
<div class="field__label">Autor</div> <div class="field__item">Iñaki Gil</div> </div> <div class="clearfix text-formatted field field--name-body field--type-text-with-summary field--label-hidden field__item"><p>De 1889 a 1919, fecha en la que se crea la III Internacional.</p>
<p>La AIT se clausuró en 1876 desbordada por los intensos cambios sociales, pero a la vez crecía la solidaridad internacionalista, y en agosto de1889 se fundó en París la II Internacional. Los cambios sociales respondían al impacto de las nuevas máquinas y del auge del capital a crédito entre otras causas: en1860-1900 el consumo mundial de carbón de multiplicó por 5,5. Entre 1870 y 1900 se pasó de extraer 800.000 Tm de crudo a 19,5 millones; la producción de acero se multiplicó por 56, y se pasó de 210.000 kilómetros de vías férreas a 790.000. En 1883 Engels constató el impacto profundo de la electricidad en la expansión económica, y en 1894 avisó del poder enorme que adquiría la Bolsa. Para 1900 había 4.800.000 kilómetros de líneas telegráficas.</p>
<p>Estos cambios iban unidos a otros: el capital industrial y el bancario empezaban a fusionarse, las grandes potencias exportaban más capitales que mercancías, los monopolios aumentaban su poder, la militarización avanzaba al mismo ritmo que la expansión colonialista. Por el lado contrario, las clases y naciones explotadas no permanecían pasivas: se organizaban sindicatos y partidos que se enfrentaban al capital pese a la represión, la lucha obrera conquistó o amplió el derecho masculino al voto en 1875 en Francia, en 1882 en Italia, en 1890 en España, en 1893 en Bélgica, en 1896 en Holanda y Austria, se luchaba por los derechos nacionales…; pero a la vez surgía la «aristocracia obrera» y crecía la «clase media»; la nueva pequeña burguesía creaba sus partidos e intelectuales; gobiernos, filántropos e iglesias impulsaban reformismos varios; el eurocentrismo contaminaba a sectores socialistas. Hay que mencionar el papel de la mujer trabajadora: A. Bebel publicó La mujer y el socialismo en 1879 que en sólo 16 años se tradujo a 15 lenguas en 25 ediciones.</p>
<p>Tantos cambios en tan poco tiempo crearon una gran variedad de corrientes que confluyeron en dos grandes bloques que organizaron sendos actos públicos en París para fundar dos Internacionales en el mismo día de la conmemoración de la toma de la Bastilla: los «posibilistas» o pragmáticos, y los «socialistas revolucionarios»: anarquistas, socialdemócratas, socialistas radicales, «marxianos» o «marxistas», entre otros. Los «posibilistas» intentaron crear tensiones en el otro bloque asegurando que estaba dominado por los «marxistas»: sabían que Engels movilizó su prestigio y el del difunto Marx para lograr la asistencia de veintitrés países, dos de ellos oprimidos, Bohemia y Polonia. Dos cuestiones fueron especialmente debatidas: legislación internacional del trabajo, y abolición de los ejércitos. La Internacional posibilista entró rápidamente en crisis por los límites de su pragmatismo y porque sectores de ella se fueron integrando en la II Internacional, proceso oficializado en el II Congreso de Bruselas en agosto de 1891.</p>
<p>Parte de los cambios a los que nos hemos referido tenían también otra causa que, entre otros, Marx y Engels percibieron desde poco antes de debatir la clausura de la AIT en 1876: la «nacionalización» inevitable de los partidos y organizaciones afiliadas. Entrecomillamos ese término porque una y otra vez aparecerá el llamado «problema nacional» en la historia de todas las Internacional, al margen de su signo y orientación, sobre todo cuando la fase imperialista multiplique la opresión de los pueblos. Sobre todo, desde la década de 1870 Marx y Engels insisten con creciente fuerza en que no había que imponer desde fuera órdenes tajantes a las luchas de los pueblos, sino orientaciones generales que éstos deben debatir y aceptar si las estiman correctas. Se trataba de hacer o no hacer internacionalismo según los consejos de la categoría de lo universal, lo particular y lo singular, criterio dialéctico negado más adelante, como veremos. Es por esto que el Congreso de Bruselas de 1891 optó por un esquema organizativo que garantizase los imprescindibles debates abiertos, y la libertad de sus organizaciones afiliadas para adaptar lo universal, los objetivos socialistas y su estrategia básica, a sus contextos específicos mediante tácticas particulares, y singulares cuando fueran necesarias.</p>
<p>Nunca ha sido fácil avanzar en este equilibrio tan inestable como imprescindible, pero era aún más difícil en el contexto de finales del siglo XIX marcado por el final de la fase colonialista en medio de la primera Gran Depresión mundial. Si la AIT se fundó antes de esta hecatombe, las dos primeras décadas de la II Internacional, las más enriquecedoras, se vivieron dentro de esta terrible crisis y de sus secuelas inmediatas, hasta la revolución de 1905 que fue el detonante de otra fase. La crisis de 1873 hasta finales de siglo, había sacado a la luz muchos problemas que en los debates de la II Internacional se sintetizaron en dos que abarcan de un modo u otro al resto: la lucha política y la lucha sindical, entremezclados con corrientes libertarias, anarco-sindicalistas, sindicalistas británicos, guesdistas, municipalistas, sorelianos, restos blanquistas y grupos de jóvenes radicalizados por la crisis como en Alemania en donde ya en 1891 denunciaron el «oportunismo» socialdemócrata.</p>
<p>A pesar de sus diferencias, algunas de ellas abismales, lo que les unía en su rechazo a la acción política defendida por los marxistas, era la negación de lo que ellos creían que era la teoría de Marx y Engels, que, sin embargo, era muy poco conocida incluso por la mayoría de los «marxistas». Aun y todo así, ante el extremo simplismo de las tesis contrarias a la acción política sostenida y organizada, sectores de esas corrientes coincidían con los «políticos» en muchos problemas concretos al darse cuenta que sin fuerza política muchas luchas eran desactivadas desde su inicio o anuladas sus conquistas. Las posturas anti- «política» anclaban en tradiciones del socialismo utópico que frenaban el desarrollo de una teoría del Estado y de la política bajo el capitalismo sometido a la primera Gran Depresión y a la agonía de su fase colonialista. Los fundamentos de esa teoría estaban siendo elaborados por la corriente marxista, método dialéctico que sería denominado «marxismo» sólo dese 1895.</p>
<p>El otro gran tema, el sindicalismo, era bastante más complejo porque embrollaba el debate anterior y añadía el choque entre tres corrientes: la tesis socialdemócrata de integrar los sindicatos en la II Internacional; la tesis de una parte del socialismo francés de mantener separado el sindicalismo de la II Internacional; y la del tradeunionismo británico de una separación estricta entre política y sindicalismo. Los congresos de Bruselas (1891), Zúrich (1893) y Londres (1896) debatieron estas cuestiones que han tenido una gran trascendencia porque, al final, surgieron dos movimientos sindicales supuestamente apolíticos: uno reformista descarado, que creía que podría mejorarse sustancialmente la suerte obrera mediante el apoliticismo sindical y la negociación económica; y otro revolucionario utópico, que propugnaba una sociedad conquistada por un sindicalismo combativo que rechazaba la política de izquierdas.</p>
<p>Mientras tanto y por debajo de la riqueza de los debates y de las innegables aportaciones de la II Internacional a la emancipación humana, se libraba una dura confrontación estratégica aparentemente caótica porque tomaba muchas formas según el marco fuera el alemán, francés, ruso o británico fundamentalmente, pero con una identidad: reforma o revolución. Terminaba la Gran Depresión; la lucha obrera y popular arrancaba conquistas; la «aristocracia obrera», la «clase media» y la nueva pequeña burguesía se beneficiaban ideológica y políticamente de las concesiones que empezaba a hacer la burguesía, mientras aumentaba la burocracia socialista que apoyaba el colonialismo.</p>
<p>Tomando a Alemania como paradigma, el reformismo lasalleano dominante desde 1863, facilitó la tendencia revisionista ya significativa para 1892; en 1894 sectores del partido propusieron apoyar los presupuestos capitalistas y a los pequeños propietarios agrícolas, que explotaban a campesinos sin tierras, para aumentar así su fuerza electoral; siguiendo la senda Vollmar, Höchberg, Schramm y otros, entre 1896 y 1898 Bernstein fue perfilando su reformismo nada menos que en la revista oficial del partido, Neue Zeit, lo que le permitió crear grupos que le apoyaron en ese 1898 cuando sus artículos suscitaron críticas en el partido, y que le siguieron apoyando en 1899, al publicar su libro. En medio de los debates que suscitó, un alto burócrata le aconsejó lo siguiente sobre sus ideas: «se hacen, pero no se dicen» porque sabía que era todavía muy poco conocido por las bases: en el debate en Hannover en 1899, 221 delegados se opusieron a Bernstein que obtuvo 21 apoyos.</p>
<p>La burocracia movía los hilos del poder. Desde 1893 la misma casta fue copando el aparato alemán, francés e italiano hasta 1910, extendiéndose desde entonces, y lógicamente no estaba dispuesta a perder sus privilegios por una precipitación de Bernstein, pero sí necesitaba que sus ideas circulasen ampliamente por lo que facilitó su divulgación. La derrota de la revolución de 1905 encorajinó estos debates, pero, considerando la cantidad de afiliados, muy pocas personas combatieron a Bernstein, destacando Rosa Luxemburg y Clara Zetkin por encima de Kautsky, Plejanov, Lenin y otros. Antes de resumir los puntos críticos a debate, que han marcado decididamente desde entonces el antagonismo entre reforma y revolución, debemos contextualizarlo mejor en tres problemas igualmente cruciales desde entonces y que, en su unidad, determinaron el estallido de la II Internacional en verano de 1914: el colonialismo, la opresión nacional, y la guerra y la paz.</p>
<p>Aunque el colonialismo de mitad del siglo XIX, radicalmente combatido por Marx y Engels, suscitaba empero algunos debates en las izquierdas, fue con el bombardeo británico de Alejandría de 1882 cuando estos no se pudieron soslayar. Los franceses propusieron un debate en 1896 al respecto, pero concluyó en un simple párrafo. Desde 1904 se encrespan las tensiones que son formalmente resueltas en el Congreso de Stuttgart de 1907 aunque, en realidad, hay que esperar a 1910 para que se realice una condena suave acompañada de una «recomendación» a los pueblos oprimidos para que se vinculen a la II Internacional. Las tres posturas –anticolonialistas, «colonialismo humano», y colonialistas porque lleva la «civilización» –, trataban en el fondo sobre el derecho de los pueblos a su independencia y en la Europa de fines del siglo XIX existían imperios que oprimían duramente a naciones dentro de sus fronteras oficiales. Las dos últimas corrientes, la «humanista» y la dura, tenían más fuerza en las bases que la que reflejaban los votos en las direcciones; un ejemplo lo tenemos en el hecho de que no fue hasta justo iniciada la década de 1910 que la II Internacional se planteó la necesidad de hacer un viaje a Nuestramérica para estrechar lazos y facilitar su presencia estable en la vida de la organización.</p>
<p>Era precisamente la importancia creciente del nacionalismo imperialista, incluso en su forma «socialista», como cemento ideológico que justificaba las sobre ganancias del saqueo, la que ayuda a comprender por qué ya en 1900 el belga Vandervelde sostenía que la II Internacional no podía inmiscuirse en la política interna de los Estados, y que en 1904 en francés Jaurés afirmase que la II Internacional no podía marcar una estrategia internacional. Los horrendos crímenes exteriores belgas y franceses eran ampliamente conocidos. La II Internacional asumía las tesis entonces conocidas de Marx y Engels, todas ellas anteriores a la fase imperialista. Ya en esta fase y muy en síntesis, surgen tres posturas: Rosa Luxemburg y Pannekoek que sostienen que la cuestión nacional está superada al corresponder a la burguesía en ascenso; Lenin que sostiene que el imperialismo multiplicará las opresiones nacionales que deben resolverse con el derecho de autodeterminación; Otto Bauer y Karl Renner que defiende la autonomía nacional-cultural. El texto de Stalin de 1913 pasó desapercibido incluso para Lenin que lo citó una sola vez a pie de página pese a habérselo encargado, hasta que fue rescatado por el nacionalismo de la burocracia rusa.</p>
<p>Por último, el debate sobre la guerra y la paz se mantenía desde antes de la AIT en su forma más directa: la supresión de los ejércitos. Desde 1888 los socialistas pidieron que se arbitrasen las diferencias entre Estados para evitar choques, propuestas reiteradas en 1896, una vez visto que se desoía la declaración congresual de 1891. Muchas fuerzas políticas sentían temor ante el imperio zarista, capaz de enviar sus ejércitos a cualquier parte. En 1900 la II Internacional adoptó una estrategia a largo plazo y otra a corto plazo contra la guerra. La revolución de 1905 fue un toque de atención y en 1910 se optó por lanzar una Huelga General europea en caso de guerra, pero se decidió esperar a1914 para concretarla en medidas efectivas. Tras una serie de conflictos internacionales que están a punto de desencadenarla, la II Internacional movilizó protestas de masas en 1912, pero el estallido de la matanza abortó el congreso de 1914 que debía haber preparado la Huelga General. La espera de 1910 a 1914 era debida a que muchos no veían inminente una devastación generalizada.</p>
<p>Se debate sobre porqué sólo dos partidos se opusieron al crimen desde el principio –el ruso y el serbio–; porqué se opusieron sectores muy reducidos de otros –alemán, holandés, italiano, francés…–; y porqué hubo tan masivo apoyo inicial a la masacre. Además de las razones que se han barajado desde 1915, nosotros y a la luz de un siglo, nos hacemos la pregunta sobre qué papel jugó la fuerza del fetichismo nacionalista burgués en las bases socialistas, la total ausencia en la II Internacional de la crítica marxista del fetichismo y la aceptación del pragmatismo posibilista, del sentido común del electoralismo, el rechazo o la marginación y silenciamiento de las crítica teóricas al imperialismo y al militarismo, etc.; y también sobre si puede haber alguna relación entre la negativa rusa y serbia y el hecho de que en estos dos países, además de amplias masas campesinas no totalmente dopadas por el fetichismo burgués desarrollado, hubiera organizaciones revolucionarias implantadas, sobre todo en Rusia.</p>
<p>El revisionismo, reforzado por el sentido común pragmático, golpeó al marxismo tal cual podía conocerse hasta 1914, en seis cuestiones vitales: Una, negación de su teoría del valor, de la plusvalía, de la explotación capitalista. Dos, negación de su teoría del Estado, de la violencia y democracia del capital. Tres, negación del materialismo histórico, de la lucha de clases como motor de la historia, y de la factibilidad de la revolución. Cuatro, negación de la dialéctica materialista, de la unidad y lucha de contrarios inconciliables, y vuelta al kantismo o neokantismo. Cinco, aceptación del colonialismo bueno, del occidentalismo como fase suprema de la cultura humana. Y seis, al negar la ley del valor, niega que el capitalismo destruye la naturaleza, culpabilizando al «hombre». Aunque se diga que esta sexta negación es reciente, desde la década de 1960, lo cierto es que la crítica de la ruptura por el capital del metabolismo socio natural aparece desde los primeros textos marxistas.</p>
<p>La política reformista y la negación del marxismo sustentaron el apoyo de la gran mayoría de la II Internacional a la masacre criminal interimperialista, sobre todo cuando intervino para acallar el malestar en las tropas aliadas en la segunda parte de 1916, restableciendo la disciplina capitalista y definitivamente para contener el tsunami de simpatía a la revolución bolchevique de octubre de 1917, facilitando así la trituración de carne humana que era la guerra. Desde finales de 1917, fuerzas afiliadas a la II Internacional se opusieron de mil modos a la revolución rusa. Y desde finales de 1918 a la revolución socialista en Alemania, a la sublevación de los consejos de trabajadores de noviembre de 1918, a la espartaquista de enero de 1919 y a la Comuna o República Soviética de Baviera de abril y mayo de 1919, como estallidos claves entre un océano de revueltas y luchas aisladas, fue aplastada en sangre gracias a la alianza entre la II Internacional y el ejército de la burguesía, en el que destacaron unidades de extrema derecha de la que saldría más tarde lo mejor de los genocidas nazis.</p>
</div>Tue, 23 Mar 2021 15:53:21 +0000Zamora1723 at http://pakitoarriaran.orgIñaki Gil: “Desde la crisis del 2007 el capital potencia más al fascismo, y con la covid-19 lo emplea con astucia”
http://pakitoarriaran.org/index.php/entrevistas/inaki-gil-desde-la-crisis-del-2007-el-capital-potencia-mas-al-fascismo-y-con-la-covid
<span class="field field--name-title field--type-string field--label-hidden">Iñaki Gil: “Desde la crisis del 2007 el capital potencia más al fascismo, y con la covid-19 lo emplea con astucia”</span>
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<span class="field field--name-created field--type-created field--label-hidden">Mié, 13/01/2021 - 13:10</span>
<div class="field field--name-field-autor-entrevistas field--type-string field--label-hidden field__item">Juanjo Basterra </div> <div class="field field--name-field-entrevista-entrevistas field--type-string field--label-inline">
<div class="field__label">Entrevista a</div> <div class="field__item">Iñaki Gil</div> </div> <div class="clearfix text-formatted field field--name-body field--type-text-with-summary field--label-hidden field__item"><p>Iñaki Gil de San Vicente, pensador marxista vasco, analiza la situación política y económica actual. Ante el apoyo incondicional de EH Bildu a los presupuestos del Gobierno español, presidido por Pedro Sánchez (PSOE), destaca que “EH Bildu ha cambiado de barco y destino, lo que ha desorientado al grueso de la tripulación antigua que cree que sigue en la misma trainera”. Ve una clara interrelación entre el capital y el fascismo al señalar que “desde la crisis del 2007 el capital potencia más al fascismo, y con la covid-19 lo emplea con astucia” y, ante ello, destaca “la importancia de la lucha antifascista en la calle, a pie de obra, se multiplica cuando vemos el fracaso estrepitoso del parlamento vascongado que sólo obtuvo el 50,88% de legitimación en las elecciones de julio de 2020”. Añade que “esperanza y lucha se alimentan mutuamente”. Por último, anuncia nuevos trabajos “entre manos” sobre “las lecciones que para el antiimperialismo actual puede ofrecernos la historia de las resistencias de los pueblos explotados, y sobre cómo se entrelazarían con las luchas contra el imperialismo post-covid-19”. Forma parte de “un proyecto tendente a la creación de una Internacional Antiimperialista, cuya necesidad es urgente. Es un estudio que además tiene un contenido antifascista innegable”.</p>
<p><strong>– Una y otra vez leo y nos dicen que el capitalismo está en crisis, pero la realidad, lo que vemos, es que esa parte pequeña del total de la población acumula ingentes cantidades económicas y de poder. ¿Qué hacemos mal para no parar este capitalismo avaricioso?</strong></p>
<p>Me parece muy bien que empecemos la entrevista con la actualidad de la teoría de la crisis que es lo que está en juego en tu pregunta. No hay contradicción alguna entre la tremenda crisis actual y el enriquecimiento de una minoría: de hecho, esto es lo que sucede en todas las crisis, y la distancia entre el empobrecimiento de la mayoría y el enriquecimiento de la minoría se acrecienta en la medida en que la crisis es más grave, más abarcadora y prolongada, y en la medida en la que la clase obrera y el pueblo trabajador no logran imponer una salida política y social en detrimento de la burguesía. La crisis actual no es sólo sociosanitaria, que también, sobre todo es una crisis de acumulación, es decir, que afecta a la esencia misma del capitalismo que es un vampiro que necesita más y más sangre humana para seguir acumulando capital. Uróboro es un monstruo serpentiforme que se devora así mismo para sobrevivir, como hace el capitalismo: devorar la vida humana y la naturaleza para acumular ganancia. Esta contradicción insoluble ha llegado con la covid-19 a su nivel más destructor por ahora de autofagia, o sea de convertir el trabajo vivo, la vida, en trabajo muerto, en capital. Durante este proceso la humanidad trabajadora es empobrecida más de lo que estaban y el capital se concentra en menos manos, se centraliza políticamente y se enriquece más que antes.</p>
<p>Una de las cosas que hacemos muy mal y que nos impide vencer es despreciar la teoría, no estudiar los puntos débiles del capital para atacarle por ahí, despreciar el valor práctico de la teoría revolucionaria, creer que podemos vencerle con sus armas melladas, con sus tramposas instituciones burocráticas, ser crédulos con sus promesas, despreciar las lecciones amargas de la historia, de nuestras derrotas… luego volveremos sobre esto en la pregunta acerca de la utopía y la esperanza.</p>
<p><strong>– Está constatado a lo largo de las crisis económico-sociales que el capitalismo/neoliberalismo las utiliza para recortar derechos sociales y laborales, ¿la crisis de 2020 nos llevará a nuevos recortes en esta próxima década como ocurrió en 2008, aunque esta historia de recortes viene ya desde la crisis del petróleo?</strong></p>
<p>Los ataques habían comenzado antes de 2020, ya en 2010 con el PSOE de Zapatero por no retroceder más en el tiempo, y se endurecieron en 2012 con el PP de Rajoy, etc. Fue así porque la crisis venía desde 2007 pero golpeó al capitalismo español con mayor crudeza desde 2009. Fue más dura en el Estado porque su economía arrastra fallas estructurales que van agravándose con el tiempo: baja productividad del trabajo, baja-media tecnología, desindustrialización lenta pero continuada, mucha pequeña empresa, dependencia del exterior, economía sumergida y corrupción… Cuando la economía internacional va bien, la española crece bastante por el impulso externo, pero menos que otras más productivas lo que hace que aumente el retraso en el mercado mundial: cuando estallan las crisis o empeoran las que ya se sufren, como en la actualidad, el capitalismo español se desploma más hondo y más rápidamente que otros que resisten más.</p>
<p>Como cualquier burguesía, para salir de este agujero sólo tiene tres métodos: aumentar la explotación y el empobrecimiento; cerrar empresas obsoletas, endeudadas o zombis; y endurecer el saqueo de los recursos y riquezas de otros pueblos, para transferir los recursos así obtenidos a las pocas empresas rentables. El «gobierno progresista» está haciendo exactamente eso. El aumento de la explotación y el recorte de derechos permitió al capital recuperar algo los beneficios desde 2014, a la vez que se daba una tenue recuperación laboral basada en la precarización, el despido fácil y el miedo a perder el trabajo, pero desde 2020 todo vuelve a hundirse y más que antes.</p>
<p><strong>– La verdad es que este año 2020, que dejamos atrás, nos ha descubierto a nivel político, económico y social de enormes sorpresas. Nunca se había producido un apoyo desde la Izquierda abertzale Oficial a unos presupuestos hechos bajo la batuta de Madrid con apoyo a la inversión en armas, al ejército, a la monarquía, al TAV, etc. ¿Qué piensas de este cambio de rumbo oficializado por EH Bildu?</strong></p>
<p>Ha habido un cambio de rumbo, desde luego, y que además se veía venir. Pero sobre todo ha sido un cambio de barco y de puerto de llegada. Un movimiento sociopolítico puede reorientar tácticamente su rumbo puntual dentro de una estrategia sostenida hacia el puerto al que se dirige. Pero EH Bildu ha cambiado de barco y destino, lo que ha desorientado al grueso de la tripulación antigua que cree que sigue en la misma trainera. Otra mucha tripulación ha dejado la militancia y se limita a votar, y lo que pierde por la izquierda en el aspecto electoral lo compensa por el centro-progresista.</p>
<p>A la vez, diversos colectivos de izquierda abertzale crecen fuera de EH Bildu enfrentándose a retos como actualizar nuestra historia de lucha al «nuevo» capitalismo, tras la época abierta con la covid-19; impulsar la auto-organización de la juventud y el pueblo trabajador desde y hacia la independencia política de clase; engarzar en las peleas concretas con la militancia adulta desilusionada, reactivando movilizaciones abandonadas; teorizar en la práctica la necesidad de un Estado Socialista vasco como parte de un proceso revolucionario internacional, etc. Y desmontar la falsa imagen de tranquilidad, espíritu de acuerdo y consenso, normalidad, etc., que EH Bildu y el Gobierno español quieren dar de la «vida parlamentaria», que es lo mismo que decir de la vida sociopolítica y económica en el Estado. Dentro de la explotación, dominación y opresión, cualquier normalidad no puede ser otra que la del explotador, dominador y opresor, a no ser que asumamos que la injusticia es normal. Y pedir tranquilidad es pedir pasividad y obediencia.</p>
<p><strong>– ¿Qué balance haces de los gobiernos de la CAV y de Nafarroa a nivel político, económico y social en 2020?</strong></p>
<p>Les llamamos «gobiernos» pero no lo son. Son aparatos burocráticos descentralizados sujetos al mando centralizado del Estado, o sea, al mando del capitalismo tal cual se reproduce en el espacio estatal español. Por definición, el Estado es la forma política del capital en cuanto que relación social de explotación, por eso los «gobiernos» de la CAV y de Nafarroa son simples burocracias regionales del capital defendido por el Estado. Desde esta perspectiva, la realidad vasca sólo es comprensible desde los parámetros de la lucha de clases, y en 2020 desde la actuación de los Estados:</p>
<p>Primero, desmantelando las sanidad pública sin atender los crecientes avisos sobre previsibles pandemias; segundo, siendo sorprendidos por el covid-19 pero, de inmediato, desoyendo la información de China y de científicos; tercero, perdiendo tiempo y tranquilizando a la población para no agravar la crisis ya existente; cuarto, imponiendo una cuarentena en detrimento del proletariado, de auto explotados y de sectores de la pequeña burguesía, y en beneficio del gran capital; y quinto, recortando libertades, aumentando el control, potenciando el chivatazo y la delación… Mientras, el empobrecimiento, la incertidumbre y el malestar golpeaban al pueblo trabajador y a otros sectores. Bien pronto, desde finales de marzo de 2020, surgieron las primeras resistencias revolucionarias que, con altibajos, han terminado este año en mejores condiciones que al comienzo de la pandemia.</p>
<p><strong>– La realidad es que, una vez más, se “tapará” el agujero de la crisis con una lluvia de millones desde las arcas públicas para las grandes empresas y proyectos. ¿Qué esperas de 2021?</strong></p>
<p>Se tapará el «agujero» de la crisis durante un tiempo, pero no se logrará detener los cataclismos tectónicos que una y otra vez abren nuevos «agujeros» en la superficie. Para paralizar durante un período las contradicciones del capital, la burguesía ha de imponer una salvaje solución política de sobreexplotación, destrucción masiva de fuerzas productivas y de infraestructuras, e imposición a cualquier precio de una nueva jerarquía imperialista. Los estrategas occidentales están diseñando un modelo doble: primero y sólo en el centro imperialista, un neokeinesianismo conservador con ingentes gastos públicos para rearmar sus ejércitos, reactivar su economía, sobornar a sectores alienados y reprimir a los «subversivos»; y simultáneamente, una mezcla de «guerra económica», guerras regionales por los recursos, provocaciones y desestabilizaciones internas contra los pueblos y Estados resistentes, mientras se evalúan posibles conflictos político-militares flexibles de media y alta letalidad pero que no degeneren en un incontrolable holocausto.</p>
<p><strong>– A nivel más político, ¿la entrada de Vox en los parlamentos español y vasco, abre el camino a las tesis ultraderechistas edulcoradas con la supuesta Democracia? ¿Cómo ves 2021 desde esta perspectiva política? ¿Tendrían que tener en cuenta que la mitad de los votantes se abstuvieron en las últimas elecciones al Parlamento Vasco o, como siempre, esa institución hace oídos sordos a la calle, al pueblo?</strong></p>
<p>A nivel estrictamente político, 2021 marca el inicio de esta estrategia imperialista: los grandes Estados deberán limar sus diferencias; controlar en la medida de lo posible al capital transnacional y a las grandes corporaciones que están obteniendo beneficios inconcebibles; negociar y poner orden en facciones burguesas debilitadas y casi arruinadas para que el reparto de las masas de capital público se haga en beneficio de la alta burguesía pero manteniendo una apariencia de «justicia»; controlar al movimiento obrero, atar en corto al fascismo para que muerda cuando el capital se lo ordene, etc. Los gobiernillos vascongado y navarro se arrastrarán a Madrid mendigando más dinero al Estado, y los parlamentos de Gasteiz e Iruña les apoyarán con fervor público los aliados de PSOE-UP, y con protestas cínicas los del trifachito. Veremos cosas incluso más llamativas que las vistas hasta ahora.</p>
<p>El fascista VOX, y los neofascismos más o menos encubiertos, PP y Cs, son débiles en Hego Euskal Herria en comparación con el Estado, pero las derechas de PNV y UPN, la pasividad del resto de fuerzas parlamentarias en combatir a los primeros, y el sobredimensionamiento mediático, multiplica su influencia política. No se quiere combatirlo en la calle, en la producción/reproducción, en la cultura…, que es el espacio decisivo para aplastarlo, mientras que el parlamento es un altavoz del fascismo por mucho que se le aísle. Sólo lo combaten en serio, incluso a costa de represión, las organizaciones, movimientos, sindicatos, colectivos, etc., de izquierda revolucionaria.</p>
<p>La importancia de la lucha antifascista en la calle, a pie de obra, se multiplica cuando vemos el fracaso estrepitoso del parlamento vascongado que sólo obtuvo el 50,88% de legitimación en las elecciones de julio de 2020. Parte de ese fracaso es debido al miedo e incertidumbre causado por la covid-19, y es sabido que esos sentimientos potencian la necesidad irracional de un líder, caudillo, lehendakari… fuerte, autoritario. Otra parte es debida a la radicalización de sectores obreros y populares cansados de tantas promesas incumplidas y de que el parlamento vascongado no sirva más que para legitimar el orden establecido, en vez de para combatirlo. La urgencia antifascista se acrecienta cuando vemos que, según un sondeo, el 42,5% de los y las vascas de toda Euskal Herria votarían que sí a un Estado vasco si se realizase con la vía escocesa, lo que ya de por sí y al margen de otras consideraciones, supone una amenaza para el imperialismo franco-español, para sus extremas derechas e idearios fascistas.</p>
<p><strong>– ¿El capitalismo/neoliberalismo utiliza el fascismo para perpetuarse en la élite económica? Porque en el Estado español quienes están al frente de las grandes empresas (en una amplia mayoría) provienen de la época franquista, como se ha escrito bastante, ¿verdad?</strong></p>
<p>El fascismo como tal irrumpió en 1923, pero sus síntomas fueron apareciendo desde la mitad del siglo XIX. Desde entonces se ha convertido en una herramienta polivalente del capital contra la revolución socialista, o sea, le vale para varios objetivos sin tener que aplicarlo en su brutalidad genocida al estilo nazi. Los neofascismos impulsados por D. Trump, por ejemplo, aumentan la fuerza material de la reacción dentro de EEUU pero también la fortalecen a nivel imperialista, y aunque tenga que dejar la Casa Blanca los va a seguir impulsando; otro tanto sucede en muchos países. A una parte de la burguesía española le convino reactivar el fascismo duro al ver que a la crisis socioeconómica se le unía la del PP y que Cs no tenía la ferocidad suficiente. El dictador Franco reconoció en plena guerra de exterminio que aquella masacre enriquecía a quienes ya eran ricos. Tras su muerte y ya en la «democracia», el fascismo dentro del PP ha servido para dar confianza a las ‘grandes familias’ más allá que la que siempre les ha dado el Estado y el Gobierno, aunque en este estuviera el PSOE. Tampoco el PCE y otros reformismos eurocomunistas hicieron algo por acabar con la burguesía.</p>
<p>De cualquier modo, las grandes empresas han pertenecido casi siempre a núcleos muy pequeños de ‘grandes familias’ estrechamente relacionadas entre ellas, que en la medida de lo posible han evitado el intrusismo de los ‘nuevos ricos’, o en el peor de los casos los han integrado en su núcleo. Con la irrupción de las nuevas tecnologías informáticas, biotecnológicas, de servicio, etc., ha aparecido una facción nueva que ya ha sido integrada en ese núcleo por la ley tendencial a la concentración y centralización de capitales, ley tendencial que tiene unas repercusiones directas en la lucha de clases que no podemos analizar ahora.</p>
<p><strong>– ¿Europa ha fracasado desde el momento en que ha dado la espalda al socialismo, ha adoptado la socialdemocracia y, sin embargo, ha vuelto a recibir a la ultraderecha de infaustos recuerdos?</strong></p>
<p>Europa está partida por la lucha de clases, por la opresión nacional y por el patriarcado: existen por tanto dos Europas irreconciliables. La Europa trabajadora ha hecho muchos intentos revolucionarios y logrado victorias, que fueron derrotadas por la Europa burguesa debido a una conjunción de causas que no podemos resumir ahora, pero hubo muchos más intentos que los que reconoce la historiografía burguesa, empeñada en negarlos. Aun y todo así, aquellas luchas forzaron a la burguesía a hacer concesiones sociales y democráticas que sin ellas, sin el pavor que le causaron, nunca las hubieran hecho. Los fascismos fueron y son armas contra la Europa obrera, y se basaban y basan en buena medida en sectores pequeño burgueses, en franjas obreras decepcionadas, en la llamada «clase media», etc., todos ellos arruinados o al borde de la ruina, que de pronto reciben el apoyo de la gran burguesía que los emplea como carne de cañón. Desde la crisis del 2007 el capital potencia más al fascismo, y con la covid-19 lo emplea con astucia: potenciándolo en algunos sitios, vigilándolo en otros e incluso reprimiéndolo cuando le interesa mantener una fachada democrática. La alta burguesía ha aprendido mucho desde los años ’30 del siglo pasado sobre cómo tratar y manejar al monstruo y después de la «era Trump» va a redoblar sus tácticas y métodos, pero siempre lo tendrá como última reserva.</p>
<p><strong>– A nivel mundial, América Latina parece que vuelve a despertar, aunque Cuba y Venezuela siguen plantando cara al imperialismo norteamericano y al neoliberalismo, ¿cómo ves la situación en América Latina y el resto del Mundo?</strong></p>
<p>En Nuestramérica coge impulso una oleada en ascenso en la que bastantes colectivos han aprendido del error de confiar en las promesas del llamado «socialismo del siglo XXI» que les dio pan pero no les dio armas, de modo que cuando sobrevino la devastadora crisis desde 2007 y sobre todo desde 2013-14 y a la vez contraatacó el imperialismo, casi todo se fue al traste. Solamente se salvaron Cuba y Venezuela porque la defensa armada está en manos del pueblo obrero. Bolivia también confirma esta especie de ley histórica: el Gobierno de Evo hizo reformas en el Ejército pero no lo radicales que exigía la situación y se impuso el golpe que no fue terriblemente efectivo por la fuerza del pueblo pero también por la existencia de una parte del Ejército que no quería asesinar al pueblo porque le habían gustado las reformas de la época de Evo: de cualquier modo, el problema sigue abierto porque EEUU intenta organizar otro crimen pero ahora mejor que el anterior. Con nuestras limitaciones y con todo nuestro respeto, debemos ponernos a las órdenes que quienes allí reivindican el derecho inalienable a la rebelión contra la injusticia, explicando por ejemplo el error estratégico de la rendición de armas de un sector de las FARC-EP, que está costando torrentes de sangre.</p>
<p><strong>– ¿Hay tiempo para la esperanza, para la utopía, de un futuro mejor para la clase trabajadora y todos los pueblos que luchan por su libertad?</strong></p>
<p>La utopía tiene límites insuperables, pero la esperanza es lógica y necesaria, y debe ser inagotable. La utopía impulsa muchas luchas desde la antigüedad hasta hoy, sobre todo en sectores sociales en los que tienen cierta fuerza aún versiones justicialistas y comunitarias de las religiones. Algunos defienden las llamadas utopías rojas, o concretas, etc., pero también se enfrentan a dos grandes problemas: tienden al idealismo o lo son abiertamente, y minusvaloran la decisiva importancia de la objetividad del conocimiento crítico, de la ciencia como fuerza revolucionaria confirmada otra vez por la covid-19. El pensamiento crítico llega al fondo de las contradicciones mostrando qué vías de futuro surgen de ellas, sugiriéndonos cual y cómo impulsar. La utopía no nos exige ese duro esfuerzo que, dada la brutalidad del capital, nos enseña de manera desnuda la crudeza de la vida.</p>
<p>El materialismo de la praxis crítica nos enseña que todo se mueve por la unidad y lucha de sus contrarios, por su inmanencia, alimentando nuestra esperanza de mejora mediante el aprendizaje autocrítico permanente. La esperanza se alimenta de la praxis autocrítica, de la lucha teórica, científica, filosófica, siempre en la sala de calderas a máxima presión, allí donde los hornos de la inhumanidad enriquecen a la minoría y torturan a la mayoría. Es imposible refugiarse en lugares idealizados que no existen; no aprendemos de lo que no existe, sino de la injusticia material que sí existe. Y aunque parezca que nada se mueve, que todo es estático y que nada liga internamente a las partes del todo, no es así, al contrario. Hablan de la «extinción de la lucha de clases», pues bien, incluso en las multinacionales más poderosas –Google, Amazon, etc.– han nacido sindicatos que mundializan las resistencias. Esperanza y lucha se alimentan mutuamente.</p>
<p><strong>– Sare Antifaxista ha reeditado “Tesis contra el fascismo (2005-2018)” y “psicología de masas del fascismo”, de Wilhelm Reich, que cuenta con una introducción escrita por ti, ¿tienes algún libro entre manos para estos próximos meses?</strong></p>
<p>Tengo varios trabajos entre manos, uno sobre las lecciones que para el antiimperialismo actual puede ofrecernos la historia de las resistencias de los pueblos explotados, y sobre cómo se entrelazarían con las luchas contra el imperialismo post-covid-19. El estudio forma parte de un proyecto tendente a la creación de una Internacional Antiimperialista, cuya necesidad es urgente, además de obvia. Es un estudio que además tiene un contenido antifascista innegable.</p>
</div>Wed, 13 Jan 2021 17:10:47 +0000Zamora1579 at http://pakitoarriaran.org