Negar el racismo en Venezuela: síntoma de privilegio blanco

Murales en Venezuela
María Mercedes Cobo / Alba Tv

Mi voz y mi palabra han sido mis armas para expresar mi rebeldía y para mostrarme más atractiva ante la gente, porque en un mundo cultural de supremacía blanca donde ven y tratan mejor a las mujeres catiras, ojos claros, de pelo liso y flacas, había que hacer algo para no pasar tan desapercibida y no ser tan despreciada. ¿Por qué crecí pensando y sintiendo esto en un país que no pasa por racista? ¿Hay realmente racismo en Venezuela?

Tengo la costa por todos lados. Mi abuelo materno era de Puerto Cabello, ubicado en el estado Carabobo, y mi abuelo paterno tenía raíces en Choroní, estado Aragua. Nací en Maracay. Cuando voy a Ocumare de la Costa con mi familia, me encanta que sientan que soy una negra de ahí, aunque cuando hablo, paso por una negra urbanizada, con un acentico sifrino caraqueño que se me ha pegado desde que vivo en la capital.

Ana Felicien es hija de padre haitiano y madre venezolana. Ella, negra como yo, también tuvo la oportunidad y el privilegio de formarse en la universidad. Quise dialogar con Anita y despejar la interrogante que nos inquieta ¿Existe racismo en Venezuela?

“Esta ha sido una de las preguntas que más ha circulado en la conversa que anda por los medios virtuales en los últimos días, y la mayoría de las respuestas que he visto es que ‘no hay racismo en Venezuela’. Mucha gente dice que aquí lo que hay es clasismo y como evidencia de la inexistencia del racismo, está, pues, la argumentación clásica del mestizaje”, responde.

Continúa: “Yo difiero de esto. Pienso que sí hay racismo por diversas razones, algunas elaboradas desde mi experiencia personal. Pero además creo que hay múltiples evidencias, entre las cuales están la creación de políticas e instituciones como el Incodir (Instituto Nacional Contra la Discriminación Racial), fundado a partir de una ley que define qué es el racismo y endorracismo en nuestro país desde el 2011 y establece medidas para sancionar, prevenir y erradicar prácticas discriminatorias. Entonces, si el Estado venezolano define una política, que además no viene de la nada, sino que es producto de la lucha histórica del movimiento afrovenezolano, reconoce que existe el racismo en este país”.

La Ley Orgánica Contra la Discriminación Racial venezolana define al racismo como: “Toda teoría o práctica que invoque una superioridad o inferioridad intrínseca de personas o grupos de personas en virtud de su origen étnico o cultural, que engloba las ideologías racistas, las actitudes fundadas en los prejuicios raciales, los comportamientos discriminatorios, que históricamente se ha manifestado por medio de disposiciones legislativas o reglamentarias, prácticas discriminatorias, y en general, por actos que anulen, menoscaben o impidan el reconocimiento, goce y ejercicio, en condiciones de igualdad, de los derechos humanos y libertades de la persona o grupos de personas. El racismo es un mecanismo de dominación y explotación sociocultural, étnica, económica, política, entre otros”.

¿Cuántas mujeres y hombres negros venezolanos han tenido que bajar las miradas, tragar grueso o sentir vergüenza por su pelo, su piel o su nariz? ¿Cuántas mujeres se siguen alisando el pelo para alcanzar ser blancas? ¿Cuántas familias desean que sus hijas se casen con blancos para “mejorar la raza”?

¿Cómo opera el racismo en Venezuela?

La profesora Sandra Angeleri, jubilada de la Escuela de Antropología de la Universidad Central de Venezuela y doctora en Estudios Étnicos, afirma que “es un racismo camuflado bajo el discurso del mestizaje o la democracia racial. La población de origen indígena y negra no hace parte de la nación, sino que es integrada como subordinada”.

Ana, por su parte, piensa que el racismo es un sistema de opresión que se ha construido históricamente, en el que las diferencias étnico-raciales fueron jerarquizadas en favor de unos y en contra de otros. “Esto fundó y estructuró a esta sociedad, funcionó como una tecnología de poder que hizo posible la ocupación por los invasores españoles a través del despojo y exterminio de los pueblos indígenas de sus territorios, y la esclavización de africanos. Ese es el origen de la riqueza de la élite de este país, sin embargo, cualquiera podría decir, bueno eso pasó hace mucho tiempo”.

“El problema es que el racismo estructural pervive a través de un conjunto de mecanismos que reproducen esa opresión en códigos que se van actualizando constantemente. Como dice mi abuela: es el mismo ‘musiú’ con diferente cachimbo. La supuesta invisibilización del racismo y la existencia de silenciosos mecanismos de exclusión, no sólo económica y política sino también moral y afectiva de los no-blancos, son algunos de los elementos que sostienen el racismo en la actualidad”, sigue Felicien, estudiosa y activista por el cultivo y preservación de la semilla indígena, campesina y afro.

La deuda histórica se mantiene y es nuestro trabajo repararla

“La pobreza en nuestro país está intensa y descaradamente racializada, comparemos la población estudiantil universitaria con la población de trabajadores domésticos y de la construcción, por ejemplo. Es decir, es obvio”, interpela Ana.

Si nuestra cotidianidad está plagada de reacciones, comentarios, gestos y bromas racistas, ¿por qué se tiende a pensar que no hay racismo en Venezuela?

La profe Sandra nos responde: “porque el mestizaje supuestamente nos homogeniza e iguala. El proceso de independencia cambió la forma política a república, pero continuó con las relaciones coloniales que son relaciones racializadas. Además, se ve el racismo en las relaciones coloniales de Venezuela hacia los imperios, primero España y luego Estados Unidos, pero no se ve el racismo al interior de la nación. El marco teórico analítico es el de la colonización del Estado Nacional. Por otro lado, el enfoque de clases esconde el racismo y no se ve la conexión entre ambos, ni con el orden patriarcal. A nivel más profundo, porque el poder es opaco y se reproduce a través de esa opacidad”.

Ana opina que “negar el racismo que existe en Venezuela es una evidencia del privilegio blanco, que aquí podríamos llamar privilegio ‘mestizo’, y parte de esa negación la hemos visto marcadamente en los últimos días en los que nuestras movilizaciones antirracistas, no son ni remotamente comparables con las magníficas muestras de solidaridad con las demandas del pueblo afro en Estados Unidos que se han manifestado en todos los niveles de la sociedad venezolana en este momento. No estamos cuestionando esta última, sino la brecha que hay entre las miradas hacia adentro y hacia afuera, y es que debatir sobre racismo en Venezuela, insisto, pasa por cuestionar los privilegios de la blanquitud y ¿quién está dispuesto a ceder sus privilegios?”.

¿Hay derechos que se han alcanzado para disminuir el racismo en Venezuela? ¿Qué ha logrado la Revolución Bolivariana?, preguntamos. “Desde la Constitución hasta las leyes relacionadas con los pueblos indígenas y la Ley Contra la Discriminación Racial”, comenta Ana.

“El logro fundamental fue abrir espacio para el debate. Creo que el movimiento afrovenezolano ha avanzado mucho dentro de este marco en el logro de conquistas bien importantes, pero el racismo nos atraviesa como sociedad a todxs. Una deuda pendiente es la movilización en contra del racismo que es responsabilidad del 48% de la población nacional, que son quienes no se reconocen como afro, negra o morena. La deuda histórica se mantiene y es nuestro trabajo repararla”.

Vuelvo a Ocumare de la Costa y cuando agarro la mano de mi compañero, que aunque es blanquísimo y venezolanísimo y de padres gochos parece irlandés, español o portugués, me miran como la ocumareña que se está resolviendo la vida con el musiú.

Fuente
http://www.albatv.org/
Categoria