Cómo parar al fascismo

Muerte Mussolini
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Indistintamente de lo que ocurra en las elecciones a la comunidad de Madrid, gane el bloque de la izquierda del capital o lo haga la derecha, el fascismo no será derrotado. No lo serán sus lideres, el sistema capitalista que lo hace vivir como su plan B, ni mucho menos sus ideas y valores hoy enraizados en gran parte de la sociedad.

Suena difícil hacerlo pero es cierto.

Avance del fascismo, falta de un programa revolucionario 

El avance del fascismo se produce en una gran parte por la debilidad de la izquierda anticapitalista y revolucionaria. La falta de respuestas a la situación cada vez mas grave de miles de familias obreras siembra el caldo de cultivo para el resurgimiento de esta ideología. Ha sido siempre así a lo largo de la lucha de clases.

La clase obrera conoce perfectamente que el sistema actual no funciona en absoluto, su desapego a la clase política es un sentimiento de clase y absolutamente valido. Un sentimiento que bajo un programa revolucionario y de clase haría crecer la lucha de clases hasta llevar el sistema capitalista a la diana de la historia. Los hombres y mujeres sienten que este sistema no puede asegurarles trabajo, una vivienda digna o un proceso vital pleno. El problema es que lejos de canalizar esa sensación hacia su verdadero culpable nos empeñamos una y otra vez en hacerles creer que es una mera cuestión de gestión del sistema, que si la izquierda capital gobierna la situación se revierte pero eso se ha demostrado falso una y otra vez.

Los obreros, los asalariados, desconfían  de las propuestas y los compromisos de una izquierda que no puede dar salida ni plantear soluciones reales a sus  problemas. Que son meros gestores de los migajas de un sistema donde cada vez existe menos margen para lo público, las ayudas o las políticas de la socialdemocracia.

Explicamos todo esto porque de ver esa impotencia de la izquierda del capital gobernando, de ver como la socialdemocracia nunca termina por acabar con los problemas de los que curramos de donde sale el caldo de cultivo de la extrema derecha y el fascismo.

Ante la desesperación de miles de obreros que no ven salida a su situación y la de su clase, ante la imposibilidad de responder desde los gobiernos a estos problemas (indistintamente de su color) que son sistémicos el fascismo apela a los sentimientos mas profundos. Apela desde el mas burdo y vacío de los populismos por generar enemigos exteriores ( migrantes, menas,…) e interiores ( la clase política e incluso la democracia representativa). Una receta simple y efectiva, alentada por los grandes medios de masas y el propio sistema consciente de que la alternativa a eso reside solamente en la caída del propio sistema.

Derrotar al fascismo, derrotar al sistema

Al fascismo solo se termina por vencer si se derrota también a su mentor: el capitalismo. La manera de luchar contra su ideología es decir que es cierto que el sistema y la clase política no dan respuesta a nuestras problemas, pero que esto ocurre porque dentro del sistema económico y político actual esto es literalmente imposible.

 El fascismo vende humo, vende un populismo para canalizar sentimientos de rabia e impotencia y llevarlos a la nada. Nosotros tenemos que decir que ese sentimiento de rabia es bueno y lógico, pero tenerlos que enfocarlo hacia el sistema con un programa revolucionario claro y potente. Sin medias tintas.

Esto no significa abandonar las luchas diarias de curros, fábricas y calles. Significa dotarlas de un contenido de clase y revolucionario. Explicar que de los gestores del capital no vendrán las soluciones solo de la lucha consciente de nosotros y nosotras. Menos aún en tiempos de crisis.

Si hacemos esto el fascismo perderá su espacio político actual, y esta será la única victoria posible frente al fascismo y su gestor: el capitalismo.

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