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esEl feminicidio político contra las mujeres vs delincuencia organizada (nacional- trasnacional)
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<span class="field field--name-title field--type-string field--label-hidden">El feminicidio político contra las mujeres vs delincuencia organizada (nacional- trasnacional)</span>
<div class="field field--name-field-imagen-articulos field--type-image field--label-above">
<div class="field__label">Imagen</div> <div class="field__item"><img src="https://pakitoarriaran.org/sites/default/files/2024-08/vioencia.jpg" width="550" height="300" alt="Violencia de género" typeof="foaf:Image" />
</div> </div><span class="field field--name-uid field--type-entity-reference field--label-hidden"><span lang="" about="https://pakitoarriaran.org/user/37" typeof="schema:Person" property="schema:name" datatype="" xml:lang="">Zamora</span></span>
<span class="field field--name-created field--type-created field--label-hidden">Vie, 09/08/2024 - 11:37</span>
<div class="field field--name-field-autor-articulos field--type-string field--label-above">
<div class="field__label">Autor</div> <div class="field__item">Adriana Patricia Castaño Román</div> </div> <div class="clearfix text-formatted field field--name-body field--type-text-with-summary field--label-hidden field__item"><p>El feminicidio generalmente definido como un delito cometido contra una mujer por sentimientos relacionados con el amor de pareja bajo comportamientos de dominación que es parte del sistema patriarcal y el el odio hacia las mujeres por parte de un hombre, (aun sin tener en cuenta la clase etnia/raza). Este delito tiene como característica fundamental los sujetos: una mujer comovictima y quien ejecuta la conducta feminicida un hombre.</p>
<p>Sin embargo, como lo hemos venido sosteniendo desde nuestro análisis, primero, no se trata de un hecho aislado, de un hombre furioso, incontrolable, que de un momento a otro decide asesinar a una mujer. Tampoco se trata de un hecho aislado, es estructural y para estos tiempos de proliferación de hombres en armas, mercenarios, ejercito de reserva del actual sistema mundial, mano de obra armada al servicio de las grandes empresas del crimen y sus economías legales e ilegales.</p>
<p>Ante nuestros ojos se produjo el más grande ataque sistemático contra todas las estructuras del chavismo y del pueblo no partidario, compuesto mayoritariamente por mujeres. Ante este ataque tal vez, el feminismo liberal-capitalista tendrá poco por decir, más allá de sus lugares comunes, pero desde esta trinchera de análisis podemos decir algunas cosas.</p>
<p>Primero el terror, el miedo por parte de un sujeto colectivo: delincuencia organizada y<br />
trasnacional, no fue espontaneo y se produce porque en tiempos de capitalismo caníbal, los<br />
lugares y posiciones de las mujeres en otrora protegidos como la maternidad, las mujeres<br />
cuidadoras y lideresas, se trasgreden esos límites simbólicos, los rompieron abiertamente en la sociedad venezolana principalmente matrilineal, en los hechos vividos por muchas mujeres que estuvieron bajo acecho y zozobra en diferentes momentos y lugares del país.</p>
<p>Segundo estos sujetos tienen identificados el lugar del poder del chavismo territorial en cuanto su gran aporte para frenar el caos y la hambruna generalizada que debíamos pasar desde 2017. Por tanto, su objetivo está dirigido a mujeres que representan un proyecto, una idea y materializan la política social en cada barrio, en cada calle.</p>
<p>Estas mujeres no son todas las mujeres, son mujeres políticas, del pueblo y clase trabajadora, no es la elite de derechos humanos blanqueada y profundamente colonialista. Son mujeres populares poderosas, que no necesitan a USAID, o cualquier agencia humanitaria para ser rescatadas, porque a ellas se les dio y tienen poder, lo asumen y cumplen con la tarea encomendada, el cuidado colectivo de una comunidad.</p>
<p>El feminicidio político a manos de un sujeto colectivo como la delincuencia organizada y<br />
trasnacional cobra un lugar nuevo para la sociedad y el pueblo de Venezuela, porque se ataca un liderazgo colectivo a un proyecto, no solo el cuerpo de una mujer individualmente hablando, sino un corpus colectivo, un corpus político encabezado y visiblemente asumido por mujeres del pueblo y de la clase trabajadora popular. Estos hechos nos tienen que llevar a reflexionar sobre aspectos tan importantes como las guerras contrapuestas y simultaneas impuestas a goteo, pero que vimos y sentimos su primer chorro en esta semana.</p>
<p>Nos apretaron tres días, pero la fortaleza, la historia heroica, el amor sembrado y la convicción de que estamos del lado del proyecto que protege la vida en todas sus formas, que ama los pueblos y su emancipación, con el antecedente que ya vivimos la magia del amor al pueblo hecho materialidad con el estado bienestar, tenemos un legado que defender y un proyecto cada vez mas profundo para un futuro esperanzador.</p>
<p>Honor y gloria a nuestras compañeras, el mejor legado seguir juntas, creando juntas, protegiendo la vida con firmeza en este camino bonito que es la vida colectiva, la defensa de lo común y la lucha permanente por ser MAS y mejores.</p>
<p>* Colectivo Hermanadas</p>
</div>Fri, 09 Aug 2024 15:37:50 +0000Zamora2956 at https://pakitoarriaran.org«Quo vadis», Anasagasti
https://pakitoarriaran.org/index.php/articulos/quo-vadis-anasagasti
<span class="field field--name-title field--type-string field--label-hidden">«Quo vadis», Anasagasti </span>
<div class="field field--name-field-imagen-articulos field--type-image field--label-above">
<div class="field__label">Imagen</div> <div class="field__item"><img src="https://pakitoarriaran.org/sites/default/files/2024-08/escultura%20donostia.jpg" width="550" height="300" alt="Escultura a las y los 400 donostiarras fusilados " typeof="foaf:Image" />
</div> </div><span class="field field--name-uid field--type-entity-reference field--label-hidden"><span lang="" about="https://pakitoarriaran.org/user/37" typeof="schema:Person" property="schema:name" datatype="" xml:lang="">Zamora</span></span>
<span class="field field--name-created field--type-created field--label-hidden">Mié, 07/08/2024 - 14:54</span>
<div class="field field--name-field-autor-articulos field--type-string field--label-above">
<div class="field__label">Autor</div> <div class="field__item">Dan Alvarez Prieto </div> </div> <div class="clearfix text-formatted field field--name-body field--type-text-with-summary field--label-hidden field__item"><p>A raíz del llamamiento de un grupo de autodenominados «intelectuales» en los que destacan militantes activos de derecha y extrema derecha (Fernando Savater, Jon Juaristi, Rabanera, Iñaki Ezkerra, Guillermo Gortázar, Pedro Chacón, Martínez Gorriarán y demás ínclitos), todos ellos de clara vocación antinacionalista vasca, ha llegado la solicitud dirigida al alcalde de Donostia, Eneko Goia. El objetivo es que se incluya en el listado de víctimas de la Guerra Civil del monumento erigido en Donostia, a aquellas víctimas producidas por el bando republicano.</p>
<p>Se obvia que dentro de ese listado destacan clarísimos golpistas, entre otros, el capitán del ejército franquista Félix Fernández y el teniente Manuel Pérez, cuyos cuerpos fueron trasladados a Zamora para ser enterrados en septiembre del 1936. Se obvia que este hecho provocó de inmediato, según hace constar el Foro por la Memoria Histórica de Zamora, la ira y la venganza del falangismo y otros sectores del Movimiento causando tres sacas directas con 28 asesinados por fusilamiento. Esta solicitud ha tenido el aplauso del citado grupo de «intelectuales» por la inclusión en este manifiesto de la firma del eterno «campechano» y «jauntxo» del PNV, Iñaki Anasagasti.</p>
<p>Como constatación de la alegría que les provoca la inclusión y firma por parte de Anasagasti a este manifiesto, basta leer el artículo de uno de los firmantes del manifiesto, Pedro Chacón, profesor de Historia del Pensamiento Político de la UPV/EHU argumentando que «el hecho de que un peneuvista una su firma a gente de la derecha vasca es un gran paso hacia una Euskadi más integrada».</p>
<p>Si no fuera porque la memoria aún guarda el dolor, que no el rencor, del hecho de saber que mis abuelos y mi tío fueron fusilados por los franquistas a los que este grupo solicita homenajear –como si no hubieran tenido suficientes homenajes a lo largo del periodo franquista– la cínica intención de dicha solicitud me causaría risa, pero aún duele saber que sus restos no han sido rescatados, que siguen olvidados, como olvidados están los restos que descansan sin remedio en multitud de cunetas casi olvidadas.</p>
<p>La silenciada expulsión de mi familia de su pueblo de Zamora (Torres del Carrizal) tuvo consecuencias en el tiempo. Obligados por un proceso necesario de integración en la tierra vasca de acogida, gran parte de sus descendientes hoy somos euskaldunes, pese a vivir en un entorno escasamente favorable a la euskaldunización, lo cual hace más manifiesta la voluntad de integración. Otra consecuencia es que ninguno de los descendientes que yo conozco apoyaría el escrito de esos «intelectuales» que ahora aplauden la osadía del «campechano» Anasagasti. La razón está en la conservación de la memoria.</p>
<p>¿Quién de la mencionada lista de ilustres solicitantes se ha pronunciado por una aplicación práctica de la política de Memoria Democrática, que exige devolvernos los cuerpos de nuestros familiares, para que podamos homenajearles como deseemos? ¿Cuántos de ellos han aplaudido las escasas aportaciones a su búsqueda y reparación? No conozco el historial de todos ellos, pero tal y como expresan sus firmas, me temo que están muy lejos de ese objetivo.</p>
<p>No me equivocaría mucho si expreso que su última intención con esta reivindicación aparentemente «equidistante» esconde una voluntad clara y notoria de vaciar de contenido la Ley de Memoria Democrática del 2022, metiéndonos auténticos verdugos, por víctimas.</p>
<p>Es una táctica, últimamente muy experimentada por los ultras, muchos de ellos tildados de «intelectuales», sabedores de que el fango acabará embarrando la necesidad de memoria justicia y reparación.</p>
<p>¿Cuántos de ellos abogarían por eliminar la intención del título preliminar de la ley de Memoria Democrática en su artículo primero, donde se dice promover la reparación moral y recuperación de su memoria personal, familiar, colectiva de los asesinados y perseguidos durante la dictadura, y donde se repudia y condena el golpe de Estado y sus ejecutores, declarándose ilegal el régimen surgido del mismo? Mucho me temo que leyendo el listado de todos ellos, en la práctica, ninguno.</p>
<p>Quisiera salvar de ese triste listado el nombre del histórico Anasagasti, pero dudo de que la egolatría que le acompaña reniegue de la estampación de su firma en la mencionada solicitud al Alcalde. Perdonadme si me confundo, pero siempre le tuve por un «jauntxo», sea allá en Venezuela, sea en el Parlamento o Senado español, o sea, como mediocre comentarista. De lo que no me extraño hoy es que su firma junto a lo más notoriamente ultra de este pueblo haya tenido el abrazo y aplauso de estos «intelectuales» del nacionalismo español. </p>
<p>También quisiera dar por hecho que el silencio del PNV, donde milita, su posición ante esta firma responde más a una intención sociológica electoral que a una voluntad de acuerdo con la extrema derecha.</p>
<p>Los nuevos tiempos y la «indar berria» nos lo demostrarán.</p>
</div>Wed, 07 Aug 2024 18:54:51 +0000Zamora2954 at https://pakitoarriaran.orgTodo lo que necesita saber sobre las elecciones venezolanas y no encontrará en los medios
https://pakitoarriaran.org/index.php/articulos/todo-lo-que-necesita-saber-sobre-las-elecciones-venezolanas-y-no-encontrara-en-los-medios
<span class="field field--name-title field--type-string field--label-hidden">Todo lo que necesita saber sobre las elecciones venezolanas y no encontrará en los medios</span>
<div class="field field--name-field-imagen-articulos field--type-image field--label-above">
<div class="field__label">Imagen</div> <div class="field__item"><img src="https://pakitoarriaran.org/sites/default/files/2024-08/cne.jpg" width="550" height="300" alt="CNE" typeof="foaf:Image" />
</div> </div><span class="field field--name-uid field--type-entity-reference field--label-hidden"><span lang="" about="https://pakitoarriaran.org/user/37" typeof="schema:Person" property="schema:name" datatype="" xml:lang="">Zamora</span></span>
<span class="field field--name-created field--type-created field--label-hidden">Lun, 05/08/2024 - 13:30</span>
<div class="field field--name-field-autor-articulos field--type-string field--label-above">
<div class="field__label">Autor</div> <div class="field__item">Pascual Serrano</div> </div> <div class="clearfix text-formatted field field--name-body field--type-text-with-summary field--label-hidden field__item"><p>Tras la jornada electoral del pasado 28 de julio en Venezuela, ustedes habrán visto, escuchado y leído en los medios muchos comentarios de este tipo: “El gobierno venezolano ha cometido fraude porque no ha mostrado las actas de las votaciones”, “La oposición ha enseñado unas actas que muestran que ganó las elecciones”, “El gobierno y el ejército está reprimiendo a los opositores que se manifiestan en contra del fraude electoral”, “Maduro no dejó entrar a representantes de la UE como observadores electorales”, “Los gobiernos de izquierda de América Latina le están exigiendo a Maduro que presente las actas electorales”. Vayamos por partes.</p>
<p>La primera cuestión a aclarar es que la autoridad electoral en Venezuela es el Consejo Nacional Electoral (CNE), un poder, a diferencia de nuestros países, independiente de los demás. Y, por tanto, autónomo en su funcionamiento, no depende del gobierno, ni para organizar las elecciones, ni para hacer el recuento, ni para difundirlo.</p>
<p>La jornada electoral del 28 de julio se desarrolló con normalidad, como confirmaron los observadores de la ONU, del Centro Cárter y el millar de observadores y veedores invitados por el CNE. Efectivamente, no hubo observadores de la Unión Europea invitados. Como tampoco hay observadores latinoamericanos en la elecciones europeas. Con más motivo en Venezuela, país al que la UE tiene sancionados a sus dirigentes, ni siquiera dejan entrar en Europa a miembros del gobierno venezolano. Si malamente respetan al gobierno venezolano, tampoco respetarían sus elecciones.</p>
<p>A las pocas horas, el CNE, la autoridad electoral, emitió un primer boletín con un 80% de las mesas escrutadas y con una tendencia “contundente e irreversible”. En él anunció que Maduro fue reelecto para un tercer mandato con 5.150.092 votos, un 51,20% y el siguiente era Edmundo González, que habría logrado 4.445.978 votos, un 44,2%. También informaron que estaban siendo víctimas de un hackeo que retrasaría los resultados definitivos.</p>
<p>En Venezuela, como en la mayoría de las elecciones de nuestro entorno, tras el final de la votación y el recuento, se elabora un acta por cada mesa electoral donde se detallan el número de votos totales y los obtenidos para cada candidatura. Ese documento es firmado por los miembros de la mesa electoral, testigos y representantes de los partidos, que se llevan una copia para su organización.</p>
<p>Este documento no se suele difundir en nuestros países. Seguramente usted no habrá visto nunca un acta de votación de mesa de las elecciones de su país con la firma y número de documento de identidad de los miembros de la mesa y representantes. Ese documento es el que las diferentes partes presentan ante las autoridades electorales o judiciales si consideran que hay alguna discrepancia con el escrutinio que sí se hace público. Un escrutinio detallado por mesas electorales, es decir, perfectamente cotejable con el acta.</p>
<p>Ante el retraso del CNE para presentar ese escrutinio detallado, la candidatura de Edmundo González pone en marcha un página web donde dice presentar las actas electorales, primero dijo que el 30%, luego el 80%, según quién hiciese las declaraciones. Hacen su propio recuento de sus propias actas y llegan a su propio resultado, que han ganado ellos.</p>
<p>Esta candidatura, a diferencia del resto, ya dejó claro que no iba a reconocer a la autoridad electoral y sus resultados, por tanto, lo único que hizo fue declararse en rebeldía antes la institucionalidad electoral y presentar sus propios resultados para adjudicarse vencedores.</p>
<p>Mientras tanto, la candidatura de Maduro, que también disponía de sus actas, como todos los candidatos, optó para aceptar la normativa electoral y esperar los datos oficiales del CNE.</p>
<p>El panorama que se vendía ante la comunidad internacional era de un gobierno que no enseñaba las actas ni las pruebas de su victoria y la de una oposición que sí estaba mostrando las pruebas del fraude y de su victoria. Algo absolutamente erróneo. Era un gobierno esperando los datos oficiales y una oposición tirándose al monte y boicoteando las elecciones.</p>
<p>Ante esta situación, el presidente Nicolás Maduro vuelve a recurrir a las instituciones y a la ley y presenta ante el Tribunal Supremo un recurso de amparo para que sean los jueces los que diriman, conforme a la ley vigente, el conflicto abierto. El tribunal convoca a todos los candidatos y les requiere para que presenten la información que dispongan sobre los resultados, actas incluidas. Y, por supuesto, también requiere al CNE para que presente los datos pormenorizados que todavía está pendiente de difundir.</p>
<p>A esta cita de los jueces se presentan todos los candidatos con la información electoral que poseen menos, precisamente, el candidato que decía estar difundiendo las actas que mostraban su victoria.</p>
<p>El presidente de la Asamblea de Venezuela, Jorge Rodríguez, posteriormente revela que el sitio web del partido de Edmundo González solo contiene 9.468 presuntas actas de las más de 36.000 mesas instaladas el domingo, lo cual desmiente las declaraciones sobre que tenían «más del 70 por ciento».</p>
<p>También señaló que la oposición hacía pasar por actas, documentos que no lo eran, por ejemplo «actas cero», que se imprimen al inicio de la votación, como si fueran actas finales, «actas» en las cuales faltan las firmas de los operadores de mesa, o de los testigos, incluyendo testigos del PSUV, a pesar de tener este partido testigos en todas las mesas o la utilización de cédulas de identidad de personas fallecidas. Todo ello, recuerda Rodríguez, es constitutivo de delito y puede explicar la ausencia del candidato en los juzgados para presentar la documentación.</p>
<p>El siguiente paso de la candidatura opositora es llamar a la violencia y sublevación. Para ellos basta con movilizar a unos cientos de violentos. De este modo se engaña y se presenta ante la comunidad internacional un supuesto fraude del gobierno de Maduro, la ocultación de los resultados, la presentación de los verdaderos por ellos, y un levantamiento ciudadano que se revela contra el gobierno.</p>
<p>El gobierno venezolano detalló el balance de la violencia contra las elecciones. Se contabiliza el destrozo en más de 70 centros educativos, 37 centros de salud con el personal sanitario dentro y 38 unidades de transporte. Dañaron 12 universidades públicas, decenas de colegios e institutos, estaciones de metro, diez sedes del partido del gobierno y varias alcaldías. Las fuerzas de seguridad debieron proteger de la violencia a unos 60 observadores electorales. Fueron asesinados dos miembros de las fuerzas del orden, y decenas resultaron heridos.</p>
<p>Esa violencia explica la detención de cientos de personas. Todas ellas ligadas a hecho violentos, ninguna por expresar su oposición o protesta por el resultado electoral. Al contrario de lo que anunciaban algunos medios.</p>
<p>Las autoridades capturaron e identificaron a personas, algunos procedentes de otros países, que reconocieron haber sido contratadas para generar violencia y disturbios.</p>
<p>Por supuesto, es necesario para terminar el proceso electoral que el CNE publique los datos segmentados y detallados por municipios, parroquias, colegios y mesas electorales. Eso es lo que han pedido los gobiernos de México, Colombia o Brasil. Y, también, recordemos, los jueces del Tribunal Supremo. Ha pasado solo una semana, son muchos los países que necesitan semanas para su recuento electoral definitivo, recordemos el caso estadounidense en la victoria de Trump.</p>
<p>Como siempre que se respeta la democracia, la clave está en aceptar la labor de las instituciones como el Consejo Nacional Electoral o el Tribunal Supremo. Sin embargo, los sublevados y violentos que no aceptan la democracia recurrirán, dentro y fuera de Venezuela, al discurso de que todas esas instituciones están “controladas por el chavismo”. El mantra con el que justifican su violencia para subvertir el orden y no reconocer los resultados electorales.</p>
<p>Con ese mismo criterio, podríamos decir que en España el “sanchismo” controla la Junta Electoral Central, puesto que la preside el presidente del Congreso de los Diputados, controla la fiscalía, porque el fiscal general lo nombra el gobierno, y controla el Tribunal Constitucional porque su composición se hace a propuesta de las mayorías parlamentarias. Y de igual modo en el resto de los países democráticos, donde, el partido gobernante, el que más apoyos ciudadanos tiene, es el que tiene un papel significado en el nombramiento de muchas instituciones. Se llama democracia.</p>
<p>Por supuesto no ha faltado en esta crisis el departamento de Estado de Estados Unidos. Allí lo tienen claro, no necesitan esperar a los resultados del CNE, ni a la decisión de los jueces, ni necesitan ver actas de ningún otro partido. EEUU “ha nombrado” presidente a Edmundo González con las actas que ha presentado… Edmundo González.</p>
<p>Todo ello ha llevado al gobierno venezolano a calificar de intento de golpe de Estado liderado por Estados Unidos, lo que se estaba desarrollando en el país.</p>
<p>Quizá hay que recordar que si Estados Unidos aceptase las elecciones y la democracia de Venezuela tendría que retirar las sanciones con las que intenta destruir la economía venezolana y devolver la empresa CITGO que ha robado al estado venezolano, valorada en 13.000 millones de dólares. Algo similar le pasaría a los amigos de Estados Unidos como el Reino Unido, que debería devolver los mil millones de oro venezolano que tiene retenidos en la bóveda de su Banco Central.</p>
</div>Mon, 05 Aug 2024 17:30:46 +0000Zamora2953 at https://pakitoarriaran.orgVenezuelako hauteskundeen osteko mugimenduen aurrean.
https://pakitoarriaran.org/index.php/articulos/venezuelako-hauteskundeen-osteko-mugimenduen-aurrean
<span class="field field--name-title field--type-string field--label-hidden">Venezuelako hauteskundeen osteko mugimenduen aurrean.</span>
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<div class="field__label">Imagen</div> <div class="field__item"><img src="https://pakitoarriaran.org/sites/default/files/2024-07/venezuelako.jpg" width="550" height="300" alt="Venezuelako hauteskundeen osteko mugimenduen aurrean." typeof="foaf:Image" />
</div> </div><span class="field field--name-uid field--type-entity-reference field--label-hidden"><span lang="" about="https://pakitoarriaran.org/user/37" typeof="schema:Person" property="schema:name" datatype="" xml:lang="">Zamora</span></span>
<span class="field field--name-created field--type-created field--label-hidden">Mar, 30/07/2024 - 11:23</span>
<div class="field field--name-field-autor-articulos field--type-string field--label-above">
<div class="field__label">Autor</div> <div class="field__item">Askapena</div> </div> <div class="clearfix text-formatted field field--name-body field--type-text-with-summary field--label-hidden field__item"><p>Venezuelako Errepublika Bolivartarreko hauteskundeen emaitzen osteko adierazpen eta mugimenduek ezin digute harridurarik sortu. Sistemaren hedabideetatik zabaltzen ari dena aurreikusten zen. Politikoki kontzientea den norbaitek pentsa zezakeen ultraeskuinak eta inperialismoak (baita honen morroi latinoamerikar zein europearrek) emaitzak onartuko zituztela chavismoak hauteskundeak irabaztekotan? Historiaren gutxieneko ezagutza izanda, herrien nahia eta borondatea errespetatzen dituztela sinets dezake norbaitek?</p>
<p>Bide ezberdinen bidez saiatu dira proiektu bolivartarrarekin bukatu azken hamarkadetan (Estatu kolpea, atentatuak, sabotajeak, guarimbak, blokeo ekonomiko eta diplomatikoa, gerra mediatikoa eta psikologikoa populazioaren kontra…) baina, chavismoak, ahulduta bada ere, eutsi du. Eskuinaren sektore gehienek hauteskundeetako aukeraren alde egin zuten 2023an, Barbadoseko akordioa sinatuta. Aspaldidanik kanpotik ezarritako presio neurrien ondorioekin eta chavismoaren hainbeste urteren higadurarekin konbinatuta, hauteskunde-aukera horrek bideratuko lieke Maduro presidentziatik kentzea eta botere politikoa berreskuratzea (ekonomikoa eta mediatikoa, neurri handi batean, mantendu baitute). Hala eta guztiz ere, beste behin ere, herri venezolarrak ez die eman nahi zuten gehiengoa eta ultraeskuinak, botere ekonomikoaren sektore askok eta inperialismo yankiak ezin dute onartu hurrengo sei urteetan chavismoaren proiektua boterean mantentzea. Ez bakarrik herri horren mugen barrura begira, baizik eta Venezuelatik kanpora ere chavismoak suposatzen duenagatik, Abya Yala – Latinoamerikaren integrazioan zein nazioarteko potentzien arteko lehian duen paperagatik.</p>
<p>Iruzurraren salaketa medio askotan saldu digute hautetsontziak itxi eta ordu gutxietara, eta Corina Machado ultraeskuindarraren mezua helarazi, botoen % 70 lortu dutela zabalduz. Ez dute iruzurraren ebidentziarik erakutsi baina iruzurraren mezua sistemaren hedabide guztietan dago, Venezuelako eskuineko sektore nagusiek, Amerikako Estatu Batuetako gobernuak eta zonaldeko zein Europako gobernu lekaio batzuek elikatuta.</p>
<p>Oso esanguratsua da sistemaren hedabideetatik honako hau entzutea: “nazioarteko komunitateak” Hauteskunde Kontseilu Nazionalak emandako datuak kolokan jartzen ditu. Maduro zoriondu duten Munduko potentzia batzuk (Txina eta Errusia kasu) zein beste herri batzuetako gobernuak ez omen dira “nazioarteko komunitatea”-ren parte…</p>
<p>Euskal Herrian ere, Venezuelako errealitatearen desitxuraketa jasan dugu hedabide gehienetatik. Haien artean, aipamen berezia merezi du PNVk kontrolatutako EITB telebista-irrati publikoa, non informatiboetan zein tertulietan, axiomatzat hartutako mezu interesatu batzuen gainean irakurketa alderdikoia eraiki den, chavismoari zilegitasuna kentzeko eta Maduroren gobernua erregimen diktatorial moduan irudikatzeko. Ikuspegi eurozentrista eta harroputzetik, herrien erabakiak ukatzen jarraitzen dute, kapitalismo atlantistaren nahiekin lerrokatzen ez badira.</p>
<p>Ustezko iruzurrean oinarritutako ofentsiba politiko eta mediatiko horrek bidea prestatu du Venezuelako kaleak desegonkortzeko, tentsioa handitzeko eta esku-sartze inperialista intentsoagoari ekiteko. Iruzurraren aitzakian, azken orduetan, oposizioa estatu-kolpe saiakera (berri) bat hasi da, guarimbak antolatuz eta kale-indarkeria faxista sustatuz. Hori guztia, mendebaldeko indar inperialistek eta haien lekaio erregionalek lagunduta.</p>
<p>Euskal Herrian tinko mantenduko gara herrien subiranotasunaren zein proiektu eraldatzaileen defentsan. Erne egongo gara herri bolivartarraren kontra areago ditzaketen ekimenen aurrean baita kanpoko zein bertoko gezur-ekoizleen aurrean.</p>
<p>Chavezek hasitako bideari eutsita, gora prozesu bolivartarra!</p>
<p>Herrien arteko elkartasuna ezinbestekoa zaigulako, gora internazionalismoa!</p>
<p>----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------</p>
<p><strong>Ante los movimientos tras las elecciones en Venezuela</strong></p>
<p>Las declaraciones y movimientos tras los resultados de las elecciones en la República Bolivariana de Venezuela no pueden causarnos sorpresa. Se preveía lo que se está difundiendo desde los medios del sistema. ¿Alguien políticamente consciente podía pensar que la ultraderecha y el imperialismo -incluidos sus vasallos, tanto latinoamericanos como europeos- aceptarían los resultados si el chavismo ganaba las elecciones? Con un mínimo conocimiento de la historia, ¿alguien puede creer que respetan el deseo y la voluntad de los pueblos?</p>
<p>En las últimas décadas se ha intentado acabar con el proyecto bolivariano a través de diferentes vías (golpe de Estado, atentados, sabotajes, guarimbas, bloqueo económico y diplomático, guerra mediática y psicológica contra la población...), pero el chavismo, aunque debilitado, ha resistido. La mayoría de los sectores de la derecha se decantaron por la opción electoral en 2023 con la firma del acuerdo de Barbados. Combinada con los efectos de las medidas de presión impuestas desde el exterior desde hace años y el desgaste del chavismo después de tantos años, esta opción electoral les permitiría desbancar a Maduro de la presidencia y recuperar el poder político (el económico y mediático, en gran medida, lo han seguido manteniendo). Con todo, una vez más, el pueblo venezolano no les ha dado la mayoría que deseaban y la ultraderecha, muchos sectores del poder económico y el imperialismo yanqui no pueden permitirse que el proyecto chavista se mantenga en el poder durante los próximos seis años. No sólo con vistas al interior de las fronteras de ese pueblo, sino también por lo que supone el chavismo mucho más allá de Venezuela, por su papel tanto en la integración de Abya Yala – América Latina como en la pugna entre potencias internacionales.</p>
<p>Han intentado vender la denuncia del fraude a las pocas horas del cierre de las urnas y nos han transmitido el mensaje de la ultraderechista Corina Machado de que han conseguido el 70% de los votos. No han mostrado evidencias, pero el mensaje del fraude está presente en todos los medios del sistema, alimentados por los principales sectores de la derecha venezolana, el gobierno de Estados Unidos y algunos gobiernos lacayos tanto de la zona como de Europa.</p>
<p>Es muy significativo escuchar desde los medios del sistema que "la comunidad internacional" cuestiona los datos aportados por el Consejo Nacional Electoral. Al parecer, algunas potencias mundiales (como China y Rusia) y los gobiernos de otros países que han felicitado a Maduro no forman parte de la "comunidad internacional"...<br />
También en Euskal Herria hemos sufrido la tergiversación de la realidad venezolana desde la mayoría de los medios. Entre ellos merece especial mención la emisora pública de televisión EITB, controlada por el PNV, en la que tanto en informativos como en tertulias se ha construido una lectura muy interesada sobre unos sesgados mensajes presentados como axiomas indiscutibles para deslegitimar al chavismo y retratar al gobierno de Maduro como un régimen dictatorial. Desde una perspectiva eurocentrista y arrogante, siguen negando las decisiones de los pueblos si no se alinean con los deseos del capitalismo atlantista.</p>
<p>Esa ofensiva política y mediática basada en el presunto fraude ha preparado el camino para desestabilizar las calles de Venezuela, aumentar la tensión y emprender una injerencia imperialista más intensa. Con el pretexto del fraude, la oposición ha empezado un (nuevo) intento de golpe de estado, organizando guarimbas y fomentando la violencia callejera fascista, que se ha intensificado en las últimas horas. Todo ello, apoyado por las fuerzas imperialistas occidentales y sus lacayos regionales.</p>
<p>En Euskal Herria nos mantendremos firmes en la defensa de la soberanía de los pueblos y de los proyectos transformadores. Estaremos vigilantes ante las nuevas agresiones que puedan poner en marcha contra el pueblo bolivariano y ante los fabricantes de mentiras, tanto de fuera como de aquí, autopresentados como medios de información.</p>
<p>Manteniendo el rumbo marcado por Chávez, ¡viva el proceso bolivariano!</p>
<p>Porque la solidaridad entre los pueblos es imprescindible, ¡viva el internacionalismo!</p>
</div>Tue, 30 Jul 2024 15:23:26 +0000Zamora2950 at https://pakitoarriaran.orgSu orden internacional basado en reglas es el gobierno de una mafia
https://pakitoarriaran.org/index.php/articulos/su-orden-internacional-basado-en-reglas-es-el-gobierno-de-una-mafia
<span class="field field--name-title field--type-string field--label-hidden">Su orden internacional basado en reglas es el gobierno de una mafia</span>
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<div class="field__label">Imagen</div> <div class="field__item"><img src="https://pakitoarriaran.org/sites/default/files/2024-06/ana.jpg" width="550" height="300" alt="Ana Segovia (México), Huapango Torero, 2019." typeof="foaf:Image" />
</div> </div><span class="field field--name-uid field--type-entity-reference field--label-hidden"><span lang="" about="https://pakitoarriaran.org/user/37" typeof="schema:Person" property="schema:name" datatype="" xml:lang="">Zamora</span></span>
<span class="field field--name-created field--type-created field--label-hidden">Jue, 13/06/2024 - 15:18</span>
<div class="field field--name-field-autor-articulos field--type-string field--label-above">
<div class="field__label">Autor</div> <div class="field__item">Vijay</div> </div> <div class="clearfix text-formatted field field--name-body field--type-text-with-summary field--label-hidden field__item"><p>Desafiando a la Corte Internacional de Justicia, Israel sigue bombardeando Gaza. Al igual que EE. UU., Israel se niega a acatar el derecho internacional, dejando al descubierto la hipocresía del “orden internacional basado en reglas”.</p>
<p>Queridos amigos y amigas,</p>
<p>Saludos desde las oficinas del Instituto Tricontinental de Investigación Social.</p>
<p>La piel es el órgano más grande del cuerpo humano. Cubre toda nuestra superficie, en algunos puntos es tan fina como un papel y en otros aproximadamente la mitad de gruesa que una tarjeta de crédito. La piel, que nos protege de todo tipo de gérmenes y otros elementos nocivos, es frágil e incapaz de defender a los humanos de las peligrosas armas que hemos fabricado a lo largo del tiempo. La antigua hacha roma romperá la piel con un fuerte golpe, mientras que una “bomba tonta” MK-84 de 2000 libras fabricada por General Dynamics no sólo destruirá la piel, sino todo el cuerpo humano.</p>
<p>A pesar de la orden dictada el 24 de mayo por la Corte Internacional de Justicia (CIJ), el ejército israelí sigue bombardeando el sur de Gaza, especialmente la ciudad de Rafah. Haciendo caso omiso de la orden de la CIJ, el 27 de mayo Israel atacó una ciudad de carpas en Rafah y asesinó a 45 civiles. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, declaró el 9 de marzo que un ataque israelí contra Rafah sería su “línea roja”, pero —incluso después de esta masacre de carpas— el gobierno de Biden ha insistido en que no se ha violado tal línea.</p>
<p>En una rueda de prensa celebrada el 28 de mayo, se preguntó a John Kirby, asesor de comunicación de la Agencia de Seguridad Nacional de EE. UU., cómo respondería su país si un ataque de las fuerzas armadas estadounidenses matara a 45 civiles e hiriera a otros 200. Kirby respondió: “Hemos llevado a cabo ataques aéreos en lugares como Irak y Afganistán, donde trágicamente causamos víctimas civiles. Hicimos lo mismo”. Para defender la última masacre de Israel, Washington ha optado por hacer una sorprendente admisión. Dado que la CIJ ha dictaminado que es “plausible” que Israel esté llevando a cabo un genocidio en Gaza, ¿podría decirse que Estados Unidos es culpable de lo mismo en Irak y Afganistán?</p>
<p>En 2006, la Corte Penal Internacional (CPI) comenzó a evaluar la posibilidad de crímenes de guerra en Irak y Afganistán, y posteriormente, en 2014 y 2017, respectivamente, abrió investigaciones formales sobre crímenes cometidos en ambos países. Sin embargo, ni Israel ni Estados Unidos son signatarios del Estatuto de Roma de 2002, por el que se creó la CPI. En lugar de firmar el estatuto, el Congreso de Estados Unidos aprobó la American Service-Members Protection Act [Ley de Protección de Estadounidenses Miembros del Servicio] —conocida informalmente como “Ley de Invasión de La Haya”—, que autoriza legalmente al gobierno estadounidense a “utilizar todos los medios necesarios” para proteger a sus tropas de los fiscales de la CPI. Dado que el artículo 98 del Estatuto de Roma no obliga a los Estados a entregar al personal buscado a terceros si han firmado un acuerdo de inmunidad con ellos, el gobierno estadounidense ha animado a los Estados a firmar “acuerdos del artículo 98” para dar a sus tropas inmunidad frente a los fiscales. Aun así, esto no impidió que la fiscal de la CPI Fatou Bensouda (que ocupó el cargo entre 2012 y 2021) estudiara las pruebas y emitiera un informe preliminar en 2016 sobre los crímenes de guerra en Afganistán.</p>
<p>Afganistán se adhirió a la CPI en 2003, lo que otorgó a la CPI y a Bensouda jurisdicción para llevar a cabo su investigación. Aunque firmó un acuerdo en virtud del artículo 98 con Afganistán en 2002, el gobierno estadounidense atacó fervientemente la investigación de la CPI y advirtió a Bensouda y a su familia de que se enfrentarían a repercusiones personales si continuaba con la investigación. En abril de 2019, EE. UU. revocó el visado de entrada de Bensouda. Días después, un grupo de jueces de la CPI se pronunció en contra de la petición de Bensouda de proseguir con una investigación sobre crímenes de guerra en Afganistán, afirmando que dicha investigación “no serviría a los intereses de la justicia”.</p>
<p>El personal de la CPI estaba consternado por la decisión del tribunal y deseoso de impugnarla, pero no pudo obtener el apoyo de los magistrados. En junio de 2019, Bensouda presentó una solicitud para apelar la decisión de la CPI de no proseguir la investigación sobre los crímenes de guerra en Afganistán. A la apelación de Bensouda se unieron varios grupos de Afganistán, entre ellos la Asociación de Familias de Víctimas Afganas y la Organización de Ciencias Forenses de Afganistán. En septiembre de 2019, la Sala de Cuestiones Preliminares de la CPI dictaminó que el recurso podía seguir adelante.</p>
<p>El gobierno estadounidense se enfureció. El 11 de junio de 2020, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó la Orden Ejecutiva 13928, que autorizaba a su gobierno a congelar los activos de los funcionarios de la CPI y a prohibirles la entrada en EE. UU. a ellos y a sus familias. En septiembre de 2020, Estados Unidos impuso sanciones a Bensouda, nacional de Gambia, y al alto diplomático de la CPI Phakiso Mochochoko, nacional de Lesoto. La American Bar Association [Asociación Estadounidense de Abogados] condenó estas sanciones, pero no fueron revocadas.</p>
<p>El gobierno estadounidense finalmente revocó las sanciones en abril de 2021, después de que Bensouda dejara su cargo y fuera sustituida por el abogado británico Karim Khan en febrero de 2021. En septiembre de 2021, el fiscal de la CPI Karim Khan declaró que, aunque su oficina seguiría investigando los crímenes de guerra cometidos por los talibanes y el Estado Islámico en Afganistán, “quitaría prioridad a otros aspectos de esta investigación”. Esta torpe formulación significaba simplemente que la CPI dejaría de investigar los crímenes de guerra cometidos por Estados Unidos y sus aliados de la OTAN. La CPI había sido puesta suficientemente a raya.</p>
<p>El fiscal Khan volvió a demostrar su aplicación parcial de la justicia y su lealtad a las élites gobernantes del Norte Global cuando se apresuró a intervenir en el conflicto de Ucrania e inició una investigación sobre los crímenes de guerra cometidos por Rusia apenas cuatro días después de su invasión en febrero de 2022. En el plazo de un año, Khan solicitaría órdenes de detención contra el presidente ruso, Vladimir Putin, y su comisaria para los Derechos de la Infancia, Maria Lvova-Belova, que se emitieron en marzo de 2023. En concreto, se les acusaba de conspirar para secuestrar a niñas y niños de orfanatos y centros de acogida ucranianos y llevarlos a Rusia, donde —según se alegaba— eran “dados en adopción”. Ucrania es una “escena del crimen”, dijo Khan.</p>
<p>Khan no utilizó tales palabras cuando se trató del ataque asesino de Israel contra la población palestina de Gaza. Incluso después de que más de 15.000 niñas y niños palestinos hubieran sido asesinados (en lugar de “adoptados” de una zona de guerra), Khan no tramitó órdenes de detención contra el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y sus subordinados militares. Cuando Khan visitó Israel en noviembre-diciembre de 2023, advirtió sobre los “excesos”, pero sugirió que, dado que “Israel cuenta con abogados capacitados que asesoran a los comandantes”, estos podrían evitar cualquier horrenda violación del derecho internacional humanitario.</p>
<p>En mayo de 2024, la magnitud de la brutalidad de Israel en Gaza obligó finalmente a la CPI a ocuparse de la cuestión. Las órdenes de la CIJ, la indignación expresada por numerosos gobiernos del Sur Global y las creciente ola de protestas en un país tras otro motivaron conjuntamente a la CPI a actuar. El 20 de mayo, Khan celebró una rueda de prensa en la que dijo que había presentado solicitudes de detención contra los dirigentes de Hamás Yahya Sinwar, Mohammed Diab Ibrahim al-Masri e Ismail Haniyeh y contra el primer ministro israelí Netanyahu y su jefe militar, Yoav Gallant. El fiscal general de Israel, Gali Baharav-Miara, afirmó que las acusaciones de la CPI contra Netanyahu y Gallant “carecen de fundamento” y que Israel no acatará ninguna orden de la CPI. Desde hace décadas, Israel —al igual que EE. UU.— rechaza cualquier intento de aplicar el derecho internacional humanitario a sus acciones. El “orden internacional basado en reglas” siempre ha proporcionado inmunidad a Estados Unidos y a sus aliados cercanos, una inmunidad cuya hipocresía se ha revelado cada vez más. Es este doble rasero el que ha provocado el colapso del orden mundial impulsado por EE. UU.</p>
<p>En el comunicado de prensa de Khan hay un fragmento interesante: “Insisto en que todos los intentos de obstaculizar, intimidar o influir indebidamente en los funcionarios de este Tribunal deben cesar inmediatamente”. Ocho días después, el 20 de mayo, The Guardian —en colaboración con otras publicaciones periódicas— publicó una investigación que revelaba el uso por parte de Israel de “agencias de inteligencia para vigilar, piratear, presionar, difamar y presuntamente amenazar a altos cargos de la CPI en un intento de desbaratar las investigaciones de la Corte”. Yossi Cohen, exjefe de la agencia de espionaje israelí, la Mossad, acosó y amenazó personalmente a Bensouda (predecesora de Khan), advirtiéndole: “No querrás meterte en cosas que puedan comprometer tu seguridad o la de tu familia”. Además, The Guardian señaló que “entre 2019 y 2020, la Mossad había estado buscando activamente información comprometedora sobre la fiscal y se interesó por los miembros de su familia”. “Se interesó” es un eufemismo para decir que recopiló información sobre su familia —incluso a través de una operación encubierta contra su marido Philip Bensouda— para chantajearla y asustarla. Son tácticas mafiosas clásicas.</p>
<p>Mientras seguía estas historias de sangre y ley, leí los poemas de Jazra Khaleed, nacida en Chechenia, que escribe en griego en Atenas. Su poema “Labios negros” me detuvo en seco, las últimas estrofas son potentes y desoladoras:</p>
<p> Venga, déjeme hacerlo humano,<br />
usted, señoría, que se limpia la culpa de la barba<br />
usted, estimado periodista, que pregona la muerte<br />
usted, dama filantrópica, que palmea las cabezas de los niños sin agacharse<br />
y usted que lee este poema, chupándose el dedo…<br />
A todos ustedes ofrezco mi cuerpo para la genuflexión.<br />
Créanme<br />
un día me adorarán como a Cristo</p>
<p> Pero lo siento por usted, señor…<br />
No negocio con contadores públicos de palabras…<br />
con críticos de arte que comen de mi mano<br />
Puede, si lo desea, lavarme los pies.<br />
No se lo tome personal.</p>
<p> ¿Por qué necesito balas si hay tantas palabras<br />
listas a morir por mí?</p>
<p>¿Qué palabras están muriendo lentamente? ¿Justicia, quizás, o incluso humanitarismo? Se lanzan tantas palabras para calmar a las personas culpables y confundir a las inocentes. Pero estas palabras no pueden apagar otras palabras, palabras que describen horrores y que exigen reparación.</p>
<p>Las palabras son importantes. También lo son las personas, como Gustavo Cortiñas, que fue detenido por la dictadura militar argentina el 15 de abril de 1977 para no volver a ser visto jamás. Se convirtió en una de las 30.000 personas que los militares asesinaron entre 1976 y 1983. El 30 de abril, dos semanas después de la detención de Gustavo, su madre, Nora Cortiñas (o Norita, como la llamaban cariñosamente), se unió a otras madres de desaparecidos para protestar frente a la Casa Rosada, en la Plaza de Mayo de Buenos Aires.</p>
<p>Norita fue cofundadora de las Madres de la Plaza de Mayo, que rompieron con valentía el muro de palabras engañosas que salían de la boca de la Junta Militar. Aunque nunca encontraron a su hijo, Norita encontró su voz buscándolo: una voz que se escuchó en cada protesta por la justicia y que habló con gran sentimiento del dolor en el mundo hasta las semanas previas a su muerte, el 31 de mayo. “Decimos no a la anexión de Palestina”, dijo en un mensaje de video en 2020, “Nos oponemos a cualquier medida que tienda a borrar la identidad y la existencia del pueblo palestino”.</p>
<p>Norita nos deja con sus valiosas palabras:</p>
<p>Dentro de unos muchos años, me gustaría ser recordada como una mujer que dio todo para que tengamos una vida más digna (…) Me gustaría ser recordada con ese grito que digo siempre y que significa todo lo que siento dentro mío, significa la esperanza de que algún día va a existir ese otro mundo posible. Un mundo para todos y todas. Entonces, me gustaría ser recordada con una sonrisa y gritando bien fuerte: venceremos, venceremos, venceremos.</p>
<p>Cordialmente,</p>
<p>Vijay</p>
</div>Thu, 13 Jun 2024 19:18:52 +0000Zamora2945 at https://pakitoarriaran.orgDeclaración de Casa de las Américas: Entre Monroe y Ayacucho
https://pakitoarriaran.org/index.php/articulos/declaracion-de-casa-de-las-americas-entre-monroe-y-ayacucho
<span class="field field--name-title field--type-string field--label-hidden">Declaración de Casa de las Américas: Entre Monroe y Ayacucho</span>
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<div class="field__label">Imagen</div> <div class="field__item"><img src="https://pakitoarriaran.org/sites/default/files/2024-06/Casa-de-las-Americas.jpg" width="550" height="300" alt="Casa de las Américas" typeof="foaf:Image" />
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<span class="field field--name-created field--type-created field--label-hidden">Jue, 13/06/2024 - 15:15</span>
<div class="field field--name-field-autor-articulos field--type-string field--label-above">
<div class="field__label">Autor</div> <div class="field__item">Casa de las Américas </div> </div> <div class="clearfix text-formatted field field--name-body field--type-text-with-summary field--label-hidden field__item"><p>Un nuevo fantasma recorre el mundo: el del auge de la extrema derecha y el ascenso de un fascismo que creíamos desterrado a los libros de historia. Avalados en las urnas, como hace casi un siglo, no se ocultan para mostrar su costado más impúdico. El más abiertamente criminal lo dejan para Gaza, donde el mundo vuelve a ser testigo de un genocidio que cuenta, ahora mismo, con la complicidad o la cobardía de buena parte de Occidente.</p>
<p>La pesadilla se extiende por Europa, se cierne sobre los Estados Unidos y alcanza a una América Latina que, después de sufrir la obscena presencia de Bolsonaro, padece ahora la de Milei, personaje no por esperpéntico menos peligroso. </p>
<p>Sería irresponsable no tener en cuenta que la ultraderecha ha pasado de balbucear lugares comunes a tomar la iniciativa en temas capitales para la ciudadanía. Abanderado de una “guerra cultural” entendida como el combate contra cualquier reivindicación de derechos económicos, políticos, sociales o culturales, por básicos que puedan parecer, este nuevo fascismo vive un momento de expansión que lo hace sentir envalentonado y eufórico.</p>
<p>En medio de un panorama tan inquietante, resulta alentador el contundente triunfo de Claudia Sheinbaum en las elecciones en México, un reconocimiento a la labor de su predecesor y un apoyo a la vocación latinoamericanista y a la apuesta por los pobres que la presidenta electa continuará llevando adelante.</p>
<p>El próximo 28 de julio, Hugo Chávez, el líder que encabezó la Revolución Bolivariana y reivindicó un socialismo para el siglo XXI, cumpliría setenta años. Justamente ese día se desarrollarán en Venezuela las elecciones generales en que se enfrentan no una decena de candidatos sino, en esencia, dos proyectos de sociedad. Los más poderosos medios de comunicación del mundo ya han elegido el suyo. Obviamente, el de la contrarrevolución. El candidato mimado de la oposición, y sobre todo su mentora (la carta predilecta del Imperio), comienzan a copar espacios lo mismo en sedes legislativas extranjeras que en la prensa y en las plataformas digitales. Fracasados los intentos de magnicidio e invasión, los disturbios violentos y el terror, las sanciones y el robo de los recursos del país, y hasta la farsa de un presidente espurio y sin pueblo, se intensifica la arremetida mediática.</p>
<p>Ya echó a andar la maquinaria de la descalificación. Un influyente periódico español, por ejemplo, se apresura a deslizar una sospecha envenenada: “la ausencia de observadores de la Unión Europea deja las elecciones sin una fiscalización robusta”. Otros medios ya circulan presuntas encuestas que dan la victoria a la llamada Plataforma Unitaria Democrática, como argumento para desconocer cualquier resultado adverso y como contribución al clima de desconfianza que se pretende generar. No extrañará a nadie que en las próximas semanas la campaña continúe subiendo el tono. Más que preparándose para ganar, la derecha venezolana parece lista para lanzar la acusación de fraude, que sin dudas contará con el apoyo inmediato y entusiasta de no pocos gobiernos y medios. Es una puesta en escena que conocemos bien.</p>
<p>La historia de la América Latina y el Caribe ha oscilado entre el atropello del que por siglos han sido víctimas sus pueblos y las luchas que han librado a sangre y fuego por su libertad. Si el pasado año se cumplió el bicentenario de la Doctrina Monroe, que vendría a representar la opción imperial, este año se cumple el de la batalla de Ayacucho, que selló la independencia de Sudamérica. No se trata solo de una disputa entre el candidato de la Revolución Bolivariana y alguno de sus contrincantes. La embestida de los medios hegemónicos no nos permite olvidar que lo que se juega hoy en Venezuela es, precisamente, una de aquellas dos alternativas: o Monroe o Ayacucho.</p>
<p>La Casa de las Américas, fiel desde hace 65 años al proyecto de emancipación cultural de nuestra América, hace un llamado a los intelectuales del mundo, y particularmente de la región, a seguir muy de cerca los acontecimientos en el hermano país, las maniobras de la derecha local y global, y a estar alertas ante cualquier intento de usurpar la decisión soberana del pueblo venezolano.</p>
<p>La Habana, 11 de junio de 2024.</p>
</div>Thu, 13 Jun 2024 19:15:54 +0000Zamora2944 at https://pakitoarriaran.orgGuerras y Fascismos
https://pakitoarriaran.org/index.php/articulos/guerras-y-fascismos
<span class="field field--name-title field--type-string field--label-hidden">Guerras y Fascismos</span>
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<div class="field__label">Imagen</div> <div class="field__item"><img src="https://pakitoarriaran.org/sites/default/files/Articulos/I%C3%B1akiGildeS3.jpg" width="550" height="300" alt="Iñaki Gil de San Vicente" typeof="foaf:Image" />
</div> </div><span class="field field--name-uid field--type-entity-reference field--label-hidden"><span lang="" about="https://pakitoarriaran.org/user/37" typeof="schema:Person" property="schema:name" datatype="" xml:lang="">Zamora</span></span>
<span class="field field--name-created field--type-created field--label-hidden">Jue, 13/06/2024 - 11:11</span>
<div class="field field--name-field-autor-articulos field--type-string field--label-above">
<div class="field__label">Autor</div> <div class="field__item">Iñaki Gil de San Vicente</div> </div> <div class="clearfix text-formatted field field--name-body field--type-text-with-summary field--label-hidden field__item"><p><em>Nota: texto elaborado para el programa de <strong>Maestría de Estudios de Conflictos</strong>, de Caracas, Venezuela, desarrollando ideas debatidas en la charla-debate online del pasado 9 de mayo de 2024. </em></p>
<p>1.- <br />
Pensé en titular este artículo <em>Fascismos y guerras</em>, siguiendo el tópico burgués de que es el complejo formado por fascismos y extremas derechas el que provoca las guerras. En realidad, el título correcto debe ser el contrario: <em>Guerras y fascismos</em>. Son las contradicciones del capital las que van preparando y lanzando guerras injustas como última solución a sus crisis, lo que provoca en respuesta las guerras justas y defensivas de las clases y pueblos explotados. A la vez, pero en segundo lugar, esas contradicciones van impulsando ese gélido universo ultra reaccionario como complemento para reforzar las salidas militaristas y belicistas. Existe un continuo entre crisis capitalista, violencias y guerras, y fascismos en sus muchas expresiones, en el que sus tres componentes interactúan pero siempre bajo la dirección subterránea de las contradicciones del capital y de la lucha de clases. </p>
<p>Pero como veremos, este continuo está surcado por cambios significativos en la explotación capitalista: desde la subsunción formal a la subsunción real para terminar, por ahora, en la desregulación y pérdida de influencia de la relación salarial, lo que multiplica las sensaciones de inseguridad vital fácilmente manipulables por las fuerzas que manipulan los miedos y adecúan el irracionalismo. Las tres grandes épocas han condicionado de diversas maneras el desarrollo de las extremas derechas y del fascismo así como propuestas ideológicas para aplastar las luchas por el socialismo. En las tres etapas, las guerras han jugado funciones desencadenantes decisivas, cosa que las burguesías siempre han intentado camuflar o negar con diversas excusas. Les es imprescindible negar esta realidad, sobre todo desde finales del siglo XX cuando empezaron a emerger a la luz los efectos devastadores de los profundos cambios que se estaban dando desde el fracaso del neoliberalismo para asentar definitivamente el poder del imperialismo en el mundo, fracaso que ha exacerbado los efectos del retroceso de la forma-salario y consiguientemente del incremento de las formas de explotación. </p>
<p>Hasta la década de los ’80 del siglo pasado la propaganda burguesa occidental hizo creer a millones de personas que el nazifascismo y el militarismo japonés eran los únicos responsables de la IIGM, del mismo modo que el único responsable de la IGM fue un fanático nacionalista serbio al matar en un atentado en Sarajevo a un archiduque austríaco. Siendo cierto como desencadenante, se impedía el estudio de las causas socioeconómicas que las impulsaban fuera de la mirada inmediata. Negada la responsabilidad histórica del imperialismo en ambos conflictos, y una vez que la burguesía occidental se sintió con fuerzas suficientes para arremeter contra la URSS y contra la clase obrera que se orientaba al socialismo, se inició el llamado «revisionismo histórico», </p>
<p>Desde los ‘50 se comenzó a insistir en que los nazis fueron derrotados por EEUU y Gran Bretaña y no por la URSS que tuvo sólo un papel secundario cuando en realidad el Ejército Rojo había aplastado al 80% de los nazis, entre ellos sus mejores divisiones SS. También silenciaron el decisivo papel de China en la derrota del Japón, destrozando al 60% del ejército nipón. Luego, en la segunda mitad de los ‘80 empezó a decirse que la URSS pensaba invadir Alemania en 1941 obligando a Hitler a atacar primero, en suma, que la invasión de la URSS era defensiva. Desde que los gobiernos de Putin empezaron a distanciarse de Occidente y a mirar a Asia, se inició la guerra mediática, y alrededor de hace cuatro años la propaganda «democrática» recuperó el slogan franquista de que «Rusia es culpable». </p>
<p>Esa prensa, los partidos conservadores y el reformismo impide sistemáticamente que el proletariado tome conciencia de la ideología nazi-fascista y/o ultraconservadora del grueso de las unidades de la OTAN en una Ucrania corrupta hasta la médula, nido de mafias y tráfico de órganos; también impide que conozca cómo ese magma ideológico penetra en los ejércitos y policías de la UE y especialmente en sus estructuras de la frontera con Rusia. No sería raro que se hubiera empezado ya a relativizar la inhumana responsabilidad criminal de Japón en sus ataques a la URSS, Manchuria y China desde 1932 hasta concluir en el llamado «incidente del Puente Marco Polo» de julio de 1937 que fue la gota cualitativa que terminó desatando oficialmente la IIGM en Asia. </p>
<p>Hasta finales del siglo XX era aún rentable aunque cada vez menos el echar la culpa de las violencias y guerras al nazifascismo, a la extrema derecha y al imperialismo japonés; pero dejando aparte a las burguesías italianas, alemanas y japonesas, también a la española y a la portuguesa así como a las fuerzas colaboracionistas con los invasores, a los grandes empresarios, técnicos e intelectuales, a los militares no notoriamente criminales, al grueso de las iglesias cristianas, etc., por no hablar de jueces, fiscales, policías, militares y hasta mafias y criminales. <br />
Pero durante el cambio de siglo cada vez era más necesario buscarse un nuevo responsable de las violencias y guerras que empezaban a proliferar por el mundo. Había al menos cuatro razones que así lo aconsejaban: Una, todo indicaba que el capitalismo occidental encontraba cada vez más dificultades para abrir una nueva fase expansiva tras el claro agotamiento de la estrategia neoliberal. Dos, Rusia no se había rendido, China planeaba una intensa recuperación, la creación del G 20 no lograba reactivar la economía que en 2001 sufrió un bajón financiero impresionante anunciando la gran crisis de 2007, y por no extendernos, en respuesta se creó en 2010 el BRIC: Brasil, Rusia, India y China. Tres, aunque el imperialismo descuartizó Libia, otros muchos países se le resistían con cada vez más decisión. Y cuatro, desde 2013-2015 por poner una fecha, el imperialismo comprendió que difícilmente podía acortar la ventaja que le empezaba a tomar Eurasia, el BRIC y la multipolaridad en recursos básicos, economía, población, espacio, ejército, alianzas políticas y tecnociencia. </p>
<p>En estas nuevas condiciones, los fascismos y extremas derechas clásicas, han pasado de ser chivos expiatorios para lavar la cara a la brutalidad capitalista, echándoles la culpa de muchas cosas, para convertirlas en instrumentos muy importantes de la doctrina político-militar imperialista para contener y revertir su decadencia, tras una intensa adecuación a los tiempos nuevos. Llegados a este punto, tenemos que preguntarnos sobre qué fascismos y fuerzas ultra reaccionarias necesita ahora el poder imperialista, porque es sabido que el término fascismo tiene muchas caras y muchos contenidos, que es un término polémico con muchas acepciones, al igual que el de extrema derecha. Sin embargo, sí podemos reseñar varias constantes que se reiteran incluso desde mediados del siglo XIX por poner una fecha, antes de que se creara el partido fascista en noviembre de 1921 antes de que Mussolini se adhiriera a él. </p>
<p>Teniendo en cuenta la cortedad de este artículo, vamos a enumerar muy sintéticamente los más importantes. Uno y el fundamental, es su odio al movimiento revolucionario al que quieren destruir. Dos, su ataque a derechos democráticos elementales, aunque no sean revolucionarios. Tres, su adoración a un líder dictatorial, a la jerarquía y a la obediencia. Cuatro, su racismo y misoginia. Cinco, su irracionalidad, su negacionismo y desprecio del pensamiento crítico. Seis, su exaltación nacionalista y populista en defensa de sus clases dominantes. Siete, su rechazo de la historia en cuanto tal, no la pseudo historia de sus mitos. </p>
<p>Naturalmente, estas siete constantes y otras menores tienen profundas raíces en la historia de la lucha de clases y en especial en la de las estructuras psíquicas dominantes en las sociedades explotadoras. Si todo está en cambio, en movimiento e interactuando con las realidades circundantes, también sucede lo mismo con las constantes que acabamos de resumir, lo que hace inevitable que adquieran formas más o menos extremas según las circunstancias y también desarrollen o pierdan contenidos propios dependiendo de contextos específicos. Nos resulta extremadamente difícil hacer siquiera un pequeño repaso de este multifacético panorama, aunque pensamos que lo básico está ya expuesto en las siete constantes descritas, pero sí debemos intentar encuadrar las fases del capitalismo que más han determinado internamente la dialéctica entre guerras y fascismos, que no entre fascismos y guerra como hemos dicho al principio. </p>
<p>2.- <br />
La subsunción formal era el mecanismo disciplinario desarrollado por el capitalismo preindustrial y colonial para sojuzgar a la fuerza de trabajo, obligándole dentro de lo posible a que aceptase las formas de explotación asalariada dominantes entonces, entre los siglos XVI y XVIII en Gran Bretaña, cuando empezó a ser desplazada por la subsunción real. Entre los siglos XIII y XVI la forma-salario se fue imponiendo lenta y costosamente debido a las resistencias desesperadas de campesinos, artesanos y gremios, así como de sectores de la nobleza y de la Iglesia. Los primeros se negaban a perder sus medios de vida propia, sus campos y bosques comunales así como sus pagos en especies y en trabajo a los nobles y a la Iglesia, y los segundos a perder su tallercito o sus herramientas para trabajar no dependiendo de nadie. En los pueblos colonizados desde el siglo XV en adelante, las resistencias en defensa de los bienes comunes, etc., también son parte de los efectos generales de la subsunción formal. </p>
<p>Durante esta fase, las clases y pueblos explotados aún tenían la posibilidad de resistir al avance de la explotación asalariada porque, al disponer de recursos de subsistencia propios, desde huertas a talleres, pasando por bosques y tierras comunes y, en especial, con unas costumbres sociales de ayuda mutua, de préstamos con escasos intereses, con formas asistenciales en momento de carestía, etc. Es durante esta fase que surgen las primeras corrientes utópicas sociales, muchas de ellas a partir de las sociedades comunales no europeas, proponiendo alternativas que no tocan el problema crucial, el de la propiedad burguesa que va aplastando a las preburguesas propagando el individualismo metodológico burgués, las primeras versiones de sus DDHH etc. En esta fase, la lucha de clases llega a niveles muy duros en momentos pero es incapaz de elaborar un programa revolucionario. </p>
<p>Durante la subsunción formal la forma-valor no domina totalmente las relaciones sociales ni la lucha de clases porque las masas explotadas tienen todavía suficiente independencia material y moral como para mantener mucha o poca independencia socioeconómica, aunque históricamente decreciente hasta que es anulada por el triunfo irreversible de la forma-valor y del trabajo abstracto. Las máquinas aún no determinan la ley de la plusvalía ni las inversiones, por lo que la dominación capitalista no ha podido imponer definitivamente el fetichismo de la mercancía como piedra angular de dominación. </p>
<p>En los temas que nos interesan, las guerras, los fascismos y las extremas derechas, durante la subsunción formal las capacidades de resistencia de los pueblos, aunque decrecientes, dificultaban pese a todo la aparición definitiva de los ejércitos «nacionales burgueses» en el sentido masivo de las dos guerras mundiales del siglo XX. Las revoluciones burguesas del siglo XVII en los Países Bajos e Inglaterra, sí crearon embriones de «ejército nacional burgués» pero muy débiles aún, del mismo modo que a los ejércitos revolucionarios yanquis y franceses del finales del siglo XVIII les faltaba aún sufrir el impacto cualitativo de la industrialización. Mientras, estas dificultades militares ralentizaron la expansión colonial arrasadora hasta la primera mitad del siglo XIX. En el plano de las ideologías reaccionarias se produjo una contraofensiva dirigida en buena medida por las iglesias contra la «modernidad», el «libre pensamiento», el «enciclopedismo», etc., precisando algunos puntos que más tarde servirían para asentar ciertas bases de las siete características de las extremas derechas en del siglo XIX y de los fascismos desde 1921 en adelante. </p>
<p>3.- <br />
La subsunción real se desarrolla a partir de la industrialización capitalista cuando gracias a violencias tremendas dirigidas por el Estado burgués, las clases trabajadoras son arrancadas de sus entornos sociales, sometidas a la esclavitud asalariada en fábricas con máquinas de vapor. Las nuevas formas de lucha de clases contra la dictadura del salario causan pánico en la burguesía que, grosso modo expuesto, opta por dos vías de solución: la de la represión con el exterminio del ludismo en 1811-1816, y la de la parcial integración reformista con la ley de 1832. Desde entonces la dialéctica represión/reforma será decisiva para el capitalismo y muestra una de las aportaciones de la subsunción real del trabajo en el capital. Un análisis insuperado de este proceso nos lo ofreció Engels en 1845 con su obra <em>La situación de la clase obrera en Inglaterra</em>. </p>
<p>Las dos se dieron en Gran Bretaña porque era allí es donde se inició la fase de subsunción real mediante la marcha arrolladora de la ley del valor gracias a la industrialización. La clase trabajadora se convirtió en un tornillo más de la máquina capitalista, en todos los sentidos, también en el ideológico y moral de aceptar una parte de ella la explotación asalariada como algo inevitable e incluso bueno, que debe defenderse contra los mismos hermanos proletarios aunque aún no sean revolucionarios. Pero la dialéctica de unidad y lucha de contrarios también actúa dentro de la subsunción real, de modo que la revolución de 1848 mostró cómo se desarrollaban organizaciones reaccionarias con algunos contenidos que serían llamados fascistas, sobre todo tras las experiencias de los freikorps protonazis de 1918. Acordémonos del bonapartismo, del cesarismo, de la burocracia… </p>
<p>Una brillante descripción del avance del irracionalismo que cimenta a los fascismos y a las extremas derechas precisamente desde el comienzo de la subsunción real a finales del siglo XVIII hasta la revolución de 1848, la encontramos en el capto II de la imprescindible obra de G. Lukács <em>El asalto a la razón</em>. Pensamos que no es casualidad que componentes básicos del fascismo elemental, como el racismo, el socialdarwinismo, la eugenesia, etc., se desarrollara en EEUU una vez que la guerra civil de 1861-1865, la primera guerra verdaderamente industrial, abriera de par en par las puertas a las feroces ansias del capital yanqui por expandirse por el mundo, por maximizar la explotación de máquinas humanas desechables una vez agotada su rentabilidad productiva, a la vez que se apoderaban sin escrúpulos de territorios pertenecientes a otras naciones. </p>
<p>La primera Gran Depresión de 1873-1892 tuvo efectos decisivos sobre las formas de la subsunción real mantenida hasta entonces, siendo una de ellas el comienzo de la carrera por la posesión de las reservas en general y de las de crudo de petróleo en concreto, en la que no podemos extendernos ahora. Conviene recordar las palabras del 25º Presidente de los EEUU de 1897-1901, William Mac-Kinley: «Las Filipinas, lo mismo que Cuba y Puerto Rico, nos han sido confiadas por la Providencia. ¿Cómo iba a sustraerse el país a semejante deber…? Las Filipinas son nuestras para siempre. Inmediatamente detrás se encuentran los mercados ilimitados de China. Nosotros no renunciaremos ni a lo uno ni a lo otro.». En ese mismo año de 1897, Teodoro Roosevelt, que llegaría a ser el 26º Presidente de EEUU entre 1901-1909, dijo: «En estricta confidencia, agradecería casi cualquier guerra, pues creo que este país necesita una.». Y por no extendernos hasta lo casi infinito, un tercer ejemplo pero de 1899: EEUU y Gran Bretaña trocearon a Venezuela arrancándole la extensa zona del Esequibo. </p>
<p>Los ejemplos que hemos citado de entre los miles disponibles muestran cómo el expansionismo occidental tenía muy claro sus objetivos materiales, las guerras que necesitaba para lograrlos, y la ideología irracionalista que lo justificaría: la Providencia, el Destino, la Civilización, la Raza… Cada burguesía imperialista esclavizó mental y éticamente a su proletariado para que matara y muriera por esos «principios» En lo que nos interesa aquí, las guerras y los fascismos, la primera Gran Depresión tuvo un efecto directo: la IGM como supuesta solución definitiva a los males del mundo. </p>
<p>La alienación patriotera de las masas trabajadoras integradas en la lógica del capital gracias a la subsunción real, hizo que en la IGM se mataran entre sí millones de obreros para beneficio exclusivo de sus burguesías respectivas, como muy bien denunció la izquierda marxista escindida de la II Internacional. Pero para 1916 ya aparecieron los primeros síntomas de cansancio que saltaron en 1917 a una oleada revolucionaria desde finales de ese año: surgió la URSS y la Internacional Comunista que se extendió imparable por el mundo. La guerra industrial total, más abarcadora que la guerra civil yanqui, dio paso a la revolución proletaria dirigida internacionalmente desde 1919. </p>
<p>La devastación de la guerra azuzó la lucha de clases y de liberación antiimperialista de los pueblos, lo que volvió a provocar pánico en las burguesías, sobre todo en las débiles como la italiana, que temblorosa ante la ocupación proletaria de fábricas y de campos, dio el poder al fascismo que se asentó definitivamente en 1923, justo cuando Spengler publicaba su segunda versión de <em>La decadencia de Occidente</em> iniciada en 1918. Con un método reaccionario e idealista, Spengler sostenía que el capitalismo europeo estaba condenado al fracaso. Es por tanto comprensible la admiración del genocida Churchill, líder del «terrible terror inglés» según calificó un célebre historiador a la esencia británica, por el Duce italiano, por Mussolini.</p>
<p>La segunda Gran Depresión iniciada en 1929 llevó esta dinámica a grados extremos. Hitler, admirado por la monarquía británica, tomó el poder en 1933 habiendo avisado desde una década antes que su objetivo era destruir la URSS y germanizar el occidente de Asia, parecido al sueño yanqui de 1901 de americanizar China. Hitler admiraba también los incalificables métodos yanquis en el exterminio de las naciones indias y de control de la emigración. La IIGM fue, antes que nada, efecto de estas contradicciones explosivas internas al imperialismo y no de la locura histriónica nazifascista, como tampoco del suicida ataque nipón a EEUU en diciembre de 1941. </p>
<p>Como hemos dicho, fue el Ejército Rojo, ayudado por las guerrillas y partisanos comunistas, el que aplasto al nazismo, de la misma forma que fue China la que aplastó a Japón, aunque en ambos casos la fama se la quedase EEUU. Lo importante, para lo que nos interesa, es que el imperialismo comprendió que solo tenía tres alternativas desde 1944-1945: destruir la URSS y las revoluciones que surgían, integrar a las burguesías en el nuevo orden mundial keynesiano-militar y Taylor-fordista disciplinado tal cual podía existir entonces, y dominar el resto del mundo. </p>
<p>La dialéctica represión/reforma de principios del siglo XIX en Inglaterra fue adaptada a las condiciones de la mal llamada «guerra fría» desde 1945, que fue un conjunto de guerras «democráticas», «frías», tibias o calientes, dictaduras, contrarrevoluciones, militarismos y fascismos, en las que los Estados obedientes al imperialismo, golpearon en todos los países aún sometidos a la dictadura del capital. El engreído racismo eurocéntrico ha hecho creer a muchos que los llamados «treinta gloriosos», de 1945 a 1975, existieron en todo el mundo, lo cual es otra mentira. De hecho en la Europa occidental y en EEUU los «treinta gloriosos» estuvieron cuarteados por represiones internas y por el impulso de atrocidades externas contra las guerras antiimperialistas: la «democracia occidental» y sus DDHH abstractos no existirían sin esa sangre industrializada. </p>
<p>La dialéctica represión/reforma de la segunda posguerra llevó a la subsunción real a su grado de máxima eficacia para el imperialismo hasta mediados de los ’70, cuando uno a uno empezaron a desplomarse sus puntales, empezando por el de la alienación de masas en Occidente y por la eficacia del fetichismo de la mercancía como pilares irracionales del orden explotador. </p>
<p>4.- <br />
El agotamiento progresivo de la subsunción real había empezado a finales de la década de los ’60 al descender la tasa media de ganancia, aumentar la lucha de clases y de las guerras de liberación antiimperialista, encarecerse en extremo los precios de la energía y aumentar los gastos improductivos causados por la crisis socioecológica. La respuesta burguesa fue contundente: el golpe pinochetista de 1973 contra el Gobierno Popular de Chile, democráticamente elegido, inició la estrategia monetarista y político-militar correspondiente, monetarismo falsamente suavizado con el apodo de neoliberalismo. Uno de sus objetivos prioritarios era y sigue siendo el de imponer la precariedad e inseguridad vital, someter a la indefensión absoluta al proletariado destruyendo en lo posible la forma-salario también en su modalidad indirecta, diferida, social, etc. </p>
<p>La crisis de la subsunción real sólo puede ser resuelta superando sus causas arriba vistas, nunca retrocediendo a la subsunción formal porque, como hemos visto, esta mantenía poca o mucha autonomía social para resistir mal que bien al avance capitalista. Ahora hay que destruir cualquier forma de autonomía, de resistencia. La crisis se supera destruyendo la fuerza sociopolítica del proletariado, desestructurándolo como clase consciente-de-sí y para-sí, creando una masa amorfa, dispersa, incoherente, manipulable a placer por el capital, una masa que asesine y se deje matar en defensa de su burguesía. Si no se combate la precarización existencial, se expande el miedo por el futuro, la incertidumbre, la dependencia del gran líder: rasgos históricos del irracionalismo en su conjunto. </p>
<p>La precarización material y moral golpea a la pequeña burguesía, «clases medias», funcionarios, etc., con efectos más reaccionarios, graves y duraderos que los que causa sobre el proletariado. Expuesto rápidamente, estos sectores viven mucho más atomizados y desunidos por la competencia que le enfrenta a ellos mismos, a unos contra otros tanto en el mercado como en la producción, por lo que necesitan siempre la seguridad del orden estatal y social. Cuando el Estado se vuelca a favor de la gran burguesía en momentos de crisis, se sienten abandonados, traicionados por esa autoridad que antes adoraban y que ahora les echa al mismo fango de empobrecimiento y precarización en el que ya malvive el proletariado, clase a la que desprecian. </p>
<p>En términos generales, el debilitamiento de la forma-salario generalizada y el aumento de las explotaciones sumergidas, precarias, con pocos o nulos derechos e inseguras y con bajos sueldos, todo esto es un caldo de cultivo muy fértil para los diversos rechazos de la racionalidad, para el aumento del negacionismo y de las características básicas que unen en lo esencial a las extremas derechas y a los fascismos. No hace falta decir que el fanatismo militarista se nutre de todo ello, aunque a otros sectores los hunde en la más indiferente pasividad, que no deja de ser un colaboracionismo muy efectivo para el poder. Pero también algunos tienden a tomar conciencia y movilizarse: todo depende de la historia y presente de la lucha de clases y de la fuerza de la izquierda. </p>
<p>La salida a la tercera Gran Depresión iniciada en 2007 y agudizada desde 2018-2020 no es otra que la provocación de múltiples violencias reaccionarias, desde las psicológicas en la cotidianidad, hasta las guerras regionales y locales, pasando por las represiones de las luchas obreras y populares. La militarización directa de la economía o indirecta mediante la compra de armas en otros países aumentando el endeudamiento y la pobreza, necesita de una masiva legitimación reaccionaria que tiene un punto de apoyo muy efectivo en las sub-ideologías belicistas, racistas, patriarcales, etc., que crean un clima social a favor de un «Estado fuerte» que reinstaure el servicio militar obligatorio tanto para una guerra total como para la disciplinarización reaccionaria de la juventud. </p>
<p>La salida a la tercer Gran Depresión agudizada desde 2018-2020 no es otra que la provocación de múltiples violencias reaccionarias, desde las psicológicas en la cotidianidad, hasta las guerras regionales y locales, pasando por las represiones de las luchas obreras y populares. La militarización directa de la economía o indirecta mediante la compra de armas en otros países aumentando el endeudamiento y la pobreza, necesita de una masiva legitimación reaccionaria que tiene un punto de apoyo muy efectivo en las sub-ideologías belicistas, racistas, patriarcales, etc., muchas de las cuales tienen raíces preburguesas. Se genera así un clima social a favor de un «Estado fuerte» que reinstaure el servicio militar obligatorio tanto para una guerra total como para la disciplinarización imperialista de la juventud. </p>
<p>El imperialismo sabe perfectamente que Eurasia, los BRICs, la multipolaridad y otras formas de alianzas estatales, les van ganando terreno en todos los sentidos, sobre todo en el de la productividad del trabajo, el decisivo. Para recuperar la competitividad mundial y abrir una fase expansiva del imperialismo, el capital no tiene otra alternativa que la represión interna y la provocación de guerras externas. Ahora, en 2024, hay más conflictos y guerras locales y regionales simultáneas de diversas intensidades que en el pasado. Salvando las distancias, estamos en una situación casi tan crítica como en 1983 cuando la reina de Inglaterra gravó el discurso anunciando que había estallado la guerra nuclear contra la URSS, por no extendernos en los riesgos muy altos de guerra nuclear permanente contra la URSS desde 1945, o en Corea en 1953, cuando la crisis de los misiles en la Cuba de 1962, o en Oriente Medio en 1973, o en Vietnam en 1974… </p>
<p>En este contexto de «gran crisis» las extremas derechas y los fascismos han dado un paso adelante en su ideología básica. Veamos. Las clases dominantes siempre han usado la más salvaje brutalidad para derrotar y exterminar a las clases dominadas: son conocidas las matanzas practicadas en los antiguos imperios en Sumer, Mesopotamia, Egipto, China, India… Leer el Antiguo Testamento eriza la piel. Las atrocidades de Alejandro Magno rivalizaban con las de Julio César, ambos asesinos en masa. En la Edad Media las crueles «Cruzadas» dejaban ríos de sangre. ¿Y qué decir de las «venas abiertas» de Nuestramérica, África, Asia… bajo el colonialismo? El afamado Churchill, por ejemplo, desconocía la piedad. En la IIGM murieron de hambre centenares de miles de personas porque Alemania y Japón saqueaban toda la comida y los recursos de los países ocupados. Aprendiendo de Gengis Kan, la «pax americana» se asienta sobre montañas de cadáveres. Conocemos los efectos del Consenso de Washington de 1988 contra la felicidad y la salud de las poblaciones que sufren sus imposiciones. </p>
<p>Pues bien, de unos años a esta parte y bajo las presiones de la decadencia imperialista y de la tercera Gran Depresión agravada por el monetarismo y la precariedad vivencial, las extremas derechas y los fascismos han dado un paso adelante llevando al extremo, por ahora, la inhumanidad del maltusianismo y del social darwinismo más frío y metódico. Sabemos que la destrucción de fuerzas productivas es la salida a las crisis del capital. Recordemos cómo Kissinger cuantificó a grandes rasgos la población palestina «sobrante», del mismo modo que una gran corporación transnacional se deshace de miles de trabajadores sobrantes al introducir nuevas tecnologías. Recordemos cómo M. Albright dijo que valió la pena asesinar mediante hambre y enfermedad a 500.000 niños iraquíes, para asentar la «democracia» yanqui sobre las reservas de crudo del país. Recordemos los varios miles de venezolanos y venezolanas muertas por las sanciones internacionales decretadas por EEUU. </p>
<p>Pues bien, un repaso de las declaraciones y actos de Bolsonaro, Milei, Netanyahu, Abascal, Ayuso, y otros representantes del social darwinismo actual, nos muestra que dentro de los fascismos y de las derechas no tan extremas se avanza decididamente al menos en seis sendas: Una, negar en la práctica y en las declaraciones los mismos DDHH burgueses justificando y practicando la ley del más fuerte. Dos, liquidar todo humanismo basado en la ayuda mutua, en la solidaridad comunal y desarraigar definitivamente cualquier avance al socialismo. Tres, militarizar la sociedad lo antes posible para estar en condiciones de ganar las guerras actuales y las que el imperialismo está organizando para el futuro. Cuatro, destruir la cultura en sí, es decir, la forma de crear y administrar horizontalmente los valores de uso, imponiendo la dictadura de la tecnociencia militarizada. Cinco, fortalecer y extender la Internacional Fascista como arma del imperialismo. Y seis, negar la historia e imponer la irracionalidad y el mito. </p>
<p>Las guerras injustas necesitan mentiras que sostengan los fanatismos sumisos al amo, y el amo no es otro que la imagen del capital como un fetiche todopoderoso e impredecible, introyectada en la estructura psíquica. Los fascismos se van adecuando a las necesidades del capital y de sus guerras antihumanas, las refuerzan a golpes y con terror e incertidumbre para que la humanidad postrada adore al dólar, que es la codicia que mueve a Ares y a Marte, dioses grecorromanos de la guerra. </p>
<p class="text-align-right"><strong><em>IÑAKI GIL DE SAN VICENTE <br />
EUSKAL HERRIA 30 de mayo de 2024</em></strong></p>
</div>Thu, 13 Jun 2024 15:11:13 +0000Zamora2942 at https://pakitoarriaran.orgOtra vez huele a azufre en la ONU
https://pakitoarriaran.org/index.php/articulos/otra-vez-huele-azufre-en-la-onu
<span class="field field--name-title field--type-string field--label-hidden">Otra vez huele a azufre en la ONU</span>
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<div class="field__label">Imagen</div> <div class="field__item"><img src="https://pakitoarriaran.org/sites/default/files/Articulos/GiladErdan.jpg" width="550" height="300" alt="Gilad Erdan" typeof="foaf:Image" />
</div> </div><span class="field field--name-uid field--type-entity-reference field--label-hidden"><span lang="" about="https://pakitoarriaran.org/user/37" typeof="schema:Person" property="schema:name" datatype="" xml:lang="">Zamora</span></span>
<span class="field field--name-created field--type-created field--label-hidden">Lun, 10/06/2024 - 12:42</span>
<div class="field field--name-field-autor-articulos field--type-string field--label-above">
<div class="field__label">Autor</div> <div class="field__item">Eneko Compains Silva</div> </div> <div class="clearfix text-formatted field field--name-body field--type-text-with-summary field--label-hidden field__item"><p><em>Casi 18 años después de aquel antológico discurso del Comandante Chávez, hoy también podemos decir que huele a azufre en esa misma tribuna, sobre todo después de que el pasado 10 de mayo Gilad Erdan, embajador de Israel ante la ONU, se presentase allí completamente indignado porque la Asamblea, por abrumadora mayoría, había aprobado una resolución para ampliar el estatus jurídico de Palestina como miembro de dicha organiza.</em></p>
<p>Fue un 20 de septiembre de 2006, en el marco de la 61ª Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU). Aquel día el Comandante Chávez subió a la tribuna y pronunció un discurso que pasaría a los anales de la istoria como lección magistral de antiimperialismo: “Ayer vino el Diablo aquí, ayer estuvo el Diablo aquí, en este mismo lugar. Huele a azufre todavía esta mesa donde me ha tocado hablar”. ¿Recuerdan?</p>
<p>Se refería a George W. Bush, a.k.a. <em>Mr. Danger</em>, quien la víspera se había presentado ante la Asamblea como si del dueño del mundo se tratase, para explicar, borracho de arrogancia, sus “recetas” políticas y militares; recetas que no pretendían sino mantener la dominación, explotación y saqueo de los pueblos del mundo, por mucho que las adornase con palabras como democracia, derechos humanos o lucha contra el terrorismo.</p>
<p>Casi 18 años después de aquel antológico discurso, hoy también podemos decir que huele a azufre en esa misma tribuna, sobre todo después de que el pasado 10 de mayo Gilad Erdan, embajador de Israel ante la ONU, se presentase allí completamente indignado porque la Asamblea, por abrumadora mayoría, había aprobado una resolución para ampliar el estatus jurídico de Palestina como miembro de dicha organización.</p>
<p>Tal y como trascendió, el representante sionista acusó a los Estados representados en la Asamblea nada más y nada menos que de estar aceptando a un “Estado terrorista” en la ONU, y de hacerle un regalo a Hamás, “los Hitler de nuestro tiempo”, dijo. Y si con eso no fuese suficiente, se permitió el lujo de triturar la Carta de Naciones Unidas frente a toda la audiencia, consiguiendo un efecto comunicativo contrario al perseguido, ya que, gráficamente, quedó muy claro quién es el que destroza el derecho internacional.</p>
<p>Honestamente, si yo fuese psicólogo, afirmaría que el tal Gilad Erdan no hizo sino <em>proyectar</em>, es decir, atribuir a todos los demás sus propios defectos; básicamente, por dos razones: 1) Porque son ellos quienes vienen tratando como sub-humanos (untermenschen, que decían los nazis) a las y los palestinos; y 2) Porque son ellos quienes acumulan más de 75 años de violaciones constantes de las resoluciones de Naciones Unidas.</p>
<p>Sin embargo, como soy jurista, prefiero dejar un par de reflexiones desde una óptica más jurídica.</p>
<p>La primera: Israel no puede invocar el derecho a defenderse para justificar su agresión contra la población gazatí, tal y como viene haciendo hasta la fecha. Y no lo puede hacer por una sencilla razón: con respecto a Palestina, Israel es una potencia ocupante. No se puede fundar un derecho en actos violatorios del Derecho Internacional. Israel no tiene causa legítima para hacer la guerra en este caso, no tiene lo que los romanos llamaron <em>ius ad bellum</em>, el derecho a hacer la guerra. Quien sí tiene derecho a defenderse es el pueblo Palestino, sometido este sí a toda clase de crímenes de guerra y violaciones graves de DDHH desde 1947, año de creación del ente sionista.</p>
<p>La segunda: si Israel no puede invocar el derecho a la defensa, mucho menos puede en nombre del mismo cometer un genocidio, que es exactamente lo que está haciendo. No hay más que consultar el art. 6 del <em>Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional</em> para comprobar que el ente sionista está cometiendo todos y cada uno de los actos típicos de dicho delito: matanzas indiscriminadas, lesiones físicas o mentales graves, sometimiento a condiciones de existencia inhumanas… todo ello con la intención de eliminar a la población palestina de sus propias tierras, como ocurre en Gaza. Es decir, con la intención de llevar a cabo una segunda <em>Nakba</em>.</p>
<p>Siendo claro que Israel está cometiendo genocidio, cabe preguntarse: ¿Hasta cuándo se va a tolerar esta situación?</p>
<p>En el terreno jurídico, es la Corte Penal Internacional quien debiera tomar cartas en el asunto, so pena de que el Derecho Internacional quede como mero papel mojado (otra vez). Lamentablemente, hasta la fecha, la valiente acción de Sudáfrica (y de los pueblos del sur global que apoyaron su demanda de genocidio contra Israel) no ha sido capaz de frenar la masacre, ni parece que tenga posibilidad alguna de frenarla en el corto-medio plazo. Seamos honestos; no ha llegado todavía la fecha en que dicha Corte perjudique de forma seria intereses occidentales, así que resulta necesario pensar en otra serie de mecanismos para torcerle el brazo al perro guardián del Imperio en Oriente Medio.</p>
<p>Una escalada bélica, por supuesto, tampoco resulta aconsejable, ya que el riesgo de desencadenar la Tercera Guerra Mundial está más que presente, opción que nadie con un mínimo de cabeza debiera desear. ¿Qué hacer entonces?</p>
<p>Como nos recuerda el periodista uruguayo Raul Zibechi, en última instancia son las sociedades quienes deciden las guerras. “En efecto, las armas, las tecnologías y las estrategias militares juegan un papel importante en el resultado de las guerras, pero lo que las deciden son las relaciones sociales en cada uno de los bandos”.</p>
<p>Ya ocurrió en Vietnam. Cuando militares del alto mando estadounidense y vietnamita mantuvieron un encuentro en el curso de la guerra, los primeros recordaron a los segundos que no tenían capacidad para ganar una sola batalla, a lo que los segundos contestaron con un breve pero contundente “eso no tiene la menor importancia”. ¿Qué sucedió finalmente? Que los vietnamitas tenían razón.</p>
<p>Como es sabido, sin perder grandes batallas y con una aplastante superioridad militar, los <em>yankees</em> tuvieron que retirarse, ya que frente un pueblo que actuaba como puño apretado para rechazar la agresión imperialista, la sociedad estadounidense no estuvo dispuesta a seguir sosteniendo el esfuerzo de guerra que tanto coste le estaba generando.</p>
<p>Salvando las diferencias, el régimen del Apartheid sudafricano también parecía invencible, pero fue finalmente derrotado, por la determinación para la lucha del pueblo sudafricano y por la solidaridad internacionalista de los pueblos del mundo, que supieron articular una eficaz campaña de boikot, desinversión y sanciones.</p>
<p>En el caso de Palestina, claro está, no se ha derrotado al régimen sionista, pero la solidaridad se extiende y las protestas se expanden, a nivel social, político e incluso diplomático. Comienzan ya a aparecer grietas en la sociedad estadounidense, hecho fundamental. Se trata ahora de intensificar la campaña BDS: Boikot, desinversión y sanción. Ese es el camino. Resistencia en Palestina, solidaridad internacionalista en el mundo. Si no se ha podido vencer, es solo <em>por ahora</em>.</p>
</div>Mon, 10 Jun 2024 16:42:26 +0000Zamora2940 at https://pakitoarriaran.orgLenin, Estado y Guerra
https://pakitoarriaran.org/index.php/articulos/lenin-estado-y-guerra
<span class="field field--name-title field--type-string field--label-hidden">Lenin, Estado y Guerra</span>
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<div class="field__label">Imagen</div> <div class="field__item"><img src="https://pakitoarriaran.org/sites/default/files/Articulos/I%C3%B1akiG.jpg" width="550" height="300" alt="Iñaki Gil de San Vicente" typeof="foaf:Image" />
</div> </div><span class="field field--name-uid field--type-entity-reference field--label-hidden"><span lang="" about="https://pakitoarriaran.org/user/37" typeof="schema:Person" property="schema:name" datatype="" xml:lang="">Zamora</span></span>
<span class="field field--name-created field--type-created field--label-hidden">Sáb, 01/06/2024 - 11:18</span>
<div class="field field--name-field-autor-articulos field--type-string field--label-above">
<div class="field__label">Autor</div> <div class="field__item">Iñaki Gil de San Vicente</div> </div> <div class="clearfix text-formatted field field--name-body field--type-text-with-summary field--label-hidden field__item"><p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><em><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Nota: El texto que aquí se ofrece tiene dos partes. La primera es un largo artículo sobre El Estado y la revolución, de Lenin, publicado en 2015 por la Editorial RED STAR PRESS (Roma), cuya dirección electrónica es (<a href="http://www.redstarpress.it/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">http://www.redstarpress.it/</a>), en colaboración con la red « Noi Saremo Tutto » (<a href="http://www.noisaremotutto.org/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">http://www.noisaremotutto.org/</a>) Para acceder al libro, hay que pasar por la página de la editorial. Fue reeditado por Euskal Herriko Komunistak ese mismo año en: </span></span></span></em></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><em><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="https://www.abertzalekomunista.net/es/biblioteca/marxistas-vascos/gil-de-san-vicente-inaki/1797-2015-lenin-y-estado" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">https://www.abertzalekomunista.net/es/biblioteca/marxistas-vascos/gil-de-san-vicente-inaki/1797-2015-lenin-y-estado</a> </span></span></span></em></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">De 2015 a 2024 la cuestión del Estado ha ido adquiriendo una actualidad muy superior a la de épocas anteriores, porque las contradicciones imperialistas han estallado tan virulentamente que sólo el fortalecimiento autoritario y hasta fascista del Estado burgués puede generar alguna posibilidad de salida de la peor crisis en la historia capitalista. Precisamente fue en los años de 2011 a 2015 cuando se cerró una fase en lo político-militar y se inició otra: de la guerra injusta contra Libia, Siria y otros pueblos en 2011 a la guerra justa de Rusia contra el ISIS en Siria, a petición del gobierno de este país. Sin extendernos en detalles, basta recordar que en ese 2015 Obama, pomposo Premio Nobel de la Paz, declaró a Venezuela un peligro para EEUU. Sin embargo, en las condiciones de la Italia de aquellos tiempos, había que analizar <i>El Estado y la revolución</i> desde y para los debates de entonces en las izquierdas italianas. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Sin embargo nueve años después, con la multiplicación de la brutalidad imperialista y además en el centenario de la muerte de Lenin, varios colectivos antiimperialistas han propuesto publicarlo de nuevo añadiendo al final unas Tesis la guerra. La razón es simple. Como se intenta explicar en el capto sexto del artículo, el marxismo es una «inacabable teoría abierta» que debe autocriticarse y enriquecerse permanentemente a la luz de la lucha de clases. Un marxismo «cerrado» es un marxismo muerto, antimarxista; si abrimos el marxismo de par en par a las contradicciones del capital tal cual se muestran en la actualidad, vemos que se fortalece cada vez la fusión del Estado como forma político-militar con el ascenso del capital financiero-especulativo de alto riesgo. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Si las guerras han acompañado siempre al capitalismo, desde hace unos años sus ejércitos están invadiendo la llamada «vida civil», militarizándola como nunca antes. Si siempre ha existido una conexión práctica entre las fuerzas policiales y las fuerzas militares dirigida por el Estado, ahora se fusionan las represiones policiales con las militares y viceversa. Si la ideología militarista burguesa siempre ha recurrido para justificar su existencia a la necesidad de reducir la incertidumbre que surge de la incontrolable irracionalidad del mercado capitalista, ahora esa justificación se refuerza no sólo por el incremento de esa incertidumbre por la crisis actual, sino también por el aumento de las resistencias antiimperialistas de cada vez más pueblos y Estados. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Es necesario por tanto añadir al final del artículo algunas ideas que provoquen reflexiones políticas sobre el militarismo pero fundamentalmente sobre la guerra imperialista que ahora está más presente que hace nueve años. Las treinta Tesis que se ofrecen después del artículo responden a la necesidad de enlazar las ideas sobre <i>El Estado y la revolución</i> presentadas en 2015 en aquella Italia, con las contradicciones profundas que han surgido abruptamente dirigidas a aplastar toda resistencia. Por ejemplo: entre el 31 de mayo y el 9 de junio van a celebrarse en Italia diversos encuentros sobre la tendencia al estallido de una tercera guerra mundial en el sentido clásico del término. Estos y otros encuentros sobre la imparable militarización del imperialismo deben tener siempre una de sus referencias básicas en Lenin. </span></span></span></p>
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<p style="margin-left:34px; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">1. PRESENTACIÓN</span></span></span></p>
<p style="margin-left:34px; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">2. CUATRO EJEMPLOS SOBRE LA NECESIDAD DEL ESTADO </span></span></span></p>
<p style="margin-left:34px; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">3. EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL DESARME Y LA REPRESION </span></span></span></p>
<p style="margin-left:34px; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">4. FETICHISMO DE LA DEMOCRACIA Y DERECHO A LA REBELIÓN </span></span></span></p>
<p style="margin-left:34px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">5. SEIS FORMAS DE OCULTAR O NEGAR LA ESENCIA DEL ESTADO BURGUÉS</span></span></span></p>
<p style="margin-left:34px; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">6. LA INACABABLE TEORÍA ABIERTA MARXISTA SOBRE EL ESTADO</span></span></span></p>
<p style="margin-left:34px; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">7. DOBLE PODER, SOVIETISMO, BUROCRACIA Y ESTADO</span></span></span></p>
<p style="margin-left:34px; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">8. DIALÉCTICA Y EXTINCIÓN DE LA DEMOCRACIA Y DEL ESTADO</span></span></span></p>
<p style="margin-left:34px; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">9. PRIMERA FASE DEL COMUNISMO Y SEGUNDA FASE DEL COMUNISMO</span></span></span></p>
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">1. PRESENTACIÓN</span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">¿Por qué publicar en 2015 el libro de Lenin <i>El Estado y la revolución</i>, cuando Estados burgueses tan poderosos como el francés y el italiano, por citar sólo dos, han tenido que ceder muchas de sus prerrogativas soberanas a poderes transnacionales y supraestatales, a la burocracia de la Unión Europea, a Bruselas, a la Troika, a los clubs privados del gran capital financiero, a los cuarteles de la OTAN, a la Casa Blanca…? </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">En el Prefacio a la primera edición de <i>El Estado y la revolución</i>, Lenin da cuenta de los tremendos e insufribles costos que la guerra imperialista está causando a los pueblos, y denuncia cómo el oportunismo social-chovinista creció durante los decenios de desarrollo «relativamente pacífico» del capitalismo, aceptando y defendiendo los intereses de «sus» burguesías y de «sus» Estados. Por esto, «la lucha por arrancar a las masas trabajadoras de la influencia de la burguesía en general, y de la burguesía imperialista en particular, es imposible sin combatir los prejuicios oportunistas acerca del “Estado”»<a href="#_ftn1" name="_ftnref1" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref1"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[1]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Por tanto, la lucha teórica contra la ideología reformista y burguesa del Estado aparecía como una necesidad urgente en aquella época de crisis total. En realidad, conforme se desarrollaba el capitalismo en la segunda mitad del siglo XIX, se hacía más necesario estudiar qué era el Estado, y Engels y Marx se volcaron en ello en un esfuerzo común pero diferenciado. Dejando de lado las aportaciones de otros y otras revolucionarias, Lenin se vuelca con especial ahínco en la tarea a partir de 1914, llegando a la certera conclusión de que el mundo transita en esa época por una «cadena de revoluciones proletarias socialistas suscitadas por la guerra imperialista»<a href="#_ftn2" name="_ftnref2" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref2"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[2]</span></span></span></span></span></a>. Es en este contexto mundial en el que la teoría marxista del Estado da un significativo paso adelante que en cuestiones como la extinción de la democracia burguesa, del Estado y del derecho, llega a ser premonitorio, como veremos. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Casi un siglo después de la primera edición de la obra que comentamos ahora, en 2015, <i>El Estado y la revolución, </i>mantiene toda su fuerza teórica revolucionaria a la par que ha aumentado su actualidad en dos problemas cruciales: el del poder en cuanto tal, o sea, la democracia burguesa como envoltura de la dictadura de clase del capital y de su Estado frente al poder obrero y popular; y el del futuro del Estado, es decir, el problema de su autoextinción en la medida en que se avanza al comunismo. Durante muchos años estas cuestiones eran imposibles de plantear, pero la confluencia de crisis parciales desde mediados de la década de 1990 y su estallido sinérgico en una devastadora hecatombe<a href="#_ftn3" name="_ftnref3" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref3"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[3]</span></span></span></span></span></a> desde 2007, además de volver a presentar el marxismo como el único método capaz de explicar qué está ocurriendo, por qué ocurre y qué debemos hacer, también ha «desempolvado» a Lenin entero y en concreto <i>El Estado y la revolución</i> como se explicará. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">2. CUATRO EJEMPLOS SOBRE LA NECESIDAD DEL ESTADO</span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Antes de seguir, es conveniente dar la palabra a cuatro personas que en 1909, 1917, 1984 y 2010, plantean desde sus respectivas vivencias los mismos problemas que Lenin. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">La primera nos la ofrece M. Otto cuando nos informa sobre la hiper concentración del poder en la Europa de 1909, al repetirnos las palabras del todopoderoso empresario alemán W. Rathenau cuando dijo que «Trescientas personas, que se conocen muy bien entre sí, dirigen los destinos económicos del continente»<a href="#_ftn4" name="_ftnref4" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref4"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES-TRAD" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES-TRAD" xml:lang="ES-TRAD"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[4]</span></span></span></span></span></a>. W. Rathenau se refería al poder económico y si bien era cierto que entonces existían numerosas monarquías imperiales en Europa -Gran Bretaña, Alemania, Rusia, Holanda, Dinamarca, Estado español, Italia, Portugal…-, la realidad era que la rápida expansión imperialista de comienzos del siglo XX estaba liderada por dos monarquías y una república europea: Gran Bretaña, Alemania y Estado francés controlaban nada menos que el 44% del mercado mundial<a href="#_ftn5" name="_ftnref5" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref5"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[5]</span></span></span></span></span></a>, lo que nos da una idea bastante exacta de la fusión creciente e imparable del poder económico con el político y el militar, mediante la acción permanente del Estado burgués. Lenin, y los marxistas, llamarán a este gigantesco poder «capital financiero» que, como hemos visto, en 1909, estaba en manos de un grupito de trescientos europeos que se conocían muy bien entre ellos. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">La segunda aparece en la carta de un soldado ruso a su familia campesina escrita a final de verano de 1917: «Querido compadre, seguramente también allí han oído hablar de bolcheviques, de mencheviques, de social-revolucionarios. Bueno, compadre, le explicaré que son los bolcheviques. Los bolcheviques, compadre, somos nosotros, el proletariado más explotado, simplemente nosotros, los obreros y los campesinos más pobres. Éste es su programa: todo el poder hay que dárselo a los diputados obreros, campesinos y soldados; mandar a todos los burgueses al servicio militar; todas las fábricas y las tierras al pueblo. Así es que nosotros, nuestro pelotón, estamos por este programa»<a href="#_ftn6" name="_ftnref6" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref6"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[6]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">La tercera nos la adelantó en 1984 A. Scargill, uno de los principales dirigentes de la huelga de mineros británicos de ese año: «Necesitamos un gobierno tan fiel a los intereses de los trabajadores como el gobierno de M. Thatcher lo es con respecto a los intereses de la clase capitalista»<a href="#_ftn7" name="_ftnref7" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref7"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[7]</span></span></span></span></span></a>. Ahora sabemos que la ofensiva de M. Thatcher no fue el primer ataque neoliberal, porque antes se habían producido otros, aunque con el nombre de monetarismo, pero sí sabemos que fue el punto de no retorno de esta estrategia. Y la cuarta y última nos la da en 2010 R. Alegría, dirigente campesino hondureño, al decir escuetamente que: «Tenemos que tomar el poder para que nos dejen de joder»<a href="#_ftn8" name="_ftnref8" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref8"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[8]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Las cuatro opiniones son formalmente respuestas indirectas a la pregunta de por qué hay que editar <i>El Estado y la revolución</i> ya que en ningún momento hacen referencia a la cuestión del Estado y menos aún a Lenin. Sin embargo, en la realidad socioeconómica y política son directas, van a la esencia del problema porque la cuestión del Estado es la cuestión del poder. M. Lebowitz está en lo cierto cuando insiste en que «Marx comprendía que “la transferencia de las fuerzas organizadas de la sociedad, o sea, el poder estatal, de los capitalistas y los terratenientes a los productores” es necesaria; comprendía que no se puede cambiar el mundo sin tomar el poder»<a href="#_ftn9" name="_ftnref9" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref9"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[9]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Cuando los agricultores hondureños de 2010 y rusos de 1917, y los mineros británicos de 1984, plantean directamente la necesidad imperiosa de que el pueblo trabajador conquiste el poder político para defenderse del poder socioeconómico europeo que en 1909 estaba en manos de 300 grandes capitalistas, simplemente están diciendo con otras palabras que el Estado capitalista les aplasta, que no es posible comprender su situación sin analizar el papel del golpe militar en Honduras en 2009, la opresión del Estado zarista y la represión policial del Estado británico a las órdenes de los conservadores dirigidos por M. Thatcher. Y esto es así porque, como dice A. C. Dinerstein, el Estado es la «forma política del capital»<a href="#_ftn10" name="_ftnref10" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref10"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[10]</span></span></span></span></span></a>. Como sabemos, el capital es una relación social de explotación que sólo vive si explota cada vez más, lo que le exige disponer de instrumentos que agilicen esa explotación y la refuercen con la opresión y la dominación: la «forma política» de esos instrumentos es el Estado, ya que la política es la quintaesencia de la economía. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Poder, política y Estado, y organización, forman un concepto complejo y variable, operativo en el <i>¿Qué hacer? </i>de 1902 cuando Lenin insiste en que la revolución no es «un único acto»<a href="#_ftn11" name="_ftnref11" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref11"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[11]</span></span></span></span></span></a> sino un proceso muy largo en el que se producen acelerones y estancamientos, estallidos violentos y situaciones de calma, represiones y fases democrático-burguesas, durante su largo desarrollo. Más aún, la cuestión del poder y por tanto del Estado recorre todo el <i>¿Qué hacer?<a href="#_ftn12" name="_ftnref12" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref12"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><b><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[12]</span></span></span></b></span></span></a></i>, porque, en la medida en que Lenin aplicaba el método marxista, en esa medida, su pensamiento estaba siempre en movimiento: «…las posiciones de Lenin estaban en continuo movimiento, aunque eran fieles a una rigurosa lógica interna»<a href="#_ftn13" name="_ftnref13" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref13"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES-TRAD" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES-TRAD" xml:lang="ES-TRAD"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[13]</span></span></span></span></span></a>. J. Salem nos explica de manera directa la causa de esta cualidad dialéctica de Lenin: «La revolución es una guerra, y la política es, de manera general, comparable al arte militar»<a href="#_ftn14" name="_ftnref14" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref14"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES-TRAD" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES-TRAD" xml:lang="ES-TRAD"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[14]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Como veremos en su momento, los estudios de Lenin sobre el imperialismo, el Estado, la opresión nacional, la dialéctica materialista, la organización, etcétera, no rompen ni anulan su pensamiento anterior, sino que le fuerzan a dar un salto impresionante, salto que le lleva a analizar todos los problemas citados desde una perspectiva más concreta: la guerra de 1917 demuestra que la nueva y superior fase imperialista de capitalismo determina desde entonces absolutamente toda la realidad porque exacerba las contradicciones capitalistas hasta el extremo: la guerra social y política entre el capital y el trabajo se vuelve ya guerra militar con extrema facilidad, y el Estado burgués es el instrumento decisivo del capital para ganarla. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">3. EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL DESARME Y LA REPRESIÓN</span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Pero antes de continuar es necesario disponer de una suficiente base histórica que asiente la posterior evolución de los Estados y que encuadre la reflexión de Lenin sobre una constante que irá surgiendo una y otra vez: la dialéctica entre economía, política y Estado, es decir, burocracia y ejército como característica distintivas de éste. Ejército y burocracia son aparatos estatales, inaccesibles al control de las masas, pero también incontrolables por el reformismo y por el Parlamento. El monopolio de la violencia, el prohibir al pueblo explotado la tenencia y uso de armamento es una necesidad de todo poder explotador. Durante el larguísimo comunismo primitivo este problema fue desconocido. La división natural del trabajo en el comunismo primitivo entre edades y sexos ha vuelto a quedar demostrada por las más recientes investigaciones sobre las sociedades neandertales<a href="#_ftn15" name="_ftnref15" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref15"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES-TRAD" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES-TRAD" xml:lang="ES-TRAD"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[15]</span></span></span></span></span></a>, durante la formación de los protoestados neolíticos<a href="#_ftn16" name="_ftnref16" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref16"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES-TRAD" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES-TRAD" xml:lang="ES-TRAD"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[16]</span></span></span></span></span></a> la propiedad colectiva o privada del armamento fue adquiriendo importancia. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">La población explotable ha de estar indefensa, ha de carecer de medios de defensa, y debe desconocer cómo se usan las armas defensivas. La sumisión al poder armado de la mujer y de las poblaciones explotables en general, se explica entre otras razones por el hecho de que: </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">«La mayoría de las sociedades enseñan la técnica de las armas sólo a los hijos varones. Es fácil que el monopolio masculino de esas armas y la técnica para emplearlas condujera al dominio masculino sobre las mujeres, ya fuera por medio de la acción, ya por la amenaza de la fuerza. No se conoce ninguna cultura en la que se haya formado a las mujeres para ser tan belicosas y agresivas como los hombres, y en la mayoría de las culturas guerreras sólo se exige a los hombres que sean agresivos. Las mujeres son adiestradas para ser sumisas y obedientes a los varones»<a href="#_ftn17" name="_ftnref17" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref17"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES-TRAD" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES-TRAD" xml:lang="ES-TRAD"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[17]</span></span></span></span></span></a>.</span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">N. Sekunda explica que en la Antigüedad el concepto de pueblo libre iba unido al poder de dar instrucción militar organizada a su juventud, por lo que el ejército persa prohibía el aprendizaje del uso de las armas a los pueblos que sometía<a href="#_ftn18" name="_ftnref18" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref18"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES-TRAD" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES-TRAD" xml:lang="ES-TRAD"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[18]</span></span></span></span></span></a>. Un pueblo sin juventud armada no era un pueblo libre. Impedirle la posesión y aprendizaje del uso de armas a un pueblo oprimido era la mejor forma de mantenerlo en la pasividad acobardada y obediente. El desarme material y moral, psicológico, de las mujeres y de la juventud explotada fue así una de las fundamentales prioridades del Estado opresor. Simultáneamente, otra prioridad desde Sumer<a href="#_ftn19" name="_ftnref19" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref19"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES-TRAD" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES-TRAD" xml:lang="ES-TRAD"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[19]</span></span></span></span></span></a> era manejar estratégicamente la dialéctica entre las políticas económico-militares y diplomáticas; el desarrollo económico y cultural exigió métodos estatales de control, dominación y saqueo, por ejemplo en el Antiguo Egipto donde la extensión de la propiedad privada, la explotación económica y el control de los mercados, la centralización política, las campañas militares, etcétera, no podían hacerse sin una vigilancia coordinada desde el aparato estatal del Faraón que dominase las situaciones de «tensión o crisis de lealtades»<a href="#_ftn20" name="_ftnref20" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref20"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES-TRAD" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES-TRAD" xml:lang="ES-TRAD"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[20]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Según F. J. Presedo cabe pensar que en algún momento de la Dinastía III-VI, c. -2664 a -2181 se produjo «quizá por primera vez en la historia» algo parecido a una guerra civil entre fuerzas reaccionarias y fuerzas progresistas: «se destruyeron los archivos en una oleada de subversión social, que se manifiesta en el asalto de los de abajo a los puestos superiores»<a href="#_ftn21" name="_ftnref21" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref21"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[21]</span></span></span></span></span></a>, conflictividad social que está demostrado que reapareció en la Dinastía VII-VIII entre -2172 y -2160 con la abolición de la monarquía, asaltos y saqueos populares a las casas y propiedades de los ricos, con ejecuciones, etcétera<a href="#_ftn22" name="_ftnref22" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref22"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[22]</span></span></span></span></span></a>. Desde los siglos –VI y –V Pitágoras y Heráclito empezaron a teorizar sobre la necesidad de un poder estatal con la tesis de que el hombre tenía necesidad de un amo<a href="#_ftn23" name="_ftnref23" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref23"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[23]</span></span></span></span></span></a>. Tucídides nos ofrece una viva descripción del funcionamiento del Estado en la Grecia clásica, de la multiplicidad de medios diferentes para lograr un mismo fin, y del papel de lo que ahora se denomina «creación de la hegemonía» mediante la propaganda, pero sobre todo de la importancia decisiva del dinero que sostiene la guerra, en palabras de Pericles<a href="#_ftn24" name="_ftnref24" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref24"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[24]</span></span></span></span></span></a>. A. J. Domínguez resume así los métodos de Alejandro Magno: «La persuasión, el terror y la fuerza»<a href="#_ftn25" name="_ftnref25" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref25"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[25]</span></span></span></span></span></a>, y si a ello le sumamos el valor que daba a los referentes simbólicos como medios políticos, tal como indica A. Pérez<a href="#_ftn26" name="_ftnref26" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref26"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[26]</span></span></span></span></span></a>, disponemos de una práctica política concerniente al Estado en el siglo –IV que no tiene nada que aprender de Maquiavelo: persuasión, manipulación simbólica, fuerza y terror, o sea, el accionar del Estado. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Sobre esta decisiva cuestión del derecho del pueblo oprimido a la autodefensa violenta frente a la explotación, es muy significativo el que un investigador de la talla de M. I. Finley muestre que fueron las clases dominantes greco-romanas las que crearon la represión armada privada, organizada y pagada por ellos y no por el Estado<a href="#_ftn27" name="_ftnref27" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref27"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[27]</span></span></span></span></span></a>: la minoría propietaria de las fuerzas productivas tenía derecho a poseer fuerzas represivas privadas, pero la mayoría explotada tenía prohibido poseer armas. Y es más significativo aún que llegue a esta conclusión cuando analiza nada menos que el origen de la política. La represión durísima del movimiento báquico en el siglo –II confirma las tesis de M. I. Finley y muestra además la especial ferocidad patriarcal contra las mujeres participantes en ese movimiento social subversivo de la juventud trabajadora: «En cuanto a las mujeres implicadas en el asunto, fueron entregadas a sus propios parientes para que ellos mismos las hicieran ejecutar en sus propios domicilios y sin publicidad»<a href="#_ftn28" name="_ftnref28" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref28"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[28]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Como vemos, uno de los atributos del Estado es el monopolio de la violencia de la clase dominante. La inventiva de las clases y naciones explotadas para defenderse y conquistar sus derechos mediante el armamento ilegal, siempre ha sido sorprendente y muestra la capacidad del ingenio humano cuando necesita la libertad. En la Edad Media se mantuvo una dura pugna entre el poder religioso-estatal del feudalismo y el poder ilegal del pueblo: el primero prohibió en el Concilio de Letrán de 1139 que el pueblo usase la ballesta bajo pena de excomunión, y el segundo, el pueblo, además de desobedecer, perfeccionó la ballesta y también el arco largo<a href="#_ftn29" name="_ftnref29" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref29"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[29]</span></span></span></span></span></a> para luchar en sus sublevaciones con visos de victoria. Hay que saber que la ballesta era un «arma democrática», muy efectiva, barata, simple y fácil de construir. El historiador militar P. Young piensa que la bula papal contra la ballesta tenía como objetivo «impedir que se alterase el orden existente en la sociedad»<a href="#_ftn30" name="_ftnref30" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref30"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[30]</span></span></span></span></span></a> dado que las clases explotadas podían con ella derrotar fácilmente a los acorazados caballeros feudales, indefensos frente a la letal ballesta. Sin embargo, sí se permitía su uso a los ejércitos feudales y contra los infieles. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Avanzando en la historia de la interacción entre economía, Estado y guerra hasta llegar al momento en que se recupera definitivamente la economía mercantil, vemos que a finales del siglo XIII algunos Estados realizan grandes «envíos políticos de moneda»<a href="#_ftn31" name="_ftnref31" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref31"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[31]</span></span></span></span></span></a> para asegurar sus intereses económicos, políticos y militares en tierras lejanas. Luego, y: «Respondiendo a los síntomas de la crisis de la época, el Estado ya había comenzado en el siglo XVII a proteger el mercado interno contra la competencia extranjera por medio de altas barreras aduaneras, a apoyar al capital comercial en su lucha por los mercados exteriores y a veces también, sobre todo en el continente, a fomentar las manufacturas»<a href="#_ftn32" name="_ftnref32" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref32"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[32]</span></span></span></span></span></a>. Conforme se expandía el capitalismo, el Estado fue asumiendo deuda pública para ayudar a la burguesía en su tránsito del comercio a la industria: el caso más conocido es el de la industrialización británica apoyada en una ingente deuda estatal legitimada por el Parlamento londinense. La guerra era cada vez más costosa exigiendo al Estado un endeudamiento mayor<a href="#_ftn33" name="_ftnref33" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref33"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[33]</span></span></span></span></span></a>, lo que a su vez exigía una mayor centralización fiscal e impositiva, de modo que «todos los regímenes del siglo XVIII aspiraban a una estructura administrativa centralizada»<a href="#_ftn34" name="_ftnref34" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref34"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[34]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">D. Harvey describe la evolución del Estado burgués desde el siglo XVII en sus sucesivas formas de «Estado militar-fiscal», «Estado-finanzas» y «Estado-corporaciones»; sostiene que en esta evolución interactúan la «lógica territorial» y la «lógica capitalista», pero dominando la segunda sobre la primera, de modo que «el control del espacio, como dije antes, es siempre una forma crucial del poder social. Se puede ejercer por un grupo o clase social sobre otro o en forma imperialista, como poder de un pueblo sobre otro. Este poder es a la vez expansivo (el poder de hacer y de crear) y coercitivo (el poder de negar, impedir y, si es necesario, destruir). Pero su efecto es redistribuir la riqueza y reorientar los flujos de capital en beneficio de la potencia imperialista o hegemónica, a expensas de cualquier otra»<a href="#_ftn35" name="_ftnref35" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref35"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[35]</span></span></span></span></span></a>.</span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Redistribuir la riqueza y el beneficio a favor de la clase dominante es una doble tarea unida a la creciente centralización del Estado, y la represión es consustancial a este proceso. Las ideas económicas, políticas, filosóficas, etcétera, no se libraron nunca del control estatal directo e indirecto. La represión lanzada por la burguesía escocesa e inglesa a finales del siglo XVIII no golpeó sólo a quienes simpatizaban con la revolución francesa de 1789, sino también contra quienes estaban de acuerdo con las tímidas críticas de Smith al capitalismo en su obra <i>La riqueza de las naciones</i>. N. Davidson cita el ataque anónimo aparecido en la revista <i>Glasgow Courier</i> en 1793 contra la libertad de pensamiento, ataque que exigía «una purga de todos los profesores contaminados con opiniones republicanas»<a href="#_ftn36" name="_ftnref36" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref36"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[36]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Sigue explicando cómo el primer profesor del mundo en economía política, D. Stewart nombrado en 1793, fue advertido en 1794 por el Tribunal Supremo de que se retractase en su interpretación de Smith, cosa que el profesor amenazado hizo, quitando carga crítica y radical a la ya en sí muy tibia denuncia del capitalismo por parte de Smith. Stewart tuvo suerte porque su rendición intelectual ante la amenaza de una represión directa le salvó del destierro a Australia, desgracia terrible que sí cayó sobre Th. Muir, economista que no claudicó<a href="#_ftn37" name="_ftnref37" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref37"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[37]</span></span></span></span></span></a>. El miedo a la represión intelectual, que ese esencialmente política, más la ideología conservadora de los economistas oficiales, hizo que desde entonces se amputaran hasta las flojas críticas de Smith al capitalismo de su época. Y es que el Estado colonialista británico de aquella época había endurecido su violencia político-intelectual con respecto al del siglo XVII, cuando Cromwell aplastó al ala radical de su ejército. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">La represión de la corriente reformista de la economía clásica no era casual. Es conveniente saber que la ideología liberal, su individualismo, era y es desde sus orígenes, antes incluso del siglo XVIII, «un conjunto incoherente, ecléctico, de tesis económicas y políticas»<a href="#_ftn38" name="_ftnref38" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref38"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[38]</span></span></span></span></span></a>, lo que debilitaba en extremo su legitimación y aceptación entre las clases explotadas. El Estado debía compensar con su intervención diaria al menos las formas más escandalosas de pobreza, hambre y vagabundeo, en previsión de estallidos sociales y de bandolerismo, lo que le facilitaba avanzar en la imposición de lenguas, culturas y normas ético-morales que reforzasen el poder de una burguesía sobre otros pueblos diferentes, centralizando su Estado y aniquilando los derechos de otros pueblos y clases explotadas<a href="#_ftn39" name="_ftnref39" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref39"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[39]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">A comienzos del siglo XIX el liberalismo como ideología también tenía que ser reforzado por el Estado burgués para garantizar el orden capitalista: «los Estados liberales combinaron la legitimación del papel político de las clases medias (y por lo tanto a su vez recibieron legitimación de las mismas) con la represión interna del descontento de la clase trabajadora ante una <i>entente cordiale</i> entre ellos mismos para asegurar su dominio en el espacio geopolítico. Al principio eso pareció funcionar, pero era frágil, como lo demostraría la revolución europea de 1848»<a href="#_ftn40" name="_ftnref40" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref40"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[40]</span></span></span></span></span></a>. M. Macnair ha publicado un interesante texto sobre este mismo particular: </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">«En 1848-1849 el Estado británico aplastó el Chartismo con la represión, tal como se explica en <i>1848: el Estado británico y el movimiento chartista </i>(Cambridge 1990) de John Saville. Al mismo tiempo o un poco más tarde, las revoluciones de 1848 en Francia, Alemania y otros países, fueron derrotadas. Marx y Engels volvieron al exilio; la Liga Comunista, la organización basada en el <i>Manifiesto comunista</i>, se hundió políticamente. […] La Primera Internacional quebró porque fue perseguida después de la Comuna de París. Los proudhonistas en Francia, que constituían una parte substancial de ella, fueron aplastados con ejecuciones, el exilio y la prisión. Los líderes sindicalistas británicos se asustaron con la Comuna, pero la otra cara de la medalla fue la Ley de Reforma de 1867 y la Ley Sindical de 1871 que permitió a los partidos burgueses hacer ver que ellos podrían “hacer algo para la clase obrera”»<span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> <a href="#_ftn41" name="_ftnref41" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref41"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="color:#00000a">[41]</span></span></span></span></a></span></span>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Durante el siglo XIX «la ley y el orden» fue imponiéndose mediante la acción estatal, y aunque podemos establecer cuatro modelos regionales europeos en lo que toca a las formas diversas con las que los Estados -napoleónica, prusiana y austriaca, británica y zarista<a href="#_ftn42" name="_ftnref42" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref42"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[42]</span></span></span></span></span></a>- intentaban anclar la ley y el orden en lo más profundo de la psique de las poblaciones de sus territorios, siendo cierta esta diversidad, lo esencial es que durante ese siglo XIX a todos los Estados les cohesionaba e identificaba una cosa elemental: el temor a la revolución y la creación de policías políticas capaces de reprimirla y abortarla<a href="#_ftn43" name="_ftnref43" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref43"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[43]</span></span></span></span></span></a>. Sobre el papel de la represión policial, su eficacia y sus métodos entre finales del siglo XIX y 1927, V. Serge nos ha legado una investigación brillante<a href="#_ftn44" name="_ftnref44" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref44"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[44]</span></span></span></span></span></a>. Tras al Gran Crisis de 1929, la Segunda Guerra Mundial, la victoria aparente del keynesianismo sobre la escuela marginalista, y la legitimidad del socialismo, el Estado neoliberal posterior a la década de 1970 actúa para imponer y justificar la sumisa servidumbre humana a «las fuerzas impersonales del mercado» tal como lo explicitó impúdicamente von Hayek en 1944<a href="#_ftn45" name="_ftnref45" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref45"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[45]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">El intervencionismo estatal también se ha orientado, desde el Medievo hasta finales del siglo XX, a domeñar los «instintos violentos» de la juventud masculina, sus violencias cotidianas, sexuales, etcétera, poniéndolas al servicio de los intereses estatales<a href="#_ftn46" name="_ftnref46" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref46"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[46]</span></span></span></span></span></a>, de manera que cobra todo su sentido la tesis de P. P. Portinaro que define al Estado como «la máquina de la obediencia»<a href="#_ftn47" name="_ftnref47" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref47"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[47]</span></span></span></span></span></a>. Especial mención debemos hacer aquí del papel que juega el Estado patriarcal en la explotación de la mujer<a href="#_ftn48" name="_ftnref48" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref48"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[48]</span></span></span></span></span></a>, sobre todo desde que el imperialismo se ha lanzado a expropiar los últimos bienes colectivos, comunes, que siguen todavía en manos de los pueblos. S. Federici tiene razón al insistir que el militarismo capitalista destruye deliberadamente las bases de la vida de las mujeres multiplicando su explotación y miseria<a href="#_ftn49" name="_ftnref49" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref49"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[49]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">La explotación estato-patriarcal se extiende gracias al militarismo imperialista, lo que confirma la unidad entre liberación de la mujer y liberación nacional contra el Estado-racista como lo confirmó el genocidio guatemalteco<a href="#_ftn50" name="_ftnref50" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref50"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[50]</span></span></span></span></span></a>, extensible a todo el mundo. En realidad, la dialéctica entre la opresión nacional y la patriarco-burguesa responde a la misma lógica profunda del imperialismo, por mucho que el neoliberalismo intentara hacernos creer que la «libertad de mercado» resolvería definitivamente esos y otros «problemas». La superficialidad del posmodernismo insistió en que Lenin estaba definitivamente superado, sobre todo en sus conclusiones sobre el imperialismo, el Estado, la opresión nacional, etcétera, pero a finales del siglo XX sus tesis eran más reales y crudas que a comienzos del siglo ya que el capitalismo, «lejos de superar los enfrentamientos étnicos, religiosos o culturales […] los exacerba»<a href="#_ftn51" name="_ftnref51" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref51"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[51]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Teniendo esto en cuenta, podemos comprender que la ofensiva neoliberal no se ha impuesto sólo por la fuerza de la coerción económica inherente a la explotación capitalista, sino que, visto el proceso en su totalidad «son los Estados los que han construido el sistema neoliberal en el que vivimos»<a href="#_ftn52" name="_ftnref52" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref52"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[52]</span></span></span></span></span></a>, y «los Estados son los “autores” de la globalización capitalista»<a href="#_ftn53" name="_ftnref53" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref53"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[53]</span></span></span></span></span></a>. M. Husson sostiene que: </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">«La génesis de la financiarización resulta esclarecedora. Todo comienza en 1979, cuando el Banco de la Reserva Federal estadounidense aumentó brutalmente sus tasas de interés. Este resorte se acciona para modificar las relaciones de fuerzas sociales y mundiales. Uno de los efectos inmediatos fue sumir a gran número de los países del Sur en una crisis de la deuda profunda y duradera: de la noche a la mañana, o casi, las tasas de interés dieron un salto adelante que desequilibró la balanza de pagos en esos países […]. Se trataba, a fin de cuentas, de modificar a largo plazo las relaciones de fuerzas triangular entre empresarios, “rentistas” y asalariados»<a href="#_ftn54" name="_ftnref54" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref54"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[54]</span></span></span></span></span></a>.</span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Ahora bien, siendo fundamental el papel del Estado burgués para imponer el austericidio neoliberal, éste no hubiera sido posible sin el decisivo apoyo subterráneo de la forma más efectiva de dominación que tiene el capital: el fetichismo de la mercancía y su secreto<a href="#_ftn55" name="_ftnref55" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref55"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[55]</span></span></span></span></span></a>, que no podemos exponer aquí.</span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><i>El Estado y la revolución</i> fue escrito cuando la fase imperialista del capitalismo llevaba al paroxismo esa interacción permanente entre economía, guerra y política, convirtiendo al Estado burgués en el sistema que centraliza estratégicamente los múltiples subsistemas de explotación, opresión y dominación del capitalismo. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">4. FETICHISMO DE LA DEMOCRACIA Y DERECHO A LA REBELIÓN</span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">El fundamental logro del fetichismo es ocultar toda evidencia de la explotación asalariada y de la existencia del trabajo abstracto, y con ellas del Estado como máquina dictatorial. Además de invisibilizar la explotación que sufren las propias clases trabajadoras, también actúa para que las facciones burguesas más débiles se crean su propio mito del «Estado neutral»:</span></span></span></p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">«<span lang="ES" style="color:#333333" xml:lang="ES" xml:lang="ES">El Estado es aparentemente “<i>neutral”,</i> no sólo porque no interviene directamente en la extracción de plusvalía, sino además porque tiene que dejar y poner los medios jurídicos para que el modo de producción capitalista efectúe constantemente su proceso de expropiación dentro de las clases de propietarios, de la clase capitalista. La vinculación Estado-clase capitalista en su conjunto no puede darse, porque el Estado tiene como misión específica garantizar el proceso de apropiación-expropiación del capital, que supone la concentración y la tendencia a la monopolización del capital, y que exige necesariamente la liquidación de parte de la clase burguesa. Es por esto por lo que el Estado tiene que ser un ente objetivo, despersonalizado, simple reflejo de las leyes que presiden el desarrollo de la producción capitalista»<a href="#_ftn56" name="_ftnref56" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref56"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#333333">[56]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Un ente despersonalizado y objetivo que por su misma «neutralidad» garantiza el «libre juego de la democracia»: aparentemente, esto es el Estado. El fetichismo de la mercancía<a href="#_ftn57" name="_ftnref57" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref57"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[57]</span></span></span></span></span></a> logra que la esencia dictatorial y policíaco militar del Estado sólo puede ser plenamente perceptible para la gran mayoría de las clases explotadas en los periodos de crisis, cuando más insoportables son los golpes que el Estado burgués les asesta. Durante los períodos de «normalidad social» la democracia burguesa sumerge la esencia dictatorial y violenta del Estado bajo un diluvio de «derechos individuales» relativamente operativos en esa «normalidad social» garantizada por la «neutralidad» del Estado. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Las conexiones prácticas entre fetichismo y alienación refuerzan la invisibilidad del Estado y su apariencia de neutralidad. Dado que la alienación es <i>«el paso universal del valor de uso al valor de cambio</i>»<a href="#_ftn58" name="_ftnref58" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref58"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[58]</span></span></span></span></span></a> ocurre entonces que la alienación y el fetichismo son vitales para entender la «exterioridad» alienada que sufre el «ciudadano» con respecto al Estado, de manera que el primero ve al segundo como un poder externo omnipotente. Las corrientes marxistas, como la althusseriana en boca de N. Poulantzas, han negado o minimizado la necesidad del uso de conceptos como fetichismo y alienación, lo que ha facilitado la efectividad de sojuzgamiento del Estado burgués. En efecto, para este autor el «joven» Marx no desarrolla una teoría científica del Estado sino una interpretación filosófica basada en la alienación del hombre genérico mientras que la teoría surgirá en su fase «madura» cuando desarrolla los conceptos de modo de producción, clase social, lucha de clases, base y superestructura<a href="#_ftn59" name="_ftnref59" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref59"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[59]</span></span></span></span></span></a>.</span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Es significativo que N. Poulantzas rechace el concepto de alienación precisamente cuando intenta resolver el problema de la hegemonía burguesa, que arremeta contra el «voluntarismo de tipo lukacsiano»<a href="#_ftn60" name="_ftnref60" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref60"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[60]</span></span></span></span></span></a> cuando pretende resolver la cuestión de la dominación del Estado sobre las clases explotadas, y que enfrente totalmente el «subjetivismo» a la «ciencia» según el más estricto positivismo al hablar del choque entre «la perspectiva subjetivista del joven Marx […] y […] la perspectiva marxista científica, la problemática subjetivista es abandonada en beneficio de un sistema de relaciones objetivas entre estructuras y prácticas objetivas»<a href="#_ftn61" name="_ftnref61" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref61"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[61]</span></span></span></span></span></a>. El desprecio de la «subjetividad» y la sobrevaloración de la «ciencia» rompe la dialéctica de la totalidad concreta del Estado, lo que facilita la visión reformista teñida de izquierdismo verbal sobre la ineluctabilidad del socialismo, a la vez que impide ver el enorme poder sojuzgador del Estado, como lo demuestra R. Miliband en la eficacia de la multifacética máquina de legitimación capitalista y de su Estado<a href="#_ftn62" name="_ftnref62" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref62"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[62]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">A lo largo de su evolución Poulantzas va moviéndose hacia la tendencia reformista del «socialismo democrático», que requiere tiempo, paciencia y fe para creer que la burguesía cederá su propiedad y su Estado sin resistencia violenta, pacíficamente; y va alejándose de la tendencia revolucionaria, que acepta la necesidad de las reformas radicales y rupturistas pero advierte de que tarde o temprano llegará un momento en el que surja abiertamente la cuestión del poder armado de clase, lección histórica que muestra la necesidad de prepararse con antelación. García Linera sostiene que Lenin tenía razón sobre esta problemática crucial<a href="#_ftn63" name="_ftnref63" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref63"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[63]</span></span></span></span></span></a>, definiéndola erróneamente como «momento robesperiano» cuando es algo cualitativamente diferente. Dicho a grandes rasgos, la evolución de Poulantzas es coherente con la deriva general de una corriente política occidental atrapada conceptualmente en el universo cerrado de la II Internacional y del «marxismo ruso». </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">La destructiva crítica marxista de la democracia burguesa, se basa, en su dimensión cuantitativa, en la inhumana disparidad de poder entre la pequeña minoría de esas 300 personas de 1909, y una abrumadora mayoría, y, en la dimensión cualitativa, en la invisibilización del poder político-represivo real, cotidiano y diario mediante la sola presencia de la supuesta «libertad económica» del «ciudadano libre» que vota conscientemente, sin coacción ni manipulación alguna. Se basa sobre todo en el hecho de que en muchos casos el voto supuestamente libre no es la expresión consciente de relaciones de lucha social antagónica, sino que es la expresión fetichizada en papel de la relación costo-beneficio de la industria político-mediática, fetichizada en el voto, e hiper excitada y teledirigida mediante el marketing político-comercial que crea y manipula miedos, ansiedades, temores, frustraciones y deseos imposibles<a href="#_ftn64" name="_ftnref64" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref64"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[64]</span></span></span></span></span></a>, porque «cuanto más intenso sea el nivel de ansiedad de la audiencia, más absurda podrá ser la solución que se proponga al público»<a href="#_ftn65" name="_ftnref65" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref65"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[65]</span></span></span></span></span></a>.</span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Lenin es un crítico implacable de la democracia burguesa y de sus límites objetivos de clase desde el comienzo de su vida política, y en <i>El Estado y la revolución </i>insiste con nuevos argumentos de una actualidad pasmosa: «Pero esta democracia está siempre comprimida en el estrecho marco de la explotación capitalista y, por eso, es siempre, en esencia, democracia para la minoría, sólo para las clases poseedoras, sólo para los ricos»<a href="#_ftn66" name="_ftnref66" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref66"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[66]</span></span></span></span></span></a>. En las condiciones burguesas, las masas explotadas malviven en situaciones tales de agobio que pierden todo interés por «la política», por «la democracia», por lo que Lenin insiste en que «…en el curso corriente y pacífico de los acontecimientos, la mayoría de la población es alejada de toda participación en la vida político-social»<a href="#_ftn67" name="_ftnref67" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref67"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[67]</span></span></span></span></span></a>.</span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Esta crítica de Lenin, ya existente con anterioridad en el marxismo aunque con otras palabras, ha sido siempre confirmada. Conforme se ha acumulado la experiencia y se ha enriquecido la teoría revolucionaria que ha acuñado el muy potente concepto de la subordinación apática: «Cansancio, enfermedad y pérdida de la propia fuerza de decisión se suman, dando lugar a una condición de subordinación apática»<a href="#_ftn68" name="_ftnref68" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref68"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[68]</span></span></span></span></span></a>. Son innegables las responsabilidades del Estado en la multiplicación de las enfermedades, los cansancios, las apatías y las indiferencias personales hacia la política burguesa: debilitar la «fuerza de decisión» de la clase explotada, o sea, su conciencia política de clase es una necesidad para el buen funcionamiento de la democracia burguesa. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">En <i>El Estado y la revolución</i>, Lenin asume plenamente las tesis de Engels sobre cómo la democracia burguesa asegura de manera indirecta e invisible su dominación con dos métodos: la corrupción y la alianza entre el gobierno y la banca, de modo que «en la actualidad, el imperialismo y la dominación de los bancos “han desarrollado”, convirtiéndolos en un arte extraordinario, estos dos métodos de defender y hacer efectiva la omnipotencia de la riqueza en las repúblicas democráticas, sean cuales fueren»<a href="#_ftn69" name="_ftnref69" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref69"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[69]</span></span></span></span></span></a>. Y poco después: </span></span></span></p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">«La omnipotencia de la “riqueza” <i>es más segura</i> en las repúblicas democráticas también porque no depende de unos u otros defectos del mecanismo político ni de la mala envoltura política del capitalismo. La república democrática es la mejor envoltura política posible del capitalismo; y por eso el capital, al apoderarse […] de esa envoltura, la mejor de todas, cimienta su poder con tanta seguridad y firmeza que no le conmueve <i>ningún</i> cambio de personas, ni de instituciones ni de partidos dentro de la república democrática burguesa»<a href="#_ftn70" name="_ftnref70" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref70"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[70]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Porque la democracia burguesa logra ocultar el proceso real de la explotación, opresión y dominación, y porque absolutiza al máximo la abstracción de los derechos humanos burgueses para volverlos como armas contra los concretos derechos humanos socialistas, por esto mismo la minoría dominante debe impedir que el pueblo explotado conozca el decisivo papel del Estado capitalista en el drástico empeoramiento de su vida cotidiana. Los gobiernos pasan, las instituciones parlamentarias se reforman para debilitarlas, y los Estados son adaptados a las necesidades cada vez más duras de la cada día más difícil acumulación ampliada de capital, pero Lenin ya nos advirtió que pese a esos cambios «las formas de los Estados burgueses son extraordinariamente diversas, pero su esencia es la misma: todos esos Estados son, de una manera o de otra, pero, en última instancia, necesariamente, <i>una dictadura de la burguesía</i>»<a href="#_ftn71" name="_ftnref71" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref71"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[71]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Justo un año después del Mayo 68 francés, y cuando la oleada de protestas obreras y populares se expandía por casi todo el mundo, escribiendo sobre las relaciones entre reforma y represión, R. Miliband escribió que ante el aumento de las reivindicaciones radicales del pueblo, de sus presiones para conquistar más derechos: </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="margin-left:38px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">«…quienes manejan las palancas del poder se ven cada vez más en la necesidad de ir limando esos rasgos de la “democracia burguesa”, a través de los cuales se ejerce la presión popular. Es necesario reducir todavía más el poder de las instituciones representativas y aislar más efectivamente aun al ejecutivo respecto de ellas. Hay que suprimir la independencia de los sindicatos, y a los derechos sindicales, especialmente al derecho de huelga, se les debe rodear de inhibiciones nuevas y más constringentes. El Estado tiene que armarse con medios represivos más amplios y eficaces, debe procurar definir con mayor estrechez la esfera de la disensión y de la oposición “legítima” y meter miedo a quienes pretendan salirse de ella»<a href="#_ftn72" name="_ftnref72" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref72"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[72]</span></span></span></span></span></a>.</span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Estas palabras fueron escritas hace cuarenta y cinco años y parece que son de hoy mismo. ¿Cómo y para qué se aplica ahora la dictadura de la burguesía? Para imponer bien por el engaño y la mentira, bien por la alienación colaboracionista y pasiva, o bien por el miedo a la represión, varias medidas que no podemos explicar ahora en detalle, por lo que las resumimos en siete tareas que sintetizaremos al final con una brillante frase de Engels, para luego detenernos un instante en las posibles «contradicciones internas» de las fuerzas represivas. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"> La primera y fundamental se expresa en esta impactante pregunta de Lenin que va directa al núcleo de la democracia burguesa y de su Estado: «¿<i>Tiene armas la clase oprimida?</i>»<a href="#_ftn73" name="_ftnref73" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref73"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[73]</span></span></span></span></span></a>. Aquí debemos recordar lo visto al comienzo de esta presentación: la obsesión histórica de todo poder explotador por desarmar física y psicológicamente a las mujeres, a los pueblos y a las clases explotadas, a la juventud oprimida…, esta obsesión nace de un hecho, la historia muestra de que si bien son muy sofisticados y eficaces los métodos globales de control de masas que explican por qué no arden las calles<a href="#_ftn74" name="_ftnref74" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref74"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[74]</span></span></span></span></span></a>, aun así la realidad objetiva de la lucha de clases en cuento pequeñas reivindicaciones y grandes crisis<a href="#_ftn75" name="_ftnref75" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref75"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[75]</span></span></span></span></span></a>, tarde o temprano termina por actualizar la pregunta de Lenin. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Así, la segunda es la aceleración en el tiempo y en el espacio de la transformación de todo en simple mercancía, o sea la imposición absoluta y definitiva del valor de cambio de la vida y de la naturaleza. En realidad, la mercantilización de las necesidades vitales no sólo destruye los derechos sino también la democracia, y viceversa<a href="#_ftn76" name="_ftnref76" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref76"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[76]</span></span></span></span></span></a>.</span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"> La tercera es un requisito necesario para la anterior: </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">«la división interna de la clase obrera entre su población activa y su superpoblación es uno de los factores principales –e incluso el vector más importante- de la interiorización por parte de la clase obrera del poder del Estado tanto en sus formas represivas como en sus formas reguladoras, que lo que interioriza así más profundamente es la disyunción misma entre esas dos modalidades de ejercicio del poder por parte del Estado; que en todos esos aspectos, por último, la cuestión del ejército industrial de reserva o de las poblaciones “superfluas” toca el meollo de la dialéctica entre heteronomía y autonomía de la política de clase de las masas excluidas del control de los medios de producción, frente a la sociedad capitalista y su Estado»<a href="#_ftn77" name="_ftnref77" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref77"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[77]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">La cuarta, relacionada estrechamente con las anteriores pero que merece ser explicitada es una muy dura y masiva restricción de derechos sociales concretos y materiales que los pueblos han conquistado mediante la lucha de clases, o dicho más directamente, para imponer la total mercantilización: </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">«Desreglamentación, privatización, retroceso del intervencionismo y reducción de los programas sociales son las consignas en nombre de las cuales el capital ha emprendido su lucha para acabar con las conquistas sociales y democráticas de las organizaciones sindicales y populares (derechos democráticos a la salud, a la seguridad social, a la educación, etcétera) de las que se beneficia el conjunto de la población trabajadora, es decir, la aplastante mayoría de la población»<a href="#_ftn78" name="_ftnref78" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref78"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[78]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">La quinta, es una medida represiva que las burguesías han intentado siempre restablecer tras cada lucha obrera victoriosa, porque se trata de destruir el derecho de huelga: </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">«Este derecho democrático a la huelga concentra toda la carga conflictiva propia de la sociedad capitalista. Como otros derechos, la valoración que hacen de él los trabajadores y los capitalistas es antagónica. Para una parte, para los trabajadores, es un elemento de presión al que pueden recurrir en su lucha para mejorar sus condiciones laborales. Por otra parte, para los capitalistas, es una amenaza a su posición privilegiada que exige una ganancia suficiente. Pero hay algo más: la huelga muestra de la forma más clara que sin los trabajadores no hay nada, no hay vida. Por tanto, supone también una dimensión política e ideológica crucial al impulsar la concienciación de los trabajadores de su poder»<a href="#_ftn79" name="_ftnref79" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref79"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[79]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">La sexta, ha quedado definitivamente al descubierto desde que el neoliberalismo desplegó su poder antidemocrático e imperialista: «disminuir el rol del Estado y suprimir todo proyecto nacional autosustentado»<a href="#_ftn80" name="_ftnref80" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref80"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[80]</span></span></span></span></span></a>. Por disminuir el rol del Estado hemos de entender no sólo lo hasta aquí expuesto sino también reducir o acabar con su capacidad para sostener la cultura e identidad específica que sustenta ideológica, moral e históricamente al Estado que de algún modo se resiste al neoliberalismo, y la liquidación de esta capacidad es requisito necesario para suprimir todo proyecto nacional autocentrado que, por pretender serlo, choca de manera frontal con el neoliberalismo. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Y la séptima y última tarea, o incluso mejor decir la primera y tal vez la única porque integra a las restantes y las explica, nos la resume Engels cuando, tras estudiar a los junkers prusianos, constata que: «desde hace doscientos años, esas gentes no viven más que de las ayudas del Estado, que les han permitido sobrevivir a todas las crisis»<a href="#_ftn81" name="_ftnref81" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref81"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[81]</span></span></span></span></span></a>. Desde finales del siglo XVII una de las prioridades del Estado prusiano fue la de mantener con vida a la clase reaccionaria y cada vez más obsoleta de los terratenientes junkers precisamente cuando el sistema de producción feudal-militar cedía el poder socioeconómico y estatal al sistema capitalista de la Alemania de 1893. Desde entonces ahora, 2015, la forma-Estado ha tenido muchos cambios pero ha mantenido su naturaleza interna porque es la «matriz espacio-temporal» en la que se desenvuelve la contradicción expansivo-constrictiva inherente a la definición simple de capital, de modo que el Estado impide y controla, en la medida de lo posible, que las tendencias centrífugas de los capitales, desborden y superen a las fuerzas centrípetas, que surgen de la necesidad ciega de disponer de un espacio seguro en el que acumular los beneficios, mantener una base de explotación social, y disponer de un poder militar que le proteja interna y externamente: «a partir de la intervención estatal se abre la posibilidad para el libre juego de la ley del valor»<a href="#_ftn82" name="_ftnref82" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref82"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[82]</span></span></span></span></span></a>. Y sobre esta base: </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">«El Estado se convierte en instrumento para imponer los dictados de los mercados financieros, las privatizaciones, la flexibilización del trabajo superexplotado, etcétera […]. Si alguna de las funciones del Estado nacional se desplazan y se subordinan a centros de decisión “supranacionales” (en realidad de centros controlados por los capitalismos <i>nacionales</i> más fuertes y por la relación de fuerzas dominante en Europa), y en este caso el Estado nacional “se debilita”, por otra parte hay funciones del Estado que se consolidan y endurecen, sobre todo su papel <i>opresor</i> y de control de las masas. Resumiendo: el Estado y el problema del poder clase no se pueden superar efectivamente sin abolir las condiciones materiales históricas que hicieron surgir uno y otro, y los sostienen»<a href="#_ftn83" name="_ftnref83" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref83"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[83]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Estas palabras de S. Michale-Matsas son de 2001 y muestran, por un lado, la continuidad y el desarrollo de la teoría marxista del Estado desde Marx y Engels hasta ahora, pasando por Lenin y otros muchos y muchas revolucionarias; y, por otro lado, han sido confirmadas en estos últimos catorce años de manera magistral. De la misma forma que el Estado prusiano de finales del siglo XVII fue adaptándose más o menos brusca o solapadamente a las necesidades de supervivencia adaptativa de los junkers, para asegurar su perpetuidad como clase, desde el último tercio del siglo XX el Estado burgués ha ido cambiando para salvar a las burguesías más esencialmente incrustadas en el capital financiero transnacional absorbiendo para ellas parte de la soberanía socioeconómica de burguesías más débiles a las que, sin embargo, las han fortalecido en los contenidos represivos y policiales, sin olvidar con ello sus tareas legitimadoras<a href="#_ftn84" name="_ftnref84" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref84"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[84]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="tab-stops:0cm"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">La intervención permanente del Estado en la sociedad capitalista y por tanto en contra de las clases trabajadoras se realiza mediante una política global diversificada en varias áreas socioeconómicas y policíaco-militares, según A. Piqueras. Esta intervención sistemática ha sido decisiva para la instauración del neoliberalismo, como demuestra el autor citado, que expone dos bloques de medidas estatales, entre las socioeconómicas, este autor destaca especialmente las políticas fiscales, las financieras, las laborales, la públicas, y las de seguridad social<a href="#_ftn85" name="_ftnref85" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref85"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[85]</span></span></span></span></span></a>, y las policíaco-militares a escala internacional, que buscaban no sólo expandir los territorios bajo dominación imperialista sino a la vez destrozar a las organizaciones obreras, populares, sindicales, sociopolíticas de las clases trabajadoras, especialmente a las organizaciones «político-armadas del Trabajo, principalmente»<a href="#_ftn86" name="_ftnref86" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref86"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[86]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Aun así, pese a esos cambios, el Estado no es un «aparato neutral» sino una verdadera «fuerza viva» que también sufre internamente la lucha de clases porque muchas de sus burocracias especializadas en tareas sociales, públicas, pero no represivas en cuanto tales, sufre tantos o más golpes socioeconómicos que otras y otros trabajadores de empresas privadas en esas tareas: </span></span></span></p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">«… el Estado no es un aparato neutral. Ni es un aparato, ni es neutral. No es como un electrodoméstico que se puede encender y apagar cuando nos convenga, sino que es una institución de dominación y reproducción del capital, atravesado de arriba abajo por las contradicciones de clase de la sociedad burguesa. Es una fuerza viva en este sentido. Su dirección, ejecutivos públicos, altos burócratas (secretarías generales, direcciones generales, consejeros y consejeras, etcétera), representa y es parte de la clase económicamente dominante, es decir, la burguesía. Al mismo tiempo, sin embargo, hay toda una franja de gente trabajadora que cumple las directivas del Estado capitalista (personal de sanidad, educación, transporte, etcétera) y la lucha de clases se da también en el seno mismo del Estado y la administración pública como resultado de los intereses contrapuestos»<a href="#_ftn87" name="_ftnref87" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref87"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[87]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Las contradicciones sociales internas a los aparatos de Estado, que en situaciones críticas pueden llegar incluso a debilitar niveles bajos y no determinantes de las fuerzas represivas armadas y judiciales, expresan la objetividad de la lucha de clases al margen de las creencias subjetivas de los colectivos y de las personas. El debate sobre la «fiabilidad democrática» de las fuerzas represivas renace una y otra vez impulsado por el reformismo, a pesar de que la experiencia histórica confirma que las fuerzas policiales son instrumentos fieles del capitalismo<a href="#_ftn88" name="_ftnref88" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref88"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[88]</span></span></span></span></span></a>, y a pesar de que en ciertos momentos algunas pocas unidades policiales protesten contra las malas condiciones en las que deben realizar su «trabajo». ¿Cómo debe responder la izquierda revolucionaria y el pueblo oprimido ante esto? La experiencia práctica acumulada sobre la autodefensa colectiva, comunitaria, es incuestionable<a href="#_ftn89" name="_ftnref89" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref89"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[89]</span></span></span></span></span></a>, lo que reafirma la actualidad ética, política y filosófica sobre el derecho a la autodefensa<a href="#_ftn90" name="_ftnref90" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref90"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[90]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Aun admitiendo que son realmente muy limitadas las reivindicaciones verdaderamente democráticas de muy pocos policías, lo decisivo es: </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">«Uno de los dignos ejemplos de la superación de la policía capitalista, es sin duda, el caso de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias–Policía Comunitaria (CRAC-PC). Fundada el 15 de octubre de 1995 a partir de la unión de distintas organizaciones campesinas e indígenas, la CRAC-PC hoy cuenta con más de 700 hombres armados que defienden aproximadamente setenta comunidades. Bajo la autoridad que dimana de las asambleas populares, la Policía Comunitaria ha logrado disminuir el problema de la seguridad en más de un 90%, ya que la justicia de los pueblos no se rige por las leyes y las cárceles de los explotadores, sino que, basada en las tradiciones indígenas, la asamblea decide qué castigo se le aplicará al que se sorprenda cometiendo algún delito. Las sanciones, en la mayoría de los casos, consisten en resarcir el daño por medio del trabajo comunitario y en la reeducación del “delincuente” para su reincorporación a la sociedad. Los policías comunitarios, que son elegidos democráticamente por su honestidad y su amor al pueblo, no reciben ningún salario y las necesidades de ellos mismos y de sus familiares son solventadas por el trabajo colectivo. Inspirados en Lucio Cabañas y en Genaro Vázquez, la CRAC-PC se nos presenta como una de las soluciones más radicales para hacerle frente al estado policiaco-militar»<a href="#_ftn91" name="_ftnref91" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref91"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[91]</span></span></span></span></span></a>.</span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">La burguesía es muy consciente de que ni incluso su Estado permanece libre de la lucha de clases, y por eso, históricamente, nunca ha tenido problemas para potenciar unidades armadas privadas -las «organizaciones militares voluntarias de las clases dominantes»<a href="#_ftn92" name="_ftnref92" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref92"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[92]</span></span></span></span></span></a>- directamente a sueldo de empresas capitalistas con el beneplácito no confesado del Estado, sobre todo en los casos fascistas y similares<a href="#_ftn93" name="_ftnref93" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref93"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[93]</span></span></span></span></span></a>. Tampoco tiene problemas de «ética democrática» para crear unidades represivas especializadas incondicionalmente fieles a la clase dominante que actúan en el total secretismo estatal, incluso contra movimientos pacifistas como <i>Greenpeace<a href="#_ftn94" name="_ftnref94" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref94"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><b><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[94]</span></span></span></b></span></span></a></i>, secretismo que se materializa en decisiones prácticas tomadas por colectivos oscuros y tenebrosos como el Club de Bilderberg<a href="#_ftn95" name="_ftnref95" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref95"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[95]</span></span></span></span></span></a> entre otros varios, que se aplican contra la humanidad trabajadora mediante el intervencionismo planificado de los Estados. Además tampoco tenemos que olvidar que la burguesía siempre busca nuevas ramas productivas que rindan sobrebeneficios especiales<a href="#_ftn96" name="_ftnref96" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref96"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[96]</span></span></span></span></span></a>, negocios que ya se han extendido a las empresas de seguridad<a href="#_ftn97" name="_ftnref97" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref97"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[97]</span></span></span></span></span></a> y a las cárceles, además de a tareas precisas dentro de los ejércitos. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">5. SEIS FORMAS DE OCULTAR O NEGAR LA ESENCIA DEL ESTADO BURGUÉS</span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Es obvio que al capital no le interesa que las clases explotadas debatan sobre qué es el Estado, cómo funciona, qué decisivo papel cumple en la «pequeña» y en la «gran» política, etc. Por esto la sociedad burguesa dispone de una panoplia de, al menos, seis armas o métodos destinados a mantener la ignorancia social sobre el Estado. El primer método es consustancial a las llamadas «ciencias sociales», a la industria de fabricación en serie de mercancía ideológica burguesa: la supuesta «ciencia política» no quiere enfrentarse a la terrible realidad de los golpes de Estado, de las periódicas intervenciones terroristas de los Estados burgueses planificadas minuciosamente por sus aparatos especializados apoyados por el imperialismo, y como no quieren hacer frente a esa realidad frecuente, simplemente la ocultan o la niegan, la invisibilizan<a href="#_ftn98" name="_ftnref98" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref98"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[98]</span></span></span></span></span></a>, hacen como si no existiera. Pero negar o invisibilizar en lo teórico la recurrencia de golpes de Estado es amputar lo esencial de cualquier «teoría» del Estado, porque éste se muestra en su definitivo poder en esos momentos de aplicación masiva del terror más brutal, y también se muestra permanentemente con la aplicación de la tortura<a href="#_ftn99" name="_ftnref99" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref99"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[99]</span></span></span></span></span></a> y de los llamados «malos tratos». </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">El segundo método es intentar construir una «teoría» que teniendo visos de veracidad sobre la complejidad socioeconómica, política, cultural, militar, etcétera, del Estado, sin embargo se enfrenta al marxismo en el núcleo del problema en su doble vertiente unida de, por un lado, el rechazo de la dialéctica materialista como único método adecuado, tema fundamental al que volveremos más adelante al estudiar el proceso de extinción del Estado. Y, por otro lado, el rechazo del materialismo histórico, buscando contradicciones irresolubles en el propio Marx<a href="#_ftn100" name="_ftnref100" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref100"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[100]</span></span></span></span></span></a>, o también simplificando al máximo la teoría marxista reduciéndola a un mecánico determinismo economicista que niega la influencia de la cultura, la resistencia al cambio, la inercia social, las tensiones sociales, etcétera<a href="#_ftn101" name="_ftnref101" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref101"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[101]</span></span></span></span></span></a>, en la formación del Estado, o haciendo desaparecer casi a las clases explotadas en el feudalismo y en el capitalismo mientras sí se cita a las clases feudales y burguesas en la aparición del Estado de manera que éste apenas guarda relación con la lucha de clases en su realidad antagónica, o no guarda ninguna<a href="#_ftn102" name="_ftnref102" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref102"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[102]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">El tercer método es directo y mentiroso ya que consiste en desprestigiar las tareas sociales, asistenciales, públicas y benefactoras que realiza mal que bien el supuesto «Estado del bienestar» ocultando que el Estado sigue operativo e incluso reforzado en el apoyo al capital. B. Kliksberg<a href="#_ftn103" name="_ftnref103" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref103"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[103]</span></span></span></span></span></a> ha sintetizado en seis los mitos neoliberales sobre y contra el Estado asistencialista: 1) se puede prescindir de él; 2) es corrupto congénitamente; 3) es ineficiente; 4) el enemigo es el funcionario público; 5) el Estado del bienestar es el culpable; y 6) el Estado conviene sólo a quienes viven de sus ayudas. Semejante propaganda es masiva y permanentemente difundida. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Éstas y otras falsedades, mentiras y tópicos reaccionarios que hunden sus raíces en el siglo XIX, han actuado abierta o disimuladamente en el interior del debate colectivo sobre los cambios del Estado en China Popular, URSS, Europa Occidental, Estados Unidos, y Latinoamérica, celebrado en verano de 1989 en Quito. Un resumen del debate realizado por O. Hurtado viene a decir que «esta redefinición se orienta a disminuir su rol, a reducir las regulaciones y los controles y a confinar, más que antes, en formas de propiedad no estatales»<a href="#_ftn104" name="_ftnref104" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref104"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[104]</span></span></span></span></span></a>, aunque por otra parte esta liquidación de lo público no impide sino que refuerza que los Estados interpongan «fórmulas de proteccionismo que implican de hecho el establecimiento de cortapisas para el juego de las fuerzas libres del mercado en el orden internacional»<a href="#_ftn105" name="_ftnref105" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref105"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[105]</span></span></span></span></span></a>. Tras esta loa del neoliberalismo más maltusiano se propone desarrollar una «utopía […] en el sentido de una meta o de una cosmovisión […] adquirir conciencia de que hoy, más que nunca, lo fundamental es centrarnos en el esfuerzo, el trabajo y el sacrificio de los latinoamericanos»<a href="#_ftn106" name="_ftnref106" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref106"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[106]</span></span></span></span></span></a>. O sea, según esto, hay que dejar de echar la culpa del empobrecimiento, la explotación y la injusticia a la alianza entre el imperialismo y la burguesía, y centrarse exclusivamente en el trabajo sacrificado y en el esfuerzo agotador. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">El cuarto es indirecto pero más devastador a la larga porque no busca negar directa y totalmente la necesidad del Estado, porque es imposible, sino que quiere crear tantas definiciones y funciones diferentes, pero aisladas entre sí, del Estado como sea posible, confundiendo la realidad y generalizando la creencia de que el Estado es tan extenso, complejo y diversificado que es imposible descubrir su unidad clasista interna. L. Gallino es autor de uno de los mejores compendios de sociología hechos hasta el presente, y él mismo nos sirve de ejemplo de la invertebración e incoherencia del método sociológico a la hora de emborronar el problema del Estado, El autor resume en densa letra las diez tareas del Estado en la «sociedad moderna»: 1) integración política y cultural; 2) defensa ante agresiones externas; 3) defensa de la propiedad, vida y derechos de los «ciudadanos»; 4) elaboración e imposición de normas y leyes; 5) control de las transacciones económicas y de los conflictos entre los «sujetos»; 6) ayudar a las regiones menos desarrolladas y de un «estrato social a otro»; 7) unidad de mercado, peso y medida; 8) «favorecer» la educación gratuita y obligatoria «más allá de la adolescencia»; 9) control de la ciencia; y 10) «regular la economía»<a href="#_ftn107" name="_ftnref107" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref107"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[107]</span></span></span></span></span></a>. Según esto, cada cual puede quedarse con la «función» que desee negando o relativizando las demás. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">El quinto también corresponde a la forma burguesa de crear «teorías» diferentes no contradictorias dentro de su unidad ideológica básica. P. Marrone explica los debates dentro del neoliberalismo por el irresoluble problema del «déficit ético» que mina a sus tesis contra el supuesto «Estado del bienestar», y también expone las diversas «teorías» burguesas actuales sobre el Estado: el doble significado del constructivismo, el utilitarismo, la teoría de la justicia de J. Rawls, la teoría de los derechos de E. Dworki, la teoría del Estado mínimo de R. Nozick, la teoría dialógica de B. Ackerman, el liberalismo irónico de Rorty, y el comunitarismo»<a href="#_ftn108" name="_ftnref108" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref108"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[108]</span></span></span></span></span></a>. No hace falta decir que muchos «científicos sociales» elaboran sus propias tesis sobre el Estado mezclando dosis diferentes de estas y otras «teorías» más conocidas. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Y el sexto método es más contundente: hay que hablar del poder sin citar al Estado. No vamos a perder tiempo en la justas críticas a las limitaciones de Foucault<a href="#_ftn109" name="_ftnref109" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref109"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[109]</span></span></span></span></span></a> sobre poder y Estado, sino que vamos a referirnos sólo a dos ejemplos por excelencia de esta corriente, uno es el debate sobre la sociedad posmoderna y el poder, en el que cincuenta y un participantes realizan el milagro de debatir sobre los poderes mediático, social, cultural, militar, económico, sexual, científico-tecnológico, moral, político, religioso, Nietzsche, y las máscaras del poder, sin citar al poder del Estado, concepto que apenas aparece a lo largo del libro<a href="#_ftn110" name="_ftnref110" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref110"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[110]</span></span></span></span></span></a> que recoge unas jornadas organizadas por la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales. En el otro caso el milagro es más milagroso porque B. Barnes logra escribir muchas más páginas sobre el poder que cada uno de los cincuenta y un intelectuales anteriores, sin analizar tampoco la dialéctica entre Estado y poder, ni incluso cuando el mismo autor afirma que las tesis de Marx están cercanas a las suyas (sic)<a href="#_ftn111" name="_ftnref111" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref111"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[111]</span></span></span></span></span></a>. Naturalmente, ni para los cincuenta y un autores ni para B. Barnes, existe Lenin. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">El orden expositivo de los seis grandes bloques anula cualquier intento de elaborar una teoría global, sistémica, que refleje la evolución de las contradicciones sociales de las que nace y surge históricamente el Estado. Ni el reformismo ni la burguesía pueden crear una teoría del Estado porque no pueden aceptar la exigencia basal de la explotación asalariada; sí pueden aceptar a regañadientes y cada vez menos la existencia de las clases sociales «diferenciadas» y hasta la «lucha» entre ellas, pero nunca la teoría marxista de la plusvalía y del trabajo abstracto, sustentos últimos de una teoría del Estado que vaya más allá que la visión estrictamente politicista. Precisamente sobre la cuestión del poder y del Estado, E. Mandel aporta una decisiva reflexión que muestra la impotencia de los seis bloques arriba expuestos, ya que, al introducir «el dinero» y la burocracia en su esquema, Mandel avanza en propuestas para crear las «precondiciones políticas de la extinción del Estado», rompiendo en la medida de lo posible dentro del capitalismo el cordón umbilical que une al Estado y su burocracia, con el sistema democrático-burgués y con el poder represivo en su sentido amplio, hasta generar las condiciones para la destrucción revolucionaria del poder estatal y el avance hacia la extinción del Estado sustituido por la autoadministración de del pueblo<a href="#_ftn112" name="_ftnref112" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref112"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[112]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">6. LA INACABABLE TEORÍA ABIERTA MARXISTA SOBRE EL ESTADO </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Hemos visto hasta aquí la evolución del Estado desde sus iniciales bases represivas y burocrático-administrativas, hasta las múltiples tareas que realiza en el presente, pasando por las diversas interpretaciones que hacen los ideólogos reformistas y burgueses para legitimar este instrumento de la clase dominante. La teoría marxista del Estado, y en concreto las aportaciones realizadas por Lenin, se ha ido formando mediante la crítica práctica y teórica de esta realidad, siempre al calor de la lucha de clases y proponiendo en cada período alternativas populares antagónicas pero inscritas en los límites espacio-temporales objetivos, insalvables. Ahora, partiendo de lo anterior, vamos a analizar parte de la metodología dialéctica que le facilitó a Lenin escribir <i>El Estado y la revolución. </i></span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">La teoría marxista del Estado presta la misma atención a su proceso de nacimiento que a su proceso de autoextinción, ya que es una teoría del cambio histórico y de lo mutable dentro de lo permanente. Pero en este proceso ha ido dando más importancia a la autoextinción que al nacimiento a medida que la lucha de clases descubría la importancia creciente del Estado burgués, y la creciente importancia de avanzar hacia un Estado obrero. A la fuerza, este incremento de la experiencia de las masas debía sintetizarse en contenidos teóricos por la sencilla razón de que «la doctrina de Marx es un <i>resumen de la experiencia</i> alumbrado por una profunda concepción filosófica del mundo y por un rico conocimiento de la historia»<a href="#_ftn113" name="_ftnref113" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref113"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[113]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">La experiencia acumulada sintetizada en forma de teoría va facilitando poco a poco, siempre dependiendo de la lucha revolucionaria mundial, un conocimiento más preciso del proceso de autoextinción del Estado, aunque tanto en 1917 como ahora, «está claro que no puede hablarse siquiera de determinar el momento de la “extinción” <i>futura</i>, tanto más que se trata a ciencia cierta de un proceso largo […] Marx no intenta, ni por lo más remoto, fabricar utopías, hacer conjeturas vanas acerca de cosas que es imposible conocer»<a href="#_ftn114" name="_ftnref114" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref114"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[114]</span></span></span></span></span></a>. En 2015 tenemos más saber acumulado que en 1917 y que en 1871, lo que nos permite y nos exige profundizar en lo nuevo, pero siempre debemos guiarnos por la prudencia metodológica del marxismo, inherente a su teoría del conocimiento. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Dicho de otro modo: «No fue el razonamiento lógico, sino el desarrollo efectivo de los acontecimientos, la experiencia viva de los años de 1848 a 1851, lo que condujo a este planteamiento del problema. Una prueba de la rigurosidad con la que Marx se atiene a los hechos de la experiencia histórica es que en 1852 no plantea aún el problema concreto de <i>con qué </i>sustituir la máquina del Estado. La experiencia no había proporcionado todavía materiales para esta cuestión, que la historia puso al orden del día más tarde, en 1871»<a href="#_ftn115" name="_ftnref115" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref115"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[115]</span></span></span></span></span></a>, y por este mismo rigor, Marx limita el alcance del estudio de la Comuna de 1871 sólo al continente y no a Gran Bretaña, debido a las diferentes evoluciones sociales de cada lucha de clases<a href="#_ftn116" name="_ftnref116" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref116"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[116]</span></span></span></span></span></a>.</span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Lenin vuelve a insistir más adelante sobre el rigor metodológico de Marx en el estudio del problema del Estado insistiendo en que «Marx no se propuso <i>descubrir las formas </i>políticas» futuras del Estado, sino que se limitó al estudio minucioso de la experiencia francesa advirtiendo ya en 1851 que «se avecina <i>la destrucción</i> de la máquina estatal burguesa»<a href="#_ftn117" name="_ftnref117" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref117"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[117]</span></span></span></span></span></a>, como realmente ocurrió durante la Comuna de 1871. El carácter móvil y flexible del método marxista se desenvuelve abiertamente en el tratamiento concreto que Marx da al Estado en <i>El Capital</i> como hemos visto arriba. La capacidad de aprender de las luchas y revoluciones es de nuevo reivindicada al recordarnos la fundamental carta de Engels a Bebel del 3 de mayo de 1875, en la que escribiendo también en nombre de Marx, propone al Partido Obrero Alemán «<i>borrar del programa </i>la palabra “Estado” y sustituirla por la palabra “<i>comunidad</i>”»<a href="#_ftn118" name="_ftnref118" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref118"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[118]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Fueron las experiencias de las masas las que enseñaron a Marx y Engels los avances teóricos que debían realizar. Ese mismo año de 1875 Marx escribe una carta-borrador decisiva para la teoría del Estado: <i>Crítica del Programa de Gotha </i>a la que luego volveremos; y en 1877 Engels escribió el <i>Anti-Dühring</i> en donde la «<i>extinción</i>» del Estado es analizada al detalle dentro de los límites de la evolución práctica y teórica alcanzada entonces, indicando cómo el viejo ideal de la socialización de las fuerzas productivas era utópico hasta que se creasen las condiciones materiales que convertían la utopía en necesidad<a href="#_ftn119" name="_ftnref119" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref119"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[119]</span></span></span></span></span></a>. Si nos fijamos, una constante que recorre internamente a todos estos textos es que responden a las necesidades prácticas y teóricas del movimiento revolucionario por la sencilla razón de que el marxismo «es un pensamiento <i>en curso de desarrollo</i>»<a href="#_ftn120" name="_ftnref120" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref120"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[120]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Precisamente es esta acumulación práctica y teórica del saber revolucionario la que permite a Lenin criticar acremente a Kautsky en el decisivo asunto de que no basta con tomar el poder sino que esta conquista fundamental es un medio para un fin más importante aún: destruir el Estado burgués<a href="#_ftn121" name="_ftnref121" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref121"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[121]</span></span></span></span></span></a> mediante las fuerzas quintuplicadas que otorga el poder obrero conquistado. Dicho de otro modo, no basta con «llegar al gobierno» sino que hay que tomar el Estado y destruirlo, y junto con él hay que destruir también «las omnipotentes asociaciones de los capitalistas» en los países más adelantados, asociaciones burguesas que son verdaderos poderes en la sombra<a href="#_ftn122" name="_ftnref122" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref122"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[122]</span></span></span></span></span></a> protegidos por el Estado y sus «presidios militares para los obreros»<a href="#_ftn123" name="_ftnref123" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref123"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[123]</span></span></span></span></span></a>. Si el Estado del capital no es sustituido por el Estado obrero, la burguesía derrotada se recuperará y contraatacará con el apoyo internacional. Hay que saber que la época imperialista es «…la época del capital bancario, la época de los gigantescos monopolios capitalistas, la época de la transformación del capitalismo monopolista en capitalismo monopolista de Estado, patentiza un fortalecimiento extraordinario de la “máquina estatal”, un desarrollo inaudito de su aparato burocrático y militar, con motivo de haber aumentado las represalias contra el proletariado, tanto en los países monárquicos como en los países republicanos más libres»<a href="#_ftn124" name="_ftnref124" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref124"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[124]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">En esta época, «tanto en el sentido de la dominación completa de los truts como en el sentido de la omnipotencia de los grandes bancos, de una grandiosa política colonial, etcétera»<a href="#_ftn125" name="_ftnref125" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref125"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[125]</span></span></span></span></span></a>, que se sostiene gracias a «la burocracia y el ejército permanente»<a href="#_ftn126" name="_ftnref126" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref126"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[126]</span></span></span></span></span></a> como las dos instituciones más típicas del Estado, el capital financiero internacional no tolerará ni permanecerá pasivo ante las victorias de los pueblos emancipados. Para 1914 dichas lecciones eran aplastantes y desde 1917 se endurecerían todavía más. Es en este contexto en el que Lenin releyó la teoría marxista sobre el Estado que existía hasta entonces añadiendo nuevos argumentos que confirman que la forma-Estado es la mediación entre arte político y arte bélico. No es casualidad que fuera a raíz del estallido de la guerra de 1914 que Lenin profundizara desesperadamente en Hegel, en el imperialismo, el Estado, la opresión nacional y la organización, incluyendo las obras decisivas que forman su llamado <i>Testamento</i>, como muestra R. Dunayevskaya<a href="#_ftn127" name="_ftnref127" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref127"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[127]</span></span></span></span></span></a>, y que se basara en la <i>Crítica del Programa de Götha<a href="#_ftn128" name="_ftnref128" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref128"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><b><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[128]</span></span></span></b></span></span></a></i> como el pilar central de la teoría de la extinción del Estado.</span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Por tanto, Lenin no escribe <i>El Estado y la revolución</i> debido a una especie de capricho o narcisismo intelectual, sino porque es consciente de que la agudización de las contradicciones del capitalismo en su fase imperialista ha puesto en primer orden la cuestión del Estado, del poder y de la política, y no para la coyuntura del corto período de esos años, sino para todo un proceso histórico de revoluciones proletarias socialistas que sacudirán el imperialismo desde entonces en adelante, como está ocurriendo. En sentido estratégico, la cuestión del Estado es inseparable de la naturaleza imperialista del capitalismo. En sus minuciosas, extensas y densas notas preparatorias de su <i>El imperialismo, fase superior del capitalismo</i>, de 1916, y como resumen adelantado de toda su aportación a la posterior teoría del Estado, Lenin escribe: «Para empezar debemos tomar <i>nosotros mismos el poder</i> y no hablar en vano del “poder”»<a href="#_ftn129" name="_ftnref129" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref129"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[129]</span></span></span></span></span></a>. Bajo el capitalismo, hay que tomar el poder, pero en su fase imperialista este avance exige precisar qué es el Estado burgués, cómo destruirlo mediante el poder antagónico del Estado proletario, y cómo, a la vez, avanzar en la autoextinción de este segundo Estado. Las tremendas experiencias acumuladas desde 1917 hasta 2015 agudizan esta necesidad. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Como método en desarrollo, la teoría del Estado aparece ya en los primeros textos de Marx de cierta consideración como <i>Crítica de la filosofía del Estado de Hegel</i> de 1843, avanzando él y Engels desde entonces con diversos ritmos y hasta en diversas direcciones por ambos amigos según las necesidades coyunturales, pero desde una perspectiva y para unos fines muy diferentes a los que entonces se planteaban las diferentes corrientes del socialismo y del comunismo utópico. Hay que insistir en que el Estado «es un concepto de importancia fundamental en el pensamiento marxista […] el tema ocupa un lugar importante en muchas de sus obras, especialmente en sus escritos históricos»<a href="#_ftn130" name="_ftnref130" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref130"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[130]</span></span></span></span></span></a>, sabiéndose que Marx tenía proyectado dedicar un Libro entero de <i>El Capital</i> al Estado, objetivo que no pudo realizar. En este libro específico quería estudiar el Estado no en su faceta directamente política, sino en su contenido económico: «los impuestos, la deudas públicas, la intervención en los procesos productivos, el proteccionismo o los monopolios, la construcción de la infraestructura […]. De todas maneras, aun políticamente, el Estado es un momento esencial en la <i>reproducción del capital</i>»<a href="#_ftn131" name="_ftnref131" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref131"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[131]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Marx no pudo realizar esa investigación como tampoco pudo hacer otra decisiva: la de las clases sociales en el capitalismo y su lucha permanente, esencialmente unida al problema del Estado. Por cuanto momento esencial en la reproducción del capital, el Estado es a la vez momento decisivo en la lucha de clases, y por ello mismo no es una «superestructura» del sistema capitalista sino la totalidad que articula las relaciones sociales, es decir y en palabras del propio Marx: «síntesis de la sociedad burguesa»<a href="#_ftn132" name="_ftnref132" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref132"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[132]</span></span></span></span></span></a>. Lo sintético, lo esencial se presenta siempre con múltiples formas exteriores que nos remiten a la esencia y la exponen y reflejan a la luz pública. Por tanto, muchas de las diferencias en la interpretación de lo externo no tienen por qué significar diferencias insuperables en la apreciación de lo básico, de la síntesis esencial, sino matices complementarios en el estudio de la totalidad. Las fútiles tesis que sostienen la hipotética existencia de «contradicciones insuperables» nunca encontradas en la extensa obra mutua<a href="#_ftn133" name="_ftnref133" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref133"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[133]</span></span></span></span></span></a> de Marx y Engels, desconocen u olvidan estos principios del método dialéctico, sin los cuales no se entiende, por ejemplo, la influencia de Engels en la elaboración de <i>El Capital<a href="#_ftn134" name="_ftnref134" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref134"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><b><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[134]</span></span></span></b></span></span></a>. </i></span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Comentando sobre diferencias complementarias entre Marx y Engels en lo que respecta al futuro del Estado, Lenin sostiene que «Está claro que no puede hablarse siquiera de determinar el momento de la “extinción” <i>futura</i>, tanto más que se trata a ciencia cierta de un proceso largo. La aparente disparidad entre Marx y Engels se explica por la diferencia de los temas que abordaban y de los objetivos que perseguían. Engels se propuso mostrar a Bebel de un modo palmario y tajante, a grandes rasgos, todo lo absurdo de los prejuicios en boga (compartidos en grado considerable con Lassalle) acerca del Estado. Marx sólo toca de pasada <i>esta</i> cuestión interesándose por otro tema: <i>el desarrollo </i>de la sociedad comunista»<a href="#_ftn135" name="_ftnref135" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref135"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[135]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Del mismo modo en el que entre ambos amigos existen objetivos y prioridades teóricas puntuales, ritmos e intensidades variadas a pesar de la estrecha unión de su trabajo común especialmente en la metodología dialéctica<a href="#_ftn136" name="_ftnref136" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref136"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[136]</span></span></span></span></span></a>, también estas diferencias complementarias se aprecian lógica y necesariamente entre ellos y otras y otros marxistas. Tiene razón Ch. Gilbert cuando habla de la brillantez de <i>El Estado y la revolución</i>, pero es impreciso cuando sostiene que Lenin no capta lo más específico de la sociedad burguesa: la separación entre lo económico y lo político, añadiendo que «la teoría marxista más correcta del Estado capitalista no es la de Lenin (teoría que no presta suficiente atención a <em style="font-family:"Times New Roman",serif">la forma </em>en que la burguesía ejerce su dominación) sino que se encuentra esbozada en textos del joven Marx como <em style="font-family:"Times New Roman",serif">Sobre la cuestión judía </em>(1844) y <em style="font-family:"Times New Roman",serif">La Sagrada Familia </em>(1844)»<a href="#_ftn137" name="_ftnref137" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref137"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[137]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">En el conjunto de su obra y teniendo en cuenta los textos marxistas disponibles en su entorno, Lenin sí captó lo básico de esa especificidad y en <i>El Estado y la revolución </i>sí se refirió rápidamente a ella, pero su objetivo prioritario y fundamental era entonces otro más urgente y del que podía depender en cierta medida la suerte de algunas o de todas las revoluciones proletarias socialistas que se estaban intensificando desde 1914: demostrar la necesidad inexcusable de tomar el poder, destruir el Estado capitalista, crear un Estado obrero en vías de autoextinción consciente, simultánea al avance al comunismo. Estas tesis estaban enunciadas en el <i>Manifiesto comunista<a href="#_ftn138" name="_ftnref138" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref138"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><b><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[138]</span></span></span></b></span></span></a></i> con la suficiente lucidez teórica disponible en 1848, pero se hicieron imperiosas en 1917. Antes de 1848, como correctamente indica Ch. Gilbert, Marx y Engels habían adelantado otras tesis teóricas muy valiosas y permanentes sobre el Estado, pero que debían ser reforzadas en las crisis revolucionarias por otras que, en esos contextos, sacaran a primer plano la urgencia de la toma del poder.</span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Con cierta cautela, podemos recurrir al símil del libro que va completando capítulos nunca cerrados en sí mismos, que va abriendo otros, y que va relacionándolos conforme, al escribirlo, se exponen más novedades de la realidad siempre en movimiento que ese libro pretende expresar teóricamente. Debemos ser cautelosos con este paralelismo porque la teoría marxista del Estado y de la revolución es concreta y dialéctica, no es formalista y abstracta<a href="#_ftn139" name="_ftnref139" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref139"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[139]</span></span></span></span></span></a>. Más correctamente expresado, tendríamos que decir que la dialéctica de la realidad del Estado exige el permanente enriquecimiento de la teoría dialéctica del Estado, teoría que analiza el Estado como un todo en acción, no estático, y contradictorio en sí mismo. Se trata del movimiento de la praxis, o como pregunta R. Dunayevskaya: «¿Qué es la dialéctica sino el movimiento tanto de las ideas como de las masas en movimiento para lograr la transformación de la sociedad?»<a href="#_ftn140" name="_ftnref140" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref140"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[140]</span></span></span></span></span></a>. Aplicado al Estado, el movimiento de las masas se puso en marcha con sus primeras luchas contra el capitalismo industrial a finales del siglo XVIII, pero tuvo que esperarse hasta 1844 para que el movimiento de las ideas diera un salto significativo sobre lo alcanzando por el socialismo utópico; luego, el movimiento de las masas y de las ideas ha seguido enriqueciéndose. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Romper esta dialéctica implica caer en el teoricismo abstracto y descontextualizado como hace Ch. Wright cuando critica <i>El Estado y la revolución </i>de Lenin oponiéndole frontalmente a Marx es cuestiones decisivas<a href="#_ftn141" name="_ftnref141" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref141"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[141]</span></span></span></span></span></a>. Así el marxismo es reducido al choque de tesis opuestas sin referencia alguna a los complejos movimientos de la lucha de clases mundial y a sus impactos sobre las necesidades prácticas y teóricas concretas de las clases y pueblos explotados que deben responder concretamente a las medidas burguesas. Teoricismo abstracto que recorre a la nefasta utopía anti-Estado de quienes creen que puede hacerse la revolución sin tomar el poder. Recordemos lo dicho sobre las clases trabajadoras rusa, hondureña y británica al comienzo de este escrito sobre la necesidad del poder trabajador, de un Estado obrero y popular. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">La matriz teórica<a href="#_ftn142" name="_ftnref142" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref142"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[142]</span></span></span></span></span></a> marxista es la clave que explica la aportación cualitativa de Lenin a la teoría particular del Estado precisamente en el momento histórico en el que el capitalismo entra en la fase imperialista, en la que Estado y militarismo llegan a ser consustanciales, partiendo de la base de que el capitalismo ha recurrido al militarismo desde su mismo nacimiento<a href="#_ftn143" name="_ftnref143" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref143"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[143]</span></span></span></span></span></a>, como demostró R. Luxemburg a finales de 1912, antes que Lenin, tal unión político-militar no anula la «separación» entre economía y política, sino que indica la creciente complejidad de las interacciones entre los diversos niveles de la explotación capitalista. Dentro de esta complejización, el militarismo relaciona más estrechamente lo económico y político, por un lado, con lo estatal y represivo por otro, todo ello bajo la presión directriz de la contradicción entre las fuerzas productivas y las relaciones sociales de producción. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">7. DOBLE PODER, SOVIETISMO, BUROCRACIA Y ESTADO </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">La tendencia histórica innegable orientada a crear conglomerados supraestatales regionales dirigidos por la alianza entre el capital financiero y los grandes Estados hegemónicos en esas amplias regiones mundiales, agudiza dos de las cuestiones elementales analizadas por Lenin en <i>El Estado y la revolución</i>: la democracia y la extinción del Estado. La militarización del capitalismo no hace sino llevar al extremo más radical ambas cuestiones: ¿qué democracia cabe en una sociedad esencialmente militarizada? y ¿cómo combatir el militarismo desde una estrategia comunista del pueblo en armas? Muy brevemente hay que decir que el militarismo ya es una forma de vida<a href="#_ftn144" name="_ftnref144" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref144"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[144]</span></span></span></span></span></a> que ha penetrado en la totalidad cotidiana de la «sociedad imperial». </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Sobre el primer interrogante, la democracia socialista ejercida masivamente por el pueblo trabajador, Lenin es tan concreto y dialéctico como en toda su obra, no cayendo en grandes demagogias abstractas sino yendo al núcleo del problema en aquellos años: la capacidad del proletariado para integrar a otros sectores en la democracia consejista, soviética, porque es consciente de que sólo el proletariado puede dirigir a «<i>todas</i> las masas trabajadoras y explotadas… <i>dirigir</i> a una gigantesca masa de la población, a los campesinos, a la pequeña burguesía y a los semiproletarios, en la obra de “poner a punto” la economía socialista…y <i>conducir a todo el pueblo</i> al socialismo»<a href="#_ftn145" name="_ftnref145" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref145"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[145]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Sin esta fuerza consciente y autoorganizada de masas trabajadoras en general, sin su ejemplo directo permanente, la pequeña burguesía girará rápidamente hacia la contrarrevolución: «En particular, precisamente la pequeña burguesía es atraída por la gran burguesía y sometida a ella en grado considerable gracias a esta máquina, que proporciona a los sectores superiores de los campesinos, de los pequeños artesanos, de los comerciantes, etcétera, puestos relativamente cómodos, tranquilos y honorables, los cuales colocan a sus poseedores <i>por encima</i> del pueblo»<a href="#_ftn146" name="_ftnref146" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref146"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[146]</span></span></span></span></span></a>. La máquina a la que refiere es precisamente el Estado y sus distintas burocracias, que subsisten incluso inmediatamente después de la revolución y que tienen una enorme capacidad camaleónica de adaptarse y reproducirse dentro del mismo Estado obrero en proceso de construcción, como Lenin mismo constato muy crítica y duramente al denunciar la imparable infiltración de advenedizos y arribistas provenientes del menchevismo y de otras corrientes reformistas<a href="#_ftn147" name="_ftnref147" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref147"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[147]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Lenin recurre a las lecciones de la Comuna de París de 1871, sintetizadas por Engels, para explicar cómo debe ser la democracia socialista: instaurar el sufragio universal para designar a los cargos administrativos, judiciales y de enseñanza del Estado, así como su revocación inmediata por el pueblo; el salario de los funcionarios debe ser como el de los obreros<a href="#_ftn148" name="_ftnref148" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref148"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[148]</span></span></span></span></span></a>. Y junto a esto: «se puede y se debe comenzar inmediatamente, de hoy a mañana, a sustituir el “mando jerárquico” específico de los funcionarios públicos por las simples funciones de los “capataces y contables”, funciones que ya hoy son accesibles por completo al nivel de desarrollo de los habitantes de las ciudades en general y que pueden ser desempeñadas perfectamente por “el salario de un obrero”»<a href="#_ftn149" name="_ftnref149" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref149"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[149]</span></span></span></span></span></a>. La Comuna y otras muchas experiencias revolucionarias han demostrado lo relativamente fácil que resulta simplificar el funcionamiento del Estado si realmente existe una democracia socialista que ejerza el poder, tema en el que no podemos extendernos ahora. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Los avances en las nuevas tecnologías de la comunicación, etcétera, pueden acelerar, acortar y masificar horizontalmente y a tiempo real la participación directa y vigilante del pueblo sobre la vida social, si existe un poder político dotado de un Estado obrero que así lo facilite, acelerando la destrucción del viejo sistema estatal, pero también para acelerar la extinción consciente del Estado obrero: </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">«Para destruir el Estado es necesario convertir las funciones de la administración pública en operaciones de control y contabilidad tan sencillas que sean accesibles a la inmensa mayoría de la población, primero, y a toda ella, después. Y la supresión completa del arribismo requiere que los cargos “honoríficos” del Estado, incluso los que no proporcionan ingresos, <i>no</i> puedan servir de trampolín para saltar a puestos altamente retribuidos en los bancos y en las sociedades anónimas, como ocurre <i>constantemente</i> en todos los países capitalistas más libres»<a href="#_ftn150" name="_ftnref150" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref150"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[150]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">No admite discusión la actualidad de estas medidas, y su antagonismo irreconciliable con la práctica política actual, corrupta, que muestra qué rápida y eficaz es la «puerta giratoria» que une a las burocracias estatales con las grandes empresas. Lenin hablaba de «trampolín» para saltar de la burocracia del Estado a la de las grandes empresas, y noventa años después N. Klein habla de las «puertas giratorias»<a href="#_ftn151" name="_ftnref151" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref151"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[151]</span></span></span></span></span></a> en el capitalismo neoliberal pero sin la profundidad del revolucionario bolchevique. Pero la lucha contra ese trampolín debe ser reforzada por otra serie de medidas. En efecto, si la democracia socialista se sustenta en la supresión de las burocracias y gastos representativos así como de toda clase de privilegios, «la reducción de los sueldos de <i>todos</i> los funcionarios públicos al nivel del “<i>salario de un obrero</i>”, etcétera, de tal forma que se instaure un «gobierno “barato”»<span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> <a href="#_ftn152" name="_ftnref152" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref152"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="color:#00000a">[152]</span></span></span></span></a></span></span>, si esto es así durante un tiempo puede que siga existiendo una distancia entre los sueldos de la tecnocracia de las grandes empresas y el de la clase obrera y los funcionarios estatales. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Las medidas sociales, públicas y estatales que compensen con creces esa diferencia, son vitales para combatir los riesgos de corrupción, indiferencia, apatía, trampolines y puertas giratorias, por no decir, de creciente apoyo a la contrarrevolución. Hay una plomiza inercia en sectores de la izquierda a evitar lo concreto y a abusar de lo abstracto, aunque sea bajo una parte de razón. Por ejemplo en el tema de las nuevas leyes sociales que debe implementar el poder popular, soviético, y su Estado obrero. Analizando las derrotas y las victorias del movimiento revolucionario desde la época de Marx en lo que toca a la hegemonía del poder social, P. Campanario insiste con otros términos algo abstractos en lo que Lenin definía más concretamente como «poder soviético», el del pueblo organizado en soviets y en otras formas sociales que mediante la revolución cultural desplazasen el poder de la ideología burguesa; se trata del poder social de masas, lo que con su terminología abstracta P. Campanario define como poderes sociales difusos<a href="#_ftn153" name="_ftnref153" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref153"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[153]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">La experiencia histórica del doble poder, de la democracia socialista aplicada por la clase trabajadora y el pueblo explotado, había estructurado la aportación de Lenin a la teoría del Estado<a href="#_ftn154" name="_ftnref154" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref154"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[154]</span></span></span></span></span></a>, lo que le facilitó moverse siempre en la dialéctica de lo concreto, de las medidas sociales concretas, materiales. Lenin cita explícitamente la reducción de la jornada de trabajo y la creación de una «vida nueva» como conquista socialista básica para mejorar la vida del pueblo y para hacer que «<i>todos</i> sin excepción» ejerzan las “funciones del Estado” lo que «conducirá a <i>la extinción completa</i> de todo Estado en general»<a href="#_ftn155" name="_ftnref155" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref155"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[155]</span></span></span></span></span></a>. Reducir drásticamente el tiempo de trabajo es una necesidad concreta que impacta en el poder concreto, es infinitamente más que una demanda abstracta de la hegemonía ideológica del poder social difuso. Otra reivindicación concreta y nada difusa es la política de vivienda: «Desde el punto de vista formal, también el Estado proletario “ordenará” requisar viviendas y expropiar edificios. Pero es evidente que el antiguo aparato ejecutivo, la burocracia vinculada a la burguesía, sería sencillamente inservible para llevar a la práctica las órdenes del Estado proletario»<a href="#_ftn156" name="_ftnref156" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref156"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[156]</span></span></span></span></span></a>. Como vemos, no plantea un poder difuso, órdenes sociales muy concretas. ¿Qué órdenes? </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Como siempre, Lenin vuelve a los clásicos marxistas y en este caso a Engels, quien afirma que durante la transición al comunismo y a la autoextinción del Estado, «es poco probable» que el Estado proletario conceda gratis las viviendas, aunque sí, y lo que sigue son palabras de Lenin: «La entrega en arriendo de las viviendas, propiedad de todo el pueblo, a las distintas familias supone el cobro de alquiler, un cierto control y una determinada regulación del reparto de los apartamentos. Todo ello requiere de una cierta forma de Estado, pero no exige en modo algunos una máquina militar y burocrática especial con funcionarios que disfruten de una situación privilegiada. Y el tránsito a una situación que permite asignar gratis las viviendas la haya vinculada a la “extinción” completa del Estado»<a href="#_ftn157" name="_ftnref157" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref157"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[157]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Hay que recordar aquí que hablamos de la fase de transición del capitalismo al comunismo o sea, de «dictadura revolucionaria del proletariado»<a href="#_ftn158" name="_ftnref158" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref158"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[158]</span></span></span></span></span></a> que impone a la burguesía restricciones crecientes a su propiedad privada de viviendas que son imprescindibles para el pueblo, medidas que el propietario burgués califica como «dictatoriales» e injustas, pero el pueblos las vive como esencialmente justas y democráticas. ¿Qué fuerza organizada «impone la dictadura del proletariado» y/o desarrolla la democracia socialista, según qué clase social la sufra o la disfrute? Lenin responde que el concepto de «fuerzas represivas», «policía», etcétera, debe ser sustituido por el de «organización de las masas armadas»<a href="#_ftn159" name="_ftnref159" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref159"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[159]</span></span></span></span></span></a> que intervendrán no con los parámetros represivos burgueses sino con otros cualitativamente opuestos, basados en el convencimiento y la pedagogía del ejemplo aplicados en una sociedad en la que ya no exista ni explotación, ni opresión ni dominación, y en esa sociedad las personas «<i>se habituarán </i>poco a poco a observar las reglas elementales de convivencia […] sin violencia, sin coerción, sin subordinación, <i>sin esa máquina especial</i> de coerción que se llama Estado», y será en este entorno durante el que «comenzará a <i>extinguirse </i>la democracia»<a href="#_ftn160" name="_ftnref160" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref160"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[160]</span></span></span></span></span></a> como forma de dominación. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Pero el pueblo en armas es una entelequia si no se explica qué es el pueblo. Lenin, tras aclarar el ambiguo concepto de «revolución popular» empleado por Marx, demostrando que la revolución popular es la realizada por «la masa del pueblo, su mayoría, los sectores “más bajos” de la sociedad, aplastados por el yugo y la explotación se levantaron por propia iniciativa, marcaron todo el curso de la revolución con el sello de <i>sus </i>reivindicaciones, de <i>sus</i> intentos de construir a su modo una sociedad nueva en lugar de la sociedad vieja que querían destruir»<a href="#_ftn161" name="_ftnref161" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref161"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[161]</span></span></span></span></span></a>, pasa a analizar con qué puede la revolución popular sustituir el Estado burgués una vez destruido, y en este momento retoma la definición marxista del Estado como «la máquina nacional de guerra del capital contra el trabajo»<a href="#_ftn162" name="_ftnref162" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref162"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[162]</span></span></span></span></span></a>, con lo que reabre en 1917 el debate sobre la dialéctica de lo nacional que tiene una unidad de contrarios irreconciliables: la nación popular, la que hace las «revoluciones populares», y la nación burguesa, la que tiene el monopolio de su «máquina nacional de guerra» contra la nación trabajadora, como también la definió Marx, o «nación revolucionaria»<a href="#_ftn163" name="_ftnref163" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref163"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[163]</span></span></span></span></span></a> como el concepto que Lenin considera necesario emplear en determinadas situaciones históricas, pero no en otras.</span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">La nación revolucionaria, trabajadora, se apoya en lo que plantea E. Molina: «La realización efectiva de la propiedad socialista, exige la participación cada vez más consciente de todos los miembros de la sociedad en todos los niveles del trabajo social»<a href="#_ftn164" name="_ftnref164" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref164"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[164]</span></span></span></span></span></a>. Lenin era muy consciente de esta exigencia objetiva y conforme aumentaba la burocracia distanciándose del pueblo cada vez más apático, redobló sus duras advertencias contra la creciente corrupción burocrática del partido y del Estado precisamente en lo que concierne a las normas de admisión de nueva militancia<a href="#_ftn165" name="_ftnref165" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref165"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[165]</span></span></span></span></span></a>; normas suavizadas en extremo por la corriente liderada por Stalin y que facilitaban la entrada de oportunistas poco o nada formados pero obedientes a la burocracia en ascenso, trepadores sin conciencia comunista a los que despreció con el calificativo de «granujas»<a href="#_ftn166" name="_ftnref166" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref166"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[166]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Yerra estratégicamente quien crea que la lucha desesperada de Lenin contra la burocratización no tiene nada que ver, o apenas nada, con su aportación a la teoría marxista del Estado. Construir un «gobierno barato», como el de la Comuna, requiere de la acción sistemática del pueblo lo suficientemente educado y preparado para la autoadministración transparente: la ignorancia basada en la división y escisión total entre el trabajo intelectual y el manual encarece al máximo la función gubernativa y acelera la corrupción burocrática estatal. Recordemos que en aquellos cortos años se decidió pasar del período de «comunismo de guerra», de pura subsistencia, al de la Nueva Política Económica consistente en tolerar cierta producción capitalista sometida al control socialista para detener el retroceso socioeconómico y recuperar las fuerzas revolucionarias<a href="#_ftn167" name="_ftnref167" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref167"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[167]</span></span></span></span></span></a>. La mayoría de los bolcheviques aceptaban los riesgos de este desesperado giro, pero de entre ellos Lenin era el más preocupado porque la creciente burocratización impidiera controlar la tendencia restauracionista del capitalismo inherente a la NEP, o sea, el auge de lo que se ha llamado «la segunda economía»<a href="#_ftn168" name="_ftnref168" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref168"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[168]</span></span></span></span></span></a> que minaba la planificación socialista facilitando la reinstauración del capitalismo, como realmente sucedió<a href="#_ftn169" name="_ftnref169" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref169"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[169]</span></span></span></span></span></a>, sin mayores explicaciones ahora. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Acuciado por estos temores, un Lenin enfermo y agotado lo sabe e inicia una titánica lucha con varios objetivos, todos ellos relacionados directamente con la esencia y operatividad del Estado obrero. Sobre el objetivo nacional de reconocer el derecho a la independencia de los pueblos no rusos, no nos extendemos ahora pese a su crítica importancia porque modula la entera estructura del Estado internamente y en sus relaciones externas, cuestión que le llevó a chocar frontalmente con Stalin<a href="#_ftn170" name="_ftnref170" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref170"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[170]</span></span></span></span></span></a>; tampoco lo hacemos sobre el asunto del monopolio del comercio exterior, una de las señas de identidad del Estado soviético que la fracción encabezada por Stalin quería debilitar en contra de la expresa opinión de Lenin<a href="#_ftn171" name="_ftnref171" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref171"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[171]</span></span></span></span></span></a>; sólo nos remitimos a la necesidad de la formación teórica y filosófica, con especial hincapié en el dominio de la dialéctica<a href="#_ftn172" name="_ftnref172" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref172"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[172]</span></span></span></span></span></a>, y a la necesidad de la revolución cultural del pueblo<a href="#_ftn173" name="_ftnref173" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref173"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[173]</span></span></span></span></span></a>.</span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Las tesis de Lenin sobre el Estado son inseparables de sus tesis sobre la calidad política y ética de las mujeres y hombres bolcheviques, sobre la opresión nacional, sobre la centralización económica y el monopolio estatal del comercio exterior, sobre la democracia socialista y en contra del burocratismo, sobre la pedagogía del ejemplo socialista en vez de la represión policial autoritaria, sobre la revolución cultural y la emancipación práctica del pueblo y de las mujeres: </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">«Sólo el comunismo suprime en absoluto la necesidad del Estado, pues <i>no hay nadie </i>a quien reprimir, “nadie” en el sentido de <i>clase</i>, en el sentido de una lucha sistemática contra cierta parte de la población. No somos utopistas y no negamos lo más mínimo que sea posible e inevitable que <i>algunos individuos</i> cometan excesos, como tampoco negamos la necesidad de reprimir <i>tales</i> excesos. Pero, en primer lugar, para ello no hace falta una máquina especial, un aparato especial de represión; eso lo hará el propio pueblo armado, con la misma sencillez y facilidad con que un grupo cualquiera de personas civilizadas, incluso en la sociedad actual, separa a quienes se están peleando o impide que se maltrate a una mujer»<a href="#_ftn174" name="_ftnref174" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref174"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[174]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="tab-stops:162.0pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">No es oportunista la referencia de Lenin a los maltratos a las mujeres. Desde sus primeros escritos a finales del siglo XIX, la lucha contra todas las opresiones y contra la explotación de la mujer aparece sistemáticamente, y siempre con esa virtud dialéctica de lo concreto. Sus aportaciones a la teoría marxista del Estado permitieron que el atrasado y feroz patriarcado zarista sufriera un golpe demoledor en sus cimientos subterráneos, cotidianos e invisibles a primera vista. En un texto escrito cuando había iniciado su postrera lucha contra la degeneración burocrática del Estado y del partido, Lenin demostró que ninguna de las muchas revoluciones burguesas y ninguna de las luchas democrático-burguesas habían conseguido tantos y tan cualitativos derechos concretos para las mujeres<a href="#_ftn175" name="_ftnref175" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref175"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[175]</span></span></span></span></span></a>, la infancia y las personas más necesitadas. </span></span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="tab-stops:162.0pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">El feminismo bolchevique enseñó que la teoría marxista del Estado<a href="#_ftn176" name="_ftnref176" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref176"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[176]</span></span></span></span></span></a> es básica para la emancipación de la mujer en todos los sentidos<a href="#_ftn177" name="_ftnref177" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref177"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[177]</span></span></span></span></span></a> porque la lucha contra el sistema patriarco-burgués requiere de leyes de obligado cumplimiento para los hombres, o de lo contrario redoblarán la explotación de las mujeres: la dictadura contra la burguesía también es dictadura contra el patriarcado en su generalidad. El feminismo marxista se basa en la objetividad de las contradicciones imperialistas y en la urgencia de los pueblos oprimidos, de las «naciones revolucionarias», los «pueblos militantes»<a href="#_ftn178" name="_ftnref178" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref178"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[178]</span></span></span></span></span></a>, para construir sus Estados independientes e internacionalistas, lucha en la que las mujeres armadas<a href="#_ftn179" name="_ftnref179" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref179"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[179]</span></span></span></span></span></a> participan asumiendo todos los riegos. </span></span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="tab-stops:162.0pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">8. DIALÉCTICA Y EXTINCIÓN DE LA DEMOCRACIA Y DEL ESTADO</span></span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="tab-stops:162.0pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Uno de los orígenes del protoestado fue la opresión de las mujeres por el hombre y la simultánea «construcción del guerrero»<a href="#_ftn180" name="_ftnref180" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref180"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[180]</span></span></span></span></span></a> que se transformará en «nobleza militar» propietaria de mujeres como botín de guerra e instrumento de producción sexo-económica<a href="#_ftn181" name="_ftnref181" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref181"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[181]</span></span></span></span></span></a>, equipo de guerra compleja y bienes suntuosos. Así, aparecerá una clase social propietaria de las fuerzas productivas mediante la sinergia entre guerra, prestigio y sistema político<a href="#_ftn182" name="_ftnref182" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref182"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[182]</span></span></span></span></span></a> sobre la base de la explotación campesina. Una de las definitivas muestras de la extinción del Estado será la desaparición de las guerras y la emancipación de las mujeres, junto al desarrollo de la propiedad comunista, lo que significa ni más ni menos que «el Estado burgués sólo puede ser “destruido” por la revolución. El Estado en general, es decir, la más completa democracia sólo puede “extinguirse”»<a href="#_ftn183" name="_ftnref183" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref183"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[183]</span></span></span></span></span></a>. ¿Cómo explicar esta aparente contradicción entre una democracia completa que sin embargo debe extinguirse a sí misma, algo inconcebible por la lógica formal y la ideología burguesa? </span></span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Una primera y fundamental parte de la respuesta es la histórica: recordemos que la democracia no es eterna, que surgió como uno de los métodos de mantenimiento del orden explotador en la sociedad esclavista griega<a href="#_ftn184" name="_ftnref184" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref184"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[184]</span></span></span></span></span></a>, siendo en su contexto de brutalidad esclavista, un relativo avance histórico. Y todo lo que nace termina pereciendo. El Estado burgués es concreto y se sostiene sobre la dictadura del capital, mientras que el Estado en general es la democracia más completa porque ya no hay colectivo alguno al que dominar, por lo que al apagarse la causa histórica de la democracia como sistema de dominación, desaparecerá ella misma subsumida en la autogestión social generalizada de los productores asociados, o sea, en el comunismo. Llegamos así a la segunda y también fundamental parte de la respuesta: la dialéctica. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Hemos avisado al comienzo que nos detendríamos en la cuestión de la dialéctica, como ahora hacemos. La negación de la negación<a href="#_ftn185" name="_ftnref185" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref185"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[185]</span></span></span></span></span></a> explica el proceso interno por el que, en la historia humana, puede ascenderse del comunismo primitivo, en el que no había democracia alguna, al comunismo futuro en el que la democracia haya desaparecido, junto al Estado y a la propiedad privada, incluida la patriarcal. Un ascenso cualitativo, novedoso, deliberadamente guiado por la conciencia política. Hemos dicho que puede ascender a otra fase cualitativa superior porque la negación de la negación lleva implícita la acción humana cuando nos enfrenta a la «frontera», al «limite»<a href="#_ftn186" name="_ftnref186" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref186"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[186]</span></span></span></span></span></a> a partir del cual un proceso viejo salta a otro nuevo. Por esto mismo, la dialéctica de la negación, o de la «negatividad absoluta»<a href="#_ftn187" name="_ftnref187" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref187"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[187]</span></span></span></span></span></a> es irreconciliable con toda burocracia, entre otras razones porque la dialéctica en sí misma es inadmisible para la ideología burguesa: es así como se comprende que un libro tan conservador en el fondo como el de A. de Jay<a href="#_ftn188" name="_ftnref188" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref188"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[188]</span></span></span></span></span></a>, pero “progre” en su forma, intente denigrar de la manera más burda e ignorante a la dialéctica en general y en concreto a su valía para demostrar que el Estado es el «instrumento de la clase dirigente», cosa que el autor niega. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">La dialéctica de Lenin aparece una vez más en la crítica al concepto de «democracia»: «… se olvida constantemente que la destrucción del Estado es también la destrucción de la democracia, que la extinción del Estado implica la extinción de la democracia […] La democracia <i>no</i> es idéntica a la subordinación de la minoría a la mayoría. Democracia es <i>el Estado</i> que reconoce la subordinación de la minoría a la mayoría, es decir, una organización llamada a ejercer <i>la violencia</i> sistemática de una clase contra otra, de una parte de la población contra otra»<a href="#_ftn189" name="_ftnref189" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref189"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[189]</span></span></span></span></span></a>. La base sobre la que se apoya Lenin es que con el advenimiento del comunismo desaparecerá «toda necesidad de <i>subordinación</i> de unos hombres a otros, de una parte de la población a otra, pues los hombres <i>se acostumbrarán</i> a observar las reglas elementales de la convivencia social <i>sin violencia </i>y <i>sin subordinación</i>»<a href="#_ftn190" name="_ftnref190" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref190"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[190]</span></span></span></span></span></a>, es decir, ya no serán necesarios ni el Estado ni la democracia porque se habrá extinguido la escisión social que rompe la sociedad en dos bandos, entre los propietarios de las fuerzas productivas y los y las explotadas por esos propietarios. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Fijémonos en que aquí Lenin recurre a la palabra «<i>subordinación</i>» en vez de a las de opresión y explotación, precisamente para indicar que la sociedad ya ha dado un paso de gigante en la libertad al suprimir el poder dictatorial de la burguesía. Esclarecido este matiz fundamental, Lenin vuelve más adelante sobre la democracia como instrumento de dominación, como «forma de Estado, una de las variedades del Estado. Y, por consiguiente, representa, como todo Estado, el empleo organizado y sistemático de la violencia contra los individuos»<a href="#_ftn191" name="_ftnref191" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref191"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[191]</span></span></span></span></span></a>. No puede haber una definición de democracia tan concreta y tan antagónica con la demagogia abstracta de la ideología burguesa sobre su democracia de clase. Pero Lenin va más allá y empleando el método dialéctico afirma que:</span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">«Al alcanzar cierto grado de desarrollo, la democracia, en primer lugar, cohesiona contra el capitalismo a la clase revolucionaria -el proletariado- y le da la posibilidad de destruir, hacer añicos y barrer de la faz de la tierra la máquina del Estado burgués […] y de sustituirlos por una máquina <i>más</i> democrática, pero todavía estatal, cuya forma son las masas obreras armadas, como paso hacia la participación de todo el pueblo en las milicias. </span></span></span></p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">»Aquí “la cantidad se transforma en calidad”: <i>este</i> grado de democracia rebasa ya el marco de la sociedad burguesa, es el comienzo de su reestructuración socialista. Si, verdaderamente, <i>todos</i> toman parte en la dirección del Estado, el capitalismo no podrá ya sostenerse. Y, a su vez, el desarrollo del capitalismo crea <i>las premisas</i> para que realmente “todos” <i>puedan</i> participar en la gobernación del Estado.</span></span></span></p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"> </span></span></span></p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">»Con estas premisas <i>económicas, </i>es plenamente posible, después de derrocar a los capitalistas y a los burócratas, pasar enseguida, de la noche a la mañana, a sustituirlos por los obreros armados, por todo el pueblo armado, en <i>el control </i>de la producción y la distribución, en <i>la contabilidad </i>del trabajo y de los productos»<a href="#_ftn192" name="_ftnref192" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref192"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[192]</span></span></span></span></span></a>.</span></span></span></p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">La ley de la negación de la negación, anteriormente vista, se desarrolla e interactúa a partir de y con la ley del aumento cuantitativo y del salto cualitativo, a la que ahora mismo se refiere Lenin. Mientras que sí hemos hablado sobre lo elemental de la negación, pensamos que es tan obvia la existencia de la ley del salto dialéctico a lo nuevo a partir del aumento cuantitativo de lo viejo<a href="#_ftn193" name="_ftnref193" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref193"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[193]</span></span></span></span></span></a>, o del “orden” que surge del “caos”<a href="#_ftn194" name="_ftnref194" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref194"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[194]</span></span></span></span></span></a><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span style="vertical-align:baseline">,</span></span> que no vamos a explayarnos en ella. Lo dicho por Lenin es suficiente: el aumento de la lucha de clases hace que la democracia burguesa ceda ante la democracia socialista, que el Estado burgués sea destruido por el Estado obrero, «<i>más»</i> democrático que el burgués, y en ese momento se produce un salto cualitativo con la aparición del Estado obrero que permite que el pueblo trabajador armado aplique inmediatamente medidas socioeconómicas mediante «una especie de parlamento» no burgués y no burocratizado: </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">«Los obreros después de conquistar el poder político, destruirán el viejo aparato burocrático, lo demolerán hasta los cimientos, no dejarán de él piedra sobre piedra, lo sustituirán por otro nuevo, formado por los mismos obreros y empleados, <i>contra </i>cuya transformación en burócratas se tomarán sin dilación las medidas analizadas con todo detalle por Marx y Engels: 1) no sólo elegibilidad, sino movilidad en cualquier momento; 2) sueldo no superior al salario de un obrero; 3) paso inmediato a un sistema en el que <i>todos</i> desempeñen funciones de control y de inspección y <i>todos</i> sean “burócratas” durante algún tiempo, para que, de este modo, <i>nadie</i> pueda convertirse en “burócrata”»<a href="#_ftn195" name="_ftnref195" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref195"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[195]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Lenin no habla de que la clase obrera accede al gobierno dentro del sistema político burgués, sino de que destruye el Estado capitalista y por tanto toda forma de gobierno encorsetado, atado, por el poder de clase de la burguesía: aquí está el salto cualitativo que explica el salto de calidad en la democracia, que pasa de ser burguesa a ser socialista. La diferencia entre «gobierno democrático» y «Estado burgués» es clara: los ministros pasan, la policía permanece. Los bolcheviques conocían muy bien las lecciones históricas sobre la resistencia de las fuerzas represivas a los avances democráticos del pueblo. Lenin se enfrenta aquí de forma radical a Kautsky y a la socialdemocracia que olvidaba por completo el problema del Estado al analizar la «revolución <i>política</i>»<a href="#_ftn196" name="_ftnref196" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref196"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[196]</span></span></span></span></span></a>, que a lo sumo que llega es a cambiar ministros y funcionarios con una orientación menos conservadora, “radical” sólo en lo político pero no en lo que atañe a la propiedad privada y a las relaciones de producción. Sobre los límites del reformismo que se limita a cambiar ministros, Lenin pregunta: </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">« ¿Por qué estos ministerios no pueden ser reemplazados, supongamos, por comisiones de especialistas adjuntas a los Soviets soberanos y omnipotentes de Diputados Obreros y Soldados?</span></span></span></p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">»La esencia de la cuestión no radica, ni mucho menos, en si seguirán existiendo los “ministerios”, o habrá “comisiones de especialistas” u otras instituciones; esto no tiene importancia alguna. La esencia de la cuestión radica en saber si se conserva la vieja máquina estatal (enlazada por miles de hilos a la burguesía y empapada hasta la médula de rutina e inercia) o si se la <i>destruye</i>, sustituyéndola por otra<i> nueva.</i> La revolución no debe consistir en que la nueva clase mande y gobierne con ayuda de la <i>vieja</i> máquina del Estado, sino en que <i>destruya </i>esta máquina y mande y gobierne con ayuda de otra <i>nueva</i>. Kautsky escamotea, o no ha comprendido en absoluto, esta idea <i>fundamental</i> del marxismo»<a href="#_ftn197" name="_ftnref197" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref197"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[197]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Lenin escribió <i>El Estado y la revolución </i>antes de octubre de 1917, y la experiencia posterior de la URSS y de todos los procesos revolucionarios que llegaron a ese momento crucial de dar el salto cualitativo al poder obrero armado, o no darlo por razones reformistas varias, es concluyente: más temprano que tarde el poder armado del pueblo ha de proceder contra la propiedad burguesa y contra el Estado capitalista, o se lanzará a la contrarrevolución. Ahora bien, la experiencia ha mostrado que las direcciones revolucionarias miden con precisión y objetividad política cuándo y cómo, con qué intensidad y extensión socializar las fuerzas productivas. Limitándonos a la revolución bolchevique, Lenin calibró mucho cada una de las expropiaciones, buscando atraerse en la medida de lo posible a los capitalistas, y sobre todo neutralizarles<a href="#_ftn198" name="_ftnref198" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref198"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[198]</span></span></span></span></span></a> para que no sabotearan la ya muy débil economía, como ha demostrado, entre otros, D. Rafuls en su rigurosa investigación histórica. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Pero a pesar de estas sabias precauciones, que sólo el infantilismo denuncia, tarde o temprano los pueblos emancipados se ven en la necesidad de responder a la contrarrevolución que ataca desde dentro y desde fuera. Hasta finales de la década de 1970 las lecciones históricas a este respecto eran incuestionables: «El aparato del Estado burgués <i>deja de respetar </i>“la voluntad y el voto de la mayoría” a partir del momento en el que éstos entran en un conflicto irreconciliable con los intereses de clase fundamentales de la burguesía. Esta es la lección de la historia en la que se basa la teoría marxista del Estado burgués»<a href="#_ftn199" name="_ftnref199" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref199"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[199]</span></span></span></span></span></a>, y lo sigue siendo aún</span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">más en este último tercio de siglo cuando ya es una realidad<a href="#_ftn200" name="_ftnref200" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref200"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[200]</span></span></span></span></span></a> la militarización de la policía<a href="#_ftn201" name="_ftnref201" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref201"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[201]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">9. PRIMERA FASE DEL COMUNISMO Y SEGUNDA FASE DEL COMUNISMO </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Lenin recurre a la <i>Crítica del Programa de Götha </i>de Marx,<i> </i>que entonces era prácticamente desconocido en las izquierdas, para argumentar cómo será el proceso de extinción del Estado. Comienza recordando que, hablando de la primera fase del comunismo, Marx criticó la tesis de Lassalle de que en el socialismo el obrero recibirá el producto completo, íntegro, de su trabajo. Marx mostró que del trabajo social realizado colectivamente habría que descontar tres fondos: uno de reserva, otro para reponer lo gastado y ampliar la producción, y otro para gastos sociales y de consumo. Marx insiste en que esta primera fase del comunismo no es aún el comunismo pleno, creativo en todo su potencia ahora mismo inimaginable, sino «una sociedad que acaba de <i>salir </i>precisamente de la sociedad capitalista y que, por tanto, presenta todavía en todos sus aspectos, en el económico, el moral y el intelectual, el sello de la vieja sociedad de cuyas entrañas procede»<a href="#_ftn202" name="_ftnref202" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref202"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[202]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Semejante advertencia de Marx es imprescindible para entender todo lo que sigue, y ha sido muy frecuentemente desoída por la izquierda, que erróneamente cree que el comunismo puede desarrollarse inmediatamente, sin mácula ni adherencias perniciosas del capitalismo. No es así, advierte Marx. Todavía en ese momento la sociedad no será plenamente comunista, sino que se encontrará en un período de transición, en su primera fase, en la socialista en la que «los medios de producción han dejado ya de ser propiedad privada de los distintos individuos para pertenecer a toda la sociedad. Cada miembro de ésta, al efectuar cierta parte del trabajo socialmente necesario, obtiene de la sociedad un certificado acreditativo de haber realizado tal o cual cantidad de trabajo. Por este certificado recibe de los almacenes sociales de artículos de consumo la cantidad correspondiente de productos. Deducida la cantidad de trabajo que pasa al fondo social, cada obrero recibe, pues, de la sociedad tanto como le entrega»<a href="#_ftn203" name="_ftnref203" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref203"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[203]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Todo indica, al parecer y según Lassalle, que hemos encontrado el reino de la «igualdad» basado en el «derecho igual de cada uno al producto igual del trabajo». Pero se trata de un error, y Lenin recurre a Marx: «Aquí –dice Marx- nos encontramos, en efecto, ante un “derecho igual”, pero es <i>todavía</i> “un derecho burgués”, que, como todo derecho, <i>presupone la desigualdad. </i>Todo derecho significa aplicar un rasero <i>igual</i> a hombres <i>distintos</i>, que de hecho no son idénticos, no son iguales entre sí; y por eso, “el derecho igual” es una infracción de la igualdad y una injusticia», y Lenin cita directamente a Marx: «Con igual trabajo –concluye Marx- y, por consiguiente, con igual participación en el fondo social de consumo, unos reciben de hecho más que otros, unos son más ricos que otros, etc. Para evitar todos estos inconvenientes, el derecho no tendría que ser igual, sino desigual…»<a href="#_ftn204" name="_ftnref204" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref204"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[204]</span></span></span></span></span></a>. Lenin lo expresa así: </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">«Por consiguiente, la primera fase del comunismo no podrá proporcionar ni justicia ni igualdad: subsistirán las diferencias de riqueza, que son injustas; pero no podrá existir <i>la explotación</i> del hombre por el hombre, pues será imposible apoderarse, a título de propiedad privada, de <i>los medios de producción</i>, las fábricas, las máquinas, las tierras, etc. Al pulverizar la frase de Lassalle, confusa al estilo pequeñoburgués, acerca de la “igualdad” y la “justicia” <i>en general</i>, Marx señala <i>el curso de desarrollo </i>de la sociedad comunista, <i>se verá obligada </i>a destruir primero <i>solamente</i> la “injusticia” que representa la usurpación de los medios de producción por individuos aislados, pero <i>no estará en condiciones </i>de suprimir de golpe la otra injusticia, consistente en distribuir los artículos de consumo “según el trabajo” (y no según las necesidades)»<a href="#_ftn205" name="_ftnref205" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref205"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[205]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">La teoría general marxista, no sólo la específica sobre el Estado, sostiene que la conciencia revolucionaria es imprescindible para el avance al comunismo. Ahora, al darnos cuenta de las dificultades que debe superar el socialismo o primera fase del comunismo, comprendemos la verdad profunda de ese principio: «…en la primera fase de la sociedad comunista (a la que suele darse el nombre de socialismo), “el derecho burgués” <i>no</i> se suprime por completo, sino sólo en parte, sólo en la medida de la transformación económica ya alcanzada, es decir, sólo en lo que atañe a los medios de producción. “El derecho burgués” los considera propiedad privada de los individuos. El socialismo los convierte en propiedad <i>común</i>. <i>En este sentido</i> –y sólo en este sentido- desaparece “el derecho burgués”»<a href="#_ftn206" name="_ftnref206" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref206"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[206]</span></span></span></span></span></a>. Pese a este avance histórico subsistirán y tenderán a reproducirse comportamientos e ideologías del pasado debido a la supervivencia del “derecho burgués”, por muy debilitado que esté al haber perdido la burguesía su propiedad privada y su poder estatal. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">La conciencia comunista es fundamental porque el “derecho burgués” «… persiste en otro de sus aspectos: como regulador de la distribución de los productos y de la distribución del trabajo entre los miembros de las sociedad. “El que no trabaja, no come”: este principio socialista<i> ya</i> es una realidad; “a igual cantidad de trabajo, igual cantidad de productos”: también este principio socialista es <i>ya </i>una realidad. Pero eso no es todavía el comunismo, no suprime aún “el derecho burgués”, que por una cantidad desigual (desigual en la práctica) de trabajo da una cantidad igual de productos a hombres que no son iguales»<a href="#_ftn207" name="_ftnref207" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref207"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[207]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Hay que huir de toda utopía voluntarista en el sentido de creer que los hombres y mujeres aprenderán inmediatamente a comportarse como comunistas en una sociedad que aún no puede llegar al comunismo pleno porque todavía no se han desarrollado las condiciones sociales que lo exigen, lo permiten y lo generan. Lenin insiste en esta dificultad objetiva, dificultad que Marx define como «un defecto inevitable en la primera fase del comunismo», en la fase socialista, que solamente puede ser controlado y superado mediante la acción del Estado que «velando por la propiedad común de los medios de producción, vele por la igualdad del trabajo y por la igualdad en la distribución de los productos […] el Estado no se ha extinguido todavía del todo, pues sigue existiendo la protección del “derecho burgués”, que santifica la desigualdad de hecho. Para que el Estado se extinga por completo hace falta el comunismo completo»<a href="#_ftn208" name="_ftnref208" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref208"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[208]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Antes de esto, hay que transitar por la que «Marx denominó “primera” fase o fase inferior de la sociedad comunista, a la que se llama habitualmente socialismo. Por cuanto los medios de producción se convierten en propiedad <i>común, </i>puede aplicarse también a esta fase la palabra “comunismo”, más sin olvidar que esto <i>no</i> es el comunismo completo. La gran importancia de las explicaciones de Marx reside en que también aquí aplica de manera consecuente la dialéctica materialista, la teoría del desarrollo, considerando el comunismo como algo que se desarrolla <i>del </i>capitalismo […] Como es natural, el derecho burgués respecto a la distribución de los artículos <i>de consumo</i> presupone también inevitablemente <i>un Estado burgués,</i> pues el derecho no es nada sin un aparato capaz de <i>obligar </i>a observar las normas de derecho. Resulta, pues, que en el comunismo no sólo subsiste durante cierto tiempo el derecho burgués, sino que subsiste incluso el Estado burgués ¡sin burguesía! […] Marx no introdujo por capricho en el comunismo un trocito de derecho “burgués”, sino que tomó lo que es económica y políticamente inevitable en una sociedad que brota <i>de las entrañas </i>del capitalismo»<a href="#_ftn209" name="_ftnref209" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref209"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[209]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Si los bolcheviques eran muy conscientes de los riesgos de que la NEP facilitase la recuperación del capitalismo, como hemos visto, los comunistas somos muy conscientes de que la pervivencia del «Estado burgués sin burguesía» durante la primera fase del comunista, es decir, durante el tránsito socialista al comunismo pleno, puede facilitar le recuperación del capitalismo que aunque económica y políticamente vencido, aún mantiene restos de poder e influencia ideológica y costumbrista. Para luchar contra este peligro objetivo y cierto hay sólo dos medios: la autoorganización del pueblo mediante su democracia socialista y el control estatal. Lenin no se cansa nunca de remarcar el primero, y en este momento de su aportación a la teoría marxista del Estado también recalca el segundo: </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">«Contabilidad y control: eso es <i>lo principal</i> que se necesita para “poner a punto” y hacer que funcione bien <i>la primera fase</i> de la sociedad comunista. En ella, <i>todos</i> los ciudadanos se convierten en empleados a sueldo del Estado, que no es otra cosa que los obreros armados. <i>Todos</i> los ciudadanos pasan a ser empleados y obreros de <i>un solo </i>“consorcio” del Estado, de todo el pueblo. El quid de la cuestión está que trabajen por igual, observando bien la medida del trabajo, y reciban por igual. El capitalismo <i>ha simplificado </i>en extremo la contabilidad y el control de esto, reduciéndolos a operaciones extraordinariamente simples de inspección y anotación […] Cuando <i>la mayoría </i>del pueblo comience a llevar por su cuenta y en todas partes esa contabilidad, ese control sobre los capitalistas (que entonces se convertirán en empleados) […] aprendan a gobernar <i>por sí mismos </i>el Estado […] desde ese momento empezará a desaparecer la necesidad de toda gobernación en general. Cuanto más completa sea la democracia, más cercano estará el momento en que deje de ser necesaria. Cuanto más democrático sea el “Estado”, compuesto de obreros armados, y que “no será ya un Estado en el verdadero sentido de la palabra”, con tanta mayor rapidez comenzará a extinguirse <i>todo</i> Estado»<a href="#_ftn210" name="_ftnref210" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref210"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[210]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Para que pueda avanzarse de la fase primera del comunismo, o fase socialista al comunismo pleno, completo, es necesario un desarrollo superlativo de las fuerzas productivas y un cambio definitivo en las relaciones de producción. El objetivo es lograr una reducción máxima posible y racional del tiempo de trabajo necesario, ya que para entonces se habrá extinguido el trabajo asalariado, explotado. El dominio científico de la ley de la productividad del trabajo social, la ley del mínimo esfuerzo o la ley del ahorro de tiempo y energía, que vienen a decir lo mismo, acelera el desarrollo de la segunda fase del comunismo. Sobre estas cuestiones centrales rozamos un debate en el que no podemos extendernos: la reintegración de la especie humana en la naturaleza, o la recuperación del «intercambio metabólico con la naturaleza»<a href="#_ftn211" name="_ftnref211" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref211"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[211]</span></span></span></span></span></a>, que será tan rápida o lenta según sea el avance al eco-socialismo y después al eco-comunismo. Todo dependerá de la conciencia del pueblo, de sus medios democrático-socialistas para aplicar medidas tajantes contra el acelerado deterioro socioecológico<a href="#_ftn212" name="_ftnref212" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref212"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[212]</span></span></span></span></span></a>, y de la fuerza pedagógica de su Estado para avanzar en esta dirección: la crisis socioecológica no destruirá al capitalismo<a href="#_ftn213" name="_ftnref213" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref213"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[213]</span></span></span></span></span></a>, sólo la revolución socialista lo hará.</span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">La reunificación del trabajo intelectual con el trabajo manual es una prioridad que Lenin plantea para asegurar y acelerar la extinción del Estado ya que así «deja de existir una de las fuentes más importantes de la desigualdad <i>social</i> contemporánea, una fuente que en modo alguno puede ser suprimida de golpe por el solo hecho de que los medios de producción pasen a ser propiedad social, por la sola expropiación de los capitalistas»<a href="#_ftn214" name="_ftnref214" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref214"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[214]</span></span></span></span></span></a>. Quiere esto decir que la escisión mente/mano tiene causas históricas anteriores a la explotación capitalista, al igual que sucede con el patriarcado y con la opresión de un pueblo por otro, que hunden sus raíces en los orígenes de la propiedad privada. Ahora entendemos mejor la insistencia de Lenin en la revolución cultural antiburocrática arriba defendida, inserta en otra serie de medidas como la lucha contra la opresión de la mujer y la opresión nacional, etcétera. Y Lenin precisa aún más: </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">«Esta expropiación dará <i>la posibilidad</i> de desarrollar las fuerzas productivas en proporciones gigantescas. Y al ver cómo <i>retrasa</i> el capitalismo ya hoy, de modo increíble, este desarrollo y cuánto podríamos avanzar sobre la base de la técnica moderna ya lograda, tenemos derecho a decir con la mayor certidumbre que la expropiación de los capitalistas originará inevitablemente un desarrollo gigantesco de las fuerzas productivas de la sociedad humana. Lo que no sabemos<i> ni</i> <i>podemos</i> saber es la rapidez con que avanzará ese desarrollo, la rapidez con la que llegará a romper con la división del trabajo, a suprimir el contraste entre el trabajo intelectual y el manual, a convertir el trabajo en “la primera necesidad vital”»<a href="#_ftn215" name="_ftnref215" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref215"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[215]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Lenin no es determinista, siempre piensa en la unidad y lucha de contrarios, en la acción consciente guiada por una teoría revolucionaria que puede vencer o ser vencida: por tanto insiste en «<i>la posibilidad</i>» de un incremento gigantesco de las fuerzas productivas si se interviene según un plan coherente. Y siempre compara es<i> posibilidad</i> con la realidad capitalista para disponer así de una visión lo más objetiva posible de la dinámica social. Tiene toda la razón cuando afirma que el capitalismo retrasa de modo increíble el desarrollo de la ciencia natural y social<a href="#_ftn216" name="_ftnref216" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref216"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[216]</span></span></span></span></span></a>, como se está demostrando en la actual crisis en la que la burocracia y la falta de inversiones estatales paralizan la investigación científica<a href="#_ftn217" name="_ftnref217" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref217"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[217]</span></span></span></span></span></a>, y sobre todo en que son las necesidades ciegas del beneficio burgués las que imponen qué y para qué se investiga, condenando al olvido proyectos que pueden beneficiar a los pueblos una vez que la praxis científico-crítica se libere del patrón<a href="#_ftn218" name="_ftnref218" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref218"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[218]</span></span></span></span></span></a> imperialista. Ahora comprendemos también el porqué de su insistencia en la formación en el método dialéctico cada día más necesario para recuperar el poder revolucionario de la ciencia, cuando la crisis socioecológica confirma que existen «puntos de vuelco» que pueden originar «cambios bruscos en muy poco tiempo»<a href="#_ftn219" name="_ftnref219" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref219"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[219]</span></span></span></span></span></a> haciéndola incontrolable. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Sobre la base material y cultural de un gigantesco desarrollo de la productividad del trabajo y de otras relaciones sociales de producción basadas en «personas nuevas», sobre esta realidad se podrá avanzar de la posibilidad a la probabilidad de que: </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">«El Estado podrá extinguirse por completo cuando la sociedad aplique la regla: “De cada cual, según sus capacidad; a cada cual, según sus necesidades”; es decir, cuando los hombres estén ya tan habituados a observar las normas fundamentales de convivencia y cuando su trabajo sea tan productivo que trabajen voluntariamente <i>según su capacidad</i>. “El estrecho horizonte del derecho burgués”, que obliga a calcular con la insensibilidad de un Shylock para no trabajar ni media hora más que otro ni percibir menos salario que otro, este estrecho horizonte será entonces rebasado. La distribución de los productos no requerirá entonces que la sociedad regule la cantidad de ellos que habrá de de recibir cada uno; todo individuo podrá tomarlos libremente “según sus necesidades”»<a href="#_ftn220" name="_ftnref220" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref220"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[220]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Lenin se adelanta a las befas y mofas ridiculizantes de la burguesía contra este proyecto nada utópico, y les responde con argumentos que sorprender por su actualidad: </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">«A ningún socialista se le ha ocurrido “prometer” la llegada de la fase superior de desarrollo del comunismo; y <i>la previsión </i>de los grandes socialistas de que esta fase ha de advenir presupone una productividad del trabajo que no es la actual y hombres <i>que no son los actuales </i>filisteos, capaces -como los seminaristas de Pomialovski- de dilapidar “a tontas y a locas” los depósitos de la riqueza social y pedir lo imposible. </span></span></span></p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">»Mientras llega la fase “superior” del comunismo, los socialistas exigen <i>el más riguroso </i>control por parte de la sociedad y <i>por parte del Estado</i> sobre la medida de trabajo y la medida de consumo. Pero este control ha de <i>comenzar </i>por la expropiación de los capitalistas, por el control de los obreros sobre los capitalistas, y no debe efectuarlo un Estado de burócratas, sino el Estado <i>de los obreros armados</i>»<a href="#_ftn221" name="_ftnref221" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref221"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[221]</span></span></span></span></span></a>. </span></span></span></p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">El consumismo compulsivo es una necesidad del sistema capitalista para incrementar las ventas y los beneficios<a href="#_ftn222" name="_ftnref222" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref222"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[222]</span></span></span></span></span></a>, pero en el socialismo se hará una pedagogía sistemática para no dilapidar a tontas y a locas los recursos sociales y naturales. Mucho antes de que el primer informe del Club de Roma en 1972 sobre los límites del crecimiento advirtiera oficialmente de la necesidad de vigilar el consumo global, el planteamiento comunista era tajante al respecto. Mientras que el capitalismo necesita el aturdimiento consumista<a href="#_ftn223" name="_ftnref223" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref223"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[223]</span></span></span></span></span></a>, al socialismo le urge además de actualizar las aportaciones del Che sobre el «hombre nuevo», también la crítica de la «conciencia infeliz» y de la «desublimación represiva» realizada por Marcuse<a href="#_ftn224" name="_ftnref224" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref224"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[224]</span></span></span></span></span></a>, además de otras investigaciones, pero sobre todo debe atender la decisiva cuestión de las «necesidades»<a href="#_ftn225" name="_ftnref225" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref225"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[225]</span></span></span></span></span></a>, del «ser humano rico en necesidades», en plural. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Decimos que las necesidades son plurales porque además de surgir del metabolismo socionatural, también aumentan con el desarrollo colectivo, siempre sobre una base de necesidad biológica y natural objetiva que nunca ha negado el marxismo y que ha sido malinterpretada por ciertos analistas que le acusan de «cínica mirada determinista»<a href="#_ftn226" name="_ftnref226" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref226"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[226]</span></span></span></span></span></a>. Las «necesidades burguesas» son creadas por el capital, pero las necesidades humanas que siempre son colectivas, son parte del proceso social de trabajo creativo y libre en respuesta a la necesidad objetiva. La primera fase del comunismo, la socialista, ha de agilizar la interacción entre la producción de necesidades y las necesidades de la producción<a href="#_ftn227" name="_ftnref227" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref227"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[227]</span></span></span></span></span></a>, en una sociedad en la que ya se ha expropiado al capitalismo y por tanto se estrecha la relación consciente entre necesidades y valor de uso. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">De todas las acepciones del concepto de «necesidad», en las duras condiciones de verano de 1917 Lenin da más importancia a la que hace hincapié en el proceso por el cual los sectores sociales menos concienciados, los más reaccionarios y egoístas, los capitalistas, truhanes y señoritos, serán convencidos de la necesidad de observar las nuevas reglas socialistas: </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">«Porque cuanto<i> todos</i> hayan aprendido a dirigir y dirijan en realidad por su cuenta la producción social; cuando hayan aprendido a efectuar la contabilidad y el control de los haraganes, de los señoritos, de los truhanes y demás “depositarios de las tradiciones del capitalismo”, escapar a esta contabilidad y control, realizados por la totalidad del pueblo, será sin remisión algo tan inaudito y difícil, una excepción tan rara, y suscitará seguramente una sanción tan rápida y severa (pues los obreros armados son gente práctica y no intelectualillos sentimentales, y será poco probable que permitan a nadie jugar con ellos), que <i>la necesidad</i> de observar las reglas fundamentales, nada complicadas, de toda convivencia humana se convertirá muy pronto en <i>una costumbre.</i></span></span></span></p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">»Y entonces se abrirán de par en par las puertas para pasar de la primera fase de la sociedad comunista a su fase superior, a la extinción completa del Estado»<a href="#_ftn228" name="_ftnref228" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftnref228"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">[228]</span></span></span></span></span></a><span class="Refdenotaalpie1" style="vertical-align:super"><span style="vertical-align:baseline">.</span></span></span></span></span></p>
<p style="margin-left:36px; text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Iñaki Gil de San Vicente</span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Euskal Herria, 19 de febrero de 2015 </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">2.- </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"> TREINTA TESIS SOBRE GUERRA IMPERIALISTA </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Tesis 1. Existen leyes naturales objetivas insalvables para la especie humana que determinan en última instancia los límites de los modos de producción e imponen fronteras de existencia que deben ir siendo superadas en la medida de lo posible, para que en el mismo momento de su superación toparse en ese instante con otra u otras fronteras anteriormente desconocidas y tal vez más inalcanzables. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Tesis 2. La dialéctica de lo que llamamos «guerra» es parte de este devenir y su contradicción interna, es decir, guerra justa/guerra injusta, es la expresión máxima alcanzable en todo régimen explotador del problema existencial del control de la economía del tiempo, de uso irracional de los recursos energéticos o, por el contrario, de la planificación y de la racionalidad del ahorro de energía. Es decir, de la planificación socialista que antecede al comunismo. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Tesis 3. La «guerra» no ha existido siempre. Ciñéndonos a la antropogenia, nuestra especie ya traía por la evolución anterior una capacidad de autodefensa y ataque que, muy en síntesis, se suele definir como capacidad de control colectivo e individual de la agresividad. Los actos de agresividad, conflicto y hasta violencia constatados por la arqueología no eran ni podían ser «guerras». </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Tesis 4. No existe el «gen asesino» como dicen los reaccionarios fascistas y militaristas negando toda evidencia científica. En el comunismo primitivo no había ni podía haber «guerras» porque no existían aún contradicciones suficientes como para que surgiera un poder capaz de organizar estructuras especializadas en sostener conflictos de alta letalidad y larga duración para las condiciones productivo-reproductivas de la época. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Tesis 5. La «guerra» surge con el avance del modo de producción tributario, es decir conforme surge la agricultura y ganadería estabulada, etc., en forma de propiedad privada. La «guerra» es inseparable de la explotación patriarcal. Las ciudades-Estados y los imperios tributarios necesitaban de burocracias para varias tareas: asegurar y controlar la producción y el mercado; concentrar el excedente en una minoría; llevar la contabilidad y administrar las reservas; potenciar el comercio; garantizar el orden interno y la explotación de mujeres y esclavos, e imponerse en el orden externo para ampliar las riquezas mediante el saqueo y la obtención de esclavas y esclavos. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Tesis 6. Los ejércitos van surgiendo en esta fase que podemos dar por definitiva alrededor de hace +/- 6000, según las zonas. Las guerras de la antigua Sumer, Mesopotamia, Egipto, India, China, llamadas «guerras tributarias», podían causar devastaciones y crímenes atroces. Las guerras son, como se ve, inseparables de la propiedad y del Estado que la protege e impulsa. La aparición de las guerras va exigiendo la formación paralela primero de una casta cada vez más dedicada a ello, a organizar el ejército y sus equipos imprescindibles, y después, siglos más tarde, de una clase social dominante que usa a esa casta transformada en militares de oficio, para dominar interna y externamente. También van surgiendo las primeras doctrinas militares que a la vez son decisiones políticas funcionales a las necesidades económicas. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Tesis 7. Insistimos en que, de todos modos, pese al impacto cualitativo de la propiedad privada, del dinero y del mercado, del Estado y de la violencia organizada en forma de guerra, pese a esto, existen leyes naturales objetivas que enlazan inevitablemente las violencias a lo largo de la antropogenia hasta el presente, siendo la decisiva el siempre crucial problema del ahorro de energía y de la obtención de recursos básicos, como hemos dicho. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Tesis 8. Las determinaciones naturales objetivas, como la energía, el tiempo, el espacio, el clima, los recursos naturales incluida la población amiga o enemiga, etc., pueden ser más o menos controladas y reducidas por las fuerzas productivo-reproductivas generadas por los modos de producción y por sus formaciones económico-sociales, pero a pesar de ello siempre estarán ahí porque forman la materialidad del mundo. </span></span></span></p>
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<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Tesis 9. Peor aún, al aumentar las tensiones múltiples provocadas por la propiedad privada, aumentan las determinaciones sociales que se unen a las naturales ya vistas. La práctica de tierra quemada, de envenenamiento de pozos y de comida, el desvío de cauces de agua, provocación de traiciones y revueltas en la retaguardia del enemigo, el corte de sus vías de comunicación y comercio, etc., además del permanente incremento de la letalidad de las armas y de su modo de empleo como en el capitalismo contemporáneo, capaces de aniquilar la vida en el planeta. </span></span></span></p>
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<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Tesis 10. La Tierra y la biodiversidad tienen una «capacidad de carga», de absorción y reciclaje de los desastres provocados por las contradicciones sociales de los modos de producción explotadores: hambrunas, saqueos, incendios, migraciones, matanzas, desertizaciones, propagación de plagas y enfermedades llevadas por los invasores, exterminios de culturas y pueblos, imperialismo ecológico, etc. Como veremos, el capitalismo y la guerra imperialista han llevado esta capacidad de carga al filo del desastre. </span></span></span></p>
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<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Tesis 11. Por tanto, a partir de la propiedad privada, esta necesidad objetiva insoslayable es transitoriamente resuelta con la explotación interna, o sea, mediante la guerra social, con la ley de la productividad del trabajo dirigida por la clase dominante con el apoyo de su Estado, y con el ejército en su doble tarea: represión en la guerra social interna, y guerra externa defensiva u ofensiva. La dialéctica entre guerra social y guerra bélica ha de ser analizada en cada fase de la lucha de clases y de las contradicciones interestatales. </span></span></span></p>
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<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Tesis 12. La economía tributaria y su forma de guerra se sostenían sobre la brutal guerra social interna del campesinado empobrecido, sobre todo de la mujer y de la esclavitud, así como en los tributos impuestos a los Estados vencidos o débiles que pagaban para no ser esclavizados. Ello le permitió crear grandes imperios con Estados centralizados, con ejércitos muy efectivos basados sobre todo en las armas de bronce, en la colaboración de armas incluidas las de asedio, en la marina, en redes logísticas muy efectivas, en almacenes, en correos rápidos, en sobornos, espionaje y diplomacia. Era una civilización guerrera, como toda civilización basada en la explotación aunque su violencia no podía aún desarrollar la sofisticada brutalidad imperialista. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Tesis 13. La mayoría de los imperios tributarios se hundieron, en resumen, porque su economía y su ejército no pudieron contener las luchas de clases internas, las sublevaciones de los pueblos oprimidos y la aparición de ejércitos enemigos más poderosos. Algunos porque también habían desertizado la tierra. Además, los ejércitos atacantes tenían ventajas decisivas: empleaban más armas de hierro que de bronce, usaban mejor los caballos y los arcos, no dependían tanto de la logística y por lo general eran más «democráticos» para la época que los tributarios. Como en la economía, la ventaja tecnológica puede ser decisiva al menos mientras no se ha generalizado entre los bandos enemigos. Por eso los Estados protegían y protegen sus tecnologías secretas para mantener esa superioridad.</span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Tesis 14. Pero el modo de producción tributario y su forma de guerra tenían una debilidad estructural que daría la victoria al modo de producción esclavista grecolatino, más pequeño geográficamente, que en condiciones excepcionales pudo dar un salto cualitativo integrando en una totalidad nueva muchos de los avances anteriores, dando vida a la «democracia esclavista» en la que la mujer era simple paridora de soldados. Lo decisivo era que, salvando todas las distancias, surgió una especie de «clase mercantil», de campesinos y artesanos con mucha más iniciativa y libertad esclavista que en los autoritarios imperios tributarios. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Tesis 15. Esa libertad se sostenía en una economía mercantil expansiva, con una cultura política abierta a las presiones incluso revolucionarias del pueblo libre patriarcal y esclavista, con una la buena artesanía para copar mercados, con una escritura alfabética y, lo que es decisivo, con una política financiera y monetaria no atada a los caprichos del rey tributario sino a la expansión primero económica y luego militar. La civilización grecorromana se expandió sobre la explotación económica y la guerra llevada a niveles de atrocidad. Las dos formaban una. </span></span></span></p>
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<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Tesis 16. La guerra esclavista es un resultado de todo ello y uno de sus sostenes durante siglos. Necesitó tiempo para crearse porque a la vez se tenía que crear un Estado muy diferente al tributario capaz de organizar la compleja estructura necesaria para ese ejército, y no era fácil crearlo, pero incluso no siendo óptimo, era superior al tributario. Eso hizo que por debajo de la falange griega y macedónica, y de la legión romana, existiera una lógica común: el soldado voluntario o a sueldo procedente del campesinado y artesanado libres, que luchan conscientemente en defensa de su pequeña propiedad y de su cultura, a pesar de las diferencias clasistas en el ejército en beneficio casi siempre de las clases más ricas. </span></span></span></p>
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<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Tesis 17. Comparada con los ejércitos tributarios, la población libre esclavista tenía intereses propios que defender, y a veces hasta se permitían el lujo de armar a los esclavos para que lucharan con ellos contra el enemigo del amo. La población libre aceptaba la dura disciplina militar y a veces participaba en asambleas para defender sus intereses propios, porque sabía que así obtendría más beneficios que con la obediencia basada en tener más miedo al propio mando que al enemigo.</span></span></span></p>
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<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Tesis 18. Cuando las bases socioeconómicas grecorromanas se fueron debilitando, era tan grande la ventaja administrativa y militar lograda que por sí misma mantuvo una estructura que compensaba la imparable caída socioeconómica. Una cualidad suya era aprender de las derrotas e integrar en su doctrina muchas de las ventajas técnicas de los ejércitos a los que terminaba venciendo. Sufrió derrotas, desde luego, pero esas mejoras retrasaron su hundimiento durante muchos siglos. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Tesis 19. La casi total desaparición de la economía dineraria y del mercado en Europa occidental, así como la irrupción de pueblos en armas germánicos y de Asia Central supuso una vivificación de las libertades, la creación de poderes militares y comunas autodefendidas. La irrupción del estribo en el siglo IX incrementó la superioridad de las clases dominantes porque se multiplicó la letalidad de la caballería contra la infantería. La Iglesia apoyó todo lo que pudo al feudalismo, como la prohibición de la ballesta en 1139, arma democrática por excelencia y por eso mortal para el feudalismo. Los señores podían usarla, los campesinos eran excomulgados sin la usaban.</span></span></span></p>
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<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Tesis 20. La economía mercantil creció mucho en el siglo XIII aumentando la explotación social agravada por una crisis alimentaria, de modo que para el s. XIV se multiplicaron las resistencias, conflictos y sublevaciones campesinas y urbanas. Es poco lo que se conoce de esta fase de guerra social compleja porque el feudalismo silenciaba y falsificaba todo lo posible las luchas de los y las explotadas. Los señores feudales no tenían tropas especializadas en la represión de la lucha de clases, por lo que las masacres eran directas y sin tapujos, como en las pocas batallas campales que se libraron desde el siglo VIII en adelante. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Tesis 21. Las tensiones creadas por la crisis azuzaron la modernización de los ejércitos feudales también para guerras exteriores mejorando los barcos, cañones y armas de pólvora desde el siglo XIII. Los costos aumentaban por lo que la guerra medieval buscaba ocupar las mejores tierras y ciudades del enemigo para arruinarlo, desarrollando los asedios. Los señores feudales acudían al llamado del rey con sus tropas. Según el sueldo, los mercenarios eran más o menos confiables. Más tarde aparecieron los batallones que obedecían sólo al rey. El débil «nacionalismo medieval» no podía crear ejércitos nacionales burgueses, cosa que empezaría a suceder lentamente desde el siglo XVII. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Tesis 22. Los primeros intentos revolucionarios burgueses fracasaron en el norte de Italia a finales del siglo XIV pero aumentaron hasta triunfar en los Países Bajos e Inglaterra en el siglo XVII, seguidas a finales del siglo XVIII por EEUU y Francia. La guerra medieval servía para exterminar a los pueblos que resistían al colonialismo desde finales del siglo XV, pero fracasó al final contra esas cuatro burguesías porque eran más fuertes en lo económico, político, militar e ideológico. La guerra medieval y su forma absolutista no pudieron aplastarlas, iniciándose así el desarrollo capitalista tras tomar el poder político-militar, lo que le permitió impulsar la cultura burguesa y la tecnociencia. </span></span></span></p>
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<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Tesis 23. . Desde las guerras coloniales protocapitalistas iniciadas a finales del siglo XV hasta las múltiples guerras imperialistas actuales, pasando por las contrarrevoluciones sanguinarias internas, la lógica militar burguesa es la misma en lo esencial: ejércitos que sean la materialización del fetichismo de la mercancía, es decir, que se vean a sí mismos como una prolongación física e ideológica de la ética del dinero, de la civilización del capital ubicado en su Estado-cuna colonialista o imperialista. Esta ética inhumana justifica todo salvajismo realizado en nombre de la propiedad burguesa, y a la vez todo gasto militar a costa de las clases y pueblos explotados. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Tesis 24. Marx dijo que el capitalismo vino al mundo chorreando sangre por todos sus poros, imponiendo la esclavitud asalariada mediante el hambre, saqueando y exterminando pueblos. Su fuerza decisiva era y es la simbiosis entre plusvalía, Estado, guerra y tecnociencia, en la que el factor decisivo es siempre la búsqueda desesperada del máximo beneficio empresarial en el mínimo tiempo posible sin reparar en los efectos negativos. El Estado y su ejército, así como la tecnociencia, tienen una autonomía relativa muy restringida y sólo en cuestiones menores con respecto a la lógica del capital, que es la que dirige abierta o disimuladamente la totalidad del capitalismo como relación social de explotación. </span></span></span></p>
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<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Tesis 25. La «industria de la matanza de hombres» es la denominación empleada por Marx y Engels para entender la dialéctica entre Estado, guerra y tecnociencia bajo la dirección del capital para maximizar la ganancia. Es una industria de la muerte que, en primera instancia, produce beneficios a una facción burguesa, pero a medio y largo plazo debilita la economía porque vuelve destructivas e improductivas las industrias que fabrican bienes de producción, las que producen valor y ganancia. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Tesis 26. La burguesía recurre a la industria de la muerte cuando ya ha agotado las soluciones menos violentas para salir de las crisis cada vez más duras que le pudren internamente. Esta dinámica se va intensificando desde la segunda mitad del siglo XIX subiendo escalas de destrucción que le permitan reiniciar una fase expansiva de producción de valor. Ideólogos burgueses hablan de «destrucción creativa» para no tener que dar la razón al marxismo y a la dialéctica de fuerzas productiva/destructivas. Lo básico de la teoría de la crisis y del papel de la violencia en ella, aparece en los primeros textos marxistas, perfeccionándose conforme se agudiza la lucha de clases y las guerras de liberación anticolonialista y antiimperialista. </span></span></span></p>
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<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Tesis 27. La guerra burguesa demostró con el aplastamiento de la Comuna de París en 1871 que las diferencias interestatales y nacionales desaparecen cuando hay que aterrorizar a clase obrera y al campesinado para que no avancen al socialismo. Los imperialismos que se mataron mutuamente en la IGM, se unieron como hermanos para liquidar la revolución bolchevique desde 1917 hasta su implosión en 1991, lo cual no trajo la paz porque aún había y hay Estados que avanzan al socialismo y/o reafirman su independencia de Occidente. </span></span></span></p>
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<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Tesis 28. Ahora el imperialismo lanza sus violencias, desde sanciones hasta guerras externas y represiones internas, porque no encuentra salida a la tercera Gran Depresión iniciada en 2007 que tiene contenidos y contradicciones nuevas en comparación con las de 1873 y 1929. Recordemos que estas dos grandes crisis propiciaron las dos primeras guerras mundiales. Las muy peligrosas novedades de esta tercera aceleran la decadencia imperialista y fortalecen los rechazos, resistencias y proyectos internacionales con objetivos opuestos o contrarios a los imperialistas, emancipación que Occidente no tolera. </span></span></span></p>
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<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Tesis 29. Como en crisis anteriores, ahora Occidente pone a máxima presión la industria de la matanza humana, y amplía sus objetivos contra toda la humanidad explotada, lo que nunca había hecho antes. Endurece la guerra social contra su propia clase trabajadora y contra la de los Estados vasallos y sumisos; endurece las guerras bélicas abiertas y en proceso de abrirse contra los pueblos dignos, y prepara a grandes voces un irracional camino a la muerte al exigir la rendición incondicional de muchos Estados, sobre todo de Rusia, China Popular, Irán, Venezuela, Cuba… </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">Tesis 30. El deliberado impulso del fascismo por decisivos sectores burgueses busca ampliar las bases de masas alienadas al irracional militarista. Ningún reformismo podrá detener el camino a otra guerra mundial con una letalidad inimaginable. Solamente lo logrará la lucha revolucionaria organizada en pos del socialismo y del comunismo. </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">IÑAKI GIL DE SAN VICENTE </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a">EUSKAL HERRIA 20 de mayo de 2024 </span></span></span></p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<p class="MsoFooter" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"> </p>
<div>
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<div id="ftn1">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref1" name="_ftn1" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn1"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[1]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú, 1986, tomo 33, p. 4. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn2">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref2" name="_ftn2" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn2"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[2]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 4<i>.</i></span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn3">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref3" name="_ftn3" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn3"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[3]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> J. Beinstein: <i>Cambios decisivos en el sistema global. Entre ilusiones y guerras desesperadas contra el tiempo, </i>31 de octubre de 2014 (<a href="http://www.lahaine.org/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.lahaine.org</a>). </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn4">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref4" name="_ftn4" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn4"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[4]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> M. Otte: <i>El crash de la información</i>, Ariel, Barcelona 2010, p.139. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn5">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref5" name="_ftn5" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn5"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[5]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> X. Arrizabalo Montoro: <i>Capitalismo y economía mundial</i>, IME, Madrid 2014, p. 192. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn6">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref6" name="_ftn6" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn6"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[6]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> G. Boffa: <i>La revolución rusa,</i> Era, 1976, volumen 2, p. 28.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn7">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref7" name="_ftn7" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn7"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[7]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> E. Toussaint: <i>Una </i><i>salida a favor de los pueblos</i>, 10 de octubre de 2011 (<span class="MsoHyperlink" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:blue"><span style="text-decoration:underline">www.cadtm.org</span></span></span>). </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn8">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref8" name="_ftn8" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn8"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[8]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> S. Levalle y L. Levin: <i>Entrevista a Rafael Alegría</i>, 30 de diciembre de 2010 (<a href="http://www.kaosenlared.net/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.kaosenlared.net</a>).</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn9">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref9" name="_ftn9" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn9"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[9]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> M. Lebowitz: «Construyendo el socialismo para el siglo XXI: la lógica del Estado», <i>Marx Ahora</i>, La Habana, nº 31/2011, p. 60. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn10">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref10" name="_ftn10" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn10"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[10]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="Caractresdenotedebasdepage" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"DejaVu Serif Condensed"" xml:lang="ES" xml:lang="ES"> ?</span></span></span>A. C. Dinerstein: «Recobrando la materialidad: el desempleo y la subjetividad invisible del trabajo», <i>El trabajo en debate,</i> Herramienta, Buenos Aires 2009, pp. 243-268.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn11">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref11" name="_ftn11" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn11"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[11]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"> ?</span> V. I. Lenin: <i>¿Qué hacer?, </i>Obras completas, Progreso, Moscú 1981, tomo 6, p.187. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn12">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref12" name="_ftn12" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn12"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[12]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> Iñaki Gil de San Vicente: «¿Por qué editar el <i>¿Qué hacer? </i>en Euskal Herria?», <i>¿Qué Hacer? Problemas fundamentales de nuestro movimiento,</i> Boltxe Liburuak, Bilbo 2014, pp. III-CIV</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn13">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref13" name="_ftn13" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn13"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[13]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"> ?</span> V. Strada: «La polémica entre bolcheviques y mencheviques sobre la revolución de 1905», <i>Historia del marxismo, </i>Bruguera, 1979, tomo 5, p. 170.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn14">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref14" name="_ftn14" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn14"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[14]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"> ?</span> J. Salem: <i>Lenin y la revolución</i>, Península, Barcelona 2009, pp. 39-52. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn15">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref15" name="_ftn15" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn15"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[15]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> N. Domínguez: <i>Los neandertales dividían el trabajo por sexos</i>, 18 de febrero de 2015 (<a href="http://www.elpais.com/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.elpais.com</a>). </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn16">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref16" name="_ftn16" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn16"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[16]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> C. Tupac: <i>Terrorismo y civilización,</i> Boltxe Liburuak, Bilbo 2012, pp. 165-258. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn17">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref17" name="_ftn17" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn17"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[17]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> B. S. Anderson y J. P. Zinsser: <i>Historia de las mujeres: una historia propia</i>, Crítica, Barcelona 1991, tomo I, p. 37. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn18">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref18" name="_ftn18" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn18"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[18]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> N. Sekunda: <i>El ejército persa 560-330 A. C.,</i> Osprey, Madrid 1994, p. 23.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn19">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref19" name="_ftn19" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn19"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[19]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> S. N. Kramer: <i>La historia empieza en Sumer,</i> Orbis, Biblioteca de la Historia, Barcelona 1985, pp. 53-61.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn20">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref20" name="_ftn20" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn20"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[20]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> Barry J, Kemp: «El Imperio Antiguo, el Imperio Medio y el Segundo Período Intermedio (c. 2686-1552 a. C.)», <i>Historia del Egipto Antiguo,</i> Crítica, Barcelona 1997, p. 113. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn21">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref21" name="_ftn21" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn21"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[21]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> F. J. Presedo: «El imperio antiguo»,<i> Gran Historia Universal,</i> Madrid 1986, tomo 3, pp. 166-168.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn22">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref22" name="_ftn22" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn22"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[22]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> B. G. Trigger: «Los comienzos de la civilización egipcia», <i>Historia del Egipto Antiguo,</i> Crítica, Barcelona 1997, pp. 170-172. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn23">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref23" name="_ftn23" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn23"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[23]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> D. Rafuls Pineda: <i>El Estado desde la edad antigua hasta la moderna, </i>mayo 2013 (<a href="http://www.nodo50.org/cubasigloxxi" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.nodo50.org/cubasigloxxi</a>). </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn24">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref24" name="_ftn24" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn24"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[24]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> Tucídides: <i>Historia de la guerra del Peloponeso, </i>Akal, Madrid 1989, pp. 124 y ss. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn25">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref25" name="_ftn25" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn25"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[25]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> A. J. Domínguez Monedero: «Los inicios del reinado de Alejandro III de Macedonia», <i>Desperta Ferro, </i>Madrid 2014, nº 27, pp. 6-12. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn26">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref26" name="_ftn26" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn26"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[26]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> A. Pérez Rubio: «La batalla del Gránico», <i>Desperta Ferro, </i>Madrid 2014, nº 27, pp. 14-20. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn27">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref27" name="_ftn27" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn27"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[27]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> M. I. Finley: <i>El nacimiento de la política,</i> Crítica, Barcelona 1986, p. 35.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn28">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref28" name="_ftn28" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn28"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[28]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> J. L. Murga: <i>Rebeldes a la república,</i> Ariel, Barcelona 1979, p. 118. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn29">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref29" name="_ftn29" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn29"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[29]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. Segrelles: <i>Armas que conmovieron el mundo,</i> AFHA, Barcelona 1973, tomo I, p. 40.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn30">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref30" name="_ftn30" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn30"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[30]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> P. Young: <i>Máquinas de guerra,</i> Grijalbo, Barcelona 1975, p. 32</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn31">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref31" name="_ftn31" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn31"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[31]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> P. Spufford: <i>Dinero y moneda en la Europa medieval</i>, Crítica, Barcelona 1991, pp. 502-502. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn32">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref32" name="_ftn32" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn32"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[32]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> P. Kriedte: <i>Feudalismo tardío y capitalismo mercantil</i>, Crítica, Barcelona 1991, p. 152. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn33">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref33" name="_ftn33" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn33"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[33]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> P. Kriedte: <i>Feudalismo tardío y capitalismo mercantil</i>, Crítica, Barcelona 1991, p. 170. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn34">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref34" name="_ftn34" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn34"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[34]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> S. Woolf: <i>La Europa napoleónica,</i> Crítica, Barcelona 1992, p. 139. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn35">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref35" name="_ftn35" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn35"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[35]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> D. Harvey: <i>El enigma del capital y las crisis del capitalismo,</i> Akal, Madrid 2012, pp. 170-172. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn36">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref36" name="_ftn36" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn36"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[36]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> N. Davidson: <i>Transformar el mundo</i>, Pasado&Presente, Barcelona 2013, p. 144. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn37">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref37" name="_ftn37" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn37"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[37]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> N. Davidson: <i>Transformar el mundo</i>, Pasado&Presente, Barcelona 2013, pp. 145-146. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn38">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref38" name="_ftn38" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn38"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[38]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> E. Toussaint: <i>La bolsa o la vida, </i>Ciencias Sociales, La Habana 2003, p. 212. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn39">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref39" name="_ftn39" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn39"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[39]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> A. de Swaan: <i>A cargo del Estado, </i>Pomare-Corredor, Barcelona 1992, pp. 68-140.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn40">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref40" name="_ftn40" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn40"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[40]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> I. Wallerstein: <i>El moderno sistema mundial. El triunfo del liberalismo centrista, 1789-1914</i>, tomo IV,<i> </i>Siglo XXI, México 2014, p. 132. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn41">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref41" name="_ftn41" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn41"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[41]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> M. Macnair: «Las lecciones de Erfurt: la Segunda Internacional ¿se basó en “partidos de toda la clase”?», 13 de octubre de 2013 (<a href="http://www.sinpermiso.info/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.sinpermiso.info</a><span class="MsoHyperlink" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:blue"><span style="text-decoration:underline"><span style="text-decoration:none"><span style="text-underline:none">).</span></span></span></span></span> </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn42">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref42" name="_ftn42" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn42"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[42]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> L. Raphael: <i>Ley y orden. Dominación mediante la administración en el siglo XIX, </i>Siglo XXI, Madrid 2008, pp. 31-64. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn43">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref43" name="_ftn43" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn43"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[43]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> L. Raphael: <i>Ley y orden. Dominación mediante la administración en el siglo XIX, </i>Siglo XXI, Madrid 2008, pp. 135-139.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn44">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref44" name="_ftn44" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn44"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[44]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. Serge: <i>Lo que todo revolucionario debe saber sobre la represión, </i>Boltxe Liburuak, Bilbo 2011. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn45">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref45" name="_ftn45" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn45"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[45]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> E. Toussaint: <i>La bolsa o la vida, </i>Ciencias Sociales, La Habana 2003, p. 222.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn46">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref46" name="_ftn46" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn46"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[46]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> R. Muchembled: <i>Una historia de la violencia,</i> Paidós, Madrid 2010, pp. 367-373. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn47">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref47" name="_ftn47" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn47"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[47]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> P. P. Portinaro: <i>Estado, </i>Nueva Visión, Buenos Aires 2003, pp. 86-90. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn48">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref48" name="_ftn48" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn48"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[48]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> C. A. MacKinnon: <i>Hacia una teoría feminista del Estado</i>, Feminismos, Madrid 1995, pp. 288 y ss. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn49">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref49" name="_ftn49" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn49"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[49]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> S. Federici: <i>La inacabada revolución feminista. Mujeres, reproducción social y lucha por lo común,</i> Desde Abajo, Bogotá 2014, pp. 17-20. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn50">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref50" name="_ftn50" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn50"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[50]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> F. Gargallo Celentani: <i>Feminismo desde Abya Yala, </i>Desde Abajo, Bogotá 2012, pp. 95-100.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn51">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref51" name="_ftn51" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn51"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[51]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> A. Cristóbal: «El estado-nación, la globalización y el imperialismo contemporáneo», <i>Marx Ahora,</i> La Habana, nº 4-5/1997/98, p. 250. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn52">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref52" name="_ftn52" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn52"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[52]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> Ch. Laval: 12 de marzo de 2013 (<a href="http://www.vientosur.info/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.vientosur.info</a>).</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn53">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref53" name="_ftn53" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn53"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[53]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> L. Panitch: 9 de febrero de 2015 (<a href="http://www.lahaine.org/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.lahaine.org</a>). </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn54">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref54" name="_ftn54" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn54"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[54]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> M. Husson: <i>El capitalismo en 10 lecciones</i>, Viento Sur, Madrid 2013, p. 243.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn55">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref55" name="_ftn55" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn55"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[55]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> K. Marx, <i>El Capital, </i>FCE, México, 1973, libro I, pp. 36-47. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn56">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref56" name="_ftn56" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn56"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[56]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> J. Pérez Royo: <i>Notas para una teoría materialista del Estado</i>, 21 de diciembre de 2013 (<a href="http://www.kmarx.wordpress.com/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.kmarx.wordpress.com</a>).</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn57">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref57" name="_ftn57" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn57"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[57]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> N. Kohan: <i>El fetichismo de la mercancía y su secreto, </i>4 de febrero de 2015 (<a href="http://www.lahaine.org/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.lahaine.org</a>). </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn58">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref58" name="_ftn58" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn58"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[58]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> L. Silva: <i>La alienación como sistema</i>, Alfdil Ediciones, Caracas, 1983, p. 323. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn59">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref59" name="_ftn59" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn59"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[59]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> N. Poulantzas: <i>Hegemonía y dominación en el Estado moderno</i>, PYP, nº 48, Argentina 1975, p. 49. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn60">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref60" name="_ftn60" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn60"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[60]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> N. Poulantzas: <i>Hegemonía y dominación en el Estado moderno</i>, PYP, nº 48, Argentina 1975, p. 51.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn61">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref61" name="_ftn61" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn61"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[61]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> N. Poulantzas: <i>Hegemonía y dominación en el Estado moderno</i>, PYP, nº 48, Argentina 1975, p. 52. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn62">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref62" name="_ftn62" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn62"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[62]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> R. Miliband: <i>El estado en la sociedad capitalista,</i> Siglo XXI, Madrid 1980, pp. 173-254.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn63">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref63" name="_ftn63" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn63"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[63]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> A. García Linera: <i>Estado, democracia y socialismo,</i> 19 de febrero de 2015 (<a href="http://www.rebelion.org/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.rebelion.org</a>). </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn64">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref64" name="_ftn64" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn64"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[64]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> F. Neumann: «Ansiedad y política», <i>Miedo y sociedad, </i>Edit. Escuela, Buenos Aires 1976, pp. 43-78.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn65">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref65" name="_ftn65" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn65"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[65]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> D. Rushkoff: <i>Coerción</i>, La libre de marzo, Barcelona 2001, p. 209. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn66">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref66" name="_ftn66" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn66"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[66]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 89.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn67">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref67" name="_ftn67" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn67"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[67]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 89.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn68">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref68" name="_ftn68" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn68"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[68]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> F. Gargallo Celentani, <i>Feminismo desde Abya Yala, </i>Desde Abajo, Bogotá 2012, p. 213. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn69">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref69" name="_ftn69" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn69"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[69]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú, 1986, tomo 33, p. 13. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn70">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref70" name="_ftn70" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn70"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[70]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 14. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn71">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref71" name="_ftn71" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn71"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[71]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 36. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn72">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref72" name="_ftn72" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn72"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[72]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> R. Miliband: <i>El estado en la sociedad capitalista,</i> Siglo XXI, Madrid 1980, p. 261.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn73">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref73" name="_ftn73" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn73"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[73]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 77. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn74">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref74" name="_ftn74" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn74"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[74]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> C. Santos Blázquez: «¿Por qué no arden las calles con una sociedad tan quemada? Movilizaciones en el Estado español en una época de recortes», <i>Intersticios,</i> vol. 7 (1) 2013, pp. 375-396. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn75">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref75" name="_ftn75" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn75"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[75]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> D. Losurdo: <i>La lucha de clases, </i>Viejo Topo, Barcelona 2014, p. 399. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn76">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref76" name="_ftn76" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn76"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[76]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> E. Sader: <i>Democratizar es desmercantilizar, </i>12 de septiembre 2013 (<a href="http://www.jornada.unam-mx/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.jornada.unam-mx</a><span class="MsoHyperlink" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:blue"><span style="text-decoration:underline"><span style="text-decoration:none"><span style="text-underline:none">).</span></span></span></span></span></span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn77">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref77" name="_ftn77" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn77"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[77]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> G. Sibertin-Blanc: «Ley de la población del capital, biopolítica de Estado, heteronomía de la política de clase», <i>Marx. Releer el Capital</i>, Akal, 2012, p.80.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn78">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref78" name="_ftn78" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn78"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[78]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> L. Gill: <i>Fundamentos y límites del capitalismo</i>, Trotta, Madrid 2002, p. 644. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn79">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref79" name="_ftn79" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn79"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[79]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> X. Arrizabalo: <i>Capitalismo y economía mundial</i>, IME, Madrid 2014, p. 479. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn80">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref80" name="_ftn80" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn80"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[80]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> E. Toussaint: <i>La bolsa o la vida, </i>Ciencias Sociales, La Habana 2003, pp. 204-208.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn81">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref81" name="_ftn81" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn81"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[81]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="Caractresdenotedebasdepage" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"DejaVu Serif Condensed"" xml:lang="ES" xml:lang="ES"> ? </span></span></span><span class="Caractresdenotedebasdepage" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"DejaVu Serif Condensed"" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="vertical-align:baseline">K. M</span></span></span></span>arx y F. Engels: «Carta a R. Meyer 19 de julio de 1893», <i>Cartas sobre El Capital,</i> Laia, 1974, p. 306.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn82">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref82" name="_ftn82" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn82"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[82]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="Caractresdenotedebasdepage" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"DejaVu Serif Condensed"" xml:lang="ES" xml:lang="ES"> ?</span></span></span> L. Mármora: <i>El concepto socialista de nación,</i> PYP, nº 96, Argentina 1986, pp. 98-116.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn83">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref83" name="_ftn83" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn83"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[83]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> S. Michale-Matsas: «El Estado, las reformas y la revolución en la época de la mundialización», <i>Marx Ahora</i>, La Habana, nº 11/2001, p. 60. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn84">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref84" name="_ftn84" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn84"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[84]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> A. Guerra Cabrera: <i>Estado, monopolio de la violencia y legitimidad, </i>27 de noviembre de 2014 (<a href="http://www.boltxe.info/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.boltxe.info</a>). </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn85">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref85" name="_ftn85" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn85"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[85]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> A. Piqueras: «Desafíos del trabajo como sujeto histórico en el capitalismo tardío declinante», <i>El colapso de la globalización,</i> El Viejo Topo, Barcelona 2011, pp. 237-238. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn86">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref86" name="_ftn86" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn86"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[86]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> A. Piqueras: «Desafíos del trabajo como sujeto histórico en el capitalismo tardío declinante», <i>El colapso de la globalización,</i> El Viejo Topo, Barcelona 2011, pp. 239-245. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn87">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref87" name="_ftn87" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn87"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[87]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> A. Portillo: <i>El papel del Estado, un muro para el cambio, </i>14 de enero de 2014 (<a href="http://www.rebelion.org/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.rebelion.org</a>). </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn88">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref88" name="_ftn88" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn88"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[88]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> M. Maiello y M. Romano: <i>Las fuerzas policiales y las ilusiones pacifistas en la izquierda,</i> 28 de diciembre de 2013 (<a href="http://www.ips.org.ar/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.ips.org.ar</a>). </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn89">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref89" name="_ftn89" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn89"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[89]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> Carmela Domage y L. Allúe: <i>La Autodefensa Comunitaria, </i>22 de mayo de 2014 (<a href="http://www.lahaine.org/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.lahaine.org</a>).</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn90">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref90" name="_ftn90" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn90"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[90]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> MUS e IS: <i>En defensa del derecho del Pueblo a la autodefensa</i>, 13 de febrero de 2014 (<a href="http://www.rebelion.org/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.rebelion.org</a>).</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn91">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref91" name="_ftn91" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn91"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[91]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> L. Rivera: <i>Los policías. ¿Trabajadores uniformados o perros de ataque de la burguesía?,</i> 12 de enero de 2012 (<a href="http://www.lahaine.org/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.lahaine.org</a>). </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn92">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref92" name="_ftn92" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn92"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[92]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> A. Neuberg: <i>La insurrección armada</i>, Boltxe Liburuak Bilbo, 2013, pp. 221-222. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn93">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref93" name="_ftn93" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn93"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[93]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> D. Guerin: <i>Fascismo y Gran Capital, </i>Fundamentos, Madrid 1973, pp. 61-94. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn94">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref94" name="_ftn94" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn94"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[94]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> Ch, Ockrent: <i>Secretos de Estado, </i>Planeta, Barcelona 1987, pp. 197 y ss. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn95">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref95" name="_ftn95" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn95"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[95]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> Th. Meyssan: <i>Sociedades secretas: lo que usted ignora sobre el Grupo de Bilderberg</i>, 17 de enero de 2012, (<a href="http://www.kaosenlared.net/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.kaosenlared.net</a>).</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn96">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref96" name="_ftn96" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn96"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[96]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> R. Herrera: «Sector de la defensa, sociedades militares privadas y poder de las altas finanzas», <i>El colapso de la globalización, </i>El Viejo Topo, Barcelona 2011, pp. 47-70. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn97">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref97" name="_ftn97" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn97"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[97]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> L. Pingeot-D. Torres: <i>La privatización de la seguridad</i>, 7 de diciembre de 2014 (<a href="http://www.sinpermiso.info/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.sinpermiso.info</a>). </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn98">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref98" name="_ftn98" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn98"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[98]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> A. Boron: <i>Invisibilizando golpes de Estado, </i>4 de enero de 2010 (<a href="http://www.rebelion.org/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.rebelion.org</a>). </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn99">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref99" name="_ftn99" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn99"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[99]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> C. Tupac: <i>Terrorismo y civilización, </i>Boltxe Liburuak, Bilbo 2012, pp. 405-430. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn100">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref100" name="_ftn100" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn100"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[100]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> I. M. Beobide Ezpeleta, L. I. Gordillo Pérez: <i>La naturaleza del Estado, </i>Tecnos, Madrid 2012, p. 113.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn101">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref101" name="_ftn101" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn101"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[101]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> I. M. Beobide Ezpeleta, L. I. Gordillo Pérez, <i>La naturaleza del Estado, </i>Tecnos, Madrid 2012, p. 124.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn102">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref102" name="_ftn102" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn102"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[102]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> I. M. Beobide Ezpeleta, L. I. Gordillo Pérez, <i>La naturaleza del Estado, </i>Tecnos, Madrid 2012, pp. 132-143. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn103">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref103" name="_ftn103" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn103"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[103]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> B. Kliksberg: <i>Seis falacias sobre el Estado, </i>4 de octubre de 2013 (<a href="http://www.rebelion.org/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.rebelion.org</a>). </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn104">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref104" name="_ftn104" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn104"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[104]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> O. Hurtado: <i>Los nuevos límites del Estado</i>, CORDES, Quito, Ecuador 1990, p. 374.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn105">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref105" name="_ftn105" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn105"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[105]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> O. Hurtado: <i>Los nuevos límites del Estado</i>, CORDES, Quito, Ecuador 1990, p. 375.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn106">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref106" name="_ftn106" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn106"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[106]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> O. Hurtado: <i>Los nuevos límites del Estado</i>, CORDES, Quito, Ecuador 1990, p. 377.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn107">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref107" name="_ftn107" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn107"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[107]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> L. Gallino: «Sociología del Estado», <i>Diccionario de sociología, </i>Siglo XXI, Madrid 1995, pp. 389-400.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn108">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref108" name="_ftn108" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn108"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[108]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> P. Marrone: «Los intentos de una nueva fundación: neoliberalismo, neoconstructivismo, comunitarismo», <i>El Poder. Para una historia de la filosofía política moderna</i>, Siglo XXI, Madrid 2007, pp. 387-401. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn109">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref109" name="_ftn109" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn109"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[109]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> C. Tupac: <i>Terrorismo y civilización, </i>Boltxe Liburuak, Bilbo 2012, pp. 430-439. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn110">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref110" name="_ftn110" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn110"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[110]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> S. J. Maresca (Coord.): <i>El Poder en la Sociedad Posmoderna, </i>Prometeo Libros, Buenos Aires 2011. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn111">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref111" name="_ftn111" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn111"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[111]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> B. Barnes: <i>La naturaleza del poder</i>, Edic. Pomares-Corredor, Barcelona 1990, pp. 186-193. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn112">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref112" name="_ftn112" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn112"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[112]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> E. Mandel: <i>El poder y el dinero, </i>Siglo XXI, México 1994, pp. 280-302. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn113">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref113" name="_ftn113" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn113"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[113]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 29. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn114">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref114" name="_ftn114" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn114"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[114]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, pp. 86-87.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn115">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref115" name="_ftn115" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn115"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[115]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 32. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn116">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref116" name="_ftn116" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn116"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[116]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 39. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn117">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref117" name="_ftn117" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn117"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[117]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 57. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn118">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref118" name="_ftn118" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn118"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[118]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 67. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn119">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref119" name="_ftn119" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn119"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[119]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> F. Engels: <i>Anti-Dühring</i>, Grijalbo, México 1968, p. 278. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn120">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref120" name="_ftn120" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn120"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[120]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> S. Garroni: «Marx, Estado y dimensión política», <i>Marx Ahora</i>, La Habana, nº 25/2008, p. 50. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn121">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref121" name="_ftn121" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn121"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[121]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 110. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn122">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref122" name="_ftn122" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn122"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[122]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 3.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn123">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref123" name="_ftn123" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn123"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[123]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 3.<i> </i></span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn124">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref124" name="_ftn124" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn124"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[124]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, pp. 33-34. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn125">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref125" name="_ftn125" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn125"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[125]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 11. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn126">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref126" name="_ftn126" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn126"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[126]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 30. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn127">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref127" name="_ftn127" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn127"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[127]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> R. Dunayevskaya: <i>Filosofía y revolución. De Hegel a Sartre y de Marx a Mao,</i> Siglo XXI, 2009, pp. 105-111. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn128">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref128" name="_ftn128" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn128"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[128]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> G. Labica: <i>A propósito de la problemática del Estado en «El Capital»</i>, 24 de marzo de 2014 (<a href="http://www.kmarx.wordpress.com/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.kmarx.wordpress.com</a>). </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn129">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref129" name="_ftn129" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn129"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[129]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>Cuadernos sobre el imperialismo. </i>Obras Completas, Progreso. Moscú 1985, tomo 28, p. 647. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn130">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref130" name="_ftn130" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn130"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[130]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> R. Miliband: «Estado», <i>Diccionario del pensamiento marxista</i>, Tecnos, Madrid 1984, p. 283. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn131">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref131" name="_ftn131" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn131"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[131]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> E. Dussel: <i>El último Marx (1863-1882) y la liberación latinoamericana</i>, Siglo XXI, Madrid 1990, pp.16-17. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn132">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref132" name="_ftn132" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn132"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[132]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> E. Dussel: <i>El último Marx (1863-1882) y la liberación latinoamericana</i>, Siglo XXI, Madrid 1990, p. 16. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn133">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref133" name="_ftn133" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn133"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[133]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> B. Ollman: «Algunas preguntas a los críticos de la edición de <i>El Capital de Engels</i>», <i>Marx Ahora</i>, nº 3/1997, pp. 193-194.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn134">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref134" name="_ftn134" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn134"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[134]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> I. Sáenz de Ugarte: <i>Entrevista con Tristram Hunt: «Marx entendió el capitalismo gracias a Engels»</i>, 15 de marzo de 2011 (<a href="http://www.lahaine.org/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.lahaine.org</a><span lang="ES" style="color:black" xml:lang="ES" xml:lang="ES">).</span></span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn135">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref135" name="_ftn135" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn135"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[135]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 86. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn136">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref136" name="_ftn136" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn136"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[136]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> J. Ferraro: <i>¿Traicionó Engels la dialéctica de Marx?,</i> Ítaca, México, 1998, pp. 177-282.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn137">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref137" name="_ftn137" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn137"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[137]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> Ch. Gilbert: <i>Dos años de “guerra económica”: una mirada retrospectiva al Estado venezolano</i>, 20 de diciembre de 2014 (<a href="http://www.boltxe.info/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.boltxe.info</a>). </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn138">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref138" name="_ftn138" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn138"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[138]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> K. Marx y F. Engels, <i>Manifiesto del Partido Comunista</i>, Obras Escogidas, Progreso, Moscú 197, tomo I, pp. 129-139.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn139">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref139" name="_ftn139" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn139"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[139]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> A. Woods: <i>El marxismo y el Estado, </i>25 de octubre de 2010 (<a href="http://www.luchadeclases.org/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.luchadeclases.org</a>). </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn140">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref140" name="_ftn140" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn140"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[140]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"> ?</span> R. Dunayevskaya: <i>El poder de la negatividad,</i> <i>Escritos sobre la dialéctica en Hegel y Marx,</i> Biblos, Buenos Aires 2010, p. 241. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn141">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref141" name="_ftn141" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn141"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[141]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> Ch, Wright: «Crítica a El Estado y la Revolución»,<i> Herramienta</i>, Buenos Aires, nº 21 primavera/verano de 2002-2003, pp. 97-110. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn142">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref142" name="_ftn142" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn142"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[142]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> Iñaki Gil de San Vicente: <i>El marxismo como teoría matriz, </i>Trinchera, Caracas 2011. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn143">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref143" name="_ftn143" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn143"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[143]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> R. Luxemburg: <i>La acumulación del capital, </i>Orbis, nº 18, Barcelona 1985, tomo II, pp. 114-125.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn144">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref144" name="_ftn144" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn144"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[144]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> Silvina Mª Romano: <i>La guerra como modo de vida (americano)</i>, 16 de febrero de 2015 (<a href="http://www.rebelion.org/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.rebelion.org</a>).</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn145">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref145" name="_ftn145" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn145"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[145]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, pp. 26-27. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn146">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref146" name="_ftn146" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn146"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[146]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, pp. 30-31. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn147">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref147" name="_ftn147" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn147"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[147]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>Acerca de la depuración del partido,</i> Obras Completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 44, pp. 125-126.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn148">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref148" name="_ftn148" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn148"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[148]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, pp. 79-80.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn149">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref149" name="_ftn149" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn149"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[149]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, pp. 50-51. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn150">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref150" name="_ftn150" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn150"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[150]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 80. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn151">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref151" name="_ftn151" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn151"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[151]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> N. Klein: <i>La doctrina del shock, </i>Paidós, Barcelona 2007, pp. 411 y ss. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn152">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref152" name="_ftn152" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn152"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[152]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, pp. 41-46. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn153">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref153" name="_ftn153" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn153"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[153]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> P. Campanario: «Hegemonía del poder social difuso», <i>El colapso de la globalización</i>. El Viejo Topo, Barcelona 2011, p. 357.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn154">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref154" name="_ftn154" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn154"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[154]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> E. Castilla: <i>Un debate sobre el Estado en los gobiernos posneoliberales</i>, 29 de noviembre de 2011 (<a href="http://www.ips.org.ar/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.ips.org.ar</a>).</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn155">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref155" name="_ftn155" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn155"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[155]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 120. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn156">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref156" name="_ftn156" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn156"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[156]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 59. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn157">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref157" name="_ftn157" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn157"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[157]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú, 1986, tomo 33, p. 60. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn158">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref158" name="_ftn158" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn158"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[158]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú, 1986, tomo 33, p. 88</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn159">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref159" name="_ftn159" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn159"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[159]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 93. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn160">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref160" name="_ftn160" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn160"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[160]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 91.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn161">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref161" name="_ftn161" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn161"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[161]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 40. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn162">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref162" name="_ftn162" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn162"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[162]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 42. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn163">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref163" name="_ftn163" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn163"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[163]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="text-align:justify; margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>Cuadernos sobre el imperialismo. </i>Obras Completas, Progreso, Moscú 1985, tomo 28, p. 668.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn164">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref164" name="_ftn164" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn164"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[164]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> E. Molina, «Estado, violencia y socialismo: una aproximación», <i>Marx Ahora</i>, La Habana, nº 33/2012, p. 90. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn165">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref165" name="_ftn165" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn165"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[165]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>Sobre las condiciones de admisión de nuevos militantes en el Partido,</i> Obras Completas, Progreso. Moscú, 1987, tomo 45, pp. 17-21.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn166">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref166" name="_ftn166" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn166"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[166]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>Más vale poco y bueno,</i> Obras Completas, Progreso. Moscú 1987, tomo 45, pp. 405-422. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn167">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref167" name="_ftn167" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn167"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[167]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> E. H. Carr: <i>La revolución bolchevique (1917-1923), </i>Alianza Universal, Madrid 1974, tomo 2, pp. 281-291. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn168">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref168" name="_ftn168" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn168"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[168]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> R. Keeran/Th. Kenny: <i>El socialismo traicionado,</i> El Viejo Topo, Barcelona 2014, pp. 73-97.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn169">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref169" name="_ftn169" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn169"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[169]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> J. Fontana: <i>Por el bien del imperio, </i>Pasado&Presente, Barcelona 2013, pp. 659-705. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn170">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref170" name="_ftn170" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn170"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[170]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>Contribución al problema de las naciones o sobre la «autonomización»</i>, Obras completas, Progreso, Moscú, 1987, tomo 45, pp. 372-378. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn171">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref171" name="_ftn171" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn171"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[171]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>Carta a Stalin, Obras completas, Progreso, </i>Moscú, 1987, tomo 45, pp. 355-356. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn172">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref172" name="_ftn172" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn172"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[172]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El significado del materialismo militante, </i>Obras completas, Progreso, Moscú 1987, tomo 45, pp. 24-34.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn173">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref173" name="_ftn173" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn173"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[173]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>Sobre las cooperativas de consumo y producción,</i> Obras completas, Progreso. Moscú 1987, tomo 45, pp. 392-393.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn174">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref174" name="_ftn174" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn174"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[174]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú, 1986, tomo 33, p. 93. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn175">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref175" name="_ftn175" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn175"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[175]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El significado del materialismo militante, </i>Obras completas, Progreso. Moscú 1987, tomo 45, p. 34.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn176">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref176" name="_ftn176" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn176"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[176]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> H. Sabel: <i>Lenin y la emancipación de la mujer: una revisión marxista y feminista</i>, 17 de enero de 2015 (<a href="http://www.boltxe.info/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.boltxe.info</a>). </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn177">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref177" name="_ftn177" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn177"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[177]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> Elisa: <i>Feminismo de clase, para la clase y en la clase, </i>11 de noviembre de 2014 (<a href="http://www.redroja.net/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.redroja.net</a>). </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn178">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref178" name="_ftn178" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn178"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[178]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> K. Nkrumah: <i>Neocolonialismo, última etapa del imperialismo</i>, Siglo XXI, 1966. p. 204.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn179">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref179" name="_ftn179" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn179"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[179]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> F. Claramunt: <i>La guerrilla feminista que combate al Estado Islámico</i>, 21 de octubre de 2014 (<a href="http://www.kaosenlared.net/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.kaosenlared.net</a>). </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn180">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref180" name="_ftn180" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn180"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[180]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> J. Guilaine-J. Zammit: <i>El camino de la guerra. La violencia en la prehistoria, </i>Ariel, Barcelona 2002, pp. 175-210.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn181">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref181" name="_ftn181" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn181"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[181]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> Diana Grajales: <i>Feminismo marxista y revolucionario: «Nosotras las guerrilleras ¿Trofeos de guerra?»</i>, 14 de enero de 2014 (<a href="http://www.rosa-blindada.info/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.rosa-blindada.info</a>). </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn182">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref182" name="_ftn182" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn182"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[182]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> F. Gracia Alonso: <i>La guerra en la Protohistoria. Héroes, nobles, mercenarios y campesinos,</i> Ariel, Barcelona 2003, pp. 95-161. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn183">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref183" name="_ftn183" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn183"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[183]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 19.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn184">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref184" name="_ftn184" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn184"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[184]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> G. Novack: <i>Democracia y revolución</i>, Fontamara, Barcelona 1977, pp. 23-40. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn185">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref185" name="_ftn185" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn185"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[185]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> I. Mészáros: «Negación», <i>Diccionario del pensamiento marxista, </i>Tecnos, Madrid 1984, pp. 569-570. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn186">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref186" name="_ftn186" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn186"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[186]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> A. G. Spirkin: <i>Materialismo dialéctico y lógica dialéctica</i>, Grijalbo, México 1969, pp. 153-158.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn187">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref187" name="_ftn187" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn187"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[187]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> R. Dunayevskaya: «Diálogos sobre la dialéctica», <i>El poder de la negatividad</i>, Biblos, Buenos Aires 2010, p. 172. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn188">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref188" name="_ftn188" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn188"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[188]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> A. de Jay: <i>El Estado, </i>Alianza Universal, Madrid 1993, pp. 63-76.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn189">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref189" name="_ftn189" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn189"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[189]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 84. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn190">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref190" name="_ftn190" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn190"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[190]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 85.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn191">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref191" name="_ftn191" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn191"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[191]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 102. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn192">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref192" name="_ftn192" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn192"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[192]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, pp. 102-103. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn193">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref193" name="_ftn193" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn193"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[193]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> G. Foladori: <i>Entre la complejidad y la dialéctica de la naturaleza. Volviendo sobre los pasos de Engels,</i> Cuadernos del Caum, Madrid 1997, p. 8.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn194">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref194" name="_ftn194" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn194"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[194]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> J. Briggs y F. D. Peat: <i>Espejo y reflejo: del caos al orden</i>, Gedisa, 2001, p. 177.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn195">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref195" name="_ftn195" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn195"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[195]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 112. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn196">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref196" name="_ftn196" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn196"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[196]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 113.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn197">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref197" name="_ftn197" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn197"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[197]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, pp. 117-118. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn198">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref198" name="_ftn198" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn198"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[198]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> D. Rafuls Pineda: <i>Algunas apreciaciones de Lenin (1917-1918) acerca de los fundamentos económicos de la transición al socialismo</i>, enero 2007 (<a href="http://www.nodo50.org/cubasigloxxi" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.nodo50.org/cubasigloxxi</a>).</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn199">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref199" name="_ftn199" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn199"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[199]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> E. Mandel: <i>Crítica del eurocomunismo, </i>Fontamara, Barcelona 1978, p. 213.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn200">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref200" name="_ftn200" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn200"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[200]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> P. Craig Roberts: <i>El Estado policial es real, </i>13 de febrero de 2013 (<a href="http://www.rebelion.org/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.rebelion.org</a>). </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn201">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref201" name="_ftn201" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn201"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[201]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> Télam: <i>La represión en Ferguson y la militarización policial en Estados Unidos, </i>18 de noviembre de 2014 (<a href="http://www.rebelion.org/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.rebelion.org</a>). </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn202">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref202" name="_ftn202" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn202"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[202]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 94.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn203">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref203" name="_ftn203" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn203"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[203]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, pp. 94-95. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn204">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref204" name="_ftn204" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn204"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[204]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 95.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn205">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref205" name="_ftn205" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn205"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[205]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, pp. 95-96. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn206">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref206" name="_ftn206" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn206"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[206]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 96.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn207">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref207" name="_ftn207" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn207"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[207]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, pp. 96-97.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn208">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref208" name="_ftn208" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn208"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[208]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 97.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn209">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref209" name="_ftn209" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn209"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[209]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 101.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn210">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref210" name="_ftn210" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn210"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[210]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, pp. 103-104. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn211">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref211" name="_ftn211" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn211"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[211]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> J. Bellamy Foster: <i>Marx y la fractura en el metabolismo universal de la naturaleza</i>, 23 de diciembre de 2014 (<a href="http://www.marxismocritico.com/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.marxismocritico.com</a>). </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn212">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref212" name="_ftn212" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn212"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[212]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> D. Tanuro: <i>El GIEC lanza la voz de alarma, </i>12 de noviembre de 2014 (<a href="http://www.vientosur.info/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.vientosur.info</a>). </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn213">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref213" name="_ftn213" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn213"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[213]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> R. Keucheyan: <i>La revolución y no el cambio climático acabará con el capitalismo</i>, 20 de junio de 2014 (<a href="http://www.vientosur.info/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.vientosur.info</a>). </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn214">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref214" name="_ftn214" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn214"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[214]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 98. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn215">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref215" name="_ftn215" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn215"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[215]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 98.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn216">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref216" name="_ftn216" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn216"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[216]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> N. Mossadeq: <i>El Pentágono invierte en las ciencias sociales</i>, 17 de julio de 2014 (<a href="http://www.voltairenet.org/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.voltairenet.org</a>).</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn217">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref217" name="_ftn217" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn217"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[217]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> 4 de diciembre de 2014 (<a href="http://www.elpais.com/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.elpais.com</a>). </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn218">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref218" name="_ftn218" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn218"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[218]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> D. Aranda: <i>Ciencia sin patrón, </i>31 de julio de 2014 (<a href="http://www.rebelion.org/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.rebelion.org</a>). </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn219">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref219" name="_ftn219" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn219"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[219]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> E. Llopis: <i>La cuenta atrás hacia el desastre ambiental, </i>2 de febrero de 2015 (<a href="http://www.rebelion.org/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.rebelion.org</a>). </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn220">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref220" name="_ftn220" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn220"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[220]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 99. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn221">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref221" name="_ftn221" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn221"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[221]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 99.</span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn222">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref222" name="_ftn222" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn222"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[222]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> E. Logiudice: <i>El marxismo y el consumo,</i> 16 de octubre de 2013 (<a href="http://www.karlmarx.wordpress.com/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.karlmarx.wordpress.com</a>). </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn223">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref223" name="_ftn223" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn223"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[223]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> J. L. Berterretche: <i>El consumismo aturdido</i>, 25 de julio de 2013 (<a href="http://www.lahaine.org/" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline">www.lahaine.org</a>). </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn224">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref224" name="_ftn224" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn224"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[224]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> Marcuse: <i>El hombre unidimensional, </i>México 1968, pp. 77-103.</span></span></span></span></p>
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<div id="ftn225">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref225" name="_ftn225" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn225"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[225]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> I. Mészáros: «Naturaleza humana», <i>Diccionario del pensamiento marxista, </i>Tecnos, Madrid 1984, pp. 564-568. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn226">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref226" name="_ftn226" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn226"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[226]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> L. Doyal-I. Gough: <i>Teoría de las necesidades humanas, </i>Icaria, Madrid 1994, pp. 54-57. </span></span></span></span></p>
</div>
<div id="ftn227">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref227" name="_ftn227" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn227"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[227]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> L. Ballester: <i>Las necesidades sociales, </i>Síntesis, Madrid 1999, pp. 249-280. </span></span></span></span></p>
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<div id="ftn228">
<p style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><a href="#_ftnref228" name="_ftn228" style="font-family:"Times New Roman",serif; color:blue; text-decoration:underline" title="" id="_ftn228"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-family:"Liberation Serif",serif" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span class="Caracteresdenotaalpie" style="vertical-align:super"><span lang="ES" style="font-size:12.0pt" xml:lang="ES" xml:lang="ES"><span style="font-family:"Liberation Serif",serif"><span style="color:#00000a">[228]</span></span></span></span></span></span></a></span></span></span></p>
<p class="MsoFootnoteText" style="margin-top:3px; margin-bottom:3px"><span style="font-size:12pt"><span style="page-break-before:always"><span style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="color:#00000a"><span class="footnotereference" style="font-family:"Times New Roman",serif"><span style="vertical-align:super"> ?</span></span> V. I. Lenin: <i>El Estado y la revolución</i>, Obras completas, Progreso, Moscú 1986, tomo 33, p. 105. </span></span></span></span></p>
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</div>Sat, 01 Jun 2024 15:18:50 +0000Zamora2943 at https://pakitoarriaran.orgUn reconocimiento insuficiente, quizás incluso contraproducente
https://pakitoarriaran.org/index.php/articulos/un-reconocimiento-insuficiente-quizas-incluso-contraproducente
<span class="field field--name-title field--type-string field--label-hidden">Un reconocimiento insuficiente, quizás incluso contraproducente</span>
<div class="field field--name-field-imagen-articulos field--type-image field--label-above">
<div class="field__label">Imagen</div> <div class="field__item"><img src="https://pakitoarriaran.org/sites/default/files/2024-05/PalestinaConcentracion.jpg" width="550" height="300" alt="Red Solidaria contra la Ocupación de Palestina" typeof="foaf:Image" />
</div> </div><span class="field field--name-uid field--type-entity-reference field--label-hidden"><span lang="" about="https://pakitoarriaran.org/user/1" typeof="schema:Person" property="schema:name" datatype="" xml:lang="">Bolivar</span></span>
<span class="field field--name-created field--type-created field--label-hidden">Jue, 23/05/2024 - 17:27</span>
<div class="field field--name-field-autor-articulos field--type-string field--label-above">
<div class="field__label">Autor</div> <div class="field__item">Itxaso Domínguez de Olazábal</div> </div> <div class="clearfix text-formatted field field--name-body field--type-text-with-summary field--label-hidden field__item"><p>España, Irlanda y Noruega anunciaron el futuro reconocimiento del Estado de Palestina. Actualmente, la mayoría de los países del Sur Global reconocen a Palestina, pero pocos en la UE lo hacen. Uno de los objetivos es invitar a que otros países europeos se unan al tren del reconocimiento. El potencial simbólico de este gesto es innegable. La misma semana en que <a href="https://www.publico.es/internacional/fiscal-corte-penal-internacional-pide-emitir-ordenes-arresto-netanyahu-lider-hamas.html#analytics-noticia:contenido-enlace">el fiscal de la Corte Penal Internacional solicita órdenes de arresto contra Benjamin Netanyahu y su ministro de Defensa</a>, una serie de países europeos toma la palestra para anunciar una decisión presentada como un gesto de apoyo al pueblo palestino, en línea con el 'sentir mayoritario' de los pueblos concernidos. </p>
<p><strong>Movimiento insuficiente frente a una realidad de genocidio, colonialismo y apartheid</strong><br />
Son varias las razones expuestas para justificar tal estrategia, principalmente que el reconocimiento enviaría un mensaje fuerte en apoyo a la soberanía palestina. También se argumenta que el reconocimiento podría ayudar a responsabilizar a Israel por sus acciones. Sin embargo, no podemos dejar de tomar en consideración que un número considerable de escépticos duda del impacto del reconocimiento, muy particularmente en el contexto de violencia genocidaria en curso, facilitada durante años por la impunidad con la que ha contado Israel. Pedro Sánchez hablaba de "pasar de las palabras a la acción". No obstante, algunas voces dentro de la sociedad civil palestina han alertado de que este reconocimiento podría ser poco más que una distracción en lugar de tomar acciones más sustanciales. Se señalan a este respecto instancias de países europeos exportando armas a, o permitiendo el tránsito de equipamiento militar hacia, Israel a pesar de los llamamientos a poner fin a tales acciones. </p>
<p>Son varios los oficiales que han sugerido además que este movimiento podría tener un valor agregado al considerarlo como un punto de partida, especialmente en un momento en el que se argumenta que la llamada 'solución de los dos estados', como 'la única solución posible a futuro para que Israel y Palestina puedan vivir, uno al lado del otro, en paz y seguridad', está en peligro. Esto contrasta con la postura previa de la Unión Europea, que esperaba que el reconocimiento se produjera solo después de que las partes hubieran llegado a un acuerdo, viéndolo más como el punto de llegada. Incluso aunque el reconocimiento se adelante al momento actual, sigue sin solventar prácticamente nada para el futuro del contexto en la Palestina histórica, muy particularmente si tenemos en cuenta que el modelo a seguir siguen siendo los 'Acuerdos de Oslo' que siguen ensimismando a tantos en ministerios y más allá. No es casualidad que Edward Said se mostrara extremadamente crítico con los 'Acuerdos de Oslo' (los llamó el 'Versalles palestino'), y desde un primer momento dudara de que pudieran llevar al establecimiento de un Estado palestino.</p>
<p>La asimetría intrínseca de este marco de Oslo se veía simbolizada por las llamadas 'cuestiones de estatus final'. Estas cuestiones incluían temas cruciales como el estatus de Jerusalén, el derecho de retorno de los refugiados palestinos, las fronteras definitivas entre Israel y un futuro Estado palestino, y el destino de los asentamientos israelíes en territorios ocupados. Cuestiones, por lo tanto, fundamentales y centrales para una eventual autodeterminación del pueblo palestino. Sin embargo, fueron dejadas deliberadamente para futuras negociaciones, tal y como sigue ocurriendo en la actualidad. Esta postergación permitió que los desequilibrios de poder entre las dos partes se perpetuaran, y que Israel consolidara su control sobre los territorios ocupados gozando de una cuasi total impunidad. La no resolución de estas 'cuestiones de estatus final' no solo refleja la profunda desigualdad y asimetría, sino que también ha servido para mantener un estado de indefinición constante. Otra insuficiencia extremadamente grave de Oslo era la forma en la que apartaba el Derecho internacional aplicable al contexto en el antiguo mandato británico, algo que contrasta fuertemente con las palabras de Sánchez en apoyo a las leyes internacionales al anunciar el reconocimiento. Lo importante, ayer y hoy, eran las 'negociaciones', incluso en contexto de asimetría insalvable, y aunque éstas pudieran conllevar ignorar resoluciones adoptadas por Naciones Unidas. </p>
<p>Al reflexionar sobre este último argumento institucional, es crucial recordar que la 'solución de dos Estados' lleva muerta varios años, si no décadas. Esta 'solución' se ha convertido en un significante vacío (conceptualizado en términos pretendidamente liberales que indican tanto inmediatez como inevitabilidad) en vista de que ha sido socavada de manera constante por las acciones y declaraciones de los respectivos gobiernos israelíes. No se trata solo del primer ministro Benjamin Netanyahu y su círculo cercano, sino de una postura más amplia y sistemática que ha sido adoptada por el régimen israelí a lo largo de los años. Sus dirigentes han dejado patente por activa y pasiva que no permitirán nunca la creación de un Estado palestino verdaderamente soberano e independiente, gobernado por lo que presentan como 'salvajes' inevitablemente violentos. Esta negativa se ha manifestado en la continua expansión de colonias israelíes en los territorios ocupados, en la construcción de muros e infraestructuras que fragmentan aún más el territorio palestino, y en la implementación de políticas que restringen severamente la movilidad y los derechos de los palestinos. La retórica oficial también ha sido clara: líderes israelíes han afirmado repetidamente que un Estado palestino representaría una amenaza para la seguridad de Israel, prioridad irrenunciable de la comunidad internacional, aunque nunca definida con concreción y siempre dejada al albur del propio Israel, para el que hoy por hoy incluso gritos en pos de los derechos humanos ponen en peligro su supervivencia. </p>
<p>Son numerosos los mapas que no dejan duda alguna de que Israel controla efectivamente la totalidad del territorio. Esto suele denominarse una 'realidad de un Estado' (que poco o nada tiene que ver con la 'solución de un Estado'), un puñado de islas nominalmente palestinas -extremadamente similares a los bantustanes en Sudáfrica- en un mar de asentamientos y otras áreas bajo el control parcial o exclusivo de Israel. Así, la 'solución de dos Estados', a pesar de seguir siendo mencionada en discursos diplomáticos y resoluciones internacionales, es en la práctica una propuesta inviable y obsoleta. La realidad sobre el terreno muestra un panorama de ocupación prolongada, fragmentación territorial y violaciones continuas de derechos humanos. En este contexto, es esencial reconocer que la insistencia en una solución ya muerta sirve más para perpetuar el statu quo que para avanzar hacia un contexto de paz genuina y justa. A esto se añade que las condiciones impuestas para cualquier posible acuerdo de paz han sido inaceptables para los palestinos, ya que implican la renuncia a derechos fundamentales y la aceptación de un Estado sin verdadera soberanía y continuidad territorial. </p>
<p><strong>¿Es verdaderamente deseable un Estado nación palestino? </strong><br />
Incluso aunque este Estado fuera viable, una parte significativa de la sociedad civil palestina ha señalado repetidamente la insuficiencia de esta 'solución' propuesta, destacando que no reconoce adecuadamente los derechos inherentes a una verdadera autodeterminación del pueblo palestino. Este concepto de autodeterminación va mucho más allá de la mera creación de un Estado nación, implicando la necesidad de una plena soberanía y el reconocimiento de todos los derechos fundamentales de los palestinos. Inevitablemente, si tenemos en cuenta la realidad sobre el terreno, tendría que implicar la descolonización: de territorio, de mentes, de instituciones, de relaciones... Esta perspectiva crítica subraya así la necesidad de un futuro que aborde de manera integral las injusticias históricas y actuales, con 1948 -y no 1967- y la Nakba continuada como punto de inflexión real del contexto actual de colonialismo de asentamiento. </p>
<p>De hecho, conformarse con la creación de un Estado bajo las condiciones actuales significaría, en gran medida, aceptar el sistema de apartheid israelí que, entre otras cosas, niega el derecho de retorno a los refugiados palestinos. Este derecho es crucial para millones de palestinos que fueron desplazados de sus hogares en 1948 y sus descendientes, muchos de los cuales siguen viviendo en campamentos de refugiados en condiciones precarias, como es el caso particular de la Franja de Gaza. Además, aceptar un Estado bajo las actuales condiciones implica aceptar una situación en la que los ciudadanos palestinos de Israel son tratados como ciudadanos de segunda clase. Estos ciudadanos, aunque tienen ciudadanía israelí, enfrentan racismo estructural en multitud de áreas. </p>
<p><strong>¿Quién gobernará un futuro Estado palestino? </strong><br />
La Autoridad Palestina ha sido la primera en celebrar el reconocimiento. Este reconocimiento representa uno de los pilares fundamentales de la estrategia global de la Autoridad Palestina desde 2005. La búsqueda de reconocimiento internacional ha sido vista como una forma de consolidar su posición y obtener apoyo global para la causa palestina, buscando compensar las carencias internas y proyectar una imagen de legitimidad y soberanía en el escenario internacional. </p>
<p>Sin embargo, este gobierno, que lleva casi dos décadas sin ser elegido mediante un proceso democrático, ha visto cómo su legitimidad decrecía sustancialmente. La falta de elecciones ha generado un profundo descontento entre la población palestina, que se siente cada vez más desconectada y desilusionada con sus líderes. Esta situación se ha agravado por la represión de sus propios ciudadanos, con múltiples informes de violaciones a los derechos humanos y restricciones a la libertad de expresión y reunión. La Autoridad Palestina ha sido criticada por su manejo autoritario del poder, que ha incluido la detención de opositores políticos y la represión de protestas. </p>
<p>Además, la corrupción endémica dentro de la Autoridad Palestina ha minado aún más su legitimidad. Los palestinos han observado con frustración cómo la corrupción se ha infiltrado en todos los niveles del gobierno, desviando recursos y obstaculizando el desarrollo y la prestación de servicios esenciales. Este ambiente de corrupción ha exacerbado la desconfianza y el desencanto con un liderazgo que parece estar más preocupado por mantener su poder que por servir a su pueblo. </p>
<p>Por otra parte, la Autoridad Palestina se ha convertido en un actor clave en la externalización y sostenibilidad de la ocupación israelí. La Autoridad Palestina, en su rol actual, ayuda a gestionar la ocupación de una manera que reduce la carga administrativa y de seguridad sobre Israel. A través de la coordinación en materia de seguridad con Israel, la Autoridad Palestina ha contribuido a mantener el orden en los territorios ocupados, lo cual, en la práctica, ha ayudado a Israel a gestionar la ocupación con menores costos y riesgos. Esta cooperación, vista como una traición por muchos palestinos, ha generado una percepción de que la Autoridad Palestina actúa más como un administrador de la ocupación que como un verdadero representante de los intereses y aspiraciones del pueblo palestino. </p>
<p>No es descabellado reflexionar sobre cuánto el reconocimiento del Estado palestino realmente impacta a Israel. Desde un punto de vista de relaciones públicas, parece claro que el reconocimiento arroja una imagen negativa hacia Israel, subrayando su papel en la ocupación y el sufrimiento del pueblo palestino. Este reconocimiento internacional puede servir para aumentar la presión diplomática sobre Israel y destacar las demandas palestinas en la arena global. Sin embargo, quizás la antigua ministra de Asuntos Exteriores Arancha González Laya no estaba equivocada cuando afirmaba hace poco que el reconocimiento era 'el movimiento más israelí' que puede hacerse. Esta afirmación puede parecer paradójica, pero tiene un fondo de verdad significativo. Israel, al igual que la comunidad internacional, necesita a la Autoridad Palestina para garantizar la sostenibilidad del contexto actual, donde se mantiene la ilusión de un futuro Estado palestino sin que se realicen cambios sustanciales en el terreno. </p>
<p>Al recibir reconocimiento internacional, la Autoridad Palestina puede ganar en legitimidad y recursos, lo que, irónicamente, puede contribuir a mantener el <em>statu quo</em>. Esta dinámica permite a Israel continuar con su bio- y necropolítica, mientras se proyecta una imagen de apoyo a la 'solución de dos Estados'. Los debates sobre un futuro de la Franja de Gaza sin Hamás dejan claro este aspecto. La comunidad internacional han mostrado interés en un liderazgo palestino que no esté dominado por Hamás. En este contexto, la Autoridad Palestina se presenta como el único interlocutor viable y aceptable, independientemente de los deseos de los palestinos. </p>
<p><strong>¿Ahora qué? </strong><br />
Pedro Sánchez justificaba la decisión del reconocimiento apuntando a que se trataba de una cuestión de paz, justicia y coherencia. Los argumentos presentados arrojan luz sobre cómo el reconocimiento no contribuirá por sí solo ni a la primera ni a la segunda. Respecto a la tercera... ya se ha dejado claro una y otra vez cómo el gobierno español ha decidido optar por los dobles raseros con Palestina y Ucrania, entre otros. Todo apunta a que el reconocimiento no dañará a la causa palestina per se, pero será, lamentablemente, poco más que un gesto vacío si no va acompañado de acciones tangibles. ¿Cuáles son estas? Nuestros estudiantes y la sociedad civil lo llevan repitiendo meses: ruptura total de relaciones e imposición de sanciones para conseguir un aislamiento de Israel a nivel internacional, y poner fin a todo comercio -tanto compraventa como tránsito- de armas y tecnologías conexas. Una oportunidad perdida más, como tantas otras tras 7 meses de genocidio, más de 35.000 muertos, y 76 años de colonización. </p>
<p><em>*Itxaso Domínguez de Olazábal es Profesora de Geopolítica de Oriente Próximo en la Universidad Carlos III de Madrid</em></p>
</div>Thu, 23 May 2024 21:27:35 +0000Bolivar2937 at https://pakitoarriaran.org