Deprecated: Array and string offset access syntax with curly braces is deprecated in /home/arriaran/public_html/vendor/typo3/phar-stream-wrapper/src/PharStreamWrapper.php on line 479 Jonathan Martínez
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esAlerta que camina
https://pakitoarriaran.org/articulos/alerta-que-camina
<span class="field field--name-title field--type-string field--label-hidden">Alerta que camina</span>
<div class="field field--name-field-imagen-articulos field--type-image field--label-above">
<div class="field__label">Imagen</div> <div class="field__item"><img src="https://pakitoarriaran.org/sites/default/files/2022-09/espada.jpg" width="550" height="300" alt="Varios cadetes trasladan la espada de Bolívar en una urna a la ceremonia de investidura del presidente de Colombia, Gustavo Petro. EFE/ Carlos Ortega" typeof="foaf:Image" />
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<span class="field field--name-created field--type-created field--label-hidden">Jue, 22/09/2022 - 10:50</span>
<div class="field field--name-field-autor-articulos field--type-string field--label-above">
<div class="field__label">Autor</div> <div class="field__item">Jonathan Martínez</div> </div> <div class="clearfix text-formatted field field--name-body field--type-text-with-summary field--label-hidden field__item"><p>En su novela La policía de la memoria, la escritora Yōko Ogawa cuenta la historia de una isla donde todo comienza a desaparecer: los objetos, las ideas, los seres vivos. Desaparecen los pájaros. Las rosas. Las huellas sobre la nieve. No solo se borran las cosas sino también la memoria de las cosas y hasta sus registros y fotografías. Todo lo que desaparece es como si no hubiera existido nunca y la policía persigue a los disidentes que aún conservan el recuerdo de lo que algún día fue.</p>
<p>El filósofo Byung-Chul Han parte de esta premisa en su ensayo No-cosas para sostener que también en nuestra vida se evaporan los objetos. El imperio de la información ha desplazado lo material. Donde antes había una superficie de papel ahora hay un complejo mapa de píxeles y donde antes había un disco de vinilo ahora hay una secuencia de archivos digitales alojados en un espacio etéreo y recóndito que llamamos nube. Igual que en la novela de Ogawa, nuestros recuerdos corpóreos han ido desapareciendo y los hemos traducido a mapas de bits. El mundo, nuestro mundo, se desmaterializa.</p>
<p>Han había planteado una preocupación similar en La desaparición de los rituales. Si los objetos dan estabilidad a la vida humana, los ritos nos anclan al mundo con su poder simbólico porque generan comunidad en una época donde las relaciones, que exigen presencia y tiempo, se han atrofiado hasta convertirse en débiles conexiones. Solo el rito, con su repetición, afianza los vínculos sociales. Solo las cosas nos devuelven la atención sobre lo importante en lugar de distraernos en la caza de nuevos estímulos virtuales. Por eso los lugares se habitan mientras que internet simplemente se navega.</p>
<p>Dice Mircea Eliade que el tiempo y el espacio de lo sagrado se escinden de la vida cotidiana. Las fiestas, por ejemplo, rompen la monotonía de los días y crean un ámbito de excepción que fortalece los lazos comunitarios. No hace falta recurrir a las antiguas sociedades religiosas para verificar este fenómeno. ¿Por qué celebramos el año nuevo o nuestros cumpleaños? Bien pensado, no hay nada memorable en el hecho de que la Tierra complete un ciclo de traslación alrededor del Sol.</p>
<p>Hace muchos años, durante una visita a Caracas, descubrí que el día de mi cumpleaños era también una fecha señalada en el calendario venezolano. El 24 de junio se conmemora la batalla de Carabobo, uno de los lances bélicos que precipitaron la independencia de Venezuela. Simón Bolívar, investido ya con el título de Libertador, forzó la retirada de las tropas españolas con un ejército de tres divisiones. Mis indagaciones no se detuvieron ahí. ¿Quién era el líder realista que había sido vapuleado en las tierras del Campo de Carabobo? Resulta que el infeliz se llamaba Miguel de la Torre y era un tipo de mi pueblo. Siempre consideré un tanto extravagante que un vizcaíno y un descendiente de vizcaínos hubieran ido a batirse a una tierra tan remota.</p>
<p>"La espada y la cruz marchaban juntas en la conquista y en el despojo colonial", escribe Eduardo Galeano en Las venas abiertas de América Latina. Tal vez por eso me sorprendió saber que las nuevas luchas emancipadoras interponen el símbolo de la espada libertadora frente a toda forma de opresión. La primera vez que escuché el lema fue hace ya muchos años en una marcha de campesinos colombianos en Barrancabermeja: "Alerta que camina la espada de Bolívar por América Latina". En cuanto a la cruz, la operación adquiere matices aún más pintorescos. Al viejo cristianismo europeo se ha opuesto una teología de la liberación que reclama el protagonismo de los oprimidos y que ha participado de levantamientos revolucionarios en una extraña simbiosis con la doctrina marxista.</p>
<p>La espada de Bolívar ha vuelto a mostrar su filo en la ceremonia de investidura de Gustavo Petro. Esta vez ha prendido la controversia porque el rey de España fue el único mandatario que no saludó con honores la llegada de la reliquia. La derecha patria, en defensa de su caudillo, se pregunta por qué deberíamos rendir pleitesía a una simple pieza de metal como una espada. La objeción es legítima. Muchos nos preguntamos por qué deberíamos rendir pleitesía a una simple pieza de metal como una corona. Después de todo, eso son los símbolos: objetos materiales que una determinada comunidad inviste de propiedades sagradas. Lo que para unos es objeto de devoción para otros apenas vale más que una carretilla de chatarra.</p>
<p>Pero las cosas, los objetos materiales, imponen algo más que su presencia. Por eso Martínez-Almeida extirpó la estatua de Largo Caballero o las placas que recordaban a los republicanos fusilados en el cementerio de La Almudena. Y por eso en tantos lugares de América Latina han ido cayendo, por la fuerza del decreto o por el decreto de la fuerza, las muchas estatuas de homenaje a los colonizadores. Los objetos y los rituales siguen moldeando a día de hoy las reglas elementales de nuestra vida en común.</p>
<p>Ahora que Gustavo Petro ha sazonado su investidura con el espíritu de Simón Bolívar, es lógico recordar la proclamación de Gabriel Boric y sus apelaciones al martirio de Salvador Allende. Las izquierdas latinoamericanas, con mayor o menor fortuna, se han levantado sobre hombros de gigantes y han alimentado poderosas mitologías de victoria y resistencia. Tengo la impresión, y a lo mejor es solo una impresión, de que las izquierdas europeas caminan más desprovistas de objetos y de ritos. Me parece que sus símbolos y su memoria han ido esfumándose igual que el paisaje de la novela de Yōko Ogawa.</p>
<p>Por ahora, eso sí, nos queda la libre expresión aunque sus posibilidades se achiquen con límites cada vez más restrictivos y sofocantes. Esa es la preocupación de la narradora de La policía de la memoria. "Si algún día las palabras desaparecieran, ¿qué sería de nosotros?".</p>
</div>Thu, 22 Sep 2022 14:50:09 +0000Zamora2515 at https://pakitoarriaran.orgTarde para bailar
https://pakitoarriaran.org/articulos/tarde-para-bailar
<span class="field field--name-title field--type-string field--label-hidden">Tarde para bailar </span>
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<div class="field__label">Imagen</div> <div class="field__item"><img src="https://pakitoarriaran.org/sites/default/files/2022-06/Rusia%20EEUU%20OTAN%281%29.jpg" width="550" height="300" alt="Rusia, EEUU, OTAN" typeof="foaf:Image" />
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<span class="field field--name-created field--type-created field--label-hidden">Lun, 27/06/2022 - 10:01</span>
<div class="field field--name-field-autor-articulos field--type-string field--label-above">
<div class="field__label">Autor</div> <div class="field__item">Jonathan Martínez</div> </div> <div class="clearfix text-formatted field field--name-body field--type-text-with-summary field--label-hidden field__item"><p>Solo el 22% de los europeos exige la derrota militar de Rusia frente a un 35% que reclama la paz incluso si conlleva la cesión de territorios. Por si no fuera bastante, hay un 20% de indecisos que entiende la necesidad de un acuerdo.</p>
<p>Fue Heródoto quien contó esta anécdota. Mucho antes de las guerras médicas, cuando los persas tomaron la ciudad de Sardes y se adueñaron del reino de Lidia, tanto los jonios como los eolios se echaron a temblar. Temían tanto una conquista encarnizada que le ofrecieron al rey Ciro su lealtad sin condiciones. Estaban dispuestos a abonar tributos a Persia y a convertirse así en súbditos de los invasores antes de que fueran invasores. Ciro debió de soltar una carcajada al escuchar la oferta porque replicó con una fábula que revelaba la medida de su poder. Había una vez un flautista que divisó un banco de peces en el mar y se puso a tocar la flauta con la esperanza de verlos bailar hacia la tierra. Como vio que los peces eran sordos a la música, decidió capturarlos con una red. Entonces, al ver a sus presas brincar fuera del agua, dijo con amargura: «Cuando toqué la flauta no quisisteis regalarme un baile. Ahora ya es tarde para bailar».</p>
<p>La historia no se repite pero rima, dice un viejo aforismo atribuido a Mark Twain. Ahora que la invasión de Ucrania parece estancada y los mandatarios europeos corren por el mundo como pollos sin cabeza mientras los precios de la energía se disparan, uno siente la urgencia de preguntarse por qué nunca se respetaron los acuerdos de Minsk, que en febrero de 2015 abrían una compuerta a la paz. Con la supervisión de Alemania y Francia, los mandatarios rusos y ucranianos se comprometieron a detener el fuego, desalojar las armas pesadas, liberar a los prisioneros de guerra, reformar la constitución de Ucrania y conceder la autonomía a los territorios de Donetsk y Lugansk. La guerra del Dombás, sin embargo, se cronificó y sucumbió al aburrimiento mediático. Lo que no vemos en la televisión no existe.</p>
<p>El pasado mes de febrero, cuando las primeras bombas rusas se precipitaron sobre Ucrania, el mundo occidental entró en una suerte de histeria patriótica. Vladímir Putin, recibido siempre con honores y besamanos por las autoridades mundiales, se convirtió de un día para otro en el villano perfecto de un thriller de sobremesa. Volodímir Zelenski, al contrario, adquirió una reputación heroica en una prensa acostumbrada a reemplazar la objetividad por la adulación. En aquellos días de paroxismo bélico, Josep Borrell desatendió su responsabilidad diplomática con bravuconadas de matón de playa y no hubo quien no demandara más armas, más sanciones, más madera. A nuestros bravíos presidentes se les olvidó que el ardor militar siempre termina enfriándose. Nadie nos advirtió que el pueblo raso iba a terminar pagando las sanciones en la factura del gas y en la cesta de la compra.</p>
<p>Hace ya más de una semana que el Consejo Europeo de Relaciones Exteriores recogió la opinión ciudadana sobre la guerra y el resultado tiene muy poco que ver con las efusiones bombásticas de nuestra clase dirigente. De hecho, solo el 22% de los europeos exige la derrota militar de Rusia frente a un 35% que reclama la paz incluso si conlleva la cesión de territorios. Por si no fuera bastante, hay un 20% de indecisos que entiende la necesidad de un acuerdo ante el riesgo de un estropicio nuclear. Solo en Polonia se impone la épica de las armas. Después de todo, ha sucedido que el discurso de la izquierda antimilitarista es minoritario en los parlamentos y en los medios pero mayoritario en la sociedad. Resulta que la apuesta por la desescalada de Noam Chomsky o Jeremy Corbyn no era una utópica extravagancia sino que representaba el sentido común de las mayorías sociales.</p>
<p>Pese a todo, Europa se ha enfangado aún más si cabe en los alardes armamentísticos. Madrid acoge en los próximos días una conferencia de la OTAN y sabemos que las restricciones de seguridad serán severas porque la Delegación del Gobierno ha llegado incluso a prohibir una manifestación contestataria. Hace apenas unos meses, la prensa de traje y corbata nos juraba que las prohibiciones eran cosa de tiranías como Rusia. En esa misma prensa podemos encontrar titulares que dialogan entre sí con una elocuencia devastadora. Esta semana, "El Mundo" sostenía en un editorial que "La seguridad pasa por invertir en Defensa". A su lado, pocos píxeles más allá, resplandecía otro titular: "La verdad sobre el coste de la transición verde". Y es que el Gobierno alemán se ha dado cuenta de que tendrá que seguir quemando carbón ante el riesgo de un apagón energético.</p>
<p>Una guerra es algo más que una estéril trituradora de vidas. Una guerra es también un negocio, el río revuelto donde los mandatarios sin escrúpulos pescan sus dividendos a precio de sangre humana. ¿A qué empresa de armamento podría interesarle la paz si es la guerra el combustible de sus ganancias? ¿Acaso no hay multinacionales energéticas que se frotan las manos ante la apertura de un nuevo mercado donde la gasolina ya se vende a precio de carestía? ¿Qué derechos humanos defiende la derechista Ursula von der Leyen cuando honra a las autoridades de Tel Aviv y anuncia la importación a Europa de gas israelí?</p>
<p>Las visiones parciales sobre la responsabilidad de la guerra explican pero no resuelven ni consuelan. Unos subrayan la culpa de Putin en la violación de la soberanía nacional de Ucrania. Otros mencionan que Estados Unidos aprovechó la disolución del Pacto de Varsovia para ir arrimando las armas atlánticas hacia la frontera rusa. Es legítimo recordar que las protestas del Euromaidán culminaron con la ultraderecha ucraniana incrustada en el Gobierno y en las estructuras militares. Y tampoco viene mal tener presente que la OTAN ha instruido a 80.000 soldados ucranianos durante la guerra del Dombás mientras la Unión Europea miraba hacia otro lado. Toda esta información tal vez nos ayude a formarnos una opinión, pero sirve de poco buscar culpables mientras las mesas negociadoras continúan ardiendo en la hoguera de las palabras gruesas. Me gustaría creer que todavía queda alguien con sensatez al mando de este barco. Alguien que nos diga que nunca es tarde para bailar.</p>
</div>Mon, 27 Jun 2022 14:01:17 +0000Zamora2469 at https://pakitoarriaran.orgLa fe de los conversos
https://pakitoarriaran.org/articulos/la-fe-de-los-conversos
<span class="field field--name-title field--type-string field--label-hidden">La fe de los conversos </span>
<div class="field field--name-field-imagen-articulos field--type-image field--label-above">
<div class="field__label">Imagen</div> <div class="field__item"><img src="https://pakitoarriaran.org/sites/default/files/2022-05/rey.jpg" width="550" height="300" alt="Casa de Juntas de Gernika" typeof="foaf:Image" />
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<span class="field field--name-created field--type-created field--label-hidden">Lun, 23/05/2022 - 09:24</span>
<div class="field field--name-field-autor-articulos field--type-string field--label-above">
<div class="field__label">Autor</div> <div class="field__item">Jonathan Martínez </div> </div> <div class="clearfix text-formatted field field--name-body field--type-text-with-summary field--label-hidden field__item"><p>El 2 de febrero de 1981, en medio de una niebla frondosa, los reyes de España aterrizaron en el aeropuerto de Foronda para emprender su primera visita oficial por tierras vascas. La excursión venía envuelta de cautelas. Un día antes, la policía había arrancado los carteles de protesta que engalanaban las calles de Gasteiz y había detenido a ocho responsables. El servicio de seguridad del lehendakari hubo de borrar una pintada en la entrada de Ajuria Enea. Por si fuera poco, ETA p-m se había colado en la frecuencia de RTVE para leer un comunicado contra la monarquía. Es cierto que Carlos Garaikoetxea se había prestado a encabezar la comitiva de recibimiento y que las páginas de Deia abrían con un hospitalario editorial titulado “Nuestra bienvenida”. Pero también es verdad que la izquierda independentista no parecía dispuesta a quedarse de brazos cruzados.</p>
<p>Algunas personas se acercaron al aeropuerto para gritar vivas a España y agitar banderines rojigualdos. Después, en la capital alavesa, se escucharon vivas al rey mezclados con gritos de amnistía. El caso es que el primer día transcurrió con optimismo. Hubo sonrisas, himnos marciales y cordiales apretones de mano. El Gobierno vasco obsequió al monarca con un reloj del siglo XVIII y a la reina consorte con una estatuilla de oro. Todos aquellos que se opusieron al evento fueron tachados de “extrema izquierda” por la entusiasta prensa democrática. Y luego estaba el periodista del diario ultra El Alcázar, Jesús Gallo, que acudió a Ajuria Enea con una pistola al cinto. Pelillos a la mar.</p>
<p>Pero la guinda de la visita no estaba el lunes en Gasteiz sino el martes en la casa de Juntas de Gernika. Juan Carlos I quería oficiar un acto solemne e incluso pronunciar algunas palabras en euskera. El problema, no obstante, es que los cargos de Herri Batasuna y de LAIA habían anunciado su presencia en la ceremonia y nadie esperaba que tuvieran intención de aplaudirla. Todas las precauciones eran pocas, así que la Guardia Civil acordonó el edificio y vigiló puentes y carreteras en un dispositivo supervisado por el general Aramburu Topete. La Policía Nacional de Sáenz de Santa María, por su parte, guarneció Gernika con tanquetas y antidisturbios.</p>
<p>En cuanto el flamante rey abrió su discurso en la tribuna, se alzó un bosque de puños en la bancada izquierda y sonó a voz en grito el “Eusko Gudariak”. El servicio de seguridad se acorazó alrededor del rey. Los demás cargos públicos aplaudieron a rabiar para acallar la protesta hasta que el presidente del Parlamento vasco, Juan José Pujana, mandó que los berrozi desalojaran a los alborotadores. Entonces el rey continuó su parlamento con un discurso que parecía improvisado pero que llevaba escrito en previsión de incidentes: “Frente a quienes practican la intolerancia, desprecian la convivencia, no respetan las instituciones ni las más elementales normas para una ordenada libertad de expresión, yo quiero proclamar una vez más mi fe en la democracia y mi confianza en el pueblo vasco”. Aplauso devoto.</p>
<p>El incidente pudo haber quedado en anécdota si los cargos de HB y LAIA no hubieran sido procesados por desórdenes públicos e injurias al jefe del Estado. El fiscal Fernando Alamillo les reclamó ocho años de cárcel. La visita real también pudo haber quedado en mera farándula si el director de Punto y Hora, Javier Sánchez Erauskin, no hubiera sido condenado en la Audiencia Nacional por un delito de injurias al Jefe del Estado después de haber presentado a Juan Carlos I vestido de torero y haciendo el paseíllo por una “surrealista Euskadi de opereta y de cartón piedra”. El mismo día que el rey se pavoneaba por Gernika, Joxe Arregi caía detenido en Madrid. Lo mataron después de nueve días de interrogatorios. El semanario Punto y Hora publicó un elocuente titular: “Lo reventaron”.</p>
<p>Tal vez hayamos perdido la perspectiva del tiempo, pero aquella visita de pompa y protocolo tuvo lugar en los prolegómenos del Tejerazo. Todavía no se sabía o no se quería saber, pero en los sótanos de los cuarteles se andaba fraguando un golpe militar y el rumbo de la Transición estaba a punto de cambiar para siempre. En los últimos meses, el rey andaba ya enfrentado con Adolfo Suárez y había abierto su despacho a los oficiales implicados en el 23-F, en especial a su amigo Alfonso Armada, que después iba a ser indultado por Felipe González. Según un capellán de la prisión de Alcalá de Henares, Juan Carlos I había encargado a Armada que liderara un gobierno de concentración después de apartar a Suárez.</p>
<p>El resto de la historia es conocido. Según el gran mito de la Transición, Juan Carlos I puso a salvo la democracia. Desconcierta un poco pensarlo, pero aquel mismo año fue candidato al Nobel de la Paz. Ahora sabemos que ni la generosidad ni el altruismo han guiado jamás su reinado. Con el tiempo hemos conocido relatos truculentos de maletines, comisiones del petróleo, tráfico de armas, cuentas en Suiza, fundaciones offshore, regateos a Hacienda, sobornos, elefantes, amantes y testaferros. El emérito ya no cuenta siquiera con la simpatía pública del PSOE o el PNV, que siempre lo recibieron con agasajos. "Hay que republicanizar la monarquía", repite Urkullu en una pirueta argumental tan dócil como contradictoria.</p>
<p>“Vivan las caenas”, gritaban los monárquicos cuando Fernando VII restablecía su mandato absolutista. Ahora veo un gentío de vasallos que se agolpan en Sanxenxo para recibir al fugitivo y me los imagino como pasajeros de tercera clase en el Titanic poniéndose en pie para ovacionar al iceberg. Me siento inclinado a verlos como siervos sin voluntad ni criterio pero en realidad me parecen consecuentes. Jaleaban al emérito en 1981 y lo jalean en 2022. Son de peor catadura esos que han agachado siempre la cerviz y ahora se hacen los dignos. Esos que pedían reverencias al rey de entonces y nos las piden al rey de ahora. Lo siento, pero no cuela. Los conversos a la cola.</p>
</div>Mon, 23 May 2022 13:24:08 +0000Zamora2420 at https://pakitoarriaran.orgHormigas terroristas
https://pakitoarriaran.org/articulos/hormigas-terroristas
<span class="field field--name-title field--type-string field--label-hidden">Hormigas terroristas </span>
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<div class="field__label">Imagen</div> <div class="field__item"><img src="https://pakitoarriaran.org/sites/default/files/2021-08/taliban.jpg" width="550" height="300" alt="Talibanes" typeof="foaf:Image" />
</div> </div><span class="field field--name-uid field--type-entity-reference field--label-hidden"><span lang="" about="https://pakitoarriaran.org/user/37" typeof="schema:Person" property="schema:name" datatype="" xml:lang="">Zamora</span></span>
<span class="field field--name-created field--type-created field--label-hidden">Lun, 23/08/2021 - 17:25</span>
<div class="field field--name-field-autor-articulos field--type-string field--label-above">
<div class="field__label">Autor</div> <div class="field__item"> Jonathan Martínez </div> </div> <div class="clearfix text-formatted field field--name-body field--type-text-with-summary field--label-hidden field__item"><p>Si los guerrilleros kosovares de UÇK se acostaron terroristas y se despertaron aliados, a nadie deberá extrañarle que se repita el malabarismo. La propaganda es un jarabe milagroso y la amnesia un diurético infalible.</p>
<p>El aeropuerto internacional de Kabul es un hormiguero agitado por el pánico. Brilla el sol. Se escucha un caos impaciente de pequeñas hormigas que rodean un avión de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos. El C-17 caldea los motores y zumba mientras las hormigas lo escoltan durante la escapada. Hay hormigas aferradas a los flancos, abrazadas al asidero más precario del metal caliente del avión. Entonces el monstruo levanta el vuelo y las hormigas empiezan a caer desde una altura mortal. El objetivo de la cámara captura un par de manchas minúsculas que se desprenden e impactan contra el suelo. Esos borrones informes, esas hormigas despanzurradas sobre el asfalto del aeropuerto, son personas cuyos nombres nunca llegaremos a conocer y cuya desesperación nunca alcanzaremos a comprender.</p>
<p>Al fondo suena una vieja habanera. «Si las cosas que uno quiere se pudieran alcanzar, tú me quisieras lo mismo que veinte años atrás». Hace hoy veinte años, el Consejo de la OTAN movilizaba 3.500 soldados en Macedonia porque la milicia albanesa de UÇK había accedido a entregar 3.000 armas. Era la operación “Cosecha esencial”. Por entonces, el Departamento de Estado de los Estados Unidos aún mantenía a los guerrilleros albaneses en su nómina de organizaciones terroristas. Pero las alianzas estaban cambiando. El líder de UÇK, Hashim Thaçi, no tardó en coronarse como primer ministro de Kosovo. En julio de 2008, Thaçi celebró la independencia de su país apretando la mano de George W. Bush en el Despacho Oval de la Casa Blanca. Una céntrica avenida de Pristina pasó a llevar el nombre del presidente estadounidense.</p>
<p>El 11 de setiembre de 2001, los legionarios españoles de la compañía Austria se desplegaron en el pueblo macedonio de Brodec dispuestos a ofrecer al mundo el espectáculo del desarme. Pero aquel día el foco se desplazó al Bajo Manhattan. El impacto de los aviones contra las torres del World Trade Center. El humo hinchado sobre los edificios. El aullido de las sirenas. El paisaje de escombros. El desconcierto de los servicios de emergencia y los heridos evacuados en camillas interminables. La historia, tan proclive a las simetrías, se congela en un fotograma de desesperación: una hormiga se precipita al vacío desde una torre de Nueva York y su silueta anónima es ya un preludio de las hormigas que veinte años después van a caer desde un avión en el aeropuerto de Kabul.</p>
<p>Es difícil exagerar las repercusiones que desató aquel atentado en todo el mundo. Para empezar, se instaló un clima global de paranoia. Los ciudadanos del mundo occidental accedimos a entregar nuestros derechos civiles a cambio de una vaga promesa de seguridad. Bajo la coartada del patriotismo, el gabinete de Bush creó tribunales militares de excepción, autorizó la vigilancia de las comunicaciones, avaló las redadas indiscriminadas contra extranjeros y engordó las jaulas de Guantánamo. Pero sobre todo, el Gobierno republicano fabricó una justificación moral para la guerra. Primero en Afganistán. Después en Iraq. A pesar de todo o precisamente a causa de ello, las explosiones islamistas se repitieron en 2004 en Madrid y en 2005 en Londres. Los tres países de la coalición de las Azores fueron atacados en apenas cuatro años.</p>
<p>Aún bajo el shock del 11-S, el Consejo de la Unión Europea emplazó a sus miembros a definir el delito de terrorismo. Era 13 de junio de 2002. Dos semanas más tarde, el Congreso español aprobó una Ley de Partidos que iba a permitir ilegalizar un buen puñado de organizaciones políticas bajo acusaciones prefabricadas. 40.000 ciudadanos vascos fueron desprovistos de su derecho al sufragio pasivo. España se acogió a una definición tan elástica del concepto de terrorismo que el sambenito terminó recayendo sobre los chistes de Carrero Blanco y sobre una riña menor en las fiestas de Altsasu. Todavía nadie ha sabido explicarnos por qué el escaparate quebrado de un banco es un claro indicio terrorista mientras que un saldo de 209.000 civiles muertos en Iraq es un claro indicio de democracia.</p>
<p>Hubo un tiempo de furia neocón y Guerra Fría en que Estados Unidos cubrió de dinero y halagos a los integristas afganos en su guerra contra el comunismo. La semilla muyahidín, regada con millones de dólares, floreció bajo la forma caprichosa del extremismo talibán y algunos de los viejos aliados pasaron a merecer el apelativo de terroristas. El 11-S colmó el vaso. El 7 de octubre de 2001, Estados Unidos descargó sus primeras bombas sobre Afganistán. La agencia Reuters nos muestra la fotografía de un B-52 que libera misiles Tomahawks sobre una cordillera, decenas de pequeñas hormigas letales dispuestas a demoler las defensas antiaéreas. «Los talibanes pagarán el precio», afirmó el presidente Bush.</p>
<p>Hoy los aviones estadounidenses abandonan Kabul a la vez que se multiplican las imágenes del avance talibán. Talibanes que se divierten en los autos de choque de un parque de atracciones. Talibanes que tonifican sus músculos en el gimnasio del palacio presidencial. Talibanes que degustan un helado de cucurucho. Entretanto, Biden se lava las manos y defiende la huida de sus tropas. El jefe del Estado Mayor de la Defensa británica propone darle un voto de confianza al nuevo gobierno integrista y José Borrell sostiene que la UE debe entenderse con los talibanes porque «han ganado la guerra». El cuadro presenta el aroma de las retiradas pactadas.</p>
<p>Si los guerrilleros kosovares de UÇK se acostaron terroristas y se despertaron aliados, a nadie deberá extrañarle que se repita el malabarismo. La propaganda es un jarabe milagroso y la amnesia un diurético infalible. En este mundo cruzado de intereses, somos pequeñas hormigas en un hormiguero que no nos pertenece. Corremos asustadas y caemos de un avión o de una torre en llamas y nos bendicen o maldicen según sople el viento geopolítico. Hay hormigas llamadas aliadas y hay hormigas llamadas terroristas. Todo depende del cristal con que nos mire el oso hormiguero.</p>
</div>Mon, 23 Aug 2021 21:25:29 +0000Zamora2032 at https://pakitoarriaran.orgLa hija del doctor Muruetagoiena (II)
https://pakitoarriaran.org/articulos/la-hija-del-doctor-muruetagoiena-ii
<span class="field field--name-title field--type-string field--label-hidden">La hija del doctor Muruetagoiena (II) </span>
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<div class="field__label">Imagen</div> <div class="field__item"><img src="https://pakitoarriaran.org/sites/default/files/Articulos/doctor%20Muruetagoiena.jpg" width="550" height="300" alt="Doctor Muruetagoiena" typeof="foaf:Image" />
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<span class="field field--name-created field--type-created field--label-hidden">Mié, 31/03/2021 - 10:47</span>
<div class="field field--name-field-autor-articulos field--type-string field--label-above">
<div class="field__label">Autor</div> <div class="field__item">Jonathan Martínez</div> </div> <div class="clearfix text-formatted field field--name-body field--type-text-with-summary field--label-hidden field__item"><p>A las once de la mañana, Vittoria Scola encuentra a su hijo sin vida sobre la cama. Esteban Muruetagoiena tiene 38 años. El funeral se celebrará en Ondarroa el 30 de marzo a las cinco de la tarde. Mientras tanto, la rabia enciende las calles. Huelgas. Manifestaciones. Asambleas populares. Las Gestoras Pro-Amnistía reclaman una autopsia que esclarezca las causas de la muerte. La asamblea de trabajadores sanitarios de Gipuzkoa llama a la huelga general y suscribe la hipótesis de la tortura.</p>
<p>El 31 de marzo, la huelga paraliza Errenteria y Oiartzun. Las barricadas bloquean la N-1 hasta que un destacamento de la Policía Nacional acude a Errenteria. Llueven los cócteles molotov. Responden las pelotas de goma y el humo. Oiartzun celebra una misa funeral y a la salida se forma una manifestación. La comitiva llega a la plaza de San Esteban. Suena el Eusko Gudariak. De pronto, los vecinos acorralan a dos sospechosos. Los hombres levantan sus revólveres y huyen a toda prisa en un vehículo.</p>
<p>¿Pero qué ha ocurrido con la autopsia? El juez Francisco Barbadillos encomienda el examen a un médico de Gernika llamado Faustino Alfageme. La autopsia tiene lugar en el depósito municipal del cementerio de Ondarroa el 30 de marzo a las seis de la tarde, entre la misa funeral y la sepultura. En un papel escrito por ambas caras, Alfageme traslada al Juzgado de Gernika que el cuerpo «no presenta signo aparente de violencia física» y que el fallecimiento se debe a un fallo cardíaco.</p>
<p>El abogado Txema Montero recuerda que vio a Muruetagoiena en un estado mental deplorable. Desconfía de la autopsia oficial y contacta con organismos internacionales. Dos forenses de Anti Torture Research interrogan a Alfageme. El 8 de junio, Sigur Riber Albrectsen y Nicole Léry declaran que la autopsia ha sido ejecutada por personal no cualificado y sin herramientas apropiadas. Ninguna autoridad ha sabido justificar por qué no se examinó el cadáver en unas instalaciones médicas. El doctor Henrik Klem Thomsen dice que la autopsia no es concluyente y el profesor Jogen Voigt sentencia que «no tiene prácticamente ninguna utilidad». Amnistía Internacional lamenta que se haya sepultado el cuerpo sin haber confirmado las causas de la muerte.</p>
<p>Faustino Alfageme expone a los forenses extranjeros que la autopsia obedece a un encargo del gobernador de Gipuzkoa, Pedro Manuel de Arístegui. Precisamente el Gobierno Civil se querella contra “Egin” por haber publicado que Muruetagoiena «muestra señales de tortura». Las acciones judiciales se extienden contra HB, EMK y LKI.</p>
<p>El doctor Esteban Scola es tío de Esteban Muruetagoiena y ha presenciado la autopsia entre la estupefacción y el escándalo. En una entrevista con Eva Forest, Scola se pregunta cómo se ha consentido un examen médico en esas condiciones. El propio Alfageme reconoce que le han confiado una tarea para la que no tiene conocimientos ni herramientas. Scola recuerda la disección de un animal en una fiesta y jura que «se utilizó una técnica más depurada, instrumental más adecuado y una sensibilidad más profunda por parte del matarife» que en la autopsia.</p>
<p>Al retirar el sudario, los testigos ven que mana sangre de un oído. «Tenía los tímpanos rotos», apunta el forense Paco Etxeberria. Los forenses Albrectsen, River y Léry no comprenden por qué no se examinó la cavidad craneal. Scola advierte una pequeña quemadura en la cabeza «con un halo de tumefacción como de una moneda de 25 pesetas». Crecen la sospechas de descargas eléctricas. Albrecsten le pregunta a Alfageme si abrió el corazón. El médico de Gernika dice que no. «Lo más adecuado, como cristiano que soy, es no andar haciendo más cosas». River y Léry añaden que es imposible certificar un infarto de miocardio sin seccionar el órgano.</p>
<p>¿Qué ocurrió en los calabozos de la Guardia Civil? En medio del choque psicológico, Muruetagoiena mezcla fogonazos de lucidez con recuerdos alucinados. Menciona que lo han golpeado en la cabeza, el tórax y los testículos. Le dice a su tío Scola que lo han mantenido sin comer durante tres días. Que lo despertaban para hacerlo caminar hasta perder la noción del tiempo. A estos recuerdos plausibles se suman otros episodios dudosos. Explica que lo han encerrado en un cubículo giratorio. Recuerda imágenes de fusilamientos y campos de exterminio. Su desorientación anima la teoría de la tortura farmacológica.</p>
<p>Muruetagoiena telefonea a Elixabete Hormaza y le pregunta por su hija Tamara. En la comandancia le han dicho que van a llevar a la niña a un orfanato para violarla. Hormaza recuerda que durante su propio arresto la han obligado a firmar papeles incomprensibles bajo amenazas sexuales. Desde su celda se oían los gritos de Muruetagoiena. Son los mismos gritos que ha escuchado Bixente Ibarguren antes de abandonar los calabozos con el rostro amoratado. Amnistía Internacional denuncia que el juez ni siquiera se ha interesado por su aspecto.</p>
<p>Pasaron muchos años hasta que Tamara conoció la verdad sobre su padre. Todavía hoy, mientras escribo este artículo, descubrimos juntos algunos datos que permanecían en el limbo de la confusión. A veces regresan viejos fantasmas. El 9 de mayo de 2010, un ertzaina despedazó la placa que recuerda a Muruetagoiena en el ambulatorio de Oiartzun. El agente cumplió un castigo de dos meses de empleo y sueldo. Si el Estado reconociera a la víctima, la pena podría haber alcanzado los dos años de prisión.</p>
<p>Tamara dirige una reserva forestal en Connecticut. Tenía siete años el día que detuvieron a sus padres. Cuando los policías se llevaban a su madre, la niña Tamara corrió a romper la hucha de sus ahorros para entregarle las monedas. «Por si las necesitas». No sé si los hombres que detuvieron a Elixabete Hormaza aún recuerdan aquella escena. Pero sé que hay personas vivas que aún están a tiempo de arrojar luz para que la familia sepa por fin qué ocurrió durante aquellos nueve días en que Esteban Muruetagoiena fue separándose poco a poco de la vida.</p>
</div>Wed, 31 Mar 2021 14:47:54 +0000Zamora1744 at https://pakitoarriaran.orgLa hija del doctor Muruetagoiena (I)
https://pakitoarriaran.org/articulos/la-hija-del-doctor-muruetagoiena-i
<span class="field field--name-title field--type-string field--label-hidden">La hija del doctor Muruetagoiena (I) </span>
<div class="field field--name-field-imagen-articulos field--type-image field--label-above">
<div class="field__label">Imagen</div> <div class="field__item"><img src="https://pakitoarriaran.org/sites/default/files/2021-03/Muruetagoiena.jpg" width="550" height="300" alt="Tamara Muruetagoiena" typeof="foaf:Image" />
</div> </div><span class="field field--name-uid field--type-entity-reference field--label-hidden"><span lang="" about="https://pakitoarriaran.org/user/37" typeof="schema:Person" property="schema:name" datatype="" xml:lang="">Zamora</span></span>
<span class="field field--name-created field--type-created field--label-hidden">Lun, 29/03/2021 - 13:00</span>
<div class="field field--name-field-autor-articulos field--type-string field--label-above">
<div class="field__label">Autor</div> <div class="field__item">Jonathan Martínez </div> </div> <div class="clearfix text-formatted field field--name-body field--type-text-with-summary field--label-hidden field__item"><p>El 25 de marzo, casi diez días de detención incomunicada después, Esteban Muruetagoiena pasa a disposición judicial en Madrid y sale a la calle sin cargos. El abogado Álvaro Reizabal lo encuentra desorientado. Durante el viaje de vuelta a Donostia, el doctor manifiesta un comportamiento errático y dice frases inconexas.</p>
<p>Tamara me preguntó si conocía la historia de su padre. Yo le dije que sí pero nunca hasta hoy había indagado en los pormenores. He escrito su nombre alguna vez entre otros nombres de víctimas olvidadas. Esteban Muruetagoiena. El médico de Oiartzun que murió después de nueve días en manos de la Guardia Civil. Ahora que intento recomponer los fragmentos del relato, los testimonios se difuminan y las fechas se confunden en los documentos oficiales. Juraría que nadie ha puesto orden aún a toda la cadena de sucesos y temo deslizar alguna información imprecisa. Pero esta es la historia que le debo a Tamara.</p>
<p>Todo empieza con un coche robado. La tarde del 6 de febrero de 1978, dos hombres armados abordan al conductor de un Seat 131 en Egia. «No te va a pasar nada», le dicen, y dirigen el vehículo hasta el alto de Aldakonea. Allí apean al dueño del turismo con la instrucción de que no notifique el robo hasta las diez de la noche. El vehículo reaparece a las nueve menos diez frente al cuartel de la Benemérita de Herrera. Hay un hombre al volante. Dos hombres descubren sus gabardinas y las metralletas comienzan a escupir ráfagas contra la fachada. Cuando el automóvil se da a la fuga, la Guardia Civil responde con una salva de disparos. A las once de la noche, en la carretera de San Marcos de Errenteria, aparece un Seat 131 molido a balazos y salpicado de sangre.</p>
<p>Aquella misma tarde, el médico titular de Oiartzun se encuentra en una sala de cines de Donostia. Se llama Esteban Muruetagoiena. Su esposa se llama Elixabete Hormaza y es estudiante de enfermería. Su hija se llama Tamara y tiene cuatro años. La madre y la niña se encuentran en su domicilio de Aldapa Bekoa cuando suena el timbre. En la puerta, un hombre empuña una metralleta. En el vehículo hay un hombre cubierto de sangre. El tercer hombre, el conductor, sabe que esa es la casa del doctor y reclama atención médica. La madre esconde a la hija bajo la cama en medio del pánico y telefonea al doctor José Miguel Yetano. En su viaje de regreso al hogar, Esteban Muruetagoiena queda atrapado en un purgatorio de retenes policiales que taponan la carretera y ralentizan el tráfico. Ni siquiera imagina lo que va a encontrar cuando llegue a casa.</p>
<p>El auto judicial pone nombre a los miembros del comando. Eugenio Sein debió de ser quien condujo el vehículo hasta Oiartzun antes de abandonarlo en Errenteria. Ángel María Lete debió de ser quien hizo guardia durante la estancia en el domicilio del doctor Muruetagoiena. Tomás Linaza debió de ser quien convaleció de las heridas más profundas. Lete y Linaza toman a la madre y la hija como rehenes mientras el doctor Muruetagoiena acude a su consulta para fingir normalidad. Planean reponerse de los disparos antes de franquear la frontera. Pero el 9 de febrero irrumpe un incómodo contratiempo. Hacía diez años que no caía una nevada tan espesa. Los puertos de montaña están cerrados. Los dos miembros de ETA permanecen en la casa durante diecisiete días.</p>
<p>El paso del comando por Oiartzun cae en el olvido hasta que las pesquisas judiciales reconstruyen los hechos. El 7 de marzo de 1979, la Audiencia Nacional dicta un auto de procesamiento contra Esteban Muruetagoiena por un presunto delito de encubrimiento y colaboración con banda armada. Por fortuna, el doctor consigue despejar las dudas de los magistrados y demuestra su inocencia. En una misiva del 2 de julio de 1979, el letrado Joaquín Ruiz-Giménez felicita a Muruetagoiena porque la Audiencia Nacional ha anulado el procesamiento. Sin embargo, añade unas palabras que ahora resultan premonitorias. «No tengo la absoluta seguridad de que ya no te vayan a molestar más».</p>
<p>El tiempo gira y la vida cambia. Elixabete Hormaza se establece en Madrid junto a la niña Tamara y el doctor Muruetagoiena permanece en su consulta de Oiartzun. Hay otra circunstancia que ha cambiado. El 4 de diciembre de 1978, en plena campaña por el referéndum de la Constitución española, el gobierno de UCD ha dado vía libre a una ley antiterrorista que resquebraja los principios constitucionales y permite hasta diez días de detención incomunicada sin asistencia jurídica. En la práctica, la medida va a convertirse en un agujero negro de derechos humanos.</p>
<p>El 15 de marzo de 1982, dos jóvenes disparan en Errenteria contra un cabo de la Guardia Civil llamado Modesto Martín. Se levantan controles policiales. Las Unidades Antiterroristas Rurales cruzan una tanqueta en el alto de Miracruz y registran los vehículos que circulan hacia Donostia. De madrugada y con la ley antiterrorista en la mano, se multiplican en Errenteria y Oiartzun las detenciones de personas inocentes. Dicen los periódicos que se han llevado a tres de los hermanos Ibarguren. Dicen que han arrestado a Arantxa Zapirain. Pero no dicen nada de Esteban Muruetagoiena. Después de dos días de ausencia en la consulta, los vecinos acuden a su domicilio junto al alcalde. Así descubren que el doctor lleva desde el martes retenido en la Comandancia de la Guardia Civil del Antiguo. No saben aún que han detenido a Elixabete Hormaza en Madrid o que el lunes 22 van a arrestar también al doctor José Miguel Yetano.</p>
<p>El 25 de marzo, casi diez días de detención incomunicada después, Esteban Muruetagoiena pasa a disposición judicial en Madrid y sale a la calle sin cargos. El abogado Álvaro Reizabal lo encuentra desorientado. Durante el viaje de vuelta a Donostia, el doctor manifiesta un comportamiento errático y dice frases inconexas. Solo quiere regresar cuanto antes a Oiartzun. Su madre, una siciliana llamada Vittoria Scola, se desplaza desde Ondarroa para hacerle compañía mientras se recupera del impacto psicológico. Pasa un día. Pasan dos días. Al tercer día, el domingo 28 de marzo, Esteban Muruetagoiena y Vittoria Scola conversan hasta las dos de la madrugada. Él se siente exhausto. Se acuesta y le pide a su madre que no lo despierte hasta las once de la mañana. No despertará jamás.</p>
</div>Mon, 29 Mar 2021 17:00:39 +0000Zamora1737 at https://pakitoarriaran.orgJonathan Martínez: «Lo que nos queda de la música es el recuerdo de lo que éramos cuando la escuchábamos»
https://pakitoarriaran.org/entrevistas/jonathan-martinez-lo-que-nos-queda-de-la-musica-es-el-recuerdo-de-lo-que-eramos-cuando
<span class="field field--name-title field--type-string field--label-hidden">Jonathan Martínez: «Lo que nos queda de la música es el recuerdo de lo que éramos cuando la escuchábamos»</span>
<div class="field field--name-field-imagen-entrevista field--type-image field--label-hidden field__item"><img src="https://pakitoarriaran.org/sites/default/files/2020-10/JonathanMartinez.jpg" width="550" height="300" alt="Jonathan Martínez" typeof="foaf:Image" />
</div><span class="field field--name-uid field--type-entity-reference field--label-hidden"><span lang="" about="https://pakitoarriaran.org/user/37" typeof="schema:Person" property="schema:name" datatype="" xml:lang="">Zamora</span></span>
<span class="field field--name-created field--type-created field--label-hidden">Jue, 01/10/2020 - 10:44</span>
<div class="field field--name-field-autor-entrevistas field--type-string field--label-hidden field__item">Antonio Mautor</div> <div class="field field--name-field-entrevista-entrevistas field--type-string field--label-inline">
<div class="field__label">Entrevista a</div> <div class="field__item">Jonathan Martínez</div> </div> <div class="clearfix text-formatted field field--name-body field--type-text-with-summary field--label-hidden field__item"><p>En Nueva Revolución entrevistamos al periodista Jonathan Martínez para conocer su relación con la música, esa canción que lo ha marcado en su vida y en definitiva una faceta personal que habla también de su compromiso político.</p>
<p><strong>Antes de nada, ¿cómo estás viviendo la crisis del COVID?</strong></p>
<p>No hay nadie de mi entorno con afecciones graves de salud, así que en primer lugar siento un gran respeto por quienes han padecido los estragos de la enfermedad. La crisis económica, en cambio, sí la he sentido más cercana. Mucha gente a mi alrededor ha perdido su empleo o tendrá dificultades para afrontar el futuro. Y el panorama no es optimista.</p>
<p><strong>¿Qué crees que se debería hacer para ayudar a la cultura en estos tiempos de crisis?</strong></p>
<p>Creo que cuando exigimos “ayudas” a los poderes públicos, perpetuamos sin querer la idea errónea de que la cultura es una especie de gasto superfluo que solo puede sobrevivir gracias a la compasión de las instituciones. A veces basta con que dejen de poner zancadillas. Solo reclamamos que traten a la cultura con el mismo respeto que dedican a otros sectores. La cultura crea riqueza y puestos de trabajo, pero además es el alimento emocional e intelectual de toda la sociedad.</p>
<p><strong>Comencemos a indagar por tu relación con la música, ¿cuál es tu primer recuerdo asociado a ella?</strong></p>
<p>Supongo que soy hijo de la radio. En mi casa nunca hubo tocadiscos, así que todo lo que escuchaba pasaba por el filtro de las emisoras. Cuando era pequeño me regalaron un órgano y empecé a ver la música como una forma de comunicación, algo que no solo recibimos sino que también podemos transmitir.</p>
<p><strong>¿Qué canción te ha marcado y por qué?</strong></p>
<p>En 1994, cuando murió Kurt Cobain, escuché por primera vez “Rape me” de In utero en la radio. Creo que no he vuelto a sentir a nadie capaz de transmitir con tanta intensidad la rabia adolescente de aquellos tiempos.</p>
<p><strong>Nuestro servicio secreto te ha espiado y sabemos que te va el rollo rock n’ roll, country – americana… ¿algo que alegar en tu defensa? ¿Qué tienen estos géneros que no tengan otros?</strong></p>
<p>Con el tiempo he aceptado que soy bastante ecléctico, que puedo escuchar cool jazz con la misma pasión que le dedico al punk. La americana me cautivó desde la primera vez que escuché un directo de Bob Dylan. Empecé a investigar el folk, el blues, el country, el bluegrass, Woody Guthrie, las viejas grabaciones de Alan Lomax. Ese árbol genealógico entronca muy bien con el rock & roll o el rockabilly. Y de Johnny Cash o Hank Williams es sencillo pasar a nombres como Steve Earle, Lucinda Williams, Ryan Adams, Gillian Welch o Wilco. Hay una nueva hornada entre el alt-country, el outlaw, el blues rock o el cowpunk que me fascina. Sigo con atención a gente como Lydia Loveless, Nikki Lane, Eilen Jewell o Larkin Poe.</p>
<p><strong>¿Crees que el rap le ha ganado la partida definitivamente al rock en lo que respecta a lo contestatario?</strong></p>
<p>La música contestataria se ha manifestado siempre a través de géneros diversos. Por ejemplo, el reguetón ha dado voz a mensajes reaccionarios pero también a la protesta social y política. Y el rock ha tenido episodios de rebeldía igual que ha reproducido algunos cánones conservadores. Lo que ocurre es que el rock ha perdido espacio en los últimos quince años. La ola del grunge de los noventa y la respuesta británica del britpop marcaron un hito que no ha vuelto a repetirse. Ahora es difícil ver rock en el mainstream con la misma viveza de aquellos días.</p>
<p><strong>Sabemos también que eres guitarrista y que incluso llegaste a tener un grupo, ¿cómo recuerdas todo aquello?</strong></p>
<p>Era un grupo de rock con un sonido entre garaje y psicodélico. Hace unos veinte años, me telefonearon para comunicarme que había ganado un premio literario y en mitad de la emoción acudí con mi primo Josu a una tienda de segunda mano a fundirme parte del botín en mi primera guitarra. Mi primo tocaba trikitixa desde pequeño y se puso a aprender percusión. Teníamos un amigo que tocaba la eléctrica, un colega bajista muy punk y una amiga ucraniana al teclado. Por entonces, un grupo que estaba empezando a triunfar nos cedió el garaje de Bilbao donde ensayaba. Luego supe que eran Zea Mays. Nuestra banda se disolvió pero también nos llevó a trabar relación con otros músicos y grupos con los que hemos seguido tocando después. Ahora mi primo toca cumbia en La Tokokera. A veces tocamos juntos por nuestra cuenta. Mientras tanto, seguimos aprendiendo a manejar nuevos instrumentos y dándole también a la producción.</p>
<p><strong>Obligado preguntarte por el Rock Radikal Vasco, ¿qué ha significado para ti?</strong></p>
<p>Es extraño porque el RRV es un capítulo mitificado con el tiempo y que representa una banda sonora a la que por entonces no di mucha importancia. Era la música de nuestros primos y hermanos mayores, por edad no pude participar en la ruta de gaztetxes de los ochenta. Ya en los noventa, cuando mi generación empezó a interesarse por la música, el RRV quedaba más bien como un eco que tratábamos de mantener vivo pero cuya época dorada se había extinguido. En los noventa nos quedaban los casetes de Barricada o Parabellum, las canciones épicas que aún resonaban en las verbenas de pueblo, Exkixu, Su Ta Gar y dos grupos de rock urbano que en aquellos años empezaban a brillar como Platero y Tú y Extremoduro.</p>
<p><strong>Muchos grupos de Euskadi han sido perseguidos hasta la extenuación por la censura, ¿qué opinión tienes al respecto?</strong></p>
<p>La represión política ha alcanzado a todos los sectores culturales de Euskal Herria, y la escena musical siempre ha sido un núcleo de incomodidad y contestación en medio del conflicto político y social. A Eskorbuto los detuvo la Policía Nacional y les aplicó la ley antiterrorista. A Fermin Muguruza lo ha boicoteado la derecha igual que a Soziedad Alkoholika, a menudo con tribunales de por medio. Además ha existido una censura sutil que consiste en apartar cualquier voz crítica de los aparatos de comunicación. Hay gente que no existe en la radio y la TV pero luego llena salas de conciertos con más solvencia que otros artistas mimados por el poder.</p>
<p><strong>¿Eres más de la Polla o de Eskorbuto?</strong></p>
<p>¿A quién quieres más, a papá o a mamá?</p>
<p><strong>Tres bandas por las que partirías la cara con alguien…</strong></p>
<p>No soy de partirme la cara por gustos musicales, pero aquí somos más de Oasis que de Blur y más de Nirvana que de Guns ‘n Roses. También te digo que Chuck Berry es Dios, que Jeff Buckley es un ángel, que pongo velas a Jimi Hendrix y a Janis Joplin, y que de mayor quiero ser Louis Prima.</p>
<p><strong>¿Qué música odias, artista o género?</strong></p>
<p>Cuando un género o artista no me gusta, intento limitarme a no escucharlo. No entiendo la necesidad de proclamar odio por una expresión musical, como si denigrar a J. Balvin o a Camela te convirtiera en un erudito de la musicología. Reconozco, por ejemplo, que no me emocionan los trappers que van de pistoleros del Bronx pero que han crecido en La Moraleja. Pero eso no tiene tanto que ver con la música como con la escenificación y con el mensaje.</p>
<p><strong>¿Cuál ha sido el concierto que más has disfrutado y por qué?</strong></p>
<p>Ahora mismo recuerdo que vi a Los Piratas antes de que se separaran y fue la hostia. Vi a Marea telonear a Platero y Tú y me siento privilegiado. Vi a Mikel Laboa en el mismo escenario que Bob Dylan y me parece un recuerdo imborrable. Vi a Lucinda Williams y a Steve Earle en primera fila y fue como asistir a un pase privado. Al final, lo que nos queda de la música es el recuerdo de lo que éramos cuando la escuchábamos.</p>
<p><strong>¿Cuál ha sido el último disco que has comprado?</strong></p>
<p>Mejor te digo cuál estoy desando tener ya en mis manos : Jeff Tweedy saca “Love Is The King” el 23 de octubre y el 13 de octubre publica libro: “How To Write One Song“.</p>
<p><strong>Por favor un “guilty pleasure” musical inconfesable…</strong></p>
<p>El indie naïf, desde Los Fresones Rebeldes hasta Carolina Durante. Un grupo como Papa Topo, que titulaba a una canción “Lo que me gusta del verano es poder tomar helado”, solo merece que me quite el sombrero con una reverencia.</p>
<p><strong>Dedica una canción a tu peor enemigo…</strong></p>
<p>Déjame tirar de clásicos. “Txibato” de Kojon prieto y los Huajalotes.</p>
<p><strong>Un deseo…</strong></p>
<p>Que mis colegas músicos puedan volver a dar conciertos con normalidad. Y si no es mucho pedir, me gustaría volver a tocar con ellos.</p>
<p><strong>¿A quién le dedicas esta entrevista?</strong></p>
<p>A los trabajadores de la industria cultural, a los técnicos, a la gente que está detrás de los artistas haciendo un trabajo invisible y no reconocido y que las está pasando putas en mitad de esta pandemia.</p>
</div>Thu, 01 Oct 2020 14:44:44 +0000Zamora1367 at https://pakitoarriaran.orgUn abrazo a quien lo necesite
https://pakitoarriaran.org/articulos/un-abrazo-quien-lo-necesite
<span class="field field--name-title field--type-string field--label-hidden">Un abrazo a quien lo necesite </span>
<div class="field field--name-field-imagen-articulos field--type-image field--label-above">
<div class="field__label">Imagen</div> <div class="field__item"><img src="https://pakitoarriaran.org/sites/default/files/2020-08/JosuUrrutikoetxea.jpg" width="550" height="300" alt="Josu Urrutikoetxea" typeof="foaf:Image" />
</div> </div><span class="field field--name-uid field--type-entity-reference field--label-hidden"><span lang="" about="https://pakitoarriaran.org/user/37" typeof="schema:Person" property="schema:name" datatype="" xml:lang="">Zamora</span></span>
<span class="field field--name-created field--type-created field--label-hidden">Mar, 04/08/2020 - 14:05</span>
<div class="field field--name-field-autor-articulos field--type-string field--label-above">
<div class="field__label">Autor</div> <div class="field__item">Jonathan Martínez </div> </div> <div class="clearfix text-formatted field field--name-body field--type-text-with-summary field--label-hidden field__item"><p>El 19 de junio de 2009 desayuné con varias llamadas en el teléfono. Me dijeron que ETA había asesinado en Arrigorriaga a un policía llamado Eduardo Puelles y sin mucha más información tuve la certeza de que se avecinaban días duros. Eran alrededor de las nueve de la mañana. Los medios andaban ya recogiendo declaraciones y recuerdo que hablé con Bizkaia Irratia. Entre otras palabras atropelladas dije algo que ahora me parece premonitorio. Si ETA quería obedecer la voluntad del pueblo vasco, debería desaparecer inmediatamente. Todavía no lo sabíamos, pero aquel fue su último atentado en nuestra tierra.</p>
<p>Pasó el verano y el 13 de octubre todos los servicios informativos de la noche abrieron con la misma noticia. A las seis de la tarde, la Policía española había rodeado la sede del sindicato LAB y se había llevado detenidos a nueve dirigentes de la izquierda abertzale. Después de escuchar sus declaraciones, Baltasar Garzón encarceló a Arnaldo Otegi, Rafa Díez, Sonia Jacinto, Miren Zabaleta y Arkaitz Rodríguez. El magistrado acusaba a los impulsores de Bateragune de formar parte de ETA. Su argumento era que los acusados pretendían forzar un alto el fuego y concurrir a las elecciones municipales y forales de 2011.</p>
<p>El 19 de junio acudí a Arrigorriaga para mostrar mi contrariedad con el asesinato de Eduardo Puelles. El 17 de octubre acudí a Donostia para mostrar mi contrariedad con la redada de Garzón. Entre ambas manifestaciones había un eje de sentido común que representaba los anhelos de la mayoría vasca. El deseo de que ETA abandonara las armas de una vez por todas y el deseo de que la izquierda soberanista e independentista tuviera derecho a acudir a las urnas. Quedaban y siguen quedando otras cuentas pendientes, pero estos dos requisitos eran ya clamorosos.</p>
<p>Hay una frase legendaria de Alfredo Pérez Rubalcaba sobre el derecho de la izquierda vasca a concurrir a las elecciones. “O bombas o votos”. Pocos recuerdan, sin embargo, la coda que explica lo que habrá de suceder en los próximos días. "O rompen drásticamente con ETA o convencen a ETA de que deje unilateralmente la violencia". Era 2010 y por entonces muchos nos implicamos en hacer posible la segunda opción. Que ETA hubiera continuado activa como grupúsculo kamikaze no solo era una posibilidad nefasta sino que además nos recordaba a la experiencia irlandesa del IRA Auténtico.</p>
<p>Fueron días convulsos. Impulsamos plataformas por los derechos humanos, civiles y políticos como Adierazi EH. Convocamos el Acuerdo de Gernika para que ETA decretara un "alto el fuego permanente, unilateral y verificable por la comunidad internacional" con la colaboración del Gobierno español. Mientras forzábamos la paz, algunos de nuestros compañeros terminaron en prisión con pruebas prefabricadas y bajo acusaciones que después se demostraron falsas. Una vez fracasada la negociación de 2006, al Gobierno español ya solo le interesaba escenificar que ETA desaparecía por obra y gracia de la acción policial y no gracias al trabajo de la sociedad civil. No les importó encarcelar a personas inocentes para demostrarlo.</p>
<blockquote><p><strong>Mientras forzábamos la paz, algunos de nuestros compañeros terminaron en prisión con pruebas prefabricadas y bajo acusaciones que después se demostraron falsas</strong></p>
</blockquote>
<p>Estos días he recordado el relato que hizo Jesús Egiguren de sus negociaciones en Ginebra y en Oslo con los interlocutores de ETA. En marzo de 2006, el dirigente del PSE se mostraba satisfecho de sus conversaciones con Josu Urrutikoetxea y daba por hecha la paz. Aquella esperanza, siempre según Egiguren, se frustró cuando Urrutikoetxea desapareció de la mesa. Después llegó el atentado de la T4 y mucho después ETA asesinó a Isaías Carrasco en Arrasate. No por casualidad, el edil guipuzcoano era amigo de Egiguren.</p>
<p>Cualquiera con alguna capacidad de observación comprenderá que el camino hacia la paz pasaba al menos por dos logros. Que las posiciones de Arnaldo Otegi se extendieran en la izquierda abertzale y que las posiciones de Urrutikoetxea se impusieran en ETA. Lo primero ocurre el 16 de febrero de 2010, con Otegi en prisión, cuando la izquierda abertzale presenta el documento Zutik Euskal Herria después de un intenso debate interno. Lo segundo ocurre, digamos, el 5 de septiembre de 2010, cuando ETA anuncia que ha decidido “no llevar a cabo acciones armadas ofensivas” tal y como se lo han reclamado los promotores de lo que terminará siendo Bildu.</p>
<p>El 17 de octubre de 2011, personalidades como Kofi Annan, Bertie Ahern, Gerry Adams o Jonathan Powell ofician en Donostia la Conferencia de Paz de Aiete. ETA responde tres días después con una declaración del “cese definitivo de su actividad armada". En el proceso de pacificación, y entre las zancadillas de la caverna, han participado mediadores internacionales como el sudafricano Brian Currin o el ex jefe de Interpol Raymond Kendall. El 8 de abril de 2017, ETA entrega sus armas a representantes de la sociedad civil ante los ojos de la prensa mundial y 20.000 personas se reúnen en la localidad vasca de Baiona para celebrarlo.</p>
<p>El camino hacia el desarme es largo y accidentado, pero hay un episodio paralelo que ahora cobra sentido. El 1 de marzo de 2016, Arnaldo Otegi abandona la prisión de Logroño después de seis años y medio de encierro. El 7 de noviembre de 2018, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos va a sentenciar que España vulneró el derecho de Otegi a un juicio justo. Tenemos que esperar al 31 de julio de 2020 para que el Tribunal Supremo anule la sentencia. Esto quiere decir no solo que Otegi fue injustamente encarcelado sino que además la justicia española arrebató al líder independentista su derecho a optar a la lehendakaritza en las elecciones del pasado 12 de julio.</p>
<p>Ahora que se confirma que los cinco de Bateragune no debieron haber pisado jamás la prisión, varias voces notables del progresismo español han decidido poner la lupa sobre la figura de Josu Urrutikoetxea, que ha sido excarcelado y empujado al arresto domiciliario debido a su estado grave de salud. En un doble juicio que deberá repetirse en octubre, Francia lo acusa de haber liderado ETA entre 2011 y 2013. Es decir, le reclama ocho años de prisión por haber organizado la disolución de ETA y haber abierto las puertas al desarme.</p>
<p>En un sector del progresismo francés, la detención de Urrutikoetxea fue considerada un disparate. El 30 de mayo de 2019, el diario izquierdista Libération publicaba una tribuna bajo el título “En apoyo de Josu Urrutikoetxea”. Lo escriben reputados académicos como Alain Badiou, Jean-Luc Nancy, Toni Negri o Jacques Rancière. Los firmantes denuncian un “golpe a la inteligencia política, al concepto de justicia, al compromiso en favor de la reconciliación de los pueblos” y denuncian que la trayectoria de Urrutikoetxea ha sido “instrumentalizada por los poderes políticos y estigmatizada por los medios de comunicación”. No se puede admitir, dice la carta, que “frente a la altura moral de Josu Urrutikoetxea para poner fin a un conflicto armado se le imponga este desprecio y humillación”.</p>
<p>El artículo no sentó bien a algunos notables españoles y ocasionó una carta de rechazo firmada por Fernando Savater, Fernando Aramburu, Cayetana Álvarez de Toledo y Carlos Martínez Gorriarán, entre otros. Mientras tanto, Urrutikoetxea sumaba adhesiones con un manifiesto de 65 personalidades que exigían su liberación inmediata. Suscriben la petición nombres como Noam Chomsky, Slavoj Žižek o Susan George. El manifiesto, que no consiguió difusión en España, considera a Urrutikoetxea “un artesano de primer orden en el fin de la lucha armada en el País Vasco y el promotor de una resolución justa y duradera del último conflicto armado de Europa occidental”.</p>
<p>Mientras un buen puñado de intelectuales notorios de todo el mundo se han alineado con la resolución del conflicto vasco, buena parte del progresismo español ha decidido guardar un discreto silencio o, peor aún, se ha alineado con el discurso más pestilente de la cloaca mediática. La mayoría ha absorbido sin contemplaciones el argot policial y llama “Ternera” a Urrutikoetxea. Otros lo despachan con insultos de brocha gorda. Algunos, incluso, le imputan crímenes sin prueba ni condena que sostenga sus acusaciones. Todo vale excepto el pensamiento crítico.</p>
<p>La mayoría de las invectivas contra Urrutikoetxea apelan a su papel durante los años ochenta y se basan en una investigación extemporánea del magistrado Ismael Moreno. Moreno es un expolicía franquista reconvertido en juez de la Audiencia Nacional. El mismo que mandó encarcelar a los titiriteros por una obra de teatro satírico. El mismo que pidió hasta nueve años de prisión contra Amadeo Martínez Inglés por un artículo sobre el rey emérito. El mismo que se negó a juzgar al grupo ultraderechista Falange y Tradición después de sus amenazas de muerte contra independentistas vascos. El mismo que mandó detener al concejal de la CUP Joan Coma por un discurso a favor de la independencia tras una denuncia del neofascista Josep Anglada.</p>
<p>Moreno sostiene que Urrutikoetxea dio la orden de atentar contra la casa cuartel de Zaragoza en 1987 y por eso reclama su extradición. Lo cierto es que Urrutikoetxea se incoporó a ETA en 1971. Participó indirectamente en el atentado contra Luis Carrero Blanco. El 5 de junio de 1975, mientras el juez Moreno trabajaba como inspector de la Policía de Franco, un comando parapolicial trató de asesinar a Urrutikoetxea. El ultraderechista francés Marcel Cardona murió víctima de sus propios explosivos. Urrutikoetxea va a desempeñar un papel en las negociaciones de Argel entre ETA y el Gobierno español hasta que la policía lo arresta en Baiona en 1989.</p>
<p>El 14 de enero de 2000, tras once años preso, el Tribunal Supremo considera que Urrutikoetxea ha pagado ya todas sus causas pendientes con la justicia. El ex convicto, que fue elegido parlamentario de Euskal Herritarrok durante la tregua más larga de ETA, puede asumir ahora su cargo y desentenderse de su pasado militar para apostar por las vías políticas. O eso cree todo el mundo hasta que el juez Moreno decide crear una nueva causa en su contra. ¿En qué se basa a estas alturas Moreno? En las acusaciones de Soares Gamboa, miembro de ETA converso que a pesar de que se enfrenta a más de 2.000 años de cárcel, fue inmediatamente premiado con el tercer grado y lo llevaron a cumplir condena cerca de su familia. ¿Cuándo reabre la causa el magistrado ultraconservador? Cuando PP y PSOE preparan la ilegalización de Euskal Herritarrok y andan buscando incriminar a la coalición con indicios terroristas.</p>
<p>No tengo ninguna intención de demostrar la inocencia de Urrutikoetxea, que cada palo aguante su vela. Eso sí, no estoy dispuesto a admitir que la alcantarilla policial y judicial construya nuevas acusaciones a la carta con pruebas más que cuestionables o que articulistas de apellido progresista atribuyan con alegría crímenes por los que ya han sido condenadas otras personas. A la izquierda que crea opinión en España no le pido que aplauda la biografía de Josu Urrutikoetxea. Yo tampoco me siento obligado a compartirla. Lo único que reclamo es que cuando alguna voz progresista quiera pronunciarse sobre el conflicto vasco, sus palabras puedan distinguirse del relato oficial que ha construido a su medida el fango derechista.</p>
<p>El pasado 31 de julio, el mismo día que se anulaba la condena contra Bateragune, se nos moría en Usurbil el académico de la lengua vasca Joan Mari Torrealdai. Fue consejero de Egunkaria y lo torturó la Guardia Civil después de que la apisonadora judicial lo acusara de terrorismo con pruebas sacadas de una chistera. Torrealdai falleció con la convicción de que el cáncer que padecía era consecuencia de su paso traumático por los sótanos policiales de Madrid. Ya en 2012, Estrasburgo condenó a España por no investigar las torturas infligidas a su compañero Martxelo Otamendi. La historia de nuestro país está llena de violencia pero también de abusos judiciales y de silencios mediáticos. En estos días, algunas firmas de izquierdas han sepultado los abusos contra Otegi y Torrealdai con el pretexto de Urrutikoetxea y con argumentos de la misma judicatura que abusó de Otegi y Torrealdai.</p>
<blockquote><p><strong>La historia de nuestro país está llena de violencia pero también de abusos judiciales y de silencios mediáticos</strong></p>
</blockquote>
<p>El 5 de septiembre de 2010, me senté a comer con varias llamadas en el teléfono. Me dijeron lo que ya sabía que estaba a punto de ocurrir, que ETA había anunciado en la BBC el principio de su propio fin. En aquel momento experimenté el privilegio de estar formando parte de algo grande y pensé en el alivio que debieron de haber sentido tantas personas amenazadas que todavía caminaban con escolta por nuestras calles. Han pasado ya casi diez años de aquello y, a pesar de todo, todavía hemos visto demasiado sufrimiento por el camino.</p>
<p>Alguna gente piensa que la resolución de un conflicto armado cae del cielo por alguna clase de milagro inexplicable. Alguna gente se pasa la vida exigiendo pasos que ellos mismos no son capaces de emprender. Yo ahora solo pienso en todas las personas que se han comprometido durante todos estos años para que la paz sea posible, en toda la gente que nos acompañó en ese camino, algunos a un precio demasiado alto, otros ni siquiera llegaron a ver los frutos de sus esfuerzos. Gente que aún espera a que sus padecimientos encuentren alivio. Gente que aún hoy pone su mejor empeño en construir un futuro compartido. Si alguna vez nos hemos equivocado, que nos perdonen. Lo hicimos lo mejor que pudimos. Pero por favor, no nos pisen lo fregao hasta que se seque.</p>
</div>Tue, 04 Aug 2020 18:05:56 +0000Zamora1215 at https://pakitoarriaran.orgVíctimas y víctimas
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<span class="field field--name-created field--type-created field--label-hidden">Mar, 30/06/2020 - 13:02</span>
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<div class="field__label">Autor</div> <div class="field__item">Jonathan Martínez</div> </div> <div class="clearfix text-formatted field field--name-body field--type-text-with-summary field--label-hidden field__item"><p>A día de hoy, los GAL sigue siendo la organización clandestina con mayor porcentaje de crímenes no esclarecidos. El 37% para ser exactos</p>
<p>El pasado jueves era portada de la edición digital de “El País”. En un artículo firmado por Luis R. Aizpeolea, el diario anuncia como primicia lo que todo el mundo sabe desde hace sesenta años. Que la niña Begoña Urroz, víctima de una maleta explosiva depositada en 1960 en la estación de Amara, no murió a manos de ETA sino del DRIL. Como prueba definitiva, Aizpeolea aporta una investigación intempestiva del Memorial de Víctimas. Ni una palabra de investigadores como Iñaki Egaña, que hace más de diez años denunciaba en estas páginas la construcción de una mentira. Ni una palabra de Xavier Montanya, que en 2013 zanjaba el despropósito con un manojo de documentos policiales.</p>
<p>Durante los últimos años y contra todas las evidencias, los altavoces del relato oficial han difundido el bulo en un metódico ejercicio de propaganda. En 2015, cuando ya nadie aceptaba la fantasía de la autoría de ETA, el Gobierno español mantuvo su versión ante el Consejo de Seguridad de la ONU. Ya nadie sostiene lo insostenible pero tampoco hemos escuchado rectificaciones. Más bien al contrario, hemos asistido a algunas llamativas paradojas. “El País”, uno de los rotativos que más ha contribuido a propalar la noticia falsa, se reivindica ahora como riguroso verificador. Honorable rostro de cemento portland.</p>
<p>Para comprender cómo se afianza el bulo, es interesante echar la vista al pasado y examinar el contexto histórico. Aunque la falsa atribución a ETA cumple ya veinte años, es en 2010 cuando se consolida como mantra mediático. El 11 de marzo, los grupos políticos del Congreso acuerdan por unanimidad declarar el 27 de junio como Día de las Víctimas del Terrorismo. Dice la declaración institucional que han elegido ese día porque «hace 50 años ETA asesinó por primera vez» y nombran a Begoña Urroz. «Todo el mundo debe saber que la primera víctima de ETA fue una niña de 22 meses». Este atentado, lee el presidente Bono, «pone de relieve la vileza y la inmoralidad por sí solo de la banda».</p>
<p>¿En qué contexto histórico se difunde el bulo? Por entonces, Patxi López se hospeda en Ajuria Enea gracias al PP y a la ilegalización de partidos. El 16 de febrero, la izquierda abertzale publica el documento Zutik Euskal Herria y abre las puertas al desarme de ETA. El soberanismo vasco fragua una alianza de la que nacerá Bildu y Rubalcaba maquina para que no haya marcas independentistas en las elecciones. 2010 fue un año de redadas indiscriminadas. El Gobierno español tenía que escenificar que el fin de ETA no iba a llegar gracias al debate político o a la movilización ciudadana sino a la apisonadora policial. No les importó llenar las prisiones con acusaciones que después, en los juicios, se demostraban falsas.</p>
<p>Que el Congreso de los Diputados celebre el Día de las Víctimas del Terrorismo sobre la base de un bulo explica de qué madera está hecha nuestra democracia. Que ningún grupo parlamentario, ni uno solo, levantara la mano para cuestionar el despropósito resulta elocuente. Que todavía hoy, con el bulo desmentido, se siga manteniendo la farsa es un insulto a la inteligencia. Explica José Bono que fueron «todas las asociaciones de víctimas» quienes propusieron esa fecha «por unanimidad». Y aquí es donde llega la madre del cordero. ¿Qué asociaciones se erigen como totalidad de qué? ¿Qué víctimas exactamente se sienten representadas bajo esas siglas y qué otras víctimas, defenestradas por el discurso único, permanecen huérfanas de homenajes y reconocimientos?</p>
<p>Leo unas palabras de Robert Manrique, víctima de Hipercor, que protesta contra el cariz que ha tomado la ceremonia. Dice que otras víctimas se han desmarcado del acto. Dice que no se siente representado por Ángeles Pedraza, que ayer habló en nombre de las víctimas. El año pasado fue Mari Mar Blanco. Ambas vinculadas al PP. A Pedraza la enchufó Díaz Ayuso en tres cargos institucionales a cambio de unos jugosos 93.855 euros anuales. Manrique tiene palabras también para otros olvidos. Porque no ve rastro de asistencia a las víctimas del atentado de Las Ramblas de 2017. Y porque no cree que el oficialismo recuerde la investigación sobre los GAL.</p>
<p>El mismo Congreso que ayer aplaudía a las víctimas, a algunas víctimas, el pasado martes boicoteaba la investigación sobre Felipe González. PSOE, PP y Vox cerraron filas en torno al expresidente y dejaron en la estacada a todas esas familias que casi cuarenta años después siguen sin conocer la verdad. Covite y otros lobbies ultras protegen a González con el pretexto de que aún existen atentados de ETA sin esclarecer. Hace ya más de dos años que el Foro Social puso en entredicho el mito de la impunidad de ETA. A día de hoy, los GAL sigue siendo la organización clandestina con mayor porcentaje de crímenes no esclarecidos. El 37% para ser exactos. Les sigue en el ranking de impunidad el Batallón Vasco Español con un 24,3%.</p>
<p>Esta semana hemos recordado la llegada de los huesos de Joxean Lasa y Joxi Zabala al aeropuerto de Hondarribia. Fue un 21 de junio de 1995. En uno de los episodios más lamentables de la policía autonómica, y no son pocos los episodios que lamentar, la Ertzaintza decidió que era una buena idea moler a palos a los asistentes. También en el cementerio de Tolosa. Al día siguiente cayó Rosa Zarra con una pelota de goma en la cabeza y el recuerdo se estira hasta el callejón donde mataron a Iñigo Cabacas. Ni una ni otro merecen el aplauso del Congreso.</p>
<p>¿Qué tiene que ocurrir para que las autoridades españolas te consideren víctima? El 15 de octubre de 1983, la Guardia Civil secuestró a Lasa y Zabala en Baiona, los retuvo en el cuartel de Intxaurrondo, los torturó en la residencia del Gobernador Civil, los trasladó a un descampado de Alicante, los asesinó de tres tiros en la cabeza y los sepultó en cal viva. En 2017, el Tribunal Constitucional dictaminó que sus familiares no merecen el estatuto de víctimas del terrorismo. Hay verdades que se mantienen por sí solas. Por mucho que “El País” tarde sesenta años en descubrirlas.</p>
</div>Tue, 30 Jun 2020 17:02:38 +0000Zamora1134 at https://pakitoarriaran.org