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Jose Mari Esparza https://pakitoarriaran.org/taxonomy/term/292 es Jose Mari Esparza: «Solo desde la lucha local se es solidario con el mundo» https://pakitoarriaran.org/entrevistas/jose-mari-esparza-solo-desde-la-lucha-local-se-es-solidario-con-el-mundo <span class="field field--name-title field--type-string field--label-hidden">Jose Mari Esparza: «Solo desde la lucha local se es solidario con el mundo» </span> <div class="field field--name-field-imagen-entrevista field--type-image field--label-hidden field__item"><img src="https://pakitoarriaran.org/sites/default/files/2023-09/Esparza.jpg" width="550" height="300" alt="Jose Mari Esparza" typeof="foaf:Image" /> </div><span class="field field--name-uid field--type-entity-reference field--label-hidden"><span lang="" about="https://pakitoarriaran.org/index.php/user/37" typeof="schema:Person" property="schema:name" datatype="" xml:lang="">Zamora</span></span> <span class="field field--name-created field--type-created field--label-hidden">Vie, 29/09/2023 - 15:17</span> <div class="field field--name-field-autor-entrevistas field--type-string field--label-hidden field__item">Pello Guerra </div> <div class="field field--name-field-entrevista-entrevistas field--type-string field--label-inline"> <div class="field__label">Entrevista a</div> <div class="field__item">Jose Mari Esparza</div> </div> <div class="clearfix text-formatted field field--name-body field--type-text-with-summary field--label-hidden field__item"><p>El viernes se celebró el 35 aniversario de la editorial Txalaparta, marco en el que se rindió homenaje a Jose Mari Esparza, activista, escritor y responsable durante décadas de un proyecto clave de la cultura vasca, y que se considera miembro de «una generación que transformó este país».</p> <p>Una fiesta celebró este viernes el 35 aniversario de la editorial Txalaparta, marco en el que tuvo lugar un homenaje a Jose Mari Esparza, que en esta entrevista repasa una intensa trayectoria vital militante que ha dejado una profunda huella en Euskal Herria y que ha llenado de «sentido y felicidad» a su existencia.</p> <p><strong>Activista social y sindical, editor y escritor, defensor del patrimonio... ¿Jose Mari Esparza es el perejil de las más variadas salsas?</strong></p> <p>Tengo la suerte de pertenecer a una generación única. La de la guerra del 58, que dicen algunos. Nacimos en una sociedad campesina, más parecida al neolítico que a la actualidad. En cuatro días hicimos la revolución industrial y en un santiamén pasamos a la cibernética. En medio, una dictadura militar, religiosa y hasta sexual; y una opresión nacional que comenzamos a sentir desde los 14 años, nada más entrar en un grupo de dantzaris. En el mundo, todo eran revoluciones: mayo del 68, Vietnam, el Che… «Todo el tiempo que no se dedica a la revolución es tiempo perdido» escribían los poetas. El socialismo y la independencia de los pueblos eran posibles ¿En Euskal Herria por qué no? Y en ese momento se puso en marcha una generación militante, apasionada, que transformó este país en el plano político, cultural, sindical, social… Hicieron falta perejiles en todas las salsas. Haber participado en este movimiento, en ese parto social y nacional, nos ha llenado de sentido y felicidad la vida.</p> <p><strong>Cuando empezó a trabajar en la fundición Luzuriaga con 17 años, ¿se imaginaba que estaría activo en tantos frentes?</strong></p> <p>Los 20 años de obrero y sindicalista en la fundición fueron mi universidad. Las pintadas o la redacción de panfletos, nuestros primeros ensayos literarios. La publicación de revistas clandestinas como ‘Fusión Obrera’ nos hizo editores. Hoy día, cuando mostramos los más de mil libros de nuestro catálogo o los 50 tomos enciclopédicos editados sobre memoria histórica, yo los sigo denominando ‘panfletos’. ¿Por qué no? El contenido es lo importante; el continente depende de las posibilidades económicas o legales. Al final, editar es convertir las ideas en textos y difundirlos. Entonces en una ‘vietnamita’ clandestina; ahora en una imprenta digital; mañana ya veremos.</p> <p>Aquellas décadas nos marcaron como activistas y como personas. Luchar por las condiciones de trabajo, aprender euskera, crear organizaciones, leer, responder a la represión, apoyar ikastolas, manifestarnos… todo formaba parte de la agenda militante. Claro que el capitalismo tenía también sus bazas ocultas y mi paradoja es que 34 años después de dejar la fundición, me han detectado un cáncer de amianto con el que acabaré mis días. ¡Quién me iba a decir que después de tres décadas de ‘empresario’ e ‘intelectual’ de medio pelo, vaya a morir como un obrero proletario! Dentro de lo malo, no deja de tener un punto de orgullo.</p> <blockquote><p><strong>«A las puertas de la Ribera creamos una empresa comunal, abertzale y hasta rentable, gracias al esfuerzo y austeridad de quienes hemos trabajado en ella. Las plusvalías pueden ser positivas si se depositan en la hucha colectiva»</strong></p> </blockquote> <p><strong>Mientras trabajaba en Luzuriaga, ya inició sus trabajos sobre costumbrismo e historia local, hasta que en 1985 participó en la fundación de Altaffaylla. ¿Iba emergiendo la pasión que ha marcado su vida?</strong></p> <p>Lo que he sido se lo debo en buena parte a mis abuelos y abuelas. Desde ‘muete’ pasaba tardes enteras hablando con ellos, preguntándoles, tomando notas… Eran grandes narradores y con ellos aprendí el cancionero local; los dichos y anécdotas populares… Mis libros sobre costumbrismo y cancionero navarro vienen de aquellas charradas. Pero también me introdujeron, sin pretenderlo, en la memoria histórica. Por vía oral supe de sublevaciones contra las quintas; de la guerra de Cuba o del Riff; de la emigración; de la recuperación de las tierras comunales a base de pedradas y quemas de caseríos. Me enteré que había habido una República; que en el 34 mi aita tiraba la bota de vino por encima de la tapia de la cárcel para que bebiera mi abuelo preso y que, en el 36, casi acaban todos ‘en el rastrojo’. ‘La Internacional’ la aprendí de mi madre.</p> <p>Aquellos testimonios los fui contrastando luego en los archivos y me di cuenta que todo era cierto. Que antes de que llegar Luzuriaga a Tafalla había habido sindicalistas, que yacían fusilados a escasa distancia de donde estábamos… Y si entonces los académicos no editaban sobre estas cosas ¿por qué no hacerlo los obreros? Así salieron los primeros libros de memoria, historia local, resistencia popular… La creación de Altaffaylla hace ahora 40 años por un grupo de trabajadores y trabajadoras, y su primer libro emblemático ‘Navarra 1936’, fue un hito. El éxito de aquel libro desembocó en la tarea editorial posterior.</p> <p><strong>En 1988 se convirtió en director de Txalaparta. ¿Cómo fue ese cambio tan importante en su vida y cómo vivió el arranque de la editorial?</strong></p> <p>Creo que fue la decisión más importante de mi vida. Yo estaba feliz de sindicalista, recelaba de los intelectuales, odiaba el capitalismo. ¿Cómo pasar de un día a otro a dirigir una empresa? Puro infantilismo, que diría Lenin. Estuve negándome durante semanas, hasta que alguien dio en la tecla adecuada: «Lo que ocurre es que vives bien y no quieres comprometerte». Aquello fue una puñalada trapera, aunque hoy día la tengo que agradecer. Nuestro país, nuestra gente, los socios y socias, hicieron el resto. A las puertas de la Ribera creamos una empresa comunal, abertzale y hasta rentable, gracias al esfuerzo y austeridad de quienes hemos trabajado en ella. Cuando hoy día inauguramos locales como el de la calle Mayor de Iruñea, uno comprueba que las plusvalías pueden ser positivas si se depositan en la hucha colectiva.</p> <blockquote><p><strong>«34 años después de dejar la fundición, me han detectado un cáncer de amianto. ¡Quién me iba a decir que después de tres décadas de ‘empresario’ e ‘intelectual’ de medio pelo, vaya a morir como un obrero proletario! No deja de tener un punto de orgullo»</strong></p> </blockquote> <p>«Si quieres ser universal, cuenta la historia de tu aldea», creo que dijo Tolstoi. Y «si llora Tafalla, llora Euskal Herria», canta Fermín Balentzia. Con la historia de mi aldea, aprendí la historia de mi país y con la historia vasca, uno aprende la de la Humanidad. Solo desde la lucha local se es solidario con el mundo. Socialismo y libertad para todos los pueblos, eso es lo que refleja nuestro catálogo. Eso de ser ‘ciudadano del mundo’ es una gilipollez con la que se emboza gente egoísta e insolidaria.</p> <p><strong>Euskal Herria y su historia desde diferentes ángulos también han centrado sus trabajos. ¿Por fin tienen los vascos y vascas historiadores que les recuerden su pasado desde una visión propia?</strong></p> <p>Si algo he aprendido es que una nación sometida tiene también sometida su Memoria, su Historia y sus Universidades. Salvo excepciones, la mayor parte de nuestros historiadores han seguido la historiografía oficial española o no se han atrevido a enfrentarse a ella. Con muchos historiadores vascos ocurre lo mismo que con la Guardia Civil: mejor no creerles nada.</p> <blockquote><p><strong>«Olvidamos que la ideología dominante sigue siendo la ideología de la clase dominante, una clase que solo quiere convertir la pecera cultural del mundo, llena de diversidad, en una sopa de pescado»</strong></p> </blockquote> <p><strong>Además, ha sido una de las voces más activas denunciando el expolio patrimonial de la Iglesia. ¿Cómo está esa batalla por recuperar los bienes inmatriculados?</strong></p> <p>Es una prueba de lo que estamos hablando. Un escándalo monumental de esa magnitud ¿lo tiene que denunciar el movimiento popular? ¿Dónde estaban nuestros juristas? ¿Dónde nuestros catedráticos, para demostrar quién levantó y sostuvo durante siglos ese patrimonio? Es curioso que todo el mundo en privado nos dé la razón, pero al final el PSOE (una vez más) se acobarda y no declara nulas todas las inmatriculaciones realizadas por los obispos al menos desde 1978. Otra vez la España colonial: Iglesia, Monarquía, Ejército… Y me jode decirlo, pero, aunque Navarra ha tirado del carro, el resto de Euskal Herria no ha estado a la altura.</p> <p><strong>Ya jubilado, cuando echa la vista atrás, ¿cómo valora el trabajo realizado en y por Txalaparta, que cumple 35 años vividos en primera persona?</strong></p> <p>Como tantos otros proyectos en el país: generoso, militante, desinteresado. Han intentado hundirnos y no han podido. ¿Qué os voy a decir a vosotros? Y personalmente, es una satisfacción ver que unos nos vamos, pero el proyecto sigue creciendo con la misma ilusión militante que tuvimos nosotros. «Jaioko dira berriak, gu gara Euskal Herria», decía Xenpelar.</p> <p>«El futuro de nuestra cultura se presenta como una cáscara de nuez en medio del océano globalizador. Hace falta ir preparando otra sacudida histórica que nos garantice el futuro. Es el reto apasionante que dejamos a nuestras hijas e hijos»</p> <p><strong>¿Y su extensa obra, con más veinte títulos? ¿Todavía se le está quedando algo en el tintero?</strong></p> <p>Al final serán casi 30. Con la enfermedad me ha dado por acabar los que tenía muy adelantados, entre ellos una gran obra editorial que, dicho sin modestia alguna, era un proyecto nacional necesario. Espero verlo en la Feria de Durango. El resto de mochilas y compromisos los estoy repartiendo entre jóvenes activistas. Lo bueno que tiene mi estado es que nadie te dice que no.</p> <p><strong>Con una experiencia de décadas, ¿cómo le parece que se presenta el futuro de nuestra cultura?</strong></p> <p>Como una cáscara de nuez en medio del océano globalizador. Somos demasiado pequeños, y el buenismo, el confort de nuestro hábitat o la mal entendida ‘multiculturalidad’, pueden conseguir lo que no lograron nuestros dominadores pretéritos. Olvidamos que la ideología dominante sigue siendo la ideología de la clase dominante, una clase que solo quiere convertir la pecera cultural del mundo, llena de diversidad, en una sopa de pescado. A finales del siglo XIX, Euskal Herria hizo un gran esfuerzo de afirmación nacional y cultural. En los años 50 se inició otro ciclo, del que seguimos sobreviviendo. Hace falta ir preparando otra sacudida histórica que nos garantice el futuro. No lo veré, pero es el reto apasionante que dejamos a nuestras hijas e hijos.</p> </div>Fri, 29 Sep 2023 19:17:27 +0000Zamora2839 at https://pakitoarriaran.org Zelensky y la mueta de Echecón https://pakitoarriaran.org/articulos/zelensky-y-la-mueta-de-echecon <span class="field field--name-title field--type-string field--label-hidden">Zelensky y la mueta de Echecón</span> <div class="field field--name-field-imagen-articulos field--type-image field--label-above"> <div class="field__label">Imagen</div> <div class="field__item"><img src="https://pakitoarriaran.org/sites/default/files/Articulos/Zelensky.jpg" width="550" height="300" alt="Zelensky" typeof="foaf:Image" /> </div> </div><span class="field field--name-uid field--type-entity-reference field--label-hidden"><span lang="" about="https://pakitoarriaran.org/index.php/user/37" typeof="schema:Person" property="schema:name" datatype="" xml:lang="">Zamora</span></span> <span class="field field--name-created field--type-created field--label-hidden">Mar, 07/06/2022 - 19:58</span> <div class="field field--name-field-autor-articulos field--type-string field--label-above"> <div class="field__label">Autor</div> <div class="field__item">Jose Mari Esparza Zabalegi</div> </div> <div class="clearfix text-formatted field field--name-body field--type-text-with-summary field--label-hidden field__item"><p>Tendría yo diez años cuando una tarde de bochorno miraba desde el balcón de mi casa al enorme caballo negro del señor Baztán, atado a un olmo. De pronto, la mueta de Echecón, que apenas había hecho la primera comunión, se le acercó por detrás con un sarmiento y comenzó a hurgarle el culo. Incómodo, el percherón se revolvía entre el ramal y el sarmiento, caracoleaba, relinchaba y sacudía la cola, mientras la mueta seguía zirikeando, ajena a las demandas del caballo. Al final, lo previsto: el animal alzó una pata y la mueta de Echecón rodó varios metros, la frente cruzada con un costurón eterno. La comunidad internacional, digo vecinal, condenó la agresión y arremetió contra el animal a zurriagazos y sanciones alimentarias. Nadie preguntó entonces mi opinión, pero cuando me cruzo con la hija de Echecón todavía le recuerdo lo merecida que tenía la coz.</p> <p>Ya sé que resulta frívolo hacer estas comparanzas en los pródromos de un caos nuclear, pero se han dicho ya tantas tonterías y mentiras que uno ya no sabe por dónde entrarle al tema. ¿Debo empezar confesando las pocas simpatías que tengo por el caballo-Putin? Imposible olvidar lo que hizo con Chechenia, o los 170 muertos gaseados en 2002 en el teatro de Moscú, en aquella masacre que, por cierto, tuvo el aplauso de Javier Solana, el sanguinario antecesor de Borrell.</p> <p>Toda la información sobre la guerra que nos hacen tragar con embudo es un insulto a la inteligencia. Los «demócratas» nos han cerrado casi todas las posibilidades de contrastar noticias, pero basta seguir con atención sus propios medios de comunicación para descubrir sus disparates. Las cifras bailan al capricho del locutor o plumilla de turno: en el «genocidio» de Bucha algunos loros hablaron inicialmente de miles de muertos, aunque a la hora de escribir se cuidan más: en internet oscila entre los 50 muertos que da la ONU a los 400 de otras fuentes. Gráficamente se concreta en 7 muertos en una calle, siete, que multiplican a base de repetir las imágenes. ¿Y lo de Mariúpol? El mismo día que un famoso periodista vizcaíno descubría, como si la hubiera visto, una fosa común de 9.000 civiles (e insultaba de forma soez a quienes lo dudaran) en EITB daban las cifras de la ONU hablando de un total 1.500 civiles muertos en todo el país. Lo dicho: nos toman el pelo.</p> <p>Todas las guerras tienen víctimas civiles, pero hasta ahora (toquemos madera) no es comparable lo de Ucrania con los bombardeos de Gernika, Dresde o Vietnam. Ni con Irak. Ni con Libia o Yemen. A día de hoy y con datos de la nada imparcial ONU, 3.500 civiles han muerto en Ucrania. Una tragedia sin duda, pero nada similar a los cerca de 200.000 que causaron las guerras de Yugoeslavia, con el español Solana al frente de la OTAN, bombardeando ciudades abiertas como Belgrado. Comparados con los yanquis y los sionistas, los rusos parecen hasta mesurados.</p> <p>Dirigido por la OTAN, Zelensky lleva años dedicado, como la mueta de Echecón, a meter sarmientos en el trasero ruso. Su régimen parte de un golpe de Estado auspiciado por EEUU; integró unidades nazis en su Ejército; ilegalizó 14 partidos; quemó vivos a 48 sindicalistas; prohibió la lengua rusa; se saltó los acuerdos de Minsk produciendo 14.000 muertos en el Donbass de habla y cultura rusa… Ucrania comenzó la guerra mucho antes de la intervención rusa, con el silencio hipócrita de Occidente. No contento con eso, Zelensky pedía la integración en la OTAN para poner más misiles apuntando al caballo ruso. ¿Y ahora que le han dado una patada en la frente se pone a lloriquear? La Historia dirá si la coz rusa ha sido proporcionada o, más importante aún, si no causa más males de los que pretendía evitar. Pero Zelensky es el títere provocador, mamporrero del Tío Sam, que ha metido a su país en un berenjenal del que nadie sabe cómo saldremos. No nos extrañe que algún día su propio pueblo le pida cuentas y lo cuelguen como un Mussolini cualquiera.</p> <p>Que marionetas así reciban el apoyo de casi todos los medios de comunicación es un indicador del mundo abyecto en que vivimos. Que en Euskal Herria, el país europeo que con más rotundidad votó NO a la Alianza Atlántica, haya tantos políticos que le aplaudan, siquiera por «cortesía parlamentaria», es preocupante y descorazonador.</p> <p>Son las noticias que nos llegan de la parte rusa las que tienen algo de coherencia. No es solo Putin: ya Gorbachov y Yeltsin advirtieron que no se estaban cumpliendo las promesas que les hicieron en 1991 de no expandirse hacia el Este, ni rodear Rusia de misiles. Desde entonces, 14 nuevos países se han integrando en la OTAN. Su objetivo: abortar un futuro multipolar mediante la destrucción de Rusia y China. Sorprende que después de todas las guerras y matanzas que hemos contemplado en este medio siglo, todavía la socialdemocracia europea siga a EEUU en su aventura criminal. Conscientes de su decadencia, los gringos mismos, en el informe National Defense Strategy, de 2018, fijaban en el progreso de China y Rusia la mayor amenaza para seguir manteniendo su matonismo planetario. La presión a China desde Asia y las provocaciones a Rusia en Europa, forman parte de esa pinza geoestratégica. Lo demás es pura propaganda.</p> <p>«Ante esa fuerza motriz –nos dice Heinz Dieterich– los políticos y presidentes burgueses (llámense socialdemócratas liberales, conservadores, socialistas, verdes) son simples bufones de los mercaderes de la muerte. Empleados de marketing para encubrir el mortífero negocio de sus amos con la demagogia de la democracia, derechos humanos y demás narrativas fraudulentas».</p> <p>Es evidente que para la Humanidad se bifurca su destino: si el vencedor es Rusia será posible un mundo multipolar, ergo, más equilibrado. Se reconocerá la independencia que por abrumadora mayoría demanda el Donbass (¿qué demócrata puede negar ese derecho?) y Ucrania podrá seguir siendo independiente, eso sí, sin incordiar con sarmientos a su ya acorralado vecino. De lo contrario, augura Dieterich, sobrevendrá la noche nuclear. Así que, de los males, el menor.</p> <p>Pese a todo, yo no creo que vayamos a esa guerra nuclear, por dos razones que leí a Noam Chomsky: una, porque ante ese tipo de guerra las élites capitalistas por vez primera se sienten vulnerables y ven peligrar su propio pellejo. La otra razón, decía Chomsky, «es porque lo digo yo. Si me equivoco, no va a quedar nadie para echármelo en cara».</p> </div>Tue, 07 Jun 2022 23:58:24 +0000Zamora2441 at https://pakitoarriaran.org ¡Si hay que ir al Infierno se va, pero que no acojonen! https://pakitoarriaran.org/articulos/si-hay-que-ir-al-infierno-se-va-pero-que-no-acojonen <span class="field field--name-title field--type-string field--label-hidden">¡Si hay que ir al Infierno se va, pero que no acojonen!</span> <div class="field field--name-field-imagen-articulos field--type-image field--label-above"> <div class="field__label">Imagen</div> <div class="field__item"><img src="https://pakitoarriaran.org/sites/default/files/Articulos/Jose%20Mari%20Esparza_0.jpg" width="550" height="300" alt="Jose Mari Esparza" typeof="foaf:Image" /> </div> </div><span class="field field--name-uid field--type-entity-reference field--label-hidden"><span lang="" about="https://pakitoarriaran.org/index.php/user/37" typeof="schema:Person" property="schema:name" datatype="" xml:lang="">Zamora</span></span> <span class="field field--name-created field--type-created field--label-hidden">Lun, 09/11/2020 - 11:20</span> <div class="field field--name-field-autor-articulos field--type-string field--label-above"> <div class="field__label">Autor</div> <div class="field__item">Jose Mari Esparza</div> </div> <div class="clearfix text-formatted field field--name-body field--type-text-with-summary field--label-hidden field__item"><p>El título se lo debo a Mesatxe, personaje legendario de mi comarca, que -dicen- lo soltó a la salida de uno de aquellos ejercicios espirituales con los que, no ha mucho, los curas aterrorizaban a los feligreses con el espectro de la muerte, el pecado y las penas infernales.</p> <p>Mesatxe representaba una cultura antigua, indígena, que sabía vivir y morir. Yo tuve buenos maestros, y espero no olvidar sus lecciones. A mi abuelo tocayo le grabé una entrevista pocas horas antes de montar en la barca de Caronte. Le pregunté si tenía miedo al más allá y su contestación fue su viático: “¡Qué macagüendiós voy a temer, si en mi vida no he hecho más que trabajar!”. Mi padre era igual. Nadie de la familia queríamos ir con él a los entierros, porque tenía un humor negro que hacía desternillarse a todo el velorio. Me lo imagino haciendo chistes en esta pandemia. Yo siempre creí que tenía un padre con poco fundamento, hasta que un cáncer precoz anunció su final y nos demostró que tenía un Séneca debajo la boina. Lo recuerdo haciéndonos reír hasta el final, tal como lo había hecho en los velorios ajenos. No quiso sotanas a su alrededor –“entre Dios y yo no hacen falta intermediarios” nos dijo- mientras preguntaba a mi madre “María, ¿de qué lado quieres que me muera, a la derecha o a la izquierda?”.</p> <p>Mi padre no era una excepción, en una sociedad en la que los viejos morían plantando olivos que nunca llegarían a cosechar, y en la que sabían bien que la vida solo es lo poco que nos sobra de la muerte. Un relámpago en la noche infinita. Un pestañeo entre dos nadas. “¿Me muero? ¡Joderse! Ahí tenéis seis reales en el bolsillo del pantalón”, dijo mi paisano Lorea en su última bocanada.</p> <p>La muerte era algo tan asumido que, lejos de las mentiras piadosas sobre su salud, o los falsos ánimos que hoy día damos a los murientes, se les decía que, en efecto, la estaban palmando. Recuerdo que cuando pregunté a mi amigo Erramun Martikorena cómo había muerto su amatxo, en Baigorri, me dijo: “Arras ongi! Berak erran zautan: leihoa hertsi”. Y es que en Bajanavarra, cuando a alguien le falta poco, aunque esté consciente, le van cerrando las ventanas de la habitación, como anunciándole el apagón definitivo. Ana, la etxandra de Otsobi, señora del caserío hasta el final, ordenó ella misma que se las cerraran. En mi pueblo, más prosaicos, se recuerda a una atarantada que empujaba así en las agonías: “¡Hala padre, a morirse que ya está el gasto hecho!”.</p> <p>He traído mis muertos a las mientes porque en estos días de pandemia, de riesgo, de olor a cadaverina, creo que algo tendremos que aprender de nuestros mayores, de nuestra cultura ancestral. Bien están, y hay que cumplirlas, las medidas de seguridad, las distancias, las mascarillas y, sobre todo, el sentido común. Pero tanto como el virus es preocupante ese terror que ves en parte del paisanaje; ese miedo en los ojos; ese escaparse a la acera contraria como si viera en el vecino o vecina de toda la vida al demonio que quiere arrastrarle a las calderas de Pedro Botero. Peor todavía son los muchos que, haciendo de su cobardía virtud, socapados de ciudadanía, hostigados por los medios, se dedican a llamar a cualquier policía, alertando que en un pinar hay más de seis jóvenes o que sus vecinos han reunido demasiados sobrinos en un cumpleaños.</p> <p>Gente que hará cuanto le ordene cualquier autoridad, aplaudirá toda sumisión, denunciará cualquier trasgresión y se meterá en la cama cada día más asustada, más infeliz, más esclava. Gente a la que la están forjando para que el día que salgamos de esta, nadie se eche a la calle gritando: ¡abajo el capitalismo depredador; basta ya de joder el planeta; basta de privatizar la salud, la educación, la tierra de todos; basta de envenenarnos los cuerpos y las mentes! El sistema que rige este desorden mundial necesita aterrorizar, porque el miedo, sobre todo el de las clases medias, ha sido siempre el mejor partero de los fascismos. El Gran Hermano tiene millones de hermanicos asustados, trabajando para él.</p> <p>Encerrarse, apartarse de las amistades, suspender el trabajo, dejar de festejar, es algo que habrá que hacer, lo estamos haciendo, pero con disciplina militante y perspectiva revolucionaria. Sin dejar un ardite a la tristeza, al miedo, a la desesperanza, al conformismo social. Cada hora de encierro, mientras ordenamos estanterías o limpiamos alacenas, debe servir para soñar cambios; para trasgredir barreras; para pergeñar futuras insurgencias que pongan a las personas y a los pueblos libres, no a los bancos, en el centro del planeta. La mascarilla no es un bozal para cimarrones, no tapa la voz ni las ideas. Es, debe ser, un acicate más. Cuando nos la quitemos habrá que seguir conspirando, más fuerte aún, contra la tiranía.</p> <p>El miedo incontrolado, los muertos vivientes que está suscitando la pandemia, son algo inducido, más allá de las lógicas medidas sanitarias. “La muerte menos temida, da más vida”, nos dijo Fidel, incitándonos al compromiso. Mesatxe, el filósofo de mi pueblo, lo decía de otra manera: “El que de miedo se muere de cagajones le hacen la sepultura”.</p> </div>Mon, 09 Nov 2020 15:20:20 +0000Zamora1456 at https://pakitoarriaran.org