¡Patria vasca o muerte!

Ikurriña Aberri Eguna
Ibai Trebiño

Y no es que sea yo un dogmático de manual, un radical de bar, ni un propagandista, pero si el «socialismo o barbarie» de Rosa Luxemburgo es vigente y legítimo, el «Aberria ala Hil» (Patria o Muerte) es existencial y vital.  Más para una pequeña nación como la nuestra, para la cual el derecho de autodeterminación se erige como la única herramienta válida para la supervivencia de nuestro pueblo frente a las políticas de asimilación -cada vez más agresivas- de fuerzas externas e internas, encabezadas por la oligarquía apátrida con sede en Sabin Etxea.

Para el vasco, la Semana Santa ha sido sinónimo de lucha y reivindicación de nuestra Patria durante prácticamente los últimos 100 años. Este año en cambio, confinado a miles de kilómetros de mi tierra por causa mayor -como otros muchos compañeros y compañeras-, este Aberri Eguna se presenta como un día extraño. Extraño y surrealista. Extraño por la situación, y surrealista -y mucho- al ver cómo Ortuzar, en medio de una gestión desastrosa de la pandemia, está utilizando y manipulando el Aberri Eguna a su gusto; «El Aberri Eguna lo creó el PNV» ha declarado con arrogancia el historiador supremo, que lejos de enfatizar en el tan respetable legado histórico de su Partido, ha preferido restregar al resto lo poco patriotas que somos, sin tener en cuenta además que el PNV de entonces no es el PNV apátrida de hoy, y omitiendo que fue Eli Gallastegi “Gudari”, un militante de izquierdas hoy considerado uno de los padres del patriotismo revolucionario vasco, uno de los organizadores del primer Aberri Eguna en 1932. 

Un Aberri Eguna además, que cabe destacar tenía como espejo a Irlanda y que supuso un pequeño homenaje a los héroes del pueblo irlandés que se alzó en armas contra la ocupación británica en 1916.  Hombres y mujeres valientes que con su sacrificio conseguirían -años más tarde- la independencia de la República de Irlanda. Hombres y mujeres entre los que se encontraba James Connolly, marxista y nacionalista irlandés que pagó tal afrenta con su propia vida. Un James Connolly que hoy quiero reivindicar frente a la negación de su legado histórico por parte también de los marxistas españoles y españolistas, algunos de ellos disfrazados de «abertzales». Decía Connolly -en uno de sus muchísimos aportes teóricos al movimiento de liberación nacional irlandés-: «la causa obrera es la causa de Irlanda y la causa de Irlanda es la causa obrera», acuñando aquello de que la opresión nacional y la social eran las dos caras de la misma moneda, una ciencia de la que también hoy reniegan sectores de disidentes apátridas que dicen ser parte de nuestro movimiento popular. Y reniegan, para colmo, en nombre del marxismo.     

Con este panorama político y a pesar del Aberri Eguna tan extraño que nos ha tocado vivir en este 2020, puedo decir con certeza que nos encontramos hoy ante un momento histórico que debemos aprovechar para construir y consolidar la Patria vasca; Una patria al servicio del pueblo, una patria donde los intereses populares estén por encima de los intereses de la oligarquía y el gran capital. La patria que soñó Gallastegi y la que soñó Connolly. ¡Luchemos por ella!  
 

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