Es urgente conformar un movimiento de países sancionados por los EE.UU. y sus aliados

Países sancionados
Fernando Bossi Rojas

Cada día se hace más necesario conformar un comité, club, asociación o movimiento de países sancionados ilegítimamente por los Estados Unidos.

Basándonos en el derecho internacional, nada justifica seguir aceptando las medidas arbitrarias tomadas por el gobierno de los Estados Unidos en perjuicio de aquellos países que no acatan sus instrucciones.

El respeto a la soberanía de cada uno de los países que integra la comunidad internacional es un requisito elemental para garantizar la convivencia pacífica, y más aún en estos momentos, cuando la humanidad atraviesa el desafío más difícil que se le ha presentado en su devenir histórico.

Por eso urge poner freno a tamaña arbitrariedad y comenzar con una contraofensiva, consensuada entre los países perjudicados, que hagan sentir el rigor de su peso geopolítico al país agresor y quienes lo acompañan.

En gran medida, China ya lo viene haciendo a través de respuestas simétricas a las acciones tomadas desde Washington contra la economía china. Es de suponer que otras medidas similares –más boicot a los productos y empresas de los países agresores, así como la coordinación conjunta para aminorar los efectos perjudiciales de las sanciones– no sólo harían retroceder a los países imperialistas, sino que además fortalecería el bloque de países agredidos, lo que les permitiría imponer de una vez por todas una convivencia respetuosa, armónica y en paz.

Como antecedente de esta propuesta, el Movimiento de Países No Alineados (MNOAL) acordó en junio de 2019 instalar un grupo de trabajo para estudiar los efectos de las sanciones. Fue el gobierno de Venezuela, a través de su canciller Jorge Arreaza, quien impulsó esta iniciativa. "Nuestro movimiento va a instalar un grupo de trabajo que se va a dedicar a ver cómo los países se enfrentan y superan los efectos de estas sanciones", manifestó el ministro de relaciones exteriores.

Meses después, ya en este singular año de pandemia, el diputado iraní, Mohammad Reza Mirtajaldini, abogó por la creación de un club de países sancionados por Estados Unidos. El legislador persa expresó que el gobierno estadounidense impone sanciones a quienes defienden posiciones contrarias a sus dictados, por lo tanto, vale la pena formar un club –así lo llamó–, con el fin de mejorar las relaciones entre los países sancionados, como también consensuar estrategias para enfrentar las violatorias medidas que irrespetan el derecho internacional.

Ya se han escuchado muchas voces que repudian la despótica conducta estadounidense. Pero después del brote de la COVID-19, como es lógico, aumentaron los requerimientos de diferentes países y organizaciones multilaterales para que se ponga fin al unilateralismo y la política de sanciones.

En ese sentido, el pasado 6 de octubre, un importante grupo de países, encabezado por China, hizo un categórico llamado en la ONU para poner coto a las arbitrariedades de los Estados Unidos y sus aliados. El embajador chino ante la ONU, Zhang Jun, en nombre de una veintena de países exigió a Washington “que dejen de imponer embargos unilaterales contra otros países, en particular, porque afectan la lucha mundial contra la pandemia del nuevo coronavirus, causante de la COVID-19”. Dicha declaración fue firmada por Irán, Venezuela, Nicaragua, Cuba, Bielorrusia, Corea del Norte y Rusia, entre otros.

Sin embargo, todo indica que el gobierno estadounidense no cesará en su política de acoso y presión a todos aquellos que hoy, de una u otra forma, cuestionan su hegemonía. Muchos elementos indican que la decadencia estadounidense sería la principal causa de esa conducta cada vez más belicosa.

De ahí la necesidad urgente de irrumpir con una organización internacional de países sancionados que se decidan a mancomunar esfuerzos para confrontar abiertamente con Estados Unidos, con la posibilidad cierta de sumar a otros países que no han sido sancionados pero que ven esa práctica como una amenaza concreta a su poder de decisión soberana.

El momento es hoy. Sería muy peligroso seguir esperando. Sabemos que el barco imperialista hace aguas por todos lados. No es posible ni conveniente esperar que una implosión termine de una vez por todas con la prepotencia estadounidense. Seguramente en muchos aspectos los Estados Unidos sigue siendo la primera potencia mundial, aunque hay que ver qué pasaría si se diera el caso de tener que confrontar contra un bloque de países, que unidos lo superan holgadamente.

¿Sería un gran riesgo para los países sancionados hacer un bloque para para oponerse a los norteamericanos? Sin duda lo es, pero hay que tener en cuenta que el planeta y la humanidad están en riesgo todos los días, mientras la élite estadounidense siga ejerciendo irresponsablemente el poder que aún detenta.

Fuente
http://www.albatv.org
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