Rubén Cela: “Galicia es una colonia, desde el punto de vista psicológico pero también económico”.

Manifestación convocada por el Bloque Nacionalista Galego con motivo del 25 de Abril día de la Patria Galena
Albert Botran
Entrevista a
Rubén Cela

El pasado domingo 12 de julio se celebraron elecciones en Euskadi y Galicia. En el caso gallego, si bien el PP de Feijóo revalidó la mayoría absoluta, la jornada terminó con el ascenso del BNG como principal partido de la oposición con 19 escaños, sentenciando la dinámica general en que las izquierdas soberanistas han desbancado la presencia de Podemos. Para entender el ascenso del BNG en el contexto del independentismo gallego, Albert Botran habla con Rubén Cela, miembro de la Ejecutiva Nacional del BNG y presidente de la Fundación Galiza Sempre.

Tras los resultados de las elecciones gallegas y vascas, el mapa político en el Estado español ha quedado seriamente transformado,  dando un protagonismo inaúdito a los soberanismos de izquierda como el BNG y EHBildu. Tras el fracaso de las izquierdas centralistas el escenario de la transformación social y del cambio político en el Estado pasa por la articulación y la comprensión mutua entre los soberanismos de izquierda. Esta publicación es una traducción al castellano de la versión publicada en catalán en la entrevista aparecida en la Revista catalana Catarsis.

En los Países Catalanes, el independentismo vasco se conoce bastante pero el gallego es un gran desconocido. Para empezar esta entrevista, ¿nos podrías decir brevemente algo de la historia del galleguismo y del origen del BNG?
La tradición del movimiento nacional en Galicia, al igual que la catalana, tiene raíces profundas, de siglos atrás. Con precursores como Rosalía de Castro, Manuel Murguía, se acabaría plasmando, a principios del siglo XX, en un movimiento ya propiamente político con las Irmandades de Fala y el Partido Galeguista. El golpe de Estado del 36 comenzó justamente el día que debía discutirse en las Cortes el Estatuto refrendado por el pueblo gallego. A diferencia de Euskal Herria y de los Países Catalanes, en Galicia no hubo frente de guerra, pero con el triunfo del golpe hubo un enorme terror. Todos los alcaldes del Partido Galeguista fueron fusilados, empezando por el de Santiago, Ánxel Casal. Castelao y otros líderes galleguistes se fueron al exilio sudamericano, principalmente en Argentina.

El Partido Galeguista estaba muy bien organizado y tenía gente como Alexandre Bóveda, Vicente Risco o Castelao, que eran personajes brillantes, irrepetibles. Pero la represión y la dictadura provocaron una ruptura. Y así en 1964 se fundó la Unión do Povo Galego, un partido marxista leninista, y el Partido Socialista Galego. La UPG se montó con gente muy joven y desde cero. A diferencia de otros movimientos comunistas, no era nada eurocéntrica: siempre mirando más a procesos de liberación nacional (Cuba, Angola, Libia, Vietnam ...) que hacia la URSS.

Bautista Álvarez, que fue presidente muchos años de la UPG, decía muchas veces que bebían de dos fuentes: Castelao y Marx. Pero siempre en este orden. La lucha de clases en una nación oprimida como la nuestra tiene una concreción en movimientos de liberación nacional como el nuestro. Es la contradicción principal. Y no se puede disociar la cuestión social de la nacional.

Para entender todo lo que vendrá después hay que situar el principio de autoorganización: no organizarse en partidos, sindicatos o plataformas de ámbito español. Porque si en lo que depende sólo de ti, ya actúas como una nación libre, ya puedes ir reivindicando la autodeterminación. Y es así como se levantaron, de la nada, entidades y organizaciones de ámbito gallego como partidos, sindicatos de trabajadores o sindicatos agrarios. Estas son de las pocas estructuras de Estado que tiene el país. Visto desde ahora parece poco relevante, pero los setenta fue toda una batalla, principalmente contra el PCE. La gente de Estudiantes Revolucionarios Galegos, por ejemplo, eran abucheados por hablar en gallego en las asambleas, por aquello de que «el nacionalismo es pequeñoburgués».

En 1982 se crea el Bloque, con un esquema frentista, muy innovador en su día. Plural ideológicamente pero con un denominador común: Galicia es una nación y tiene derecho a la autodeterminación. Hay gente independentista y gente que no; gente marxista y gente que no lo es. Conviven organizaciones políticas y militancia adscrita individualmente. En la fase inicial los colectivos tenían más peso, pero hoy la mayoría de la militancia lo es sólo del BNG. Históricamente, además de la UPG, han formado parte del Bloque organizaciones como el Movimiento Comunista y la Liga Comunista Revolucionaria (juntos, en el colectivo Inzar); el Partido Nacionalista Galego; gente socialista que no quiso confluir con el PSOE, etc. Dentro del Bloque también se creó la corriente Esquerda Nacionalista ...

Este modelo sirvió de referencia a otras organizaciones como el Bloco de Esquerda en Portugal. Se podría decir, con una imagen gráfica, que ya en el 82 nosotros hicimos lo que años después hizo Bildu.

El componente social del nacionalismo gallego es diferente del catalanismo en Cataluña, pero más similar al del País Valenciano. No hay una burguesía galleguista. ¿Estás de acuerdo?
Galicia es una colonia. Esta terminología puede ser chocante pero cada día estoy más convencido de que es adecuado. Cuando leí por primera vez el Retrato del colonizado de Memmi dije: este es mi país. Desde el punto de vista psicológico, como el autoodio, pero también económico: somos un país con recursos, materias primas, tiene una lengua que te podría conectar con una comunidad de más de 200 millones de hablantes ... Pero está empobrecido. Damos mano de obra barata (como Irlanda en su momento, somos un país de emigración) y materia prima barata: la energía principalmente, pero también las grandes plantaciones de eucaliptos para la industria papelera ENCE.

Nosotros ahora mismo estamos defendiendo a capa y espada los trabajadores de Alcoa, pero esto no impide que seamos muy críticos con el modelo de industrias de enclave que representa: los procesos más contaminantes se producen en el país pero la plusvalía que se genera va a otros lugares y la riqueza se va fuera.

En Galicia no hay burguesía autóctona, el empresariado es foráneo. La defensa del país, se quiera o no, es popular. No hay una élite que pueda defender el país. Cuando leí la biografía de Jordi Pujol me daba risa el contraste entre nuestro concepto de autoorganización y el suyo, porque él también pensaba en clave de estructuras de estado pero mientras nosotros decidimos que necesitábamos un sindicato de clase, un sindicato agrario, una organización estudiantil ... Pujol buscó montar una banca, una iglesia catalana que se relacionara directamente con el Vaticano, unos estudios universitarios. Este componente social afecta el prestigio social de la lengua, claro.

No se puede entender la diglosia sin el componente de clase. Yo tengo familia en Cataluña y mis tíos veían que los médicos o los abogados hablaban el catalán y que eran los inmigrantes, los «currelas», los que no sabían. Y por lo tanto saber catalán significaba prestigio social. El caso de Galicia es a la inversa: mis padres, monolingües gallegos, hicieron un gran esfuerzo para que yo aprendiera español. Cuando, en cambio, empecé a hablar en gallego mi madre tuvo un gran disgusto. Y con mi padre tuve una discusión psicodélica: él me defendía que en las escuelas no se debía de enseñar el gallego ... pero lo hacía hablando en gallego, claro.

Este es un proceso de españolización. Aquí la gente monolingüe gallega, por ejemplo del ámbito rural, cuando va al médico intenta hablar en español. Y el otro elemento clave es que no tuvimos, con la autonomía, un sistema de inmersión lingüística en las escuelas a diferencia de Euskadi y Cataluña.  Uno de los ámbitos en los que arraigó el nacionalismo es el sindicalismo. Fuera de Galicia poca gente conoce que la CIG es la primera fuerza en afiliados y en delegados. Es clave. El frente obrero históricamente siempre ha sido esencial, aunque nunca ha sido fácil, el nacimiento de la CIG fue un parto difícil. Pero es la más potente y, para que os hagáis una idea, es una central de 80.000 afiliados en un país que no llega a los 3 millones.

Hay sectores como la enseñanza en los que es ultra-mayoritario. Pero sobre todo lo que tiene la CIG es mucho prestigio social: si tienes un conflicto laboral jodido, todo el mundo sabe que son los que tienes que ir a buscar. Más allá de las preferencias políticas de alguien (y en esto, a menudo, nos sorprenderíamos) la gente sabe que la CIG son los que nunca tendrán una actitud pactista, los que nunca te dejarán tirado. Repercute positivamente en los resultados del BNG. En estas elecciones, por ejemplo, se ha podido ver en la zona de la Mariña, donde no tenemos mucha presencia en los ayuntamientos y, en cambio, con la lucha de Alcoa hemos subido hasta el 35% de los votos. También en O Grove, donde ganamos las elecciones. CCOO y UGT se ganaron un gran desprestigio para su práctica sindical, por su pactismo.

Otra cuestión poco conocida es que el BNG y el conjunto del nacionalismo gallego, siempre ha sido explícitamente contrario a la UE.
Entronca con uno de los principios del Bloque: el antiimperialismo. Luchamos contra la OTAN. Y la UE nunca se vio como el espacio de libertad y justicia social, sino como la concreción del capitalismo en una etapa globalizada, en un espacio concreto, para construir un mercado amplio. Lo que primará siempre será el tráfico de mercancías y la unidad monetaria. El tiempo nos han dado la razón. Fuimos muy críticos con la entrada de España en la UE, también con Maastricht, hicimos una gran campaña contra el Tratado de Lisboa ... siempre hemos entendido que es un instrumento al servicio de las oligarquías económicas del centro de Europa y que tendría malas consecuencias para una nación periférica como la nuestra.

El papel periférico de Galicia en España ya es terrible, pero aún más dentro de la UE. La PAC fue letal para una potencia como era Galicia en producción lechera o en pesca (sacando el sector de las conservas). Y, además, las políticas de reconversión industrial: nos relegaron a barcos militares, no se podían hacer buques civiles. Ciertamente, también llegaron fondos de cohesión. Que se administraron mal, haciendo paseos marítimos en lugar de invertir en I + D. Pero a pesar de estos fondos, el resultado neto es nefasto.

Y por último hay que tener en cuenta que es un club de Estados y que entre ellos se protegen. El tema catalán ha sido clarificador. Ha habido gente que teorizaba que «más Europa» sería «menos España» y se ha demostrado erróneo.

Ahora situémonos en la actualidad y hablemos de las últimas elecciones. ¿Por qué sigue ganando el PP en Galicia?
Para el público catalán habría que decir que el PP en Galicia tiene poco que ver con el PP del resto del Estado. Podría parecerse, si acaso, al PP de las Islas Baleares. Los dirigentes, como Feijóo, no defienden nada diferente de Casado: es neoliberal y centralista. Pero su base social no es eso, y por eso tácticamente intentan parecerse lo menos posible al PP español. Por ejemplo, esconden la sigla o hacen que Casado en esta última campaña no pise Galicia.  Tienen un entramado clientelar y un control mediático que, en el caso de los medios públicos, llega a ser absolutamente pornográfico. Me río cuando me cuentan cosas de Telemadrid en tiempos de Esperanza Aguirre. Pero los privados no son mejores. Y así crean estado de opinión. Es otra diferencia con Cataluña o Euskal Herria.

En el caso de estas elecciones: lo que se valoró es la inmediatez de la epidemia, no tanto los últimos 4 años. Y aquí tenemos que ver que Feijóo canceló las elecciones pero no la campaña: cada día salía en TVG en prime time pero en cambio, sin Parlamento, no había control sobre lo que hacía. Y luego también supo aprovechar una idea fuerte que es la siguiente: teniendo en cuenta que la epidemia continuará y que habrá que tomar decisiones, qué prefieres: ¿un gobierno único, con experiencia, que gobernará desde el minuto cero, o un gobierno de neófitos, que pelearán entre ellos y que tardarán en empezar la acción política?

La última vez que hubo una alternativa al PP fue el 2005-2009, con el bipartito de PSOE y BNG. ¿Qué valoración hacéis de aquel periodo? ¿Cuáles fueron los problemas, las limitaciones? ¿Por qué el BNG perdió tantos votos después?
(Ríe) ... Esta es una pregunta complicada. Yo creo que fue, objetivamente y con muchísima diferencia, el mejor gobierno que tuvo este país. Esto no quiere decir que no se cometieran errores importantes. El primero es lo de confundir tener el gobierno con tener el poder. Para los poderes fácticos éramos unos okupas en su propiedad privada. Los poderes económicos y mediáticos tuvieron claro que aquello debía ser una etapa corta y nos machacaron.

Te pongo un ejemplo: creamos toda una red de guarderías de edades 0-3, públicas, con mucha calidad de las infraestructuras y del personal ... y las llamamos «Galescola». Me preguntabas por un error: mira, esto fue un error. Se lo pusimos en bandeja: «adoctrinamiento», «ya vienen estos con las ikastolas», etc. Pero la gente se lo llegó a creer: mi madre se llegó a creer que hacíamos «escuelas para terroristas». E hicimos otras cosas revolucionarias, como el banco de tierras o el concurso eólico. Y eso el Capital no nos lo perdonó. La explotación del viento es propiedad de los gallegos y por tanto no puede ser que sólo se beneficien las cuatro eléctricas de siempre, sino que hay que hacer un concurso público y lo ganará quien vincule los parques eólicos con proyectos productivos arraigados en el territorio. Las grandes eléctricas no nos lo perdonaron.

Pero el error fundamental es no tener en cuenta que el primer objetivo que debes tener es continuar gobernando. Ya sé que suena poco de izquierdas. Ninguna transformación que realmente valga la pena se puede hacer en solo cuatro años. Construir es dificilísimo y destruir, mucho más fácil. En el campo municipal, donde podemos gobernar en ciclos más largos, nos va mejor. Otro error fue ignorar que el enemigo no va con medias tintas. Fuimos demasiado ingenuos.

¿Y no lo atribuirías a que la institución absorbió todas las fuerzas del BNG?
Sí, también. Esta es otra lección que tenemos completamente aprendida. Nunca triunfaremos por la vía exclusivamente institucional. Tiene una importancia capital: sólo gobernando podrás hacer ciertas cosas. Pero no es suficiente. En América Latina, sólo los procesos que crearon poder popular real, desde abajo, han aguantado mejor. Esta es la diferencia de Venezuela con los proyectos de Evo, Lula o Correa.

Aquí el tema es que cuando haces un crecimiento rápido y eres una organización pequeña, te ves abocada a dedicar los mejores cuadros al ámbito institucional. Esto hace que se confunda gobierno y organización y que se descuide la segunda: la acción sindical, cultural (editoriales, etc.), de pensamiento, formación, proselitismo, crecimiento de la organización. Esto nos pasó a nosotros y ahora veo que es uno de los problemas de Podemos. No tiene nada por debajo. Y su mejor gente está en el Gobierno. Eres un gigante con pies de barro y cuando te den una hostia no podrás aguantar.  A nosotros no nos tiene que volver a pasar: cuidar la militancia, la formación. Porque lo que nos permite aguantar y construir es la implantación territorial y sectorial: no hay nadie en Galicia que no conozca a alguien que es del BNG.

Ahora el BNG ha sacado un máximo histórico de diputados. Esto implica superar una mala época que llevó a que el BNG tocara fondo con las escisiones del 2012, con el surgimiento posterior de las mareas que en 2015 ganaron tres importantes ciudades (Santiago, Ferrol y Coruña) y que conllevó que en las elecciones estatales de 2016 ustedes quedaran fuera. Cuéntame de estos últimos años, la salida de Beiras, las municipales de 2015, etc.
La primera victoria respecto a las mareas es ideológica: el principio de autoorganización, al que ellos oponían la idea de que somos un país con poca conciencia nacional y que por lo tanto había una alianza estratégica (no temporal, no táctica, sino permanente) con la izquierda española. Que un proyecto netamente soberanista no podría triunfar.

Y con la izquierda española, o con el PSOE, podemos compartir gobierno, espacios políticos en pie de igualdad ... pero a las elecciones siempre tenemos que ir como proyecto autoorganizado.

Lo que no vale es tener una retórica plurinacional, confederal, y que tu práctica sea totalmente lo contrario, como lo que ha hecho Pablo Iglesias con el Ingreso Mínimo Vital, pasando por encima de todas las competencias autonómicas. Históricamente esto es lo que había hecho el PCE. Y el colmo de la desfachatez intelectual es lo que dijo Monedero el otro día: que los buenos resultados de Bildu y el BNG era que se habían «podemizado».

Estas elecciones cierran el ciclo de la XIII Asamblea Nacional, la Asamblea de Amio del 2012, con las dos escisiones que tuvimos en ese momento. La que decía que el nacionalismo gallego era demasiado de izquierdas y que quería que el BNG se fuera separando de las organizaciones marxistas y desvinculando de la CIG. Y la otra escisión, la encabezada por Beiras, que afirmaba que la contradicción social pasaba por encima de la nacional y que por lo tanto había que priorizar la unidad con la izquierda española. Fue un ciclo muy duro. No fue fácil sobrevivir como alternativa. Sabíamos que, en la práctica, éramos los únicos que defendíamos los derechos nacionales de Galicia, pero tuvimos que disputarle esta bandera a las mareas. Ahora se abre un nuevo ciclo donde debemos priorizar tener más incidencia social y más implantación que tenga como consecuencia poder liderar una alternativa de gobierno. Porque hay que gobernar.

Pero lo cierto es que las mareas son un fenómeno genuino de Galicia, ¿verdad? ¿Por qué no ha funcionado del todo?
Esto lo sabe poca gente pero Podemos, en cierto modo, nace en Galicia. Por un lado está el núcleo de la Complutense. Debemos recordar que dirigentes importantes, como Bescansa, eran de aquí. Y que Pablo Iglesias fue asesor de la Alternativa Galega de Esquerda, que se presentó a las elecciones del 2012 reuniendo el ANOVA de Beiras con IU y con los ecosocialistas. Fue un éxito brutal y aquel experimento lo influyó.

Pienso que no ha funcionado porque el sistema tiene una gran capacidad para inflar y desinflar a través de los medios de comunicación. Las elecciones reflejan un estado de ánimo en un momento determinado y en eso los medios inciden. Yo pienso que, en su momento, fue funcional para el sistema inflar a Podemos. Pero cuando ya no eres funcional: o tienes estructura real de base, o no aguantas. Y ellos han pasado de 14 diputados a 0.

¿Contad que una parte de este espacio termine confluyendo con el BNG?
Yo aspiro a que el BNG sea la referencia de todas las personas de izquierdas de este país, de todo el mundo que se mueva a la izquierda del PSOE, y que a la vez reconozca el derecho de Galicia a decidir su futuro.

En noviembre, el BNG recuperó presencia en el Congreso de los Diputados español después de haberla perdido en el 2015, y parece que ha sido uno de los factores que ha incidido en los buenos resultados de la semana pasada ...
Hay algo interiorizada en la sociedad gallega: si el Bloque está, Galicia está. Hay gente que no nos vota pero que se alegra que saquemos representación porque es objetivamente bueno para el país. Por que nuestra única disciplina de voto es con el pueblo gallego, no con ningún partido español. Porque hacemos que Galicia exista políticamente. Con nuestra ausencia, Galicia quedó reducida a la irrelevancia, mientras que ahora se ponen temas en la palestra.

Por último, un par de preguntas sobres perspectivas independentistas. La primera: ¿cómo ve el proceso independentista catalán?
Lo miramos con muchísima atención e ilusión. Y hay algunas cosas que podemos considerar aprendizajes. La primera lección es sobre las instituciones. Tengo claro que la independencia de un país no se conseguirá desde las instituciones, sin pueblo organizado, como te he comentado antes. Pero no es menos error no ver que las instituciones son claves. Sin tener el Gobierno catalán en la anterior legislatura no se habría hecho el referéndum.  Segunda: el marco legal no puede ser un impedimento. La historia de la humanidad, de las sufragistas a Mandela, no hay ningún avance sin conflicto, lucha y sobrepasando esquemas legales injustos. Las estrategias de insumisión y desobediencia son básicas.  Y en tercer lugar. El papel que tiene Cataluña como vanguardia teórica. Hoy cualquier persona que estudie la concreción del derecho a la autodeterminación debe atender lo que ocurre en Cataluña, es de lo más avanzado que hay.  Por el contrario, pienso que el proceso catalán ha tenido limitaciones importantes a la hora de valorar el papel de los Estados, de la comunidad internacional, de la UE, de cómo juega España ... si antes te decía que nosotros fuimos demasiado ingenuos, se podría decir lo mismo respecto a una parte de su movimiento.

Y la segunda: ¿qué tendría que pasar para que Galicia fuera independiente?
Nosotros estamos en una fase previa. Cada nación tiene un punto de partida diferente.  Lo primero que necesitamos es una inyección de autoestima. Tantos años de colonización hacen pensar que no podríamos ser independientes.  Te pongo un ejemplo: la campaña del referéndum en Escocia era poco patriótica, para entendernos: se hablaba de escuelas, de pensiones ... de una sociedad mejor que era imposible dentro del Reino Unido. Y era un discurso creíble. Pero nosotros todavía estamos en una fase anterior, hacer creíbles las ventajas de tener estructuras de Estado (a nivel de hacienda, de cultura, de lengua ...).  Pero también te digo una cosa: se equivocan las visiones superficiales que dicen que Galicia es de derechas. En mi país VOX no tiene nada. Y Ciudadanos, tampoco. Hay una enorme conciencia primaria: somos un pueblo diferenciado. El siguiente paso es transformarla: tenemos derecho a decidir y será fundamental para poder vivir mejor. Esto en Cataluña es creíble porque lleva asociada la idea de nación avanzada, industrial ... pero en Galicia aún falta trabajo y hacer la ruptura mental con el esquema colonial.

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https://www.elsaltodiario.com
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