Historia de una ocupación ignorada: el conflicto del Sahara Occidental

Frente Polisario
Santiago Mayor

Este lunes el Frente Polisario, organización que representa al pueblo saharaui, declaró el “estado de guerra” por las constantes intromisiones de Marruecos en su territorio a través del paso de El Guerguerat. Una lucha histórica parece ponerse nuevamente en marcha.

Marruecos y la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), se enfrentan en un conflicto que lleva casi medio siglo debido al fallido proceso de descolonización de la provincia española de Sahara Occidental. En ese marco, la confrontación se encuentra estancada desde 1991 aunque, en los hechos, la comunidad internacional avala la ocupación marroquí y sus constantes violaciones a los derechos humanos y los distintos tratados de paz.

Esta práctica cotidiana del gobierno de Rabat es lo que ha agotado la paciencia del gobierno de la RASD y su organización política: el Frente Popular de Liberación de Saguia El Hamra y Río de Oro (Polisario)

Según el último acuerdo firmado entre las partes, la región de El Guerguerat, al sur del país, es un área restringida y se encuentra bajo soberanía saharaui. Se trata de el principal paso fronterizo entre la RASD y Mauritania.

Sin embargo, al menos desde 2016, el gobierno de Marruecos ha violado esta disposición y ha convertido la zona en uno de los pasos ilegales más frecuentados del mundo. Esto ha motivado varias protestas y durante el mes de octubre manifestantes saharauis bloquearon las rutas para impedir el tráfico.

Frente a esto Rabat ha decidido movilizar tropas. “En clara violación de las cláusulas del acuerdo militar Nº1; las fuerzas de ocupación marroquíes han emprendido, una operación de traslado, a gran escala, de efectivos del ejército, la Gendarmería y otros aparatos de seguridad a la zona”, denunció el Frente Polisario en un comunicado.

Asimismo añadió que “las fuerzas de ocupación han procedido a camuflar a estos grupos, con vestimenta civil, ante la mirada de la propia Misión de Naciones Unidas para el referéndum en el Sahara Occidental (MINURSO), con el objeto de irrumpir en la ‘zona de separación’ y atacar a los civiles saharauis”.

Descolonización fallida: España no se hace cargo

En 1884 España reclamó el Sahara Occidental, región habitada por tribus beduinas, como su territorio ante el resto de las potencias europeas. El objetivo era no quedarse afuera de la repartija del continente.

Poco más de una década después se delimitaron las fronteras con las colonias francesas (la actual Argelia, Mauritania y parte de Marruecos). El territorio marroquí quedó dividido entonces entre España y Francia.

Sin embargo, hasta la década de 1950 no comenzó la colonización real del Sahara Occidental. Esta se produjo por el descubrimiento de yacimientos de fosfato. Fue así que en 1961 la España del dictador Francisco Franco declaró formalmente a la región como una de sus provincias.

Apenas unos años antes, en 1956, Marruecos se independizó de Francia y el rey Hasan II comenzó a esbozar el proyecto del Gran Marruecos. Un reclamo asentado en la historia de distintos reinos que gobernaron esa región del continente e incluía partes de Argelia y el Sahara.

Pero en 1963 las Naciones Unidas declararon al Sahara Occidental como un territorio pendiente de descolonización. Fue así que la dictadura franquista en decadencia anunció a comienzos de la década del ‘70 que para 1975 realizaría un referéndum por la autodeterminación de esa colonia.

En ese marco el 10 de mayo de 1973 nació el Frente Polisario, heredero del Movimiento Nacional de Liberación Saharaui, y se erigió como representante legítimo del pueblo saharaui en la lucha por su independencia. Por su parte Marruecos -con el apoyo de EE.UU. y Francia-, comenzó a planear la ocupación. Negoció con Mauritania entregarle un tercio del territorio e hizo una presentación ante el Tribunal de La Haya argumentando su derecho soberano sobre el Sahara Occidental.

No obstante, la Corte Internacional de Justicia falló en contra de los intereses de Rabat algo que poco le importó a Hasan II y el 6 de noviembre de 1975 dio inicio a la llamada “Marcha verde”.

Ante la inminente retirada de España, el monarca marroquí convocó a su pueblo a ingresar al Sahara Occidental para reclamar la soberanía sobre ese territorio como forma de presión sobre Madrid. Con esa maniobra le prometió a España ponerle fin a la invasión a cambio de un acuerdo de cesión. Con Franco a punto de morir el gobierno español aceptó y el 14 de noviembre firmó el Acuerdo Tripartito de Madrid, en el que transfirió el Sahara Occidental a Marruecos y Mauritania.

El Frente Polisario, que había proclamado el nacimiento de la RASD, comenzó entonces la lucha contra los nuevos ocupantes. Fue entonces que se dio uno de los crímenes de guerra más aberrantes de todo el conflicto: España, en retirada y cómplice de Rabat, encerró a los saharauis en sus poblados y los dejó sin combustible para que no pudieran huir.

Marruecos llevo adelante un verdadero genocidio (así fue calificado por la justicia española años más tarde) mediante masacres masivas atacando poblados y campos de refugiados con napalm, fósforo blanco y bombas de fragmentación.

La responsabilidad española no solo está dada por la complicidad en los crímenes sino también porque, como el proceso de descolonización nunca terminó, sigue siendo formalmente -para la ONU y el derecho internacional (como señala el fallo de La Haya)- el administrador del territorio aunque de hecho no ejerce ningún control.

La lucha del Frente Polisario

En 1979 las acciones del Polisario -respaldado por Argelia donde se asentó y se crearon varios campos de refugiados- logró el retiro de Mauritania que firmó un acuerdo y reconoció a la RASD. Sin embargo Marruecos se mantuvo en su postura y decidió dar un paso aún más allá.

Entre 1980 y 1987 el ejército ocupante levantó un muro de más de 2700 kilómetros con ayuda israelí. De esta forma el Sahara Occidental quedó dividido entre una zona bajo ocupación colonial marroquí y otra controlada por el Frente Polisario.

Ese muro se mantiene todavía hoy con dinero de los países del Golfo Pérsico y la Unión Europea que llega en forma de “ayuda económica humanitaria”, con objetivos varios como “frenar la inmigración”. Con esa excusa Marruecos desvía el dinero para sostener la guerra.

Tras varios años de conflicto, en 1991 el Frente Polisario decidió poner fin a las acciones armadas. Se instaló en la zona la Minurso que debía organizar un referéndum de autodeterminación que se iba a realizar en 1992 pero, hasta el día de hoy, no se llevó a cabo porque Marruecos impugna sistemáticamente el padrón cuestionando la ciudadanía que quienes hoy viven en los campos de refugiados argelinos.

Actualmente esos saharauis sobreviven gracias a la ayuda y solidaridad de países como Cuba y Venezuela que han formado médicos, ingenieros y hasta han construido escuelas y hospitales en el desierto.

Del estancamiento a recuperar la iniciativa

Con el cambio de siglo -tras la muerte del rey Hasan II-, el gobierno de Rabat cambió su postura y aseguró que ya no aceptará un referéndum por la independencia sino que, en el mejor de los casos, será por un estatuto de autonomía dentro del Estado marroquí.

Mientras las y los saharauis esperaban algún tipo de reacción de la “comunidad internacional”, en 2015 el juez español Pablo Ruz procesó a 11 militares marroquíes por genocidio (hay más de 500 saharauis desaparecides, desde el comienzo del conflicto).

En mayo de 2016 la muerte del líder histórico del Polisario, Mohamed Abdelaziz, que había optado por la vía pacífica, generó incertidumbre. Desde hace tiempo las nuevas generaciones saharauis, nacidas en los campos de refugiados en Argelia, presionan por la vuelta a la lucha armada ante el fracaso de la Minurso.

Durante 2018 y 2019 se llevaron a cabo nuevas negociaciones sin llegar a ningún acuerdo. Por eso el Polisario ha desplegado nuevas estrategias para intentar recuperar la iniciativa. Una de ellas ha sido la puesta en marcha de un plan para repoblar los territorios controlados por la RASD en el Sahara Occidental. Asimismo ha desarrollado presentaciones legales ante distintos organismos internacionales, se ha conformado un movimiento pacifista en los territorios ocupados y ha empezado a abandonar la postura oficial de apoyo a la Minurso.

La reciente declaración del “estado de guerra”, plantea a su vez la posibilidad de retomar las acciones armadas. A la luz de los hechos, esta sea, tal vez, la única opción que le han dejado para conquistar su independencia.


Venezuela insta a la ONU a nombrar nuevo enviado especial ante conflicto armado entre la República Árabe Sharaui Democrática y Marruecos

La República Bolivariana de Venezuela sigue con profunda preocupación los hechos suscitados el día de hoy, 13 de noviembre, en la zona del Guerguerat, extremo sur del Sahara Occidental en las fronteras con la República Islámica de Mauritania, que evidencian la reactivación de un conflicto armado entre la República Árabe Saharaui Democrática y el Reino de Marruecos, con consecuencias lamentables para la paz y la estabilidad de la región.

La República Bolivariana de Venezuela ratifica su compromiso irrenunciable con la paz y la soberanía de todos los pueblos del mundo. Es por esta razón, que nuestro país une su voz a los llamados de la Comunidad Internacional para la designación de un nuevo enviado especial del Secretario General de las Naciones Unidas para el Sahara Occidental.

Asimismo, la República Bolivariana de Venezuela, como miembro pleno de Naciones Unidas, reitera su apoyo a los esfuerzos que debe continuar realizando el Secretario General de la ONU para dar cumplimiento a los mandatos establecidos en las resoluciones 621 del 20 de septiembre de 1988 y 658 del 27 de junio de 1990, emanadas del Consejo de Seguridad de la ONU respecto a la organización y supervisión de un Referéndum para el Sahara Occidental, por las Naciones Unidas y la Unión Africana

El nombramiento de un nuevo enviado especial abrirá los espacios necesarios para la diplomacia y el acercamiento entre las partes. El Referéndum pendiente, es a todas luces el mecanismo más eficaz para la solución pacífica del conflicto y la prevención de tensiones en la región.

La República Bolivariana de Venezuela, a través de su Diplomacia Bolivariana de Paz, acompaña los procesos de autodeterminación de los pueblos, siempre dentro del marco del Derecho Internacional y especialmente del respeto y el apego a las Resoluciones de la Organización de las Naciones Unidas.

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https://notasperiodismopopular.com.ar
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