Los campos de refugiados palestinos son un polvorín para la guerra civil en el Líbano

Campo de refugiados
Robert Inlakesh

Traducido por Pakito Arriaran Fundazioa

Más de 200000 palestinos viven en los campos de refugiados en el Líbano sometidos a la pobreza, la droga y la violencia. Esta situación, resultado  de una política palestina débil y divisionista, podría sumergir no solo a los campos de refugiados sino a todo el Líbano en una guerra civil.

“La violencia existe porque los Palestinos viven en un entorno insoportable en el Líbano”, declara Mohammed Khatib, habitante del campo de refugiados de Ain Al-Hilweh. Denuncia las tensiones y el deterioro de las condiciones de vida a las que se enfrentan los palestinos en el Líbano, que podrían llevar no solo a los palestinos, sino a todo el país a una guerra civil.

El Líbano se encuentra en caída libre en el terreno económico desde 2019, con una crisis monetaria que no cesa, y una tasa de pobreza que alcanza al 82% de la población. En semejante escenario, la población palestina pasa completamente desapercibida para los medios de comunicación internacionales, pese a que sus condiciones de vida son de las peores. Pero las condiciones de vida no son sino la parte visible de un iceberg. En el transcurso de la pasada semana se han dado enfrentamientos abiertos entre los movimientos políticos palestinos rivales Hamas y Fatah mediante explosiones y tiroteos, hasta el punto de poder hablar de una guerra abierta.

El pasado viernes, una explosión sacudió el campo de refugiados de Burj-al-Shamli, lo que ha producido toda una serie de acusaciones contradictorias sobre lo que realmente sucedía. Los primeros informes de la agencia saudí Al-Arabiya han afirmado que se habían producido decenas de muertos como consecuencia de una explosión en un depósito de municiones de Hamas, mientras que esta organización declaraba que varias botellas de oxígeno se habían incendiado por culpa de un error técnico. Las decenas de muertos reportados por algunos medios de comunicación no se han producido en realidad, pero sí se ha reconocido la muerte en el siniestro de Hamza Shaheen, un miembro de Hamas.

Durante los funerales de Hamza Shaheen se ha producido otra tragedia cuando varios hombres armados han abierto fuego discriminadamente contra una masa de millares de personas que participaban en el duelo en el interior del campo. Cuatro personas han resultado muertas en el lugar y otras seis heridas. Según dos fuentes diferentes del campo de refugiados, que han preferido guardar el anonimato, varios miembros dirigentes de Hamas y de Hezbollah estaban presentes en los funerales cuando se han realizado los disparos y los tiradores han sido identificados como “agentes” pertenecientes al partido Fatah, organización que dirige la Autoridad Palestina en la Cisjordania ocupada por Israel, y que es el rival político de Hamas.

Un testigo ocular que desea no ser identificado ha declarado que “las personas presentes en el funeral se dirigían hacia el cementerio” y que entre ellos estaban “varios hombres armados y claramente identificados con Hamas”. Este testigo afirma que “los miembros de Hamas no han disparado ni un solo tiro”, y que “cuando los miembros de Fatah han comenzado a disparar tampoco han respondido”. Por su parte, Fatah ha negado oficialmente haber sido el instigador de la masacre y acusa de ello a los miembros de Hamas, algo que niegan todos los testigos oculares.

Este incidente ha sido aprovechado por el jefe de guerra Samir Geagea, dirigente de las derechistas Fuerzas Libanesas, para crear aún más caos. Ha aprovechado la explosión del viernes para pedir a las fuerzas armadas libanesas que desarmen a los habitantes de los campos de refugiados y de realizar sobre el terreno una investigación. Ahora se teme que si estallara un nuevo conflicto entre Hamas y Fatah, la milicia libanesa podría lanzar sus fuerzas contra las organizaciones palestinas. Una perspectiva que se hace cada vez mas amenazante cuando se recuerda que en octubre pasado las Fuerzas Libanesas abrieron fuego desde los tejados contra manifestantes chiítas pertenecientes a Hezbollah y Amal, produciendo siete muertos.

¿Porqué los campos de refugiados palestinos en el Líbano son otra vez un nuevo foco de violencia?

La mayor parte de los refugiados palestinos en el Líbano viven en 12 campos sobrepoblados, hasta el punto que la Oficina de Apoyo y de Trabajos de la ONU (UNRWA) ha dado recientemente la señal de alarma en razón de la deterioración de las condiciones de vida de sus habitantes. Cerca de 207 000 palestinos están registrados como refugiados en el Líbano. Esta comunidad en constante crecimiento vive en el país desde 1947, cuando las milicias sionistas los expulsaron de sus hogares en la Palestina histórica y tengan prohibido regresar todavía.

Mohammed Khatib, un refugiado palestino en el Líbano, que forma parte actualmente del movimiento conocido como “Masar Badil”, declara que “el principal problema  al que se enfrenta el campo de Ain-alWilweh y los otros campos de el Líbano es que estamos refugiados en este país desde 1948 y que no podemos retornar a nuestro país. El segundo problema al que nos enfrentamos es que estamos bajo un régimen libanés confesional, racista, que contabiliza todo sobre la base de la secta y del etnicismo”.

Interrogado sobre cómo es la vida en el campo donde ha crecido, Mohammed responde: “Evidentemente, podemos ver que el campo de Ain-al-Hilweh es un lugar sobrepoblado, hablamos de un kilómetro cuadrado, más o menos, donde viven alrededor de 100 000 personas. También es importante saber que la mayoría de las personas presentes en los campos son Palestinos del Líbano, pero también, en el transcurso de los diez últimos años muchas personas de la comunidad de refugiados palestinos de Siria han sido desplazadas y se han refugiado en el campo de Ain-al-Hilweh. Además, existe también una comunidad libanesa empobrecida que vive en el interior del campo y que sufre casi las mismas condiciones de vida que los palestinos”.

“Ain-al-Hilweh es un campo sitiado, tanto por el ejército como por el gobierno libanés, y las personas están desprovistas aquí de sus derechos humanos fundamentales”. Mohammed afirma que “existen puntos de control en cada entrada y salida del campo. Además, en los últimos diez años el ejército libanés ha construido un muro de apartheid, digamos, que rodea el campo y es una cuestión que causa numerosos problemas”.

Preguntado sobre cómo la crisis libanesa actual ha influido sobre las comunidades palestinas, responde: “la crisis económica en el Líbano, que afecta a todo el país… a lo que se suma la falta de combustible, al problema monetario y a otras cuestiones ligadas a la crisis, agrava la vida de los refugiados palestinos. Pero es importante remarcar que los palestinos en el Líbano sufren desde el mismo momento en el que llegaron a este país. Los problemas de electricidad, de gasoil, la falta de materiales para introducir o sacar de los campos, son realidades a las que nos enfrentamos desde hace muchos años”.

Se habla mucho de la criminalidad en los campos de refugiados palestinos, y también de las rivalidades entre las facciones palestinas y que amenazan los medios de subsistencia de los refugiados. Mohammed responde de esta manera: “Cuando se te priva de tus derechos, cuando estás sitiado por el ejercito libanés, cuando no posees el derecho a resistir o de retornar a tu país, cuando se te priva del derecho al trabajo, a poseer bienes,  por supuesto, ello genera problemas. Cuando vives en la pobreza, se genera la violencia, pero pienso que la falta de liderazgo y la ausencia de la OLP (Organización para la Liberación de Palestina) contribuyen a acrecentar ese problema y hacen que estemos desorganizados. Ello no produce sino la creación de conflictos, notablemente relacionados con problemas sociales, con problemas personales y problemas políticos”.

La OLP fue expulsada del Líbano por el ejercito israelí en 1982, después de haber establecido sus operaciones en ese país desde el inicio de los años 70, siguiéndole a ello un periodo terrible y que ha provocado un sentimiento de abandono. Entre 1982 y la firma de los acuerdos de Oslo en 1993, Mohammed afirma que “los regímenes reaccionarios árabes, como Arabia Saudita, han financiado grupos islámicos radicales extremistas”.

“Esos no son grupos de delincuentes, añade, son grupos políticos islámicos que han sido financiados desde los inicios de los años 90 por países como Arabia Saudita y otros regímenes, o que están controlados por diversas agencias de inteligencia, y están en el origen de muchos conflictos violentos”.

Mohammed también explica que en base a esa violencia, los grupos de la derecha libanesa consideran a los campos como “zonas prohibidas” donde se debería autorizar al gobierno a realizar redadas para limpiar la zona de armas. Otro refugiado palestino que prefiere guardar el anonimato y que vive en en el campo de Burj Al-Shaali, declara “nos discriminan al ser considerados criminales y algunos libaneses nos ven  como un problema para ellos y nos quieren por tanto eliminar y hacernos callar”. Continúa diciendo “siempre somos considerados como la razón de sus problemas y descargan su cólera sobre nosotros, pero vean cómo vive nuestro pueblo, qué es esta vida para un ser humano, nuestras condiciones se parecen a las de Gaza en la época en la que el Líbano era un destino turístico”.

Otro hombre, de nombre Ahmed y que vive en el campo de refugiados de Beddawi, donde se considera que las anfetaminas son más baratas que la comida, revela que las condiciones de vida durante la crisis económica se han agravado considerablemente. “Aquí siempre ha estado mal la cosa pero ahora es todavía peor”, dice, “escasea la comida, el carburante es muy difícil de conseguir, no hay trabajo, nuestro pueblo no dispone casi de electricidad en los campos y no tenemos dinero”.

Mohammed Khatib, quien describe las condiciones existentes en los campos de refugiados palestinos como “un estado de sitio”, estima que en razón de la ausencia de cualquier fuerza representativa  y unificada palestina en los campos, es muy posible que la violencia aumente. La cuestión de los refugiados palestinos ha sido ignorada durante largo tiempo, pues la mayoría de las violencias existentes en el contexto del conflicto israelo-palestino ya no afecta a los que viven en los campos. Sin embargo, si esta crisis en los campos del Líbano no es resuelta rápidamente, es probable que la sobrepoblación y la pobreza produzcan una nueva ola de conflictos violentos, arrastrando no solamente a las facciones palestinas rivales a una guerra que los debilite, sino también es posible que a todo el país.

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