El batería de una de las formaciones clave del punk de los ochenta continúa activo en bandas como Perlata. Este 2024 se cumplen 40 años de ‘Zona Especial Norte’, el disco que les dio a conocer junto a Eskorbuto.
Zona Especial Norte fue el nombre con el que se conoció a un plan presentado en 1983 por el entonces ministro de Interior del Gobierno de España, José Barrionuevo, para combatir a ETA a través de una serie de medidas represivas de excepcionalidad en el País Vasco y Navarra. También el título de uno de los discos más importantes e influyentes en la historia del punk en castellano, publicado un año después, con cuatro canciones de Eskorbuto y cuatro de RIP. Los primeros habían sufrido en sus carnes la ley antiterrorista a la que dio paso dicho plan, cuando fueron detenidos durante 36 horas por el contenido de sus letras. Y en Madrid, durante la grabación de aquel trabajo conjunto, RIP vivieron una experiencia semejante, recuerda ahora su batería, Txerra Bolinaga (Arrasate, 61 años): “Prácticamente al llegar, yendo con Iosu y Juanma [de Eskorbuto], la Policía Nacional nos detuvo a los RIP y a ellos. Salimos a las tres horas de comisaría y dijeron que no nos habían detenido, sino retenido”.
Era la primera estancia de la banda en la capital. En esas fechas consiguieron también dar un concierto en la sala baja del Rockola, donde les cortaron el sonido en la cuarta canción, Antimilitar. “Es verdad lo que decís, pero no se puede decir así” es la explicación que, según Bolinaga, les dieron. Los percusionistas de Zona Especial Norte son los únicos artistas del disco que viven para contarlo: 40 años después, el batería de RIP es el último superviviente de su formación, mientras que por parte de Eskorbuto solo queda Pako Galán. Su trabajo, no obstante, continúa vigente.
“Los RIP siguen siendo un referente para el punk de aquí [por Euskadi], creo que también a nivel estatal y de algunos sitios de fuera, como Chile o Argentina. Está mal que lo diga yo, pero sí que veo que lo que hicimos ha quedado. En todos los conciertos que doy siempre vienen varias personas a decirme lo que le han marcado los RIP. No a la altura de La Polla Records, que trabajó bastante más e hizo muchos más discos, igual que Eskorbuto. Nosotros fuimos un poco vagos”, cuenta por videollamada Txerra Bolinaga, en la actualidad batería de los grupos Perlata, Konpost y Zero.
Concierto de RIP en una plaza de Orio en la segunda mitad de la década de los ochenta.
Bolinaga fecha en 1992 el fin de RIP, con No te muevas! (1987) como único álbum propio de estudio, y al margen de reuniones posteriores para conciertos puntuales: “Estábamos fatal, el caballo nos afectó mucho. En 1992 hicimos algunos conciertos sin Karlos [Mahoma, vocalista, fallecido en 2003], mientras él se desenganchaba. Así es como nos fuimos diluyendo, en buena parte por lo enganchados que estábamos. Es una pena no haber podido seguir un poco más. Estoy seguro de que si no hubiéramos estado tan enganchados habríamos tocado más años. Pero tuvo bastante que ver la heroína en nuestros bajones y parones. Los mayores malos rollos que tuvimos entre nosotros tuvieron que ver siempre con el caballo”.
En ese mismo año, el músico abandonó su Arrasate natal para mudarse a Vitoria-Gasteiz, donde reside desde entonces, y tratar también su adicción. Portu, el bajista, murió en 1997, mientras que Jul, guitarrista y hermano de Txerra, falleció en 2014, tras sufrir un desvanecimiento cuando tocaba precisamente una versión de RIP, Condenado, en un gaztetxe.
En Vitoria, además de la heroína, Txerra Bolinaga pudo soltar otro lastre como el de la represión de su sexualidad. Allí en los noventa fue uno de los fundadores de Gaytasuna, asociación por los derechos del colectivo LGTBIQ+. “Me costó mucho salir del armario. Hasta 1987 no se lo dije a mis compañeros de grupo, a mi hermano un poco antes. Yo ya sabía que era marica. No me gusta la palabra ‘homosexual’, prefiero devolver el insulto. Pero en mi época lo llevaba bastante mal, en ese momento no quieres ser diferente”, rememora. “Había mucha homofobia, aunque debo reconocer que no por parte de mis compañeros o de la cuadrilla. Con quien peor lo llevaba era conmigo mismo. Es verdad que el mundo del rock y del heavy era supermacho y generalmente homófobo. Algunas canciones lo dejan claro, no quiero dar nombres. Nosotros también teníamos un par de letras quizás no homófobas, pero sí machistas, que eran telita”.
El grupo Konpost (Txerra Bolinaga es el segundo por la izquierda) en febrero de 2024.
RIP, como tantos otros grupos de su edad y estrato social, coincidió de lleno con la explosión de la heroína en Euskadi, a la cabeza del consumo en España. “Somos una generación que vio morir a mucha gente joven. Cuando haces un repaso… La heroína causó grandes estragos no solo en las capitales, también en Arrasate, en Bermeo o en Zarautz. Vimos muchas muertes por sobredosis. Más tarde llegó el sida, y no había apenas información”. La última reunión de los cuatro miembros originales tuvo lugar de la mano de la Comisión Antisida de Álava, de la que Txerra Bolinaga formaba parte, con el concierto benéfico HIESari aurre egiten!! en septiembre de 1994, editado como álbum en directo al año siguiente.
“No le importaba a casi nadie. Como era la enfermedad de las tres haches, homosexuales, heroinómanos y haitianos, pensaban: se lo han buscado”, cuenta el batería. “Conseguir jeringuillas era difícil, había farmacias que ni te las daban. Parte de lo que fue el sida vino por compartirlas, porque no estaban a mano. Luego ya en los noventa empezaron las comisiones antisida con los kit de jeringuilla, algodón y una toallita de alcohol”.
Demasiado punks para el punk
Una de las canciones más célebres de La Polla Records decía desafiantemente “¿Quieres identificarnos? Tienes un problema”, y los grupos de lo que se convino en llamar Rock Radikal Vasco se emplearon bastante a fondo en eso a la hora de rechazar la etiqueta. También RIP. “Nadie quería estar en la etiqueta”, afirma Bolinaga. “Fue a raíz de un festival contra la entrada en la OTAN cuando algunos medios nos englobaron así a grupos bastante diferentes. Por ejemplo, estaba Barricada, con quien teníamos quizá parecido en las letras, pero no en la música. Luego nos dejó de importar, porque es verdad que sí que éramos radicales y sí que éramos vascos. Pero es algo que otros cocinaron, nosotros simplemente tocábamos”. Por rechazarlo todo, en un primer momento, la banda ni siquiera quiso considerarse punk.
El grupo Perlata en el camerino del Gazteleku de Oñate antes de salir a tocar en enero de 2023.
“Hoy a mí el punk me parece una filosofía, más allá de una música y unas letras. Pero en aquel momento pasábamos, teníamos una actitud un poco de postureo. La realidad es que todos nuestros referentes lo eran. Nos impactó mucho ver a los Clash en directo, que sigue siendo para mí el grupo que está por encima de todo, o Sham 69, Chelsea, The Business… Después bebimos mucho de The Exploited y, sobre todo, de GBH, nos encantaban esos ritmos rápidos. ¡Los Ramones de repente nos parecían lentísimos! Encima a posteriori he visto letras de los Ramones, porque no entendíamos lo que decían, y me han parecido una absoluta mierda. The Clash eran combativos y tenían conciencia social”, abunda el ex-RIP.
En su disco en directo de despedida, RIP homenajearon a algunos de sus referentes con versiones adaptadas, como Sink with California, de Youth Brigade, donde tradujeron el “We’ll sink with California when it falls into the sea” del estribillo como “En California no hay Guardia Civil”.
Pese a no verse como un movimiento homogéneo, ¿hacían piña entre los grupos de su época? “Sí, íbamos juntos, la relación era buena, no tuvimos ningún pique con nadie. Con Eskorbuto teníamos muchísima relación, igual que con La Polla, Kortatu o Cicatriz. También es verdad que yo personalmente nunca me he sentido alguien violento ni dado a las broncas, pero éramos bastante macarras y con los heavies no teníamos buen rollo”, admite. De los primeros tiempos de RIP, recuerda que debutaron en el instituto donde estudiaba Jul, su hermano. Nunca vivieron de la banda. “Ni de lejos, estábamos muy mal pagados. La mayoría del dinero de los conciertos se iba en el viaje, y lo que sobraba iba para la vena. Como mucho nos darían 50.000 o 70.000 pesetas en alguno. Yo trabajaba con el camión, Karlos con el autobús… Tampoco nos llevaba nadie, nos llamaban al teléfono de casa de mi madre, que era el contacto que estaba en el disco, y decidíamos ir o no”.
Nuevos tiempos, mismas luchas
Tras RIP, Txerra Bolinaga y su hermano Jul se unieron a Evaristo Páramos, cantante de La Polla Records, en los proyectos de corta duración The Kagas y The Meas, que publicaron un único álbum respectivamente en 2002 y 2004. Paralelamente, el batería se implicó en diferentes plataformas sociales. “Antes militábamos con la música, por así decirlo, con nuestras letras o yendo a tocar a determinados sitios, porque en los gaztetxes siempre era por una causa. Después vino mi toma de conciencia por otras vías, también por lo que a mí me tocaba”, explica.
Depositario del legado de una época que sigue marcando a muchos artistas emergentes, Bolinaga está concediendo generosas entrevistas retrospectivas este año y, a diferencia de los viejos tiempos, ahora todo lo que gana viene de la música: de las tres bandas en las que toca, los derechos de autor de RIP (“poquísimo”, aclara, porque de las reediciones dice que no le pagan las regalías) y las clases de batería que imparte. Con Perlata, grupo que se define como kuirpunk con quien tiene previsto grabar pronto un álbum (el primero con él como miembro, puesto que su andadura empezó en 2015), ha podido resolver una vieja cuenta pendiente: “Tengo la espina de no haber salido antes del armario, lamento no haber dado el paso desde el principio y haber hecho de ello una pelea. Yo era marica y quería que otras personas tuvieran también referentes dentro de la música. Perlata es algo en lo que siempre he querido estar, un grupo que reivindica la diversidad y salir de la heteronorma. A mí me emociona y me encanta”. “También a veces en Zero o Konpost metemos letras de esa temática”, subraya.
Tanto Zero como Perlata están liderados por mujeres. “Las mujeres están tomando el paso y también el rollo marica, bollo y trans, aunque los hombres sigan copando los festivales. A mí me daba mucha rabia que el mundo del rock fuera tan machirulo. Lo gay antes estaba relacionado con la música disco y eso me rechinaba un poco, ahora afortunadamente existen otras cosas. Pero aún tienen que existir muchas más”, opina. Bolinaga extiende su deseo al género, en su dimensión más reivindicativa: “Lo que hicimos echó raíces y en algunas canciones teníamos mucha razón. El punk sigue vivo, hay gente joven haciéndolo, pero queda trabajo. Viendo cómo está el mundo, con la extrema derecha o lo que está pasando en Palestina, para mí tendría que haber muchísimo más punk y ser todo mucho más contestatario”.