Ayer fracasó en la OEA el cuestionamiento al proceso electoral venezolano. Con menos presencia callejera, la derecha sigue agitando episodios violentos que la desgastan y parece no tener plan B
En Caracas, el presidente Maduro se presentó ante el Tribunal de Justicia para que se revise lo actuado en las elecciones presidenciales, ofreciendo el 100% de las actas de escrutinio.
La reunión de la OEA fue convocada por iniciativa del bloque de países liderados por la cancillería argentina, que desde el mismo momento en que se conocieron los resultados electorales salieron a denunciar un supuesto fraude, sin ninguna prueba. La idea era firmar una declaración acusatoria contra el gobierno venezolano.
La posición del gobierno de EEUU ya había sido adelantada por su títere el Secretario de la OEA, Luis Almagro [propuesto por Pepe Mujica], quien había publicado una declaración afirmando: “A lo largo de todo este proceso electoral se vio la aplicación por parte del régimen venezolano de su esquema represivo complementado por acciones tendientes a distorsionar completamente el resultado electoral, haciendo que ese resultado quedara a disposición de la manipulación más aberrante. La misma continúa hasta el día de la fecha”.
Para tratar de conseguir adhesiones de la mayoría de los países estos términos se suavizaron y se presentó un proyecto de declaración que exigía: “transparencia del proceso electoral venezolano”, una inmediata presentación de las actas, que cesara la represión, y la intervención de una comisión independiente para verificar los resultados.
Quienes se oponían a la injerencia de la OEA en las elecciones venezolanas habían afrontado el desafío con posiciones divididas. Países como México, Dominica, San Vicente y las Granadinas, y Trinidad y Tobago, decidieron no participar. Otros países como Antigua y Barbuda, Bahamas, Barbados, Belice, Bolivia, Brasil, Colombia, Granada, Honduras, San Cristóbal y Nieves, y Santa Lucía, se abstuvieron. Las 11 abstenciones y 5 ausencias hicieron caer el proyecto de declaración.
Conocido lo sucedido el presidente Milei volvió a tener un ataque de furia y lanzó un tuit afirmando: “Algunos imbéciles me acusaron de loco por ver comunismo en todos lados… Otros desde la corrección política decían que ya no existe más el comunismo y que soy un exagerado… En el fondo, hoy no sólo se prueba que tengo razón en la agenda internacional que señalo sino que además queda claro que esos que me cuestionaban son cómplices, ya sea por ignorantes y/o por estúpidos” .
Mientras se realizaba la reunión en la OEA, el gobierno de Nicolás Maduro daba un nuevo paso para dejar sin argumentos a la derecha. Se presentó ante la Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) para que valide el resultado de las elecciones. Pidió que se revise todo el proceso eleccionario, poniéndose a disposición para entregar el 100% de las actas comiciales cuando se las requieran. Este movimiento compromete a otro poder del estado venezolano, ya que los Tribunales de Justicia son independiente del poder ejecutivo, del legislativo y del Consejo Nacional Electoral. También obliga a la derecha a presentar en esa instancia las actas que dice tener en su poder, para ser verificadas.
La tercera mala noticia para la derecha venezolana es que, pasados los dos primeros días de gran tensión, la calle se está enfriando. No hay protestas masivas y la derecha se limita a realizar pequeños actos muy violentos que no suman en la opinión pública. El ataque a medios de transporte, farmacias populares, centros comunitarios y deportivos, genera mucho rechazo. La percepción de que si María Corina Machado volvía a intervenir en la política venezolana se iba a producir más violencia ha sido confirmada. Se están produciendo detenciones de algunos opositores que fueron identificados participando en acciones violentas.
Ayer miércoles Maria Corina Machado llamó a la movilización anunciando que “ha llegado la hora de cobrar”. Pero por ahora no han crecido las protestas. Como un ejemplo ilustrativo de lo que pasa es interesante mencionar lo que ocurre en Alta Gracia de Oriturco, en el estado de Guárico. En el mismo lugar donde, dos días atrás, se había realizado una guarimba muy violenta, ahora se está organizando una protesta, rezando el rosario.
La postura de las fuerzas armadas (FANB) de apoyo al gobierno y de exigencia a la derecha de que reconozca los resultados, no ha tenido fisuras. Y ese dato no es menor, porque seguramente sigue siendo la institución con más prestigio en la sociedad venezolana. La derecha sigue dominando las redes sociales, pero por el momento esta hegemonía no ha tenido consecuencias. Los argumentos que difunden, por ejemplo que el gobierno está falsificando actas en Cuba y China, resultan poco creíbles.
Para la derecha, la batalla en el interior de Venezuela parece perdida. Hay que esperar a conocer que intentan desde el exterior.
Venezuela: volvieron las guarimbas
Perdida la elección, el plan de la derecha derivó en las ya conocidas guarimbas, manifestaciones muy violentas realizadas por grupos operativos que pretenden aterrorizar a la población
La derecha venezolana había anticipado que si no ganaban, sería porque le hicieron fraude. Instalaron en encuestas previas que el triunfo estaba asegurado por 20 puntos o más, y al abrir las urnas se llevaron una sorpresa. Las guarimbas solo consiguen el efecto de desligitimar a la derecha y blindar a las fuerzas armadas.
Encuestas previas y calculos confirmados
En los días previos a la elección se desató en Venezuela una singular guerra de encuestas donde tanto oficialismo como derecha aseguraban ganar por un amplio margen. La derecha agitaba además el fantasma del fraude, como única explicación de una eventual derrota.
Las cifras que manejaban las mediciones más serias daban una ligera ventaja de la derecha que se iba acortando rápidamente en los últimos días. Como ha ocurrido en elecciones en otros países cuando se producen estas corridas de opinión, con un alto componente emocional, estas llegan hasta el momento de poner la papeleta en la urna, donde muchas y muchos deciden el voto.
Esta corrida tenía dos componentes. Una, de decidir votar por Maduro y otra, de resolver, a ultimo momento, quedarse en la casa y no ir a votar a la derecha. En las dos decisiones ha pesado seguramente la mejora en la economía venezolana y el temor por los antecedentes muy violentos de María Corina Machado. En las dos decisiones se privilegia la decisión por la paz.
En los días previos todos los analistas coincidían también en que si la participación electoral era del 60% ganaba Maduro, pero si se elevaba de ese número, ganaba la derecha. Y esto era así porque el chavismo tenía un un voto consolidado de 5 millones de personas. Votó según el informe de la CNE el 59% del padrón. Y por el chavismo votaron, según el mismo informe, 5.160.000 personas. Algunas proyecciones de los votos que faltaban escrutar daban alrededor de 6 millones. Con esos números no se puede perder en una elección de 12 millones y donde los otros candidatos que no pertenecian a PUD, ni al chavismo, se llevaban un 5%, es decir: 600.000 votos.
Lo que sí puede pasar es que cuando se informe sobre el 100% de las mesas las diferencias a favor del chavismo se reduzcan.
Del reclamo por que se publiquen las actas a las guarimbas
Hay una amplia coincidencia en que el sistema de votación venezolano es uno de los más seguros del mundo. Por esa razón si se quiere hacer trampa en una elección en Venezuela, el proceso que transcurre entre el momento en que se pone el voto y el que se conoce el resultado es el menos indicado. El momento previo es mucho más favorable y de hecho el gobierno hizo alguna travesura, como no facilitar los tramites para la inscripción electoral de los que están fuera del país. Esos votaron, pero pocos. La derecha advirtió el tema pero no hizo un escándalo porque estaba segura de que ganaba con comodidad.
Después la elección se realizó sin incidentes y en un clima de mucha tranquilidad. Ocurrió que la derecha se creyó su propio cuento, que siguió difundiendo en plena votación cuando el periodista electoral Eugenio Martínez, apeló a una fabula futbolística para asegurar que estaban ganando por 22 puntos.
Cuando abrieron las urnas, para la derecha era tarde para casi todo y de apuro armaron un CNE paralelo, que pretendió dar resultados con alguna legalidad. El problema que tienen es que la composición del actual CNE es resultado de los acuerdos previos entre oficialismo y derecha, y en consecuencia allí hay representantes de la derecha, que, por el momento, no han salido a expresar su disconformidad con la resolución de dar a Maduro como ganador de la elección. Es cierto que no se han publicado las actas, un requisito que en otros países no es exigible, lo que es una debilidad del gobierno. Pero eso no habilita para denunciar fraude y salir a golpear chavistas en la calle o a atentar contra el transporte público con bombas incendiarias.
Este es un paso que carece de legitimidad política, pero que además muestra la hilacha de quienes lo promueven. En las fuerzas armadas, que ya registran una decena de heridos de bala, este tipo de enfrentamientos solo provoca blindarlas. Las FANB han apoyado históricamente a los gobiernos chavistas, pero advirtieron que no iban a tolerar que no se reconocieran los resultados electorales. Ganara quien ganara. Esto tiene un antecedente. En las elecciones de diciembre de 2014, cuando algunos dirigentes chavistas dudaban en dar a conocer los resultados adversos que determinaban que el gobierno había perdido la Asamblea Nacional, hubo un fuerte planteo de Padrino López en representación de las FANB de que había que reconocer la derrota. Ayer, el mismo jefe militar le dijo lo mismo a la derecha.
La marca fascista y racista de las guarimbas
En el año 2004, en el día de la Resistencia Indígena un grupo de chavistas tiró abajo la estatua de Colon, ubicada en el centro de Caracas. Este hecho causó bastante revuelo, con opiniones a favor y en contra. Pero ayer, la derecha se tomó la revancha tirando abajo la estatua del indio Coromoto, la que fue posteriormente atada con cadenas a una camioneta y llevada a la rastra por el pavimento.
Este cacique tiene una fuerte carga simbólica en Venezuela. Según la leyenda, en 1651 al indio Coromoto se le apareció la Virgen y le dijo: “Salgan del bosque y vayan donde están los blancos para que reciban el agua sobre la cabeza y puedan entrar en el cielo”. Y según la leyenda allí se inició un período de convivencia. La historia tiene un fuerte componente conciliador favorable a los invasores, pero también tiene su vuelta porque la Virgen de Coromoto es la patrona de Venezuela, y de alguna manera incluye a los originarios como parte de la identidad nacional. Está muy lejos de las apreciaciones de Roca o Sarmiento [presidentes argentinos del siglo XIX] que calificaban a los indios como una raza de salvajes,que no pueden tener otro destino que el de ser exterminados. Atacar al indio Coromoto es afirmar el peor de los racismos, en una sociedad con mucha presencia de originarios y mestizos.
La violencia de la derecha, que muestra su verdadera cara, genera un amplio repudio en la población y ese repudio seguramente ha sido la razón de mayor peso que explica que el pueblo venezolano no los haya elegido en tiempos de escasez, salarios miserables, cortes de electricidad, falta de gas, las muertes evitables por faltas de medicamentos, por los bloqueos y las sanciones internacionales, pero también por errores del gobierno. Fue la violencia racista y clasista de la derecha la que motivó aquella frase tan escuchada en Venezuela en los últimos 10 años: Estamos mal, pero no queremos que vuelvan los que nos gobernaron antes.
María Corina Machado es la representante más genuina de esa violencia, por ser una dirigente blanca de familia oligárquica y porque estuvo vinculada a todas las conspiraciones, a todos los actos vandálicos y las guarimbas que asesinaron a cientos de venezolanas y venezolanos. Expresa al sector de la derecha que nunca se quiso presentar a elecciones y que trató de desalojar violentamente a Maduro del gobierno. La sorpresa no es que ahora salgan a guarimbear, la sorpresa fue que se sometieran al veredicto de las urnas. Quien a ultimo momento decidió no votarla, porque votar a Gonzáles Urrutia era votarla ella, estará pensando: menos mal que no la apoyé.
Nuestramerica dividida en tres, frente a las elecciones venezolanas
La sola noticia de que Maduro había ganado las elecciones motivó que las cancillerías de Argentina, Perú, Ecuador, Panamá, Uruguay, Paraguay, Costa Rica y Chile se pusieran de acuerdo en denunciar un supuesto fraude. La respuesta venezolana fue la inmediata expulsión de sus delegaciones diplomáticas.
Los gobiernos de Colombia, Brasil y México han quedado a la espera que se termine el escrutinio y que se conozcan la totalidad de las actas. También han repudiado los hechos de violencia.
Cuba, Honduras, Nicaragua, Bolivia, al igual que Rusia, China e Irán, felicitaron al gobierno de Maduro por su triunfo.
En las próximas horas se conocerá la opinión del Panel de Expertos de las Naciones Unidas, el Centro Carter, la CELAC, la CARICOM y otros organismos que monitorearon todo el proceso electoral en el marco de los Acuerdos de Barbados suscritos en 2023. Más allá de esas consideraciones, toda la prensa alineada con los intereses de EEUU ha denunciado fraude y no va a cambiar esa posición.
Para el pueblo venezolano la aparición de las guarimbas, con Maria Corina agitando, lo enfrenta a su infierno más temido: que reaparezca la violencia de la derecha para destruir lo que hoy valora, que es un poco de tranquilidad y de esperanza de que su vida puede mejorar. Se va a generar consenso para que los militares pongan en caja a como sea a los que salgan a cometer tropelías.
EEUU, fracasado el plan de desalojar violentamente a Maduro, puede tener un plan B, que sería reconocerlo previa firma de un pliego de condiciones muy parecido a una rendición.
Todavía no esta dicha la última palabra
El mayor interrogante que presenta el triunfo de Maduro es por qué todavía el gobierno no presentó la totalidad de las actas. Puede haber distintas razones, y aunque en otros países ese tramite no se cumple, es necesario hacerlo para quitar toda legitimidad a los reclamos.
Es difícil hacer pronósticos sobre lo que ocurrirá en Venezuela, porque ese país siempre nos sorprende. En los años que vivimos más cercana la posibilidad de una invasión, circulaba un chiste de que las fuerzas militares norteamericanas no tenían ninguna chance para atacar con bombardeos a Venezuela. Porque nunca encontrarían a un venezolano donde dijo que iba a estar, ni nunca un venezolano iba a hacer lo que se suponía que haría.
Nota de último momento: El PT, que gobierna Brasil, reconoció el triunfo de Maduro.