Seguiremos haciendo futuro

Josu Urrutikoetxea
Koldo Durreit

La detención de Iosu Urrutikoetxea nos recuerda por enésima vez que los que niegan la existencia de Euskal Herria no tienen la más mínima intención de poner sobre la mesa otros argumentos que no sean la represión, la venganza y el seguir anclados a una situación del pasado que, según ellos mismos demuestran, les sigue dando dividendos Ebro abajo en esa pugna partidista que mantienen y que muestra todos los déficits democráticos que arrastra el Estado heredero del franquismo. Y también a un Estado francés que no sabe, no quiere, despegarse de las carencias democráticas españolas y continúa con su seguidismo seguramente por ser consciente del enorme potencial abertzale que de manera tranquila pero sin pausa se va desarrollando en Iparralde en los últimos años.

Las ansias de venganza que alimentaron durante décadas como política de Estado y acompañadas con todos los planes represivos que supusieron el asesinato premeditado, la tortura, la crueldad carcelaria y cientos de mecanismos más, se añaden ahora a la necesidad de imponer un relato donde los abertzales quedemos expuestos a todo el escarnio público y nuestras reivindicaciones sean vistas como delitos de lesa humanidad mientras los desmanes de los Estados, de los dos Estados, pasen la prueba del algodón como necesidades de un momento de urgencia para salvaguardar las libertades de todos. Ahí ya el Estado francés hizo cátedra en la guerra de Argelia.  Y lo más triste de esta estrategia es que, aparte de los valedores del Estado posfranquista, también se suman a ella los autonomistas vasco-navarros y una izquierda española que nos anunció no hace mucho querer asaltar el cielo y se ha quedado justo como valedora de la nada, sin mayor trascendencia que ansiar le den los números para que el sistema los necesite para seguir legitimándose.

Si algo ha caracterizado a las y los militantes vascos de la izquierda abertzale siempre, aparte de la capacidad de compromiso con sus ideas, su entrega  y el saber dar respuesta a cualquier tipo de adversidad, es la dignidad, y Iosu Urrutikoetxea es un buen ejemplo de ello. Ni los asesinatos de Estado, ni las torturas, ni la dispersión carcelaria, ni la deportación o el exilio, ni las medidas de acoso, ni las campañas mediáticas, ni el ofrecimiento a la traición o el arrepentimiento, ni nada de lo que los Estados imaginaron y pusieron en práctica para acabar con la resistencia vasca fue en ningún momento determinante para acabar con ella. Simplemente, en su momento,  fueron las mujeres y los hombres de ETA que tomaron una decisión por considerarla positiva y necesaria para un mejor devenir de la lucha de su pueblo. Hoy, sumidos como estamos en plena batalla del relato, asumir el daño causado nos parece un paso justo y necesario, pero que nadie espere que olvidemos nuestra parte de  sufrimiento y tampoco que reneguemos de los hombres y las mujeres que, como Iosu Urrutikoetxea, lo dieron todo en su vida por la libertad de Euskal Herria en todos los contextos,  en las duras y en los momentos de búsqueda de distensiones o, incluso, en la búsqueda de una paz duradera y con justicia.

En la misma medida que Euskal Herria mira a su futuro con esperanza, que se intentan abrir nuevas vías para conseguir viejas reivindicaciones apegadas a nuestras necesidades como pueblo, los sustentadores de los Estados reinciden en las únicas prácticas que conocen, ligadas a un tiempo que en Euskal Herria quiere ser pasado, y lo hacen de manera paralela a su pérdida de legitimidad en nuestra tierra, donde ya en muchas partes de nuestra geografía no son ni siquiera testimoniales, demostrándose que el país de las vascas y de los vascos quiere otro destino diferente a la ruindad que representan ahora y siempre.

En cambio, nosotras y nosotros, herederos de todas las luchas de nuestro pueblo seguiremos haciendo futuro, construyéndolo a pesar de los de siempre, haciendo de nuestro país algo mejor a lo que nos han permitido hasta ahora, donde esos enemigos de la paz en Euskal Herria ya no representen sino un sombrío pasado.Y porque estamos orgullosos del camino recorrido seguiremos caminando hasta ver cumplidos nuestros sueños.

Toda la solidaridad con Iosu y sus familiares y amigos.

Fuente
http://pakitoarriaran.org
Categoría
Etiquetas