Los presupuestos más sociales de la historia

Pobreza
Sabino Cuadra

Lo dijo el poeta León Felipe: “Yo no sé muchas cosas, es verdad. Digo tan solo lo que he visto. Y he visto que la cuna del hombre la mecen con cuentos, que los gritos de angustia del hombre los ahogan con cuentos, que el llanto del hombre lo tapan con cuentos… Yo no sé muchas cosas, es verdad, pero me han dormido con todos los cuentos… y sé todos los cuentos”

El Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y sus dos principales espadas al efecto, la vicepresidenta Yolanda Díaz (U-P) y la ministra María Jesús Montero, han afirmado fotocopiadamente que sus Presupuestos para 2023 son los más sociales de la historia. No han sido muy originales, por cierto. Las hemerotecas son testigos de ello.

En su día el presidente Rodríguez Zapatero, su vicepresidenta María Teresa de la Vega y su ministro Pedro Solbes dijeron también los suyos eran “los más sociales de nuestra historia”, al igual que Mariano Rajoy y su ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, quienes afirmaron orgullosos que los de su gobierno eran “los más sociales de la historia de la democracia española”. Guinness sobre Guinness.

Sus políticas, sin embargo, causaron estragos sociales. La culpa, como ahora, se la echaron a una crisis caída del cielo, que no a su política neoliberal y ladrillera, servil para con la banca, las eléctricas y las energéticas. Luego, Rodríguez Zapatero modificó la Constitución para que el pago de la deuda pública tuviera prioridad sobre cualquier tipo de gasto social. Se arrodilló después ante la Troika /FMI, BCE, CE), alargando la edad de jubilación y haciendo una reforma laboral contra la que los sindicatos convocaron una huelga general. Y qué decir de D. Mariano, que aprovechando las vías abiertas por su predecesor entró como elefante en cacharrería dando nuevas vueltas de tuerca al régimen laboral y de pensiones hasta hacerles sudar sangre, a la par que saneaba la banca responsable de aquella crisis regalándole decenas de millones de euros. Sus presupuestos, también, fueron los más sociales nunca conocidos.

Tan solo un día después de que Pedro Sánchez anunciara sus Presupuestos, se vio que estos tenían los pies de barro. El Banco de España informó que la previsión de crecimiento para 2023 debía rebajarse 1,5 puntos, hasta quedarse en un 1,4%, y que la inflación para ese mismo año subiría hasta un 5,6%, 3,1 puntos más de la prevista. Algo similar a lo afirmado después por el FMI que ha señalado que el crecimiento será tan solo de un 1,2%. Es decir, Pedro Sánchez ha hecho trampas para que le salga el solitario.

El reciente Informe Cáritas-Foessa habla de que en esta última crisis la brecha de género se ha incrementado, con especial incidencia en los hogares monomarentales. Se señala igualmente que ha crecido la distancia entre las rentas más bajas y las escandalosamente más altas (el 1% más rico de la población acumuló en 2019 un 17% de la renta nacional, habiendo crecido durante la pandemia), así como la especial incidencia de las tasas de exclusión entre la población juvenil, sobre todo en el caso de las chicas y los sectores migrantes.

Llueve sobre mojado. En los últimos años los Informes oficiales de la Unión Europea han situado al estado español en los primeros puestos de la precariedad (3º), el desempleo juvenil (1º) y la desigualdad en la distribución de ingresos (1º). Ha crecido el PIB, sí, pero los beneficios derivados del mismo se los han llevado unos pocos. Aumenta la productividad, sí, pero mientras los dividendos empresariales crecen sin cesar, los salarios pierden valor real. Según el INE (Instituto Nacional de Estadística), desde 2020 y hasta julio de este año estos últimos han perdido un 7,5% de poder adquisitivo.

La anterior crisis económica, la pandemia, el cambio climático y la guerra de Ucrania deberían ser suficientes para hacernos ver que estamos ante un importante punto de inflexión histórico, frente a una crisis civilizatoria. No se puede cerrar los ojos ante ello ni jugar a la pequeña. Los Presupuestos del gobierno, ésos que son “los más sociales de la historia”, siguen enmarcados en unos parámetros social-liberales que han demostrado su inutilidad y nos han traído hasta donde estamos. Las corrientes de fondo que mueven la economía y la sociedad no se ven afectadas por ellos porque, en definitiva, hace falta algo más que parafetamol y tiritas para hacer frente a esta crisis global.

Los Presupuestos esconden una subida superior al 25% en los Presupuestos militares (otro tanto para el año siguiente), a sumar al 60% de incremento habido en los últimos 10 años. La OTAN manda. Mientras tanto, lo que dicen son oropeles sociales no son sino celofanes de colores. Se pavonea Pedro Sánchez con que las pensiones subirán el 8,5% para 2023, pero el Movimiento de Pensionistas de Euskal Herria ha denunciado que sumando la pérdida de poder adquisitivo de 2021 (un 3%) a la previsible de este año (6%), “no solo no se recupera el poder adquisitivo de las pensiones, sino que se consolida la pérdida del mismo”. Algo similar a lo que ocurre con los sueldos del funcionariado, a quienes la subida anunciada de un 3,5% para 2022 supone una clara pérdida de poder adquisitivo, a sumar a la del 15% acumulado en los últimos diez años. Hay una excepción: la subida salarial para policías y guardias civiles será de un 38%.

Cambio de tercio. En las inversiones del Estado en la CAV (558 M/€) y Navarra (103 M€), la mayor parte corresponde, cómo no, al reverenciado cemento del TAV: 385,6 M/€ en el primer caso (un 70% del total de inversiones) y 71 M/€ en el de Navarra (otro 70%). ¡Qué si quieres arroz, Catalina!

Comienzan ahora las negociaciones del Gobierno con los grupos parlamentarios. Como suele ser habitual, éste se reserva para esta fase un fondo especial destinado para aceptar algunas enmiendas de las formaciones que puedan facilitar con sus votos la aprobación de sus presupuestos. Enmiendas que, ¡cómo no!, se anunciarán también como las más sociales de la historia. Nos quejamos de vicio.

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https://elhuron.net
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