¡No se corran!

Antonio García
Antonio García

Estuve tentado de escribir sobre el proceso de conversaciones realizado con el gobierno de Santos; pero, por el cuidado con el que deben tratarse estos asuntos de importancia del país, no lo había hecho. Sólo había redactado unas narraciones, en borrador, de lo acontecido en la mesa; no tenía intención de publicarlas.

Ahora, que al General (r) Eduardo Herrera Berbel, integrante de la Delegación de diálogos del gobierno de Santos, le da por hacer públicas sus interpretaciones, me quita el impedimento de conciencia que tenía. Claro, no escribía para responderle a nadie, sólo era un ejercicio narrativo que en un momento futuro podía ser útil al ELN. Se trata de narrar lo que aconteció en la mesa, lo que se discutió, lo que dijo el gobierno colombiano y el ELN. Es contar sobre esa realidad, una mesa de negociaciones. Así, queda anunciado el libro que está en camino, que se publicará por capítulos y gratis para todo mundo. Hay mucho por contar.

En mis narraciones no soy dado a colocar interpretaciones o suposiciones; de lo que hubiese podido pasar si tal cosa u otra hubiesen acontecido; como lo diría Carlos Fuentes en la Historia de la Novela.

Agradezco una información que da en el libro, luego de 7 años; pues así sea tarde, en su momento, ni Sergio Jaramillo, ni Frank Perl, ni el General tuvieron el valor de hacerlo; señala  el libro mis molestias al iniciar las primeras reuniones en noviembre 2013.

Claro, cuando iniciamos las conversaciones, la primera reunión con Jaime Avendaño y Alejandro Eder la realizamos en agosto de 2012, quedamos de continuar en un mes. El gobierno volvió a aparecer 7 meses más tarde, en marzo de 2013; en esa oportunidad me reuní con Sergio Jaramillo, Enrique Santos Calderón y Alejandro Eder; ahí firmamos un acta para iniciar las conversaciones un mes más tarde; pero esta vez fueron otros 8 meses de espera. No hubo lio, asistimos a la reunión en noviembre de 2013.

El General (r) Herrera lo confirma. Pero cuenta algunas cosas muy novedosas que yo no conocía: «En noviembre de 2013 me encontré en una reunión con un ambiente tenso, marcado por los señalamientos del ELN al gobierno por incumplimiento a lo pactado» (Pág. 35).

Ni más faltaba, luego de 15 meses de mamadera de gallo, el General quería que estuviéramos cagados de la risa; que siguiéramos derecho y hablando lo que el gobierno quería escuchar.

El General cuenta que en octubre de 2013 le dijo al Presidente Santos que la delegación del gobierno no había sido conformada: «Desde julio de 2013 estamos tratando de integrar los equipos, pero no ha sido posible» (Pág. 31). Sin embargo el gobierno asumió compromisos con el ELN en agosto de 2012, luego en marzo de 2013, que no podían cumplir. Qué tal la irresponsabilidad. Y tienen la concha de no saber el porqué de nuestras molestias.

Lo que sucedió en las conversaciones entre el Gobierno y el ELN, ya es pasado, sucedió y nada ni nadie puede cambiarlo, así escriba cien libros. Pretender que quienes no lo vivieron puedan comerse el cuento de lo que una de las dos partes diga, es pura ingenuidad de quien lo intenta.

Cada uno de nosotros, tanto de la delegación del gobierno, como del ELN, jugamos un rol que nos fue orientado, en líneas generales, y se trataba de obtener los mejores resultados. Cada parte, gobierno de Santos y ELN, tuvo o tiene su propia valoración del desempeño propio; porque en últimas es parte de la gestión macro que tanto el Presidente Santos y el Comando Central orientaron a sus delegaciones.

Son gestiones que no pueden evaluarse de manera individual, pues no somos ruedas sueltas en estos procesos sociales; así cada persona lo queramos o lo intentemos hacer.

No tengo nada personal contra el General (r) Herrera, éramos parte de dos equipos que estaban enfrentados; su dignidad como militar y como General siempre respeté; sólo cuando se extralimitó en sus intenciones se lo hice ver:

– Aquí usted no puede regañar; en mi caso, ni mi papá lo hacía.

Fue lo que le dije una vez, y creo que lo entendió, que ni era mi papá ni tampoco era mí superior. Suficiente. Nunca le quite su rango. Y si lo vuelvo a ver lo seguiré llamando igual: General Herrera.

Somos accidentes en esta vida, quizá milagros irrepetibles, por eso no debemos amargarnos por boberías.

Que la agenda acordada sea buena o mala, cada uno sabemos cómo llegamos a ella, quien puso más o menos en su construcción, es parte del ejercicio en una mesa de esta naturaleza. Pero el ELN no se sintió nunca «clavado», no sé cómo el gobierno recibió el acuerdo de agenda.

Total, ni el gobierno de Santos, ni el de Duque le dieron continuidad a la mesa, se corrieron; en cambio la Delegación del ELN sigue en La Habana esperando, eso dice mucho, de quien cumple y quien hace lo contrario; o como yo le decía al General (r) Herrera, en broma o tomándole el pelo:

– ¡General, No se corra!

Que yo en particular tenía una retórica revolucionaria anticuada, para nada me molesta que lo diga; pero en aras a la verdad, nunca hable de revolución, ni de socialismo. Hablamos de transformaciones que requiere Colombia; que hay una democracia precaria. Y desde ahí formulamos propuestas. Que se examinaran las falencias de la democracia colombiana y que el gobierno se abriera a que la sociedad formulara sus puntos de vista. Eso fue lo que se negó y quedó en la agenda de una manera limitada. El gobierno no aguantó que se examinara qué tanto se cumplían los derechos, en una sociedad supuestamente democrática. Les sigue dando miedo.

Lo demás son técnicas de negociación, que el gobierno y nosotros las teníamos; si se sintieron ganadores o se sintieron «clavados», eso no es responsabilidad ni mía ni del ELN.

Fuente
https://rebelion.org/
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