La bofetada de Trump

Iván Márquez
Iván Márquez
Donald Trump es un personaje impredecible. Se comporta como si comiera alacranes. Su reclamo al presidente de Colombia por el incremento de envíos de cocaína a los Estados Unidos, como en ningún otro gobierno,fue una bofetada bestial que recorrió el continente con fragorosa sonoridad.
 
Así paga el diablo a quien bien le sirve. En el fondo Duque es un tipo algo candoroso. Hace muchas cosas absurdas como increíbles creyendo satisfacer a sus amos, Trump y Uribe. Como dicen los expertos en comunicación, dejó pasar el tiempo para ser él mismo. Está quedando como una pobre marioneta.
 
Sin duda Trump y Uribe están actuando en cuerpo ajeno.
 
A instancias de Trump la postura de Duque hacia Venezuela ha sido una tontería. Tanto el “cerco diplomático” como el Grupo de Lima, son palabras andrajosas, sin sentido, que sólo han vuelto trizas el principio internacional de no intervención en los asuntos internos de otros países. Perdió prestancia y reconocimiento internacional aferrándose a un ente anodino y apagado como Guaidó que no dimana ningún tipo de simpatías. Trump debe estar sintiendo que Duque no estuvo a la altura de su ambición de saquear el petróleo y el oro de Venezuela.
 
Pero por seguir las locuras de Uribe-que tiene tantas cuentas pendientes con la Corte Penal Internacional- ha empezado a ganarse el repudio mundial. Su insania de destrozar el Acuerdo de Paz, de colocar patas arriba la JEP por temor a la verdad del conflicto que asusta a su jefe, hizo perder el más grande logro de Colombia en los últimos tiempos. No quiso ver que Uribe es como un atlas tambaleante al borde del precipicio cargando en sus hombros el pesado mundo de sus injusticias. Injusticias que siguen clamando al cielo.
 
Y para qué hablar de su apoyo al Fiscal forajido, que sigue, sin ninguna autoridad moral, opinando sobre el delito y sobre lo divino y lo humano, ignorando que su enorme rabo de corrupción de Odebrechet y sus sórdidos montajes judiciales, siguen destruyendo la cristalería del Ius Puniendi o capacidad del Estado de sancionar el delito.
 
Estamos mal, muy mal los colombianos con estos gobernantes, que por soberbia ni siquiera escuchan los reclamos de la minga indígena. ¿Qué irán a hacer cuando explote la minga nacional de la inconformidad?
 
Abril 3 de 2019
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