En Nueva Revolución entrevistamos al veterano activista por los derechos humanos y Nobel de la Paz en 1980, para conocer entre otros puntos, su visión sobre la situación política en América Latina, el Papado de Francisco o los desafíos de Alberto Fernández en su Argentina natal.
En 1980 le otorgaron el Premio Nobel de la Paz por su compromiso con la defensa de la Democracia y los Derechos Humanos por medios no-violentos frente a las dictaduras militares en América Latina, viendo los recientes y diversos acontecimientos políticos acaecidos en países como Honduras, Venezuela, Ecuador, Chile, Bolivia o Colombia, ¿considera que los tiempos del autoritarismo pueden estar regresando a América Latina?
Salía de la prisión cuando me informan que me otorgaban el Premio Nobel de la Paz, lo primero que dije fue que no lo asumía a título personal, sino en nombre de los pueblos de América Latina, de los indígenas, campesinos, hombres y mujeres que compartimos caminos de liberación de nuestros pueblos por medios no-violentos, toda nuestra lucha fue romper con la “lógica” que el único camino es la violencia.
Como decía Gandhi : «si seguimos con la idea y la política de actuar aplicando el ojo por ojo, terminaremos todos ciegos”, en nuestra experiencia y compromiso junto a los pueblos avanzamos en las acciones no-violentas como acción colectiva de los pueblos. Marchas campesinas, de los organismos de DDHH en varios países, los movimientos de mujeres, indígenas, sociales, políticos y religiosos, es un largo caminar entre angustias y esperanzas.
Hoy el continente latinoamericano sufre una fuerte presión y en varios países resurgieron los golpes de Estado, en Honduras, Bolivia, Brasil, los intentos de derrocar al gobierno de Venezuela, la rebelión de los pueblos como Chile, Colombia, el bloqueo de EE.UU contra Cuba… Después de las dictaduras militares, impusieron las diversas formas de dominación como la Lawfare, es decir la guerra judicial y de los cuatro grandes medios de comunicación que dominan la información mundial.
Es necesario que el gobierno Español abra los espacios de diálogo para encontrar solución al reclamo del pueblo catalán
En abril de 2017, firmó usted una carta apoyando al gobierno venezolano de Nicolás Maduro frente la presión internacional, calificándola como un «ataque irracional e irresponsable» contra Venezuela, ¿sigue suponiendo el Imperialismo, especialmente el estadounidense, una de las grandes lacras de América Latina?
No solo apoyo al pueblo venezolano, también a su presidente Maduro. Son víctimas del imperio de los EEUU que no permite a ningún país latinoamericano luchar por su soberanía y autodeterminación e imponen bloqueos, como el que ya intentaron contra Hugo Chávez, Cuba, Brasil contra Dilma Rouseff y Lula.
Gobiernos títeres de los EEUU han destruido las instancias regionales como el Mercosur, la UNASUR y la CELAC que trataron de generar acuerdos y unidad regional. Los gobiernos neoliberales como el de Macri en la Argentina buscaba colonizar el país y someterse a la política del imperio, así devastó el país generando hambre, desempleo y destrucción de la capacidad productiva, con ello poco a poco las medianas y pequeñas empresas fueron cerrando y aumentando el desempleo.
¿Supone la persecución judicial a Luiz Inácio Lula da Silva una nueva forma de golpe de estado?
La persecución a Lula fue a través de la Lawfare con el juez Sergio Moro, hoy como ministro de Justicia del gobierno de Bolsonaro, buscaron todo tipo de acusaciones sin poder comprobar que Lula cometió algún delito. El objetivo fue impedirle presentarse a elecciones, son los golpes de Estado encubiertos.
El otro golpe fue contra el gobierno de Evo Morales en Bolivia, con las mentiras de Almagro Secretario General de la OEA, hoy reelecto, un organismo que no responde a las necesidades de los pueblos, pero que sí está al servicio de los intereses del imperio de los EEUU. El apagón informativo es lo señalado por las cuatro grandes empresas de los medios de comunicación que imponen en el mundo sus políticas. Tanto Lula como Evo y Maduro son sus víctimas.
¿Logrará el papa Bergoglio superar las enormes dificultades internas y externas de cara a cambiar realmente la estructura de poder y las disfunciones presentes en el seno de la Iglesia Católica? ¿En qué momento de salud se encuentra la teología de la liberación en América Latina?
Planteas en tus preguntas sobre el Papa Francisco, su caminar y acciones para abrir las puertas y ventanas de la Iglesia Católica y sacudir el polvo y las miserias en tantos recovecos y silencios cómplices. Francisco es un hombre de coraje y sabiduría que enfrenta con firmeza y decisión renovar y encontrar nuevamente la luz y esperanza en una iglesia y mundo convulsionado. Encontrar nuevos caminos a la Luz del Evangelio, no es tarea fácil. Hay que acompañarlo y apoyar decisiones que tienen fuerte resistencia interna, como la lucha contra la pedofilia, la pobreza y riquezas del Vaticano. La Evangelización y opción junto a los pobres, ha renovado la luz y la esperanza de la Iglesia, el reconocimiento y diálogo con otras iglesias y creencias. Tuvo el coraje de señalar a los poderosos la necesidad de la misericordia y buscar soluciones y políticas frente a los refugiados a quienes les han cerrado las puertas los gobiernos europeos. Es un Papa que no elude problemas como los del Medio Ambiente, su Encíclica Laudato Si es un llamado a toda la humanidad para respetar y proteger a la Madre Tierra, nuestra Casa Común. El encuentro sobre la Amazonía en el Vaticano es iluminar las mentes y el corazón y buscar la resistencia social, cultural, política para evitar la destrucción de los bienes y recursos naturales, como el agua y la floresta.
No hay que olvidar que Francisco es parte de la Iglesia latinoamericana que camina buscando su propio camino a partir de la realidad que viven los pueblos, la Teología de la Liberación nace de esa necesidad de comprender la libertad y la vida a la luz del Evangelio. Diría que goza de buena salud, aunque después de los fuertes ataques que sufrieron los teólogos de la liberación, los pueblos caminan construyendo caminos de unidad y son constructores de sus propias vidas y de sus propias historia.
En numerosas ocasiones ha defendido la importancia de «transmitir» la memoria nacional, que no debe quedarse, a su juicio, en el pasado sino que debe de «ayudar a iluminar» el presente, ¿cómo contempla procesos como el iniciado por el pueblo catalán en el seno del estado español de cara a conseguir su autodeterminación?
Para lograrlo es necesario hacer memoria, no para quedarse en el pasado, la memoria nos ilumina el presente y desde ahí podemos construir un nuevo amanecer. Todo pueblo tiene que buscar su camino, lo está haciendo el pueblo catalán, con sus dificultades y avances, la conciencia colectiva y resistencia cultural. Es necesario que el gobierno Español abra los espacios de diálogo para encontrar solución al reclamo del pueblo catalán, como lo han hecho otros pueblos como el Vasco, Irlanda del Norte y muchos otros.
Hoy el continente latinoamericano sufre una fuerte presión y en varios países resurgieron los golpes de Estado
¿Qué espera del gobierno de Alberto Fernández?
Asumió un gran desafío de reencauzar el país después de cuatro años de devastación y destrucción de las instituciones del Estado por el gobierno neoliberal de Mauricio Macri, la gran diferencia es que el gobierno anterior privilegió el capital financiero sobre la vida del pueblo.
El gobierno de Alberto privilegia la vida y necesidades del pueblo y lo pone en evidencia las medidas que está tomando frente a la Pandemia mundial de Coronavirus que tantos estragos hace en países europeos, EEUU, Canadá y tantos otros. Las medias sanitarias y control de la población puestos al servicio del pueblo. Enfrenta con decisión los problemas como la Deuda Externa que se ha transformado en la Deuda Eterna, impagable, in moral e injusta impuesta por el gobierno de Macri.
Si le reclamamos a Alberto una auditoria para saber que se hizo con los capitales del FMI, el pueblo tiene que saber dónde fueron y cuáles son las medidas económicas para salir de la grave situación y con un alto índice de pobres y recuperar la capacidad de un pueblo a vivir dignamente.