Pedro Calzadilla: “EE UU pone al mundo al borde de la destrucción”

Pedro Calzadilla
Luis Alvis
Entrevista a
Pedro Calzadilla

Un llamativo –por lo bien cuidado– huerto-jardín recibe a quien visita la Casa de la Historia Insurgente, situada en la esquina de Traposos, en plena avenida Universidad de Caracas. Este recinto, adscrito al Centro Nacional de Historia y, por extensión, al Ministerio del Poder Popular para la Cultura, acoge casi diariamente foros, debates, conversatorios y otras actividades mediante las cuales la institución motoriza uno de sus ejes de acción: la formación y proyección del pueblo-historiador, para que este se apropie de la historia como derecho cultural.

En uno de sus amplios salones conversamos con su hasta ahora director, el docente e historiador Pedro Calzadilla, quien hará un alto en esa responsabilidad para asumir la conducción en Venezuela de la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad.

—¿Frente a qué insurge esta visión de la historia que usted, entre otros, ha buscado proyectar desde el Centro Nacional de Historia?

—Una de las grandes tareas, de las grandes batallas culturales libradas por la Revolución Bolivariana ha sido impulsar una reinterpretación de nuestro pasado. Y eso es así porque es una Revolución fundada en hondas raíces históricas, en una visión nueva, distinta de ese proceso, tanto en lo nacional como en todo el continente. Un proceso descolonizador de la cultura y, sobre todo, del pasado. Para lograr ese objetivo, se busca incorporar a todo el pueblo venezolano, al cual se ha logrado entusiasmar para que se apropie de su historia. En ese empeño, el Comandante Chávez promovió una institución que lo acompañara a dar la batalla en el terreno de la interpretación histórica, a fin de apuntalar lo que él venía liderando en el campo de la reapropiación de la memoria y de los imaginarios colectivos.

La historia como liberación. Siempre bajo la premisa de que un pueblo que se liberaba en el presente tenía, necesariamente, que liberarse también de un pasado que no lo representaba fielmente. Esa ha sido nuestra principal tarea en los últimos 11 años: acompañar un intenso proceso de transformación cultural desde el campo de la historia, de la memoria de los venezolanos, convencidos como estamos de que no es posible llevar adelante una transformación profunda del país si antes no se logra “resetear” su relación con el pasado (…) La historia insurgente es un espacio político-historiográfico orientado a proyectar una visión más amplia, democrática, justa, de nuestra historia.

—Le toca asumir la dirección del capítulo venezolano de la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad en momentos en que esta instancia, junto con otros movimientos y colectivos sociales, propone la activación del Tribunal Rusell contra Crímenes de Guerra, para enjuiciar los actos que vienen configurando un escenario de asfixia total contra Venezuela. ¿Qué acciones piensan desarrollar para apuntalar esta iniciativa?

—La idea de la red surge en 2003, en México. Luego, al año siguiente, se da el gran encuentro de Caracas, que marca su nacimiento formal. En esa ocasión vinieron al país cerca de 500 figuras del pensamiento y la intelectualidad mundial. Veo la red como una de las instituciones internacionales de mayor peso específico en todo el planeta (…) Esos más de 15 años de existencia han permitido construir una plataforma de acción que enlaza a figuras y organizaciones sociales cuyo propósito común es la defensa de los principios más esenciales de justicia en el campo internacional. No actúa ceñida a ningún propósito político-partidista específico, sino uniendo voces y acciones para frenar la destrucción de la especie humana. Dentro de esa tarea sin fronteras, Venezuela aparece hoy como el indiscutible centro de gravedad (…) Es dentro de esa perspectiva que surge la solicitud de activación del Tribunal Bertrand Russell. La tarea sobre la cual hay consenso es darle mucho más peso y dinamismo a la organización, necesidad impuesta por la presencia al frente de la primera maquinaria imperial del planeta del ala extremista de la derecha estadounidense, que ha puesto nuevamente al mundo al borde de la destrucción.

—Uno de los desafíos es librar con eficacia la permanente batalla en el escenario mediático. ¿Han definido alguna estrategia en ese sentido?

—Justamente, ese es un terreno en el que la red tiene fortalezas, debido a que la mayoría de las figuras que integran esta organización, o bien son parte de los medios de comunicación, o son voceros con una actividad comunicacional muy activa. Somos conscientes de que uno de los retos es comprender la significación elevadísima –tal vez no aprovechada en su dimensión y potencial verdaderos– de las redes sociales. El análisis de este fenómeno comunicacional nos dicta la necesidad de una militancia más activa en esos espacios. También, a través de sus organizaciones integrantes, la red dispone de medios propios, una red de redes que le permite dar respuesta a una necesidad que, a todas luces, es fundamental: dar la batalla por la verdad. En esa tarea, creemos, es clave amplificar las voces de quienes hacen de las ideas y del pensamiento su razón de vida.

—La arrogancia y la belicosidad de la élite supremacista que hoy gobierna a Estados Unidos, en particular frente al resto del continente, lleva a preguntarse: ¿está más vigente que nunca la confrontación bolivarianismo-monroísmo?

—Eso es así y es algo que uno, como historiador, agradece. Porque es la demostración inequívoca de que la visión de James Monroe –América Latina: patio trasero– nunca dejó de estar presente en la concepción de las relaciones de Estados Unidos con el resto del continente. Hasta hace poco tiempo, sostener esa tesis era, incluso, motivo de rechazo y hasta de escarnio en el ámbito académico. Hoy, los hechos demuestran que la confrontación de esas dos visiones, que se traduce en independencia o subordinación, en soberanía o sujeción, sigue definiendo la geopolítica continental.

Biografía mínima

Pedro Calzadilla, caraqueño, obtuvo su licenciatura en Historia en la Universidad Central de Venezuela (UCV). Es magister scientiarum en la misma especialidad por la Universidad de La Sorbona (Francia). Se ha desempeñado como docente e investigador en la UCV y en otras importantes casas de estudios superiores del país. Junto con los historiadores Arístides Medina Rubio, Enrique Nóbrega y otros, formó parte del núcleo fundador del Centro Nacional de Historia, institución que también ha dirigido en calidad de presidente. Ejerció el cargo de ministro del Poder Popular para la Cultura entre los años 2011 y 2013. También ocupó la cartera de Educación Superior durante los años 2013-2014. Tuvo la responsabilidad de coordinar los actos conmemorativos del Bicentenario de la Independencia de Venezuela en 2010 y 2011.

 

Fuente
http://noticias.ciudadccs.info
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