80.000 personas exigen en Baiona y Bilbo un cambio inmediato en la política carcelaria de excepción

Manifestación
Naiz / Gessamí Forner

Bilbo y Baiona han acogido esta tarde sendas movilizaciones multitudinarias –70.000 en la capital vizcaina y casi 10.000 en la labortana, según la estimación de NAIZ y Mediabask– para exigir a los gobiernos español y francés que pongan fin de una vez a la política de excepción que aplican a los presos y presas vascas.

Alrededor de 80.000 personas han secundado las manifestaciones que han recorrido esta tarde Baiona y Bilbo para exigir un cambio en la política penitenciaria de excepción contra los presos y presas políticas vascas. Las consignas que más han coreado los manifestantes demandaban la vuelta a casa de los prisioneros

Bajo el lema «Orain presoak» (en Baiona le añadían otro: «Que la historia no se repita»), los convocantes, Sare y Bakegileak, han interpelado a los dos estados, y sobre todo al nuevo Gobierno español, para que pongan fin de una vez a las vulneraciones de derechos humanos que padecen los prisioneros vascos.

«Estamos hablando de derechos humanos y no de reivindicaciones polÍticas. Su defensa nos compete como ciudadanía porque no se puede construir una sociedad reconciliada sobre una base punitiva injusta y vengativa, y sin sanar heridas y secuelas tras tantas décadas de confrontación o desencuentro. Y ello, debe ser una responsabilidad prioritaria para nuestras instituciones electas», han manifestado Rosa Rodero y Axun Lasa, víctimas de ETA y del GAL encarcadas de leer el manifiesto final de la movilización.

La manifestación de Baiona, desde su lema hasta las intervenciones finales, ha estadp marcada por las palabras de Emmanuel Macron, sobre la cuestión de los presos. En una visita a Biarritz, antes de la Cumbre del G7, el presidente de la República hizo votos para que «la historia no se repita». Unas manifestaciones que fueron interpretadas como el anuncio de una política más audaz respecto al conflicto y, en concreto, los presos. Los representantes de los artesanos de la paz y de los respresentantes institucionales que han tomado la palabra han mostrado su enfado por que ello no se esté cumpliendo a la velocidad e intensidad debidas.

Cuando la movilización de Baiona ha finalizado le ha cogido el testigo la de Bilbo, pasadas las 17.15, desde La Casilla. Cuando la cabecera llegaba al final, en el Ayuntamiento, la cola estaba en la calle Autonomía, en el cruce con Iparragirre.

Entre los asistentes, delegaciones de EH Bildu, Podemos y todos los sindicatos vascos, incluidos CCOO y UGT. También ha tomado parte en la marcha, que ha recorrido las calles de la capital vizcaina al grito incesante de «Euskal presoak, etxera» y «Presoak kalera, amnistia osoa», una delegación de ERC integrada por su diputada en el Parlament Núria Picas y su vicesecretario general, Isaac Peraire, así como del diputado de JxCat en el Parlament Eduard Pujol, y del diputado de la CUP en el Congreso, Albert Botran.

El portavoz de Sare, Joseba Azkarraga, ha pedido al nuevo Gobierno español que «escuche a una sociedad vasca que quiere la paz y no desea que los presos estén alejados a miles de kilómetros» ni que los «gravemente enfermos sean puestos en libertad solo cuando se van a morir».

«Al nuevo Gobierno le exigimos no más vulneraciones de derechos. No mas legislación de excepción», ha indicado, al tiempo que ha advertido también a los representantes vascos en el Congreso de los Diputados que es el momento de avanzar y trasladar allí esta reivindicación. «Si no lo hacemos ahora, ¿cuándo va a ser?», ha interpelado.

A su juicio, es el momento de trasladar a las Cortes Generales «los acuerdos que se han venido alcanzando en las instituciones vascas, porque es necesario seguir dando pasos, para que se pueda avanzar hacia un futuro en paz y convivencia. No hablamos de reivindicaciones políticas. Hablamos de derechos y ello nos debe unir a todas y todos, en terminar con esta situación», ha incidido.

«Una sociedad mejor a nuestros hijos»

En la misma línea se han pronunciado Lasa y Rodero al término de la marcha. Se han mostrado «decididas a dejar a nuestros hijos y nietas una sociedad reconciliada, en paz y mejor que la que recibimos de nuestros mayores», y han apostado por «la apertura de un nuevo tiempo que demanda la sociedad vasca, en el que prevalezca la equidad y la justicia sobre el odio y el rencor».

Han dejado claro que no quieren que «nadie» hable en su nombre –«solo nos representamos a nosotras mismas»–, pero han dicho que creen «traducir el sentir de muchas víctimas si decimos, alto y claro, que los derechos humanos deben ser también la norma de actuación en las cárceles de España y Francia».

«Por eso reclamamos la no discriminación en la gestión de los beneficios penitenciarios, el acercamiento de los presos a su entorno familiar, la excarcelación de las personas presas gravemente enfermas o mayores, la progresión de grados, la revisión de las condenas injustas...», han reclamado.

Para Lasa y Rodero, si se quiere forjar una convivencia democrática, es necesario entender los derechos humanos «como punto de partida y de encuentro para cualquier entendimiento social y como eje mínimo de la vida política».

«Así deberían asumirlo todas las asociaciones con vocación constructiva y que miren por sus asociados, lejos de cualquier instrumentalización de ninguna fuerza política o de la defensa de la venganza por encima del Derecho», han añadido.

En este contexto, han valorado que «en condiciones de falta de diálogo político, se logró el cese unilateral de la violencia hace casi diez años, la disolución de ETA hace año y medio y la implicación de la sociedad civil allí donde las instituciones por cobardía no se involucraron».

«Todo ello nos hace pensar que nos encontramos en vías de forjar una convivencia democrática, basada en la inclusión social y en una cultura de derechos humanos y de paz que garantice la no repetición», han señalado, para lamentar que esa no es sin embargo la actitud del Estado español.

Tras denunciar la muerte el pasado mes de octubre del preso Angel Ochoa de Eribe, cuatro meses después de ser excarcelado a pesar de sufrir una enfermedad grave desde 2015, han acusado al Estado de dar «continuidad a esta situación siendo muy excepcionales las decisiones de humanización en materia de política penitenciaria».

Recuerdo a los presos catalanes

Rodero y Lasa también han tenido palabras para los presos políticos catalanes, a quienes les han trasladado su «cariño y solidaridad».

«Constatamos con preocupación que la excepcionalidad permanente, tanto judicial como penitenciaria han alterado las reglas para una justicia proporcionada y un sistema penitenciario integrador», han manifestado.

En este contexto, han incidido en que «no se puede construir una sociedad reconciliada sobre una base punitiva injusta y vengativa» y han defendido que, tras la mayoría conformada en el Estado por «corrientes progresistas», este tema «debe formar parte, valientemente, de la agenda del Estado, y más desde su reclamación ineludible y urgente por parte de los partidos políticos vascos y catalanes».

A su juicio, en el caso de que el Gobierno se niegue a respetar esos derechos, los presos vascos y sus familiares pasarán a «la condición de rehenes de una guerra inexistente, que solo está en el imaginario de un poder que piensa en términos de vencedores y vencidos». «A la condición de víctimas –han insistido–, por sufrir en carne propia los abusos de un Estado de Derecho indigno de ese nombre y, por último, a la condición de dejar de ser presos o presas o familiares de tal o de cual, para ser simplemente personas presas con familia y su situación una responsabilidad colectiva», han defendido.

Han insistido en que el «problema» ya no lo tiene el Estado con una «organización disuelta e inexistente», sino con «una sociedad que no quiere mayoritariamente que en su nombre se vulnere ningún derecho».


 Más de 80.000 personas reivindican llevar a la agenda política el fin de la dispersión

Las víctimas de terrorismo Rosa Rodero, viuda del ertzaintza Joseba Goikoetxea, asesinado por ETA, y Axun Lasa, hermana de José Antonio Lasa, asesinado por el GAL, portaron la pancarta de la manifestación en Bilbao y leyeron juntas el discurso final en la explanada del Ayuntamiento.

Para demasiadas personas, la manifestación que cada año se celebra en Bilbao después de Navidades para reivindicar el fin de la dispersión y de las medidas excepcionales permanentes con los presos vascos equivale a apoyar a ETA, una organización que ya ni existe. Pero en las calles de Bilbao se juntan, erre que erre, año tras año, no menos de 70.000 personas, respaldadas por diversos partidos políticos, todos los sindicatos, incluidos CCOO y UGT, y representantes de la sociedad civil. Y la edición de ayer fue especialmente simbólica: dos víctimas de terrorismo, Rosa Rodero, viuda del ertzaintza Joseba Goikoetxea, asesinado por ETA, y Axun Lasa, hermana de José Antonio Lasa, asesinado por el GAL, portaron la pancarta de la manifestación y fueron las encargadas de leer el discurso final en la explanada del Ayuntamiento.

Ellas, humildes en su dolor y seguras en sus peticiones, explicaron antes de la lectura que estar juntas “supone un paso hacia adelante para que este país tenga ya esa paz y tranquilidad que pedimos desde hace tiempo”, indicó Rodero. Para Lasa, suponía “gritar”. “Gritar al mundo, a todo el Estado, a quien sea, que las víctimas no estamos atrapadas en el pasado, sino que queremos seguir hacia adelante hasta que la vulneración de los derechos humanos se solucione”.

En su discurso, hicieron hincapié en que “estamos hablando de derechos humanos y no de reivindicaciones políticas. Su defensa nos compete como ciudadanía, porque no se puede construir una sociedad reconciliada sobre una base punitiva injusta y vengativa, y sin sanar heridas y secuelas. Por ello debe ser una responsabilidad prioritaria para nuestras instituciones electas”.

Fueron los políticos que asistieron a la manifestación quienes pusieron las connotaciones políticas. Mientras el coordinador de EH Bildu, Arnaldo Otegi, se refirió a los presos como “refugiados” y “deportados”, Josetxo Arrieta, de Elkarrekin Podemos, instaba a los presos a “reconocer el dolor causado para que el sueño de la convivencia sea una realidad”.

Con independencia de los matices que cada uno quiso aportar, todos coinciden en que la dispersión vulnera los derechos fundamentales no solo de los presos, sino también sus familiares. La doble condena.

“Le quieres muchísimo, te necesita y estás ahí. Pero es un castigo doble, para ellos y para nosotros”

María, miembro del colectivo Etxera y que prefirió no dar su apellido, lleva 16 años viajando entre una y dos veces cada mes por el Estado español y francés visitando a su hijo. “Le quieres muchísimo, te necesita y estás ahí. Pero es un castigo doble, para ellos y para nosotros”. Desde que su hijo está preso, entre sus visitas y las de sus amigos, “no se ha quedado una semana sin visita”. Ahora los viajes son a València (610km)

La manifestación estuvo organizada por las plataformas Sare y Bakegileak, en su acto en Baiona, que se celebró dos horas antes y congregó a más de 10.000 personas. El portavoz de Sare, Joseba Azkarraga, ex consejero del Gobierno vasco por EA, pidió al nuevo Gobierno español “no más vulneraciones de derechos, ni más legislaciones de excepción”, al tiempo que defendió que los diputados vascos lleven al Congreso de los Diputados las reivindicaciones penitenciarias: “Es necesario avanzar y trasladar en las Cortes Generales un consenso muy mayoritario de la sociedad vasca”.

El diputado de la CUP, Albert Botran, también resaltó la importancia de la fecha de esta manifestación, pocos días después de la nueva formación del Gobierno. “Los gobiernos anteriores han sido bastante irresponsables en política penitenciaria, pero ahora tienen la oportunidad de ser corresponsables en el proceso de paz y cumplir los derechos humanos”.

En la agenda

Este año, quizá por el nuevo Gobierno, por un hartazgo generalizado, o porque Rosa Rodero y Axun Lasa leyeron el comunicado juntas, el final de la manifestación tuvo un final más optimista, más humano. “Cada cual tiene la tendencia natural a sumirse en su propio dolor sin ver el de los demás. Pero nosotras no queremos ser complacientes con el olvido de otras víctimas, o con la vulneración de los derechos de presos y presas, o con la marginación de ningún colectivo familiar”, leyeron juntas, en castellano y euskera, ante 70.000 personas.

El lema escogido para esta edición ha sido Orain presoak (Ahora, los presos). Una petición que resuena más fuerte y que, con EH Bildu en el Congreso de los Diputados con grupo propio se espera que tendrá que ser más escuchada en Madrid.  “Cuando se habla de agenda vasca, hay que hablar de presos. Este país necesita una hoja de ruta para su libertad, porque beneficiará la convivencia”, defendió Arnaldo Otegi.

A la manifestación acudieron representantes de los partidos políticos catalanes ERC, la CUP y JxCat y, durante el discurso, hubo palabras de solidaridad para los presos políticos catalanes, quienes tras el juicio en el Tribunal Supremo fueron trasladados a cárceles de Catalunya.

 

 

 

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https://www.naiz.eus
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