El calvario de Pello Alcantarilla en la comisaría de Tres Cantos tras su detención en 2004 sigue en la memoria de muchos vascos 16 años después dado que provocó incluso su intento de suicidio. Y ahora engancha con la actualidad política estatal, después de que al verlo en televisión este ciudadano vasco haya identificado a Diego Pérez de los Cobos, recién cesado por Marlaska, como uno de los que pasó por los calabozos.
Diego Pérez de los Cobos fue destituido la pasada como jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de Madrid por el ministro de Interior español, Fernando Grande-Marlaska, por «pérdida de confianza». El cese del alto cargo de la Guardia Civil vino después de que la Comandancia realizara un informe cargado de falsedades intentando acusar al Gobierno español y su equipo técnico de contribuir a difundir la pandemia al no prohibir las movilizaciones del 8 de Marzo.
Pero la noticia ha tenido una consecuencia añadida importante en Euskal Herria. Al ver el rostro de Pérez de los Cobos en las pantallas de televisión, el vasco Pello Alcantarilla lo ha identificado claramente como el mando de la Guardia Civil que pasó entonces por los calabozos en que sufría estos tormentos (según su curriculum público efectivamente en esos años Pérez de los Cobos estaba en Tres Cantos). Y el jueves llamó a ‘Berria’ para hacerlo público.
NAIZ se ha puesto en contacto con Alcantarilla, y aunque no ha querido repasar de nuevo lo ocurrido en el cuartel de Tres Cantos de Madrid, sí ha reafirmado que Diego Pérez de los Cobos «es un torturador». Lo vio hace unos meses en la televisión, y reconoció que era uno de los que estaban en la Comandancia madrileña cuando sufrió estos tormentos que nunca fueron juzgados. Lo repite varias veces: «Es un torturador. Me torturó a mí».
En Tres Cantos, por otro largo, llueve sobre mojado puesto que ya en 1993 entró detenida y salió muerta la vecina de Urnieta Gurutze Iantzi.
En estos últimos años Pérez de los Cobos ha aparecido en televisión algunas ocasiones más, dado que en 2017 se le encomendó la dirección de la represión del 1-O en Catalunya y participó como testigo en el juicio al «procés» de hace un año. Alcantarilla ya entonces se apercibió de ello, pero cuando esta semana Pérez de los Cobos ha vuelto a ser noticia, y al darse cuenta otra vez de «qué poder tienen los aparatos del Estado», optó por ponerse en contacto con la prensa y delatar esa impunidad.
«Estás con el enemigo y vas a verlo»
Pello Alcantarilla fue detenido el 3 de octubre de 2004 mientras estaba trabajando como camionero en Burgos, durante una redada conjunta de fuerzas policiales españolas y francesas.
El donostiarra permaneció incomunicado en manos del instituto armado desde el momento de su arresto hasta pasados cuatro días. Mientras lo torturaban, se giró y vio a Pérez de los Cobos, quien, siempre según Alcantarilla, le dijo «gracias, comisario» a un compañero suyo, porque había conseguido que el detenido accediese a hablar cuando se disponían a ponerle una bolsa de plástico en la cabeza.
Durante la comparecencia del 7 de octubre de 2004, tras haber estado cinco días incomunicado y bajo tortura, ya explicó ante el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu que intentó suicidarse asfixiándose con su propio corrector bucal para evitar que la Guardia Civil le siguiera «cosiendo a palos». Un detallado testimonio que fue noticia de apertura de periódico en GARA.
El expreso vasco denunció las torturas, primero ante la Audiencia Nacional española y posteriormente en el Estado francés, en enero de 2005, ante el juez Laurence Le Vert. Como es norma casi sin excepciones, las demandas para investigarlas no prosperaron. Alcantarilla estaría preso hasta 2012, ocho años.
La noticia llega a Catalunya; a Madrid, no
El historial de Pérez de los Cobos es más que conocido. No es la primera vez que se le acusa por torturas. El expreso Kepa Urra lo denunció en 1992, cuando el comandante estaba participando en la lucha anti-ETA en Euskal Herria, y si bien quedó absuelto en 1997, las torturas sufridas por Urra sí que quedaron acreditadas. De hecho, la Audiencia de Bilbo condenó a cuatro años, dos meses y un día de cárcel a otros tres guardias civiles.
El testimonio de Alcantarilla ha tenido eco sobre todo en Catalunya. Varios medios catalanes lo han publicado y este fin de semana ha concedido una entrevista a TV3. Incluso Carles Puigdemont, presidente exiliado de Catalunya y europarlamentario, denunció la noticia en su cuenta de Twitter : «Es una denuncia muy grave que debería tener consecuencias. Un testimonio conoce a Pérez de los Cobos entre los torturados. Creo que no va a pasar nada. Desgraciadamente, en España los torturadores van a la tumba sin tocar medallas ni honores».
És una denúncia molt greu i que hauria de tenir conseqüències. Un testimoni reconeix Pérez de los Cobos entre els qui el van torturar. Em temo, però, que no passarà res. Tristament, Espanya és un país on els torturadors se'n van a la tomba amb les medalles i els honors intactes. https://t.co/qgIj7XVBkj
— Carles Puigdemont (@KRLS) May 29, 2020
Alcantarilla reconoce que no esperaba que su testimonio trascendiera a Catalunya. Lamenta que en Madrid no se hayan hecho eco de la noticia: «A ver si le llega a él».
Por otra parte, preguntado si pretende emplear vías judiciales, asegura que no, que ahora se encuentra «muy bien», y «aunque no sirva de mucho», se queda con la denuncia pública en prensa.
(8 Oct 2004) - Testimonio de Pello Alcantarilla, un intento de suicidio en Tres Cantos para escapar de las torturas
Tras haber identificado al cesado jefe de la Comandancia de Tres Cantos, Diego Pérez de los Cobos, como una de las personas que estaban en los calabozos aquel día de octubre de 2004, NAIZ recupera el testimonio del calvario sufrido por Pello Alcantarilla, tal y como se publicó en las páginas de GARA el 8 de octubre.
Peio Alcantarilla, detenido el pasado domingo 3 de Octubre por la Guardia Civil, aseguró ayer, 7 de Octubre, ante el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu que intentó suicidarse asfixiándose con su propio corrector bucal para evitar que la Guardia Civil le siguiera «cosiendo a palos».
El donostiarra, residente en Urruña, ha permanecido incomunicado en manos del instituto armado desde el momento de su arresto hasta el mediodía de ayer, cuando compareció ante Andreu acompañado de su abogado de confianza, con el que no ha tenido contacto en todos esos días.
Cuando el magistrado comenzó a leer los derechos del ciudadano vasco, éste comenzó a llorar (hecho recogido incluso por agencias de noticias estatales) y declaró que le habían hecho «auténticas salvajadas». Alcantarilla señaló que le habían «cosido a palos», según trasladó Askatasuna en un relato pormenorizado de los hechos.
En ese momento, el médico forense indicó que el detenido fue ingresado el primer día en un hospital a causa de «una crisis de ansiedad». Este extremo fue desmentido por Alcantarilla, que explicó que en realidad había intentado suicidarse.
Seguidamente, Alcantarilla volvió a empezar a llorar cuando comenzó a narrar su detención, ante lo cual su letrado solicitó un aplazamiento. El juez accedió, pero volvió a incomunicar al detenido. Horas más tarde, en su segunda comparecencia, el detenido se acogió al derecho a no declarar. Andreu decretó prisión incondicional y le envió a Soto del Real.
«Estás con el enemigo»
Ya en los calabozos, el donostiarra le trasladó a su abogado los detalles de sus cinco días incomunicado. Según declaró, nada más ser detenido le colocaron las esposas y un antifaz y le introdujeron en un coche con la música muy alta. Los agentes comenzaron entonces a explicarle los diferentes tipos de torturas que existen.
Al negar cualquier relación con ETA, un guardia dijo que «todos dicen lo mismo, pero ahora estás con el enemigo y vas a ver qué es esto». Las amenazas fueron continuas durante todo el viaje hasta Madrid.
Una vez en la celda, un agente entró diciendo: «O cantas todo o te vamos a machacar». Alcantarilla reconoció su filiación abertzale pero insistió en que no tenía relación con la organización armada. En ese momento, le sacaron de su celda y le llevaron a otra habitación.
En ella ,prosigue el relato de Askatasuna, había cinco hombres, todos con guantes de látex y porras cubiertas de papel de aluminio. Comenzó «una lluvia de golpes, insultos y amenazas. Me estrujaron los testículos y tiraban hacia arriba». También le enseñaban una bolsa y le decían que eso era «miedo escénico». De regreso al calabozo tras esa primera sesión, Peio Alcantarilla afirma que intentó tragarse el aparato que lleva en la boca para asfixiarse y evitar nuevas torturas. El corrector se le quedó atravesado en la garganta y comenzó a vomitar y escupir sangre.
Tres agentes se percataron de la situación y entraron a la celda, le metieron los dedos en la garganta y le sacaron el aparato, al tiempo que le decían: «No seas hijo de puta, nos estás engañando».
Peio Alcantarilla cuenta que fue trasladado a un centro médico. Durante el trayecto, los guardias le amenazaban: «Ya verás lo que te espera». Una vez ante con el médico y las enfermeras, denunció que le estaban «machacando». Sin embargo, explicó que éstos se mostraron indiferentes.
Segunda sesión de golpes
De regreso al calabozo, un guardia le aseguró que iba a ver «lo que es sufrir». A renglón seguido llegaron más golpes. En un momento determinado, Alcantarilla indicó que diría todo lo que quisieran con tal de que pararan.
El segundo día, el lunes, fue un continuo interrogatorio, mientras que el tercero y el cuarto resultaron «más tranquilos». Ayer, antes de salir hacia la Audiencia Nacional, los guardias le aseguraron que si no repetía su declaración ante el juez volvería a sus calabozos.
En su comparecencia, preguntó por este extremo al juez Andreu, que le replicó que «en principio, no».
El abogado de Alcantarilla pondrá una denuncia por estos hechos y ha solicitado al secretario judicial que obtenga el jersey que llevaba su defendido en la celda, para analizar los restos de vómito y sangre.