Directv y la guerra híbrida

Directv y la guerra híbrida
Gerónimo Paz

No es un exabrupto pensar que la decisión tomada por Directv de cesar operaciones en el país, dejando a más de dos millones de clientes y cerca de diez millones de personas sin señal de televisión, sea parte de la actual escalada de la agresión norteamericana en alianza con la derecha siniestra y criminal que encabeza el artefacto Guaidó.

Esta escalada sigue teniendo su centro de gravedad en el campo de la economía. El eje de los esfuerzos actuales son las acciones de asedio, bloqueo y amenaza internacional para negarnos o imposibilitarnos producir o importar el combustible necesario para el funcionamiento de la economía, del Estado y de la sociedad como tal, con lo que esperan una caotización total del país y el colapso de las capacidades del gobierno para mantener la estabilidad política.
Simultáneamente llevan a cabo acciones de sabotaje, incursiones armadas y operaciones de guerra comunicacional y psicológicas encubiertas que encajan dentro de la doctrina de negación plausible como las que hemos visto en Macuto y ahora con la suspensión de la señal de Directv.

El concepto de Negación Plausible aparece por primera vez a principios de la década de los sesenta, pero las raíces del nombre se remontan al documento del Consejo de Seguridad Nacional Harry Truman, 10/2 del 18 de junio de 1948, que definía: «operaciones encubiertas de negación Plausible como todas las actividades (excepto como se indica en este documento) que son conducidas o patrocinadas por este Gobierno contra Estados o grupos extranjeros hostiles o en apoyo de Estados o grupos extranjeros amigos, pero que están planificados y ejecutados de manera tal que cualquier responsabilidad del Gobierno de los EE. UU. no sea evidente para personas no autorizadas y que, si no está cubierto, el Gobierno de los EE. UU. puede rechazar cualquier responsabilidad por ellos de forma Plausible».

Tanto la incursión armada con mercenarios norteamericanos y desertores venezolanos como la salida de Directv encajan perfectamente en esta modalidad de acción enemiga en el marco de la guerra híbrida que las élites del poder político y económico adelantan contra Venezuela.

La salida de Directv es una operación de negación comunicacional a la vez que psicológica. Lo primero, porque busca limitar o afectar las capacidades de difusión de información del gobierno Bolivariano al neutralizar un canal que tenía una importante presencia en los sectores populares donde se ubica el núcleo de apoyo duro al proceso; y lo segundo, porque en medio de la cuarentena la ausencia de la televisión para esas aproximadamente diez millones de personas que quedan sin señal es un factor que puede afectarlas emocionalmente, pues no solo quita un medio de distracción sino que acrecienta la sensación de caos y de deterioro de las condiciones de vida que son consecuencias principalmente de las medidas coercitivas, pero que mediante la maquinaria comunicacional enemiga son adjudicadas plausiblemente como responsabilidad del gobierno venezolano.

Todo esto corrobora que nos enfrentamos a fuerzas siniestras, cínicas y despiadadas que no reparan en ningún tipo de medios y acciones para alcanzar sus objetivos de recuperar a Venezuela y América Latina para sus intereses.

Los desafíos son múltiples, en campos de disputa diversos, que exigen capacidad para poder responder y mucha perspicacia para apreciar el carácter del conflicto y para anticipar el curso de la acción del adversario, así como para poder esclarecer ante el país la verdad. En el caso de Directv llama la atención la rapidez con que los voceros de la derecha siniestra y criminal salieron a culpar al gobierno buscando evitar en este caso la percepción de culpa, pues comienza a crecer en la población la percepción de que los responsables de la actual crisis económica social y política del país son aquellos que como ellos piden y aúpan sanciones que bloquean las capacidades del Estado para garantizar el normal funcionamiento de la economía y de los servicios.

Directv no sale de Venezuela por razones legales o financieras, sale como parte de las operaciones de la actual escalada de la agresión, sale según los estrategas que las diseñan, planifican y las ejecutan, para afectar la supuesta «hegemonía comunicacional del gobierno» y afectar psicológicamente su base social buscando el tal anhelado estallido social que tumbe al gobierno.

Fuente
crbz.org
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