Hoy con los corazones llenitos de amor por ver y sentir esa ternura de los pueblos con la que han arropado esta hermosa causa, los saludamos desde nuestro hogar, al que cariñosamente llamamos “La cuevita”.
Que gran logro ha alcanzado esta familia de amigos y amigas, demostrando que aún en las luchas desiguales, la pasión por la justicia, el amor y la vida pueden cubrirse de Victoria, Victoria esta que es un grano de arena más que se suma al mar de grandes triunfos que han alcanzado y seguirán alcanzando las luchas de los pueblos en el bello andar que hemos escogido.
Estar acá junto a ustedes sintiendo cómo protagonizan la fraterna unidad, guiada por la sensibilidad humana, las ideas, las convicciones, principios y plena conciencia de transformación por un mundo mejor, desde la claridad profunda de que vamos en busca de una nueva forma de relaciones humanas, que en verdad sea humana, nos hace sentir que cada día que hemos estado privados de libertad, pero con la frente en alto, la moral intacta y con firmeza inquebrantable, no han sido en vano, valen las alegrías de ver el despertar de los juntos, de la juntera retomada con banderas de justicia y amor, de la unión de los que por momentos se sintieron dispersos. Esta fuerza creadora debe ir más allá de la situación particular de nuestro injusto encarcelamiento, no se trata sólo de este caso, no se trata sólo de una revolución política y social, debemos ir en busca de mucho más, transformar lo cultural, el equilibrio perfecto entre el saber, el sentir y la conciencia para lograr esa nueva forma de relaciones humanas, esa fraternidad que haga general la familia de amigas y amigos; seguir uniendo todos los pedacitos de mundo de nuestros mundos, haciendo transformar las capacidades creadoras individuales en colectivas.
Sigamos juntos, sigamos juntas en este caminar coloreando los senderos. No acaba acá esta lucha, la libertad plena que en nuestro caso todos reclamamos, la sumamos al respeto y sed de justicia de todos aquellos que como nosotros han sufrido y sufren procesos viciados aquí y en todo el planeta; junto a nosotros queremos a los combatientes Alcedo Mora y Carlos Lanz, nuestro ímpetu, firmeza y solidaridad para Milagro Salas y Pablo Hasel, compañeros estos de una larga lista de mujeres y hombres que luchan convencidos de que otro mundo es posible y que este podrido sistema neoliberal que impera en el mundo busca salvajemente castigarnos, pero no hay castigo que doblegue esta juntera.
Aquí nos tienen tomados de la mano y uniéndonos a las manos de ustedes, no nos quitaremos estas redondas narices del color de nuestra sangre impulsada desde la izquierda de nuestro pecho, trabajando mañanas, tardes, noches y madrugadas sin temor a trasnocharnos por el más puro amor y desde la alegría de nuestras convicciones de que juntos vamos a cambiar el mundo.