El PNV ante la tortura

Tortura
Xabier Makazaga

El Gobierno de Lakua ha aplazado un acto institucional de reconocimiento a víctimas del Estado que había anunciado se iba a celebrar, en el Palacio Kursaal de Donostia. El Día Internacional contra la Tortura instituido por la ONU. Encima, ha tratado de justificar su decisión invocando al propio interés de las víctimas.

En efecto, ha alegado querer «evitar generar elementos para la confrontación partidista a través de las víctimas en periodo electoral». Sin embargo, todo el mundo sabe que, si la campaña electoral arrancase en días cercanos a una fecha de conmemoración y recuerdo de víctimas de ETA, jamás hubiesen tomado una decisión semejante.

Ahora bien, pese a que los dirigentes del PNV han vuelto a mostrar cuán dócilmente se pliegan a las exigencias de quienes siguen negando todo reconocimiento a las víctimas de la tortura, quiero remarcar que la actitud de dichos dirigentes ante la lacra de la tortura no ha sido la misma que la del PSOE y, sobre todo, la del PP. En cuanto a Vox, sobra cualquier comentario al respecto.

Nótese al respecto que el primer militante independentista que denunció torturas de la Ertzaintza fue Andoni Murelaga, en abril de 1990. Hasta entonces, el PNV había mantenido una actitud consecuente en cuanto a su rechazo a la legislación antiterrorista. Sirva como ejemplo el que la Ertzaintza no incomunicara a los dos militantes de ETA que detuvo al liberar a finales de 1986 al industrial Lucio Aginagalde. Y ello pese a que, en el tiroteo que se produjo en la cueva donde estaba secuestrado, resultó muerto un muy destacado miembro del PNV y de dicho cuerpo policial, Genaro García de Andoain.

En cambio, a partir de que firmó los Pactos Por la Paz y la Normalización de Madrid, Ajuria Enea y Nafarroa, la evolución del PNV respecto al sangriento problema de la tortura fue vertiginosa: en poco tiempo, la Ertzaintza terminó por recibir luz verde para incomunicar a los detenidos y proceder a «interrogarlos» de manera más eficaz. Y de aquellos polvos surgieron los posteriores lodos. Un verdadero barrizal.

Además, los dirigentes del PNV apoyaron los indultos concedidos a numerosos torturadores condenados en muy sonados casos de tortura. Por ejemplo, el de la vecina de Getaria Juanita Goikoetxea, brutalmente torturada en 1982. La condena no llegó hasta 1993 y, cuando el Gobierno español indultó a los torturadores, el grupo parlamentario Eusko Alkartasuna presentó en el Parlamento Vasco una proposición no de ley para oponerse a dichos indultos.

Por desgracia, la Cámara de Gasteiz rechazó la proposición con los votos en contra no solo del PP y del PSOE, sino también de los parlamentarios del PNV que votaron unánimemente en contra tras intervenir su portavoz José Antonio Rubalkaba. Este defendió dicha negativa escudándose en la supuesta necesidad de dejar abierta la vía de los indultos para que pudiera ser también aplicada a los militantes de ETA. Manifestó entonces que el votar contra la concesión de los indultos a torturadores podría poner en peligro la futura concesión de indultos a los presos de ETA. ¿Qué dicen ahora los dirigentes del PNV al respecto? Les conviene olvidarlo, por supuesto.

El abogado defensor de los torturadores de otra conocida víctima de la tortura, Jokin Olano, basó precisamente su petición de absolución de sus defendidos en el rechazo del Parlamento de Gasteiz a que se indultara a los torturadores de Juanita Goikoetxea. A pesar de ello, el tribunal los condenó y el Gobierno español volvió a servirse del indulto para evitar aquel mal trago a sus fieles servidores, anunciándolo de antemano no solo para ese caso sino también para el de Tomás Linaza.

Entonces, en 1994, el grupo parlamentario Eusko Alkartasuna volvió a presentar otra proposición no de ley en la que proponía que la Cámara vasca mostrara su oposición, «ante la gravedad de las inequívocas manifestaciones del Ejecutivo central referidas a posibles indultos a miembros de la Guardia Civil condenados por torturas».

El portavoz del grupo parlamentario del PNV, Rubalkaba, volvió a afirmar que era bueno que se hablara tanto de la reinserción y anunció que su grupo iba a votar en contra, con lo cual la propuesta fue rechazada y el Gobierno español concedió así aquellos infames indultos con el apoyo expreso del PNV.

Cabe resaltar que uno de los indultados, José Domínguez Tuda, «Goli», ya había sido indultado por el mismo delito en el caso de las torturas infligidas a los hermanos Olarra. Sí, «Goli» fue indultado por partida doble con el apoyo de los dirigentes del PNV a los que no les interesa en absoluto que se recuerde el principal argumento que esgrimieron entonces para justificar su apoyo a aquellos indultos: dejar la vía abierta para la futura concesión de indultos a los presos de ETA.

En todo caso, dichos dirigentes no ha cambiado en absoluto su actitud de pretender estar por encima del bien y del mal, declarándose libres de toda culpa en cuanto a la vulneración de derechos humanos. Según ellos, aunque aplaudan hasta con las orejas a la OTAN, no son en absoluto responsables de sus millares de «víctimas colaterales». Ni de las víctimas de la dispersión de presos políticos, aunque fueran sus principales impulsores. Ni de las víctimas de la Ertzaintza, cuya actuación pretenden ha sido equiparable a la de las policías de las más ejemplares democracias. También en lo que concierne a la tortura.

Ahora que la Ertzaintza les está saliendo respondona, espero que reflexionen a fondo sobre su responsabilidad en esa actitud. ¿No será el resultado de tantos años de manga ancha? ¿No será que, obsesionados con la izquierda abertzale, han permitido que los Servicios de Inteligencia españoles campen a sus anchas en la Ertzaintza?

Fuente
https://www.naiz.eus
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