Etxerat y Sare impulsan conjuntamente la manifestación del próximo sábado en Bilbo, en el que puede definirse como segundo año de una segunda fase. Tras el fin del alejamiento, ‘Etxera’ es el horizonte y cada persona, remarcan, «la llave» para lograrlo, como ocurrió ya contra la dispersión.
Gorka García y Nahikari Iturbe ponen voz a la demanda conjunta de Etxerat y Sare, que espera llenar el sábado Bilbo como cada año, ahora para impulsar la solución definitiva a un problema que algunos quieren eternizar: 40 años de cumplimiento tope todavía, personas presas con más de 75 años, trabas constantes a la progresión legal... Los motivos para seguir movilizándose se acumulan.
Antes que nada, vamos a los datos. Etxerat y Sare ponen el foco en los reencarcelamientos. Pero Lakua dice que el 80% de los terceros grados que ha dado ya son firmes. ¿Cuál es la foto exacta?
Gorka García: De los 142 presos y presas de la lista de Etxerat, solo 21 están en libertad condicional, aunque muchos más cumplen las condiciones. Lo mismo ocurre con el tercer grado: apenas hay 24 en esa clasificación. Este año se han aceptado 26 terceros grados (algunos más de una vez), de los que la Fiscalía ha recurrido 10 y en 6 casos han tenido que volver a la cárcel.
Nahikari Iturbe: En los últimos dos meses se han dado algunos permisos o 100.2 [flexibilización de grado] pero el recurso fiscal es un fantasma que siempre está ahí, acechando a cada preso que logra algún avance.
G.G: No hay que perder la perspectiva. Estamos hablando de personas que en su mayoría llevan más de 20 años en prisión y que les corresponde al menos el tercer grado...
N.I: ...y que vienen de una situación de excepcionalidad en la que solo había un escalón, además de la imposición del alejamiento. En el régimen común hay cuatro escalones que se van recorriendo, pero en este caso no se aplicaban. Casi el 100% tiene cumplida la mitad de la condena y deberían ir subiendo esos escalones sin trabas. A algunos presos solo se les están dando permisos cuando están en la fase final de condena, incluso en el último año de cumplimiento, y hasta eso se está recurriendo.
«Se sigue instrumentalizando a los presos para desgastar a una opción política o al gobierno de turno ¡y los familiares ya estamos hartos de eso!»
G.G: Cuando hablamos con organizaciones del Tercer Sector que trabajan en el ámbito penitenciario y les explicamos que tenemos personas con 77 años que aún no acceden a estas progresiones, nos miran extrañados y nos preguntan cómo puede ser eso.
¿Por qué ese boicot?
G.G: Hay un impulso político y mediático de seguir instrumentalizando a los presos para seguir desgastando a una opción política o a un gobierno de turno, ¡y los familiares ya estamos hartos de esto! En este país hubo una organización que se desarmó y disolvió, se ha producido la Declaración del 18 de Octubre, Etxerat también hizo la suya, los presos están reconociendo el daño causado y transitando ese camino... y hoy es el día en que aún estamos esperando un desarme de la Audiencia Nacional, que sigue anclada en sus intereses. Es una situación que genera estrés en los familiares, por la incertidumbre de todo el proceso, y enfado por la instrumentalización.
N.I: La reintegración ya es difícil de por sí, y sacar a las personas presas con esa mochila añadida lo complica aún más. Es una barbaridad lo que se está haciendo. Y no son beneficios, son derechos. No son cosas que caigan del cielo; hay que pasar por una Junta de Tratamiento formada por profesionales, hay que cumplir unos requisitos... Y tampoco puede hablarse de impunidad, cuando ya se han aplicado unas condenas tan largas y duras.
Sare está incidiendo en que el diseño de esa reintegración tiene que hacerse en Euskal Herria, no en Madrid. ¿Qué quiere decir?
N.I: El propio Gobierno Vasco dijo al tomar la competencia que iba a impulsar un sistema más humano. Pero de momento sigue siendo un sistema implantado a nivel estatal y básicamente punitivista. Sería bueno dar pasos en esa línea, y hacerlo teniendo en cuenta todas las aportaciones de la ciudadanía vasca.
G.G: En el fondo también es un tema de soberanía. Deberíamos poder decidir, como sociedad vasca, qué tipo de sistema penitenciario queremos.
¿Cómo se pueden combatir discursos que presentan como privilegios las progresiones legales de personas que llevan más de 30 años entre rejas? Parece difícil razonar con quien defiende eso...
G.G: Hay que hacer mucha pedagogía, explicar que hay muchas formas de cumplir una pena y una de ellas es el tercer grado, argumentar que puede haber otros modelos penitenciarios acordes a los tiempos que vivimos... Más de 20 años de prisión ya es mucho tiempo, ¿qué sociedad vamos a crear con cumplimientos de 30, 40, 50 años como defienden algunas personas?
En la misma línea, esta misma semana una conocida asociación de víctimas ha denunciado más de 400 «actos de apoyo a ETA», intentando criminalizar así las movilizaciones por los presos. ¿Qué les responden?
G.G: Que la anomalía es la suya: exigir que las condenas se cumplan íntegras cuando el ordenamiento legal que se aplica a todo el resto de la población reclusa establece la posibilidad de cumplirla de otras formas, estipula las progresiones de grado, la libertad condicional, los permisos... Estas personas tienen derechos igual que el resto. Y nos parece extemporáneo y anacrónico seguir con esos planteamientos a estas alturas.
Políticamente, esta cuestión ya no está tanto en la agenda, se trabaja con más discreción. Pero ¿están satisfechos con la implicación de los partidos o instituciones, o creen que pueden hacer más?
N.I: Estuvimos en el Parlamento de Gasteiz y vimos que se pueden dar pasos contra la excepcionalidad desde las instituciones vascas, pero estamos en un contexto electoral y quizás sea difícil ahora. Pero sí puede haber una situación para dar más pasos.
G.G: Estamos contentos porque vemos que la mayoría social quiere un horizonte sin presos políticos. Por otro lado, cuando empezamos esta segunda fase ya sabíamos que nos iba a costar. Hace un año que presentamos el nuevo símbolo de ‘Etxera’ y ya hubo quien dijo que pedíamos impunidad. Creemos que es una cuestión de puros derechos humanos, y echamos en falta a algunos que sí estaban contra el alejamiento y ahora eluden firmar contra la excepcionalidad.
«Estamos en el inicio de esta segunda fase y a algunos se les hace extraña, pero también había gente que no se montaba en el tren contra el alejamiento y luego sí subió»
N.I: También antes había gente que no se montaba en el tren contra el alejamiento y luego sí se subió... Estamos en el inicio de esta segunda fase y a algunos se les hace extraña. Quiero pensar que estarán en este camino más adelante.
«Llaves para la resolución» es una apelación a la gente, casi a nivel personal...
G.G: Es la idea de que estamos en el buen camino, pero no hay que perder este impulso para ir acabando con la excepcionalidad. Me atrevería a decir que es más importante que nunca llenar las calles de Bilbo. Es cierto que puede haber gente que ya no se sienta tan interpelada porque se ha acabado el alejamiento o vez en cuando ve a algún preso en la calle con permisos, pero hay que dar un arreón fuerte contra la excepcionalidad, tenemos que aprovechar este momento político.
N.I: No hay que olvidar que si hemos llegado hasta aquí, ha sido gracias al trabajo de estos años: movilización, acuerdos... Hacen falta llaves para llegar a la meta, que es la resolución.
G.G: Tampoco hay que olvidar que hay familiares que ven muy lejos todavía el horizonte de salida, lo constatamos en las reuniones, te dicen ‘sí, este y aquel tienen permisos ya, pero el mío va a 40 años, no tengo perspectivas de nada’. Es importante que los familiares sientan el calor en la manifestación, como ha ocurrido siempre.
N.I: Estamos en una situación diferente, no ya a hace 20 años, sino a hace 3. Pero mientras siga la excepcionalidad hay que empujar.
¿Algún objetivo concreto para 2024? ¿Es factible desmontar las leyes de excepción, sobre todo la 7/2003, o aplicarlas de otra forma?
G.G: Solo podemos decir que no vamos a cejar hasta que salga el último preso político.
N.I: Si hubiera un compromiso político, la misma mayoría que dio la investidura a Pedro Sánchez lo permitiría, pero no sabemos qué opciones reales pueden existir. Nuestro trabajo es mantener la activación social, buscar acuerdos con los diferentes agentes... y cuando el objetivo se consiga ‘adiós muy buenas’, pero hasta entonces...
¿Cómo ven el ambiente para la manifestación: caliente, frío, templado...? ¿Cómo ha ido el ciclo de movilizaciones navideñas?
N.I: Bien. ‘Konponbiderako giltzak’ es un lema que ha cogido importancia y en los pueblos vemos ambiente, están montando autobuses desde la mañana aprovechando el cambio de hora de la movilización [será a las 16.00 finalmente]. Habrá un programa cultural potente desde la mañana. Y me gustaría remarcar que ha habido muchas comparecencias de jóvenes, que quieren ser la última generación que padezca este problema, y que sabemos que continuarán en enero.
«Destacamos que ha habido muchas comparecencias de jóvenes, quieren ser la última generación que padezca este problema»
Hemos optado por adelantar la hora por el derbi de fútbol [Athletic-Real] porque era insostenible que las dos cosas coincidieran: son dos movilizaciones de gente muy grandes, hay autobuses de la manifestación que aparcan junto a San Mamés... En vez de confrontar, vamos a cooperar, tiene también su parte de guiño. Y nos permitirá tener un poco más de luz, que también puede tener su importancia a nivel de mensaje.